El cambio climático, natural y antropogénico, existe, pero lejos estamos de enfrentar una catástrofe

Muy bueno el libro y los artículos de Steven Koonin respecto a la ciencia del cambio climático. Publicó un libro que se titula Unsettled. Koonin es un físico teórico especializado en energía y clima. Presenta su libro en The Global Warming Policy Foundation, dispnible en este link: https://www.thegwpf.org/content/uploads/2021/11/Steve-Koonin-2021-GWPF-Lecture.pdf

Su punto principal es que nadie a leído en detalle los informes del IPCC y que de ellos no se desprende para nada que estemos ante una inminente catástrofe climática. Por ejempo, de su conferencia:

“Entonces, en el caso de las evaluaciones climáticas, no creo que la ciencia diga lo que la mayoría de la gente cree que dice. Hay algunas sorpresas. Permítanme darles un par de hechos destacados de estos informes. Al menos en los EE. UU., a pesar de que la temperatura promedio ha aumentado desde 1960, las olas de calor ahora no son más comunes que en 1900, y las temperaturas más cálidas del año no han aumentado en los últimos 50 años. Eso está justo ahí en el Informe especial de ciencia climática. El registro mundial de incendios muestra una disminución de alrededor del 25 % desde 2003 en la superficie terrestre quemada, y el año pasado fue uno de los años menos activos registrados.

La capa de hielo de Groenlandia no se está derritiendo más rápido en las últimas décadas que hace ocho décadas. .2 Una vez más, está justo ahí en los datos. Y no hay una tendencia detectable o una influencia humana en los ciclones tropicales (huracanes) durante el siglo pasado.3 Y tal vez más sorprendente, cuando lees los informes de la ONU y el gobierno de EE. UU., el impacto económico neto de un calentamiento de hasta 6 grados por encima de las temperaturas preindustriales (recuerde que París apunta a 2 grados o tal vez 1,5) será mínimo.4 Las declaraciones como estas y muchas otras que puede encontrar en los informes desmienten el canon sobre la catástrofe climática, a saber, que ya hemos roto el clima y necesitamos tomar medidas drásticas para evitar una catástrofe.”

¿El impacto económico del cambio climático sería del 2%? ¿Es ésta la catástrofe que predican?

¿Cuál es el impacto que podría tener el cambio climático en la economía? Antes de intentar considerar esa pregunta habría que conocer cuál será la magnitud de ese cambio climático, el cual, por el momento, se desprende de ciertos modelos que buscan predecir la evolución futura, sin mucha precisión ya que en ésta área todavía hay un largo camino a recorrer para entender los cambios ambientales, sus causas y sus consecuencias. Pero asumamos que se espera un aumento. En este trabajo se estima que un aumento promedio de la temperatura de 1 grado daría como resultado una caída de 2% en las ventas de las empresas. 2%? No parece mucho verdad, por lo menos para generar ese sentimiento de colapso total que ve a diario.

El paper es “Economic Impact of Climate Change:; por Cláudia Custódio, Imperial College Business School, CEPR, ECGI; Miguel A. Ferreira, Nova School of Business and Economics, CEPR, ECGI; Emilia Garcia-Appendini, University of Zurich y Adrian Lam, Imperial College Business School: https://deliverypdf.ssrn.com/delivery.php?ID=847004104083009074006097007081122126055092036006058054127081098102096112010085127011039049035031006028001094084026024103093124018007025078012080098090107103096066046006042102027119120122123126114023007070020018065090120075101074067102077090083024105&EXT=pdf&INDEX=TRUE

Así concluye:

“Este artículo estudia el impacto económico de los cambios en la temperatura local aprovechando las redes de producción. Comparamos las ventas de bienes intermedios entre proveedores que comercian con el mismo cliente pero que están expuestos a diferentes choques de temperatura, lo que nos permite distinguir los efectos del lado de la oferta de los efectos del lado de la demanda.

Mostramos que los cambios en la temperatura local pueden tener efectos considerables en las ventas de la empresa en el margen intensivo controlando la demanda específica de la empresa. Un aumento de 1°C en la temperatura diaria promedio en los condados proveedores conduce a una reducción en las ventas de la empresa de alrededor del 2%.

También mostramos que las empresas expuestas a episodios de clima extremadamente cálido y frío sufren mayores reducciones en las ventas. Examinamos los canales por los cuales los cambios en la temperatura local afectan las ventas de las empresas. En primer lugar, la reducción de las ventas en respuesta a los aumentos de la temperatura local está impulsada principalmente por empresas que operan en industrias sensibles al calor, industrias manufactureras y empresas intensivas en mano de obra, lo que sugiere que la menor oferta de mano de obra y la productividad están impulsando estos efectos. En segundo lugar, encontramos que las empresas sin restricciones financieras pueden lidiar mejor con los efectos adversos del aumento de la temperatura local y, por lo tanto, enfrentan reducciones menores en las ventas, lo que sugiere que las restricciones financieras juegan un papel importante en la capacidad de las empresas para adaptarse al cambio climático.

Finalmente, la especificidad de entrada y el capital de relación son impulsores importantes del impacto de la temperatura en las ventas de los proveedores. Encontramos que los proveedores experimentan una menor reducción en las ventas cuando los clientes tienen costos de cambio más altos.”

Las acciones voluntarias contra el cambio climático no son perfectas; las de los gobiernos, menos

Las acciones relacionadas con el cambio climático enfrentan un problema de difícil solución: ¿cómo poner de acuerdo a 8.000 millones de personas para reducir las emisiones? Difícil. Sin embargo, no es necesario que negocie ese número ya que los gobiernos podrían actuar como sus agentes, lo que reduce el número a algo más de doscientos. Pero como los gobiernos terminan siendo atrapados por intereses específicos (favorecer ciertas industrias, etc) no llegan a acuerdos que sean realmente efectivos.

La acción gubernamental está lejos de ser perfecta, y la acción voluntaria nunca pretendió serlo, pero puede contribuir. Así es como el cambio de costumbres y actitudes de la gente termina contribuyendo a reducir el problema y a adaptarse a la nueva situación. Esto ocurre también en el caso de los inversores, o los brokers de inversores. Algunos de ellos han firmado un compromiso de guiar inversiones por $300 billones para recudir el cambio climático a 1.5 grados. Pero ellos no son los propietarios de los activos que manejan y, en ausencia del consentimiento de éstos, las cosas se les complican.

Es lo que trata este paper “Can investors save the planet? – NZAMI and Fiduciary Duty”, por Tom Gosling,  Executive Fellow, London Business School and European Corporate Governance Institute y  Iain MacNeil; Alexander Stone Professor of Commercial Law, University of Glasgow:

https://deliverypdf.ssrn.com/delivery.php?ID=342110087101021124110086084102105006002092063023032070066031023098080088119103002117121123020058055102054117069083091014014112049055017040015004073100102112071122059053095086101069122101091076005075101083084099002024097125006022100020127086005119124&EXT=pdf&INDEX=TRUE

  • “Los administradores de activos signatarios de Net Zero Asset Manager Initiative, parte de Glasgow Financial Alliance for Net Zero, se han comprometido a invertir de acuerdo con el objetivo Race to Zero de limitar el calentamiento global a 1,5 °C con un exceso limitado o nulo.
  • Dado que un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dice que «no existe un camino creíble» hacia 1,5oC, exploramos las implicaciones para los administradores de activos, como fiduciarios, de invertir en línea con un escenario climático que ahora podría considerarse un resultado futuro improbable.
  • Evaluamos estrategias de inversión comunes «alineadas con cero neto», como la descarbonización de la cartera, la inclinación, la propiedad activa, la integración de ESG y la inversión de impacto con referencia a las consideraciones del deber fiduciario y la eficacia en el mundo real para combatir el cambio climático.
  • Descubrimos que cuanto más probable es que una estrategia genere un cambio real en las emisiones de carbono de acuerdo con el objetivo de 1,5oC, más probable es que dé lugar a preocupaciones fiduciarias. Si bien es poco probable que estas preocupaciones fiduciarias en la mayoría de los casos den lugar a una responsabilidad legal exigible, es probable que muchos administradores de activos, al aplicar un estándar esperado de deber fiduciario, concluyan que tales estrategias no son consistentes con ese deber en ausencia de un mandato explícito de autorización de los clientes. Como resultado, las estrategias que tienen más probabilidades de ser adoptadas son también las que tienen menos probabilidades de contribuir significativamente a abordar el cambio climático.
  • Establecimos formas en que los compromisos podrían reformularse para maximizar el impacto real de la iniciativa en la lucha contra el cambio climático, evitando conflictos con los deberes fiduciarios de los signatarios. La clave para esto es alinear los compromisos con un escenario climático más realista que 1,5oC con un rebasamiento limitado o nulo.”

Los liberales clásicos sobre el medio ambiente y el cambio climático

¿Y qué opinan los liberales sobre cuestiones climáticas, en particular sobre el cambio climático? Obviamente no hay una visión única sino variedad. Es lo que analiza este libro comentado por: Adler, Jonathan H., Climate Liberalism: Introduction ( 2023). in CLIMATE LIBERALISM: PERSPECTIVES ON LIBERTY. PROPERTY AND POLLUTION, Palgrave Studies in Classical Liberalism (2023), Case Legal Studies Research Paper No. 2022-15, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4265089

“El cambio climático y otros problemas de contaminación a gran escala desafían la tradición intelectual liberal clásica, particularmente su énfasis en los derechos de propiedad y la autoridad descentralizada. Si bien los pensadores liberales clásicos han explicado cómo los mercados competitivos y los derechos de propiedad fomentan la eficiencia, la innovación y la utilización sostenible, se ha prestado menos atención a los desafíos ambientales más difíciles que han surgido en el siglo XXI. Este libro, Climate Liberalism: Perspectives on Liberty Property, and Pollution, busca llenar este vacío al examinar hasta qué punto los principios liberales clásicos, incluido el énfasis en los derechos de propiedad, la autoridad descentralizada y los mercados dinámicos, pueden informar los enfoques políticos para las grandes empresas. problemas de contaminación a gran escala, incluido el cambio climático. Los colaboradores representan múltiples disciplinas y perspectivas académicas. Algunos se considerarían liberales clásicos, otros no. Los capítulos consideran el papel de los derechos de propiedad y los sistemas legales de derecho consuetudinario en el control de la contaminación, la medida en que los mercados competitivos respaldados por normas legales fomentan la minimización de riesgos y la adaptación, y cómo identificar los tipos de intervenciones políticas que pueden ayudar a abordar el cambio climático de manera que son consistentes con los valores liberales. Esta introducción prepara el escenario con una descripción general de los enfoques liberales clásicos para la protección ambiental, incluidos los casos en que dichos enfoques han tenido éxito y fracaso, y una explicación de por qué es necesario evaluar el potencial de dichos enfoques para informar las políticas de control de la contaminación en general y climáticas. -cambio de política en particular.”

Uno que se la juega contra la corriente: Alex Epstein y el fundamento moral de los combustibles fósiles

Hay quienes se la juegan yendo contra la corriente. Un lugar especial para eso, y hay que ser osado, es argumentar a favor de los combustibles fósiles. Es lo que hace Alex Epstein en el libro The Moral Case for Fossil Fuels, editado por Portfolio: https://a.co/d/9bxQnHG

Algo de la presentación:

“Mito: Los combustibles fósiles son sucios.

Verdad: Los beneficios ambientales del uso de combustibles fósiles superan con creces los riesgos. Los combustibles fósiles no toman un ambiente naturalmente limpio y lo ensucian; toman un ambiente naturalmente sucio y lo limpian. No toman un clima naturalmente seguro y lo hacen peligroso; toman un clima naturalmente peligroso y lo hacen cada vez más seguro.

Mito: los combustibles fósiles no son sostenibles, por lo que debemos esforzarnos por usar energía solar y eólica “renovables”.

Verdad: El sol y el viento son combustibles intermitentes y poco confiables que siempre necesitan respaldo de una fuente confiable de energía, generalmente combustibles fósiles. Quedan enormes cantidades de combustibles fósiles y tenemos mucho tiempo para encontrar algo más barato.

Mito: Los combustibles fósiles están perjudicando al mundo en desarrollo.

Verdad: Los combustibles fósiles son la clave para mejorar la calidad de vida de miles de millones de personas en el mundo en desarrollo. Si los retenemos, el acceso al agua limpia se desplomará, las máquinas médicas críticas como las incubadoras se volverán imposibles de operar y la esperanza de vida se reducirá significativamente. Los llamados a “abandonar los combustibles fósiles” son llamados a degradar las vidas de personas inocentes que simplemente quieren las mismas oportunidades que disfrutamos en Occidente.

Teniendo todo en cuenta, incluidos los hechos sobre el cambio climático, Epstein argumenta que “los combustibles fósiles son fáciles de malinterpretar y demonizar, pero son absolutamente buenos para usar. Y absolutamente necesitan ser defendidos. . . . El uso de combustibles fósiles por parte de la humanidad es sumamente virtuoso, porque la vida humana es el estándar de valor y porque el uso de combustibles fósiles transforma nuestro medio ambiente para hacerlo maravilloso para la vida humana”.

Y comentarios sobre el libro:
“Con más políticos en la ciencia del clima que científicos, el fuego refinador del debate se ha convertido en la quema de herejes. The Moral Case for Fossil Fuels de Alex Epstein puede hacer que te hierva la sangre, pero su fría razón y sus hechos fríos y duros nos llevarán más allá de la histeria hacia un futuro mucho mejor”.

—PETER THIEL, emprendedor tecnológico e inversor

 

“Si quiere ver el poder de la buena lógica, la buena escritura y la buena investigación, lea el libro de Epstein. En mi larga carrera, es simplemente el mejor libro de mercado popular sobre clima, política ambiental y energía que he leído. Tanto los profanos como los expertos quedarán atónitos con la claridad de Epstein”.

—PATRICK J. MICHAELS, director, Centro para el Estudio de la Ciencia, Instituto Cato

 

“Alex Epstein ha escrito un argumento elocuente y poderoso para usar combustibles fósiles solo por motivos morales. Un libro notable.”

—MATT RIDLEY, autor de El optimista racional

 

“En este valiente libro, Alex Epstein brinda una respuesta clara y contundente a los catastrofistas que quieren que reemplacemos casi todos nuestros sistemas de energía existentes con fuentes costosas e incurablemente intermitentes como la eólica y la solar. Necesitamos más personas como Alex que estén dispuestas a defender los hidrocarburos. Como muestra Alex, esos combustibles están permitiendo que miles de millones de personas vivan vidas más plenas, libres y saludables”.

—ROBERT BRYCE, autor de Smaller Faster Lighter Denser Cheaper

Cambio climático: ¿deberíamos sacrificarnos ahora por el bienestar dentro de siete generaciones?

Los problemas ambientales tienen una característica común: la llamada “tragedia de los comunes”, o la ausencia de derechos de propiedad que no genera incentivos para tomar en cuenta el uso y abuso de un determinado recurso. Ahora, con el cambio climático, se plantea que el planeta, en general, es un “commons”, la atmósfera no es de nadie y por ende nadie se preocupa demasiado. Hay quienes sostienen, como en el artículo que aquí se presenta, que los gobiernos deben actuar ahora para proteger al planeta en un futuro relativamente lejano. Esto plantea un debate: la verdad es que no sabemos cómo será la situación en el futuro pero si sigue como ahora, los futuros habitantes tendrán muchos más recursos y tecnologías para hacer frente al problema. ¿Deberían sacrificarse, por ejemplo, los pobres de hoy en aras de los más ricos y tecnológicos habitantes de dentro de siete generaciones?

Es lo que se plantea en este artículo: Stein, Gregory M., “Environmental Justice and the Tragedy of the Commons” (July 6, 2022). California Law Review Online, Vol. 13, p. 10, 2022, University of Tennessee Legal Studies Research Paper No. 438, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4155717

Que concluye así:

“La mayoría de los académicos en 1968 no pensaban en transformaciones globales masivas como el cambio climático, en el que los costos de muchas acciones son individualmente pequeños pero acumulativamente enormes y pueden posponerse en el futuro. Una vez que reconocemos que los efectos negativos a menudo se posponen durante muchos años, es esencial tener en cuenta que la tragedia de los bienes comunes puede extenderse en el tiempo y que los bienes comunes de Hardin son una ubicación temporal y no solo física. Tal vez deberíamos tomar una lección sobre la internalización de las externalidades de la Nación Oneida, en la que “[t]radición. . . requiere que los líderes y miembros de la nación consideren el impacto en las próximas siete generaciones al tomar decisiones.”

Resolver el cambio climático es un bien público… y la gente está dispuesta a colaborar voluntariamente

El cambio climático es un hecho, un hecho que ha ocurrido siempre. Ahora puede haber algo más por la acción humana. Pero esto se enfrenta a un serio problema teórico para la teoría económica predominante: de ser así, el cambio climático es un “mal” público que requiere para su solución de un “bien público”, pero éstos han de ser provistos por el Estado y el tema es que no hay un Estado global que pueda imponer ciertas normas y límites. Muchas veces he comentado aquí distintos trabajos sobre la provisión “voluntaria” de bienes públicos y esto es lo que también sucede en este caso a través de la capacidad de adaptación de la gente, y como veremos en este artículo, su voluntad de contribuir a esa solución general, sin importar que otros tengan incentivos a ser free riders.

El artículo al que me refiero es “The economic psychology of climate change: An experimental study on risk preferences and cooperation”, por Sven Grüner, Martin Luther University Halle-Wittenberg: https://econpapers.repec.org/scripts/redir.pf?u=https%3A%2F%2Fosf.io%2Fdownload%2F630cea2980b0d841c7fe8f39%2F;h=repec:osf:osfxxx:jq57n

Sus conclusiones:

“Los fenómenos meteorológicos extremos, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad son algunos de los desafíos globales del cambio climático provocado por el hombre. Estimar con precisión las posibles consecuencias y el diseño (política) medidas, es importante comprender cómo se comportan las personas ante tales desafíos. El objetivo de este artículo era examinar la toma de decisiones cuando la gente piensa en las consecuencias futuras del clima cambio. En nuestro estudio principal, reclutamos agricultores para analizar las preferencias de riesgo y su disposición cooperar. Usando un experimento de intervención de información controlada, encontramos que los agricultores aumentan su voluntad de invertir en activos de riesgo, pero su comportamiento de cooperación no se ve afectado en gran medida.

Para decirlo de otra manera, hay alguna evidencia de que las personas se adaptan a los desafíos y que las preferencias de riesgo no son estrictamente exógenas. A diferencia de estudios previos sobre el suministro de información, nuestros resultados sugieren que las emociones no pueden explicar los comportamientos de los sujetos. Argumentamos que recordar Las consecuencias anticipadas del cambio climático pueden reactivar la memoria de las personas de que las acciones son necesarias y, a su vez, superar los comportamientos habituales (es decir, la inercia). Por el contrario, los estudiantes reaccionan muy emocionalmente para recordarles el cambio climático. Sin embargo, esto no implica comportamiento consecuencias en nuestro estudio experimental. La investigación adicional podría abordar la relación entre ciclos de vida emocional y comportamientos del mundo real.

En nuestro estudio, los agricultores fueron reclutados como un grupo de sujetos que es probable que se vean afectados por las consecuencias del cambio climático. Los cambios sociales provocados por el cambio climático son tan perjudiciales que es probable que afecte a muchos grupos ocupacionales. Estudiarlos queda abierto a investigación futura. Es probable que esta sea una vía fructífera porque, dependiendo de sus objetivos concretos ocupación, las personas pueden actuar en un rol específico. También hay que mencionar que nuestro estudio fue realizado en invierno. Esto podría ser relevante para la toma de decisiones. Tal vez, nuestros hallazgos son una subestimación de lo que se habría encontrado en los meses de verano, cuando las consecuencias del cambio climático son mucho más evidentes. Se requieren estudios de replicación sobre esto.”

No existe un «estado» global: la provisión de bienes públicos a ese nivel ha de ser voluntaria

Una teoría profundamente establecida entre la mayoría de economistas y no economistas es que existen ciertos bienes o servicios, cuyas características hace que no los pueda ofrecer el mercado en cantidades suficientes ya que como no se puede excluir a nadie la provisión se ve afectada por el incentivo a ser “free rider” o usuario gratuito de un servicio sin necesidad de pagarlo. En la teoría se llama a estos bienes “públicos”. Por otro lado, muchos economistas han mostrado cómo el mercado se las arregla para proveer bienes públicos en forma voluntaria, comenzando por un ya famoso artículo de Ronald Coase sobre la provisión privada de faros en Inglaterra.

Bien. Al margen de las discusiones históricas, lo cierto es que si se trata de bienes o servicios “globales” nos encontramos que no existe un estado global que pueda proveerlos, hay que descansar inevitablemente en la cooperación voluntaria, al menos de los más de 200 estados que existen en este mundo.

No es la intención del paper que voy a comentar, pero inevitablemente tiene que terminar proponiendo soluciones cooperativas cuando analiza el futuro del Acuerdo de París. El artículo se titula “Short-run and long-run cooperation in the Paris Agreement”, por Gabriela Mundaca de la Universidad de Delaware: http://www.journals.elsevier.com/journal-of-environmental-economics-and-management

El tema aparece ya en el resumen:

“En un modelo de juegos repetidos, determinamos las condiciones bajo las cuales la cooperación para trabajar hacia un bien público es un resultado de equilibrio entre países desarrollados y en desarrollo en un foro internacional como el Acuerdo de París. Encontramos que el monitoreo, la presión de los pares y las recompensas (financiamiento climático) son cruciales y necesarios para lograr el cumplimiento de los acuerdos realizados y así lograr objetivos comunes deseables e intereses compartidos del Acuerdo de París. Si los países y sus gobiernos están menos preocupados por la reputación de sus países y los efectos del cambio climático en el bienestar, la cooperación continua podría volverse más desafiante.”

Bonos privados en mercados privados de emisión de carbono. ¿Quién impone los límites? Los consumidores

Una de las soluciones que se ha propuesto en los últimos años, y que ha sido implementada en algunos países, para hacer frente al cambio climático es poner un límite a las emisiones de carbono y luego permitir que los emisores intercambien permisos en un mercado. Es interesante la idea porque lograría que se reduzca la emisión donde es más eficiente y barato hacerlo. Pero el límite es impuesto por los gobiernos. No deja de ser una regulación, aunque algo más amistosa a los mercados que una solución “planificada”, cuyo fracaso ya conocemos.

¿Porqué no puede haber mercados de emisiones totalmente privados? Y los hay, como veremos. Lo más interesante de esto, tal vez, sea comprender de dónde sale ese límite que antes dijimos que imponen los estados. En los mercados no hay coerción, así que nadie puede imponer nada. Es correcto, pero acá viene lo interesante, hay “presión” de los consumidores, quienes quieren ser clientes de empresas que sean buenos ciudadanos globales. De esta forma es que, efectivamente, existen entonces mercados privados de cuotas de emisión, como lo cuentan Christian Reuss, Head SIX Swiss Exchange, Dr. Maneesh Wadhwa, Senior Business Development Manager Exchanges, y Marco Estermann Head Business Development Exchanges, SIX, en un paper titulado: Voluntary Carbon Markets,

“Según el Boletín de la COP26 del Mercado de Ecosistemas Especiales, al 9 de noviembre de 2021, los mercados voluntarios de carbono habían vendido un volumen de 1.006,2 millones de USD en créditos de carbono, cada uno con un valor equivalente a una tonelada de dióxido de carbono. Esto refleja un aumento del valor del 113 % en lo que va del año (frente a los 472,9 millones de USD) y un aumento del 59 % en el volumen de crédito durante 2020 (298,4 millones de USD frente a los 188,2 millones de créditos tramitados). A pesar de la aparición de COVID-19, 2020 ya fue un año de auge para los mercados voluntarios de carbono, siguiendo la sólida tendencia de crecimiento de 2019. La previsión de este mercado para los próximos diez años es muy optimista. El valor de las transacciones durante 2021 superó los mil millones de dólares estadounidenses por primera vez y se estima que puede alcanzar los 50 mil millones de dólares estadounidenses para 2030 (McKinsey, 2021). El principal impulsor detrás de este crecimiento esperado en la demanda es una mayor conciencia de la responsabilidad corporativa. El mercado de consumo tiende hacia empresas más sostenibles, y los consumidores están dispuestos a pagar primas de hasta un 40 % por productos sostenibles (Kronthal-Sacco y Whelan, 2021). Por lo tanto, si las empresas y las instituciones financieras quieren diferenciarse tanto de los consumidores como de los inversores, tendrán que apuntar al cero neto. Además, los primeros en compensar probablemente se adelantarán a la inevitable imposición de legislación sobre emisiones. Además, los estudios han demostrado que la productividad de los empleados aumenta cuando las empresas emplean políticas sostenibles. Además de los compradores corporativos, también ha habido un aumento en la demanda de los especuladores (Ecosystem Marketplace Insights Team, 2021).”

https://deliverypdf.ssrn.com/delivery.php?ID=295096073027118073074088118096116107055064063038093061070015088027073102081002117023041124051002057017044098120067085030097027017010070089022091089094113018095072035047004004098024006001095098028026017084026113104107117018005105104006076006068070096&EXT=pdf&INDEX=TRUE

Cambio climático, agricultura y el uso del agua. La clave: derechos de propiedad claramente definidos

El cambio climático ha puesto en discusión el impacto que tiene la agricultura sobre la disponibilidad de agua. Por cierto que un dato a tener en cuenta es que cada vez se necesita una superficie de tierra menor para obtener los mismos niveles de producción agrícola. En relación al agua, el National Bureau of Economic Research (NBER) llevó adelante un proyecto de investigación que dio como resultado un conjunto de trabajos. Aquí son resumidos por Gary D. Libecap y Ariel Dinar con el título “American Agriculture, Water Resources, and Climate Change” NBER Working Paper No. 30290: http://www.nber.org/papers/w30290

Gary D. Libecap es Distinguished Professor, Bren School of Environmental Science and Management Distinguished Professor of Economics University of California, Santa Barbara (Emeritus)

 

“Debido a que el cambio climático es un proceso global con importantes impedimentos de acción colectiva internacional para la mitigación (Libecap 2014), es probable que su desarrollo posterior sea inexorable. Sin embargo, la investigación incluida aquí indica que es probable que la agricultura y las existencias de alimentos, fibras, otros productos y exportaciones de EE. UU., así como el empleo y la viabilidad relacionados de las comunidades rurales sean resilientes. Hay muchos márgenes de adaptación y los agricultores tienen incentivos para explotarlos.

Los estudios se centran en un subconjunto de opciones de adaptación y brindan ejemplos de posibles direcciones disponibles para diferentes tipos de fincas, regiones y situaciones hídricas. En general, la investigación indica que las respuestas examinadas conducen a cambios positivos en el desempeño del sector agrícola a nivel regional o estatal analizado en términos de rendimiento o ingresos netos. Sin embargo, una evaluación completa de costo-beneficio de las estrategias de adaptación de los agricultores incluiría cualquier costo externo asociado con nuevas variedades de cultivos y semillas, tecnologías de riego eficientes en agua, recurso a aguas subterráneas comunes, inversión en sistemas de conducción de agua y diseño e implementación de nuevos arreglos institucionales.

En el caso de las aguas subterráneas, donde los derechos de propiedad son relativamente completos, como los derechos de extracción negociables del acuífero Mojave del sur de California (Ayres et al 2021) o donde existen instituciones de gestión, como en los distritos de gestión de aguas subterráneas en Nebraska (Edwards 2016), las pérdidas pueden ser mínimas. Las externalidades son más significativas cuando faltan estas condiciones. El aumento de la aplicación de fertilizantes y la escorrentía aguas abajo asociada es un ejemplo, y cuando los costos no se internalizan de forma privada, el uso de fertilizantes puede ser excesivo dentro de un marco de costo/beneficio. Alternativamente, cuando los agricultores adoptan servidumbres con beneficios aguas abajo, no todas las ganancias se capturan de forma privada, lo que resulta en una subadopción. En estos aspectos, la investigación puede verse como parte de una agenda emergente y crítica para el análisis de la adaptación en el sector agrícola a una mayor escasez de agua como resultado del cambio climático.”