¿Porqué un pequeño productor sería mejor que uno grande? Al final, definen los consumidores

Todo tiene que ser en favor del pequeño contra el grande, la misión de todo aquél que se dedique a la política es balancear, emparejar la cancha, para lo cual tiene que actuar a favor de los más “débiles”. Pero no es siempre así, en una economía libre quien es pequeño y quien es grande lo determinan los consumidores y la capacidad de los emprendedores: quienes son pequeños hoy pueden ser gigantes mañana, como Jeff Bezos, Elon Musk o tantos otros.

Pero parece inevitable que todo investigador ponga su corazón con los “débiles”, con lo cual ya no está haciendo ciencia sino presentando una opinión política o moral. Creo que es caso de este paper:

Schlüter, Achim, “From Securing Rights for Small-scale Fishers to Property for “Efficient” Producers: The Privatisation of Scallop Production in Sechura Bay”, Peru (December 27, 2021). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3994780

La historia que se cuenta allí es que unos pescadores informales comenzaron a pescar la vieira peruana con mucho éxito. Al principio informalmente, luego el gobierno les reconoció el derecho de propiedad sobre ese territorio. El artículo dice que el negocio es muy riesgoso, y tal vez no es de extrañar que los pescadores prefirieron vender sus derechos. ¿Qué tiene eso de malo? Vinieron otros, la competencia en el mercado tal vez demandaba que fueran más grandes, que tuvieran mayor capacidad para asumir un negocio riesgoso. Nadie los obligó a vender. ¿Porqué estaría ahora mal que ellos fueran los que producen las vieiras?

“La Bahía de Sechura en el norte de Perú representa el lugar más importante para producir la vieira peruana (Argopecten purpuratus), no solo a nivel nacional sino también internacional. Este negocio surgió de la iniciativa de un puñado de pescadores de buceo emprendedores de pequeña escala que encontraron condiciones ideales de cultivo en la gran bahía de Sechura, y ahora es un sector importante de la economía peruana, produciendo estos moluscos principalmente para el mercado de exportación altamente competitivo. En Sechura, comenzó como una actividad informal de acceso abierto, donde, a medida que el negocio fue creciendo, se han otorgado formalmente derechos exclusivos de extracción y uso territorial bajo la ley peruana a asociaciones de pescadores artesanales. Si bien el cultivo de vieiras es muy rentable en condiciones «normales» (ambientales) en la bahía de Sechura, requiere una inversión intensiva y es un negocio extremadamente riesgoso desde el punto de vista financiero, por ejemplo, cuando las dinámicas relacionadas con El Niño provocan la mortandad de las vieiras. Después de una privatización de facto en manos de aquellos con los medios financieros, la capacidad de asumir riesgos y otras capacidades, la última ley ha allanado el camino para que los inversores a gran escala posean todos los derechos de propiedad importantes y tomen el control de todos los activos estratégicos. pasos del proceso de producción. Este estudio de caso cualitativo cuenta la historia de la privatización del negocio de vieiras en la Bahía de Sechura, utilizando el Marco Institucional y de Desarrollo y varias teorías sobre el cambio institucional. La historia narrada es, por un lado, convencional en el sentido de que se observa un típico proceso de acaparamiento: actores débiles que tienen que irse o ser expulsados ​​de un determinado lugar o negocio. Por otro lado, este proceso de acaparamiento dio varias vueltas: primero, los actores débiles, los pescadores artesanales, podían asegurar sus derechos al lograr la formalización y por ende el reconocimiento por parte del Estado peruano, para luego perderlos sucintamente por toda una panoplia de razones a poderosos jugadores recién ingresados, poderosos inversionistas.”

 

Mises sobre el papel que cumplimos en el mercado, tanto como productores y consumidores

Parece básico pero no lo es. Comenta Mises sobre el funcionamiento del mercado, en “La Acción Humana”, Cap XVI, Apartado 12: “El individuo y el mercado”:

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“Se acostumbra hablar metafóricamente de las fuerzas automáticas y anónimas que actúan en el ‘mecanismo’ del mercado. Al emplear tales metáforas la gente está dispuesta a olvidarse del hecho que los únicos factores que guían al mercado y la determinación de los precios son las acciones humanas con un cierto propósito. No hay automatismo; sólo hay personas consciente y deliberadamente buscando alcanzar los fines elegidos. No hay misteriosas fuerzas mecánicas; sólo la voluntad humana que busca remover la insatisfacción. No hay anonimidad; sino solamente tú y yo, y Billy y Joe y el resto. Y cada uno de nosotros somos tanto productores como consumidores.”

Mises se dirige aquí a contrarrestar un enfoque común en todo tratamiento de los temas económicos que describe el funcionamiento del mercado como alejado de las decisiones de personas reales, de carne y hueso. Así, por ejemplo, se dice que “el mercado bajó” o “el mercado subió” y, por supuesto, entendemos lo que se quiere decir con eso, pero al formularlo así perdemos de vista que fueron personas las que empujaron el precio en el mercado hacia arriba o hacia abajo, que estuvieron de acuerdo en pagar más o menos. En una clase anterior vimos como quienes determinaban el precio eran las “parejas marginales”, pero siempre de trata de parejas de individuos, de personas que actúan para superar esa insatisfacción producto de la escasez. Esto lleva, también, a que se culpe al mercado de esto o de aquello cuando lo único que hace es reflejar cuáles son las valoraciones de las personas, nada más.

Y esas mismas personas que actúan, no necesariamente comprenden su propio papel en el mercado, en su doble carácter de oferentes y demandantes, de productores y de consumidores.

Continúa Mises:

“El mercado es un cuerpo social; es el principal cuerpo social. Los fenómenos de mercado son fenómenos sociales. Son la resultante de la contribución activa de cada individuo. Pero son diferentes a cada una de esas contribuciones. Aparecen ante el individuo como algo dado, que él mismo no puede alterar. Y pocas veces ve que él mismo es parte, aunque pequeña, del conjunto de elementos que determinan cada estado momentáneo del mercado. Porque no comprende esto se cree libre de criticar al fenómeno del mercado, de condenar respecto del resto de las personas un modo de conducta que considera correcto para sí mismo. Condena al mercado por su insensibilidad y desconsideración por las personas y demanda el control social del mercado para ‘humanizarlo’. Pide, por un lado, medidas para proteger al consumidor de los productores. Pero, por otro, insiste más enfáticamente en la necesidad de ser protegido él mismo como productor frente a los consumidores. El resultado de estas demandas contradictorias da como resultado el moderno método de gobierno intervencionista cuyos principales ejemplos son la Sozialpolitik de la Alemania imperial y el New Deal en los Estados Unidos.”