Mises y la importancia de una moneda sana. Una doctrina que fue abandonada

Con los alumnos de Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos el artículo de Mises “Reconstrucción Monetaria”, donde comienza explicando el concepto de moneda sana. ¿Qué es una moneda sana? Aunque nadie dice que no deba serlo ya nadie persigue ese objetivo, que se relaciona con libertades civiles básicas. Así comienza:

“El principio de una moneda sana que guió las doctrinas y políticas monetarias del siglo XIX fue un producto de la economía política clásica. Constituyó una parte esencial del programa liberal, tal como lo desarrolló la filosofía social del siglo XVIII y lo difundieron los partidos políticos más influyentes de Europa y América durante el siglo siguiente.

La doctrina liberal ve en la economía de mercado el mejor, inclusive el único sistema posible de organización económica de la sociedad. La propiedad privada de los factores de la producción tiende a transferir el control de ésta a manos de quienes se hallan mejor capacitados para la tarea, y, de esta suerte, a procurar a todos los miembros de la sociedad la satisfacción más completa posible de sus necesidades. Ella atribuye a los consumidores el poder de elegir a aquellos proveedores que los abastezcan más barato de los artículos que solicitan con mayor urgencia y en esa forma sujeta a los empresarios y a los propietarios de los factores productivos, es decir, a los capitalistas y terratenientes, a la soberanía del público consumidor. Ella hace que las naciones y sus ciudadanos sean libres y proporciona sustento abundante para una población cada vez más numerosa.

Como sistema de cooperación pacífica con arreglo a la división del trabajo, la economía de mercado no podría funcionar sin una institución que garantizara a sus miembros que estarán protegidos en contra de los malhechores de adentro y de los enemigos de afuera. La agresión violenta únicamente puede frustrarse mediante la resistencia y la represión armadas. La sociedad necesita un aparato defensivo, un estado, un gobierno, una fuerza policíaca. Su funcionamiento sin tropiezos ha de salvaguardarse mediante el apresto incesante a repeler a los agresores. Mas entonces surge un nuevo peligro. ¿Cómo es posible mantener bajo control a aquellos a quienes se confía la dirección del aparato gubernamental, a fin de que no volteen sus armas contra aquellos a quienes deben servir? El problema político esencial estriba en cómo impedir que los gobernantes se conviertan en déspotas y esclavicen a los ciudadanos. La defensa de la libertad individual en contra de los abusos de los gobiernos tiránicos constituye el tema esencial de la historia de la civilización occidental. El rasgo característico de occidente se encuentra en el afán de sus pueblos por ser libres, preocupación que es desconocida de los orientales. Todas las maravillosas proezas de la civilización occidental son otros tantos frutos que han crecido en el árbol de la libertad.

Es imposible asir el significado de la idea de la moneda sana si no se hace uno cargo de que se concibió como un instrumento destinado a proteger las libertades civiles contra las invasiones despóticas por parte de los gobiernos. Ideológicamente pertenece a la misma categoría que las constituciones políticas y las declaraciones de derechos. La exigencia de garantías constitucionales y de declaraciones de derechos representó una reacción contra los regímenes arbitrarios y la inobservancia por los reyes de las costumbres tradicionales. El postulado de una moneda sana se esgrimió como respuesta a la práctica de los príncipes de rebajar la ley de la moneda acuñada. Más tarde se elaboró y perfeccionó con cuidado en la época que, como resul-tado de su experiencia con la Moneda Continental de las Colonias Norteamericanas, con el papel-moneda de la Revolución Francesa y con el período de restricción en Inglaterra, había aprendido lo que un gobierno puede hacer al sistema monetario de una nación.”

2 pensamientos en “Mises y la importancia de una moneda sana. Una doctrina que fue abandonada

  1. Mises en «sobre la reconstrucción monetaria», comienza planteando la importancia de una moneda sana que proteja las libertades individuales, podemos interpretar esto como respaldar el poder adquisitivo de las personas. Asocia moneda sana a un “Patrón Metálico”. Las monedas/billetes para ser consideras patrón debieran estar atadas a una cantidad fija de metal, y no permitir la circulación de otras cuyo valor nominal sea superior. «Solo las monedas fundamentales debieran estar en circulación». Ej Dólar.
    Una de las ventajas del Patrón Oro consiste en respaldar el poder adquisitivo y hacerlo independiente de las acciones del gobierno de turno.
    Mises critica a los opositores del Patrón Oro, en la falacia de la imposibilidad de política expansionista crediticia, a esto acota que un hombre nunca asignará el mismo valor a una manzana del futuro que a una actual, ya que ello depende de la tasa de interés independiente de la valuación de cualquier institución oficial. Les hace un contra ejemplo, si imprimiéramos, al haber más cantidad de dinero esto presionaría a la reducción de la tasa de interés y así haría mayor capital disponible para las inversiones, pero esta expansión crediticia inicialmente puede generar un auge pero terminan en depresión y crisis.
    También hace mención a la inflación como una herramienta positiva de los críticos del Patrón Oro para elevar la actividad económica y cómo el desempleo es resultado de la intervención de los sindicatos y coacciones del gobierno al establecer pisos de salario que los privados no pueden pagar y en consecuencia impiden “bajar su precio” al trabajador. Entonces solo aumentando el capital invertido per cápita se podrá incrementar salarios y mejorar la calidad de vida, sin sindicatos ni intervención del gobierno.

    Hace una diferencia entre el patrón de oro clásico y el patrón de cambio oro. El primero consisten la circulación de las monedas de oro, su reserva por los ciudadanos y uso en las transacciones comerciales y el segundo implica su no uso en las operaciones domésticas/ transacciones comerciales.
    El patrón de oro flexible: 1) La paridad contra el oro la establece un organismo gubernamental; 2) La paridad sufre variaciones, 3) La única manera de mantener la paridad es evitando incondicionalmente la emisión; 4) En algunos países la estabilización comienza en el banco central.
    Agrega, cuando los gobiernos emiten, expropian del dólar a los exportadores indemnizándolos con moneda fiat, paga por ellas un precio inferior a la del mercado. Por otro lado vender la divisa por debajo de su precio equivale a subsidiar importaciones y en consecuencia aumentar la demanda de la moneda extranjera.
    Mises también critica la planificación del gobierno y centralización como limitación del mercado. “Donde no hay mercado no existe moneda”
    La reconstrucción monetaria no implica solo una técnica financiera sino también se requiere un cambio de la estructura política económica general. Me gustó esta frase «La moneda sana es patrón oro».
    Hace una crítica al keynesianismo, cuando dice “inclusive admiten en ocasiones que no sería malo equilibrar los presupuestos y estabilizar la moneda”
    También destaca el fracaso de la banca libre al haber reducido las tasas de interés, quizá en beneficio de los gobiernos y luego aclara que con los bancos libres se buscaba una especia de banca central independiente de los gobierno y no otorgar préstamos a éstos.

    LO QUE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN

    1-Al final habla de “Ruritanía” lo sentí muy personal como si estuviera hablando de la Argentina de hoy y de siempre, de nuestra dificultad de equilibrar las cuentas “déficit 0”, nuestros inconvenientes con las divisas norteamericanas, exportaciones, importaciones. Creo, ahora pensándolo mejor es como si este artículo lo hubiese escrito exclusivamente para la Argentina.

    2-Me gustó que la reforma propone la independencia del banco central (Reserva Federal) y como segundo punto importante una reserva/encaje del 100% contra el oro, es decir, no emitir por encima.

    3-Una lectura que creo importante mencionar es el libro “Vida Internacional de las Monedas” de Robert Triffin prof de la Univ de Yale (editorial CEMLA), quién acota allá por los años 1950/60 la importancia de una moneda fuerte, ya entonces comienza citando las hiperinflaciones alemanas y francesas, la inflación propia del oro cuando se producía en exceso, lo mismo ocurrió con la plata. El planteaba la necesidad de un estado supraestatal por encima de los gobiernos nacionales que permitiera esta surte de estabilización de las monedas y mantener una moneda única. También hace incapié en la reticencia de los países a ceder soberanía monetaria, económica etc. Menciona que luego de la 2da guerra mundial Europa buscaba esta especie de supraestado que solucionara cuestiones comunes, esto no implica más estado, al menos no lo menciona. Pero en cierto modo veo que el Euro como moneda, bajo el supuesto que las tratativas hayan comenzado en los años 60 aprox les llevó 40 años tener una moneda más o menos estable.
    Pasando a la cuestión latinoamericana en los años 2010 aproximado se hablaba de una moneda común y un “Banco del Sur” en el marco del Mercosur o Unasur no recuerdo bien. Acá una vez más se ve plasmado esa reticencia de los países a “ceder”. Hoy en día continúo con una lectura “Banca Central Latinoamericana” (del CEMLA 1960) y acá los presidentes de los bancos centrales han planteado la necesidad de aunar esfuerzos por superar las crisis hiperinflacionarias, crisis de balanzas de pago, déficits, etc. Y haciendo una suerte de comparación veo que nuestros gobiernos latinoamericanos no han superado sus intereses particulares en pos de un interés en común, como lo ha hecho Europa.
    Bueno veo en Robert Triffin plasmado también las ideas de Misses y que seguramente ambos estarían de acuerdo en varios aspectos no solo monetarios.

    PREGUNTAS

    1- ¿Qué piensa del prestamista de última instancia en general?
    2- Por dónde comenzaría a trabajar en el caso latinoamericano en esta cuestión de querer estabilizar la moneda nacional de la Argentina. ¿Debería volver al Patrón Oro?
    3- Si bien no es partidario del crédito e inflación, ¿qué opina de una inflación del 2% al 5% anual aproximado?

  2. Resumen:
    En “Reconstrucción Monetaria”, Mises propone justamente, en síntesis, una reforma monetaria que consistiría esencialmente en abandonar la inflación (prohibiendo por ley el recurso del gobierno al déficit fiscal) y volver a tener una moneda sana, más puntualmente, volver al sistema de patrón oro clásico; sin este freno efectivo sobre el poder del gobierno a inflar la moneda, todas las demás salvaguardias constitucionales podrían convertirse en inútiles.
    Comienza en la primera sección, entonces, por resaltar que “el principio de la moneda sana” (lo cual era visto como equivalente a patrón metálico, esto es, las monedas debían ser la cantidad fija de metal adoptado como patrón) fue de hecho concebido como un instrumento destinado a proteger a los ciudadanos frente a las prácticas despóticas de los gobernantes en lo concerniente a moneda, la recurrente inflación. Sus ventajas fundamentales consisten en que logra que la determinación del poder adquisitivo de la moneda no dependa de los planes de acción del gobierno, y que le impone a este, además, disciplina presupuestaria y financiera, en tanto es incompatible con una política de expansión crediticia. No obstante, la consideración unánime del patrón oro como indispensable hacia finales del s. XIX condujo a un sustento científico poco firme del mismo, perdiendo así su popularidad hacia inicios del s. XX; consecuentemente, comenzaron a ganar fama las ideas propugnadas por aquellos que se oponían al patrón oro, particularmente la doctrina expansionista, con sus variantes la inflacionista y la de la ocupación plena. Los seguidores de estas doctrinas, quienes consideraban a la segunda de las virtudes mencionadas del patrón oro como su más fuerte vicio, cometían el error de no comprender que: es imposible sustituir con expansión crediticia los bienes de capital que no existen, inicialmente ella puede producir un período de auge, pero este forzosamente terminará en una depresión; los efectos de la inflación se frenan tan pronto como la gente comienza a darse cuenta de que la consecuente subida de precios es producto, no de encarecimiento de los bienes, sino de abaratamiento de la moneda, conduciendo ello a un derrumbe de la demanda dinero (esto acota la magnitud y duración con que puede el gobierno aplicarla con tal de que “funcione”, de ahí que no pueda considerarse seriamente como una alternativa seria al patrón oro); no hay tal cosa como “insuficiente demanda agregada” en el mercado por insuficiencia de dinero que conduciría a depresión y desempleo, cuya solución sería la inflación, puesto que, como muestra la “Ley de Say”, para poder demandar un bien en el mercado uno debe primero ofrecer otro cambio, esto es, el simplemente aumentar la cantidad de dinero no aumentará la producción.
    En la segunda sección, procede a exponer a grandes rasgos los diferentes sistemas monetarios posibles, para luego, en la tercer parte, explicar cómo fue que, por medio de actos deliberados de gobiernos y bancos centrales oficiales, se fue dando la progresiva (aunque todavía no total) destrucción del orden existente en materia monetaria, esto es, cómo es que se pasó en todo el mundo del patrón oro a la moneda libremente-oscilante. No obstante, resalta que ello no fue accidental, sino que constituyó el resultado lógico de la filosofía social de sus autores, a saber, el denominado ”progresismo”, autoproclamado anti-capitalista, que no veía con buenos ojos la planificación descentralizada y “sin-plan” del mercado (por consiguiente, tampoco en moneda) y proponía en reemplazo la planificación central por parte del Estado. En consecuencia, Mises resalta que resultará necesario, para que esta reconstrucción monetaria sea efectiva, un cambio en la estructura de la política económica en general, que deberá estar respaldado, necesariamente, por un cambio ideológico más favorable a la conservación de la libertad económica.

    Sorprendente/novedoso:
    Personalmente, me resultan de mayor agrado los escritos de estos autores del tipo teórico, y no tanto los de propuestas de reforma, puesto que creo que por momentos se mencionan cuestiones por arriba sin abordarlas a fondo, lo cual me deja una sensación de haber abordado mucho pero habiendo analizado la esencia en poco. Sin embargo, sí encontré cosas interesantes en la lectura. En primer lugar, me resultó novedoso y sorprendente cómo, a pesar de ser previamente dominante, la doctrina del patrón oro pasó en pocos años a quedar soslayada por las propuestas pro-inflacionismo debido a no haber elaborado sus defensores, confiados por su notoria popularidad, un sustento teórico sólido para ella; creo que se podría trazar un paralelismo al caso de Keynes-Hayek en que, no habiendo respondido este a lo expuesto por aquel en su Teoría General, luego las ideas keynesianas se expandirían ampliamente. Por otro lado, respecto a su propuesta en sí, si bien entiendo que el sistema de patrón oro, por su naturaleza misma, impondría de por sí cierto coto al gobierno, no puedo evitar preguntarme, cómo el mismo lo hace al inicio, “quién controlaría al que nos controla”: esto es, quién se aseguraría de que esta “Oficina de Conversión” cumpla con sus obligaciones de no inflar la moneda. Se me ocurre que, esencialmente por este problema del tipo “Public Choice”, una mejor solución a la propuesta por él (aunque sin yo poder ir al detalle de la misma como él si puede hacerlo) sería dejar las cuestiones de moneda y banco completamente en manos del mercado (libertad en moneda y banco).

    3 preguntas al autor:
    1) ¿Es de hecho negativa o indeseable una tendencia deflacionista generalizada y sostenida, si es que esta se debe, no a un exceso de demanda de dinero, sino a aumentos de la oferta de bienes producto de mejoras en la productividad?
    2) ¿No podría ser correcto, de hecho, considerar a la insuficiencia de dinero (exceso de demanda de dinero) en la economía un mal indeseable, así como se la considera a la inflación (exceso de oferta de dinero), en tanto ella conduciría, como sucedería con cualquier otro bien, a un aumento de su precio, pero con la diferencia de que, por el hecho de ser la unidad de medida de todos los precios del resto de los bienes, ello implicaría una presión a la baja de los precios de todos los bienes, lo cual generaría (al igual que sucede, pero a la inversa, en el caso de la inflación) una distorsión (y no una mera variación, puesto que no estaría reflejando variaciones en las preferencias reales de los individuos, sino desequilibrios en el mercado de dinero) en la estructura de los precios relativos?
    3) Cuando plantea que: “[…] estamos reducidos a escoger entre dos utopías: la utopía de una economía de mercado, que no se vea paralizada por el sabotaje del gobierno, por una parte, y la utopía de la planificación integral totalitaria, por la otra. Quien elija el primer término de la disyuntiva, tendrá que decidirse en favor del patrón oro” ¿No considera acaso posible que una alternativa posible, habiendo elegido la economía de mercado, sería la libertad en la acuñación de moneda y la libertad en el sistema bancario (siempre, obviamente, debiendo atenerse al derecho común, al igual que debe hacerlo cualquier empresa), y cuyo resultado podría ser un sistema distinto al patrón oro, pero igualmente elegido libremente en el mercado?

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