Sea lo que sea, estoy en contra. Nada más retrógrado que el «progresismo» en las universidades

Muchas universidades norteamericanas tienen un reconocido prestigio, pero no deja de generar debates. En este libro se presenta uno de ellos. Se trata de “Whatever It Is, I’m Against It”: Resistance to Change in Higher Education, por  Brian Rosenberg: https://a.co/d/aa9CXlB

“En «Whatever It Is, I’m Against It», el presidente emérito de Macalester College, Brian Rosenberg, se basa en décadas de experiencia en educación superior para exponer las estructuras, prácticas y culturas arraigadas que inhiben una reforma postsecundaria significativa, incluso cuando las instituciones enfrentan serios desafíos para sus modelos financieros y educativos. El libro, un animado relato de un experto, señala factores que obstaculizan la capacidad de los colegios y universidades estadounidenses de ser creativos y emprendedores en medio de llamados a mejorar la asequibilidad, el acceso y la equidad para los estudiantes.

A través de concisas historias personales de reuniones municipales divisivas, batallas de gobierno universitario de varios años e intentos de reforma curricular, Rosenberg ilustra las dinámicas internas y externas que impiden la evolución institucional. Presiones como la disminución de la matrícula, el aumento de los costos y un exceso de oferta de doctorados en el mundo académico han señalado desde hace tiempo una grave necesidad de reforma dentro de una profesión que, como reconoce con pesar Rosenberg, carece de flexibilidad organizacional, depende en gran medida de la reputación y la clasificación, y conserva tradiciones, desde el calendario académico a los sistemas de calificaciones, que han permanecido esencialmente iguales durante décadas.

Rosenberg mira fuera del sistema estadounidense para encontrar posibles antídotos en modelos innovadores de educación superior, como los enfoques de aprendizaje experiencial y centrados en el estudiante. Este trabajo que invita a la reflexión ofrece amplia evidencia para que los presidentes, rectores, decanos, rectores y profesores la consideren al planificar sus misiones para lograr la transformación institucional.”

Y Tyler Cowen comenta:

“Rosenberg intenta, en este libro, responder una serie de preguntas:

¿Por qué una industria tan poblada por personas que se consideran progresistas es tan profundamente conservadora en lo que respecta a su propio trabajo?

¿Por qué los académicos cuyas disciplinas están en constante evolución se resisten tanto a la evolución institucional?

¿Por qué a los colegios y universidades que casi siempre hablan en sus declaraciones de misión sobre el poder transformador de la educación les resulta tan difícil transformarse a sí mismos?

¿Por qué prácticamente ninguna práctica fundamental dentro de la educación superior (calendario, procesos de titularidad, modo de impartición, calificación) ha cambiado de manera significativa durante décadas, si no siglos?

Según Rosenberg, las respuestas están en las estructuras, prácticas y culturas que se han desarrollado dentro de la educación superior. Es decir, hay razones para la incapacidad de cambiar que van mucho más allá del temperamento o la competencia de individuos concretos. Si el objetivo es mantener el status quo, la educación superior ha logrado crear el sistema ideal.»

Libertad en educación es liberarnos de la educación estatal y tener opciones para elegir

La libertad en educación es en estos momentos liberarnos de la educación estatal, antes que «pública» porque la educación privada también es para el «público», como lo plantea en este artículo “Freedom from Public Education”, por Henry T. Edmondson III, quien es Carl Vinson Professor of Political Science and Public Administration at Georgia College: https://lawliberty.org/book-review/freedom-from-public-education/

 

“Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos, fue la era de la sabiduría, fue la era de la necedad, fue la época de la fe, fue la época de la incredulidad, fue la época de la luz, fue la estación de la oscuridad, fue la primavera de la esperanza, fue el invierno de la desesperación”.

 

El famoso pasaje inicial de Charles Dickens en Historia de dos ciudades podría aplicarse a la política educativa estadounidense actual. Por esa razón, el libro de Neal P. McCluskey, The Fractured Schoolhouse: Reexamining Education for a Free, Equal, and Harmonious Society, es una contribución bienvenida porque estos “peores tiempos” han provocado reformas escolares que podrían llevar al país hacia los “mejores tiempos”. de tiempos.”

 

Es el peor de los tiempos porque la pandemia y el peligroso radicalismo en las escuelas han infligido un daño incalculable a la educación estadounidense. Hay mucha retrospección sobre cómo las escuelas manejaron la pandemia, pero una cosa está clara: se ha manejado mal. Líderes políticos equivocados, sindicatos de docentes hambrientos de poder y administradores-ideólogos han cerrado escuelas arbitrariamente, han impuesto máscaras faciales inútiles a los niños y han enviado a los estudiantes al inframundo del “aprendizaje en línea”, todo ello mientras los estudiantes se encuentran en sus etapas más formativas de educación. desarrollo social y académico. No debería sorprender, entonces, que la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP), a menudo denominada “Boletín de Calificaciones de la Nación”, informe “disminuciones masivas” en el dominio de las matemáticas y caídas significativas en las habilidades verbales. Estas métricas preocupantes no tienen precedentes, pero esta vez los padres parecen reacios a firmar obedientemente la “boleta de calificaciones” y enviarla de regreso con sus hijos.

¿Si una familia tiene más opciones para elegir la educación de sus hijos, obtienen mejores resultados?

¿La libertad de elegir la educación de los hijos mejora los resultados? Por un lado, bien se podría decir que permite acomodar la educación que estos reciben a las preferencias que tenga la familia, pero además ¿aprenden más? Esta sería la conclusión que presentan en este paper “THE IMPACT OF PUBLIC SCHOOL CHOICE: EVIDENCE FROM LOS ANGELES’ ZONES OF CHOICE”, por  Christopher Campos de la Universidad de Chicago y Caitlin Kearns de Berkeley, Working Paper 31553 http://www.nber.org/papers/w31553

“¿Proporciona un distrito escolar que amplía las opciones escolares mejores resultados para los estudiantes que un sistema de asignación basado en el vecindario? Este documento estudia el programa Zones of Choice (ZOC), una iniciativa de elección de escuela del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) que creó pequeños mercados de escuelas secundarias en algunos vecindarios, pero mantuvo los límites de las zonas de asistencia en el resto del distrito. Estudiamos los impactos a nivel de mercado de la elección en el rendimiento de los estudiantes y la matriculación universitaria utilizando un diseño de diferencias en diferencias. Los resultados de los estudiantes en los mercados de la ZOC aumentaron notablemente, lo que redujo las brechas de logros e inscripción universitaria entre los vecindarios de la ZOC y el resto del distrito. Los efectos de ZOC son mayores para las escuelas expuestas a más competencia, lo que respalda la idea de que la competencia es un canal clave. Las estimaciones de la demanda sugieren que las familias otorgan un peso considerable a la calidad académica de las escuelas, proporcionando a las escuelas incentivos inducidos por la competencia para mejorar su eficacia. La evidencia demuestra que los programas de elección de escuela pública tienen el potencial de mejorar la calidad de la escuela y reducir las disparidades en las oportunidades educativas basadas en el vecindario.”

Excelente decisión: el Dr. Carlos Torrendell será el futuro Secretario de Educación en esta era de cambios que se avecina

En otra excelente decisión en el camino a formar un gabinete de alta calidad, Javier Milei y Sandra Pettovello han designado al Dr. Carlos Torrendell como futuro Secretario de Educación, dentro del Ministerio de Capital Humano. Al nuevo secretario le sobran pergaminos para la tarea encomendada y es una muy acertada elección: https://institutodecultura.cudes.org.ar/profesor/carlos-torrendell/

Los medios señalan que yo no habría ocupado un cargo en esa área por desacertadas declaraciones, pero eso no es correcto, ya que el apoyo de Javier, de Sandra y de muchas otras personas, fue explícito y contundente, lo que aprovecho aquí para agradecer profundamente.

La decisión sobre mi participación tenía ya varias semanas, aunque los medios seguían dando noticias viejas con poca o nula verificación.

Las razones, que expresara a Javier en su momento fueron las siguientes. Para asumir una función ejecutiva en un momento tan importante para el país se requieren, como mínimo, tres capacidades:

La primera de ellas es tener las ideas claras sobre el valor de la libertad y la necesidad de remover las barreras que la restringen.

La segunda es tener capacidad política para manejarse en ese mundo.

La tercera es tener capacidad de gestión para alcanzar logros en el camino que se haya trazado en las ideas y por la puerta que haya abierto la política.

Entiendo tener la primera, en lo que he estado activo desde hace décadas, pero definitivamente no la segunda y muy parcialmente la tercera, reducida además por limitaciones de salud. Esto indica que la mejor forma de contribuir a un proceso de profundo cambio como el que se avecina no es desde una posición ejecutiva. No obstante, eso no quiere decir que no vaya a contribuir desde afuera, en la primera de las áreas mencionadas.

El Dr. Torrendell es una muy superior designación y, junto con otros que hemos estado trabajando en estas semanas, estaremos a su entera disposición en lo que podamos ser útiles, y le deseamos y auguramos el éxito.

¿Los mejores resultados de la educación privada se deben a que se llevan a los alumnos con más recursos?

Parece que no. En la India el 70% de los alumnos va a escuelas privadas, así que no es cuestión que se llevan solamente a los mejores.

En el debate sobre el nivel de la educación en los sectores público y privado, se ha afirmado que los resultados son superiores en el segundo porque “descreman” el mercado, es decir, se llevan a quienes ya tienen un nivel superior como resultado de provenir de hogares con mayores recursos; pero que si se ajustara por esa condición esa mayor calidad no sería tal.

Alexander Tabarrok, de George Mason University trata el tema en el paper titulado: “PRIVATE EDUCATION IN INDIA: A NOVEL TEST OF CREAM SKIMMING” https://doi.org/10.1111/j.1465-7287.2011.00286.x

“Los estudiantes de las escuelas privadas habitualmente superan a los de las escuelas públicas tanto en los Estados Unidos como en todo el mundo. Pero, ¿las escuelas privadas mejoran a los estudiantes o simplemente desnatan a los mejores estudiantes? En este artículo aprovecho el hecho notable de que en muchos distritos de la India la mayoría de los estudiantes asisten a escuelas privadas. A medida que aumenta la participación privada en la matriculación en las escuelas, la crema desnatada se vuelve menos plausible como explicación de una mayor tasa de rendimiento en las escuelas privadas. La evidencia de crema descremada se encuentra cuando la proporción de educación privada es baja, en el rango de 0 a 15% y, por lo tanto, las escuelas privadas tienen una gran reserva pública de la cual desnatar. Pero el efecto privado sobre el rendimiento no parece disminuir mucho incluso en distritos donde más del 70% de los estudiantes están en escuelas privadas. Lo que es más importante, las puntuaciones medias tomadas de toda la población de estudiantes, privados y públicos, aumentan con la proporción de educación privada. Estos hallazgos respaldan un efecto significativo en la productividad de las escuelas privadas.”

¿Por qué quieren controlar el contenido de la educación? No para dar más oportunidades ya que la diversidad da más

Los gobiernos modernos se han caracterizado por querer tener el control del contenido de la educación para formar a los ciudadanos de una cierta forma. Esto se presenta usualmente como una forma de generar cierta igualdad de oportunidades, pero también las habría, y más, dejando que el mercado decida esos contenidos o que hubiera diversidad y posibilidad de elección. En los países totalitarios el adoctrinamiento es evidente. Pero ese intento se enfrenta con la reacción de la gente. Éste es el tema que analizan en un paper titulado “Resisting Education” George Mason University Department of Economics Working Paper No. 222 8 Electronic copy available at: https://ssrn.com/abstract=4195117

Los autores son Jean-Paul Carvalho University of Oxford, Mark Koyama George Mason University y Cole Williams University of Vienna.

“Las dinámicas culturales están formadas tanto por las intervenciones de arriba hacia abajo de los formuladores de políticas como por las elecciones de abajo hacia arriba de los individuos. En este artículo, examinamos la interacción entre estas fuerzas en el contexto de la educación. Los economistas han reconocido cada vez más que modelar la educación simplemente como una inversión en capital humano descuida sus aspectos sociales, incluido su papel en la formación de creencias, valores y hábitos culturales (Akerlof y Kranton, 2002; Fouka, 2019). Este es el primer artículo que modela la dinámica cultural producida por la transmisión cultural a través del sistema educativo frente a diversas formas de resistencia a la educación. Esto nos permite abordar una serie de preguntas en la intersección de la economía de la educación y la transmisión cultural: ¿Hasta qué punto puede un político difundir un rasgo cultural entre una población que utiliza el sistema educativo? ¿Qué formas de resistencia a nivel individual amplifican o reducen la desigualdad educativa entre grupos? ¿Qué formas de resistencia reducen o incluso revierten el efecto de las intervenciones culturales en el sistema educativo?

Los formuladores de políticas a menudo intentan dar forma a la sociedad a través del contenido cultural de la educación (por ejemplo, la ideología), estableciendo planes de estudios o estableciendo los límites de la investigación aceptable, y a través de las normas de comportamiento observadas en las escuelas. Los individuos, sin embargo, no son receptores pasivos de información cultural (Bisin y Verdier, 2000, 2001). Tienen sus propias preferencias sobre los rasgos culturales y pueden resistir los intentos de control cultural. Por lo tanto, el uso del sistema educativo para transmitir ciertos valores puede resultar contraproducente. En este artículo, identificamos las condiciones bajo las cuales esto ocurre. También examinamos los efectos de la intervención cultural y la resistencia en el logro educativo, la socialización de los padres y la elección de escuela entre diferentes grupos. Al hacerlo, nuestro análisis unifica un creciente cuerpo de trabajo de economistas y politólogos sobre las consecuencias de las políticas culturales, y proporciona un nuevo modelo de instituciones socializadoras y su efecto en la dinámica cultural.”

En todo el mundo, los padres enseñamos a los hijos con los mismos comportamientos: con distintas frecuencias

Creo que ya existe un consenso sobre la influencia tanto de la herencia cultural como genética para explicar la conducta de los seres humanos. Esto explica tanto las coincidencias como las diferencias en conductas en distintas partes del mundo. La revista Evolution and Human Behavior, publica un artículo titulado “Parental teaching behavior in diverse cultural contexts”, cuyos autores son Moritz Köster, Faculty of Education and Psychology, Freie Universität Berlin; Marta GinerTorréns, Institute of Psychology, University of Regensburg, Joscha Kärtner Department of Psychology, University of Münster; Shoji Itakura Center for Baby Science, Doshisha University, Kyoto; Lilia Cavalcante Department of Behavior Theory and Research, Federal University of Pará, Belém, Brazil y Patricia Kanngiesser, University of Plymouth, School of Psychology, Plymouth, United Kingdom: https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2022.07.002

“Los seres humanos, a diferencia de cualquier otra especie, se han adaptado a diversos entornos en todo el mundo debido al conocimiento, las habilidades y las prácticas culturales. En la primera infancia, las interacciones entre padres e hijos juegan un papel fundamental en el aprendizaje cultural, pero las controversias sobre lo que constituye la enseñanza han obstaculizado la evaluación sistemática de la variación y las similitudes en la enseñanza de los padres entre culturas. Usamos una definición funcional de la enseñanza como un comportamiento que evolucionó para facilitar el aprendizaje en otros y observamos a los padres y a su hijo de dos años (N = 106) en un entorno estandarizado (hora de comer) en cinco contextos culturales diversos (rural: Brasil, Ecuador ; urbano: Argentina, Alemania, Japón). La codificación detallada de la enseñanza de los padres (8520 eventos de enseñanza en 1898 minutos de interacciones) reveló que seis comportamientos de enseñanza (indicaciones para hacer, indicaciones para detenerse, comunicación abstracta de conocimiento, demostraciones, brindar opciones, retroalimentación negativa) ocurrieron con frecuencia (> 5%) en todo el mundo. contextos. Al mismo tiempo, encontramos que las frecuencias relativas de estos comportamientos variaban entre contextos: los padres en contextos rurales usaban con frecuencia indicaciones hacia sus hijos. Los padres en contextos urbanos a menudo usaban comunicación abstracta, demostraciones y la provisión de opciones. También identificamos diferencias matizadas entre las muestras urbanas con respecto a las demostraciones de los padres (Japón) y la provisión de opciones (Alemania). Nuestros hallazgos sugieren que los padres de todos los contextos se basaron principalmente en un conjunto de cinco comportamientos de enseñanza, pero que hubo una variación transcultural en la frecuencia con que ocurrieron los comportamientos. Nuestro estudio proporciona un mapa cultural de las experiencias de aprendizaje temprano de los niños que sientan las bases ontogenéticas para la diversidad cultural humana.”

Quienes deciden cuál debe ser el contenido de la educación de nuestros hijos, y quienes buscan «cancelar» ciertos autores

Robert Tracinsky plantea un tema que es importante, aunque no se discute, en todos nuestros países: ¿quién debe determinar el contenido de la educación en las escuelas? Ahora, en los Estados Unidos, hay todo tipo de campañas para remover de las lecturas textos de autores que no caen bien a distintos grupos. Pero el tema está presente en todos nuestros países, donde los gobiernos son los que deciden cuál va a ser el contenido, en mayor o menor medida según el caso.

El artículo se titula “The Only Liberal Answer on Schools Is Choice: Instead of an endless contest over who controls the schools, why not give control back to parents?”, publicado en la revista Discourse: https://www.discoursemagazine.com/ideas/2022/06/27/the-only-liberal-answer-on-schools-is-choice/

“Están en eso otra vez. El grupo de base «Madres por la libertad», que a pesar de su nombre halagador parece menos preocupado por la libertad que por imponer su propia censura de señora de la iglesia, está dispuesto a prohibir los libros en las bibliotecas escolares, esta vez apuntando a «Slaughterhouse-Five» de Kurt Vonnegut: un viejo favorito de los prohibidores de libros.

Moms for Liberty comenzó con el pretexto de dar a los padres más control sobre la educación de sus hijos, pero en la práctica lo que intentan hacer es darles a algunos padres más control sobre la educación de los hijos de los demás. La directora del Museo y Biblioteca Kurt Vonnegut, Julia Whitehead, expone el tema de manera sucinta. “Los caprichos de un grupo de mamás no son la ley de nuestra tierra”.

Sin embargo, en cierto modo, este episodio es emblemático de nuestro enfoque para establecer el plan de estudios para la educación pública: una pequeña facción que decide lo que los demás no pueden leer.

Hace un tiempo, era una maestra de una escuela pública de Massachusetts que se jactaba de estar “muy orgullosa de decir que este año eliminamos la “Odisea” del plan de estudios”. Esto fue parte de un esfuerzo de izquierda para “reconstruir el canon literario utilizando una lente de alfabetización crítica antirracista y antisesgo”. Homero puede ser una de las figuras fundacionales de la literatura occidental, pero los poetas del 800 a.C. no son lo suficientemente «progresistas» para el siglo XXI, por lo que tiene que irse.

Estos son solo dos pequeños ejemplos, y esto no está sucediendo en todas partes, pero son descargas en una guerra interminable en la que cada lado intenta arrebatar el control de las escuelas estatales para imponer sus valores y agenda. Pero, ¿y si hay una mejor manera? ¿Qué pasaría si realmente decidiéramos dar a los padres el control sobre la educación de sus propios hijos y de nadie más?”

Artículo en InfoBAE: La educación como bien público

https://www.infobae.com/opinion/2022/03/09/la-educacion-como-bien-publico/

La educación como bien público

¿Es la educación formal un “bien público”? ¿Es cierto que el mercado no puede proveerlo?

Para la gente, en general, un bien público es aquél que provee el Estado, tal vez porque “beneficia a todos” (Foto NA)Para la gente, en general, un bien público es aquél que provee el Estado, tal vez porque “beneficia a todos” (Foto NA)

En esta saludable discusión sobre la educación, surgida a raíz de ciertas declaraciones recientes de Javier Milei, aparece el tema de la educación como “bien público”, algo que para los economistas tiene una definición más o menos precisa. Para la gente, en general, un bien público es aquél que provee el Estado, tal vez porque “beneficia a todos”.

Los economistas hablan de una “externalidad positiva”, es decir, un beneficio que todos reciben, se hagan cargo o no de su costo. Por esa razón, sigue el argumento, el mercado “fallaría” en proveerlo, al menos en suficiente cantidad, y el Estado debe hacerlo.

Hay dos temas, entonces que vale la pena discutir: ¿es la educación formal un “bien público”? y ¿es correcto que el mercado no puede proveerlo?

Veamos el primero. Si Pedro Arias, de Jujuy, se recibe de técnico odontólogo, seguramente esto le permitirá alcanzar un mejor nivel de vida personal en el futuro, un beneficio claramente “privado”, para él y su familia. ¿En qué medida beneficia a Susana Costa, que vive en Bahía Blanca? Podríamos decir que Susana se beneficia porque vivir en un país con gente que ha estudiado es mejor para ella, es decir, hay algo de externalidad positiva en la educación de Pedro.

En realidad, lo que puede ser una externalidad positiva para Susana es la cultura que predomina en un país, el conjunto de valores y costumbres, opiniones, creencias e ideas que suelen reflejarse luego en sus instituciones, tanto políticas como económicas. A Susana le impacta qué “cultura” predomina en su sociedad, pero la educación formal es tan sólo una parte de esa formación, a la que concurren principalmente la familia, los amigos, el barrio, las iglesias, los medios de comunicación, las redes sociales. Todo eso impacta en la cultura: ¿acaso tenemos una subprovisión de esas cosas que haga necesario que el Estado lo haga?

La educación formal, entonces, es principalmente un bien “privado” que genera algunas “externalidades positivas” hacia la cultura. Esto puede decirse de toda la oferta educacional del sector privado: miles de jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias, centros de formación, universidades. Que un bien que beneficia principalmente a quien lo consume también puede beneficiar a otros, es algo muy común y se aplica a casi todos ellos. El hecho que los demás valoren ahora el pan artesanal de masa madre, o un buen café, hace que tenga varios lugares donde conseguir eso cerca de mi casa, me ha generado un “beneficio positivo”. O que los japoneses tengan alta valoración por la seguridad de sus autos me termina beneficiando porque ahora aquí también lo son, pese a que no me ocupara mucho del tema (una externalidad positiva tecnológica).

El segundo tema es si el mercado puede proveer ese bien. Ya hemos dicho, vamos a encontrar una gran oferta de educación formal en el mercado, con gran variedad, que sería aún mayor si no estuviera regulado. El mercado no “falla” e incluso ofrecería educación privada para los sectores de recursos más bajos si no fuera por las regulaciones del Estado que lo prohíben o encarecen. James Tooley, profesor de la Universidad de Buckingham, ha pasado buena parte de su vida recorriendo los lugares más pobres del planeta y encontrando educación allí, que los padres eligen, muchas veces por sobre la educación gratuita del Estado (uno de sus libros es, “El Bello Árbol”, Madrid, Unión Editorial).

Pero es cierto que el costo de la educación privada puede estar más allá del alcance de muchos. Ahí es, precisamente, donde ingresan los “vouchers”, que han dado origen a esta discusión. El voucher le dice a la gente: si no tiene los recursos necesarios para contratar un servicio de educación en el mercado no se preocupe, aquí los tiene, vaya y elija. Tanto sean “privados” como “públicos”, los vouchers pueden presentarse como un empoderamiento de esos consumidores. Ahora pueden elegir. Si se pueden utilizar para escuelas o universidades privadas y públicas, amplían el espectro de elección de los padres o alumnos, y ponen en competencia a todos esos establecimientos educativos quienes ahora tienen que conseguir sus recursos de sus “clientes”, tal como hacemos en general todos los demás en muchas de nuestras actividades.

Subyace en la crítica a los vouchers la idea de que esas personas no tendrían la capacidad suficiente para poder elegir la educación de sus hijos, o la propia cuando son algo mayores. No todos piensan eso, por supuesto, o se animan a decirlo abiertamente, pero en tal caso plantea una cuestión mucho más importante: si esos padres no son capaces de elegir la educación de sus hijos, ¿sí lo son, digamos, de elegir Presidente? ¿No es ésta una decisión mucho más importante y compleja, sobre la que nunca diríamos que no están en capacidad de hacerlo?

El voucher o la beca, empodera al consumidor, al demandante, y somete a la competencia al oferente. Esa es la forma en la que obtenemos los mejores bienes y servicios, al mejor precio.

 

¿Es la educación un «bien público» que, además, el mercado no pueda proveer?

LA EDUCACIÓN COMO BIEN PÚBLICO 

En esta saludable discusión sobre la educación, que ha surgido a raíz de ciertas declaraciones recientes, aparece el tema de la educación como “bien público”, algo que para los economistas tiene una definición más o menos precisa. Para la gente, en general, un bien público es aquél que provee el Estado, tal vez porque “beneficia a todos”. 

Los economistas hablan de una “externalidad positiva”, es decir, un beneficio que todos reciben, se hagan cargo o no de su costo. Por esa razón, sigue el argumento, el mercado “fallaría” en proveerlo, al menos en suficiente cantidad, y el Estado debe hacerlo.  

Hay dos temas, entonces que vale la pena discutir: ¿es la educación formal un “bien público”? y ¿es correcto que el mercado no puede proveerlo? 

Veamos el primero. Si Pedro Arias, de Jujuy, se recibe de técnico odontólogo, seguramente esto le permitirá alcanzar un mejor nivel de vida personal en el futuro, un beneficio claramente “privado”, para él y su familia. ¿En qué medida beneficia a Susana Costa, que vive en Bahía Blanca? Podríamos decir que Susana se beneficia porque vivir en un país con gente que ha estudiado es mejor para ella, es decir, hay algo de externalidad positiva en la educación de Pedro.  

En realidad, lo que puede ser una externalidad positiva para Susana es la cultura que predomina en un país, el conjunto de valores y costumbres, opiniones, creencias e ideas que suelen reflejarse luego en sus instituciones, tanto políticas como económicas. A Susana le impacta qué “cultura” predomina en su sociedad, pero la educación formal es tan sólo una parte de esa formación, a la que concurren principalmente la familia, los amigos, el barrio, las iglesias, los medios de comunicación, las redes sociales. Todo eso impacta en la cultura: ¿acaso tenemos una subprovisión de esas cosas que haga necesario que el Estado lo haga? 

La educación formal, entonces, es principalmente un bien “privado” que genera algunas “externalidades positivas” hacia la cultura. Esto puede decirse de toda la oferta educacional del sector privado: miles de jardines de infantes, escuelas primarias y secundarias, centros de formación, universidades. Que un bien que beneficia principalmente a quien lo consume también puede beneficiar a otros, es algo muy común y se aplica a casi todos ellos. El hecho que los demás valoren ahora el pan artesanal de masa madre, o un buen café, hace que tenga varios lugares donde conseguir eso cerca de mi casa, me ha generado un “beneficio positivo”.  

El segundo tema es si el mercado puede proveer ese bien. Ya hemos dicho, vamos a encontrar una gran oferta de educación formal en el mercado, con gran variedad, que sería aún mayor si no estuviera regulado en muchos casos. El mercado no “falla” e incluso ofrecería educación privada para los sectores de recursos más bajos si no fuera por las regulaciones del Estado que lo prohíben o encarecen. James Tooley, profesor de la Universidad de Buckingham, ha pasado buen parte de su vida recorriendo los lugares más pobres del planeta y encontrando educación allí, que los padres eligen, muchas veces por sobre la educación gratuita del Estado (uno de sus libros es, El Bello Árbol, Madrid, Unión Editorial).  

Pero es cierto que el costo de la educación privada puede estar más allá del alcance de muchos. Ahí es, precisamente, donde ingresan los “vouchers”, que han dado origen a esta discusión. El voucher le dice a la gente: si no tiene los recursos necesarios para contratar un servicio de educación en el mercado no se preocupe, aquí los tiene, vaya y elija. Tanto sean “privados” como “públicos”, los vouchers pueden presentarse como un empoderamiento de esos consumidores. Ahora pueden elegir. Si se pueden utilizar para escuelas o universidades privadas y públicas, amplían el espectro de elección de los padres o alumnos, y ponen en competencia a todos esos establecimientos educativos quienes ahora tienen que conseguir sus recursos de sus “clientes”, tal como hacemos en general todos los demás en muchas de nuestras actividades.  

Subyace en la crítica a los vouchers la idea de que esas personas no tendrían la capacidad suficiente para poder elegir la educación de sus hijos, o la propia cuando son algo mayores. No todos piensan eso, por supuesto, o se animan a decirlo abiertamente, pero en tal caso plantea una cuestión mucho más importante: si esos padres no son capaces de elegir la educación de sus hijos, ¿sí lo son, digamos, de elegir presidente? ¿No es ésta una decisión mucho más importante y más compleja, sobre la que nunca diríamos que no están en capacidad de hacerlo? 

El voucher o la beca, empodera al consumidor, al demandante, y somete a la competencia al oferente. Esa es la forma en la que obtenemos los mejores bienes y servicios, al mejor precio.