Algo más sobre la «privatización» del medio ambiente o asignación de derechos de propiedad

No quiero ensañarme con ningún comentario en particular, al revés, a veces los que más cuestionan permiten desarrollar mejor los argumentos. En lugar de responder al comentario específico, lo pongo de nuevo para que lo podamos leer todos:

air-pollution

“No estoy de acuerdo con el articulo y me parece una doctrina muy peligrosa, siguiendo este criterio y las criticas que tiene la educaciòn publica llegariamos a la conclusion de que se privatize la educaciòn y se arancele dejandose al margen a quienes no puedan pagarla, quitandole a los pobres la unica herramienta a la que pueden acceder para lograr una mejor calidad de vida y un progreso social. Por otro lado nadie asegura que estando en manos privadas los recursos serian mejor cuidados y màs eficientes, pues puede haber algun vecino muy despreocupado por su propia casa y no la limpie ni se preocupe por sacar su basura entonces llegue a contaminar su espacio irradiando olores y pestes a las casas vecinas, es lo que ocurre generalmente con las personas de muy baja educaciòn y falta de higiene, en estos casos nadie podria decirle nada porque es su propiedad y tendria un derecho absoluto sobre a ella a destruirla, a contaminarla, etc. Pero es justamente porque el derecho de propiedad no es absoluto sino relativo y esta limitado por una funcion social que el derecho llama a velar por ella por la cual se podria poner coto a la despreocupaciòn del vecino por su casa en haras de las buenas relaciones de vecindad. Tampoco se toma en cuenta de que hay mucha gente que no tiene propiedad y se veria inclinada a destruir lo ajeno y contaminar los recursos sin importarle nada, y si pensamos que lo que tiene un propietario privado funciona màs eficientemente pues privatizemos el aire y paguemos por un aire màs puro entonces.”

Hay muchos temas acá, los consideraré uno por uno:

  1. Educación para los pobres. Sobre este tema y la provisión privada de educación para pobres en el mundo ya comenté aquí: https://bazar.ufm.edu/educacion-para-los-pobres-publica-o-privada/
  2. Provisión estatal de educación. Pero aún si pensamos que el estado tiene un papel que cumplir en la educación, eso no quiere decir que sea el “proveedor”, ya que como administrador tiende a ser ineficiente. El sistema actual de educación pública subsidia la “oferta”, es decir, pone a disposición gratuitamente la oferta de escuelas públicas. Pero también se puede subsidiar a la “demanda”. Ya veremos esto en clase, se pueden dar “vouchers” o “vales” a los pobres para que con eso paguen una educación privada. En este caso, el estado se queda con el financiamiento, pero no con la provisión, que deja en manos del sector privado más eficiente.
  3. En cuanto al vecino que no cuida su propia casa. El derecho de propiedad le permite no hacerlo, pero no le permite emitir externalidades negativas hacia terceros. Es decir, podrá acumular basura en su casa, pero no puede arrojar malos olores o pestes a los demás. La definición del derecho de propiedad no incluye la capacidad de dañar o molestar a otros. Esta responsabilidad, además, “educará” a aquellos que no estén educados, ya que comprenderán rápidamente, o sus vecinos lo harán comprender, que no puede hacer eso.
  4. Estoy de acuerdo que hay que pone “coto a la despreocupación del vecino por su casa en aras de las buenas relaciones de vecindad”. Nuestra discrepancia es si es lo van a hacer los mismos vecinos protegiendo su derecho de propiedad o el estado, que yo considero más ineficiente.
  5. Si hay gente que no tiene propiedad, ¿por qué estaría más inclinada a destruir lo ajeno? Tendría el mismo trato por la ley que aquél que sí tiene propiedad. Ninguno puede dañar la propiedad de terceros.
  6. Y respecto al aire, tenemos dos alternativas distintas. Cuando hay una contaminación puntual, digamos una fábrica tira humo sobre mi casa, puedo reclamar una violación a mi derecho de propiedad. En este sentido no hay mucha diferencia con el caso en que mi vecino me tira basura. O puede ser que ese humo vaya a la atmósfera, se mezcle con otros y sea ahora más difícil asignar la responsabilidad a quien está contaminando. Veremos esto en clase también, hay distintas posibilidades: algunos proponen regular las emisiones, otros que se asignen derechos que puedan luego ser intercambiados.

El Día Mundial del Ambiente y seguimos insistiendo que un mal propietario lo cuide

El 5 de Junio fue el Día Mundial del Ambiente. La Nación publica comenta los resultados de una interesante encuesta: http://www.lanacion.com.ar/1698453-el-futuro-del-medio-ambiente-tarea-de-todos

Contaminación Riachuelo

He aquí algunos de sus resultados:

  • el 73% de las personas reconocen estar muy interesadas en el medio ambiente, siendo el cambio climático el tema de más interés (21%), seguido por la contaminación del agua (15%), los residuos (12%) y la deforestación (11%).
  • Para la mayoría, la situación ambiental ha empeorado en los últimos cinco años (63%) o sigue igual (25%) y sólo un 10% cree que mejoró.

Pero me interesa concentrarme en las soluciones:

  • mayor educación para la población (53%),
  • mayores controles (39%),
  • más responsabilidad por parte de las empresas (31%) y
  • leyes más estrictas (27%).

Una interpretación simple de esas preferencias diría que hay que generar más programas de conciencia ambiental, aumentar el contenido de estos temas en los programas de las escuelas, secundarios y hasta universitarios; tener más agentes de control, más inspectores que controlen a las empresas y fiscales y jueces más estrictos. En definitiva, el estado tiene que hacer mucho más.

Ahora bien, seguramente los mismos encuestados se sorprenderían si se les insinuara que esas mismas soluciones que proponen podrían alcanzarse con una medida (aunque en verdad compleja en algunos casos): la clara definición de derechos de propiedad. Veamos porqué:

  1. El derecho de propiedad educa. Hace recaer en el propietario tanto los beneficios como los costos de su accionar. Aprende, entonces a cuidar un recurso. El dueño de su casa sabe que si no la mantiene, decae y también cae su precio; querrá también cuidar y reproducir sus animales (vacas, gallinas, etc.); y querrá también educar a su vecino si éste le arroja su basura, le dirá que no puede hacer eso, donde hay un propietario hay un protector. Es más, como sé que del otro lado de mi casa hay un propietario, que va a reaccionar cuidando su propiedad si yo le arrojo mi basura, tengo incentivo para “educarme” y no hacerlo.
  2. El derecho de propiedad implica también mayor control. Ahora controlamos todos, cada cual su propiedad. No quiero que esa fábrica tire humo sobre mi casa y estoy dispuesto a ir a la justicia para defender mi propiedad. Estoy atento a que nadie arroje su basura sobre mi jardín.
  3. Esto hará también que las empresas sean más responsables. Se cuidarán si saben que arrojan residuos donde hay un propietario atento a que esto no suceda. Y si lo hacen se lo encontrarán en la justicia.
  4. Y no es que haga falta “otras” leyes, es que ahora las que existen se aplicarán en forma más estricta porque todos los propietarios estarán atentos a que sus recursos no sean contaminados.

Curiosamente, esto no ocurre como quisiéramos, y como refleja la encuesta, porque el actual “propietario” de los recursos que terminan contaminados es el estado. Y lo que demuestra es que es un mal propietario, que no sabe cuidar los recursos que se ha asignado (aire, agua, residuos, lugares comunes, etc.).

No deja de ser paradójico que la gente espere que quien no cuida, por alguna razón lo haga. Es cierto, le está pidiendo que cumpla su papel de buen propietario. Lo que la gente tal vez no se pregunta, o no le han preguntado, es si no estaría dispuesta a cambiar de propietario. ¿Cómo?

Los recursos que tienen propietarios privados (individuales o comunales) no se agotan: las vacas no se extinguen, las ovejas tampoco, los peces ahora se multiplican con la piscicultura. Pero, ¿el aire, los ríos? Si queremos que esté limpio el Riachuelo, ¿no sería mejor que fuera “propiedad” Greenpeace? Si queremos que las mineras no contaminen un arroyo, ¿no sería mejor que fuera la comunidad que allí vive la dueña de ese recurso y se ocupara de él?

Dirán los alumnos de derecho, siempre apegados a la letra de la legislación, que estos son bienes estatales inalienables. Porque lo dice la Constitución, no porque sea su esencial naturaleza. Pero si vamos a respetar eso imaginemos al menos una concesión hacia quienes efectivamente tienen un interés en cuidarlos. Porque son los mismos encuestados los que dicen que, así, no funciona:

“Los encuestados consideran que al Gobierno casi no le preocupa preservar la naturaleza: el 47% sostiene que al Estado cuidar la naturaleza no le preocupa nada y otro 40% considera que al Estado le preocupa muy poco. Entre otros puntos, los resultados expresan que el 46% asegura que proteger el medio ambiente debe ser prioritario y el 73%, que estaría dispuesto a participar de alguna acción específica de preservación.”

En algún punto hay que dejar de insistir en aquello que no funciona, abrir la mente y buscar soluciones alternativas.

Elefantes, conflicto entre derechos

En La Nación Revista de este domingo, la nota de tapa comenta las actividades de Nicolás Davio, un veterinario argentino de 38 años que se fue a Kenia para salvar elefantes.

http://www.lanacion.com.ar/1669822-el-hombre-elefante
Comenta su experiencia y entre otras cosas dice:
«Los elefantes que nosotros atendimos habían sido todos lanceados. Les tiran de atrás y la lanza, generalmente con cianuro, les pega en el periné. O usan snare, que es como un aro de alambre que al pisarlo se va cerrando en sus patas y les va necrosando las falanges. Entonces se tumban y mueren. El 90% de los casos que tratamos no era por balas, sino por lanzas, flechas y alambres. Para sacarles el marfil, les echan un ácido que en 30 minutos les derrite las encías y permite arrancarles los incisivos -la forma correcta de referirse a sus mal llamados colmillos-. O se los cortan con una motosierra. El bicho puede estar todavía vivo, lo único indispensable es que esté de cubito, acostado. Es una muerte berreta y lenta. Se nota que son los nativos los que los matan. Odian a los elefantes, incluso a los chiquitos. Los ven simplemente como las bestias que les rompen los cultivos. Un bull, un macho grandote, en un noche puede acabar con una hectárea de maíz. El nativo pierde todo y el gobierno no lo indemniza. Es muy fácil usar ese odio a favor del ivory y del furtivismo. Por el marfil les dan dos mangos, pero se sacan de encima al animal. El problema es de seguridad, ni siquiera de veterinaria. El tráfico se nutre del conflicto entre personas y elefantes. A eso se le suma que el mercado necesita abastecerse de unos 15 mil ejemplares al año.»

Elefantes

Algo similar ocurre con los rinocerontes, también cubierto por una nota de la misma revista: http://www.lanacion.com.ar/1669826-el-cuerno-de-la-codicia

«Es feo, sucio y malo. No despierta la ternura del oso panda ni la admiración del tigre de Bengala. Sin embargo, el rinoceronte es hoy el animal más cruelmente perseguido y se encuentra en grave peligro de extinción. La razón es económica y falaz: se adjudica a su cuerno propiedades medicinales casi mágicas y por eso el kilo se cotiza 100.000 dólares, más que el oro y la cocaína. Si pensamos que el cuerno (se lo llama así, pero es en rigor una excrecencia de la piel) de un rinoceronte adulto puede pesar hasta siete kilos, el animal se convierte en un botín viviente de casi un millón de dólares. Lo paradójico es que el cuerno podría ser cortado sin matar al animal que, con el tiempo, regeneraría uno nuevo, y lo más triste es que ninguno de los beneficios a la salud están probados».

Y luego:

«Sudáfrica se encuentra en pleno debate sobre qué otras medidas tomar además de duras penas para los cazadores. Entre ellas está la idea de envenenar el cuerno de modo que sea inocuo para el animal, pero mortal para quien lo consuma. El inconveniente es que sólo los primeros meses el cuerno mostraría el color rojo producto del veneno, pero después el polvo y la tierra volverían a darle su aspecto habitual. Por otro lado hay objeciones éticas si se piensa que algunos cazadores venden el cuerno a enfermos de cáncer. Las leyes sudafricanas prohíben la comercialización del cuerno. Algunos legisladores proponen despenalizarlo y regular el mercado a través de la cría de rinocerontes en granjas y cortando los cuernos, sin matar obviamente al animal, o estableciendo cupos anuales para caza. La ley actual prohíbe el comercio de cuernos aun de los animales fallecidos por muerte natural, y así es como las reservas públicas y privadas deben enterrar los cuerpos en lugares secretos.»

En verdad, el conflicto no es entre hombres y elefantes sino un problema de derechos de propiedad, es decir, un problema «institucional», sobre lo cual hemos comentado ya mucho aquí. Lo que Davio muestra es que ningún agricultor está dispuesto a proteger a los elefantes, es más, son para él una gran molestia, y por eso los matan. Pero el marfil y el cuerno del rinoceronte tienen precios altísimos. ¿Qué pasa entonces que nadie quiere reproducer un recurso tan valioso? La respuesta es que no es posible porque no hay un derecho de propiedad sobre estos animales. No desaparecen las vacas o las ovejas, ¿cuál es la diferencia, la carne o la lana? Pues una diferente asignación de derecho de propiedad.

Esa solución que se estaría considerando en Sudáfrica podría multiplicar a estos animales, con el incentivo de obtener su marfil o su cuerno, de la misma forma que se multiplican las galllinas o las truchas en piscicultura, o los ciervos en los cotos privados de caza. Terry Anderson, del Hoover Institution y PERC, comenta una experiencia acá:

http://www.hoover.org/publications/defining-ideas/article/81076