¿Cómo se asegura la calidad en los mercados? ¿Cómo garantizar que los productos son seguros para ser consumidos? La inmediata respuesta de muchos es que esto se logra con la regulación y control estatal. En esta nota, titulada “Regulación en el libre mercado: no es lo que la mayoría cree”, del Mises Wire, Antti Takala, un estudiante de Finlandia, se anima a introducir el tema: https://mises.org/es/wire/regulacion-en-el-libre-mercado-no-es-lo-que-la-mayoria-cree
“Cuando se plantea la idea de un mercado totalmente libre en el debate económico, una crítica ampliamente aceptada a dicha idea suele estar relacionada con la cuestión de cómo se podría garantizar que los bienes y servicios fueran seguros para el consumo. Al fin y al cabo, sin un gobierno que envíe inspectores y decrete normas de seguridad para los productos, se suele suponer que las compañías, en su eterna búsqueda de beneficios sin piedad, no tendrían ningún incentivo para no vender lo que más dinero les reportara.
Sin embargo, la escuela austriaca entiende perfectamente que esto no es cierto, y no quiero insistir explicando por qué. En su lugar, quiero centrarme en cómo un verdadero mercado libre promulgaría la regulación de forma natural y descentralizada y cómo podría surgir en una situación del mundo real. Así que saltemos de nuestro orwelliano mundo moderno a un mundo en el que reine el laissez-faire.
Supongamos que nuestro imaginado mercado libre ha sobrevivido hasta este punto sin necesidad de regulación alguna por parte de un poder centralizado. Pero ahora han surgido problemas en el paraíso, y una compañía, para mantenerse rentable, ha recurrido a la venta de un producto alimenticio que provoca malos dolores de estómago a algunos de sus consumidores. ¿Cómo podríamos salir de este lío sin conjurar un poder centralizado que regule el mercado de una forma distinta a como lo hacen nuestros gobiernos aquí, en el mundo real?”