Después de ver la ‘originalidad de la copia’ en las ideas de la Cepal, una realmente original: de Soto y la informalidad

Con los alumnos de la UFM, en un curso sobre las ideas políticas y económicas en América Latina, vemos a Mario Vargas Llosa comentar otra de las grandes ideas originales de la región. Antes vimos las de la Cepal, que también fueron originales, aunque sus propuestas dieron como resultado economías cerradas, estancamiento y alta inflación (aunque Fernando Henrique Cardoso habla de la originalidad de la copia). Estas fueron realmente originales, y abrieron la puerta a la consideración de un mundo enorme, que estaba fuera del registro de los economistas. Aquí algunos párrafos del prólogo al libro El Otro Sendero:

“Cuando se habla de economía informal se piensa inmediatamente en un problema. Esos empresarios y  vendedores cuyas industrias y negocios no están registrados, no pagan impuestos y no se rigen por las leyes, reglamentos y pactos vigentes, ¿no son, acaso, competidores desleales de las empresas y tiendas que operan en la legalidad, pagando puntualmente sus impuestos? ¿Al evadir sus obligaciones tributarias no privan al Estado de recursos necesarios para atender a las necesidades sociales y realizar urgentes obras de infraestructura?

Hernando de Soto sostiene que esta manera de encarar el asunto es totalmente errónea. Porque en países como el Perú el problema no es la economía informal sino el Estado. Aquella es, más bien, una respuesta popular espontánea y creativa ante la incapacidad estatal para satisfacer las aspiraciones elementales de los pobres. No deja de ser una paradoja que este libro, escrito por un defensor de la libertad económica, constituya una requisitoria contra la ineptitud y la naturaleza discriminatoria del Estado en el tercer mundo que en su seriedad y contundencia no tiene acaso parangón y, por ejemplo, reduce a meros desplantes retóricos buena parte de las críticas radicales o marxistas publicadas en nuestros días sobre la condición del mundo subdesarrollado.

Cuando la legalidad es un privilegio al que solo se accede mediante el poder económico y político, a las clases populares no les queda otra alternativa que la ilegalidad. Este es el origen del nacimiento de la economía informal, que Hernando de Soto documenta con pruebas incontrovertibles. Para conocer de manera práctica el ‘costo de la legalidad’ en el Perú, el Instituto Libertad y Democracia montó un ficticio taller de confecciones y tramitó, oficina tras oficina, su reconocimiento jurídico. Había decidido no pagar ningún soborno salvo en aquellas instancias en que, de no hacerlo, el trámite quedaría definitivamente interrumpido. De diez ocasiones en que los funcionarios se lo solicitaron, en dos se vio obligado a gratificarlos bajo mano. Registrar debidamente el supuesto taller demoró 289 días de gestiones que exigieron una dedicación casi exclusiva de los investigadores del Instituto empeñados en la simulación y una suma de 1.231 (computando los gastos realizados y lo dejado de ganar en ese tiempo) que significaba 32 veces el sueldo mínimo vital. La conclusión del experimento: ‘legalizar’  una pequeña industria, en estas condiciones, está fuera de las posibilidades de un hombre de recursos modestos, como comenzaron siéndolo todos los informales del Perú.”

Tamaño del Estado, felicidad y nivel de inteligencia: ¿cuánto más alto el IQ más eficiente? ¿Y los incentivos?¿Y la moral?

Los economistas suelen explorar el mundo vinculando distintos “datos estilizados”, como suelen decir, o, simplificando, estadísticas. Esto los lleva muchas veces a buscar relaciones entre fenómenos sin prestar la debida atención a la explicación lógica que pueda existir entre dos variables y, más importante aún, su causalidad. Es decir, dos variables pueden estar relacionadas, se puede evaluar eso a través de sofisticadas regresiones, pero eso no nos resuelve la gran duda de cuál determina a cuál.

Así es que aparecen cosas como ésta, un paper del profesor de Princeton Raufhon Salahodjaev, titulado “Government size, intelligence and life satisfaction”, disponible aquí: https://mpra.ub.uni-muenchen.de/76902/1/MPRA_paper_76902.pdf

El título ya dice todo, se trata de la relación que pueda existir entre el tamaño del estado, la inteligencia y la satisfacción en la vida. Dice al resumen:

“Estudios reciente muestran que factores sicológicos, como la capacidad cognitiva, juegan un papel importante en la modelización empírica de la satisfacción con la vida 6y sugieren que la inteligencia es representativa del capital político e intelectual. Estos artículos, sin embargo, solamente exploran el efecto directo de la inteligencia en el bienestar subjetivo. En este estudio conjeturamos que el capital intelectual es un mecanismo a través del cual el tamaño de la burocracia impacta en la satisfacción con la vida. Utilizando datos de 147 países, encontramos que la interacción entre el IQ de un país y el tamaño del estado es positiva y significativa, sugiriendo que el tamaño del estado aumenta la satisfacción con la vida más en los países con alto IQ y menos en los países con menores niveles de capacidad cognitiva”.

¿Y cuál sería la explicación de esa relación? Así lo comenta:

“Tomando en cuenta que el funcionamiento eficiente de las instituciones de gobierno ‘depende de un público que pueda procesar información compleja y participar activamente en política’, podemos anticipar que el efecto del sector público en la satisfacción con la vida depende del nivel de inteligencia. Más aún, la investigación muestra que la inteligencia promedio de la elite gobernante se relaciona positivamente con el éxito económico, los estándares morales en el gobierno y las prioridades del gasto público  (Simonton, 1985, 2006a,b). Por ejemplo, gobiernos en países con IQs más altos dedican más recursos al gasto militar (Salahodjaev, 2016), ratifican tratados internacionales sobre el ambiente más a menudo  (Obydenkova & Salahodjaev, 2016), y es más probable que inviertan en salud (Lv & Xu, 2016) y muestren mayor preocupación por la población menos privilegiada (Salahodjaev & Azam, 2015).”

En definitiva, el argumento del autor es que cuanto más inteligentes serán los políticos y burócratas, más eficientes serán los servicios del estado….

Uhm!!! ¿Y los incentivos de políticos y funcionarios? Tal vez si son más inteligentes lo son para perseguir mejor sus propios objetivos, que no son estrictamente los de los votantes. En otras palabras, pueden ser más inteligentes para robar…

Me parece que falta Public Choice en el análisis.

¿Y qué pasa con los valores y la cultura que predominan en una determinada sociedad? Pueden ser inteligentes pero tener pésimos valores. ¿Acaso mide eso el IQ?

La peor hambruna del siglo XX fue en China. Luego, los campesinos distribuyeron la propiedad comunal. Nada fue igual

Hay, creo, dos razones por las cuales predomina el pesimismo en la avalancha de noticias que recibimos a diario: la primera de ellas es que las buenas noticias no generan tantos lectores como las malas, la normalidad se asume como tal, mientras que el accidente o el crimen serían la excepción; la segunda es que todo el que quiera promover algún cambio ‘revolucionario’ (no evolutivo) en la sociedad, debe antes mostrar que todo anda mal, ya que por eso se necesita el cambio.

Al respecto, una serie de autores (Matt Ridley, Steven Pinker y ahora Johan Norberg) han escrito sendos libros presentando una visión contraria, esto es, optimista, del progreso de la sociedad y el ser humano, sobre todo a partir de la llegada de la sociedad liberal y el capitalismo. Las referencias y los números son contundentes. Aquí algunos del libro  Johan Norberg, Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future:

 

“Aún mejor noticia que la caída de la desnutrición crónica es la desaparición de grandes hambrunas. En los últimos 140 años hubo 106 episodios de hambre masiva, cada uno de los cuales mató a más de 100.000 personas. Entre 1900 y 1909, murieron en hambrunas unos 27 millones de personas, y más de 15 millones lo hicieron en cada década entre 1920 y 1960. Esas hambrunas fueron parcial o totalmente obra del hombre. En el primer período fue el resultado de que políticas imperiales desmantelaran la producción agrícola local y su comercio y se forzara a los campesinos a producir para exportar. Las hambrunas por guerra mataron a millones en Asia en los años 1930s y 1940s. Los regímenes comunistas en la Unión Soviética, China, Camboya, Etiopía y Corea del Norte mataron a decenas de millones debido a la colectivización forzosa y el uso del hambre como un arma.”

“No hay país que haya sufrido una hambruna más grande que China. Desde 1958 a 1961, el dictador Mao Zedong trató de  mostrar la superioridad de su variante del comunismo mediante un “Gran Salto Adelante” de industrialización forzada. La tierra privada remanente e incluso los utensilios de cocina fueron confiscados y los trabajadores agrícolas fueron llevados a proyectos de obras públicas y fábricas de acero. Como resultado, se estima que alrededor de 40 millones de personas murieron de hambre, y la expectativa colapsó en unos 20 años.

Y después de este desastre la comida era escasa en China debido a que las granjas colectivas desalentaban el trabajo y la innovación. Nadie podía obtener más por medio de un trabajo más duro o la inversión en mejores métodos. Hoy, los líderes chinos están orgullosos de su productivo sector agrícola, pero no cambió debido a una decisión que viniera desde arriba. Comenzó con unos pocos valientes campesinos en la villa de Xiaogang en la provincia de Anhui en Diciembre de 1978.

Las dieciocho familias de la villa estaban desesperadas. EL sistema comunista no les proveía a ellos, ni a sus hijos, de suficiente comida. Algunas familias tenían hervir hojas de álamo y comerlas sin sal; otros molían cáscara de árbol para usarla como harina. Entonces, se encontraron en un lugar secreto, una noche tarde, y decidieron parcelar la tierra comunal entre ellos. Cada familia tomaría sus propias decisiones sobre qué y cuanto sembrar y cuánto trabajar, y cada familia podría vender lo que produjera, luego de que el gobierno tomara la parte que demandaba.

Lo escribieron como un contrato formal para que todos estuvieran comprometidos, lo firmaron o pusieron sus huellas a la luz de una lámpara de aceite. Ahora que estaba firmado, el riesgo era alto. Si el documento era hallado, serían castigado con todo el peso del régimen. Los villeros se pusieron de acuerdo que, si se conocía y alguno iba preso, los demás criarían a sus hijos. El campesino que había escrito el contrato lo escondió dentro de un pedazo de bambú en el techo de su casa, esperando que los funcionarios nunca lo encontraran.

Eventualmente, esta privatización secreta se conoció. EL resultado era demasiado bueno para mantenerlo en secreto. Los granjeros no comenzaban a trabajar cuando sonaba el silbato de la villa – salían mucho antes y trabajaban mucho más duro. Hubo un crecimiento dramático de la producción. La cosecha de grano en 1979 fue seis veces más alta que la del año anterior. Otras villas podían ver que a los de Xiagong les iba mejor, que su gente estaba mejor alimentada, y trataron de saber qué hacían diferente…”

Los Neo-malthusianos que siempre han predicho catástrofes con hambrunas, siempre se han equivocado

Hay, creo, dos razones por las cuales predomina el pesimismo en la avalancha de noticias que recibimos a diario: la primera de ellas es que las buenas noticias no generan tantos lectores como las malas, la normalidad se asume como tal, mientras que el accidente o el crimen serían la excepción; la segunda es que todo el que quiera promover algún cambio ‘revolucionario’ (no evolutivo) en la sociedad, debe antes mostrar que todo anda mal, ya que por eso se necesita el cambio.

Al respecto, una serie de autores (Matt Ridley, Steven Pinker y ahora Johan Norberg) han escrito sendos libros presentando una visión contraria, esto es, optimista, del progreso de la sociedad y el ser humano, sobre todo a partir de la llegada de la sociedad liberal y el capitalismo. Las referencias y los números son contundentes. Aquí algunos del libro  Johan Norberg, Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future:

“A medida que cayeron las tasas de mortalidad, era necesario alimentar una creciente población global. Desde 1950 a mediados de los 1980s, la población mundial se duplicó de 2.5 a 5 mil millones, y muchos neo-Malthusianos predijeron hambrunas masivas. ‘La batalla para alimentar a la humanidad está terminada’, escribió Paul Erlich en The Population Bomb en 1968. ‘En los 1970s, el mundo va a sufrir hambrunas –millones de personas se van a morir de hambre’. En  Famine 1975, William y Paul Paddock predijeron que ‘en quince años las hambrunas serán catastróficas’.”

Sin embargo, sucedió exactamente lo contrario. Justo cuando ellos decían que la batalla estaba perdida, tuvimos grandes avances, y nadie luchó con mayor empeño por la humanidad que Norman Borlaug, agrónomo de Iowa, quien estaba obsesionado con el problema del hambre global.

Luego de miles de cruzas de trigo, Borlaug pudo obtener un híbrido de alto rendimiento que era resistente a los parásitos y no era sensible a las horas de luz del día, por lo que podía crecer en climas muy diferentes. Muy importante, era una variedad enana, ya que el trigo alto gastaba mucha energía en crecer tallos no comestibles que colapsaban si crecían muy rápido. Cuando introdujo este nuevo híbrido, Borlaug también mostró a los campesinos cómo la irrigación moderna y los fertilizantes artificiales incrementaban los rendimientos. El nuevo trigo se introdujo rápidamente en todo México y, sorprendentemente, en 1963 la cosecha fue seis veces más grande que la de 1944. De la noche a la mañana, México se convirtió en un exportador neto de trigo.

“La FAO informó en 1947 que alrededor del 50% de la población mundial estaba crónicamente mal alimentada. Alrededor de esta época se introdujo el fertilizante de nitrógeno en forma extendida y muchos países de bajos y medianos ingresos comenzaron a modernizar sus sectores agrícolas. En 1969-71, la FAO estimó que 37% de la población de los países en desarrollo estaba mal alimentada, y hoy esta cifra se ha reducido al 13%.”

“Desde 1990-92, la proporción de mala alimentación crónica se ha reducido desde 23 al 13 porciento de los países de ingresos medianos y bajos. El número de gente con hambre se ha reducido en 216 millones. Como la población ha crecido en 1.900 millones en ese mismo tiempo, las estimaciones de la FAO indican que casi dos mil millones de personas se han liberado de un probable estado de hambre en los últimos 25 años.”

Optimismo y noticias que no se comentan: el capitalismo derrotó el pesimismo Malthusiano y las hambrunas

Hay, creo, dos razones por las cuales predomina el pesimismo en la avalancha de noticias que recibimos a diario: la primera de ellas es que las buenas noticias no generan tantos lectores como las malas, la normalidad se asume como tal, mientras que el accidente o el crimen serían la excepción; la segunda es que todo el que quiera promover algún cambio ‘revolucionario’ (no evolutivo) en la sociedad, debe antes mostrar que todo anda mal, ya que por eso se necesita el cambio.

Al respecto, una serie de autores (Matt Ridley, Steven Pinker y ahora Johan Norberg) han escrito sendos libros presentando una visión contraria, esto es, optimista, del progreso de la sociedad y el ser humano, sobre todo a partir de la llegada de la sociedad liberal y el capitalismo. Las referencias y los números son contundentes. Aquí algunos del libro  Johan Norberg, Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future:

“Cosechas fracasadas no eran poco comunes en Suecia. Una sola hambruna, entre 1695 7 1697, causó la muerte de una en quince personas, y hay referencias a canibalismo en los relatos orales. Sin maquinarias, almacenaje frío, irrigación o fertilizante artificial, los fracasos de cosechas eran siempre una amenaza, y en ausencia de comunicaciones modernas y transporte, una cosecha fallida a menuda significaba hambruna”.

“Las hambrunas eran universales, un fenómeno regular, que sucedía tan regularmente en Europa que se había incorporado en el régimen biológico del ser humano y formaba parte de su vida diaria, según el historiador francés Fernand Braudel. Francia, uno de los países más ricos del mundo, sufrió 26 hambrunas nacionales en el siglo XI, dos en el XII, cuatro en el XIV, siete en el XV, trece en el XVI, once en el XVII y dieciséis en el XVIII. En cada siglo hubo también cientos de hambrunas locales”

Por eso Malthus decía:

“El poder de la población es tan superior al poder de la tierra para producir la subsistencia del hombre, que la muerte prematura debe de alguna forma visitar a la naturaleza humana. Los vicios de la humanidad [infanticidio, aborto, contracepción] son activos y eficientes instrumentos de la despoblación. Son los grandes precursores en el gran ejército de la destrucción, y a menudo completan el trabajo ellos mismos. Pero si fracasaran en esta guerra de exterminio, pestes, epidemias, pestilencias, y plagas, avanzas en terrífica amplitud, y barre de a miles o decenas de miles. Y si el éxito fuera aún incompleto la inevitable hambruna gigante aparece por detrás, y con un gran y poderoso golpe, nivela a la población con los alimentos del mundo”.

Malthus describía acertadamente la situación de la humanidad. Pero subestimó su capacidad para innovar, para resolver problemas y cambiar sus usos cuando las ideas del Iluminismo y las mayores libertades le dieron una oportunidad a la gente de hacerlo. A medida que los campesinos obtuvieron derechos de propiedad, tuvieron un incentivo para producir más. A medida que se abrieron las fronteras al comercio internacional, las regiones comenzaron a especializarse en el tipo de producción apropiado para aprovechar esas oportunidades. Aun cuando la población crecía rápidamente, la oferta de alimentos crecía más rápido. El consumo per cápita en Francia e Inglaterra aumentó de alrededor de 1700-2200 calorías a mediados del siglo XVIII a 2500-2800 en 1850. Las hambrunas comenzaron a desaparecer. Suecia fue declarada libre del hambre crónica a comienzos del siglo XX.”

CEPAL: una visión ideológica estatista, en la tradición socialista, financiada con el dinero de los contribuyentes

Con los alumnos de la UFM que vemos el curso sobre las ideas políticas y económicas en América Latina, estamos considerando las ideas y propuestas de la Cepal. En esta ocasión analizamos una revisión de las ideas desarrolladas en esa institución según este trabajo, elaborado para sus 50 años: Ricardo Bielschowsky (1998) Evolución de la ideas de la CEPAL, Revista de la CEPAL, Nro. Extraordinario, Santiago de Chile, octubre de 1998 (35 páginas).

La CEPAL, un organismo internacional financiado por recursos públicos, fue desde su origen algo más parecido a un instituto para la promoción de una cierta visión ideológica en particular, que este autor ubica dentro de la tradición ‘socialista’. Y todo con dinero de los contribuyentes. Aquí, por ejemplo, sobre la planificación económica:

“Desde los orígenes de la CEPAL los trabajos se centraban en las políticas (policy oriented). La acción estatal en apoyo del proceso de desarrollo aparece en el pensamiento cepalino como corolario natural del diagnóstico de problemas estructurales en materia de producción, empleo y distribución del ingreso en las condiciones específicas de la periferia subdesarrollada.

En los años cincuenta, el concepto clave utilizado para otorgar coherencia y sistematicidad a las proposiciones de política fue el de «planificación» o «programación».13 / En ese entonces, y en cierta medida también en los años sesenta, el énfasis en la planificación tenía un significado adicional, que era suplir las inmensas deficiencias técnicas en la mayoría de los gobiernos de la región.

El punto de partida para prestar apoyo técnico a los Gobiernos en materia de planificación fue la elaboración de orientaciones técnicas de programación, acompañada en varios países de ensayos de aplicación de dichas técnicas. 14/ En 1953 se divulgaría un «Estudio preliminar sobre la técnica de programación del desarrollo económico», que fue revisado en el documento Introducción a la técnica de programación (CEPAL, 1955). Conforme se explica en la introducción al documento de 1955, la programación consistía en la «etapa lógica» que seguía al reconocimiento de los problemas del desarrollo, vale decir, de la necesidad de conferir racionalidad al proceso espontáneo de industrialización en curso.

El autor principal de la parte conceptual de esos documentos sobre programación fue Celso Furtado. Se iniciaba entonces una tradición que difundirían Jorge Ahumada, Pedro Vuscovic y otros economistas que a principios de los años sesenta ayudaron a Prebisch a crear, bajo la égida de la CEPAL, el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) Y que tendrían un papel central en la influyente trayectoria de esa entidad en la formación de cuadros técnicos gubernamentales en toda América Latina.15/

Vista desde la perspectiva actual, la orientación contenida en el documento sobre técnicas de programación parece trivial. Indica, primero, cómo realizar ejercicios de consistencia macroeonómica a fin de contar con un punto de partida para la programación, o sea, la definición de las tasas de crecimiento posibles dadas las restricciones previsibles del ahorro y del balance de pagos; además, da indicaciones sobre la realización de proyecciones de demanda sectorial basadas en la elasticidad-ingreso -que sólo en textos posteriores se recomendaría instrumentalizar con la matriz de insumo-producto; una vez en posesión del mapa del consumo futuro, el programador debería proceder a seleccionar sectores y proyectos de sustitución de importaciones de acuerdo con el criterio de «productividad social marginal del capital».

Sin embargo, en el contexto latinoamericano de los años cincuenta, eso nada tenía de trivial. Faltaban las estadísticas económicas básicas, no se contaba siquiera con sistemas mínimos de cuentas nacionales y los gobiernos operaban las economías con gran desconocimiento de sus tendencias básicas. La orientación dada por las técnicas de programación de la CEPAL hacían tomar conciencia de esas insuficiencias y de la importancia de otorgar un mínimo de previsibilidad al contexto macroeconómico en que descansaría el proceso de crecimiento deseado.

A partir de entonces, en el curso de toda su historia, la CEPAL, y el ILPES producirían un sinnúmero de textos de recomendación de política económica -y un sinnúmero de misiones de asistencia técnica a los países latinoamericanos- en los más variados campos de la actividad económica y sobre los más variados temas que componen la problemática del desarrollo.”

Fernando Henrique Cardoso y el pensamiento de la Cepal: no lo siguió como presidente…, por suerte para Brasil

Con los alumnos de la UFM vemos un curso sobre las ideas políticas y económicas en América Latina. En esta oportunidad, estamos analizando las ideas de la Cepal, que tanta influencia tuvieran, y en alguna forma tienen, en la región. Aquí leemos nada menos que a Fernando Henrique Cardoso, quien varios años después de escribir esto fuera presidente de Brasil y aplicara políticas bastante diferentes. En fin, aquí va parte de su análisis en un artículo publicado en la Revista de la Cepal en  1977:

“Es interesante observar que, aunque el razonamiento de Prebisch y de la CEPAL se basa en la necesidad imperiosa de aumentar la productividad por habitante y obtener, simultáneamente, acumulación de capitales para elevar el bienestar de la masa de ía población, este punto fue sumamente criticado tanto por la izquierda como por la derecha. La izquierda lo criticó porque, una vez más, faltó el enunciado explícito de los mecanismos mediante los cuales se compatibilizarían ambas metas (la acumulación de capital y el mejoramiento del nivel de vida popular); la derecha, porque en el Manifiesto Latinoamericano (como Hirschman llamó al documento de 1950) no vio otra cosa que una acusación contra los países ricos y un afán de redistribución internacional que no tomaba en serio la necesidad de formar capitales y de aumentar la productividad.

Sin embargo, Prebisch fue explícito. Mostró que:

— el comercio internacional debería asumir un papel activo, a fin de ayudar al crecimiento de América Latina (véase el estudio sobre «El desarrollo económico de América Latina y algunos de sus principales problemas»);

— el aumento de la productividad era indispensable;

— sin acumulación no habría desarrollo;

— con todo, insistió en que este proceso no debería producirse apelando a la disminución del consumo popular, ya bajísimo.

Cito textualmente partes del artículo mencionado:

«Para formar el capital necesario a la industrialización y el progreso técnico de la agricultura, no parecería indispensable comprimir el consumo de la gran masa, que por lo general es demasiado bajo» (p. 3). Aún más: «Si con el progreso técnico se logra aumentar la eficacia productora, por un lado, y si la industrialización y una adecuada legislación social van elevando el nivel del salario real, por otro, se podrá ir corrigiendo gradualmente el desequilibrio de ingresos entre los centros y la periferia, sin desmedro de esa actividad económica esencial (la exportación primaria)» (pp. 3-4). Prebisch llega a poner límites a la industrialización (y en consecuencia al proteccionismo) en función de aquellos objetivos: «Si el propósito consiste en aumentar lo que se ha llamado con justeza el bienestar mensurable de las masas, hay que tener presente los límites más allá de los cuales una mayor industrialización podría significar merma de productividad».

Y en cuanto a las propuestas de política económica:

“En el plano de las metas básicas y de los instrumentos de política económica necesarios para alcanzarlas, la posición de la CEPAL tuvo pocas variaciones durante los años cincuenta:

– industrialización y proteccionismo ‘sano’;

— política adecuada de asignación de recursos externos;

– programación de la substitución de importaciones;

— especial atención para que no disminuyan todavía más los salarios durante el proceso de industrialización, y evitar la reducción de la capacidad de consumo de las grandes masas.”

La biotecnología pone en peligro a las vacas: la propiedad las protege y protegería también a otras especies

Recomiendo este artículo en la revista de La Nación:  http://www.lanacion.com.ar/1983650-carne-del-futuro-la-reconciliacion-de-los-carnivoros-y-los-veganos

De Santiago Bilinkis, se titula “Carne del futuro: la reconciliación de los carnívoros y los veganos”. Plantea los beneficios y los costos de la actual producción de carnes, y señala los posibles cambios que puede traer la biotecnología:
“Sin embargo, la biotecnología está generando una tercera vía, que minimice los efectos nocivos de la fabricación de carne, pero mantenga los beneficios que su consumo moderado nos aporta y el placer de comer un buen bife. Después de todo, ese bife no es otra cosa que muchas células musculares vacunas y algo de células grasas. La clave reside en la ingeniería de tejidos, que nos está permitiendo hacer crecer tejido vivo en un laboratorio, fuera del vientre de una vaca.

Es importante aclarar que no hay nada artificial en esta carne. Son las mismas células, sólo que gestadas en otro ámbito.

Esto no es ciencia ficción: la primera hamburguesa producida por este método fue presentada en Londres en 2013. Todavía la calidad era inferior en sabor y textura. Pero dentro de una década o dos, quizá sacrificar vacas en un matadero nos parezca una costumbre tan insensible y salvaje como nos resulta hoy despellejar zorros para hacer tapados, a pesar de que una generación atrás los abrigos de piel constituían una prenda de uso corriente.”

Bilinkis señala el obvio impacto que esto tendría en un país productor de carnes como la Argentina. Quisiera ahora señalar otro fenómeno, no considerado en el artículo. Según la página Beef2Live, hay en el mundo unos mil millones de vacas: http://beef2live.com/story-world-cattle-inventory-ranking-countries-0-106905

El cuadro muestra que hay 302 millones en India (donde no las comen pero sí las ordeñan). Un efecto del cambio biotecnológico reduciría el uso de las vacas solamente a la leche, o al cuero, con lo cual serían seguramente necesarias mucho menos vacas de las que ahora hay. Y si la biotecnología puede producir carne, también podrá en algún momento producir leche, e incluso hasta cuero (del cual ya hay una versión artificial). Si esto llegara a ser así, ¿para qué sería necesario tener vacas?

No parece un animal que se vaya a elegir como mascota. Y a pesar del contenido religioso que tiene en la India, si hay leche natural biotecnológica, pocos van a buscar reproducir vacas que luego son costosas de mantener, si se puede obtener leche natural sin esos costos.

En ese escenario imaginado el número de vacas sería mucho menor, tal vez solamente las que se puedan encontrar en un zoológico, pero estos también están desapareciendo. ¿Y cuál sería el ‘hábitat natural’ de las vacas?

En fin, el punto es para señalar un argumento poco intuitivo que muchos ecologistas no entienden: es porque “aprovechamos” las vacas que hay tantas de ellas; es porque son “propiedad” de los productores que se multiplican hasta ser mil millones. Y lo hacen porque a la gente le interesan algunas cosas que provienen de las vacas. Si no fuera así, quedarían unas pocas simplemente como recuerdo.

Visto desde el otro lado, facilitar la “propiedad” de especies las multiplicaría en tanto y en cuanto hubiera algún uso de ellas, aunque más no sea el de verlas. ¿Y si no hubiera algún uso? En fin, ¿acaso promovemos la protección de las cucarachas?

Convenciones que se auto-cumplen o controlan, podrían explicar la posible existencia de un orden espontáneo

En Teoría de los Juegos, el contrato social y la creación del Estado sirve para resolver problemas del tipo Dilema del Prisionero, donde los incentivos a traicionar superan a los incentivos a cooperar. Es por eso que muchos autores no conciben que puedan generarse, por ejemplo, derechos de propiedad, sin la previa existencia del estado. No sería esa la visión de Hume, y la Anthony de Jasay, como la presenta en un artículo titulado “Conduct and Contract”:

“Gracias al creciente interés en Hume en las últimas décadas, la naturaleza y el rol de las convenciones es ahora ampliamente comprendido. Son formas de conducta que, si las adopta un número significativo de personas, otorgan mejorados beneficios a cada uno; por lo tanto, si se alcanza un crítico límite mínimo, los no-adherentes son inducidos a adherir. Eso no es el resultado de un acuerdo, sino una elección unilateral. Todas las convenciones son equilibrios de Nash (ver Lewis 1969); esto es, se auto-imponen, pero solo unas pocas son auto-impuestas en el sentido de que su incumplimiento es ipso facto malo para el que se desvía; el lenguaje, el papel moneda y las reglas de tránsito son bien conocidos ejemplos de las más simples. La mayoría de las convenciones, sin embargo, sólo son auto-impuestas en un sentido compuesto; dejan abierta una opción para que el desviado sea free rider, pero desatan una estrategia de castigo si intenta tomar ventaja de ello desviándose. Hay disponible una amplia gama de castigos para desalentar a los free riders. Tal vez el más obvio sea el rechazo a interactuar en futuras rondas del juego con el incumplidor, pero, por supuesto, hay otras. Debe asumirse que el costo del castigo no es mayor que la ventaja de suprimir el free riding y así, se protege a la convención de debilitarse y favorece su longevidad. Dicho supuesto parece razonable, ya que explica la permanente supervivencia de convenciones que parecen invitar al free riding. Tengamos en cuenta que ningún poder central, especializado, parece necesario, o incluso económico, especialmente el caso del empleo de una ‘agencia protectora’ en el sentido de Nozick, que eventualmente llega a ser un estado (ver Nozick, 1974), la cual crea problemas de agencia que pueden generar costos muy altos en explotación y pérdida de libertades.

Un sistema humeano de convenciones puede consistir en tres niveles. El más importante actúa contra los daños; protege la vida y la persona, la libre búsqueda de objetivos pacíficos; en palabras de Hume, la ‘estabilidad de la posesión’(Hume, Libro III, Parte II, Sección 3) y su transferencia por consentimiento (Sección 4) como también el mantenimiento de las promesas (Sección 5). En el segundo nivel están las convenciones contra molestias y externalidades negativas. En nuestros días, algunas nuevas convenciones contra la degradación ambiental pueden llegar a agregarse a las otras externalidades de este segundo nivel, aunque es temprano para afirmarlo. El tercer nivel consiste de convenciones laxamente aplicadas que tienen como objetivo frenar ciertos actos poco civilizados y defender ciertos beneficios de la civilización. El conjunto de estas convenciones, tolerablemente cumplidas pero no necesariamente a prueba de errores, para confortablemente suficiente para crear y sostener un orden social que podría ser denominado una anarquía ordenada.”

¿Queremos crecer y progresar? Veamos cómo hacemos para atraer a las cincuenta empresas más innovadoras

La consultora de management Boston Consulting Group, elabora y publica un interestante informe con las 50 empresas más innovadoras: https://www.bcgperspectives.com/content/interactive/innovation_growth_most_innovative_companies_interactive_guide/

No van más comentarios, éstas son:

rank Company Revenue EBIT TSR R&D
spending
1 Apple 27.9 35.7 –3.0 33.5
2 Google 13.6 14.7 46.6 24.9
3 Tesla 26.5 NA 7.9 54.5
4 Microsoft 7.8 1.0 22.7 5.8
5 Amazon 20.2 1,154.5 117.8 35.2
6 Netflix 23.2 –24.0 134.4 37.8
7 Samsung –2.7 5.5 –3.4 –4.7
8 Toyota 4.3 3.8 2.0 5.1
9 Facebook 43.8 26.3 34.1 79.5
10 IBM –11.9 –18.4 –11.4 –3.5
11 Bayer 9.7 22.0 4.3 18.0
12 Southwest Airlines 5.6 82.1 2.4 NA
13 Hewlett-Packard –7.3 –7.6 –33.3 1.6
14 BMW 14.6 3.5 12.0 3.3
15 General Electric –21.8 –51.5 27.5 0.0
16 Daimler 15.1 33.9 15.6 5.3
17 Uber NA NA NA NA
18 DuPont –28.0 –41.0 –2.7 –8.2
19 Dow Chemical –16.1 9.2 17.0 –3.0
20 BASF –5.2 –8.7 3.9 3.7
21 Airbnb NA NA NA NA
22 Under Armour 28.5 17.2 18.7 17.2
23 Gilead 31.1 41.9 8.6 20.4
24 Regeneron 45.5 49.3 32.3 NA
25 Cisco Systems 4.3 2.4 0.6 9.1
26 Pfizer –1.5 –12.4 7.1 6.9
27 General Motors –2.3 119.6 1.5 1.4
28 JPMorgan Chase –1.5 3.0 8.4 NA
29 Johnson & Johnson –5.5 –13.1 1.1 6.5
30 AXA –4.1 3.8 36.9 NA
31 Nike 5.8 7.8 31.4 NA
32 Expedia 15.8 –22.5 46.8 21.0
33 Allianz 7.4 26.6 24.6 NA
34 SpaceX NA NA NA NA
35 Xiaomi NA NA NA NA
36 Disney 7.5 15.2 12.9 NA
37 Hilton 4.9 12.5 –17.5 NA
38 Renault 10.4 46.2 56.2 20.6
39 NTT Docomo 3.3 19.3 45.2 NA
40 Intel –0.9 –8.2 –2.2 5.1
41 Marriott 4.2 12.5 –13.0 NA
42 3M –4.9 –1.1 –5.9 –1.1
43 Dell NA NA NA NA
44 Orange 2.0 –3.1 14.1 NA
45 Siemens 5.2 –3.6 –1.0 10.3
46 Huawei 37.1 33.9 NA 45.9
47 Bristol-Myers Squibb 4.3 27.4 19.3 3.2
48 Honda 9.6 –24.9 13.4 8.3
49 BT Group 5.9 11.2 20.8 –13.2
50 Procter & Gamble –8.2 –7.4 –10.0 –8.2