Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II, Escuela Austriaca, terminamos el curso a toda orquesta, con el extraordinario primer capítulo del último libro de Hayek “La Fatal Arrogancia”. Ese capítulo, titulado “Entre el instinto y la razón”, consolida el vínculo entre los escoceses (Hume, Smith, Ferguson), las teorías evolutivas (Darwin) y la escuela austríaca (Menger, Böhm-Bawerk, Mises, Hayek y otros). Así comienza:
“Como queda dicho, nuestra capacidad de aprender por imitación es uno de los logros más fundamentales del largo proceso de evolución de nuestros instintos. Tal vez la cualidad más importante del legado genético de cada individuo, aparte las respuestas innatas, sea la posibilidad de acceder a ciertas habilidades a través de la imitación y el aprendizaje. De ahí la importancia de precaverse, desde el primer momento, contra cualquier planteamiento proclive a lo que he denominado «la fatal arrogancia»: esa idea según la cual sólo por vía de la razón pueden alcanzarse esas nuevas habilidades. La realidad no puede ser más opuesta, pues también la razón es fruto de la evolución, al igual que nuestros esquemas morales, aunque con un distinto desarrollo evolutivo. No podemos, por tanto, instituir a la razón en árbitro supremo ni sostener que deben ser consideradas válidas tan sólo aquellas normas que logren superar la prueba de la razón.
Abordaremos luego más detalladamente todas estas cuestiones, por lo que en el presente contexto me limitaré a anticipar algunas conclusiones. Entiendo que el título «Entre el instinto y la razón» de este capítulo debe ser interpretado casi literalmente. En efecto, quisiera llamar la atención del lector sobre el hecho de que las cuestiones que ocupan nuestra atención deben quedar ciertamente situadas entre el instinto y la razón.
Por desgracia, la trascendencia de estos problemas suele ser minimizada por entenderse que sólo hay un espacio vacío entre uno y otro de los indicados dominios. La conclusión fundamental a la que, en mi opinión, deberá concederse especial atención es que esa evolución cultural que, según hemos señalado, desborda por completo al instinto –al que frecuentemente contradice– tampoco es, como más adelante veremos, fruto del ejercicio de la razón.
Mis opiniones al respecto, expuestas en anteriores trabajos (1952/79, 1973 1979), pueden resumirse como sigue. La capacidad de aprender es más el fundamento que el logro de nuestra razón de nuestro entendimiento. El hombre no viene al mundo dotado de sabiduría, racionalidad y bondad: es preciso enseñárselas, debe aprenderlas. No es la moral fruto de la razón, sino que fueron más bien esos procesos de interacción humana propiciadores del correspondiente ordenamiento moral los que facilitaron al hombre la paulatina aparición no sólo de la razón sino también de ese conjunto de facultades con las que solemos asociarla. El hombre devino inteligente porque dispuso previamente de ciertas tradiciones –que ciertamente hay que emplazar entre el instinto y la razón– a las que pudo ajustar su conducta. A su vez, ese conjunto de tradiciones no derivan de la capacidad humana de racionalizar la realidad, sino de los hábitos de respuesta. Más que ayudarle a prever, se limitan a orientarle en cuanto a lo que en determinadas situaciones reales debe o no debe hacer.
Todo ello hace que no podamos por menos de tener que sonreír al constatar cómo ciertos trabajos científicos sobre la evolución –algunos realizados por expertos de la mayor solvencia–, tras admitir que el orden existente es fruto de algún pretérito proceso ordenador de carácter espontáneo, conminan, sin embargo, a la humanidad a que, sobre la base de la razón –precisamente en momentos en los que las cosas se han vuelto tan complejas– asuma el control pleno del proceso en cuestión. Contribuye a nutrir tan ingenua pretensión ese equivocado enfoque que en anteriores ocasiones he denominado «racionalismo constructivista» (1973), enfoque que, pese a carecer de todo fundamento, tan decisiva influencia ha ejercido sobre el pensamiento científico contemporáneo, hasta el punto de quedar explícitamente recogido en el título de una obra ampliamente difundida de cierto famoso antropólogo de inclinación socialista. Man Makes Himself (v. Gordon Childe, 1936) –tal es el título de la obra de referencia–, se ha convertido de hecho en lema que ha inspirado a una amplia familia de socialistas (Heilbroner, 1970:106). Semejantes planteamientos se basan en la noción científicamente infundada –y hasta animística– según la cual en algún momento de la estructuración evolutiva de nuestra especie se instaló en nuestro organismo un ente llamado intelecto o alma, que, a partir de entonces se convirtió en rector de todo ulterior desarrollo cultural (cuando lo que en realidad sucedió fue que el ser humano fue adquiriendo poco a poco la capacidad de aprehender el funcionamiento de esquemas de elevada complejidad que le permitían reaccionar más eficazmente a los retos de su entorno). Ese supuesto, que postula que la evolución cultural es cronológicamente posterior a la biológica o genética, hace caso omiso de los aspectos más fundamentales de una evolución, a lo largo de la cual nuestra capacidad racional fue adquiriendo su actual estructura. La idea de que la razón, fruto de ese proceso, pueda hoy determinar el curso de su propia evolución (por no aludir a las muchas otras capacidades que infundadamente le suelen ser también atribuidas) es inherentemente contradictoria y fácilmente refutable (véase, al respecto, los capítulos V y VI).
Es más inexacto suponer que el hombre racional crea y controla su evolución cultural que la suposición contraria de que la cultura y la evolución crean la razón. En cualquier caso, la idea de que, en determinado momento, surgió en la humanidad la posibilidad de establecer racionalmente el curso de su propio destino, desplazando así la incidencia de los procesos evolutivos, intenta simplemente sustituir una explicación científica por otra de carácter casi sobrenatural. La ciencia evidencia que no fue esa realidad psíquica que denominamos mente lo que originó la aparición del orden civilizado, y menos aún que, llegada a cierto grado de desarrollo, asumiera el control de su evolución futura. Lo que realmente sucedió fue que tanto la mente como la civilización alcanzaron simultáneamente su potencial actual. Eso que llamamos mente no es algo con lo que el individuo nace –como nace con un cerebro– ni algo que el cerebro produce, sino una dotación genética (p. ej. un cerebro con una estructura y un volumen determinados) que nos permite aprender de nuestra familia, y más tarde, en el entorno de los adultos, los resultados de una tradición que no se transmiten por vía genética. En este sentido, nuestra capacidad racional no consiste tanto en conocer el mundo y en interpretar las conquistas humanas, cuanto en ser capaces de controlar nuestros instintivos impulsos, logro que escapa a las posibilidades de la razón individual, puesto que sus efectos abarcan a todo el colectivo. Estructurada por el entorno en el que para cada sujeto transcurre la infancia y la pubertad, la mente va a su vez condicionando la preservación, desarrollo, riqueza y variedad de las tradiciones que otras mentes más tarde asimilarán. Al ser transmitidos en el contexto del entorno familiar, ese conjunto de hábitos queda sometido a la influencia de una pluralidad de condicionamientos morales a los que pueden ajustar su comportamiento quienes, ajenos a la colectividad en cuestión, se incorporan a ella más tarde. De ahí que pueda plantearse seriamente la cuestión de si alguien que no hubiese tenido la oportunidad de estar en contacto con algún modelo cultural habría podido acceder verdaderamente a la racionalidad.
Así como el instinto precedió a la costumbre y a la tradición, así también estas últimas son anteriores a la propia razón. Tanto desde el punto de vista lógico como desde el psicológico e histórico, la costumbre y la tradición deben, pues, quedar ubicadas entre el instinto y la razón. No derivan de lo que solemos denominar «inconsciente»; no son fruto de la intuición, ni tampoco de la aprehensión racional. Aunque en cierto modo se basan en la experiencia –puesto que tomaron forma a lo largo de nuestra evolución cultural–, nada tienen que ver con algún comportamiento de tipo racional ni surgen porque se haya advertido conscientemente que los hechos evolucionaban de determinada manera. Aun cuando ajustemos nuestro comportamiento a los esquemas aprendidos, en innumerables ocasiones no sabemos por qué hacemos lo que hacemos. Las normas y usos aprendidos fueron progresivamente desplazando a nuestras instintivas predisposiciones, no porque los individuos llegaran a constatar racionalmente el carácter favorable de sus decisiones, sino porque fueron capaces de crear un orden de eficacia superior –hasta entonces por nadie imaginado– a cuyo amparo un mejor ensamblaje de los diversos comportamientos permitió finalmente –aun cuando ninguno de los actores lo advirtiera– potenciar la expansión demográfica del grupo en cuestión, en detrimento de los restantes.”
Resumen
Entre el instinto y la razón hace referencia al espacio lógico e histórico que ocupan la tradición y las costumbres que posibilitaran el pasaje de los grupos humanos reducidos y primitivos al orden extenso actual cuyo rasgo esencial es la especificación del dominio privado de cada individuo. La moral, aquellas normas de conducta que fungen como represoras de los impulsos naturales incompatibles con el crecimiento del género humano, es condición necesaria de la preservación de dicho orden; su evolución –al igual que la de otros órdenes espontáneos como el lenguaje, el derecho, el mercado y el dinero- se debe a la transmisión a través del aprendizaje imitativo de los patrones de comportamiento sancionables que muestran la eficacia relativa de la comunidad que los censura. La tesis de Hayek se resume en dos puntos: el diseño humano, mediante el uso de la razón, jamás puede mejorar un orden espontáneo –esto es la fatal arrogancia- y tampoco puede predecirse cómo se desenvolverán los sucesos futuros (¡no existen leyes de la evolución!).
Lo novedoso e importante
Todo proceso evolutivo, como el que atañe al orden extenso en general o al mercado en particular, implica una continua adaptación a situaciones imprevistas. La cooperación o solidaridad requiere un consenso sobre los fines y los medios para alcanzarlos, por lo que parece solamente aplicable a colectivos reducidos como los grupos primitivos del pasado o a los que forman ciertos órdenes de entidad menor dentro del orden extenso. La competencia, por otro lado, es el proceso de descubrimiento de respuestas para lograr eficazmente la adaptación a las circunstancias antes desconocidas que van surgiendo. Resulta paradójico, en el contexto de tensión entre instinto y cultura o lo antinatural de un orden de convivencia basado en normas de conducta, que para una persona le son escasas las oportunidades de ejercer su altruismo, no obstante lo cual el sólo acatamiento de dichas reglas, por su eficiencia, redunda en resultados más provechosos para sus semejantes.
Preguntas al autor
Considerando que su idea de los órdenes espontáneos constituye una hipótesis científica en el sentido de Karl Popper –establecen una prohibición contrastable sobre la realidad, dice qué cosas no pueden ocurrir (en este caso, el diseño humano no puede mejorar los resultados de un orden espontáneo) si la conjetura no es falsa-, ¿cree Ud. que puede servir para aproximar a la Escuela Austríaca al método científico? El mecanismo de precios en un contexto de mercado competitivo, ¿lo considera Ud. asimilable a la hipótesis de expectativas racionales en cuanto a la predicción negativa de ésta es que el economista no puede ofrecer a los agentes solución alguna en su problema de extracción de señal? En lo que toca a la imposibilidad de obtener “leyes de la evolución” o “leyes históricas del desarrollo”, ¿puede decirse que es una conclusión semejante a la tesis de K. Popper de su libro “La miseria del historicismo”?
La idea del orden espontáneo en un marco evolucionista tal cual es expuesta por Ud., ¿no tiende a debilitar el individualismo metodológico característico de la Escuela Austríaca y puntualmente la praxeología? De esta lectura se concluye que no es en absoluto necesario conocer los potencialmente infinitos comportamientos individuales para establecer conclusiones sobre el agregado. Esta apreciación vale sobre todo porque parece que Ud. comparte la opinión de A. Alchian, economista que también aportara ideas evolucionistas, sobre que lo determinante es el orden –en cuanto a proceso de selección- y no las motivaciones individuales. Esto puede ilustrarse, por ejemplo, en el caso de la moral que Ud. señala: las normas de conducta a través de su cumplimiento deciden quiénes son más eficaces y sobreviven sin que ello implique en modo alguno que la persona tenga idea de porqué actúa de esa manera, ignorando qué consecuencias se desprenden de ello y qué cosas (pudiendo incluir su propia vida) dependen de tal acatamiento.
Hay un punto que no parece hallar solución en la presente lectura: no sólo existe una tensión en el instinto natural en el ser humano y la moral o normas de conducta que prohíben la manifestación de muchos de ellos, sino que también hay una dicotomía entre los tipos de comportamiento adecuados en el orden extenso y en los múltiples orden de entidad menor en él presentes. En esta contraposición pueden situarse, por ejemplo, los contratos pactados libremente, por un lado, y los lazos de cooperación intrafamiliares, por el otro. Ud. menciona que este conflicto es similar al tratado en la obra de Freud, pero que llega a una conclusión desemejante. ¿Cabe esperar que en el futuro la evolución cultural siga avanzando mucho más rápido que la adaptación biológica del ser humano a la misma y la tensión instinto-moral se haga insostenible haciendo peligrar el orden extenso? ¿Corresponde a la ciencia económica estudiar esta problemática? ¿Cómo abordarla?
Hayek parte su análisis sobre el orden de la sociedad y de cómo explicarlo. El problema de concebir un sistema regido por un agente radica en que se basa en una visión intuitiva. Por medio de la intuición somos capaces de explicar sociedades de orden inferior pero nuestra sociedad moderna es incapaz de explicarse por medio de la intuición. Estos instintos mediante los cuales intentamos explicar el orden moderno están predeterminados genéticamente y se basan en la confianza mutua y trato directo para lograr determinados fines, rigen los conceptos de altruismo y solidaridad (agrupaciones pequeñas). El origen de nuestro orden actual radica en la evolución de normas de conducta humana que dan paso a una nueva moral en reemplazo de la moral natural (proveniente de nuestro ser primitivo). Cuando queremos coordinar entre un sin número de personas estos instintos son eliminados de nuestro ser. Este proceso es producto primero de necesidades insatisfechas y luego por la presencia de recursos escasos. La evolución de estas normas de conductas que derivaron en las instituciones que hoy conocemos nos han sido establecidas y por este motivo no las podemos comprender (producto de un proceso histórico social). Estas instituciones nos permiten reunir la información que está dispersa. El hombre ordenó su entorno de la mejor manera de acuerdo a los estímulos provenientes del exterior y suprimió sus instintos para ello (la evolución es lo que lo alejó de ser un sujeto “salvaje” a lo Hobbes). En este proceso evolutivo de las normas la tradición aparece como un mecanismo trasmisor a través del tiempo que transfiere estas conductas hacia los individuos. A pesar de esta evolución en el hombre quedan aún instintos básicos que configuran los ordenes inferiores (familias, gente más próxima al individuo). Es así que su conducta en órdenes sociales inferiores con su conducta en órdenes de nivel más elevado chocan e imposibilitan la comprensión de un orden espontáneo. Dichas normas fueron producto del ensayo y el error y prosperaron las exitosas transmitiéndose a través de la imitación y el aprendizaje. Sin embargo, esta evolución cultural no es producto de la razón ni tampoco de la intuición, es un punto intermedio. Aprender a comportarse es raiz de la razón o intuición y la moral y tradición provienen de un proceso evolutivo de interacciones humanas. Por último la inteligencia es resultado de la tradición, el sujeto a través de la imitación de conductas a aprendido lo que se debe o no hacer (la cultura y la evolución crean la razón y no al revés). Entonces, la mente no aparece como algo de lo que ha sido dotado el individuo sino como una dotación genética, es decir, se encuentra estructurada en su entorno.
Este paper resulta muy interesante en el sentido que parte de la evolución cultural para explicar las derivaciones socio-económicas que hoy conocemos, es decir, podemos recordar los aportes de Mises sobre el origen del dinero, el rol del empresario de Kirzner, el concepto de soberanía del cosumidor de Rothbard, etc todos textos que hemos recorrido cuidadosamente durante el cuatrimestre y finalmente han sido resumidos en este aporte de Hayek. Ese campo intermedio que se encuentra entre el instinto y la razón funciona como un mecanismo para posicionar al sujeto económico (que parece haber sido obviado y hasta olvidado por las demás escuelas de pensamiento económico) en el centro de los procesos sociales que los economistas tratan de estudiar. La racionalidad es sólo un supuesto? Erróneamente la teoría vigente trata de expandir su campo de análisis bajo este supuesto. O la racionalidad es parte de un proceso evolutivo? Cuando tomamos en cuenta esta idea podemos ampliar nuestro campo de análisis y lograr comprender que las reglas que rigen dentro de nuestra sociedad (en un sentido abstracto) son resultado de decisiones, acciones humanas (remontándonos a Mises) y por supuesto del ensayo y el error. Un gran desacierto es tratar de imponer algo que no existe (Quién sabe cuál es el punto de equilibrio de competencia perfecta o de monopolio? Quién sabe si el altruismo regiría mejor nuestra sociedad si los individuos se comportan de manera egoísta? Y en todo caso es importante?) y caemos una y otra vez en un gran Leviatán que nos dice que estas decisiones no son lo “apropiado” y nos obliga a nosotros sujetos a actuar en contra de nuestras propias decisiones. Y todo esto parte de la incapacidad del sujeto de una apropiada introspección.
Preguntas:
1- Qué les contestaría Hayek a las demás escuelas cuando defienden un sistema sobre regulado pujando por intereses particulares?
2- Qué textos recomendaría para ampliar el análisis de este paper? Cuáles fueron los posteriores autores que sentaron las bases en este estudio?
3- Lo estructurado del entorno en que se encuentra la mente humana no funciona como la raíz del algunos problemas económicos que hoy en día son muy abordados como la economía de género? Hayek no parece ser una respuesta a ello?
En la Sesion V: La evolución de las normas, Hayek comienza criticando la argumentación de la sociobiologia sobre los valores humanos. Para ellos existen solo dos tipos de valores humanos que designan como primarios y secundarios, indicando con el primer termino aquellos valores que están genéticamente determinados y que por tanto son innatos, mientras que con el segundo designa los que son producto del pensamiento racional. A esta critica se suma que estos biólogos son simpatizantes de un proceso de evolución selectica, análogo, aunque en muchos aspectos distintos, al que se debe la formación de estructuras culturales complejas. En realidad, para Hayek, la idea de evolución cultural es sin duda anterior al concepto de evolución biológica. La evolución cultural no es el resultado de unas instituciones conscientemente construidas por la razón humana, sino fruto de un proceso en el que la cultura y la razón se han venido desarrollando al mismo tiempo. Probablemente no este mas justificado sostener que el hombre pensante ha creado la cultura que la cultura ha creado su razón. Se ha enraizado profundamente en nuestro modo de pensar a través de la falsa dicotomía entre lo que es natural y lo que es artificial. Las estructuras formadas por las practicas humanas tradicionales no son ni naturales ni artificiales, sino que son fruto de las ventajas que obtienen los diferentes grupos al adoptar diversas practicas por razones desconocidas y acaso puramente accidentales. La mente y la cultura se desarrollaron simultáneamente y no de forma sucesiva. Para Hayek hay que descartar completamente la concepción según la cual el hombre pudo desarrollar una cultura porque estaba dotado de razón.
Es erróneo para el autor representar la mente humana individual como la piedra angular de la jerarquía de las estructuras complejas producidas por la evolución, que constituye lo que se llama cultura. La mente se halla inserta en una estructura tradicional e impersonal de normas aprendidas, y su capacidad para ordenar la experiencia es la repetición adquirida de un modelo cultural que toda mente individual se encuentra como algo dado. La mente solo puede existir como parte de otro orden o estructura distinta del que existe, aunque este orden solo pueda mantenerse y desarrollarse porque millones de cerebros absorben y modifican constantemente algunas de sus partes. Para Hayek esta es la tercera fuente de lo que llama valores humanos.
Resulta novedoso el interés que tiene el autor sobre el hombre moderno y el origen y desarrollo de la sociedad moderna. La transición desde la pequeña tribu a la comunidad estable y finalmente a la sociedad abierta, y con ella a la civilización y la sociedad moderna, se debió al hecho de que los hombres aprendieron a obedecer a normas abstractas comunes, en lugar de guiarse por instintos innatos que eran apropiados a las condiciones de vida de la pequeña tribu en que el hombre se había desarrollado. También la sucesión de los distintos ordenes económicos por los que ha pasado la civilización en términos de cambios en las reglas de conducta. Estos hicieron posible la evolución principalmente mitigando las prohibiciones, una evolución de la libertad individual, y un desarrollo de las reglas que protegían al individuo en vez de mandarle hacer determinadas cosas.
Preguntas:
1. Como se relaciona la evolución cultural y el desarrollo del sistema capitalista?
2. Cuales son las normas de comportamiento que determinan la estructura o el funcionamiento de los hombres?
3. Los procesos evolutivos pueden avanzar paralelamente al mismo tiempo en distintos lugares?
SINOPSIS:
En vista del análisis de la economía de cara al futuro Hayek nos da algunas orientaciones sobre dónde buscar la evolución de las actividades socio-culturales humanas. Las normas reguladoras de la conducta basadas en la tradición, aprendizaje e imitación más que en el instinto, son las encargadas de ordenar el comportamiento en ámbitos extensos y han ido suplantando a la solidaridad y el altruismo, como protectoras de la actividad humana (propiedad, contratos, etc.). Estas normas son respetadas más allá de la razón, por su utilidad y aprovechamiento, aun se desconozcan los esfuerzos, necesidades y fines ajenos, pero que al satisfacer los propios encontramos su éxito.
Las tradiciones han establecido las mejores instituciones las cuales pudieron mejorarse a medida que se ajustaba la conducta, como proceso del desarrollo colectivo. Tradiciones que pudieron ser transmitidas a través de la difusión de hábitos adquiridos, como un modo de restringir las pasiones más instintivas del hombre; un aprendizaje de formas de comportamiento tradicional, sujeto a un criterio de imitación de nuestros semejantes que brinda las posibilidades de expansión de la raza humana. El proceso no es intencionado, es de prueba y error, desarrollado en el marco de la competencia, dicho proceso selecciona las normas que ayudaran a la consecución de los fines previstos, servirán como guía de acción.
La razón surge de la interacción humana, de los aprendizajes que la sociedad va internalizando. Las tradiciones amalgaman el instinto y la razón, son la cohesión del proceso. La razón es la consecuencia de las buenas prácticas normativas, la cual luego permite potenciar el posterior progreso de la civilización. Hayek diferencia una escala de evolución histórica instinto-costumbre y tradición-razón lo que ha permitido crear un “orden de eficacia superior”, entendiendo que la transmisión de la normas facilita la colaboración de cada vez más actores, no por cuestiones genéticas (evolución darwiniana) sino a través de la evolución cultural, para poder resolver las nuevas dificultades que surgen en todo proceso evolutivo e ir corrigiendo los errores cometidos. No existen leyes que revelen el futuro, solo podemos observar tendencias. Y nada el producto de solamente de la omnipotente racionalidad humana.
NOVEDOSO:
Creo que es una gran critica, sobre todo a la constante intervención gubernamental, dado que todo proceso debe ser fruto del aprendizaje de toda la sociedad y no un “haga tal cosa y de determinada manera”. En el fondo creo que Hayek habla de los procesos de aprendizaje en un marco de crecimiento de la libertad, de desarrollo de la competencia como motor de ese aprendizaje. Contraste entre prueba y error.
La actividad humana no puede racionalizarse completamente y trazar evoluciones históricas sobre leyes previamente concebidas. El hombre encuentra la ventaja de adaptarse y aprender en base a las tradiciones que le sugieren que podría tener éxito en sus fines si internaliza las normas transmitidas, aun estas choquen con su instinto.
Me parece destacar la idea de Hayek de que la conducta ajusta a pesar de estar en contradicción con el orden normativo, creo que es un desarrollo de la idea de Smith de la “mano invisible” un poco más desarrollado, que muestra una de las características preponderantes de una especie en evolución, que es negar algo que surge desde nuestros más profundos instintos, porque sabemos que así podemos evolucionar como especie, podemos mejorar la forma en que utilizamos nuestros recursos, podemos mejorar nuestro entorno ambiental y podemos colaborar en ese “alejamiento del malestar” de Mises ya no solo del nuestros sino también de otros seres que como nosotros internalizan las normas que nos aseguran la eficiencia del sistema.
PREGUNTAS:
1) ¿Cree que el altruismo es un sentimiento producto del instinto, que el hombre ha podido “controlar” porque en el fondo le era perjudicial para alcanzar sus fines más deseados?
2) Hay una frase que la he escuchado de una serie que dice algo así como: “…el humano es empático con su semejantes, salvo que su futuro este riesgo…”, ¿Por qué cree que en un contexto de clara mejoría económica, en pleno apogeo del desarrollo capitalista es que se dan las más grandes guerras humanas? ¿Cree que hubo alguna “falla” en los procesos de aprendizaje, siendo que en una guerra de infringen todas las normas hasta ahí desarrolladas?
3) ¿La gran injerencia estatal en la economía argentina ha sido un obstáculo para la evolución de la competencia, lo cual hace que cometamos los mismos errores o caigamos en procesos de regresión constantemente?
Hayek en su último libro publicado, explica la vida en la sociedad primitiva, donde se vivía bajo esquemas basados en instintos. Todos seguían fines, y tenían igual percepción de peligros u oportunidades. Los esquemas normativos actuales, surgen según el autor, de la evolución de las normas no instintivas reguladoras de la conducta humana, de la supresión de tendencias instintivas. Explica que la economía ha logrado identificar el proceso de formación de ese orden, destacando que es espontáneo y que ningún organismo planificador puede suplantar. De hecho, surge de la capacidad de aprender formas de comportamiento tradicionales. La cooperación, puede darse en órdenes de menor tamaño, no así en los de mayor tamaño y la competencia es un proceso constante de descubrimiento, siendo positivo si se respeta el sistema normativo, donde pocas veces la autoridad por medio de la regulación, ha contribuido a la expansión. Respecto a las etapas, primero surge el instinto, luego la costumbre y por último la tradición, las que permitieron el surgimiento de la razón. La evolución cultural nada tiene que ver con la genética sino con el aprendizaje imitativo, defiende el valor de las instituciones y define que ideas erróneas sobre lo que puede ser razonable o bueno, pueden terminar con el orden actual.
Resulta interesante el hecho de que en las sociedades primitivas, se van produciendo cambios de conducta que se separan de los instintos de solidaridad y altruismo, y producen una mayor difusión de información, un aumento de las posibilidades de intercambio y una mayor especialización y diversificación de los sujetos económicos. Esos cambios generan hábitos adquiridos que se transmiten por tradición, y que luego se aprenden por imitación y aprendizaje personal, y no por adaptación biológica. Lo que caracteriza al hombre no es la razón, sino la capacidad de sustituir respuestas innatas por normas aprendidas. De esta manera, explica la evolución histórica y social de las sociedades, partiendo de que ésta se logra a través de procesos imitativos y no por genética ni a través de la razón. La existencia de las sociedades se basaría en la capacidad humana de aprendizajes colectivos, y fue posible por la existencia de instintos «colectivistas» o «sociales». Las tradiciones son las que han permitido construir la «gran sociedad» contemporánea. En síntesis, todas las normas y tradiciones constituyen «un orden social autogenerado». Hayek privilegia el funcionamiento de las instituciones de la sociedad de mercado, y llama a aceptar las reglas y tradiciones sociales.
1. ¿Qué criterio de solidaridad toma?
2. ¿Qué opina sobre la teoría Malthusiana de la población?
3. ¿El liberalismo es una superación de la religión, reemplazada por la coordinación adaptativa?
Resumen
En el capítulo 1 “Entre el instinto y la razón” Hayek se propone demostrar que la cuestiones que ocupan nuestra atención no responden únicamente a la razón. Esta última no es el rector supremo, ni tampoco determina que normas deben ser validas a la luz de superar una prueba de la razón. Es decir, como dice uno de los sub títulos del capítulo “la mente no es guía sino más bien producto de la evolución cultural y se basa más en la imitación que en la intuición y la razón”. Hayek remarca que una de las habilidades más importantes que tiene el individuo es la posibilidad de aprender ciertas habilidades por medio de la imitación y el aprendizaje. Es por el ello que su obra se llama “La Arrogancia Fatal”, la razón no es la única forma en que pueden alcanzarse nuevas habilidades, inclusive la razón es fruto de la evolución.
El autor nos pide en el capítulo 1 que entendamos casi de manera literal el título del capítulo “entre el instinto y la razón”, ya que como dije anteriormente las cuestiones que llaman nuestro interés no responden únicamente a la razón sino también al instinto. El segundo concepto importante que surge en este capítulo es la evolución cultural, el hombre no llega al mundo dotado de inteligencia y racionalidad, fue parte de un proceso de aprendizaje donde la interacción humana propicio la aparición de un “ordenamiento moral” que luego dio lugar a la razón. Una de las características más importantes que tiene el hombre son las respuestas innatas, esto es que las tradiciones que se desarrollan en una sociedad no provienen de la razón sino más bien del habito de respuestas, y son las que limitan en determinadas situaciones que debemos hacer y qué no. Es más, Hayek dice que el hombre devino en ser inteligente porque previamente dispuso de ciertas tradiciones, que se encontraban entre el instinto y la razón, a las que pudo “ajustar su conducta”.
Hayek rechaza la concepción de que el hombre racional puede crear y controlar la evolución cultural, además critica la idea de que en algún momento los individuos tenían la posibilidad de establecer racionalmente su propio destino, desplazando los procesos evolutivos, a esto el autor lo llama cambiar una explicación científica por otra de carácter sobre natural. La capacidad racional no consiste tanto en conocer el mundo y “las conquistas humanas” sino en ser capaces de controlar nuestros instintos, lo cual escapa la inteligencia individual ya que esta pertenece al colectivo.
Por último y a forma de conclusión concuerdo con el autor en que las normas y usos aprendidos fueron progresivamente desplazando al instinto principalmente porque fueron capaces de crear “un orden de eficacia superior.
Novedoso e interesante
Me pareció interesante el abordaje que hace Hayek sobre la evolución cultural y la teoría darwinista. Aunque los procesos de evolución biológica y cultural comparten algunas caracterizas, esta última no es darwinista. Otra sección que me pareció interesante fue la que hace referencia a la idea de que siempre es mejor cooperar que competir y para el autor esto muestra el desconocimiento general que hay de cuál es la verdadera función ordenadora del mercado. La cooperación al igual que la solidaridad requiere de un amplio consenso entre los individuos de una sociedad.
El trasfondo que leo en esta discusión es la clásica disputa entre Capitalismo vs Comunismo, para el autor la cooperación implica grandes esfuerzos en encontrar fines y medios comunes, que en sociedad pequeñas pueden llegar a ser acordados, pero se vuelve imposible en la sociedad típica de hoy en día. La competencia, dice Hayek, es un proceso de descubrimiento constante que nos permite responder casi de manera innata a nuevas situaciones. Concluye el autor que “es la renovada competencia, y no el consenso, lo que aumenta cada vez más nuestra eficacia”
Preguntas
¿Se puede concluir entonces que a medida que pasen los años seremos cada vez más racionales y menos intuitivos (aunque este nunca desaparezca)?
¿Puede que, en un principio, los primeros humanos se hayan organizado más bien por cooperación que por competencia (una necesidad de sobrevivir) y que la competencia haya nacido producto de esa unión de personas? Es decir, ¿primero hubo cooperación y después competencia?
¿Este capitulo tiene como objetivo atacar a los cimientos del socialismo y del comunismo y entender la esencia del libre mercado?
Guía de Discusión: Hayek; “Entre el instinto y la razón”
Resumen: En este artículo, Hayek busca explicar cómo fue que se pasó de ser individuos prácticamente asilados a la sociedad moderna en donde convivimos con un gran número de personas, en un orden cuya característica distintiva es el dominio privado de cada individuo. Mediante la intuición podemos explicar sin problemas las interacciones en las sociedades primitivas, pero esta falla al querer explicar la compleja sociedad moderna. Hayek plantea que lo que permitió el pasaje fue un paso intermedio, una serie de costumbres y tradiciones desarrolladas que deben ser clasificadas “entre el instinto y la razón”. Los seres humanos, en su larga etapa tribal, que abarca casi toda la historia de la especie, habrían desarrollado un conjunto de instintos sociales que les permitieron alcanzar una alta cohesión grupal y, basados en la cooperación, pudieron sobrevivir a las amenazas naturales y ambientales. Rechaza la concepción de los filósofos del siglo XVII, especialmente de Hobbes, que afirmaron que el «hombre natural» era naturalmente egoísta. La existencia tribal habría «determinado» la aparición de un conjunto de patrones de conducta que se habrían convertido en hereditarios: «Las necesidades de esta especie de sociedad antigua primitiva determinaron la mayor parte de las tendencias morales que aún nos gobiernan y que aprobamos en los demás. La mayoría de ellos han sido trasmitidos culturalmente a través de la enseñanza o de la imitación y hoy en día las vemos cristalizadas en las instituciones que nos gobiernan. Para Hayek, la existencia de las sociedades se basa en la capacidad humana de aprendizajes colectivos, la cual fue posible -y en cierta medida continúa siéndolo-, por la existencia de los referidos instintos «colectivistas» o «sociales», pues estos son necesarios para la vida familiar. Las tradiciones se originan en normas sociales exitosas. El surgimiento de las nuevas normas se debería a la pérdida de funcionalidad de las anteriores que solo eran adecuadas para una pequeña sociedad. La civilización, que culmina en «la sociedad extendida», sería el resultado de la historia de la progresiva supresión de las normas instintivas, y su sustitución por normas impersonales de coordinación de grupos humanos más amplios que el del grupo tribal de origen. Las nuevas normas de comportamiento humano «plasmadas por vía evolutiva (y especialmente las que se refieren a la propiedad plural, al recto comportamiento, el respeto a las obligaciones adquiridas, el intercambio, la competencia, el beneficio y la inviolabilidad de la propiedad privada) son las que generan tanto la íntima estructura como el tamaño de la población actual.
Novedoso: Lo más interesante de este artículo es cómo se diferencia la teoría de Hayek con respecto a la filosofía “tradicional” racionalista (desde Aristóteles, Hobbes, Rousseau, Locke, etc.). Hayek piensa que el hombre se diferencia de los animales, los cuales actúan solo guiados por los instintos, por una doble capacidad. De una parte, por su acción consciente instrumental, y, por otra, por poseer una capacidad espontánea, y que no requiere plena conciencia, de crear y cumplir normas y tradiciones sociales, las que son la base de la vida social. Esta capacidad se basa en el desarrollo de habilidades mediante aprendizaje colectivo e imitación, y en la capacidad de transmitirlas culturalmente. La vida social en la cual los seres humanos se comprenden, conviven y logran realizar con éxito sus planes requiere que los miembros de la sociedad actúen de acuerdo con regularidades no conscientes.
La tradición racionalista considera la racionalidad como diferencia específica, animalis rationalis, y como la facultad humana por excelencia. Hayek, en cambio, asevera que la racionalidad es el resultado del proceso evolutivo, y que éste ha permitido a los seres humanos adquirir las referidas habilidades. Su tesis es que las tradiciones son las que han permitido construir la «gran sociedad» contemporánea. Escribe: «el hombre devino inteligente porque dispuso previamente de ciertas tradiciones -que ciertamente hay que emplazar entre el instinto y la razón-, a las que pudo ajustar su conducta»
Preguntas al autor:
1) Hayek se muestra como un férreo defensor del libre mercado. En este artículo, desarrolla su teoría sobre la evolución de la sociedad humana, partiendo de la sociedad tribal hasta llegar a la sociedad extendida (pasando por el feudalismo, etc.). En cada etapa, las normas de conducta y tradiciones que venían de la etapa anterior son reemplazadas por unas más acordes a la nueva. Este análisis resulta similar en algún sentido al de las etapas de la historia humana de Marx, quien plantea que, así como las anteriores, la etapa capitalista también será superada y se llegará a un nuevo orden regido por instituciones completamente diferentes. ¿Cree que el análisis de Hayek es compatible con esta visión? Es decir, ¿Cree Hayek que la sociedad capitalista será eventualmente superada? Si es así, ¿Qué tipo de sociedad postularía como la próxima etapa?
2) ¿Podría pensarse que, a medida que avance este proceso civilizatorio, el hombre estará sujeto cada vez más sujeto a instituciones que vienen de generaciones anteriores y que él no comprende totalmente? ¿Pierde paulatinamente sus instintos? ¿Puede este proceso seguir indefinidamente? ¿No surgirán problemas en algún punto?
3) ¿Podría decirse que el comunismo no prosperó porque se basaba en normas de instituciones impuestas a la mayoría de los individuos y que no surgen espontáneamente?
Hayek- Entre el instinto y la razón
Resumén
El autor busca erradicar la idea de que la cultura es una consecuencia directa del desarrollo de la razón, sostiene que el surgimiento de usos y costumbres surge en forma paralela al desarrollo de la razón. La evolución cultural no es ni geneticamente transmitida ni deliberadamente creada a través del uso de la razón, la misma se genera en un espacio intermedio entre ambos factores. Hayek hace referencia a las conductas adoptadas por los seres humanos por imitación, sin la necesidad de realmente comprender la razones detrás de las mismas.
La moral surge como resultado de la necesidad humana de organizarse en sociedades por la imposibilidad de sobrevivir como individuos aislados, reprimimos nuestros instintos en favor de la cooperación.
Conceptos importantes
La idea de que las costumbres contienen un conocimiento que supera el conocimiento individual y la aceptación inconsciente de este hecho que nos lleva a acatar las mismas.
También me parece muy interesante como el autor encuentra en la evolución cultural argumentaciones que validan la idea que se encuentra presente en otros de sus textos de que el orden se da en forma espontanea.
Preguntas al autor
¿ Es realmente posible hablar de una evolución cultural? ¿ La idea de evolución no llevaría aparejada la de progreso? De ser asi ¿no cree que el progreso es algo relativo a la escala de valores que se adopte?