Hay temas que nunca dejan de discutirse. Ludwig von Mises escribe en 1944 sobre las controversias monetarias del momento. No son muy diferentes a las actuales. Lo hace en un ensayo preparado en 1944 para la Comisión de Principios Económicos de la Asociación Nacional de Industriales de Estados Unidos que luego lo publicara, junto con otros trabajos, en dos volúmenes.
“¿Pueden medirse los cambios en el poder adquisitivo del dinero?
Aun si estamos dispuestos a dejar de lado la consideración de la aparición no simultánea y despareja de los cambios de precios ocasionados por cambios en la oferta y demanda de dinero, debemos comprender que el método del índice de precios no provee un criterio certero para la medición de cambios en el poder adquisitivo de la unidad monetaria. Las condiciones económicas no son rígidas, son –también aparte de los cambios por cuestiones monetarias-, siempre cambiantes. Aparecen nuevos productos, y otros viejos desaparecen. La calidad de los distintos productos está sujeta a cambio. Los gustos, las necesidades y deseos cambian y con ellos las valoraciones de los distintos bienes ofrecidos en el mercado. Un auto de 1920 y otro de 1940 son cosas totalmente diferentes (¡y qué decir de uno de 2015!). ¿Dónde estaban hace 25 años las vitaminas, las refrigeradoras y las películas con sonido? ¿Cuán diferente es hoy el papel que juega en la casa norteamericana promedio la comida envasada, el rayón y la radio? ¿Cuánto cambian la ropa y el calzado año a año? Incluso comidas estándar como la leche, la manteca, la carne y los vegetales han mejorado su calidad en las últimas décadas de tal forma que no es correcto tomarlas como equivalentes a las comercializadas en el pasado. Un método que asume tácitamente que nada ha cambiado en el sistema económico salvo la cantidad de moneda es totalmente ilusorio.
Ahora Max Thornton amplía y actualiza la crítica: https://mises.org/library/many-failures-cpi
“El problema práctico con los índices de precious como el IPC es cuáles deben ser medidos y qué ponderación se le asignará. Otro problema es decidir qué hacer respecto a los cambios en la calidad. Por ejemplo, ¿qué hacemos cuando Apple introduce un nuevo IPhone al mismo precio que la versión anterior?
Para resolver esto, los estadísticos del gobierno sistemáticamente aumentan las ponderaciones de bienes cuyo precio cae y las reducen para las que suben. Si la calidad de un bien sube, ‘hedonísticamente’ reducen el precio del bien… Según este sistema, cada vez que emprendedores e ingenieros crean mejores productos para los consumidores a precios más bajos, la Fed se acredita un éxito por mantener la inflación bajo control.”
Luego comenta otros intentos de medir la inflación como el de John Williams: http://www.shadowstats.com/ Y termina analizando el trabajo de Mark Brandly quien calcula lo que hubiera sido el IPC entre 1959 y 2005 si la oferta monetaria hubiera estado fija. Así calculado el IPC sería ahora 6,7 veces más alto. En verdad, tendría que haber caído un 80% por lo que el IPC actual en USA sería 34 veces mayor al que existiría en ausencia de la Fed y su política monetaria.
Esto significaría: “Pongámoslo en cuestiones diarias. Supongamos que estas estimaciones representan cambios en los precios de bienes tales como hamburguesas, autos, y casas. Según estos números, una hamburguesa que costaba $0,60 en 1959 costaría $4 en 2005. Si la oferta monetaria hubiera estado fija la hamburguesa costaría solamente $0,12. Igualmente, un auto de $20.000 en 2005 hubiera costado un poco más de $3.000 en 1959. Sin efectos monetarios el auto costaría unos $600 hoy. El precio de una casa en 1959 de $45.000 habría aumentado a $300.000 en 2005. Con oferta monetaria fija la casa costaría $9.000 hoy.”
Concluye Mises en 1944: “Además, la matemática nos provee diferentes métodos de cálculo de promedios a partir de una serie de números. Cada uno de ellos, en relación al problema en cuestión, tiene sus méritos y sus defectos. Cada uno nos da resultados diferentes. Como es imposible declarar a uno de ellos como adecuado y descartar al resto como inadecuados, resulta obvio que el análisis de índices no nos da una solución única e indiscutible que pueda generar aceptación general”.
El problema, si es que va a haber tal cosa como índices, es institucional, es qué grado de independencia y credibilidad tiene el que intente elaborarlo.