Aquellos quienes promueven el socialismo todavía tienen que hacerse cargo de las catástrofes que produjeron en el siglo XX. Una de ellas, de las peores, es Camboya. Es importante repasar lo que pasó en ese país. En un paper titulado “Conflict, Institutions, and Economic Behavior: Legacies of the Cambodian Genocide’, Katsuo Kogure, de la Universidad de Aizu y Yoshito Takasaki de la Universidad de Tokio analizan el impacto de lo ocurrido en la decisión de los padres camboyanos respecto a la educación de sus hijos.
Kogure, Katsuo and Takasaki, Yoshito, Conflict, Institutions, and Economic Behavior: Legacies of the Cambodian Genocide. Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4137236 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4137236
“Examinamos los impactos del genocidio de Camboya en las inversiones de los padres en la educación de los niños después del colapso del régimen de Pol Pot. Nos enfocamos en estos resultados conductuales por dos razones principales. La primera es que el capital humano, un determinante fundamental del desempeño económico de los países, se perdió durante la era de Pol Pot porque los Jemeres Rojos intentaron exterminar a todos los intelectuales de la sociedad (Vickery (1999, p. 39)). Comprender cómo se ha recuperado y acumulado el capital humano desde 1979 es crucial para diseñar políticas posconflicto en Camboya. La segunda razón es que los comportamientos de los padres pueden haber sufrido la inercia institucional del régimen de Pol Pot, como sigue. Primero, los Jemeres Rojos no solo persiguieron a intelectuales y ejecutaron a muchos de ellos, sino que también negaron y abolieron la educación escolar formal.4 Aunque la educación escolar formal se reanudó poco después del colapso del régimen (Vickery (1986, pp. 154-159)), las ideologías sobre la negación de la educación y los intelectuales pueden haber influido en los comportamientos posteriores de las personas con respecto a la educación de los niños. En segundo lugar, mientras los remanentes de los Jemeres Rojos continuaron luchando contra el ejército del nuevo gobierno en la guerra de guerrillas hasta la década de 1990, la amenaza de violencia por parte de los Jemeres Rojos fue persistente. Bajo estas situaciones sociales inestables, los padres pueden haber cumplido con las reglas de los Jemeres Rojos por temor a que pudieran recuperar el poder. De hecho, la mayoría de los sobrevivientes sufrieron trastornos de salud mental a largo plazo, como el trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) (p. ej., Beth et al. (2011)), lo que implica que los comportamientos posteriores podrían haber seguido estando limitados por el Las ideologías de los jemeres rojos.”