El Papa Francisco habla de Economía y dice, entre otras cosas, que el dinero es el estiércol del diablo

El Papa Francisco dio un discurso en la reunión de la Confederación de Cooperativas de Italia. No he leído el discurso completo sino que comentaré el reporte sobre esa reunión que aparece en La Nación: http://www.lanacion.com.ar/1772302-papa Podrá haber cuestiones de interpretación de ciertos párrafos o frases, pero las que aparecen tampoco extrañan, y merecen un comentario desde una perspectiva económica.

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Comenzando por el título de la nota que cita una supuesta frase del discurso: “El dinero es el estiércol del diablo”. Por supuesto que no voy a comentar debates teológicos como, por ejemplo, si existe el diablo, me referiré a esa opinión sobre el dinero. Interpreto que el Papa se ha querido referir no al dinero como tal sino a la riqueza y, más específicamente, al afán de obtener riqueza como un objetivo en la vida. Desde esa perspectiva ética la crítica es comprensible: la vida tiene muchas cosas más que ofrecer que simplemente la de hacer dinero, aunque también depende de cómo se haga, porque si es compitiendo con los demás para satisfacer necesidades de otros, la riqueza así generada es por haber servido a los demás, y eso parece bastante justificable desde el punto de vista ético. Además, el dinero como tal no tiene un sesgo ético en particular, sino que depende de cómo se obtenga, o se use.

Si se interpretara la frase como una condena al dinero como ese medio de intercambio que utilizamos en nuestras transacciones, pues no tiene sentido, ya que el dinero facilita los intercambios y sería penoso eliminarlo para volver a una primitiva economía de trueque.

Luego señaló: «En una cooperativa auténtica, verdadera, no manda el capital sobre los hombres, sino los hombres sobre el capital». Pero, ¿qué es el “capital”? El “capital” son hombres también, o mujeres. No es un ente etéreo que tiene vida propia y determina las acciones de las personas. Será esto una metáfora de aquellas personas que toman decisiones respecto al capital, o de cierto tipo de decisiones que se tomen en una cooperativa, pero supuestamente los socios de la cooperativa eligen a quienes la administran y los beneficios que se obtienen llegan a los socios de una forma u otra. O “capital” se refiere a los activos físicos y humanos que una organización busca obtener para aumentar su productividad, para luego generar más beneficios para sus socios. Si, por ejemplo, decidiera repartir todo y no invertir nada, ¿sería eso administrarla en beneficio de los hombres y no del capital? Sería difícil decir que esa decisión sería en beneficio de los hombres.

Esto se relaciona con esta otra frase: «Hay quien ofrece 11 horas de trabajo al día por 600 euros al mes. Y si no te gusta, pues te dicen que te vayas a casa. Esto es lo que pasa en este mundo, donde si tú no aceptas, otro aceptará». Es la descripción de un hecho. Supongo que no será una condena a ese otro que acepta los 600 euros. Muchos habitantes de nuestros países verían eso como una gran oferta. Además, es precisamente donde hay mayor inversión de capital que los salarios son más altos.

Se refirió también al trabajo en negro diciendo: «El hambre hace que se acepten trabajos en negro, como todo el personal doméstico». Por cierto, el hambre u otras necesidades pueden explicar por qué se aceptan trabajos en negro, pero el Papa no analiza porqué se ofrecen. Y esto tiene que ver con los altos costos que generan muy numerosas regulaciones. Esto explica la informalidad. Habría que leer “El Otro Sendero”.

Por último, señala la nota que el Papa dijo: «un cierto liberalismo que cree que sea necesario primero producir riqueza, no importa cómo, para después promover alguna política redistributiva por parte del Estado». Habrá alguien que se diga liberal y afirme eso, pero para la tradición del liberalismo clásico no da lo mismo cómo se produce la riqueza, ha de ser cumpliendo los contratos, sin violar derechos de terceros.