Una pregunta sobre política fiscal y monetaria que en Argentina la contesta cualquiera

Éste es el tipo de análisis que en Argentina parece más que resuelto. Es un paper del FMI (que no refleja la posición oficial del organismo, por supuesto), aunque todos los autores lo integran: Chen, Jiaqian and Dabla-Norris, Era and Goncalves, Carlos and Jakab, Zoltan and Lindé, Jesper, “Can Fiscal Consolidation Help Central Banks Fight Inflation?”. IMF Working Paper No. 2023/260, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4676933  or http://dx.doi.org/10.5089/9798400261640.001

“Este artículo argumenta que una postura de política fiscal más estricta puede ayudar significativamente a los bancos centrales a combatir la inflación tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes. Si bien el resultado estándar de los libros de texto sugiere que la política monetaria es mucho más efectiva que la política fiscal para combatir la inflación en economías abiertas debido al canal del tipo de cambio, mostramos que una postura fiscal más estricta es notablemente más efectiva en la situación actual. Esto se debe a que, cuando muchos países actualmente necesitan endurecer su política simultáneamente, el canal del tipo de cambio no proporciona a la política monetaria una ventaja sobre la política fiscal. También mostramos que la consolidación fiscal puede ser útil en los pequeños mercados emergentes abiertos y en las economías en desarrollo al reafirmar su compromiso con la estabilidad de precios y al ordenar la casa fiscal, lo que reduce las primas de riesgo y fortalece la moneda. Además, mostramos que los efectos de contagio de las principales economías pueden ser más adversos si se aplica una política monetaria más estricta. Al aplicar un marco de modelación neokeynesiano de dos agentes con hogares sin restricciones y precarios, mostramos que cualquier efecto adverso de una política fiscal más estricta (en relación con una política monetaria más estricta) sobre la desigualdad del consumo se puede manejar con una combinación de recortes generales del gasto. y transferencias focalizadas a hogares vulnerables.”

Crearon el FMI, querían establecer un sistema monetario, pero antes ya hubo uno y funcionaba

El patrón-oro, desde Keynes, ha sido considerado una “reliquia” económica. Pese a que el oro sigue siendo un refugio para muchos ahorristas sobre todo en momentos de crisis económicas, lo cierto es que estamos lejos de un retorno a un sistema monetario como ése. Pero los sistemas de moneda fiduciaria que lo sucedieron no pueden ni acercarse a sus resultados. El futuro, tal vez sea de las cripto-monedas como el Bitcoin. Mientras tanto, Mises nos recuerda cómo era el patrón-oro en un artículo de 1944: “Noninflationary Proposal for Postwar Monetary Reconstruction”.

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“El siglo XIX estableció con éxito el patrón-oro como un sistema monetario internacional estándar. A comienzos de nuestro siglo, casi todas las naciones comercialmente importantes habían adoptado tanto sea el patrón-oro o el patrón “cambio-oro” como su estándar nacional. (el patrón cambio-oro era el que ataba una moneda nacional a otra moneda nacional, la que a su vez estaba definida en cantidad de oro).

Estos dos sistemas monetarios ataban a una moneda nacional particular a una cierta cantidad definida de oro, fijada por una ley debidamente promulgada por la legislatura de cada país. Se evitaba así toda diferencia entre el poder adquisitivo de la unidad monetaria local de su paridad legal. Las fluctuaciones en los tipos de cambios sólo podían producirse dentro de ciertos límites; no podían superar los ‘puntos de oro’ (Ed.: los ‘puntos de oro’ representaban los límites superior e inferior de un tipo de cambio bajo el patrón-oro, más allá de los cuales sería rentable exportar oro o importarlo). Estas pequeñas fluctuaciones solo preocupaban a los comerciantes profesionales en oro o monedas extranjeras. Para todo propósito práctico los tipos de cambio de los países que habían adoptado tanto el patrón-oro como el patrón cambio-oro estaban perfectamente estabilizados. El comercio internacional, las transacciones crediticias internacionales y las inversiones, transportes o viajes no eran perjudicados por fricciones monetarias.” (en la actualidad las empresas internacionales y todos aquellos involucrados en actividades económicas internacionales tienen que asumir costos para reducir los riesgos de fluctuación de las paridades entre distintas divisas, costos de transacción que no existían en un sistema como el que Mises explica).

“Este estado satisfactorio de cosas no fue el resultado de tratados, acuerdos o convenios internacionales, o de las operaciones de un banco o institución internacional creada al efecto (se discutía en ese momento la creación de lo que luego fue el Fondo Monetario Internacional). Fue el resultado del accionar de varios gobiernos nacionales actuando por su propio acuerdo, buscando el objetivo de conseguir el mejor arreglo monetario para sus países. Los gobiernos querían estabilizar sus tipos de cambio porque consideraban que esa estabilidad era beneficiosa para el bienestar económico de sus propios pueblos. Una política de dinero estable no era diseñada para el beneficio de intereses externos, sino como una política altamente beneficiosa para el bienestar de su propio país.”

“Hubo, es cierto, varios intentos de establecer un sistema monetario internacional en el siglo XIX, incluso hasta una unión monetaria. Algunos de estos planes incluso llegaron a implementarse. El caso más conocido fue el de la Unión Monetaria Latina, inaugurada en 1865. Su breve existencia no aportó mucho. No brindó ningún servicio importante a la causa de la estabilidad monetaria. Eventualmente, la Primera Guerra le dio un golpe final (Ed: La Unión Monetaria Latina fue creada por una convención entre Francia, Bélgica, Suiza e Italia el 23 de Diciembre de 1865. Su objetivo era estabilizar el tipo de cambio entre monedas de oro y de plata utilizadas en esos países, luego de la caída del precio del oro como resultado del aumento de su oferta en los años 1850 y 1860. La Unión fue formalmente liquidada el 31 de Diciembre de 1926 debido a las políticas inflacionarias nacionales y sus consecuencias durante y luego de la Primera Guerra Mundial).

“Las razones de su fracaso son obvias. El mantenimiento de la estabilidad monetaria requiere una conducta adecuada en las políticas económicas domésticas; las políticas erróneas crean condiciones para la depreciación de la moneda y un aumento de los tipos de cambio. Ese fue el caso de Francia en 1871 y Francia y Bélgica en 1914, sin mencionar a Grecia e Italia. Una unión monetaria es inútil si no le otorga a la junta de gobierno de esa unión control completo sobre el sistema monetario y bancario de cada país y si no restringe la soberanía nacional de sus miembros en relación a otras cuestiones importantes en términos de cambios externos”.