Sobre el cierre de la agencia de ayuda internacional de Estados Unidos (USAID)

Muy interesante es el post de Rómulo López comentando la visión de William Easterly, profesor de economía en New York University (NYU) sobre el cierre de la agencia de ayuda internacional (AID) anunciado por la administración Trump con el título “US AID: El engaño de la ayuda humanitaria”: https://www.miradasur.org/p/us-aid

Así comienza:

“William Easterly economista de la Universidad de Nueva York en los últimos 25 años ha dedicado su carrera a criticar la ayuda extranjera, de acuerdo con sus libros y sus estudios esta tiene poca o ninguna efectividad y los expertos malgastan constantemente el dinero que reciben e incluso terminan siendo fuente de financiamiento que perpetua a las más grandes tiranías que gobiernan los países subdesarrollados. Easterly publicó libros que se consideran críticas razonadas y devastadoras a la ayuda internacional como “En busca del crecimiento: Andanzas y tribulaciones de los economistas del desarrollo” donde basado en sus experiencias en el Banco Mundial nos revela como las iniciativas que buscaban erradicar la pobreza han simplemente fracasado en sus objetivos por no aplicar principios de economía adecuados. Otro de sus libros “La carga del hombre blanco: El fracaso de la ayuda al desarrollo” es una crítica feroz de los arrogantes esfuerzos y a las ineficaces políticas económicas de Occidente por mejorar el destino de los países en desarrollo.

 

A pesar de estas críticas agudas cuando se le preguntó recientemente en una entrevista para la revista New Yorker qué opinaba de los esfuerzos de la administración Trump y de Elon Musk a través de DOGE (la Oficina de Eficiencia gubernamental) por desmontar la agencia americana para el desarrollo internacional (US AID) sorprendentemente se mostraba horrorizado por la manera en que se lo estaba haciendo, pues le parecía la manera más horrible de hacerlo sin ninguna preparación y cortando de raíz programas que en su opinión requerían una transición gradual. Más allá de su crítica razonable con respecto a cómo hacerlo, lo cierto es que el mismo Easterly se ha pasado casi un cuarto de siglo sugiriendo cambios necesarios sin mayor eco en quienes lideran estos programas de ayuda internacional o de cooperación técnica como se les llama eufemísticamente en muchos países, sin ser escuchado por la gente que debería de poder hacer estos cambios en el gobierno. Más allá de que se pueda discrepar de las formas en que DOGE ha hecho estos cambios, es importante hacer los cambios que por primera vez se hacen y que se reconoce por parte de un gobierno que el gasto en este tipo de ayuda no ha funcionado, ni va a funcionar. El cambio de cualquier manera iba a ser doloroso y tal como lo hemos visto por la reacción aireada y furiosa de quienes viven de esta industria del asistencialismo o quienes autorizan estos programas, lo demuestra.”

Angus Deaton: la ayuda internacional contra la pobreza socava el crecimiento y la democracia

Angus Deaton, el último premio Nobel de Economía, no es ningún libertario, pero tiene algunas opiniones notables. Por ejemplo, respecto a la ayuda internacional para combatir la pobreza dice, en su libro “The Great Escape”:

Deaton

“Uno de los hechos sorprendentes sobre la pobreza global es cuán poco haría falta para eliminarla, si pudiéramos mágicamente transferir dinero a las cuentas bancarias de los pobres del mundo. En 2008, había unos 800 millones de personas en el mundo viviendo con menos de un dólar al día. En promedio, a cada una de estas personas les falta 0,28 centavos por día; su gasto promedio diario es de 72 centavos en lugar de un dólar, que los sacaría de la pobreza. Podríamos cubrir lo que falta con menos de 220 millones de dólares por día; esto es, 28 centavos por 800 millones. Si los Estados Unidos quisieran hacer eso ahora, cada norteamericano, tendría que pagar 75 centavos por día, o un dólar si eximiéramos a los niños. Podríamos reducir esto a 50 centavos por persona por día si se sumaran los adultos de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón. Aún esto es más de lo que se necesitaría. Casi todos los pobres del mundo viven en países donde los alimentos, la vivienda y otras cosas básicas son más baratas que en los países ricos; un dólar gastado en India compra casi el equivalente de 2,5 dólares de las cosas que los pobres necesitan. Tomando esto en cuenta, tenemos la notable conclusión que la pobreza del mundo podría ser eliminada si cada norteamericano adulto donara 30 centavos por día, o si pudiéramos construir una coalición de todos los que quisieran en GB, Francia, Alemania y Japón, para poner cada uno 15 centavos por día. …

Este es un ejemplo de la visión ‘hidráulica’ de la ayuda internacional: si bombeamos agua en un lado, debe salir del otro extremo. Resolver la pobreza mundial y salvar las vidas de niños es visto como un problema de ingeniería, como arreglar las tuberías o un auto roto.

Pero el problema central de la ayuda internacional es éste: cuando las “condiciones para el desarrollo” están presentes, no se necesita ayuda. Cuando las condiciones locales son hostiles al desarrollo, la ayuda no es útil y hará daño si termina perpetuando esas condiciones. Las agencias internacionales de desarrollo se encuentran siempre en esta situación: la ayuda es efectiva solamente donde menos se la necesita, pero los donantes insisten en ayuda efectiva para los que más la necesitan…Si la pobreza no es el resultado de la falta de recursos u oportunidades, sino de pobres instituciones, mal gobierno y política tóxica, dar dinero a los países pobres –particularmente dar dinero a los gobiernos de los países pobres- es probable que termine perpetuando y prolongando la pobreza, no eliminándola. El enfoque hidráulico de la pobreza está equivocado, y resolver el tema de la pobreza no es como arreglar un auto o como sacar a un niño que se está ahogando en un estanque. …

Para entender cómo funciona la ayuda es necesario estudiar la relación entre ésta y la política. Las instituciones políticas y legales cumplen un papel central en establecer un entorno que pueda nutrir la prosperidad y el crecimiento económico. La ayuda extranjera, especialmente cuando es mucha, afecta el funcionamiento de las instituciones y su cambio. Muchas veces la política ha ahoga al crecimiento económico, y aun en el mundo anterior a la ayuda, había buenos y malos sistemas políticos. Pero el influjo de grandes cantidades de ayuda puede cambiar la política local para mal y minar las instituciones que promueven el crecimiento a largo plazo. La ayuda también socava la democracia y la participación cívica, una pérdida directa que se agrega al deterioro del crecimiento económico.”