¿En qué se diferencia un gobierno de una mafia? Mafias legales y asimetrías morales

Hay quienes escriben y presentan investigaciones académicas, muchos de los que difundimos aquí, y hay también quienes escriben artículos de opinión…, sin pelos en la lengua. Tal el caso de Max Borders quien es autor de The Decentralist: Mission, Morality, y Meaning in the Age of Crypto, After Collapse: The End of America and the Rebirth of Her Ideals, and The Social Singularity: A Decentralist Manifesto. Va directo al tema y compara a los gobiernos con las mafias: “Legal Mafias and Moral Asymmetries”: https://www.aier.org/article/legal-mafias-and-moral-asymmetries/

“Una poderosa mafia se apodera de un pequeño país. Les dicen a todos en el país que deben pagar un porcentaje de los excedentes a los matones de la mafia. Si pagan, los matones los protegerán de otras bandas. Si no lo hacen, los matones volverán con armas.

Parte de este arreglo significa que la gente tendrá que obedecer las reglas de la mafia, aunque algunas de esas reglas les parezcan arbitrarias.

Un día, la mafia otorga a todos en este país el derecho a votar por los líderes de la mafia e incluso permite que las personas se presenten a las elecciones para convertirse en jefes. Los jefes recién elegidos hacen las reglas y disfrutan del poder de emitir amenazas en nombre de la mafia.

Después de un tiempo, la gente comienza a referirse a esta mafia como el gobierno.

Esta pequeña alegoría suscita una serie de preguntas: ¿son las mafias y los gobiernos meros chanchullos de protección? ¿La introducción del voto y las elecciones justifica la autoridad de la mafia? ¿Y qué parte de esa justificación involucra la moralidad?”

Sigue…

¿Es Maquiavelo un amigo o enemigo de la libertad? ¿Héroe, villano o ninguna de las dos cosas?

La figura de Maquiavelo es difícil de considerar para los liberales ya que, por un lado parece asesorar al príncipe con los peores consejos para manipular la política y consolidar el poder; por otro, parece ser un firme defensor del sistema republicano. Como Hobbes, no aparece en ninguno de los panteones con grandes pensadores liberales aunque, junto con el filósofo inglés, es considerado un precursor de las ciencias políticas modernas. ¿Cómo considerarlo entonces?

Este es el tema que se plantea en una serie de notas publicadas por Liberty Fund en Liberty Matters, bajo el título “Is Machiavelli Friend or Foe to Liberty?”: https://oll.libertyfund.org/page/liberty-matters-is-machiavelli-friend-or-foe-to-liberty

Una serie de autores buscan dar una respuesta a esa pregunta con estos títulos:

La discusión

Edward J. Harpham, Is Machiavelli a Friend or Foe to Liberty?

James E. Hartley, Is Liberty a Means or an End?

Elizabeth Hull, Liberty Is an Unconquered Country: Machiavelli’s The Prince and Liberty

Khalil Habib, Is Machiavelli a Friend or Foe of Liberty?

La conversación

Edward J. Harpham, Is Machiavelli a Friend or Foe to Liberty?: Reflections on My Colleagues’ Essays

James E. Hartley, Machiavellian Definitions of Liberty

Elizabeth Hull, How Machiavelli Remembers the Ladies

Khalil Habib, Response

Así comienza Harpman:

“A primera vista, la respuesta a la pregunta «¿Es Maquiavelo amigo o enemigo de la libertad?» parece relativamente sencilla.[1] En los últimos 40 años, los académicos han colocado a Maquiavelo en el corazón de las tradiciones cívicas humanistas y republicanas del discurso político.[2] Aquí Maquiavelo sirve como un puente importante entre las preocupaciones antiguas sobre la libertad política en Grecia y Roma y las preocupaciones modernas sobre las formas de gobierno republicanas y democráticas en los estados nacionales. Su exhortación al final de El Príncipe “a apoderarse de Italia y liberarla de los bárbaros” habla poderosamente de las opiniones contemporáneas sobre la libertad política y el estado nación.

Desde la tradición cívica humanista o republicana, Maquiavelo aparece como un íntimo amigo de la libertad. De hecho, el tema es complicado. En este ensayo, propongo volver a evaluar a Maquiavelo sobre la libertad discutiendo tres temas relacionados: la visión de Maquiavelo de la libertad individual en la acción política; su comprensión de la naturaleza de la libertad política en las ciudades libres; y su tratamiento problemático de la libertad política de otras comunidades políticas y de las libertades personales disponibles para los ciudadanos individuales que residen en una “ciudad libre”.

James Buchanan y el análisis económico de la política o teoría de la elección pública: la política sin romanticismo

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I, Económicas UBA, vemos al principal autor del llamado “análisis económico de la política”, James Buchanan, en un artículo titulado “Política sin Romanticismos”

Así describe el objetivo de la “teoría de la elección pública” o Public Choice:

“En esta conferencia me propongo resumir la aparición y el contenido de la «Teoría de la Elección Pública», o, alternativamente, la teoría económica de la política, o «la Nueva Economía Política». Esta tarea de investigación únicamente ha llegado a ser importante en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. De hecho, en Europa y Japón, la teoría sólo ha llegado a constituir el centro de atención de los estudiosos en los años setenta; los desarrollos en América provienen de los años cincuenta y sesenta. Como espero que mis observaciones sugieran, la Teoría de la Elección Pública no carece de antecedentes, especialmente en el pensamiento europeo de los siglos XVIII y XIX. El Eclesiastés nos dice que no hay nada nuevo bajo el sol y en un sentido auténtico tal pretensión es seguramente correcta, especialmente en las llamadas «ciencias sociales». Sin embargo, en el terreno de las ideas dominantes, la »elección pública» es nueva, y esta subdisciplina, situada a mitad de camino entre la Economía y la Ciencia Política, ha hecho cambiar la forma de pensar de muchas personas. Si se me permite utilizar aquí la manida expresión de Thomas Kuhn, creo que podemos decir que un viejo paradigma ha sido sustituido por otro nuevo. 0, retrocediendo un poco más en el tiempo y utilizando la metáfora de Nietzsche, ahora nosotros miramos algunos aspectos de nuestro mundo, y especialmente nuestro mundo de la política, a través de una ventana diferente.

El título principal que he dado a esta conferencia, «Política sin romanticismos» fue escogido por su precisión descriptiva. La Teoría de la Elección Pública ha sido el vehículo a través del cual un conjunto de ideas románticas e ilusiones sobre el funcionamiento de los Gobiernos y el comportamiento de las personas que gobiernan ha sido sustituido por otro conjunto de ideas que incorpora un mayor escepticismo sobre lo que los Gobiernos pueden hacer y sobre lo que los gobernantes harán, ideas que sin duda son más acordes con la realidad política que todos nosotros podemos observar a nuestro alrededor. He dicho a menudo que la elección pública ofrece una «teoría de los fallos del sector público» que es totalmente comparable a la «teoría de los fallos del mercado» que surgió de la Economía del bienestar de los años treinta y cuarenta. En aquel primer esfuerzo se demostró que el sistema de mercados privados fallaba en ciertos aspectos al ser contrastado con los criterios ideales de eficiencia en la asignación de los recursos y en la distribución de la renta. En el esfuerzo posterior, en la elección pública, se demuestra que el sector público o la organización política falla en ciertos aspectos cuando se la contrasta con la satisfacción de criterios ideales de eficiencia y equidad. Lo que ha ocurrido es que hoy encontramos pocos estudiosos bien preparados que están dispuestos a intentar contrastar los mercados con modelos ideales. Ahora es posible analizar la decisión sector privado-sector público que toda comunidad ha de tomar en términos más significativos, comparando los aspectos organizativos de varias alternativas realistas.

Parece cosa de elemental sentido común comparar las instituciones tal como cabe esperar que de hecho funcionen en lugar de comparar modelos románticos de cómo se podría esperar que tales instituciones funcionen. Pero este criterio tan simple y obvio desapareció de la conciencia culta del hombre occidental durante más de un siglo. Tampoco puede en absoluto decirse que esta idea sea aceptada hoy de forma general. Tenemos que admitir que la mística socialista de que el Estado, la política, consiguen alcanzar de alguna manera el «bien público» trascendente pervive todavía entre nosotros bajo diversas formas. E incluso entre aquellos que rechazan tal mística hay muchos que buscan incesantemente el ideal que resolverá el dilema de la política.”

Alberdi se pregunta si la riqueza es obra del gobierno y comenta sobre la libertad económica

Los alumnos de la Facultad de Derecho comienzan a leer a Juan Bautista Alberdi, parte del “Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina”, donde explica el contenido económico de la Constitución sancionada en 1853. Esto dice en la Introducción sobre la libertad económica y la generación de riqueza:

Alberdi

Nuestra revolución abrazó la libertad económica, porque ella es el manantial que la ciencia reconoce a la riqueza de las naciones; porque la libertad convenía esencialmente a las necesidades de la desierta República Argentina, que debe atraer con ella la población, los capitales, las industrias de que carece hasta hoy con riesgo de su independencia y libertad, expuestas siempre a perderse para el país, en el mismo escollo en que España perdió su señorío: – en la miseria y pobreza.

En efecto, ¿quién hace la riqueza? ¿Es la riqueza obra del gobierno? ¿Se decreta la riqueza? El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no es obra suya la creación de la riqueza.

La riqueza, es hija del trabajo, del capital y de la tierra; y como estas fuerzas, consideradas como instrumentos de producción, no son más que facultades que el hombre pone en ejercicio para crear los medios de satisfacer las necesidades de su naturaleza, la riqueza es obra del hombre, impuesta por el instinto de su conservación y mejora, y obtenida por las facultades de que se halla dotado para llenar su destino en el mundo.

En este sentido, ¿qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro; que no le haga sombra. Asegurar una entera libertad al uso de las facultades productivas del hombre; no excluir de esa libertad a ninguno, lo que constituye la igualdad civil a de todos los habitantes; proteger y asegurar a cada uno los resultados y frutos de su industria: he ahí toda la obra de la ley en la creación de la riqueza. Toda la gloria de Adam Smith, el Hornero de la verdadera economía, descansa en haber demostrado lo que otros habían sentido, – que el trabajo libre es el principio vital de las riquezas.

La libertad del trabajo, en este sentido, envuelve la de sus medios de acción, la tierra y el capital y todo el círculo de su triple empleo -la agricultura, el comercio, las manufacturas,- que no son más que variedades del trabajo.

Según esto, organizar el trabajo no es más que organizar la libertad; organizarlo en todos sus ramos, es organizar la libertad agrícola, la libertad de comercio, la libertad fabril. Esta organización es negativa en su mayor parte; consiste en la abstención reducida a sistema, en decretos paralelos de los del viejo sistema prohibitivo. que lleven el precepto de dejar hacer a todos los puntos en que los otros hacían por sí, o impedían hacer.

Pero la riqueza no nace por nacer: tiene por objeto satisfacer las necesidades del hombre, que la forma. Así es que luego que existe, ocurre averiguar cómo se reparte o distribuye entre los que han concurrido a producirla. Para esto es producida; y si el productor no percibe la parte que corresponde a su colaboración, deja de colaborar en lo sucesivo, o trabaja débilmente, la riqueza decae y con ella la prosperidad de la Nación. Luego es preciso que se cumpla la ley natural, que hace a cada productor dueño de la utilidad o provecho correspondiente al servicio de su trabajo, de su capital o de su tierra, en la producción de la riqueza común y partible.

Para los norteamericanos el principal problema es el gobierno: ¿éste gobierno o todos los gobiernos?

Una reciente encuesta de Gallup muestra que para los norteamericanos el principal problema de su país es “el gobierno”, superando a la economía y el desempleo: http://www.gallup.com/poll/181946/americans-name-government-no-problem.aspx?utm_source=alert&utm_medium=email&utm_content=morelink&utm_campaign=syndication

Encuesta

¿Será que están descontentos con ‘este’ gobierno, o con los gobiernos en general? Por un lado, suele ser obvio que los votantes se cansan de los gobiernos de turno y quieren cambiar por otro del cual se cansarán también en su momento. Pero David Boaz también interpreta la existencia de una tendencia más general entre los norteamericanos hacia posiciones que llama ‘libertarias’ y, por lo tanto, que rechazan al estado más allá de ciertas funciones básicas en la defensa de derechos fundamentales. Así dice en su libro “The Libertarian Mind: http://www.cato.org/libertarianmind

“Una serie de encuestas de CNN mostró que un apoyo total para una combinación de posiciones libertarias había crecido un 30% entre 2002 y 2012. Los periodistas ahora hablan de una fracción libertaria en el Congreso y en el electorado. Las organizaciones libertarias florecen.”

“Y no es de extrañar. En los últimos años los políticos nos han dado muchas razones para dudar de la eficacia y la sabiduría de un gobierno grande y activista. Guerras interminables. Colapso económico. Salvataje a grandes corporaciones. El mayor gasto público y endeudamiento de la historia. Un nivel inimaginable de espionaje sobre los ciudadanos.”

“Hay mucha variedad de ‘libertarios’, por supuesto. Algunos son gente que se describe como ‘conservadores fiscales y liberales sociales’, o dicen que quieren al gobierno “fuera de su billetera y su dormitorio”. Algunos creen en la filosofía de la Declaración de Independencia y quieren que el gobierno se mantenga dentro de los límites de la Constitución. Algunos simplemente tienen la creencia instintiva en la libertad o la aversión a que les digan qué hacer.”

“El reciente resurgimiento libertario ha tomado muchas formas. Libros tales como “La Rebelión de Atlas” de Ayn Rand y “Camino de Servidumbre” de Hayek se volvieron bestsellers, igual que copias de las Constitución. Grupos de estudiantes libertarios han surgido y crecido rápidamente.”

“Cuando estalló la crisis financiera en 2008, los políticos de Washington tuvieron una respuesta: emitir dinero y salvar a las grandes empresas. Primero Bear Stearns, luego Fannie Mae y Freddie Mac, luego casi todo Wall Street a través del programa TARP. Pero los votantes tuvieron una respuesta diferente. Las encuestas mostraron un rechazo generalizado a los salvatajes, y la ira de los votantes hizo fracasar el primer intento de voto en Diputados del plan TARP. Finalmente, el Congreso lo aprobó en un segundo voto, y los lobbystas triunfaron. Wall Street obtuvo su rescate. Y podemos dar fecha al nacimiento del Tea Party en la semana que el Congreso desafió a la gente y rescató a Wall Street.”

“Un par de años más tarde emergió otro movimiento de base, Occupy Wall Street. Fue percibido como izquierdista y anti-empresas, tal como el Tea Party fue visto como de derecha y anti-Obama. Pero hubo muchos temas libertarios en las protestas de Occupy: preocupaciones por la guerra y el imperio, rescates y deuda, capitalismo de amigos, abuso policial y los enormes poderes de la Reserva Federal. Podían verse banderas de “Terminemos con el FED” y “No me pisen”, tanto en los eventos del Tea Party como en los de Occupy.”

“Los dos grupos tienen otra cosa en común: ambos recibieron una no deseada atención por parte del IRS, el FBI y el Departamento de Seguridad Interna”.

El Estado es una institución predatoria y, aun así, ¿también fue un avance para los saqueados?

En memoria del fiscal Alberto Nisman.

Tom Palmer es Académico Titular del Cato Institute, aquí algunos párrafos interesantes de su conferencia titulada “Los orígenes del Estado y del gobierno”: http://www.elcato.org/los-or-genes-del-estado-y-del-gobierno

“¿Qué es un Estado exactamente? La definición canónica proviene de Max Weber, quién definió al Estado como “esa comunidad humana que (exitosamente) proclama el monopolio de la violencia física legítima dentro de determinado territorio”.

De hecho, no puede ser el caso que toda la riqueza es atribuible al Estado. Históricamente, la existencia de un aparato estatal requirió de un excedente previo para mantenerlo en primer lugar. El Estado, en otras palabras, no existiría sin que la riqueza hubiese sido producida antes de su emergencia. Exploremos esto un poco más.

¿Por qué la gente tiene riqueza? Charles Dunoyer, uno de los primeros sociólogos liberales, explicó que “existen en el mundo solo dos grandes actores; quiénes prefieren vivir del producto de su trabajo o de su propiedad, y quienes prefieren vivir del trabajo o de la propiedad de otros”. Dicho de manera sencilla, los productores generan riqueza mientras que los tomadores se apropian de ella.

En su importante libro El Estado (The State), el sociólogo Franz Oppenheimer distinguió entre lo que él denominaba los medios económicos y los medios políticos de obtener riqueza, esto es, entre “el trabajo y el robo”. “El Estado”, concluyó él, “es una organización de los medios políticos”.

Los medios económicos deben preceder a los medios políticos. Sin embargo, no todo tipo de trabajo produce excedentes suficientes como para sostener un Estado. No encontrará Estados entre los cazadores-recolectores, por ejemplo, porque ellos no generan un excedente suficiente como para mantener a una clase predatoria. Lo mismo es cierto de las sociedades primitivas agrícolas. Lo que se necesita es una agricultura establecida, que genere suficiente excedente como para atraer la atención de predadores y mantenerlos. Este tipo de sociedades tradicionalmente son conquistadas por nómadas —especialmente aquellos con caballos, quienes fueron capaces de dominar a los agricultores sedentarios. Vemos cómo esto sucedió una y otra vez después de los pueblos nómadas estallaron en Asia Central hace mucho tiempo.”

“La formación del Estado representa la transformación de “bandidos ambulantes” en “bandidos estacionarios”. Cómo escribió el economista Mancur Olson, “Si el líder de una banda de bandidos ambulantes que solo encuentra pequeñas ganancias es lo suficientemente fuerte como para tomar control de determinado territorio y de mantener fuera a los otros bandidos, él puede monopolizar el crimen en esa zona —se puede convertir en un bandido estacionario”. Esa es una observación importante acerca del desarrollo de las asociaciones políticas humanas.

El Estado es, en su esencia, una institución predatoria. No obstante, de alguna forma, también representa un avance, incluso para aquellos que están siendo saqueados. Cuando hay que escoger entre bandidos ambulantes —quienes roban, pelean, queman lo que no pueden robarse y luego volver el próximo año— y los bandidos estacionarios —quienes se asientan y roban poco a poco durante todo el año— la opción es clara. Es menos probable que los bandidos estacionarios maten y destruyan conforme lo saquean y mantienen fuera a los bandidos rivales. Esa es una forma de progreso —incluso desde la perspectiva de quienes están siendo saqueados.”