Algo inteligente sobre el debate entre determinismo y libre albedrío

Podrás o no estar de acuerdo con Bryan Caplan, pero es necesario destacar que es creativo y original con sus ideas. Acá va una de su blog Bet on It sobre un tema más que interesante, determinismo o libre albedrío. La nota se titula “Free Will and Behavioral Genetics”: https://www.betonit.ai/p/free_will_and_bhtml?utm_source=%2Fsearch%2Fgenetics&utm_medium=reader2

“A los genetistas del comportamiento (BG) no les gusta que los llamen «deterministas genéticos». “No, no, no”, protestan, “lo único que hemos demostrado es que los genes ejercen alguna influencia. Los estudios de gemelos y de adopción muestran que el medio ambiente también es importante”.

Pero, ¿qué dirían si respondieras: “Está bien, entonces eres un determinista genético y ambiental? La misma diferencia»?

La mayoría de los BG probablemente aceptarían el cargo a regañadientes. Después de todo, ¿qué más hay además de los genes y el medio ambiente?

Sin embargo, si observa más de cerca la investigación de BG, notará algo interesante. Prácticamente todos los estudios de BG dividen la variación en tres fuentes: genes, entorno familiar compartido y entorno no compartido. Las estimaciones típicas son algo así como 40-50% para genes, 0-10% para ambiente familiar compartido y 50% para ambiente no compartido.

¿Y qué es exactamente un entorno no compartido? ¡Todo menos los genes y el entorno familiar!”

Decisiones morales y sicología evolutiva: no llegamos al mundo como una página en blanco

Nora Bär publica un artículo en La Nación titulado “Decisiones morales: revelan sus engranajes cerebrales”: http://www.lanacion.com.ar/1712212-decisiones-morales-revelan-sus-engranajes-cerebrales

Se presenta como una novedad pensar que nuestras valoraciones morales pueden tener algún tipo de sustento cerebral y no que sean totalmente fruto de nuestra formación. Por ejemplo, dice:

“Nuestra civilización ubica a la moral en el pináculo de las creaciones culturales humanas y la atribuye casi por completo a la educación. Sin embargo, dos nuevos trabajos científicos que acaban de publicarse en Scientific Reports, del grupo Nature, y en el Journal of the American Medical Association (JAMA Neurology) sugieren que nuestro juicio moral depende de una variedad de otros procesos que a su vez tienen sustento biológico y pueden estar afectados tanto por experiencias psicoafectivas tempranas como por lesiones neurológicas.”

No es algo nuevo. Toda un área conocida como psicología evolutiva considera este tema y cuestiona el supuesto tradicional de que llegamos al mundo como una “hoja en blanco” y luego vamos formando nuestra conducta con lo que recibimos a través de nuestros sentidos.

Trato este tema en el Capítulo 6 del libro que se llama “¿Es posible la cooperación?” donde comento, entre otros, el trabajo de Cosmides & Tooby. En forma muy simple, digamos que nuestro cerebro no llega vacío a este mundo, sino que ya llega con algún “programa”. Y que no es solamente que lleguemos con el sistema operativo “Windows” o “Linux”, si no que traemos algo más. Siguiendo con el ejemplo, llegamos ya con Office, y estos “programas” son el fruto de largos procesos evolutivos.

Algunos párrafos del libro:

“La psicología evolutiva busca explicar la conducta de los seres humanos como resultado de largos procesos evolutivos donde han resultado seleccionadas ciertas características por medio de la selección natural que favorecen la supervivencia y la reproducción. Barkow, Cosmides y Tooby (1992) concluyen que existe un conjunto de supuestos e inferencias sobre los seres humanos, sus mentes y su interacción, a lo que denominan el Modelo Estándar de las Ciencias Sociales (MECS) que ha aislado a las ciencias sociales de las ciencias biológicas. Y si bien ciertos supuestos de ese modelo serían correctos, sus defectos explicarían ciertos problemas crónicos que se encuentran en las ciencias sociales. Según el MECS el ser humano nace como una “página en blanco” y la mente se estructura por el proceso de aprendizaje de las condiciones físicas y sociales del entorno. Los individuos “aprenden” su lenguaje, su cultura, a caminar.”

“Pero los avances de disciplinas tales como la biología evolutiva, las ciencias del conocimiento, la antropología social y biológica o la neurobiología permitirían derribar esta barrera y desarrollar un nuevo modelo que denominan “Modelo Causal Integrado” (MCI) cuyos elementos central incluyen sostener que la mente humana consiste en un conjunto de mecanismos para el procesamiento de información que residen en el sistema nervioso y que estos mecanismos y el “software” que los produce serían el resultado de la selección natural en entornos ancestrales. Muchos de estos mecanismos se especializaron en producir conductas que resuelven problemas de adaptación tales como la selección de parejas, la adquisición de lenguaje, las relaciones familiares y la cooperación. Estos mecanismos generan algo del contenido de la cultura humana, incluyendo ciertas conductas y representaciones lingüísticas. El contenido generado de esta forma está disponible para luego ser adoptado o modificado por los mecanismos psicológicos presentes en otros miembros de la población, los que también proveen información intencionalmente o no. Esto dispara ciertos procesos que explicarían la generalización de las normas en la sociedad.”

“Uno de los prominentes economistas que vinculara las teorías evolutivas a la economía y los mercados ha sido F. A. von Hayek, quien retomara por un lado, los desarrollos de los filósofos escoceses, en particular Bernard de Mandeville, David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith quienes enfatizaran el carácter de orden espontáneo del mercado y su carácter evolutivo; por otro los aportes de Carl Menger, en particular el carácter evolutivo y espontáneo del dinero. Hayek sostiene que la evolución genética es demasiado lenta como para explicar el rápido desarrollo de la civilización, por lo que nuevas prácticas se extienden a través de la imitación y la adquisición de hábitos en un largo proceso en el que ciertas respuestas innatas son reemplazadas por normas aprendidas.”

En verdad, en la misma página de La Nación, un artículo de Facundo Manes, rector de la Universidad Favaloro plantea este tema: http://www.lanacion.com.ar/1712213-un-tema-cientifico-prioritario-para-la-sociedad

“Teorías evolutivas sugieren que la moralidad humana sería el producto de un rango de mecanismos cognitivos específicos diseñados por la selección natural para resolver problemas de cooperación que estaban presentes ya en las épocas de nuestros ancestros. Estos problemas incluyen altruismo, cooperación, mutualismo y resolución de conflictos. En los últimos años se ha producido un gran cuerpo de evidencia científica que desafía las visiones establecidas de la relación estrecha entre moralidad y racionalidad. En diversos experimentos se han documentado influencias inconscientes en el juicio moral con escaso contenido consciente. Tanto en estudios de neuroimágenes en voluntarios como en pacientes con lesión frontal se relacionó la respuesta a dilemas morales de manera no utilitaria con áreas cerebrales relacionadas con la emoción. Otros estudios mostraron que las razones que la gente aduce para justificar juicios morales son frecuentemente razonamientos realizados a posteriori de la decisión moral.”

Pero la conclusión de Bär plantea un tema peligroso. Si la moral no es fruto de nuestras decisiones o del entorno familiar, etc, que nos rodea, no podríamos atribuir responsabilidad a los comportamientos inmorales. Comentando sobre experimentos con jóvenes que vivieran “institucionalizados”, comenta: “Sin embargo, estos tests detectan daños muy sutiles en el juicio moral, que plantean dilemas incluso en el plano legal. ¿Habría que desarrollar herramientas más sensibles para evaluar la aptitud? ¿Se puede culpabilizar a adolescentes que tienen retraso madurativo en estas áreas? Sin duda, a la luz de estos conocimientos, habrá que dar éstas y otras discusiones.”