Buena parte de los economistas se olvidó de las instituciones porque no las pueden modelizar… un error

Comparto la opinión de este artículo: los economistas, en general, no todos, no han prestado atención al papel que cumplen las instituciones entre otras por la dificultad de modelarlas, de insertarlas en sus modelos matemáticos. Una pena si la mayor sofisticación matemática deja de lado un componente social de fundamental importancia para comprender la economía. Es lo que plantea este artículo:  Ménard, Claude (Centre d’Economie de La Sorbonne, University of Paris). “Disentangling institutions: a challenge”. Agric Econ 10, 16 (2022). https://doi.org/10.1186/s40100-022-00223-w

“Que “las instituciones importan” se ha convertido en un mantra entre los economistas. No siempre ha sido así. Durante mucho tiempo, la sabiduría convencional consideró a las instituciones como parámetros exógenos, cuyo estudio debería delegarse en las ciencias sociales ‘blandas’, principalmente la sociología y las ciencias políticas. Y muchos economistas contemporáneos todavía descartan el análisis de las instituciones en su agenda de investigación, principalmente por la dificultad de cuantificar y modelar su papel.

Sin embargo, este estado de cosas está cambiando. El gran avance provino de las contribuciones pioneras de Ronald Coase, quien demostró que los costos de transacción impregnan todas las actividades económicas y que estos costos dependen en gran medida de factores institucionales, por ejemplo, la definición e implementación de los derechos de propiedad y, más en general, el régimen legal. Tres seguidores, también ganadores del Nobel, impulsaron el análisis más allá. Douglass North justificó el papel de las macroinstituciones, a saber: la política y el poder judicial, en la comprensión de los impulsores del crecimiento y el desarrollo, así como los obstáculos potenciales que pueden crear las instituciones, manteniendo pobres a las naciones. Oliver Williamson revitalizó la teoría de la organización, mostrando el papel determinante de los costos de transacción en la elección de acuerdos microinstitucionales y extendiendo el conjunto de soluciones más allá de los mercados y las jerarquías mediante la introducción de soluciones híbridas y el papel de los contratos. Por último, Elinor Ostrom profundizó nuestra comprensión de los problemas de gobernanza cuando se trata de bienes públicos y bienes comunes, señalando el papel clave de la acción colectiva y las complejas condiciones de su éxito. Estos colaboradores y sus seguidores iniciaron el desarrollo de un conjunto integrado de conceptos y modelos locales (para una revisión extensa, consulte Ménard y Shirley 2022).”

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