Hayek-Keynes y los ciclos económicos: un debate que marca toda la teoría económica

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

Política monetaria «ultraflexible», sobreinversión, empresas «zombies» y ciclo económico austriaco

Los economistas austriacos, desde Mises, han puesto énfasis en señalar las consecuencias de las políticas monetarias expansivas las que, al reducir las tasas de interés, fomentan proyectos de inversión que de otra forma no serían rentables y para los que no se ha producido ningún cambio en la preferencia temporal de los consumidores buscando un mayor consumo futuro, reduciendo el presente. En este paper del FMI que voy a presentar, algo similar aparece, con la figura de “empresas zombies”: IMF Working Paper, Western Hemisphere Department: “Too Low for Too Long. Could Extended Periods of Ultra Easy Monetary Policy Have Harmful Effects?” Prepared by Etibar Jafarov and Enrico Minnella: https://ssrn.com/abstract=4465105  or http://dx.doi.org/10.5089/9798400242748.001

“Los períodos prolongados de política monetaria ultraflexible en las economías avanzadas han reavivado los debates sobre la zombificación de empresas débiles y su impacto en la asignación de recursos, el crecimiento económico, la inflación y la estabilidad financiera. Utilizando datos macroeconómicos y a nivel de empresa, encontramos que las recesiones son un factor crítico en el rápido aumento en el número de empresas zombis. La política monetaria expansiva puede ayudar a reducir la zombificación cuando las tasas de interés están en el límite inferior cero (ZBL), pero una política monetaria demasiado acomodaticia durante períodos prolongados se asocia con una mayor probabilidad de zombificación. Las pequeñas y medianas empresas tienen más probabilidades de convertirse en empresas zombis. Esto genera inquietudes sobre la sostenibilidad de una implementación demasiado laxa de la política monetaria, especialmente en países donde el crecimiento es mediocre. Nuestros hallazgos implican una compensación entre llevar a cabo una política monetaria anticíclica, que también ayuda a contener el aumento en el número de empresas zombis en las recesiones cíclicas, y usar una política monetaria expansiva durante períodos prolongados, lo que puede conducir a una combinación de tasas de interés bajas, bajas crecimiento económico y alta vulnerabilidad financiera. Tal compensación no es una preocupación actualmente cuando la mayoría de los países están ajustando su postura de política monetaria, pero los formuladores de políticas deberían tenerlo en cuenta durante futuras recesiones.”

El legado de Robert Lucas: el gobierno no puede engañar sistemáticamente a todo el mundo

Unas semanas atrás falleció Robert Lucas, premio Nobel en Economía 1995, tal vez el más destacado economista de la Escuela de Chicago de las últimas décadas. Muchos señalan que sus aportes cambiaron radicalmente la macroeconomía predominante. He aquí un artículo que explica en forma simple sus principales contribuciones. Es de Patrick Horan, Investigador del Mercatus Center en George Mason University, con el título “The Legacy of Trailblazing Economist Robert Lucas”, publicado en la revista digital Discourse: https://www.discoursemagazine.com/economics/2023/05/22/the-legacy-of-trailblazing-economist-robert-lucas/

“En las décadas de 1960 y 1970, muchos economistas keynesianos creían en una versión cruda de la Curva de Phillips, que establece que existe una compensación entre el desempleo y la inflación. Si el desempleo es demasiado alto, el gobierno puede utilizar la política monetaria para estimular la demanda en la economía y reducir el desempleo. Una política monetaria más expansiva reduce los costos de endeudamiento y más dinero termina en manos de trabajadores y empresas. Esto conduce a un mercado laboral “restringido”, donde más personas están empleadas y pueden gastar su dinero en bienes y servicios. Los empleadores deben ofrecer salarios más altos para competir por los trabajadores. Entonces la inflación aumentaría. De manera similar, si la inflación es demasiado alta, el gobierno puede reducirla a costa de un mayor desempleo.

Sin embargo, durante la década de 1970, los EE. UU. y varias otras economías desarrolladas experimentaron una “estanflación”, una combinación de alto desempleo y alta inflación. La escuela keynesiana no logró explicar este fenómeno. Sobre la base de argumentos anteriores de Milton Friedman y Edmund Phelps, Lucas explicó que la Curva de Phillips tenía fallas porque no consideraba las predicciones cambiantes de las personas a medida que surgía nueva información. Si la inflación sube por sorpresa, puede reducir temporalmente el desempleo.

Sin embargo, si el gobierno intenta repetidamente estimular la economía para reducir el desempleo a costa de una mayor inflación, el público se dará cuenta de lo que el gobierno está tratando de hacer. Las empresas establecerán precios más altos y los trabajadores exigirán salarios más altos en previsión de una mayor inflación. Tratar de estimular la demanda para reducir el desempleo solo conducirá a una mayor inflación a largo plazo. Esta teoría de las expectativas racionales recuerda la máxima de Abraham Lincoln: «Puedes engañar a algunas personas todo el tiempo, y a todas las personas algunas veces, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo». Aunque los miembros del público no siempre pronostican con precisión, el gobierno no puede engañar sistemáticamente a todo el público para lograr algún fin deseado.

El trabajo de Lucas sobre las expectativas racionales condujo a un concepto relacionado llamado «Crítica de Lucas»: los formuladores de políticas no pueden predecir los efectos de un cambio en la política simplemente mirando los datos observados previamente. Más bien, deben considerar cómo el cambio en la política afectará las expectativas de las personas. Si bien confiar en la Curva de Phillips es probablemente el ejemplo más utilizado de no abordar la Crítica de Lucas, hay muchos casos en los que la crítica es relevante, y no solo en la macroeconomía o las finanzas tradicionales.”

Keynes-Hayek: Un debate que cumple un siglo y que marcó la política económica durante todo ese tiempo

Con los alumnos de Teorías Económicas, de Eseade, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

¿Un canario en la mina de carbón? La caída del Silicon Valley Bank, como siempre, ¿es una señal de alerta?

Cada vez que un banco cierra, o es cerrado por la autoridad controladora se disparan las preocupaciones ya que en un sistema de reservas fraccionarias de algún lado tienen que salir los fondos para devolver los depósitos, y como vivimos en un mundo donde eso se ha estatizado, hay que esperar a ver si las autoridades monetarias deciden poner lo que falta o… dejarlo caer. De una forma u otra igual se genera ansiedad sobre el resultado final. Sobre el último evento del Silicon Valley Bank opina Doug French, President Emeritus of the Mises Institute, autor de Early Speculative Bubbles & Increases in the Money Supply, y Walk Away: The Rise and Fall of the Home-Ownership Myth. El artículo, publicado en el Mises Wire, se titula “Is the Silicon Valley Bank’s Failure Another «Canary in the Coal Mine»?”: https://mises.org/wire/silicon-valley-banks-failure-another-canary-coal-mine

La frase “canario en una mina de carbón” alude a una señal alertando peligro, porque los mineros de carbón bajaban a las minas con canarios en jaulas ya que ellos detectan rápidamente el monóxido de carbono.

 

“Si vio al presidente de la Fed, Jerome Powell, testificar ante el Senado y la Cámara, escuchó una y otra vez que los bancos están bien capitalizados. El non-sequitur debería inspirar la cita de Shakespeare «Creo que protestas demasiado». Al día siguiente de las audiencias, las acciones de SVB Financial Group, matriz de Silicon Valley Bank, cayeron un 60 por ciento (y otro 30 por ciento en operaciones fuera de horario al momento de escribir este artículo) luego de que un artículo del Wall Street Journal revelara que el banco «había vendido grandes porciones de su cartera de valores y recaudaría capital fresco, destacando un problema más amplio para los prestamistas estadounidenses que han visto cómo el aumento de las tasas de interés golpea el valor de sus tenencias de bonos”.

En ¿Qué ha hecho el gobierno con nuestro dinero? Murray Rothbard nos recordó:

El banco crea dinero nuevo de la nada y, como todos los demás, no tiene que adquirir dinero produciendo y vendiendo sus servicios. En definitiva, el banco ya está y en todo momento en quiebra; pero su quiebra solo se revela cuando los clientes sospechan y precipitan “corridas bancarias”.

Los depositantes de Silicon Valley Bank corrieron hacia las salidas junto con los accionistas el mismo día que apareció el artículo del WSJ y la FDIC cerró rápidamente el banco el viernes por la mañana diciendo:

Silicon Valley Bank, Santa Clara, California, fue cerrado hoy por el Departamento de Innovación y Protección Financiera de California, que designó a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) como síndico. Para proteger a los depositantes asegurados, la FDIC creó el Deposit Insurance National Bank of Santa Clara (DINB). Al momento del cierre, la FDIC como síndico transfirió inmediatamente al DINB todos los depósitos asegurados de Silicon Valley Bank.

Si bien el banco fue un prestamista para la industria de capital de riesgo y el sector tecnológico, las inversiones que hizo el banco fueron bonos respaldados por la plena fe y crédito del gobierno de los EE. UU. Sin embargo, el valor de esos bonos se ha desplomado a medida que las tasas de interés han aumentado drásticamente.”

El debate Keynes – Hayek: los ciclos económicos, expectativas y políticas monetarias

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social deUCEMA, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

¿Hubo recesiones antes de la existencia de los bancos centrales? ¿Fallas del mercado o del estado?

Un argumento que siempre se presenta en la discusión sobre el origen de las crisis económicas, o la teoría del ciclo, es que no se las puede atribuir a la existencia de los bancos centrales ya que también hubo crisis antes que estos existieran.

Un interesante y breve artículo proviene un reciente graduado universitario, John Kennedy, de la Hartford Magnet Trinity College Academy, quien publica un artículo al respecto en Mises Wire, titulado “How Bad Were Recessions before the Fed? Not as Bad as They Are Now”; https://mises.org/wire/how-bad-were-recessions-fed-not-bad-they-are-now

“Con una recesión que se cierne sobre el estadounidense promedio, el grupo culpable es bastante obvio, este grupo son los banqueros centrales de la Reserva Federal, que inflan la oferta de moneda en el sistema, esa moneda es el dólar. Esto es la inflación, la expansión de la oferta monetaria ya sea a través de la imprenta o agregando ceros a la pantalla de una computadora. Ha empeorado tanto que en los últimos veintidós meses se ha impreso el 80 por ciento de todos los dólares estadounidenses existentes, de $4 billones en enero de 2020 a $20 billones en octubre de 2021.

Siempre es así como comienzan las recesiones: la expansión del dinero fácil, la creación de burbujas y el aumento de los precios causado por la devaluación de la oferta monetaria. Pero las recesiones ocurrieron mucho antes del establecimiento de la Fed en 1913.

¿Fueron estas fallas del mercado, como a muchos se les enseña a creer, o fueron todavía culpa de un banco central o de la política del gobierno? ¿Qué tan malas fueron las recesiones antes de la Fed? ¿Rivalizaron con la Gran Depresión o con 2008?”

Y concluye:

“Después del establecimiento de la Reserva Federal en 1914, las recesiones del siglo XX fueron numerosas y más profundas que las recesiones anteriores a la Reserva Federal. Ha habido dieciocho recesiones entre 1918 y 2007. Pronto, se agregará a esta lista una recesión de 2022 o 2023, provocada por una expansión masiva del dinero fácil acompañada de inflación de precios. A pesar de los esfuerzos del presidente Joe Biden para culpar a las corporaciones «codiciosas» y a Vladimir Putin, esta es la Reserva Federal y Washington, DC.”

Un estudio muestra que por cada punto de caída en la libertad económica se pierden entre 0, 3 y 1,6 puntos de crecimiento

Tal vez no hace falta que nos digan que al limitar la libertad individual, y como parte de ella la libertad económica, se resiente y perjudica el crecimiento. Pero nunca está demás que alguien lo vuelva a investigar y muestre sus resultados. Esto es lo que hacen Rafael A Acevedo, IEI – Creighton University; Econintech y Maria Lorca-Susino, University of Miami en

Acevedo, Rafael A and Lorca-Susino, Maria, The Short-Run Consequences of Economic Freedom Erosion on Growth and Institutions in Latin America: An Unorthodox Experimental Review for the XXI Century (January 4, 2022). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4060389  or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4060389

“Entre 2000 y 2019 los gobiernos latinoamericanos han aumentado y disminuido la libertad económica en un ciclo continuo. Combinando diferencias en la erosión de la libertad económica con diferencias en el crecimiento económico y un conjunto de variables institucionales, para una muestra de 19 países latinoamericanos, los resultados sugieren que por cada punto porcentual que un país erosiona la libertad económica, al año siguiente, su crecimiento económico la tasa es entre 0.3 a 1.6 puntos porcentuales más baja, y sufre un empeoramiento de instituciones como democracia, corrupción, leyes transparentes, esfuerzo de censura en los medios y restricciones judiciales en comparación con países que no la erosionaron.”

¿Conclusiones?

“Estos hallazgos son importantes porque muestran un camino posible para alcanzar el nivel de prosperidad y fortaleza institucional que requieren los países latinoamericanos. En conclusión, un entorno económico más libre no solo beneficiaría a los países de América Latina en el corto plazo con un mayor crecimiento económico, menor corrupción y una democracia más fuerte y saludable, sino que también podría impactar a la región en otras variables en el largo plazo, sin embargo , el análisis del impacto de un choque positivo generalizado de libertad económica en la Región será abordado en futuras investigaciones.”

El debate sobre las crisis y los ciclos económicos: ¿Keynes y Hayek en el debate del siglo?

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I de la UBA Económicas, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

Macroeconomía austriaca: Garrison y el papel de las expectativas en el ciclo económico

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos un par de capítulos del libro de Roger Garrison, “Tiempo y Dinero”. En este caso, del Cap II, cuando el autor trata el tema de las expectativas:

“…es un hecho complejo el que la secuencia de etapas este lejos de ser lineal: hay giros hacia atrás, productos de uso múltiple y otros ejemplos de trayectorias no lineales. Además, cada etapa puede incluir también el uso de bienes de capital duradero (bienes de capital), relativamente específicos y no específicos, y bienes de capital que están relacionados con diversos grados de sustituibilidad y complementariedad con los bienes de capital en otras etapas de la producci6n. Tales son las complicaciones que destaca Lachmann en su Capital and Its Structure.

Este es el contexto en el que los austriacos pueden formular la pregunta «lExpectativas sobre que?» Los objetos pr6ximos de las expectativas empresariales relevantes en un estadio particular de la producci6n comprenden los precios de los insumos, que son los productos de las etapas precedentes, y los precios de los productos, que son los insumos para las etapas siguientes. Los diferenciales de precios esperados (entre insumos y productos) deben valorarse ala luz de los tipos de interés actuales sobre los prestamos y de los usos alternativos de los bienes de capital existentes. Los juicios deben formularse sobre posibles cambios en las condiciones crediticias y en las condiciones de mercado de los bienes de consumo final, a los que contribuye una etapa especifica de la producci6n. Los cambios en los precios, salarios y tipos de interés tendrán efecto sobre las decisiones de los empresarios, y sus decisiones tendrán efecto sobre los precios, salarios y tipos de interés. Esta interdependencia es 10 que justifica la idea general del mercado como un proceso econ6mico.

El proceso económico que se da en el mercado facilita la traslaci6n de las realidades econ6micas subyacentes -disponibilidades de recursos, tecnología y preferencias de los consumidores (incluidas las preferencias intertemporales) -a las decisiones de producci6n guiadas por las expectativas de los empresarios. El proceso acaba de forma diferente dependiendo de que el tipo de interés en que se basa sea un reflejo fiable de las preferencias temporales de los consumidores, debido a una expansi6n crediticia por parte del banco central, refleje una distorsión de esas preferencias. En el primer caso, la economía experimenta un crecimiento sostenible; en el segundo, expansión y depresión. Esta es la esencia de la teoría austriaca del ciclo económico (Mises et aI., [1978] 1996; Garrison, 1986a) que presentaremos gráficamente en el Capitulo 4.”