¿La lógica de las instituciones de la justicia se basa conceptos, intuiciones y emociones ancestrales?

Ya he presentado antes trabajos de Daniel Sznycer, investigador argentino del Oklahoma Center for Evolutionary Analysis, Department of Psychology, Oklahoma State University, a quien conocí en la Universidad Francisco Marroquin. Escribe un artículo en la revista Evolution and Human Behavior, Volume 44, Issue 3, May 2023, Pages 184-194, junto a Aaron Sell, Department of Psychology, Heidelberg University, Tiffin, OH, y Keelah E.G. Williams del Department of Psychology, Hamilton College. Se titula “Justice-making institutions and the ancestral logic of conflict”: https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2022.12.003

“Las instituciones que hacen justicia se basan en una vasta red de reglas, personas y artefactos. El código penal federal de los Estados Unidos, por ejemplo, tiene cientos de secciones con disposiciones sobre robo y allanamiento de morada, bonos falsificados, armas químicas, disturbios, gastos para influir en la votación y muchos otros. Esta complejidad se puede rastrear hasta un puñado de juegos biológicos jugados por nuestros ancestros forrajeros en sus pequeñas sociedades sin estado. El tema general es el conflicto. La justicia se basa en conflictos de intereses reales o posibles. Los cerebros individuales incluyen una variedad de adaptaciones que fueron seleccionadas porque regulaban el conflicto de manera que promovían la aptitud: conceptos (p. ej., acto ilícito, distribución injusta), intuiciones (p. ej., un error merece un castigo) y sistemas emocionales (p. ej., ira). ), entre otros. Estas antiguas adaptaciones parecen formar el núcleo de las instituciones de justicia en las sociedades modernas, un núcleo que se ve reforzado por los sistemas de deliberación y escritura. Esta teoría de las instituciones de justicia puede generar predicciones distintivas. Por ejemplo, la lógica de las instituciones de justicia se hará eco de la lógica de sus adaptaciones subyacentes y, por lo tanto, será evidente en las interacciones de las personas. Además, los laicos podrán recrear intuitivamente las características básicas de las instituciones de justicia cercanas y lejanas, pasadas y presentes, porque tienen una naturaleza humana común con los legisladores nacionales y extranjeros. Aquí, revisamos la evidencia relevante para (i) el sistema de justicia penal y (ii) la redistribución del gobierno a la luz de esta teoría adaptacionista. Concluimos que el adaptacionismo es un marco productivo para dilucidar las instituciones de justicia.”

Keynes y los «espíritus animales». ¿Sería esa una de las primeras referencias a la «economía conductual»?

Vuelve a aparecer el tema de la racionalidad y las emociones. Ya viene desde David Hume, y mucho antes, pero ahora está en plena discusión y pone en cuestión el modelo del “homo economicus” como un ser que toma decisiones de forma totalmente racional. En un paper publicado por George Mason University, Sarah Moore y Richard E. Wagner plantean el tema. Se titula “The Vitality of Animal Spirits for Market Economies”.

Poco tiene que ver con el keynesianismo y nada que ver con las políticas económicas, pero trae a referencia esa metáfora de los “animal spirits” para hacer referencia a las emociones de Hume.

“En su Teoría general, J. M. Keynes yuxtapuso los espíritus animales y la acción racional. Esta yuxtaposición creó una bifurcación dentro de la teoría económica. Cuando los espíritus animales estaban tranquilos, las sociedades estaban dominadas por la racionalidad asociada con la economía clásica. Pero cuando esos espíritus se enfurecen, esas sociedades pueden ser devastadas por episodios de auge y caída. El encuadre de Keynes ha proyectado una larga sombra dentro de la teoría económica, como lo demuestra un conflicto siempre presente entre centrar la economía en la acción racional en lugar de incorporar espíritus animales en la teoría económica. Este artículo se opone a este supuesto conflicto al presentar un tratamiento integrado de la acción racional y los espíritus animales. Lo hace reconociendo que los espíritus animales y la racionalidad son inseparables en toda acción humana. Esta inseparabilidad, además, atañe a los políticos y funcionarios públicos tanto como a los participantes del mercado.”

El orgullo: una emoción que promueve la cooperación social

Tuve la oportunidad de conocer a Daniel Sznycer en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, donde, al igual que yo, estaba de visita. Desde entonces he seguido su trabajo en el área de la psicología evolutiva con mucha admiración y respeto. Ahora se publica un trabajo realizado con un conjunto de investigadores entre los cuales se encuentran los fundadores de esta área de investigación, Leda Cosmides y John Tooby, y otra investigadora argentina, de la Universidad de Córdoba, Florencia López Seal. Los autores son: Daniel Sznycer ,Laith Al-Shawaf, Yoella Bereby-Meyer, Oliver Scott Curry, Delphine De Smet, Elsa Ermer, Sangin Kim, Sunhwa Kim, Norman P. Li, Maria Florencia Lopez Seal, Jennifer McClung, Jiaqing O,  View ORCID ProfileYohsuke Ohtsubo, Tadeg Quillien, Max Schaub, Aaron Sell, Florian van Leeuwen, Leda Cosmides, and John Tooby.

El punto principal del trabajo es el papel que cumple el “orgullo” en la cooperación social. El artículo, publicado en los Proceedings of the National Academy of Science of the USA, se titula: “Cross-cultural regularities in the cognitive architecture of pride”: https://www.pnas.org/content/114/8/1874.short?rss=1

Su importancia es presentada así: “Se realizaron pruebas transculturales de 16 naciones para evaluar la hipótesis de que la emoción del orgullo evolucionó para guiar el comportamiento para obtener valoración y respeto de los demás. Ancestralmente, las evaluaciones mejoradas habrían llevado a una mayor asistencia y deferencia de los demás. Para inclinar la elección, el sistema de orgullo debe computar para una acción potencial una intensidad de orgullo anticipada que rastree la magnitud de la aprobación o el respeto que la acción generaría en la audiencia local. Todas las pruebas demostraron que las intensidades de orgullo medidas en cada ubicación siguen de cerca las magnitudes de las evaluaciones positivas de los demás. Además, las diferentes culturas se hacen eco entre sí tanto en lo que causa orgullo como en lo que provoca evaluaciones positivas, lo que sugiere que los sistemas de valoración subyacentes son universales.”

El cambio en el lenguaje: ¿primero hacia la racionalidad, luego hacia las emociones?

Marten Scheffer, Ingrid van de LeemputEls Weinans, de Wageningen University y Johan Bollen de la Universidad de Indiana han investigado el uso de las palabras en libros, planteando que, de alguna forma, estas reflejan la cultura predominante en la sociedad. Señalan que desde 1850 creció el uso de palabras vinculadas con la “racionalidad” en lugar de otras con los sentimientos, pero esa tendencia se revirtió a partir de 1980. El artículo se titula “The rise and fall of rationality in language”, publicado en Proceedings of the National Academy of Science, USA: https://www.pnas.org/content/118/51/e2107848118

También señalan que ese cambio se dio al mismo tiempo que otro desde un lenguaje colectivista hacia uno individualista. En sus palabras:
“La era de la posverdad ha tomado a muchos por sorpresa. Aquí, utilizamos un análisis masivo del lenguaje para demostrar que el surgimiento de la argumentación libre de hechos quizás pueda entenderse como parte de un cambio más profundo. Después del año 1850, el uso de palabras cargadas de sentimientos en Google Books disminuyó sistemáticamente, mientras que el uso de palabras asociadas con la argumentación basada en hechos aumentó constantemente. Este patrón se revirtió en la década de 1980, y este cambio se aceleró alrededor de 2007, cuando en todos los idiomas, la frecuencia de palabras relacionadas con hechos disminuyó mientras aumentaba el lenguaje cargado de emociones, una tendencia paralela a un cambio de lenguaje colectivista a individualista.”

¿Cómo entender el vínculo entre colectivismo y palabras basadas en hechos por un lado, y emociones e individualismo por el otro? Se me ocurre (y puede ser otra cosa) que la relación esté en el supuesto racionalista que pretende poder organizar a la sociedad “científicamente” pero, la verdad, no veo que el cambio que supuestamente se aceleró en los últimos años sea en una dirección opuesta a eso.