¿Es la filosofía moral más importante que la ciencia política? David Schmidtz dice que lo contrario es lo cierto

Gran filósofo, Kendrick Professor of Philosophy in the College of Social and Behavioral Sciences, University of Arizona, David Schmidtz, vale la pena leer todo lo que escribe. Publica un libro titulado “Living Together: Inventing Moral Science”; Oxford University Press: https://www.mercatus.org/hayekprogram/research/books/living-together-inventing-moral-science

Así lo presenta el Mercatus Center de George Mason University:

“¿Es la filosofía moral más fundamental que la teoría política? A menudo se supone que lo es. David Schmidtz argumenta que lo contrario es cierto: la cuestión de cómo vivir en una comunidad es más fundamental que las preguntas sobre cómo vivir. Este libro cuestiona si estamos llegando a los cimientos de la moralidad humana cuando ignoramos las características contingentes de las comunidades en las que viven los animales políticos.

Schmidtz cuestiona la idea de que la reflexión sobre cómo vivir debe partir de axiomas atemporales. Más bien, teorizar sobre cómo vivir juntos debería inspirarse en los intentos de la filosofía moral contemporánea de ir más allá de la teoría formal y preguntarse qué principios tienen un historial demostrable de ser principios organizativos de comunidades prósperas reales en su mejor momento. Los ideales que surjan de tal investigación deberían ser una destilación de conocimientos científicos sociales a partir de historias observables de construcción comunitaria exitosa. Lo que emerge de las pruebas continuas en el crisol de la experiencia de vida dependerá del camino en detalle, aunque no en líneas generales, en parte porque cualquier forma de vida es una respuesta a desafíos que son en sí mismos contingentes, dependientes del camino y en flujo.

Sobre la base de este punto de vista, Schmidtz argumenta que la justicia evolucionó como un dispositivo para fundamentar la paz en el reconocimiento mutuo de que todos tienen su propia vida para vivir, y todos tienen el derecho y la responsabilidad de decidir por sí mismos qué quieren. La justicia, dice, evolucionó como un dispositivo para transmitir nuestra intención mutua de no estar en el camino del otro y, más allá de eso, nuestra intención mutua de construir lugares para nosotros mismos como contribuyentes a una comunidad. Por lo tanto, cualquier comprensión de la justicia no debe basarse en intuiciones no comprobables, sino que debe basarse en hechos observables.”