La derecha conservadora norteamericana quiere ahora combatir a las grandes empresas con regulaciones, no con más competencia

Los conservadores norteamericanos fueron históricamente reacios a la libertad económica y por mucho tiempo promovieron el proteccionismo de la industria local, pero en el siglo XX, actualizaron su visión y abrazaron los principios de la libertad económica y a autores como F. A. Hayek y Milton Friedman. El mejor ejemplo de esto seguramente es Ronald Reagan.

Pero ahora parece que un grupo que se denomina “neo-conservadores”, quiere renegar de estas ideas y volver hacia atrás. Ben Peterson, assistant professor of political science at Abilene Christian University y John G. Grove, managing editor of Law & Liberty, comentan este nuevo fenómeno:

“La sabiduría tradicional decía que los conservadores eran el partido de los negocios al apoyar los mercados libres, y los liberales (en el sentido norteamericano de la palabra) ejercían regulaciones gubernamentales de mano dura para mantener a raya a las grandes empresas. Esa visión siempre se vio complicada por la capacidad de las grandes empresas para adaptarse y cooptar la regulación gubernamental. Como observaron a menudo los economistas, las grandes empresas aman a los grandes gobiernos. Hoy, los conservadores están menos interesados ​​en el resultado final y más preocupados por el impacto de las grandes empresas en la cultura. Y con esta nueva mentalidad, están más abiertos a usar el gobierno para crear un entorno regulatorio más pesado e incluso apuntar a empresas específicas para sus soportes culturales. Pero “no hay razón para creer que las fuerzas del capitalismo de compinches, la captura regulatoria y el cabildeo político no continuarán operando como de costumbre cuando se pasa de la regulación puramente económica a la regulación impulsada por la cultura o la ideología”.

Y más adelante:

“Como escribió el senador de Florida, Marco Rubio, tal vez con aspiraciones: “Los días en que la comunidad empresarial daba por sentado a los conservadores han terminado”. La era de la Revolución Reagan-Thatcher y gente como Milton Friedman y Friedrich Hayek han perdido su encanto para gran parte de la derecha. La afirmación de tales conservadores: las grandes empresas no son amigas del conservadurismo. A esto, decimos, parafraseando un meme popular, «nunca lo ha sido». De hecho, los conservadores deberían desconfiar de la concentración de todas las formas de poder, incluido el poder corporativo. Pero las fallas de las grandes corporaciones no se remediarán con una reacción instintiva a favor de la regulación gubernamental.”

Los chicos le ganan a los grandes: las cadenas minoristas latinoamericanas

Muchos alumnos se preocupan por el peso y la influencia de las grandes empresas en la economía. Por supuesto que hay que preocuparse, pero cuando se trata de sus relaciones y vínculos con la política y el estado, ya que ahí pueden buscar algún tipo de favor o privilegio. Pero no es lo mismo en el mercado, donde los consumidores tienen en cuenta la calidad y el precio de los productos y servicios. Allí no es necesario “sobornar” a funcionarios sino “seducir” a los clientes. En el libro de Carpenter Mason and Sanjyot P. Dunung (2011), International Business, se presenta un caso de “grandes” y “multinacionales” que pierden con más pequeños y locales, e incluso luego éstos tienen éxito en otros mercados:

“La cadena minorista JCPenney entró en Chile en 1995 abriendo dos locales. La francesa Carrefour ingresó en 1998. Ninguna de ellas lo hizo a través de una alianza con una empresa minorista local. Ambas se vieron forzadas a cerrar sus operaciones chilenas debido a las pérdidas ocasionadas. Un análisis de la Universidad Adolfo Ibañez explicó las razones detrás de estos fracasos: los administradores de estas empresas no lograron conectarse con el mercado local, ni comprendieron las variables que afectan a los negocios en Chile. Específicamente, el mercado minorista chileno era avanzado, y también era muy competitivo. Los nuevos ingresantes (JCPenney y Carrefour) no llegaron a comprender que los principales minoristas existentes tenían sus propios bancos y ofrecían servicios bancarios en sus locales minoristas, lo cual era una de las principales razones de su rentabilidad. Los recién llegados asumían que la rentabilidad en este sector se basaba solamente en las ventas minoristas. No vieron la importancia de los vínculos bancarios. Otro error típico que las compañías cometieron es asumir que un nuevo mercado no tiene competencia porque los competidores tradicionales no estaban en él.

Pero continuemos con el ejemplo y veamos cómo los minoristas chilenos ingresaron en un mercado nuevo para ellos: Perú. Estos minoristas eran exitosos en su propio mercado pero querían expandirse más allá de sus fronteras para obtener clientes en nuevos mercados. Eligieron Perú.

El mercado minorista peruano no era muy desarrollado, y no se ofrecía crédito a sus clientes. Los chilenos entraron en el mercado a través de una asociación con firmas peruanas, e introdujeron el concepto de tarjetas de crédito, que era una innovación en el poco desarrollado mercado peruano. Ingresar con un socio local los ayudó porque eliminó la hostilidad y facilitó el proceso de inversión. La oferta de tarjetas de crédito distinguió a los minoristas chilenos y les dio una ventaja sobre la oferta local.”

Un estudio de CEPAL llega a las mismas conclusiones: “Las empresas chilenas de comercio minorista han logrado construir sólidas ventajas competitivas. Estas se sustentan en un modelo de negocios que aprovecha las sinergias obtenidas de la operación conjunta de una serie de actividades relacionadas. El desarrollo de esta fórmula de comercio minorista integrado surgió directamente de la intensa competencia en un mercado chileno que, por su tamaño limitado, hacía muy difícil ser rentable en un solo segmento de la industria del comercio minorista. La clave del éxito ha sido la combinación de las mejores prácticas de los líderes internacionales con el conocimiento local, una oferta diversificada que incluye servicios bancarios y la capacidad de supervivencia en un mercado altamente competitivo. En este contexto, las compañías de comercio minorista han visto en la expansión internacional la mejor opción para iniciar una trayectoria de crecimiento sustentable”: http://www.cepal.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/revista/noticias/articuloCEPAL/4/27644/P27644.xml&xsl=/revista/tpl/p39f.xsl&base=/tpl/top-bottom.xslt

Según Forbes, estas son las empresas minoristas latinoamericanas más valiosas, la mayoría de Brasil, luego México y Chile:

20. AREZZO. La cadena de tiendas departamentales de Brasil está valuada en 124 millones de dólares.

19. PONTO FRIO. Especializada en mercancías, electrodomésticos y servicios, esta línea de Brasil vale unos 147 millones.

18. PÄO DE ACUCAR. La cadena de tiendas de autoservicio de Brasil está valuada en 147 millones de dólares.

17. HAVAIANAS. Estas tiendas departamentales brasileñas tienen un valor estimado de 159 millones.

16. TOTTUS. En 160 millones de dólares valoran el precio de esta cadena chilena de tiendas de autoservicio.

15. SUBURBIA. Esta línea de tiendas departamentales mexicana está valuada en unos 173 millones.

14. ÉXITO. La popular tienda online colombiana vale unos 246 millones de dólares.

13. HERING. Con 261 millones de dólares como valor estimado, se posiciona esta línea de tiendas departamentales de Brasil.

12. EXTRA. Con origen en Brasil, estas tiendas de conveniencia se estima que valen 263 millones de billetes verdes.

11. SUPERAMA. Esta línea de tiendas de autoservicio mexicana es valorada en 319 millones de dólares.

10. LOJAS AMERICANAS. La cadena de tiendas de conveniencia brasileña tiene un valor estimado de 320 millones.

9. RENNER. Estas tiendas departamentales brasileñas están valuadas en 357 millones de dólares.

8. ELEKTRA. La mexicana especializada en mercancías, electrodomésticos y servicios vale unos 366 millones de dólares.

7. HOMECENTER SODIMAC. Chilenos dedicados al mejoramiento del hogar, su valor se calcula en 381 millones de billetes verdes.

6. CASAS BAHÍA. Estiman en 420 millones de dólares a esta firma brasileña dedicada a los muebles para el hogar.

5. LIVERPOOL. Desde México, la línea de tiendas departamentales es valuada en 485 millones de billetes verdes.

4. FALABELLA. Estas tiendas departamentales chilenas son estimadas en unos 547 millones de dólares.

3. BODEGA AURRERA. Valuada en 1,016 millones de dólares, esta línea de tiendas de conveniencia tiene su origen en México.

2. OXXO. Esta mexicana cadena de tiendas de conveniencia tiene un valor estimado en 2,615 millones de dólares.

1. NATURA. Originaria de Brasil, esta comercializadora de productos de belleza y cuidado personal está valuada en unos 3,156 millones de dólares.

Concentración en los mercados y el libro en París

En distintas clases, alumnos han planteado una preocupación por el “poder” de las grandes empresas, en particular, para manipular la economía según sus conveniencias. Esta idea, contradice una vieja tradición en economía que la competencia en el mercado fuerza a los productores a ofrecer a los consumidores lo que éstos necesitan y prefieren, motivándolos a innovar en forma permanente. En una versión más amplia, es una teoría de origen marxista que plantea que el capitalismo tiende a la concentración inevitablemente, terminando en grandes corporaciones que manejan al mundo.

Como primer comentario sobre esta preocupación quisiera presentar un dato: desde el año 1957 hasta el 2011, el 87% de las empresas que figuraban en el Fortune 500 (es decir las 500 más grandes), no existen más!!!

Nombres que nos son comunes hoy como grandes empresas (Facebook, Google, Twitter, Amazon, Ebay, etc.), no existían hace 20 años, algunas hace 10 años!

La teoría de la continua concentración está equivocada.

Ahora quiero plantear algunas cuestiones respecto a porqué en base a este artículo de La Nación que comenta sobre el mercado editorial en Francia con motivo de la Exposición del libro en París: http://www.lanacion.com.ar/1674846-el-mercado-editorial-frances-se-concentra

El título parece plantear una preocupación y afirmar esa tendencia: el mercado se concentra. Es más, la directora de una editorial “independiente” (¿de quién?), dice que son una de las últimas. A todos nos causa simpatía un pequeño que se ve amenazado por los grandes, pero cuando veamos Public Choice tenemos que entender también que los pequeños pueden quejarse o plantear estos escenarios para obtener subsidios, crédito barato, que efectivamente reciben en Francia.

Cortazar

Otra dato: la famosa editorial Hachette factura 2000 millones de Euros, “una cifra superior al conjunto de los diez siguientes en la lista”. Todo esto parece estar planteando un escenario preocupante, con grandes editoriales que se apoderan el mercado, desplazan a los pequeños y, tarde o temprano, abusarán de los lectores.

Pero el mismo artículo presenta algunos datos que muestran otro panorama. Dice: “El universo francés está compuesto por unos 10.000 editores”. No es un número pequeño, pero tal vez, las grandes ocupan todo. Luego dice: “Las 20 grandes maisons reúnen cerca de 5000 títulos cada una”, pero antes mencionó que el “universo editorial francés” es de 600.000 títulos. Quiere decir que las 20 editoriales más grandes tienen 100.000, o sea tan solo un 16,6% del total. Lejos está esto de ser concentración.

Incluso si hubiera concentración, ¿por qué no debería preocuparnos? La concentración en un mercado puede darse por barreras al ingreso de competidores. Estas barreras pueden ser de dos tipos: regulatorias o tecnológicas.

Las primeras las impone el estado. En tanto exista un mercado desregulado que no ponga trabas regulatorias al ingreso la sola amenaza de ingreso de competidores pondrá a los grandes en guardia y los hará comportarse competitivamente. Y, claramente, habría que remover esas regulaciones que estorban, encarecen o impiden el ingreso de nuevos competidores: ya sea otras grandes editoriales de otros países o pequeños nuevos emprendimientos.

Las barreras tecnológicas (pueden ser necesarias inversiones muy altas para comenzar a operar), suelen ser derribadas por la innovación. Hoy, los libros se pueden imprimir a pedido, cualquiera puede hacerlo. Montar una editorial es sumamente sencillo. Los ebooks son incluso de más fácil acceso. Una prueba es mi propio libro, se vende en Amazon, la librería más grande del mundo. Cualquiera puede acceder a vender un libro de esa forma.

Entre las 10.000 editoriales francesas y estas posibilidades está claro que no nos debería preocupar tal cosa como una “concentración” en grandes empresas.