Los argentinos no confiamos en nuestra moneda. A la hora de ahorrar pensamos en dólares, y preferimos tener esos billetes verdes aunque no rindan nada o ladrillos (que a su vez coticen en dólares). La explicación de esta conducta tiene que ver con décadas de “políticas monetarias” fracasadas, derivadas, por supuesto, de políticas fiscales que desembocaron en crisis por endeudamiento o inflación, o ambas.
Ahora bien, los norteamericanos, cuya moneda de todos los días es el dólar, que para nosotros es un refugio, no lo ven así y piensan en el oro o en las propiedades (tanto sea inmobiliarias como acciones). Si bien no han sufrido las catástrofes monetarias que hemos vivido por aquí, razón tienen ya que la política monetaria en los Estados Unidos ha llevado a una pérdida sustancial del poder adquisitivo del dólar, claro que en un período de 100 años, no en unos pocos como suele suceder por aquí. Y además, la desenfrenada emisión de los últimos años no es como para generar confianza, algo que refleja esta encuesta de Gallup: http://www.gallup.com/poll/168554/americans-sold-real-estate-best-long-term-investment.aspx?utm_source=alert&utm_medium=email&utm_campaign=syndication&utm_content=morelink&utm_term=Economy
Cuando se les pregunta cuál es la mejor inversión a largo plazo, el 30% contesta que las propiedades inmuebles, el 24% el oro y también el 24% las acciones (es decir, propiedad sobre empresas). El oro ha estado cayendo y las propiedades y acciones han subido en esos porcentajes pero las inversiones más directamente vinculadas al poder adquisitivo de la moneda como los depósitos a plazo fijo o en cajas de ahorro son preferidos por el 14% y los bonos por el 6% (lo cual parecería mostrar que no le tienen mucha confianza a la capacidad de su gobierno en honrar la deuda).
Los precios influyen en estas preferencias: el oro era preferido en 2011 cuando su precio estaba en lo más alto, y no tanto las propiedades, cuyos precios ahora se han recuperado.
Entre los sectores de menores ingresos, el ahorro preferido es el oro (31%), seguido de las propiedades (28%). Los de mayores ingresos prefieren las propiedades (38%) y luego las acciones (30%). Seguramente tienen más experiencia en estas últimas que los de bajos ingresos. Estos, sin embargo, también son propietarios de acciones, a través de sus fondos de pensiones.
En síntesis, no parece que los norteamericanos tengan confianza a largo plazo en su moneda y su deuda. Nosotros tendríamos más o, como dice el refrán: en el país de los ciegos, el tuerto es rey.