Una encuesta de Gallup muestra que los norteamericanos creen que el estado nacional pierde, o desperdicia, el 51% de cada dólar que gasta. Esto es bastante más alto que el 40% registrado en 1970 cuando plantearon esta pregunta por primera vez: http://www.gallup.com/poll/176102/americans-say-federal-gov-wastes-cents-dollar.aspx?utm_source=alert&utm_medium=email&utm_campaign=syndication&utm_content=morelink&utm_term=Politics
La opinión es menos crítica en relación a los gobierno estaduales (creen que desperdician el 42%, en 1970 era el 30%) y que los gobiernos locales (en este caso el desperdicio sería del 37% y en 1970 del 25%). Esto es consistente con otras encuestas que muestra que la confianza es mucho mayor para los gobiernos locales que los estaduales o el gobierno nacional. Por supuesto, los republicanos encuentran mayor desperdicio en los tres niveles que los demócratas.
El crecimiento del porcentaje despilfarrado muestra un creciente descontento con el estado, los impuestos que cobra, los servicios que provee y seguramente con los políticos que lo manejan.
En fin, ¿para qué sirve esto? No está claro cómo interpretar el “desperdicio”. La pregunta que se les hace es: ¿cuántos centavos de cada dólar diría usted que se desperdician? ¿Qué significa “desperdiciar”? Tal vez que se gastan en cosas que no son necesarias.
Después de que hemos visto los débiles incentivos que tienen los votantes para estar informados de las cuestiones políticas, no parece que puedan opinar más allá de una sensación general que no está basada en ningún análisis medianamente riguroso. No obstante, refleja una opinión acerca de lo que entienden que están recibiendo en relación a lo que están pagando.
¿Será que quieren que el estado nacional haga la mitad de las cosas que ahora hace, o será que quieren que siga haciendo todo eso pero gastando la mitad de dinero? ¿O cualquier mezcla entre ambas? El problema con estas preguntas lo estamos viendo en las clases de Economía Política ya que el sistema político es muy imperfecto para generar y transmitir esta información y luego para disponer de los incentivos suficientes como para que los políticos provean esto.
Problemas tales como la desinformación de los votantes, que necesariamente hay que votar sobre “paquetes” de atributos o de distintas políticas, y que la regla de un votante-un voto no mide la intensidad de la preferencia vuelven casi imposible conocer qué es lo que realmente quieren los votantes. En este caso se ven que quieren del gobierno o menos gasto o más eficiencia. ¿Qué programa de gobierno habría que cortar, cuál habría que reducir, cuál mantener igual pero hacerlo más eficiente?
Sobre eso no tenemos ninguna información, la gente tan solo vota por el candidato A o el candidato B, ninguno de los cuales ha dado muchos detalles al respecto.
Imagino ahora una consigna: “Voy a cortar el 50% del desperdicio del gobierno”. Y si la gente me apoya, bueno, tendré básicamente las manos libres para hacer lo que quiera.
Al margen de esto, lo cierto es que la gente ve que recibe más servicios de aquellos gobiernos que tiene más cerca. Esto hablaría en favor de una descentralización mucho más profunda, delegando funciones desde el nivel nacional al estadual y de éste a los gobiernos locales.
Por ultimo, ¿cuál sería el resultado de esta pregunta en nuestros países? Imagino que menos, aunque nuestros estados sean mucho peores.