Angus Deaton, último premio Nobel: todo proceso humano de progreso ha generado desigualdad

En su libro “El Gran Escape”, el último premio Nobel en Economía, Angus Deaton habla sobre la desigualdad y el progreso:

Deaton

“Buena parte de los grandes episodios de progreso humano, incluyendo aquellos que usualmente se describen como totalmente positivos, han dejado tras de sí un legado de desigualdad. La Revolución Industrial, que comenzara en Gran Bretaña en los siglos XVIII y XIX, dio comienzo al crecimiento económico que ha sido responsable de sacar a millones de personas de la privación material. El otro lado de esta misma Revolución Industrial es lo que los historiadores llaman la “Gran Divergencia”, cuando Gran Bretaña, seguida después por el noroeste de Europa y América del Norte, se separaron del resto del mundo, creando una enorme brecha entre Occidente y el resto, que no se ha cerrado hasta nuestros días. La desigualdad global actual fue, en gran medida, creada por el éxito del crecimiento económico moderno.

No debemos pensar que, antes de la Revolución Industrial, el resto del mundo había sido siempre atrasado y pobre. Décadas antes de Colón, China fue suficientemente avanzada y rica como para enviar una flota en enormes barcos bajo el comando del Almirante Sheng He –portaviones en comparación con los botes de remo de Colón- para explorar el Océano Índico. Trescientos años antes de esto, la ciudad de Kaifeng era una metrópolis humeante de un millón de almas cuyas sucias fábricas no hubieras desencajado en Lancashire ocho siglos después. Los impresores producían millones de libros que eran suficientemente baratos para ser leídos por gente de ingresos modestos. Sin embargo esas épocas, en China y otros lugares, no se sostuvieron, y menos aún fueron puntos de partida de una siempre creciente prosperidad. En 1127, Kaifeng cayó ante una invasión de tribus de Manchuria, que habían sido reclutadas rápidamente para ayudarla en la guerra. Si vas a enlistar aliados peligrosos, tienes que asegurarte que estén bien pagos.

El crecimiento económico en Asia arrancaba y era frenado, por gobernantes rapaces, guerras o ambos. Es solamente en los últimos 250 años que un crecimiento sostenido y a largo plazo en algunas partes del mundo – pero no en otras- ha llevado a una brecha persistente entre países. El crecimiento económico ha sido el motor de la desigualdad internacional de ingresos.

La Revolución Industrial y la Gran Divergencia están entre los escapes más benignos de la historia. Hay muchas ocasiones en que el progreso en un país se realizó a expensas de otro. La Era del Imperio en el siglo XVI, que precedió a la Revolución Industrial y ayudó a originarla, benefició principalmente a Inglaterra y Holanda, los dos países que mejor hicieron en el desorden. Para 1750, trabajadores en Londres y Amsterdam habían visto crecer sus ingresos en relación a los de Delhi, Beijing, Valencia y Florencia; los trabajadores ingleses podían permitirse algunos lujos, como el azúcar y el té. Pero aquellos que fueron conquistados y saqueados en Asia, América Latina y el Caribe, no solamente fueron dañados entonces, sino en muchos casos cargados con instituciones políticas y económicas que los condenaron a vivir siglos de continua pobreza y desigualdad.

La globalización actual, como las anteriores, ha visto creciente prosperidad junto a creciente desigualdad. Países que eran pobres hace poco, como China, India, Corea y Taiwán, la han aprovechado y han crecido rápido, mucho más rápido que los países ricos. Al mismo tiempo, se han separado de los países pobres, la mayoría de ellos en África, creando nuevas desigualdades. A medida que unos escapan, otros quedan atrás. La globalización y nuevas formas de hacer las cosas han llevado a incrementos continuos en la prosperidad de los países ricos, aunque las tasas de crecimiento han sido menores a las de los países pobres de rápido crecimiento y a las que ellos mismos solían tener. A medida que ese crecimiento se ha frenado,”

¿En qué medida son las instituciones el fruto de la ‘evolución espontánea’? Y la mano del legislador? (II)

Del Libro «El Foro y el Bazar»:

La recuperación de las teorías evolutivas  para las ciencias sociales, si bien estaba presente en Frederic Bastiat y Herbert Spencer, se produce con Carl Menger (1840-1921) el fundador de la Escuela Austriaca, reconocido como uno de los autores de la teoría subjetiva del valor basada en la utilidad marginal decreciente. Menger quería refutar al Historicismo alemán, el que negaba el individualismo metodológico y la existencia de leyes económicas asociadas a regularidades de conducta y las vinculara con entes agregados tales como la nación, buscando regularidades  inducidas a partir de eventos históricos.

Menger sostenía que las ciencias sociales debían explicar ciertos fenómenos evolutivos como el origen del dinero, los lenguajes, los mercados y la ley. En uno de sus trabajos mas interesantes (1985), descarta que el origen de las monedas sea una convención o un ley, ya que “presupone el origen pragmático del dinero y de la selección de esos metales, y esa presuposición no es histórica” (p. 212). Considera necesario tomar en cuenta el grado de “liquidez” de los bienes, es decir, la regularidad o facilidad con la que puede recurrirse a su venta. Y suelen elegirse aquellos productos que sean de fácil colocación, por un lado, y que mantengan el valor por el cual han sido comprados al momento de su venta, esto es, que no presenten diferencias entre un precio “comprador” y otro “vendedor”[1].

Una moneda será aceptada dependiendo:

  1. “Del número de personas que aún necesitan la mercancía en cuestión y de lamedida y la intensidad de esa necesidad, que no ha sido satisfecha o que es constante.
  2. Del poder adquisitivo de esas personas.
  3. De la cantidad de mercancía disponible en relación con la necesidad (total), no satisfecha todavía, que se tiene de ella.
  4. De la divisibilidad de la mercancía, y de cualquier otro modo por el cual se la pueda ajustar a las necesidades de cada uno de los clientes.
  5. Del desarrollo del mercado y, en especial, de la especulación; y por último,
  6. Del número y de la naturaleza de las limitaciones que, social y políticamente, se han impuesto al intercambio y al consumo con respecto a la mercancía en cuestión.”(p. 218)

Entonces, termina cumpliendo el papel de moneda aquél producto que permite a la gente pasar de un producto menos “líquido” hacia otro más “líquido”. Desde este punto de vista, el origen de la moneda tiene una clara característica de “espontáneo” u evolutivo, el resultado de la acción humana, no del designio humano[2].

[1] “El hombre que va al mercado con sus productos, en general intenta desprenderse de ellos pero de ningún modo a un precio cualquiera, sino a aquel que se corresponda con la situación económica general. Si hemos de indagar los diferentes grados de liquidez de los bienes de modo tal de demostrar el peso que tienen en la vida práctica, sólo podemos hacerlo estudiando la mayor o menor facilidad con la que resulta posible desprenderse de ellos a precios que se correspondan con la situación económica general, es decir, a precios económicos. Una mercancía es más o menos liquida si podemos, con mayor o menor perspectiva de éxito, desprendernos de ella a precios compatibles con la situación económica general, a precios económicos. (p. 217)

[2] “No es imposible que los medios de cambio, sirviendo como lo hacen al bien común, en el sentido más absoluto del término, sean instituidos a través de la legislación, tal como ocurre con otras instituciones sociales. Pero ésta no es la única ni la principal modalidad que ha dado origen al dinero. Su génesis deberá buscarse detenidamente en el proceso que hemos descripto, a pesar de que la naturaleza de ese proceso sólo sería explicada de manera incompleta si tuviéramos que denominarlo «orgánica’, o señalar al dinero como algo «primordial», de «crecimiento primitivo», y así sucesivamente. Dejando de lado premisas poco sólidas desde el punto de vista histórico, sólo podemos entender el origen del dinero si aprendemos a considerar el establecimiento del procedimiento social del cual nos estamos ocupando como un resultado espontáneo, como la consecuencia no prevista de los esfuerzos individuales y especiales de los miembros de una sociedad que poco a poco fue hallando su camino hacia una discriminación de los diferentes grados de liquidez de los productos.” (p. 223)

Equilibrio general y fallas de mercado: la economía neoclásica ‘perdida en una oscura selva’.

Con los alumnos de la UBA Económicas, Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca), terminamos el semestre y ellos ahora eligen el tema que les gustaría leer. Alguno pidió ver algo sobre fallas de mercado. Aquí una parte de la introducción y las conclusiones de un texto más completo que luego estaré también presentando aquí:

La obra Grundsätze der Volkwirtschaftslehre de Carl Menger, publicada en 1871, junto con Theory of Political Economy de William Stanley Jevons, publicada también en 1871 y Eléments d’économique Politique Pure de León Walras, publicada en dos partes, 1874 y 1877, sentaron las bases de lo que se ha dado en llamar la “revolución marginalista”, la que diera comienzo a lo que posteriormente se denominara “economía neoclásica”.

No obstante, pese a que el origen de la Escuela Austríaca se encuentra claramente asociado al nacimiento de la economía neoclásica, no podemos decir que hoy sea parte de ella. La pregunta que podemos plantearnos, entonces, es la siguiente: ¿qué pasó?, ¿cuándo ese origen común dio nacimiento a caminos separados?

Lo cierto es que, primero la aceptación generalizada del modelo del equilibrio general walrasiano, luego el debate sobre el socialismo y posteriormente una visión crítica de los postulados de la economía del bienestar abrieron una brecha que implicó seguir rumbos claramente diferenciados. Las diferencias se extendieron a la metodología de la ciencia económica, la teoría monetaria, el uso del conocimiento, el papel del emprendedor/capitalista, el ciclo económico, el papel del estado y el “fracaso” del mercado.

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Llamará seguramente la atención a algunos, quienes han visto siempre a los austríacos defender a ultranza al mercado, que para éstos el mercado no es “perfecto”, no se encuentra en equilibrio, ni la información en él es completa. Precisamente su preferencia por el mismo se basa en su comprensión de la imperfección del ser humano y su conocimiento y por tratarse de la mejor forma de coordinar las acciones económicas en tal entorno. Ante la crítica de la economía neoclásica, no considera que el equilibrio competitivo sea más que una figura ideal para entender como la realidad no es; ni tampoco afirma y acepta que la realidad sea ya ese equilibrio óptimo.

Por un lado la economía neoclásica tradicional se fija un ideal lejano y pretende mostrar que la realidad está alejada del mismo, el mercado fracasa y sólo el gobierno puede acercarlo al mismo; por el otro, suele afirmarse que el mercado ya está allí. Unos dicen que el óptimo sólo puede alcanzar por medio de la acción gubernamental, asumiendo que ésta es perfecta y no genera costos propios; otros dicen que ya se ha alcanzado cuando todos los costos apropiados han sido incluidos en el análisis.

Para los Austríacos lo que “fracasa” no es el mercado tal cual es, imperfecto, sino el plantear como alcanzable un modelo ideal que eleva la perfección a un objetivo alcanzable. Como Dante claramente mostrara en la Divina Comedia, esa perfección no es alcanzable en este mundo. También como él, la economía neoclásica parece tener que aceptar que…”a la mitad del camino de nuestra vida, me encontré perdido en una oscura selva”.

Elecciones, discurso y el espíritu de los inmigrantes: aprovechar oportunidades, esfuerzo y trabajo

El domingo 22 de Noviembre se completó el temblor político que había recorrido la Argentina un mes antes: el kirchnerismo fue derrotado, Mauricio Macri será el próximo presidente de los argentinos.

¿Qué significa este resultado? ¿Qué mensaje enviaron los votantes argentinos? Pues, quienes enseñamos esa área de la teoría económica que se llama “Public Choice” o Análisis Económico de la Política, sabemos que el voto es un mecanismo muy imperfecto para expresar preferencias, por eso ahora hacen falta una y mil interpretaciones más de quienes, supuestamente, saben ‘leer’ lo que la gente quiso decir. Esta característica del mercado político es tan clara como inevitable.

En el mercado, cada uno de nosotros vota diariamente y elige entre el producto A o el B, o uno de los cientos que el mercado nos ofrece. Con ese voto determinamos los ingresos de cada uno de los participantes en el mercado: premiamos a quienes nos ofrecen lo que deseamos y no a quienes nos ofrecen otra cosa.

En la política las opciones son mucho más estrechas y, además, vienen ‘empaquetadas’, es decir se nos ofrecen paquetes de atributos muy complejos. ¿Qué votó quien votó a Macri? ¿Qué fue presidente de Boca? ¿Su gestión en la Ciudad de Buenos Aires? ¿Qué quiere despegarse de Venezuela? ¿Qué parece sensato aunque no haya dado muchos detalles de sus políticas? ¿Qué haya prometido eliminar el cepo cambiario?  En fin, ¿cómo saberlo? Podríamos decir lo mismo, y tal vez más, del otro candidato.

Ahora, luego de que hemos decidido, comienzan las definiciones. Los medios de comunicación se llenan de comentarios, análisis y novedades. Hay uno, sin embargo, al que quisiera prestar atención aquí pues no lo he visto comentado en ningún lado.

En el discurso de la noche del domingo 22 de Noviembre, ya reconocido el triunfo por su rival, Macri señaló más de una vez que quería una sociedad con oportunidades, donde la gente pudiera mejorar su condición, en definitiva, progresar en base a su propio esfuerzo. Hizo mención específica a la epopeya argentina de los inmigrantes, quienes llegaron a estas tierras con las manos vacías pero con la cabeza llena de un sueño de progreso que el país les ofrecía.

inmigrantes

En algún punto del camino ese espíritu se perdió, emborrachado por el populismo, que en lugar de oportunidades, esfuerzo, sacrificio y trabajo ofreció ‘derechos sociales’, prebendas, paternalismo y clientelismo a cambio de la sumisión política de la mayoría para aceptar el poder y la corrupción de quienes manejaran la maquinaria redistribuidora que, como dice el sabio viejo refrán “parte y reparte y se queda con la mejor parte”.

No tengo idea si Macri va a cumplir con esos principios enunciados el domingo, y mucho menos de cómo lo haría, pero debo decir que si eso reflejara de alguna forma lo que los argentinos votaron entonces sí podría afirmar que hubo un cambio, que hemos dejado de esperar que las soluciones de nuestros problemas vengan de arriba, del estado paternalista que es también el estado despilfarrador, inflacionista, regulador y corrupto.

Si esta primera decisión de los argentinos de rechazar la oferta paternalista y populista fuera la primera en un camino que nos lleve a recuperar las oportunidades y los valores de los inmigrantes, de aprovechar las oportunidades de la libertad y asumir la responsabilidad sobre nuestro propio destino, sería un gran primer paso en dirección al progreso.

Lamentablemente no puedo asegurarlo. Como dije, el voto es un instrumento muy imperfecto y refleja tantas cosas como votantes hubo. Si esta valorización de las oportunidades y el esfuerzo fuera parte de ese gran mensaje, junto con la recuperación de las instituciones de una república y el respeto a la propiedad y los contratos entonces sí, algo habría cambiado.

Habrá que esperar. Por cierto, con más esperanza que hace un par de meses, pero todavía con incertidumbre. Mientras tanto, recordemos a nuestros abuelos bajando de los barcos.

Sobre el dinero malgastado y malversado a través del gasto público, nacional y de las provincias

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos uno de los temas donde más se ha desviado la política argentina de los principios establecidos originalmente en la Constitución. Así explica Alberdi como eran éstos:

Alberdi

“El gasto público de la Confederación Argentina, según su Constitución, se compone de todo lo que cuesta el «constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad»; en una palabra, el gasto nacional argentino se compone de todo lo que cuesta el conservar su Constitución, y reducir a verdades de hecho los objetos que ha tenido en mira al sancionarse, como lo declara su preámbulo.

Todo dinero público gastado en otros objetos que no sean los que la Constitución señala como objetos de la asociación política argentina, es dinero malgastado y malversado. Para ellos se destina el Tesoro público, que los habitantes del país contribuyen a formar con el servicio de sus rentas privadas y sudor. Ellos son el límite de las cargas que la Constitución impone a los habitantes de la Nación en el interés de su provecho común y general.

Encerrado en ese límite el Tesoro nacional, como se ve, tiene un fin santo y supremo; y quien le distrae de él, comete un crimen, ya sea el gobierno cuando lo invierte mal, ya sea el ciudadano cuando roba o defrauda la contribución que le impone la ley del interés general. Hay cobardía, a más de latrocinio, en toda defraudación ejercida contra el Estado; ella es el egoísmo llevado hasta la bajeza, porque no es el Estado, en último caso, el que soporta el robo, sino. el amigo, el compatriota del defraudador, que tienen que cubrir con su bolsillo el déficit que deja la infidencia del defraudador.

Para mantener la Constitución y llevar a cabo los objetos de su instituto que hemos señalado más arriba, la misma Constitución instituye y funda el gobierno, cuyo costo se extiende y divide como los servicios de su cargo, y las necesidades públicas que deben satisfacerse con el Tesoro de la Confederación.

Según esto, los gastos se dividen primeramente en gastos nacionales y gastos de provincia.

Teniendo cada provincia su gobierno propio, revestido del poder no delegado por la Constitución al gobierno general, cada una tiene a su cargo el gasto de su gobierno local; cada una lo hace a expensas de su Tesoro de provincia, reservado justamente para ese destino. Según eso, en el gobierno argentino, por regla general, todo gasto es local o provincial; el gasto general, esencialmente excepcional y limitado, se contrae únicamente a los objetos y servicios declarados por la Constitución, como una delegación que las provincias hacen a la Confederación, o Estado general. Este sistema, que se diría entablado en utilidad de la Confederación, ha sido reclamado y defendido por cada una de las provincias que la forman. (Constitución argentina, parte 2a, título 2°, y pactos preexistentes invocados en su preámbulo.)

El Banco Central está quebrado: ¿podríamos empezar con elegir la moneda que uno quiera utilizar?

Con los alumnos de la UBA Económicas, Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca), terminamos el semestre y ellos ahora eligen el tema que les gustaría leer. Alguno pidió ver algo sobre propuestas “austriacas’ para la coyuntura. Habiendo leído a Mises en sus artículos sobre la coyuntura austriaca a fines del siglo XIX y en el XX, sugiero que toda su atención hubiera estado puesta en resolver el déficit fiscal. En el aspecto monetario, hubiera propuesto pasos para volver a un patrón oro puro, pero dado que éste sistema monetario no existe actualmente, tal vez hubiera aceptado la propuesta que hacen Nicolás Cachanosky y Adrian Ravier, comentada aquí en nuestro blog conjunto:  https://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2014/01/14/a-proposal-of-monetary-reform-for-argentina-with-adrian-ravier/

Dice Nicolás:

“Argentina está pasando, nuevamente, por un momento crítico en materia económica y monetaria. Junto con Adrian Ravier escribimos una propuesta de reforma monetaria para Argentina. Esta propuesta es, de hecho, una actualización de la que Hanke y Schuler hiciesen para Argentina a fines de la década del 90.

En resumen, la propuesta consiste en una dolarización flexible más un sistema de banca libre. Por dolarización flexible queremos decir que si bien es de esperar que de cerrar el BCRA y eliminar el peso como moneda el dólar sea la moneda utilizada, haya libertad de realizar transacciones en la moneda que se desee. Es decir, en lugar de desatarse del peso para atarse al dólar, el punto es tener una libertad de elección en el uso de la moneda y se que deje el dólar si se encuentra una mejor alternativa. Por banca libre queremos decir que se de libertad al sistema bancario de emitir sus propias notas bancarias convertibles a dólares o a la moneda que consideren necesario (o intentar emitir su propio dinero fiat).

Somo conscientes que una propuesta como esta se encuentra, muy posiblemente, fuera de lo políticamente viable en Argentina. Pero el objetivo de este documento no es plantear una propuesta sujeta a lo políticamente posible, sino plantear una propuesta de reforma monetaria superadora acotada al marco institucional internacional presente. Como decía Hayek, el trabajo del economista consiste en hacer políticamente viable lo que es económicamente conveniente. Este documento es un humilde intento de nuestra parte en contribuir a que esto suceda.”

Algo del debate posterior:

Nicolas, quería consultar por que la necesidad de dolarizar y partir de una imposición? Se puede dejar el peso y que este compita con el dolar. O sea, no sería conveniente, estimular la libertad de elección de la moneda por los particulares. Si quieren que exista el peso, el BCRA y quien sea, pero que la ley permita a la gente elegir en que moneda pactar su transacciones. Obviamente que es de esperar que el dolar desplace al peso, pero esto no sería por medio de una imposición desde arriba, ya que una dolarización, según entiendo, y sino correginos, debería implementarse desde el BCRA, para luego cerrar este.

El tema es muy interesante para el debate y es son muy buenas estas propuestas para que el mismo se habrá y se llegue a la discusión de los tema de fondo. Los felicito.

Respuesta:

La única imposición es cerrar el BCRA dada su poca seriedad. No me parece realista creer que mientras haya un BCRA se lo va a forzar a competir en igualdad de condiciones.

Pero hay libertad absoluta para elegir la moneda que los agentes económicos quieras. Lo más probable es que, al menos de entrada, sea el dólar dado que ya tiene presencia en el país y es la moneda internacional de intercambio. Pero esto no es cambiar la imposición de una moneda por otra. De allí el término “dolarización flexible.”

Adrian Ravier dijo:

Buen punto el de Sergio, y coincido con Nicolás. Pero quiero agregar que de eliminarse el curso forzoso y el curso legal, el peso -bajo la Ley de Gresham- sería desplazado en el mercado por el dólar o divisas que mantienen mejor el poder adquisitivo. El resultado sería similar, aun si se permitiera que el BCRA siguiera gestionando el peso.

Pero eliminar el BCRA tiene la ventaja de que se elimina el incentivo perverso del poder político a imponer nuevamente en el futuro el curso forzoso de la moneda “nacional”. De lo que se trata es de encarecer el costo de retornar a una institución que le ha hecho mucho daño a la Argentina, como de hecho se explica en el artículo.”

-.-

A estas alturas, el BCRA no tiene con qué dolarizar, así que, por mi parte, primero permitiría el uso de cualquier moneda, luego vería cómo liquidar esa institución quebrada.

Uno de los menos conocidos en la Escuela Austriaca: Friedrich von Wieser, ¿era parte de la escuela?

Con los alumnos de la UBA Económicas vemos a los autores de la Escuela Austriaca, y ahora, uno de los más desconocidos, Friedrich von Wieser. Aquí un comentario que hace Rafael Beltramino en un artículo titulado “La tradición de Wieser dentro -¿fuera?- de la Escuela Austríaca”:

“… examinemos brevísimamente el derrotero de Wieser, desde su inter influencia con Bohm-Bawerck desde la escuela secundaria, al deslumbramiento de ambos compañeros por el libro de Menger, hasta la presentación de su trabajo para el seminario de Karl Kries que después entregara al propio Menger para conocer su opinión hasta, finalmente, su nombramiento como sucesor de Menger en 1903 como Profesor de Economía en Viena.

Hasta allí Wieser, seguía, más o menos aproximadamente por la senda ortodoxa, dirían los relatos tradicionales olvidando que, en esa época, no existía nada que ni remotamente se asemejara a una senda ortodoxa en la Escuela Austriaca, que de hecho estaba en plena formación.

Más aún, fuera de Viena, la figura más conocida al menos en el mundo anglosajón, era justamente Wieser, debido a la traducción de William Smart de Natural Value.

De ahí en adelante, Wieser va a hacer su propio camino. En algunos puntos, recostándose más en la sociología y en la ciencia política que en la economía.. Muchos años después su alumno más destacado, Freidrich A. Von Hayek va a hacer algo muy similar, comenzar con la Economía y continuar con otras áreas. De hecho en las Universidades de la época, la Economía se enseñaba principalmente en los estudios de derecho y ambos, Wieser y Hayek, obtuvieron su título en derecho.

La relación Wieser-Hayek por lo compleja, será analizada en un apartado siguiente. Pero resumamos la posición de Von Wieser al asumir la cátedra en 1903, aparentemente como el legítimo heredero de Menger, si tal cosa puede decirse.

Había escrito Natural Value en 1889, que fue además, como ya he marcado, la obra elegida para presentar a la Escuela Austriaca en el mundo anglosajón por William Smart. Había escrito además The Austrian School and The Theory of Value en The Economic Journal Vol.1 Nro.1 de marzo de 1891.

Social Economics. La bifurcación en el pensamiento de Wieser

Como bien señala A. Endres es discutible si el legado en la teoría económica de Menger, fue continuado por Wieser, aunque en realidad la opinión final de este autor es que Wieser completó lo que Menger había dejado incompleto.

Por ejemplo en la definición de capital de la quiso salir del significado común (que pretendía seguir Menger) y de la teoría dominante del fondo de salarios o de subsistencia para sugerir en cambio que capital se reduce a los medios técnicos de producción de los productores. Wicksell por su parte expresamente va a seguir a Wieser y no a Menger; el propio Hayek definió como útil a la definición de Wieser en The Pure Theory of Capital..

Endres agrega además un elemento clave “Wieser was also a captive of Menger’s philosophical outlook.Wieser’s method like Menger’s was causal-genetic rather that mathemathical –funtional”

Esto condicionó, para Endres, el desarrollo teórico de Wieser, ya que una concepción matemática más refinada le hubiera permitido formular, en términos modernos, más adecuadamente su posición

Me permito agregar que no podría ser de otra manera.”

Tener ventajas comparativas no significa solamente bajos salarios: Inglaterra compite con China

Con los alumnos de UCEMA completamos la materia sobre Empresas y Negocios Internacionales considerando las distintas circunstancias de la competitividad global:

Hemos escuchado tantas veces ya que los países asiáticos compiten en la economía internacional porque tienen muy bajos costos de su mano de obra que esto nos ha hecho olvidar que el trabajo es tan solo uno de los recursos necesarios en toda producción. Un estudio realizado por la consultora Boston Consulting Group (“The Shifting Economics of Global Manufacturing: How Cost Competitiveness is Changing Worldwide”, o “La cambiante economía de la manufactura global: Como está cambiando la competitividad de costos en todo el mundo”) presenta algunos resultados que sorprenden. https://www.bcgperspectives.com/content/articles/lean_manufacturing_globalization_shifting_economics_global_manufacturing/

Dice el trabajo: “Por la mayor parte de las últimas tres décadas, un doble concepto ha guiado las decisiones de inversión y abastecimiento de las empresas. América Latina, Europa Oriental y gran parte de Asia eran consideradas como regiones de costos bajos. Los Estados Unidos, Europa Occidental y Japón eran vistos como países con altos costos.

Global manufacturing

Pero parece que esta visión del mundo está anticuada. Años de cambios en salarios, productividad, costos de la energía, valores de sus monedas y otros factores están modificando silenciosa y dramáticamente el mapa global de los costos de manufactura. Este mapa es más una mezcla de economías con bajos costos, con altos costos y muchas entre unas y otras en todas las regiones.

En algunos casos, los cambios de costos relativos son sorprendentes. ¿Quién hubiera pensado una década atrás que Brasil sería uno de los países con costos de manufactura más altos- o que México podría ser más barato que China? Mientras Londres sigue siendo uno de los lugares más caros para vivir y visitar, el Reino Unido se ha convertido en el productor manufacturero con menores costos de Europa. Los costos en Rusia y gran parte de Europa Oriental han llegado casi a la paridad con los Estados Unidos.”

En verdad las conclusiones son sorprendentes. El estudio analiza a los principales 25 exportadores del mundo, quienes producen el 90% de las exportaciones totales de productos manufacturados.

La ventaja de costos que tiene China sobre los Estados Unidos se ha reducido al 5%, en particular debido a la caída del costo de la energía en este último país. Brasil es más caro que casi toda Europa Occidental. Polonia, la República Checa y Rusia están casi a la par con Estados Unidos y tan solo un poco más baratos que el Reino Unido y España. Los países desarrollados que han perdido competitividad incluyen a Australia, Bélgica, Francia, Italia, Suecia y Suiza. Y las grandes estrellas parecen ser México y los Estados Unidos.

Dice el informe: “Las estructuras de costos en México y los Estados Unidos mejoraron más que todos los demás 25 principales exportadores. Debido a bajos incrementos de salarios, sostenidas ganancias de productividad, tipos de cambio estables y grandes ventajas en los costos de energía, estas dos naciones son actualmente las estrellas fulgurantes en la manufactura global. Y excepto por China y Corea del Sur, el resto de los diez principales exportadores de bienes son 10 a 25 por ciento más caros que los Estados Unidos.”

He aquí una muestra acabada del concepto de “competencia entre jurisdicciones” que analizamos en el capítulo de competencia institucional del libro.

Mi primer viaje con UBER: el futuro está cerca, pueden resistirlo pero va a llegar tarde o temprano

Estoy en San José de Costa Rica. Como es usual, para dar un par de conferencias. Me viene a buscar al hotel uno de los jóvenes que dirigen el capítulo local de Students for Liberty para ir a una radio. Uno de sus compañeros iba a buscarnos pero está atascado en el tráfico de la ciudad, tenemos que ir por nuestra cuenta.

Uber

Perfectamente podríamos ir en alguno de los taxis que esperan fuera del hotel, pero Steven (así se llama mi amigo), propone en cambio utilizar los servicios recientemente inaugurados de Uber que cuestan, además, un 25% del costo del taxi en el hotel. Abre su aplicación y se fija primero si hay algún auto de Uber dando vueltas por la zona y cuánto podría tardar en llegar hasta donde estamos. Cuando encuentra uno, realiza su pedido, ingresa la dirección del hotel y a la que queremos llegar. En tres minutos el auto llegará a buscarnos. Podemos ver en el mapa de la aplicación por dónde está y cómo está avanzando hasta nuestro hotel.

Como la señal se demora unos segundos aunque lo muestra a una cuadra Steven me dice que salgamos y apenas afuera del hotel para un auto con las luces de baliza. Steven tiene los datos del auto, el número de su patente y el nombre del conductor. No podemos equivocarnos.

Subimos y nos saludamos, no hay mucho más que decir, él ya sabe adónde vamos. Nos da la bienvenida y nos ofrece pastillas o caramelos. Steven tiene también, antes de subirnos, una estimación del costo del viaje. Le pregunto cómo se determina luego la tarifa y me explica que se toma en cuenta la distancia y el tiempo. También pregunto cómo se resuelve el viejo problema del taxi que lleva a un pasajero que desconoce la ciudad a dar vueltas por allí antes de dejarlo en el destino.

En primer lugar, uno puede ver el mapa en la app y seguir el rumbo del auto. Es más, nos marca el camino más directo, aunque puede ser que el conductor sugiera ir por otro si es que el más directo está más atascado. Esto, en verdad, se puede hacer con cualquier taxi gracias a otras apps como Google maps, Here y otras.

Pero hay una gran diferencia con los taxis normales. Cuando termine el viaje y nos bajemos, la app de Uber nos pide que califiquemos al conductor, y ellos solamente aceptan a los que tengan 4 o 5 estrellas. El incentivo para dar un buen servicio y para dejar al cliente satisfecho es enorme. La disciplina que eso ejerce es fundamental y no se encuentra en los taxis comunes. Y cada vez tenemos más poder como consumidores, ya conocemos el poder de nuestra opinión en otros servicios tales como EBay, Mercadolibre, TripAdvisor y otros por los que los proveedores tienen que ser calificados.

También el conductor nos calificará a nosotros, lo cual también nos impone disciplina, ya que una mala reputación significa que podemos ser rechazados en el futuro.

Nos bajamos y no hay que sacar dinero, ni siquiera una tarjeta de crédito. Uber nos cobrará en la tarjeta que podemos elegir, e incluso podemos pagar con Paypal. ¿Aceptarán el Bitcoin en el futuro?

Nuestro conductor, como muchos otros, es un emprendedor que aprovecha sus momentos libres para obtener algún ingreso adicional En este caso, nos cuenta que tiene un emprendimiento para producir  vegetales por hidroponía, con lo cual además del viaje tenemos una conversación interesante.

Por supuesto que los taxistas tradicionales de San José están que trinan y han tratado de todas formas de frenar esta competencia. Pero los consumidores sabemos que es lo mejor para nosotros. En verdad, da la sensación que están planteando una batalla perdida. Mucho mejor, para ellos mismos, sería que organizaran sus propias apps y que ofrecieran servicios incluso mejores que los de Uber. Estaríamos todos agradecidos.

La competencia como proceso de descubrimiento: la necesitamos porque no conocemos los hechos

Con los alumnos de Microeconomía de OMMA-Madrid vemos el significado de la competencia leyendo el artículo de Hayek “La competencia como proceso de descubrimiento”:

Hayek

“Es difícil defender a los economistas del cargo de haber discutido la competencia, por cerca de 40 o 50 años, basándose en conjeturas que si reflejaran la verdad del mundo real harían que la competencia fuera algo sin interés e inútil. Si alguien conociera efectivamente todo lo concerniente a aquello que la teoría económica llama datos, la competencia sería, en realidad, un método inútil para asegurar un ajuste a estos hechos. No es sorprendente, por tanto, que algunos se hayan visto inducidos a concluir que podemos prescindir totalmente del mercado, o que los resultados de éste sólo deberían usarse como un primer paso para garantizar una producción de bienes y servicios que podamos manejar, corregir o redistribuir del modo que queramos. Otros, cuya idea de la competencia pareciera derivar únicamente de los textos modernos, han concluido, naturalmente, que ésta no existe.

Contra esto es útil recordar que dondequiera que se pueda justificar racionalmente el uso de la competencia, ello será sólo sobre la base de que no conocemos anticipadamente los hechos que determinan las acciones de los competidores. Ya sea en los deportes como en los exámenes, y no menos en la adjudicación de contratos gubernamentales o de premios a la poesía, sería obviamente inútil organizar competencias si supiéramos de antemano quién será el ganador. Como se indica en el título de la conferencia, propongo que la competencia sea considerada como un procedimiento para descubrir hechos que, de no recurrir a ella, serían desconocidos para todos o, por lo menos, no serían utilizados.

Esto puede parecer tan obvio e indiscutible a primera vista como para que no merezca ninguna atención. No obstante, de la formulación explícita del aparente axioma anterior se siguen de inmediato algunas interesantes consecuencias, las que no son tan obvias. Una de ellas es que la competencia es valiosa sólo porque, y en tanto, sus resultados son imprevisibles y diferentes, en general, de aquellos que alguien pudiera haber perseguido deliberadamente. Y, aún más, que los efectos generalmente provechosos de la competencia deben incluir el desilusionar o derrotar algunas expectativas o intenciones particulares.

En estrecha conexión con esto hay una interesante consecuencia metodológica, la que es de gran utilidad para explicar el descrédito en que ha caído el enfoque microeconómico de la teoría. A pesar de que esta teoría, a mi juicio, pareciera ser la única capaz de explicar el papel de la competencia, ya no es comprendida ni siquiera por algunos supuestos economistas. Por consiguiente, vale la pena decir inicialmente algunas palabras acerca de la peculiaridad metodológica de la teoría de la competencia, cualquiera ésta sea, puesto que ella ha hecho que sus conclusiones resulten sospechosas para muchos de los que aplican habitualmente una prueba sobre-simplificada para decidir qué es lo que están dispuestos a aceptar como algo científico.

La consecuencia necesaria de la razón por la que utilizamos la competencia es que en aquellos casos en que es relevante nunca puede demostrarse la validez empírica de la teoría. Podemos someterla a pruebas en modelos conceptuales y podríamos examinarla en situaciones reales, creadas artificialmente, donde los hechos que deberían ser descubiertos por la competencia son ya conocidos por el observador. Pero en tales casos ello no tiene ningún valor práctico, de modo que llevar a cabo el experimento no justificaría su costo. Si no podemos conocer los hechos que esperamos descubrir por medio de la competencia, nunca podremos comprobar cuán efectiva ha sido ésta para descubrir aquellos hechos que podrían revelarse.