Come chocolate y te puedes ganar el premio Nobel: correlación y causalidad o investigaciones ridículas

Debo esto a un post de mi amigo Julian Morris, de Reason Foundation. Resulta que hay un artículo, publicado nada menos que en la revista Scientific American, que afirma existe una causalidad…., entre el consumo de chocolate y la recepción de premios Nobel!! Julian muy bien dice que es otro ejemplo de confundir “correlación” con “causalidad”. Que dos variables aparezcan comportarse en el mismo sentido no quiere decir que una sea la causa de la otra, pero esto sigue apareciendo en las revistas más conocidas.

El artículo es publicado por Scientific American, con el título: “Chocolate consumption and Nobel Prizes: A bizarre juxtaposition if there ever was one”: https://blogs.scientificamerican.com/the-curious-wavefunction/chocolate-consumption-and-nobel-prizes-a-bizarre-juxtaposition-if-there-ever-was-one/

“¿Qué hace a un ganador del Premio Nobel? Hay varios factores sugeridos: ¿Perseverancia? ¿Buena suerte? ¿Buenos mentores y estudiantes? Aquí hay un factor posible que nunca hubiera imaginado en mis sueños más locos; consumo de chocolate. El consumo de chocolate va bien con el número de premios Nobel producidos por un país.

Al menos eso es lo que afirma un artículo publicado en el New England Journal of Medicine, una de las principales revistas de investigación médica del mundo. Tengo que decir que encontré el estudio extraño cuando lo leí, y unas pocas horas de pensamiento extenuante y perplejo no han hecho nada para sacudirme ese sentimiento. El estudio en sí es divertido y bastante breve y creo que es una lectura entretenida; lo que me quedo pensando es por qué este artículo constituye una investigación seria y por qué habría sido publicado en una revista que a lo largo de los años ha presentado algunos de los hallazgos médicos definitivos de nuestro tiempo.

El artículo comienza suponiendo -totalmente razonable- que ganar un Premio Nobel debe estar relacionado de alguna manera con la capacidad cognitiva. Luego pasa a describir un vínculo entre los flavanoles (moléculas orgánicas que se encuentran entre otros alimentos en el chocolate, el té verde y el vino tinto) y la capacidad cognitiva. Ahora bien, no he leído la literatura sobre los flavanoles y la capacidad cognitiva, pero estoy seguro de que los flavanoles en sí mismos no podrían ser responsables de un efecto cognitivo mejorado, especialmente cuando son parte de un cóctel complejo de factores dietéticos y ambientales que afectan la función cerebral.”

¿La economía estudia a la sociedad en su conjunto, la acción individual o la interacción entre las personas?

Toda acción es individual, por supuesto, por esa razón siempre hemos enfatizado al principio del individualismo metodológico en la economía, es decir, comenzar a analizar la acción individual, luego en todo caso agregar y analizar el conjunto. Es el tema que plantean  Moore, Sarah y Wagner, Richard E, del Departamento de Economía de George Mason University en un paper titulado “Individualism vs. Holism in Economic Theory: Deconstructing an Incoherent Dichotomy” (July 3, 2022). GMU Working Paper in Economics No. 22-26, 2022, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4152660 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4152660

“Se nos ha pedido que examinemos la dicotomía individualismo-holismo dentro de la economía. Proseguimos este examen explorando los contornos de varias dicotomías que se repiten a lo largo de los debates resultantes sobre el método. La dicotomía primaria se refiere a si la sociedad es propiamente un objeto de análisis o, por el contrario, debe reducirse a los individuos que constituyen esas sociedades. No hay duda de que una sociedad se desvanecería si todos sus miembros individuales murieran. Esta proposición aritmética, sin embargo, no resuelve la disputa sobre el holismo y el individualismo. Una vez que se reconoce que la interacción entre los individuos y no los actos solitarios de elección es el modo primario de conducta humana, la atención analítica debe dirigirse más hacia la interacción; que elección. La polaridad individuo-sociedad es más confusa que esclarecedora, y este artículo busca la claridad al explorar algunas implicaciones que surgen del reconocimiento de que, si bien solo los individuos pueden llevar a cabo acciones, la sociedad es un objeto real de todos modos.”

Predicciones testeables y verificables de F. A. Hayek. Por si hace falta, experimentos verifican sus teorías

¿Es necesario verificar empíricamente las tesis que planteara F. A. Hayek? Esto plantea algunas serias cuestiones epistemológicas, ¿es necesario verificar su capacidad de predicción o su capacidad de explicación de un cierto fenómeno social? No vamos a responder aquí esta pregunta sino presentar un paper que busca esa verificación empírica.
Se titula “Testing the Hayek hypothesis: Recent theoretical and experimental evidence”, por OmarAl-Ubaydli del Bahrain Center for Strategic, International and Energy Studies and Department of Economics and Mercatus Center, George Mason University, Peter Boettke Department of Economics and Mercatus Center, George Mason University y Brian C. Albrecht International Center for Law and Economics and Coles College of Business, Kennesaw State University, Kennesaw.
http://s3.amazonaws.com/fieldexperiments-papers2/papers/00759.pdf
“Los economistas entienden bien que el trabajo de Friedrich Hayek contiene importantes conocimientos teóricos. Se reconoce con menos frecuencia que su trabajo contiene predicciones comprobables sobre la naturaleza de los procesos de mercado. Vernon Smith denominó a la más importante la «hipótesis de Hayek»: que las ganancias del comercio pueden obtenerse en presencia de información difusa y descentralizada, y en ausencia de un comportamiento de toma de precios y una dirección de mercado centralizada. Vernon Smith probó esta predicción analizando datos en mercados experimentales de laboratorio y encontró un fuerte respaldo. En primer lugar, ampliamos el trabajo de Smith mostrando cómo los avances teóricos posteriores proporcionan una base teórica para la hipótesis de Hayek. Luego probamos la hipótesis utilizando datos de mercado experimentales de campo recientes. El uso de experimentos de campo nos permite probar varias otras predicciones de Hayek, como que la experiencia del mercado aumenta las ganancias realizadas del comercio. En términos generales, encontramos

¿Es necesario hacer experimentos para demostrar la validez de las conclusiones de Hayek?

En la ceremonia de recepción del Premio Nobel en Economía en 2002, Vernon Smith dedicó su conferencia a David Hume y Friedrich Hayek. Para algunos sería una sorpresa que quien dedicara su tarea de investigación, y recibiera el premio por ella, al desarrollo de la economía experimental eligiera a estos autores, cuyas obras no parecen tener mayores intenciones de corroboración empírica para demostrar la validez de ciertos postulados, o ella está en el experimento de la vida, del funcionamiento diario de los mercados. Sin embargo, es lo que Smith hizo, y ahora lo vemos nuevamente expuesto en un paper de Al-Ubaydli O, Boettke P y Albrecht BC (2022) titulado “Testing the Hayek hypothesis: Recent theoretical and experimental evidence”. PLoS ONE 17(7): e0270489. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0270489

Esto dicen los autores:

“Los escritos de Friedrich Hayek sobre el proceso de mercado, en general, y su más famoso “El uso del conocimiento en la sociedad” [1], en particular, proporcionan varias predicciones comprobables sobre el proceso de mercado. La predicción más importante, que Vernon Smith [2] llamó la ‘hipótesis de Hayek’, es que las ganancias del comercio se pueden realizar en presencia de información difusa y descentralizada, y en ausencia de un comportamiento de toma de precios y una dirección centralizada del mercado ( ver [3] para más pruebas de seguimiento). Críticamente, como señaló Smith, estas predicciones a veces están en desacuerdo con la interpretación estándar del modelo walrasiano competitivo.

Para probar las teorías de Hayek sobre el proceso de mercado, Smith [2] revisó la extensa evidencia de laboratorio y encontró que era consistente con la hipótesis de Hayek. Smith continuó planteando la siguiente pregunta: “… ¿significa esto que le irá comparablemente bien en el entorno de ‘campo’ de la economía? … se han intentado pocos experimentos de campo de este tipo”, [2: p177]. Cuarenta años después, ya no necesitamos especular. Utilizando el reciente auge de la investigación experimental de campo, este artículo continúa donde lo dejó Smith y evalúa qué tan bien viajan las teorías de Hayek en el campo.

Las ventajas de los datos experimentales de laboratorio sobre los datos naturales están bien documentadas [4]. En el contexto de los experimentos de mercado, lo más importante es el control que el laboratorio otorga al investigador, permitiéndole inducir demanda y oferta, y tener pleno conocimiento del equilibrio previsto. Los experimentos de campo complementan a sus contrapartes de laboratorio, entre otras cosas, permitiendo al investigador observar contextos más diversos y limitar las dificultades que surgen de sujetos experimentales sin experiencia [5, 6]. En particular, los experimentos de campo pueden aproximarse más a los mercados que ocurren naturalmente en comparación con el uso de estudiantes en un laboratorio, que es el objetivo final de enfoque para Hayek y para nosotros.

Encontramos que las teorías de Hayek están bien respaldadas por los datos experimentales de campo en general. Sin embargo, también encontramos que hay excepciones importantes que abren la puerta a refinamientos de las teorías de Hayek. Por ejemplo, en ciertos entornos, la presencia de empresarios experimentados y la difusión de información sobre precios pueden obstaculizar la capacidad de un mercado para obtener las ganancias del comercio.”

¿Cuál es la relación entre las ideas libertarias y las teorías de la Escuela Austriaca de Economía?

¿Cuál es la relación entre el libertarismo y la escuela austriaca de economía? Muchos plantean esta pregunta, que no es sencilla porque el libertarismo es una filosofía política y la EAE busca brindar un análisis científico de la acción humana y sus consecuencias. Entre los artículos de Peter Boettke que estamos comentando aquí, uno de ellos trata ese tema:

Boettke, Peter J.”, Libertarianism and the Austrian School of Economics” (April 29, 2022). Zwolinski, Matt and Benjamin Ferguson (Ed.). (2022). The Routledge Companion to Libertarianism. Routledge International Handbooks., GMU Working Paper in Economics No. 22-21, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4148732

“La Escuela Austriaca de Economía tiene una larga historia. Nacido en el contexto de fin de seicle Viena, el contexto histórico y cultural de la contribución científica y la actitud y aptitudes de los diferentes pensadores no deben olvidarse incluso cuando la tradición intelectual migra a través de Europa y América del Norte, y eventualmente en todo el mundo. . A lo largo de su historia la escuela de pensamiento se vio envuelta en debates de carácter metodológico, analítico y filosófico social. Es este último conjunto de debates el que alinea cualquier historia de la economía austriaca con las discusiones sobre el liberalismo clásico y el libertarismo moderno. Este artículo enfatiza que esos debates a nivel intelectual estaban ligados a puntos metodológicos y analíticos, pero también reconoce sociológicamente que la misma persistencia de estas discusiones a lo largo de una larga historia significa que para muchos la escuela está asociada con estas posiciones ideológicas en lugar de las ideas metodológicas subyacentes. y cuestiones analíticas. Este artículo explora los vínculos indirectos entre la Escuela Austriaca y una noción más amplia del liberalismo clásico a través de un enfoque en el marco institucional dentro del cual los actores humanos se involucran en actos de cooperación social entre sí. Es la esperanza de este capítulo aclarar esos temas y ofrecer una invitación a la investigación de la Escuela Austriaca de Economía para aquellos en ciencias sociales y humanidades a medida que el programa de investigación progresivo de este enfoque evoluciona continuamente en el siglo XXI.”

Boettke sobre Menger y la Economía Austriaca contemporánea; el conocimiento, las instituciones y el liberalismo

Todos los trabajos de Peter Boettke merecen una atenta lectura. Ahora, el profesor de economía y filosofía de George Mason University nos presenta una serie de artículos que, dado su interés, iremos viendo uno por uno.

El primero es sobre Menger: MENGER AND CONTEMPORARY AUSTRIAN ECONOMICS: KNOWLEDGE, INSTITUTIONS AND LIBERALISM, George Mason University Department of Economics Working Paper No. 2225 Electronic copy available at: https://ssrn.com/abstract=4149752

“Carl Menger publicó su obra clásica Principios de economía en 1871, esa obra es el texto fundacional de lo que se conoció como la “Escuela Austriaca de Economía”. Esa etiqueta ahora se ha utilizado para describir una escuela histórica de pensamiento, así como economistas académicos contemporáneos e intelectuales públicos en el espacio político hasta el día de hoy, 150 años después. Este artículo discute la metodología mengeriana para el estudio de las ciencias humanas, la teoría del proceso mengeriano, la conexión con el plan liberal de libertad, igualdad y justicia de Adam Smith, y discutirá una visión de la economía política influenciada por la revolución inconclusa de Menger y la Escuela Austriaca.”

Entre sus conclusiones:

“Carl Menger revolucionó la ciencia económica con la publicación en 1871 de sus Principios de economía. Sin embargo, entre sus compañeros revolucionarios marginales, Menger se destacó por su énfasis en la subjetividad del valor, el costo y el conocimiento, y el análisis del marco institucional dentro del cual tienen lugar las transacciones económicas. La literatura secundaria tiende a centrarse en el desarrollo de la teoría exacta de Menger y su énfasis posterior en el orden espontáneo o explicaciones de «mano invisible» de instituciones como el dinero, los mercados, la ley, las costumbres, etc. Pero lo que se pierde en esa literatura la mayoría de las veces es su desarrollo de la teoría empírico-realista, o lo que he llamado teoría institucionalmente contingente. Es la lógica de la elección y la lógica situacional las que en conjunto producen el método compositivo del análisis del orden espontáneo. También es la base para las explicaciones contrastivas que capturan la esencia de la investigación económica desde su fundación. En resumen, la teoría exacta de Menger y la teoría empírico-realista es lo que permite tanto nuestras investigaciones científicas del mecanismo de la mano invisible dentro de cualquier conjunto de instituciones como nuestra capacidad para comparar entornos institucionales.”

¿Qué es lo que estudiamos en la economía? ¿Cuáles son los «hechos» en las ciencias sociales?

Con los alumnos de la materia Historia del Pensamiento Economico II, Escuela Austríaca, de la UBA, vemos cuestiones metodológicas en un texto de Hayek titulado “Los hechos en las ciencias sociales”, que dice:  

“… ¿qué tipo de hechos estudian las ciencias sociales? Esta pregunta plantea directamente otra, que por diversos motivos es crucial para mi problema: ¿a qué nos referimos cuando decimos ‘una clase especial de hecho’? ¿No son dados como hechos de una clase determinada, o nosotros hacemos que lo sean por el modo en que los analizamos? Obviamente, todo el conocimiento que tenemos del mundo exterior proviene, en alguna medida, de la percepción sensorial y, por lo tanto, de nuestro conocimiento de los hechos físicos. Pero, ¿significa esto que obtenemos todo nuestro conocimiento únicamente a partir de hechos físicos? La respuesta depende de cómo definamos ‘una clase especial de hechos’.  

Una analogía tomada de las ciencias físicas servirá para aclarar esta posición. Todas las palancas o los péndulos que podamos concebir tienen propiedades químicas y ópticas, pero, cuando hablamos de palancas o péndulos no hacemos referencia a hechos químicos u ópticos. Lo que convierte una serie de cosas individuales en hechos de una clase determinada son los atributos que seleccionamos para tratarlos como integrantes de esa clase. Esto es, obviamente, un lugar común, pero significa que, aunque todos los fenómenos sociales que podamos analizar puedan tener atributos físicos, para nuestros fines no necesitan ser hechos físicos. Eso depende de cómo creamos conveniente clasificarlos para el análisis de nuestros problemas. Las acciones humanas que observamos y los objetos de esas acciones, ¿son miembros de la misma clase o de clases distintas porque se nos presentan –a nosotros los observadores- como físicamente similares o diferentes, o en función de otro criterio?  

Ahora bien, las ciencias sociales, sin excepción, se ocupan del comportamiento de los individuos para con su medio (otros hombres o cosas); tal vez debería decir que estos son elementos a partir de los cuales estas ciencias construyen modelos de relaciones entre muchos individuos. ¿Cómo hemos de definir o clasificar a los objetos de su actividad si queremos explicar o comprender sus acciones? ¿Cómo hemos de clasificar los objetos cuando intentamos explicar lo que los hombres hacen con ellos? ¿Según sus atributos físicos -lo que nosotros podemos averiguar sobre ellos al estudiarlos- o utilizando algún otro criterio?” 

Muchas preguntas, por supuesto, de difícil respuesta. En fin, hay que ver el artículo completo:  

Hayek, Los hechos en las ciencias sociales 

https://www.eseade.edu.ar/wp-content/uploads/2016/08/Los-hechos-en-las-ciencias-sociales.pdf 

 

Un tema controvertido entre los austriacos: la metodología y verificación empírica

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca), vemos a un autor poco considerado entre los autores austriacos, Fritz Machlup. Aquí de su artículo “El problema de la verificación en Economía”, Revista Libertas 40 (Mayo 2004)

“Cada uno de nosotros ha estado últimamente tan ocupado con el análisis estadístico de curvas de demanda, de funciones de ahorro, consumo e inversión, de elasticidades y propensiones, que una descripción de estas y similares investigaciones no es realmente necesaria. El problema con la verificación de hipótesis empíricas basadas en análisis estadísticos y econométricos es que la sucesión de estimados sobre la base de nuevos datos ha sido siempre seriamente divergente. Por supuesto, esas variaciones en el tiempo entre las relaciones numéricas no son realmente sorprendentes. Pocos de nosotros han esperado que esas relaciones sean constantes o incluso aproximadamente estables. Así, cuando nuevos datos y nuevos cómputos arrojan estimados revisados de parámetros económicos, no existe manera de decir si las hipótesis previas eran incorrectas o si las cosas han cambiado.

El hecho que las relaciones numéricas descriptas por las hipótesis empíricas pueden estar sujetas a cambios impredecibles altera esencialmente su carácter. Las hipótesis que están estrictamente limitadas al tiempo y al espacio no son “generales” sino “especiales,” o también llamadas proposiciones históricas. Si las relaciones medidas o estimadas en nuestra investigación empírica no son universales sino históricas, el problema de la verificación es completamente diferente. Tan diferente que de acuerdo a las intenciones expresadas en la introducción no deberíamos estar interesados en ellas. Pues nuestro propósito fue discutir la verificación de generalizaciones, no de eventos o circunstancias confinadas a particulares tiempos y lugares. Si todas las proposiciones de la economía fuesen de este tipo, el dictado de la vieja escuela histórica, que la economía no puede contar con “leyes generales” o con una “teoría general,” sería plenamente justificado.

Si una hipótesis acerca de una relación numérica entre dos o más variables fue formulada sobre la base de datos estadísticos cubriendo un período particular, y luego es comparada con datos de un período diferente, esa comparación podría contarse como verificación sólo si la hipótesis hubiese sido formulada como una de carácter universal, es decir, si la relación medida o estimada hubiese sido considerada como constante. En la ausencia de tales expectativas, el test por un “acierto” continuo (entre hipótesis y nuevos dato) es simplemente una comparación entre dos situaciones históricas, un intento de encontrar si las particulares relaciones eran estables o cambiantes. Una verificación genuina de hipótesis previamente formuladas acerca de un período dado requiere de una comparación con datos adicionales del mismo período, para así evaluar si las observaciones previas y su descripción numérica fueron o no precisas. En breve, una proposición histórica sólo puede ser verificada por nuevos datos acerca de la situación histórica a la cual refiere. Esto es así también para proposiciones geográficas y comparaciones entre distintas áreas.

Sin embargo, aunque las “estructuras” cambiantes estimadas por la econometría y la estadística no son más que proposiciones históricas, pueden existir límites en sus variaciones. Por ejemplo, seguramente podemos generalizar que la propensión marginal a consumir no puede ser en el largo plazo mayor que la unidad, o que la elasticidad de la demanda para ciertos tipos de exportación de cierto tipo de países no será en el largo plazo menor que la unidad. Proposiciones sobre límites definitivos en la variación de proposiciones especiales o históricas son de nuevo hipótesis generales. Estas no son estrictamente empíricas sino universales, en el sentido de ser deducibles de generalizaciones de alto nivel en el sistema teórico de la economía. Los varios estimados sucesivos de estructuras cambiantes pueden ser considerados como verificaciones de hipótesis generales, de acuerdo a las cuales ciertos parámetros o coeficientes deben estar dentro de ciertos límites. Debido a que estos límites son usualmente bastante amplios, la verificación no será por supuesto de la rigurosa manera en que lo es en las ciencias físicas, con sus constantes numéricas y estrechos márgenes de error.

Pero ni esto ni ninguna otra cosa que se ha dicho en este artículo debería ser interpretado como un intento de desanimar el testeo empírico en economía. Por el contrario, la conciencia de los límites de la verificación debería tanto prevenir de las desilusiones como presentar desafíos al trabajador empírico. Él debe ponerse a la altura de ellos, y proceder con inteligencia y fervor mediante cualquiera de las técnicas que se hallen disponibles.”

Frederic Bastiat y un principio fundamental en la economía: lo que se ve y lo que no se ve

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social, de UCEMA, vemos a Frederic Bastiat (1801-1850), un gran divulgador y polemista. Sus trabajos, por supuesto, no son ‘académicos’, pero eso no implica que no estén basados en ideas que lo son. Pero he aquí una breve colección de sus artículos con el título de “Lo que se ve y lo que no se ve”: http://www.hacer.org/pdf/seve.pdf

Es particularmente importante para los estudiantes de Economía ya que se trata de aprender las consecuencias de las acciones humanas más allá de sus efectos inmediatos. Por ejemplo, y en relación a lo que analizara Say, esto dice Bastiat en un artículo titulado “El cristal roto”:

“¿Ha sido usted alguna vez testigo de la cólera de un buen burgués Juan Buenhombre, cuando su terrible hijo acaba de romper un cristal de una ventana? Si alguna vez ha asistido a este espectáculo, seguramente habrá podido constatar que todos los asistentes, así fueran éstos treinta, parecen haberse puesto de acuerdo para ofrecer al propietario siempre el mismo consuelo: « La desdicha sirve para algo. Tales accidentes hacen funcionar la industria. Todo el mundo tiene que vivir. ¿Qué sería de los cristaleros, si nunca se rompieran cristales?

Mas, hay en esta fórmula de condolencia toda una teoría, que es bueno sorprender en flagrante delito, en este caso muy simple, dado que es exactamente la misma que, por desgracia, dirige la mayor parte de nuestras instituciones económicas. Suponiendo que haya que gastar seis francos para reparar el destrozo, si se quiere decir que el accidente hace llegar a la industria cristalera, que ayuda a dicha industria en seis francos, estoy de acuerdo, de ninguna manera lo contesto, razonamos justamente. El cristalero vendrá, hará la reparación, cobrará seis francos, se frotará las manos y bendecirá de todo corazón al terrible niño. Esto es lo que se ve.

Pero si, por deducción, se llega a la conclusión, como a menudo ocurre, que es bueno romper cristales, que esto hace circular el dinero, que ayuda a la industria en general, estoy obligado a gritar: ¡Alto ahí! Vuestra teoría se detiene en lo que se ve, no tiene en cuenta lo que no se ve.

No se ve que, puesto que nuestro burgués a gastado seis francos en una cosa, no podrá gastarlos en otra. No se ve que si él no hubiera tenido que reemplazar el cristal, habría reemplazado, por ejemplo, sus gastados zapatos o habría añadido un nuevo libro a su biblioteca. O sea, hubiera hecho de esos seis francos un uso que no efectuará.

Hagamos las cuentas para la industria en general. Estando el cristal roto, la industria cristalera es favorecida con seis francos; esto es lo que se ve. Si el cristal no se hubiera roto, la industria zapatera (o cualquier otra) habría sido favorecida con seis francos. Esto es lo que no se ve.

Y si tomamos en consideración lo que no se ve que es un efecto negativo, tanto como lo que se ve, que es un efecto positivo, se comprende que no hay ningún interés para la industria en general, o para el conjunto del trabajo nacional, en que los cristales se rompan o no.

Hagamos ahora las cuentas de Juan Buenhombre. En la primera hipótesis, la del cristal roto, él gasta seis francos, y disfruta, ni más ni menos que antes, de un cristal. En la segunda, en la que el accidente no llega a producirse, habría gastado seis francos en calzado y disfrutaría de un par de buenos zapatos y un cristal.

O sea, que como Juan Buenhombre forma parte de la sociedad, hay que concluir que, considerada en su conjunto, y hecho todo el balance de sus trabajos y sus disfrutes, la sociedad ha perdido el valor de un cristal roto. Por donde, generalizando, llegamos a esta sorprendente conclusión: « la sociedad pierde el valor de los objetos destruidos inútilmente, » — y a este aforismo que pondrá los pelos de punta a los proteccionistas: «Romper, rasgar, disipar no es promover el trabajo nacional, » o más brevemente: « destrucción no es igual a beneficio. »

¿Qué dirá usted, Moniteur Industriel, que dirán ustedes, seguidores de este buen Sr. De Saint-Chamans, que ha calculado con tantísima precisión lo que la industria ganaría en el incendio de París, por todas las casas que habría que reconstruir? Me molesta haber perturbado sus ingeniosos cálculos, tanto más porque ha introducido el espíritu de éstos en nuestra legislación. Pero le ruego que los empiece de nuevo, esta vez teniendo en cuenta lo que no se ve al lado de lo que se ve. Es preciso que el lector se esfuerce en constatar que no hay solamente dos personajes, sino tres, en el pequeño drama que he puesto a su disposición. Uno, Juan Buenhombre, representa el Consumidor, obligado por el destrozo a un disfrute en lugar de a dos. El otro, en la figura del Cristalero, nos muestra el Productor para el que el accidente beneficia a su industria. El tercero es el zapatero, (o cualquier otro industrial) para el que el trabajo se ve reducido por la misma causa. Es este tercer personaje que se deja siempre en la penumbra y que, personificando lo que no se ve, es un elemento necesario en el problema. Es él quien enseguida nos enseñará que no es menos absurdo el ver un beneficio en una restricción, que no es sino una destrucción parcial. — Vaya también al fondo de todos los argumentos que se hacen en su favor, y no encontrará que otra forma de formular el dicho popular: «¿Que sería de los cristaleros, si nunca se rompieran cristales?”

La economía y su método: ¿cuáles son los hechos en las ciencias sociales? Hayek analiza

Co n los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austríaca) de la Facultad de Ciencias Económicas en la UBA, vemos cuestiones metodológicas en un texto de Hayek titulado “Los hechos en las ciencias sociales”, que dice:  

“… ¿qué tipo de hechos estudian las ciencias sociales? Esta pregunta plantea directamente otra, que por diversos motivos es crucial para mi problema: ¿a qué nos referimos cuando decimos ‘una clase especial de hecho’? ¿No son dados como hechos de una clase determinada, o nosotros hacemos que lo sean por el modo en que los analizamos? Obviamente, todo el conocimiento que tenemos del mundo exterior proviene, en alguna medida, de la percepción sensorial y, por lo tanto, de nuestro conocimiento de los hechos físicos. Pero, ¿significa esto que obtenemos todo nuestro conocimiento únicamente a partir de hechos físicos? La respuesta depende de cómo definamos ‘una clase especial de hechos’.  

Una analogía tomada de las ciencias físicas servirá para aclarar esta posición. Todas las palancas o los péndulos que podamos concebir tienen propiedades químicas y ópticas, pero, cuando hablamos de palancas o péndulos no hacemos referencia a hechos químicos u ópticos. Lo que convierte una serie de cosas individuales en hechos de una clase determinada son los atributos que seleccionamos para tratarlos como integrantes de esa clase. Esto es, obviamente, un lugar común, pero significa que, aunque todos los fenómenos sociales que podamos analizar puedan tener atributos físicos, para nuestros fines no necesitan ser hechos físicos. Eso depende de cómo creamos conveniente clasificarlos para el análisis de nuestros problemas. Las acciones humanas que observamos y los objetos de esas acciones, ¿son miembros de la misma clase o de clases distintas porque se nos presentan –a nosotros los observadores- como físicamente similares o diferentes, o en función de otro criterio?  

Ahora bien, las ciencias sociales, sin excepción, se ocupan del comportamiento de los individuos para con su medio (otros hombres o cosas); tal vez debería decir que estos son elementos a partir de los cuales estas ciencias construyen modelos de relaciones entre muchos individuos. ¿Cómo hemos de definir o clasificar a los objetos de su actividad si queremos explicar o comprender sus acciones? ¿Cómo hemos de clasificar los objetos cuando intentamos explicar lo que los hombres hacen con ellos? ¿Según sus atributos físicos -lo que nosotros podemos averiguar sobre ellos al estudiarlos- o utilizando algún otro criterio?” 

Muchas preguntas, por supuesto, de difícil respuesta. En fin, hay que ver el artículo completo:  

Hayek, Los hechos en las ciencias sociales 

https://www.eseade.edu.ar/wp-content/uploads/2016/08/Los-hechos-en-las-ciencias-sociales.pdf