Seguimos con el tema planteado por Thomas Piketty, quien visita Argentina. Van comentarios de David Henderson, en la revisión que hace de su libro en la revista Regulation, del Cato Institute: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/regulation/2014/10/regulationv37n3-9_2.pdf#page=10
El tema es siempre si tenemos que preocuparnos por la distribución de la riqueza o tenemos que preocuparnos de la pobreza. Henderson, que ya lo ha criticado en el post anterior por no considerar cómo han mejorado las condiciones de muchos en los dos últimos siglos, comenta que Piketty presenta evidencia de que la proporción de riqueza heredada ha aumentado.
“Pero aún nos queda la pregunta: ¿y qué? Imaginemos –y Piketty me ha convencido de que puede ser probable- que la proporción del ingreso que va a los dueños del capital pueda haber subido en el tiempo, lo que significa que la proporción yendo al trabajo ha decaído. ¿Significa esto que los trabajadores estarán peor? En absoluto. En verdad, es probable que estén mejor. Desgraciadamente, muchos de los que leen el libro, especialmente quienes no son economistas, podrían perder de vista este punto por dos razones: (1) El énfasis de Piketty está en la proporción sobre el ingreso no en el ingreso real; y (2) su lenguaje se presta a confusión. Esperaríamos un énfasis en proporciones y no en el ingreso real de alguien que cree que la desigualdad de riqueza e ingreso, más que las mejoras en el nivel de vida, están “en el centro del análisis económico.”
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“Consideremos la afirmación de Piketty sobre los Estados Unidos y Francia: ‘Y la mitad más pobre de la población son tan pobres hoy como lo eran en el pasado, con casi 5% del total de la riqueza, tal como en 1910’. Esto es absurdo. Si los pobres tuvieran el mismo porcentaje de riqueza que tenían en 1910 serían mucho más ricos y su riqueza mucho mayor, como Piketty bien sabe. Aquí ha pasado de un lenguaje confuso a un error cierto.”
“Un factor importante al que Piketty presta poca atención es la movilidad de las personas entre niveles. Existe un constante cambio a medida que la gente gana y pierde riqueza. Mucho de este cambio se debe a lo que Schumpeter llamó ‘destrucción creativa’. Emprendedores e inversores desarrollan nuevas ideas y si tienen éxito obtendrán mucho dinero (la parte creativa) y harán que las empresas existentes lo pierdan (la parte destructiva). La negación de Piketty sobre este efecto aparece cuando considera la lista Forbes 400 de los más ricos del mundo. Dice que el promedio de riqueza de los Forbes 400 creció de $1.500 millones en 1987 a casi 15.000 millones en 2013 ‘un promedio de crecimiento del 6,4% sobre la inflación’. Bien, hasta ahora. Pero de esto concluye: ‘Las mayores fortunas crecieron más que la riqueza promedio’. Pero no podemos llegar a esa conclusión basados en datos de Forbes 400. La razón: en esos 16 años hubo una gran rotación entre los que estaban en esa lista. Sin duda, la riqueza de muchos de los Forbes 400 en 1987 que ya no estuvieron en la lista después, ha caído. Si esto es suficiente como para que el promedio de riqueza de los Forbes 400 de 1987 crezca más lentamente que el promedio de la población, no sabemos. Lo que sí sabemos es que Piketty tendría que haber controlado esto antes de llegar a su conclusión, y no lo hizo. O más correctamente, ni su libro ni su apéndice contienen datos que permitan llegar a su conclusión.”
“Un elemento central de su argumento es su supuesto de que la tasa de retorno de las acciones excederá mucho la tasa de crecimiento de la economía y los salarios reales. Con la jubilación estatal (Social Security), los beneficios no crecerán más que los salarios reales. Por lo tanto ¿no tendría sentido dejar que la gente invierta sus aportes en acciones más que en la baja tasa que obtienen hoy? Piketty dice que no. Presenta un buen argumento: la transición es muy complicada. Pero su otro argumento es que invertir en acciones es como jugar a los dados. ¿Qué pasó con su afirmación sobre el retorno de las acciones?