Los chinos subsidian la producción de paneles solares. Bienvenidos sean.

Cuando otros gobiernos subsidian ciertos productos para que éstos tengan precios más bajos en el mercado internacional, algunos productores locales pueden verse perjudicados. Esta es la historia que normalmente se ve, ya que estos productores protestarán vívidamente contra este “dumping” y solicitarán algún tipo de barrera que los proteja.

Lo que este argumento no deja ver es que todos, como consumidores, nos beneficiamos de los precios más bajos de estos productos. Pierre Lemieux, en un artículo en la revista Regulation, plantea el caso de los paneles solares producidos en China y exportados a los Estados Unidos, y un efecto adicional: si se promueven medidas “anti-dumping” contra estos paneles se potencia el problema del calentamiento global: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-8_1.pdf#page=4

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“El argumento oficial a favor de esas tarifas anti-dumping es que los productores locales de paneles solares y componentes son perjudicados por la competencia desleal de competidores chinos subsidiados por su gobierno. Pero, ¿por qué tendrían que importarnos los subsidios? ¿Por qué deberían rechazar los consumidores el consumo de bienes subsidiados por gobiernos extranjeros cuando ellos mismos aman a los que son subsidiados por el gobierno local? Pensemos en el transporte, la educación, o incluso todo el campo de la ciencia y la tecnología. Algunas estimaciones dicen que la proporción de investigación aplicada financiada por distintos niveles de gobierno es del 40%. Las energías renovables son subsidiadas. El desarrollo solar ha sido subsidiado por gobiernos norteamericanos aunque, en verdad, menos (o menos directamente) de lo que el gobierno chino subsidia a sus productores. En 2012, los fabricantes de paneles solares Solyndra y Abound quebraron, y le costaron cientos de millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos en garantías de préstamos.”

“En síntesis, los norteamericanos deberían estar encantados de que los desafortunados contribuyentes chinos paguen parte del costo de los paneles solares. Y la Tierra debería sonreír también”.

“¿Quién se beneficiará de esta última ronda de protección arancelaria? Respuesta: los productores locales de paneles solares y componentes. Un arancel generalmente aumenta en su total magnitud no solamente el precio del bien importado, sino también el del productos equivalente producido localmente porque los productores locales tomarán ventaja de este precio mayor y producirán más del bien a un costo marginal más alto. Y productores submarginales, quienes no podían ser rentables al precio más bajo, entran al mercado (o no lo dejan).”

“Hay dos casos cuando el precio local puede no subir por el monto total del arancel: el primero es cuando el arancel es tan alto que permite a los productores locales satisfacer toda la demanda interna, matando a las importaciones; en tal caso el arancel es prohibitivo. El segundo caso es cuando el país donde se impone el arancel provee una parte significativa de la demanda mundial, en cuyo caso el precio local subirá solamente una cierta proporción del arancel, dependiendo de la importancia de la demanda local respecto a la global.”

“Es una demostración común en la teoría del comercio internacional que un arancel casi siempre cuesta a los consumidores más de lo que ganan los productores y contribuyentes (los contribuyentes indirectamente ganan los aranceles pagados por los importadores). Y el “casi siempre” se vuelve “siempre” si se considera el beneficio de los consumidores y productores de todo el mundo, esto es, si se asume que el beneficio de un norteamericano no cuenta más que el de un extranjero. Un arancel resulta un costo neto local porque artificialmente empuja al precio del bien protegido, reduce su consumo (y el excedente del consumidor) y motiva a las empresas locales a producir algo que sería menos costoso importar.”

“No es claro si el arancel en los paneles solares genera más empleos entre los productores protegidos de los que se pierden en los que instalan paneles. Pero esto no importa, no importa el empleo sino el beneficio de los consumidores. Se podrían crear muchos empleos prohibiendo tecnología –digamos, prohibiendo las motosierras-. Estos “empleos artificiales”, sin embargo, serían una pérdida porque estaríamos trabajando más para obtener menos. Si los contribuyentes chinos nos mandan regalos, los escasos recursos que se liberan podrían usarse para producir otros bienes y servicios deseados. El argumento de los empleos no es válido.”

Un pensamiento en “Los chinos subsidian la producción de paneles solares. Bienvenidos sean.

  1. El subsidio por un estado a los productores localizados en su territorio para hacerlos más competitivos en los mercados extranjeros ha sido, como bien se anota en la entrada, un aspecto álgido en la política y la economía tanto del país importador como del exportador de los bienes cuya producción o su exportación se subsidia.

    En el país importador, se resentirá el subsidio en la medida en que haya productores nacionales que se sientan afectados. De lo contrario, el beneficio del menor precio es pleno, al menos que el subsidio esté permitiendo que los productores del país cuyo gobierno los subsidia estén pudiendo vender sus productos, solamente porque les es posible ponerlos a un precio más bajo con el que se trate de compensar aspectos como una inferior calidad o una menor regularidad de suministro o un deficiente servicio posventa o de provisión de repuestos. En estos últimos casos, el subsidio resulta ser un costo en los dos lados, en el del país importador y en el del país exportador.

    Casos como los de los aviones de cabina ancha y de alta capacidad de transporte de carga y de pasajeros que requieren de importantes subsidios para R&D y en sus procesos de producción, al mismo tiempo que escalas de producción lo suficientemente amplias tomadas en cuenta las dimensiones del mercado de tal manera que se configuran estructuras productivas oligopolísticas, son ejemplo de productos subsidiados cuyo menor precio beneficia sin duda a las compañías aéreas de los países que los importan y a los usuarios de los servicios de estas últimas en cuanto ello signifique menores tarifas, mejores servicios por tiempo de transporte y bienestar en el mismo.

    Los subsidios de manufacturas livianas que son susceptibles de ser producidas en muchos lugares, tienen más aristas y representan más dificultades. Si los subsidios hacen que sean desplazados productores de mercados que son relativamente inelásticos al precio, los efectos favorables en empleo y generación de ingresos en eslabones hacia adelante pueden ser bajos e inferiores a los empleos, a los ingresos y a los capitales que se pierden. Ahora bien, si las pérdidas netas de ingresos son mayores a las ganancias de ingreso real de los consumidores por los menores precios, la pérdida neta de bienestar se incrementa.

    Asímismo, los impactos en el corto y en el mediano plazo pueden ser distintos y habría que analizarlos en su complejidad

    Es cuestión de ponderar, sopesary relativizar.

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