Más sobre sistemas electorales, ahora sobre el voto mayoritario. Borda, Condorcet y Danou

Más sobre sistemas electorales en una edición de la revista Constitutional Political Economy. Ahora sobre voto mayoritario. En este artículo: Laraki, R. “Electoral reform: the case for majority judgment. Const Polit Econ 34, 346–356 (2023). https://doi.org/10.1007/s10602-022-09385-7

“Justo antes y durante la revolución francesa, tres miembros de la Academia de Ciencias de Francia, Borda (1784), Condorcet (1785) y Danou (1803), iniciaron el estudio matemático de los mecanismos de votación, conocido hoy como teoría de la elección social. Cada uno de ellos propuso un método de votación. Los tres métodos que propusieron permiten a los votantes expresar mejor sus preferencias al clasificar a todos los candidatos de mejor a peor, a diferencia de la boleta de votación habitual, que restringe a los votantes a elegir solo un candidato, sin expresar sus opiniones sobre los demás.

Borda (1784) propuso que cada candidato recibiera un punto por cada candidato clasificado por debajo de él en cualquier papeleta. Condorcet (1785) propuso elegir al candidato, cuando lo haya, que supere a todos los demás en comparaciones por parejas. Su propuesta para el caso de que no haya tal candidato no es clara. Danou (1803) tras probar el método de Borda en la Academia de Ciencias de Francia, lo rechazó por su manipulabilidad. Propuso elegir al ganador de Condorcet si existe; de lo contrario, elimine recursivamente a los perdedores de Condorcet y elija al ganador de la pluralidad entre los que sobrevivieron.

Todos estos métodos tienen como objetivo mejorar la pluralidad al permitir que los votantes se expresen mejor. Desafortunadamente, todos están sujetos a una paradoja descalificadora. En su famoso teorema de imposibilidad, Arrow (1951/63) demostró que con cualquier método unánimeFootnote1 que trate a los votantes por igual y use una boleta basada en clasificaciones, eliminar a un perdedor puede cambiar al ganador.”

Cuando puede terminar electa una candidata que presenta mayor nivel de rechazo que de aprobación

Siguiendo con el tema de los sistemas electorales y las preferencias de los votantes que comentara en el post de ayer, ahora, de la misma serie de papers, tenemos al siguiente:

Ahmad Awde, Mostapha Diss, Eric Kamwa, Julien yves Rolland, Abdelmonaim Tlidi. “Social unacceptability for simple voting procedures”. 2022. ￿hal-03614587￿

El trabajo analiza la posibilidad de que termine siendo electo una candidata que no es aceptada socialmente. (para cumplir con lo políticamente correcto, muchos autores ahora prefieren escribir los papers directamente usando sustantivos femeninos pero, claro, no siempre son esas buenas noticias, ahora le toca a la «candidata» ser socialmente rechazada). Esto tiene que ver con algo que normalmente vemos en los resultados de las encuestas que se publican en los diarios respecto al grado de aprobación o rechazo que generan los potenciales candidatos y considera la cuestión de que sea electo una candidata con mayor nivel de rechazo que de aprobación. Su resumen:

“Se dice que una candidata es socialmente aceptable si la cantidad de votantes que la ubican entre la mitad más preferida de los candidatos es al menos tan grande como la cantidad de votantes que la ubican entre la mitad menos preferida (Mahajne y Volij, 2018). Para cada perfil de votante, siempre existe al menos un candidato socialmente aceptable. Este candidato puede no ser elegido por algunas reglas de votación conocidas, lo que incluso puede conducir en algunos casos a la elección de un candidato socialmente inaceptable, siendo este último un candidato tal que el número de votantes que lo ubican entre los de la mitad más preferida de los candidatos es estrictamente menor que el número de votantes que la clasifican entre la mitad menos preferida. En este trabajo, nuestra contribución es doble. Primero, dado que la existencia de un candidato socialmente inaceptable no siempre está garantizada, determinamos las probabilidades de la existencia de dicho candidato. Luego, evaluamos con qué frecuencia la regla de Pluralidad, la regla de Pluralidad Negativa, la regla de Borda y sus versiones de dos vueltas pueden elegir a un candidato socialmente inaceptable. Realizamos nuestros cálculos bajo la Cultura Imparcial y la Cultura Anónima Imparcial.”

Gordon Tullock, los sistemas electorales y la «alternativa irrelevante» que determina la elección

Gordon Tullock comenta sobre los problemas “matemáticos” de los sistemas electorales en una conferencia que dictara en el Centro de Estudios Públicos de Chile. Se refiere ahora al problema de la “alternativa irrelevante”, esto es, cuando hay un contendiente que no puede ser elegido pero que su presencia, sin embargo, influye o determina el resultado electoral.

Votar

“Hay una anécdota para describir esta situación a los estudiantes: Un hombre entró a un restaurante y preguntó qué tenían. La respuesta fue «langosta y asado». Él contesta, «comeré langosta». El mozo luego le dice, «había olvidado: también tenemos pollo». El cliente dice «bueno, comeré el asado».

Normalmente discutiríamos que esto representa, al menos en algún grado, un problema: el hombre probablemente requiere de cuidado siquiátrico y no estaríamos contentos con un sistema de votación que se comporte en esta forma. El problema es que se puede comprobar que todos los sistemas de votación que reúnen ciertas condiciones relativamente simples y aparentemente obvias, tienen la característica de que ocurren unos u otros de estos fenómenos. Repito que esto puede ocurrir, aunque no sabemos definitivamente cuán a menudo. Si ocurre sólo en uno de cada diez millones de votos, presumiblemente no tendríamos de qué preocuparnos, pero la evidencia con que contamos acerca de la frecuencia con que ocurre nos indicaría que es muy alta.”

“Debo mencionar brevemente en este punto que el teorema expuesto es muy importante en la historia de Chile y tal vez en la de los Estados Unidos. La elección de Allende es un ejemplo, ya que si Alessandri no se hubiese presentado como candidato en las elecciones, seguramente habría ganado Tomic. También creo que si Allende no se hubiese presentado como candidato, probablemente Tomic también habría ganado. En otras palabras, se tuvo un candidato que podría ganarle a cualquiera de los otros dos en una confrontación uno a uno y que, sin embargo, fue vencido.

El caso bastante parecido en los Estados Unidos es el de nuestra última elección, en la que ganó el presidente Reagan. Como ustedes saben, nosotros comenzamos con el sistema de las primarias, en las cuales es necesario obtener los votos del propio partido. Reagan y Cárter obtuvieron mayoría de los votos de los miembros de sus respectivos partidos, pero parece probable que hubo otros candidatos que fallaron en el proceso primario, y que podrían haber tenido más éxito que Reagan o Cárter.

El caso obvio es el del ex presidente Ford, y creo que al senador Baker también le habría ido mejor; creo que hubo varias personas en la columna demócrata a quienes les habría ido mejor que a Cárter. De hecho, se podría decir que a cualquiera, salvo Kennedy, le habría ido mejor que a Cárter en estas elecciones; hay varias personas que, aunque no participaron mucho en la carrera electoral, también podrían haber triunfado. Estamos, por lo tanto, frente a casos en que la presencia de la alternativa irrelevante fue determinante del resultado.

En Inglaterra ha existido por muchos años un tercer partido minoritario, llamado Liberal, y ha sido muy común que dependa de su decisión de llevar un candidato que los laboristas o conservadores ganen en determinados distritos. Dado que el candidato liberal no puede ganar, se trata de un caso clarísimo de este fenómeno.”