¿Es la corrupción de la justicia la que genera corrupción en la política o al revés?

En momento en que se hace intensa la discusión sobre la corrupción en la política y en la justicia, un artículo publicado en la revista Constitutional Political Economy trata el asunto con una hipótesis poco común: que es la corrupción en la justicia la que promueve la corrupción en la política. Discutible, por cierto, pero interesante. El autor es Khalid Sekkat, Centre Emile Bernheim, University of Brussels. El artículo se titula “Have you been served, your honor? Yes, thank you, your excellency: the judiciary and political corruption”: https://doi.org/10.1007/s10602-021-09348-4

“Utilizando una muestra de 56 países (28 ricos y 28 pobres), observada durante el período 2004-2013, nuestro artículo desarrolla un análisis del contagio de la corrupción a nivel interinstitucional. Más precisamente, examina si la corrupción en el sistema de justicia es un factor importante para explicar la expansión de la corrupción en la política. Encontramos un claro efecto causal unidireccional de la corrupción en el sistema de justicia sobre la corrupción en el parlamento. La justicia corrupta baja induce a la política corrupta baja. Los resultados son robustos a varias comprobaciones. Parece que la reducción de la corrupción en la justicia por sí sola provoca una reducción directa de la corrupción en la política. Dado que combatir la corrupción es muy costoso, el resultado destaca el beneficio adicional de dedicar mayores recursos a frenar la corrupción judicial.”

Un pensamiento en “¿Es la corrupción de la justicia la que genera corrupción en la política o al revés?

  1. La Justicia puede interpretarse como el referi que dos equipos de amateurs convocan porque entienden que es mejor bancarse un referí no tan bueno, que no tener reglas de juego y agarrarse a trompadas a cada rato.
    En Argentina todavía estamos en un estado en que los poderosos prefieren la anarquía y la ley del más fuerte antes que jugar con reglas, y nuestra «Justicia» es el emergente de esa decisión. No creo que nuestra situación sea comparable a la de países más evolucionados en los que se hicieron esos estudios.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *