Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca), de Económicas UBA, comenzamos a ver los fundamentos de la escuela, en este caso con un artículo de Ludwig Lachmann, titulado “El significado de la Escuela Austriaca de Economía en la historia de las ideas” Revista Libertas 27 (Octubre 1997)
“El logro específico de la escuela austriaca sólo adquiere transparencia con este trasfondo del pensamiento clásico. Tal vez se lo podría caracterizar así: también aquí nos esforzamos por describir leyes. Pero, sea lo que fuere que Menger haya creído, las leyes de la cataláctica son leyes lógicas, vérités de raison. A partir de la ley de utilidad marginal, se desarrolla gradualmente un cálculo económico, o sea, una “lógica de la elección”. Una cuestión muy importante, que analizaremos más adelante, es de qué manera se relaciona esta lógica con la realidad, de tal modo que nos ayude a interpretar los procesos reales.
Tal vez la expresión más significativa de la importancia de la escuela austriaca en la historia de las ideas sea el enunciado según el cual el hombre se encuentra en el centro de los sucesos económicos como actor. Claro que también para los austriacos las múltiples relaciones económicas cuantitativas ocupan el primer lugar como objeto de conocimiento para la investigación económica, pero su determinación no constituye el objetivo último. El investigador no se detiene aquí, porque esas determinaciones provienen de actos de la mente que deben ser “comprendidos”: es decir, su origen, su significado y sus efectos tienen que ser explicados dentro del marco de nuestra “experiencia común” de la acción humana. Hay aun otra cosa importante para comprender a la escuela austriaca y es que en ella, a diferencia de la escuela clásica, se considera a los hombres como muy distintos. Cada uno tiene necesidades y capacidades diferentes, de las cuales dependen las cantidades y los precios de los bienes vendidos en el mercado. Este hecho es precisamente el que destaca la teoría subjetiva del valor. Cada agente económico imprime su individualidad sobre los sucesos económicos a través de su acción. El hombre como consumidor no puede ser incluido forzadamente dentro de ninguna clase homogénea, y lo mismo puede decirse de su función como productor. El concepto de costos de oportunidad quiebra la homogeneidad de los factores de costos y amplía el área de la subjetividad, que ahora abarca también la teoría de la producción.
Por último, el concepto clásico del valor experimenta un cambio fundamental en las obras de los autores vieneses. Ya no se lo considera como una “sustancia” inherente a los bienes. El concepto central de la escuela austriaca es la evaluación, que es un acto de la mente. Para estos pensadores el valor de un bien consiste en una relación que realiza una mente que evalúa. Puesto que las necesidades son heterogéneas, es muy improbable qué diversos agentes económicos evalúen de manera semejante un mismo bien. Del concepto ricardiano de cuasi-sustancia ha emergido un concepto de relaciones mentales.”