¿Un canario en la mina de carbón? La caída del Silicon Valley Bank, como siempre, ¿es una señal de alerta?

Cada vez que un banco cierra, o es cerrado por la autoridad controladora se disparan las preocupaciones ya que en un sistema de reservas fraccionarias de algún lado tienen que salir los fondos para devolver los depósitos, y como vivimos en un mundo donde eso se ha estatizado, hay que esperar a ver si las autoridades monetarias deciden poner lo que falta o… dejarlo caer. De una forma u otra igual se genera ansiedad sobre el resultado final. Sobre el último evento del Silicon Valley Bank opina Doug French, President Emeritus of the Mises Institute, autor de Early Speculative Bubbles & Increases in the Money Supply, y Walk Away: The Rise and Fall of the Home-Ownership Myth. El artículo, publicado en el Mises Wire, se titula “Is the Silicon Valley Bank’s Failure Another «Canary in the Coal Mine»?”: https://mises.org/wire/silicon-valley-banks-failure-another-canary-coal-mine

La frase “canario en una mina de carbón” alude a una señal alertando peligro, porque los mineros de carbón bajaban a las minas con canarios en jaulas ya que ellos detectan rápidamente el monóxido de carbono.

 

“Si vio al presidente de la Fed, Jerome Powell, testificar ante el Senado y la Cámara, escuchó una y otra vez que los bancos están bien capitalizados. El non-sequitur debería inspirar la cita de Shakespeare «Creo que protestas demasiado». Al día siguiente de las audiencias, las acciones de SVB Financial Group, matriz de Silicon Valley Bank, cayeron un 60 por ciento (y otro 30 por ciento en operaciones fuera de horario al momento de escribir este artículo) luego de que un artículo del Wall Street Journal revelara que el banco «había vendido grandes porciones de su cartera de valores y recaudaría capital fresco, destacando un problema más amplio para los prestamistas estadounidenses que han visto cómo el aumento de las tasas de interés golpea el valor de sus tenencias de bonos”.

En ¿Qué ha hecho el gobierno con nuestro dinero? Murray Rothbard nos recordó:

El banco crea dinero nuevo de la nada y, como todos los demás, no tiene que adquirir dinero produciendo y vendiendo sus servicios. En definitiva, el banco ya está y en todo momento en quiebra; pero su quiebra solo se revela cuando los clientes sospechan y precipitan “corridas bancarias”.

Los depositantes de Silicon Valley Bank corrieron hacia las salidas junto con los accionistas el mismo día que apareció el artículo del WSJ y la FDIC cerró rápidamente el banco el viernes por la mañana diciendo:

Silicon Valley Bank, Santa Clara, California, fue cerrado hoy por el Departamento de Innovación y Protección Financiera de California, que designó a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) como síndico. Para proteger a los depositantes asegurados, la FDIC creó el Deposit Insurance National Bank of Santa Clara (DINB). Al momento del cierre, la FDIC como síndico transfirió inmediatamente al DINB todos los depósitos asegurados de Silicon Valley Bank.

Si bien el banco fue un prestamista para la industria de capital de riesgo y el sector tecnológico, las inversiones que hizo el banco fueron bonos respaldados por la plena fe y crédito del gobierno de los EE. UU. Sin embargo, el valor de esos bonos se ha desplomado a medida que las tasas de interés han aumentado drásticamente.”

El debate Keynes – Hayek: los ciclos económicos, expectativas y políticas monetarias

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social deUCEMA, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

¿Hubo recesiones antes de la existencia de los bancos centrales? ¿Fallas del mercado o del estado?

Un argumento que siempre se presenta en la discusión sobre el origen de las crisis económicas, o la teoría del ciclo, es que no se las puede atribuir a la existencia de los bancos centrales ya que también hubo crisis antes que estos existieran.

Un interesante y breve artículo proviene un reciente graduado universitario, John Kennedy, de la Hartford Magnet Trinity College Academy, quien publica un artículo al respecto en Mises Wire, titulado “How Bad Were Recessions before the Fed? Not as Bad as They Are Now”; https://mises.org/wire/how-bad-were-recessions-fed-not-bad-they-are-now

“Con una recesión que se cierne sobre el estadounidense promedio, el grupo culpable es bastante obvio, este grupo son los banqueros centrales de la Reserva Federal, que inflan la oferta de moneda en el sistema, esa moneda es el dólar. Esto es la inflación, la expansión de la oferta monetaria ya sea a través de la imprenta o agregando ceros a la pantalla de una computadora. Ha empeorado tanto que en los últimos veintidós meses se ha impreso el 80 por ciento de todos los dólares estadounidenses existentes, de $4 billones en enero de 2020 a $20 billones en octubre de 2021.

Siempre es así como comienzan las recesiones: la expansión del dinero fácil, la creación de burbujas y el aumento de los precios causado por la devaluación de la oferta monetaria. Pero las recesiones ocurrieron mucho antes del establecimiento de la Fed en 1913.

¿Fueron estas fallas del mercado, como a muchos se les enseña a creer, o fueron todavía culpa de un banco central o de la política del gobierno? ¿Qué tan malas fueron las recesiones antes de la Fed? ¿Rivalizaron con la Gran Depresión o con 2008?”

Y concluye:

“Después del establecimiento de la Reserva Federal en 1914, las recesiones del siglo XX fueron numerosas y más profundas que las recesiones anteriores a la Reserva Federal. Ha habido dieciocho recesiones entre 1918 y 2007. Pronto, se agregará a esta lista una recesión de 2022 o 2023, provocada por una expansión masiva del dinero fácil acompañada de inflación de precios. A pesar de los esfuerzos del presidente Joe Biden para culpar a las corporaciones «codiciosas» y a Vladimir Putin, esta es la Reserva Federal y Washington, DC.”

Un estudio muestra que por cada punto de caída en la libertad económica se pierden entre 0, 3 y 1,6 puntos de crecimiento

Tal vez no hace falta que nos digan que al limitar la libertad individual, y como parte de ella la libertad económica, se resiente y perjudica el crecimiento. Pero nunca está demás que alguien lo vuelva a investigar y muestre sus resultados. Esto es lo que hacen Rafael A Acevedo, IEI – Creighton University; Econintech y Maria Lorca-Susino, University of Miami en

Acevedo, Rafael A and Lorca-Susino, Maria, The Short-Run Consequences of Economic Freedom Erosion on Growth and Institutions in Latin America: An Unorthodox Experimental Review for the XXI Century (January 4, 2022). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4060389  or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4060389

“Entre 2000 y 2019 los gobiernos latinoamericanos han aumentado y disminuido la libertad económica en un ciclo continuo. Combinando diferencias en la erosión de la libertad económica con diferencias en el crecimiento económico y un conjunto de variables institucionales, para una muestra de 19 países latinoamericanos, los resultados sugieren que por cada punto porcentual que un país erosiona la libertad económica, al año siguiente, su crecimiento económico la tasa es entre 0.3 a 1.6 puntos porcentuales más baja, y sufre un empeoramiento de instituciones como democracia, corrupción, leyes transparentes, esfuerzo de censura en los medios y restricciones judiciales en comparación con países que no la erosionaron.”

¿Conclusiones?

“Estos hallazgos son importantes porque muestran un camino posible para alcanzar el nivel de prosperidad y fortaleza institucional que requieren los países latinoamericanos. En conclusión, un entorno económico más libre no solo beneficiaría a los países de América Latina en el corto plazo con un mayor crecimiento económico, menor corrupción y una democracia más fuerte y saludable, sino que también podría impactar a la región en otras variables en el largo plazo, sin embargo , el análisis del impacto de un choque positivo generalizado de libertad económica en la Región será abordado en futuras investigaciones.”

El debate sobre las crisis y los ciclos económicos: ¿Keynes y Hayek en el debate del siglo?

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I de la UBA Económicas, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

Macroeconomía austriaca: Garrison y el papel de las expectativas en el ciclo económico

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos un par de capítulos del libro de Roger Garrison, “Tiempo y Dinero”. En este caso, del Cap II, cuando el autor trata el tema de las expectativas:

“…es un hecho complejo el que la secuencia de etapas este lejos de ser lineal: hay giros hacia atrás, productos de uso múltiple y otros ejemplos de trayectorias no lineales. Además, cada etapa puede incluir también el uso de bienes de capital duradero (bienes de capital), relativamente específicos y no específicos, y bienes de capital que están relacionados con diversos grados de sustituibilidad y complementariedad con los bienes de capital en otras etapas de la producci6n. Tales son las complicaciones que destaca Lachmann en su Capital and Its Structure.

Este es el contexto en el que los austriacos pueden formular la pregunta «lExpectativas sobre que?» Los objetos pr6ximos de las expectativas empresariales relevantes en un estadio particular de la producci6n comprenden los precios de los insumos, que son los productos de las etapas precedentes, y los precios de los productos, que son los insumos para las etapas siguientes. Los diferenciales de precios esperados (entre insumos y productos) deben valorarse ala luz de los tipos de interés actuales sobre los prestamos y de los usos alternativos de los bienes de capital existentes. Los juicios deben formularse sobre posibles cambios en las condiciones crediticias y en las condiciones de mercado de los bienes de consumo final, a los que contribuye una etapa especifica de la producci6n. Los cambios en los precios, salarios y tipos de interés tendrán efecto sobre las decisiones de los empresarios, y sus decisiones tendrán efecto sobre los precios, salarios y tipos de interés. Esta interdependencia es 10 que justifica la idea general del mercado como un proceso econ6mico.

El proceso económico que se da en el mercado facilita la traslaci6n de las realidades econ6micas subyacentes -disponibilidades de recursos, tecnología y preferencias de los consumidores (incluidas las preferencias intertemporales) -a las decisiones de producci6n guiadas por las expectativas de los empresarios. El proceso acaba de forma diferente dependiendo de que el tipo de interés en que se basa sea un reflejo fiable de las preferencias temporales de los consumidores, debido a una expansi6n crediticia por parte del banco central, refleje una distorsión de esas preferencias. En el primer caso, la economía experimenta un crecimiento sostenible; en el segundo, expansión y depresión. Esta es la esencia de la teoría austriaca del ciclo económico (Mises et aI., [1978] 1996; Garrison, 1986a) que presentaremos gráficamente en el Capitulo 4.”

Hayek y el ciclo económico: una evaluación años después del famoso debate Hayek-Keynes

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA vemos a Hayek en una discusión posterior con Keynes sobre la estructura de la producción y el Flujo de Bienes y Servicios (Libertas 37, Octubre 2002):

“La estructura de producción debe ser vista, por lo tanto, como un proceso multidimensional, en el que en todo momento los individuos trabajan para obtener un producto que será terminado a lo largo de una serie de momentos futuros, y en el cual el producto existente en cada instante de tiempo ha sido obtenido por el uso de recursos en diferentes momentos del tiempo pasado. Por supuesto que estos diferentes flujos paralelos de productos intermedios sólo se pueden distinguir conceptualmente. En la realidad se trata de un proceso continuo, no sólo a nivel horizontal sino también en su dimensión vertical. Además, en la mayoría de los casos no es posible reconocer aún el destino final de cada una de las partes del flujo. Los elementos del flujo no están marcados para su destino futuro, sino que en cada etapa del proceso de producción será la tendencia de los precios la que determinará que proporción de la producción total de un determinado bien irá en cuál o tal de las posibles direcciones. Dada la gran cantidad de productos intermedios, el tiempo y la forma en que éstos finalmente llegarán al consumidor están tan indeterminados a nivel económico como en el caso de la cantidad de factores de producción utilizados en ellos. La forma en que una unidad formada por millones de clavos, bolas de acero, hilo de lana, pedazos de goma o toneladas de carbón terminará satisfaciendo las necesidades de los consumidores está tan indeterminada como el éxito al que apuntan los esfuerzos del productor.

La cantidad y variedad de bienes a los que podemos recurrir para satisfacer nuestras necesidades inmediatas es necesariamente menor que la de aquellos bienes que podemos utilizar para satisfacer nuestras necesidades en un futuro más lejano. Es por ello que, en general, y más allá de fluctuaciones estacionales, los bienes presentes serán generalmente más caros y más escasos que los bienes que se espera estén disponibles en el futuro, pues estos representan una mayor cantidad de posibilidades. Darse tiempo, o “esperar” posibilita un crecimiento en los resultados de nuestros esfuerzos. Pero como sólo es posible “esperar” por un tiempo limitado, debemos escoger aquellas opciones para las cuales la relación entre el crecimiento en valor y la longitud del tiempo que debemos esperar para lograr dicho crecimiento sea mayor.

Este segundo aspecto del problema de la asignación de recursos se puede distinguir claramente si se ve el proceso de producción como un flujo o un “río” continuo. De la desembocadura de este río salen constantemente productos finales, que surgieron luego de numerosos procesos de transformación a partir de la utilización de los insumos iniciales. En todo momento fluyen en forma paralela muchos de estos ríos, o mejor dicho, complejos sistemas de redes fluviales, cada uno de ellos corrido un poco hacia adelante con respecto al anterior. Los productos finales de cada uno de estos flujos aparecen en momentos más o menos distantes en el futuro. Este proceso a veces se describe como si tanto para el flujo ya recorrido como para todos aquellos que fluyen actualmente y cuyos productos finales recién surgirán en el futuro, existiese al mismo tiempo otro flujo sincronizado y simultáneo. Éste representaría aquellas etapas que los productos disponibles en el presente ya pasaron, así como todos los flujos futuros que le quedan por recorrer a estos productos como bienes intermedios, antes de que el producto final llegue al consumidor. Sin embargo esta imagen, que puede ser muy útil desde ciertos puntos de vista, puede ser confusa cuando se interpreta que las fases que se corresponden entre sí en los flujos que van transcurriendo son idénticas. Este nunca puede ser el caso, ya que los flujos pasados ya prepararon el lecho para el flujo actual. Incluso cuando las condiciones externas permanecen constantes, el flujo se modificaría constantemente, ya que cada vez que pasa un flujo se modificarían las circunstancias que enfrentarán los próximos.

Lo más decisivo es que el volumen agregado de materia prima rara vez se corresponde exactamente con el volumen agregado de producción final. Esto significa que el volumen del flujo generalmente se reducirá o aumentará en cierta medida, debido a que se producen modificaciones en la demanda final y la demanda de factores primarios, en distinta medida e incluso en dirección opuesta. Es por ello que la visión usual, basada en el análisis keynesiano, que representa la relación entre demanda final y ocupación como la relación existente entre la succión ejercida desde el extremo de un caño y el flujo que se genera en el otro extremo, es muy confusa. Entre ambos extremos hay un reservorio elástico o cambiante, cuyo tamaño depende de las circunstancias, y que es dejado de lado en el análisis keynesiano.

Lord Keynes ha demostrado que no es capaz de entender esto en su comentario despectivo a la correcta afirmación de Leslie Stephens sobre “la doctrina, que tan rara vez es comprendida, que tal vez su comprensión cabal sea el mejor examen para un economista –que la demanda por bienes no es demanda de trabajo.” Keynes con seguridad no pasó esta prueba. Su visión excesivamente simplista y unidimensional de la relación entre la demanda de productos finales y el empleo es consecuencia de su falta de comprensión de los factores que afectan las distintas fases del flujo de producción y que producen, alternativamente, acumulación y desacumulación de capital a tasas cambiantes.

El sistema de producción capitalista se caracteriza por la necesidad de mantener el flujo de bienes, provisiones, herramientas e infraestructura, o aumentar el volumen de los mismos si se quiere lograr un crecimiento de la producción en el futuro. En este sentido toda producción que hace uso de las posibilidades tecnológicas disponibles es necesariamente capitalista. Esta palabra no es querida porque a la gente le molesta el hecho de que nadie tenga el poder de determinar cómo se asignará el capital disponible. Esto debe ser dejado en manos del único proceso capaz de hacerlo, el impersonal proceso de mercado. Los métodos alternativos al “capitalismo” que han sido propuestos requieren, al contrario, que el uso de todos los recursos de capital sea decido por una agencia central. Pero esta agencia carece de los medios para determinar cómo hacerlo de manera sensata. Lo que garantiza que los flujos de producción sean ordenados es que los individuos, que únicamente conocen sus circunstancias particulares y no la estructura completa a la que deben ajustarse sus actividades, continuamente modifican la composición del flujo en adaptación a los constantes cambios en las circunstancias. Es por ello que los modelos teóricos, cuyos elementos son millones de individuos con sus conocimientos y decisiones individuales, no pueden brindar ninguna base para la planificación central de estas actividades.”

Hayek, cuando presenta la teoría austriaca del ciclo económico en la London School of Economics

  1. Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, en UCEMA, vemos las famosas conferencias que F. A. Hayek dictara en la London School of Economics and Political Science, presentando la teoría austriaca del ciclo económico.  De la Lección I Teorías acerca de la influencia del dinero en los precios

Partiendo del “efecto Cantillon” sobre el impacto de la creación de dinero en los precios relativos, critica la idea de los cambios relativos como “consecuencia” de cambios en el índice general de precios:  

Creo que esta idea de que los cambios en los precios relativos y en el volumen de la producción son consecuencia de cambios en el nivel de precios, y de que el dinero afecta a los precios individuales sólo por medio de su influencia sobre el nivel general de precios, está en la raíz de al menos tres opiniones sumamente equivocadas: Prima, que el dinero actúa sobre los precios y la producción sólo si cambia el nivel general de precios y, por tanto, que los precios y la producción quedan siempre inafectados por el dinero -permanecen en su nivel «natural»- si el nivel de precios es estable. Segunda, que un nivel de precios creciente tiende siempre a ocasionar un incremento en la producción y un nivel de precios decreciente a ocasionar siempre una disminución de la producción. Y tercera, que «la teoría monetaria puede describirse simplemente como una teoría de cómo se determina el valor del dinero». Como veremos, estos espejismos son los que posibilitan el que se suponga que podemos ignorar la influencia del dinero siempre que su valor se suponga estable, y que se apliquen sin más matizaciones los razonamientos de una teoría económica general que sólo presta atención a las «causas reales», y que basta con añadir a esta teoría una teoría separada del valor del dinero y de las consecuencias de sus cambios para obtener una explicación completa del proceso económico moderno. 

La Teoría Austriaca del Ciclo Económico presentada gráficamente por Roger Garrison

Con los alumnos de la materia HPE II, Escuela Austriaca, de la UBA, vemos la Teoría Austriaca del Ciclo Económico (ABCT en inglés), a través de la modelización moderna de Roger Garrison, quien comenta los fenómenos de sobre-consumo y ahorro forzoso. Algunos párrafos:

Garrison

Sobre-consumo y ahorro forzoso, aunque aparentes antónimos, son en verdad conceptos análogos que describen diferentes fases del ciclo económico, como ha sido explicado por distintos economistas austríacos. Reconocer el sentido en el cual los dos términos son compatibles ayuda a resolver las diferencias terminológicas y sustantivas dentro de la escuela austríaca y a mostrar por qué el término “ahorro forzoso” ha sido un obstáculo para comprenderla – tanto dentro como fuera de la escuela. La explicación del sobre-consumo (como también de la sobre-inversión) permite una cierta reconciliación entre las visiones austríaca y neoclásica, mejorando al mismo tiempo la lógica interna de la Teoría Austríaca. Como un resultado lateral importante, ciertos defectos no percibidos o solo levemente en la teorización de F. A. Hayek pueden ayudarnos a explicar por qué Hayek resultó inefectivo en responder a sus críticos y por qué no produjo una crítica efectiva y a tiempo de la Teoría General de Keynes.

La teoría del ciclo económico desarrollada por Ludwig von Mises y Friedrich A. Hayek en el período de entre guerras, es la teoría del auge insostenible. Respondiendo a las políticas de crédito barato del Banco Central, la economía puede encontrarse a sí misma en un camino de crecimiento que resulta inconsistente con las realidades económicas subyacentes.1 Las tensiones internas en las fuerzas de mercado que guían las decisiones de consumo y de inversión eventualmente precipitan una recesión.

Esta comprensión del proceso de mercado que lleva a la economía a través de auges y recesiones apareció poco a poco y en una progresión sucesiva en los escritos de Mises y Hayek. Mises primero le dio a la teoría su identidad austríaca en su trabajo Teoría del Dinero y del Crédito (1912. pp. 357-366). Claramente, la teoría emerge como una combinación de la dinámica de la tasa de interés introducida por el economista sueco Knut Wicksell y la Teoría Austríaca del capital delineada por Carl Menger y desarrollada por Eugen von Böhm-Bawerk. (La divergencia entre la tasa de interés de mercado y la tasa natural causa una malasignación de recursos en la secuencia temporal de etapas de producción.) Las “tensiones internas”, que se hacen más pronunciadas en el momento más elevado del ciclo, se manifiestan en el relato original de Mises como “contra-movimientos” en los precios de los bienes de consumo relativos a los precios de los bienes de producción. Estos precios relativos caen durante el auge pero eventualmente suben, provocando los correspondientes contra-movimientos de recursos y marcando la transición de la economía del auge a la recesión.

A mediados de los años 1920, Hayek aplicó la teoría misiana al auge fomentado por la política en los Estados Unidos. Pero habiendo sido persuadido por Gottfried Haberler de que la formulación inicial de Mises de la teoría era demasiado esquemática para servir a este propósito, Hayek (1984, pp. 27-28) agregó una nota al pie de mas de 500 palabras que dio inicio a su propia versión de la teoría de Mises.2 Los contra-movimientos en el relato de Hayek toman la forma de movimientos en la demanda de materias primas en las etapas iniciales de la producción. Cuando la tasa de interés es artificialmente baja, esta demanda se fortalece, pero debido a limitaciones finales de recursos y demandas en otros lados, debe eventualmente declinar.

Ludwig von Mises y una breve descripción de la Teoría Austriaca del Ciclo Económico

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca) de Económicas, UBA, vemos un breve artículo de Mises, publicado en 1936, sobre la llamada Teoría Austriaca del Ciclo Económico. Así le describe brevemente:

«Al emitir medios fiduciarios, y con ello me refiero a billetes bancarios sin respaldo de oro o cuentas corrientes que no son enteramente respaldadas en reservas de oro, los bancos están en posición de expandir el crédito considerablemente. La creación de estos medios fiduciarios adicionales les permite extender crédito más allá del límite establecido por sus propios activos y por los fondos que le han sido confiados por sus clientes. Intervienen en el mercado en este caso como “oferentes” de crédito adicional, creado por ellos mismos, producen así una reducción en la tasa de interés, la que cae por debajo del nivel en que estaría sin su intervención. La reducción de la tasa de interés estimula la actividad económica. Proyectos que no hubieran sido considerados “rentables” si la tasa de interés no hubiera estado influenciada por la manipulación de los bancos, y que, por lo tanto, no se hubieran realizado, son ahora, sin embargo, “rentables” y pueden iniciarse. Este estado más activo de los negocios lleva a una demanda creciente de materiales de producción y de trabajo. Los precios de los medios de producción y de los salarios del trabajo crecen, y el incremento en los salarios lleva, a su turno, a un incremento en los precios de los bienes de consumo. Si los bancos evitaran una extensión adicional del crédito y se limitaran a lo que ya han hecho, el auge terminaría rápidamente. Pero los bancos no se desvían de su curso de acción; continúan expandiendo el crédito en mayor y mayor escala, y los precios y los salarios continúan creciendo en forma correspondiente.»