Opiniones de la gente, de los economistas y de los expertos sobre las regulaciones estatales en Suecia

Como se pone a Suecia u otros países nórdicos como ejemplo en muchos casos, es interesante este paper que busca analizar lo que piensan los economistas, los expertos y los suecos en general sobre la intervención del Estado. La conclusión es que la gente prefiere menos que los economistas y los expertos, pero tampoco es que no quieran nada. El paper es Working Paper in Economics No. 841    “How Much Liberty Should We Have? Citizens versus Experts on Regulating Externalities and Internalities”, por  Fredrik Carlsson, Olof Johansson-Stenman y Mitesh Kataria del  Department of Economics, Universidad de Gotenburgo: https://gupea.ub.gu.se/bitstream/handle/2077/79569/841.%20How%20Much…%2c%20Carlsson%2c%20Johansson-Stenman%20%20Kataria.pdf?sequence=1&isAllowed=y

“¿Tienen los expertos actitudes diferentes a las de los ciudadanos ante las medidas políticas de reducción de la libertad? La respuesta corta es sí. Los expertos de nuestra encuesta están mucho más inclinados que los ciudadanos a apoyar tales medidas y, por lo tanto, están más inclinados a renunciar a la libertad individual; esto es válido tanto para las cuestiones generales como para las más específicas. ¿Los expertos también están más dispuestos a apoyar este tipo de medidas dentro de su ámbito de especialización? Esta respuesta es mixta. Por un lado, los expertos de la EPA (la agencia que más se centra en las políticas climáticas) son mucho más favorables a las intervenciones de políticas climáticas que los de otras agencias. Por otro lado, no observamos que los expertos de la Agencia Sueca de Alimentos (la agencia que más se centra en las políticas alimentarias y de salud) sean más positivos acerca de las intervenciones de políticas de salud que los de otras agencias. Encontramos que una gran mayoría tanto de ciudadanos como de expertos apoyan las intervenciones gubernamentales a través de políticas de salud relacionadas con los alimentos, es decir, apoyan políticas relacionadas con las internalidades. Encontramos que tanto los expertos como los ciudadanos son más positivos acerca de las políticas alimentarias que abordan las internalidades de salud relacionadas con los alimentos en comparación con las políticas que abordan las externalidades del cambio climático relacionadas con los alimentos. Esto contrasta tanto con la teoría económica convencional como con el principio de daño de la filosofía política. Cuando se trata de instrumentos de política más específicos, no sorprende, y con pocas excepciones, que nuestros resultados sugieran que la gente prefiera políticas menos intrusivas, como la divulgación obligatoria de información, que políticas más intrusivas, como las cuotas de consumo. Sin embargo, una proporción sorprendentemente grande tanto de ciudadanos como de funcionarios públicos se muestra favorable a medidas muy intrusivas, como cuotas individuales para alimentos no saludables y viajes aéreos. Otro hallazgo es que los economistas son tan positivos hacia las intervenciones gubernamentales como otros grupos académicos. Claramente hay espacio para mucha más investigación, basada en diferentes muestras y métodos, sobre las diferencias entre las opiniones de los ciudadanos y los expertos sobre las políticas públicas y valores fundamentales como la libertad.”

Suecia comenzó a experimentar con el socialismo cuando ya era rica: y no le fue bien

Una vez más sobre el “socialismo nórdico”, en este caso en relación a Suecia. En este trabajo Johann Norberg analiza la historia de Suecia en últimos doscientos años y si su actual progreso y calidad de vida se deben al estado benefactor. El artículo se titula “The Mirage of Swedish Socialism: The Economic History of a Welfare State (Parts 1 and 2): https://www.fraserinstitute.org/studies/mirage-of-swedish-socialism-the-economic-history-of-a-welfare-state-parts-1-and-2

Así comienza:

“Gran parte de lo que el mundo exterior cree saber sobre el modelo sueco es erróneo. Cuando a políticos estadounidenses como el senador Bernie Sanders y la representante Alexandra Ocasio-Cortez se les pide que mencionen un ejemplo de economía socialista exitosa, a menudo señalan a Suecia.

Pero Suecia sólo empezó a experimentar con ideas socialistas cuando ya era una de las sociedades más exitosas del mundo. Su éxito se basó en un modelo de libre mercado desarrollado después de un episodio de liberalización radical entre 1840 y 1870 y el rápido crecimiento que desató. Ya en 1950 Suecia era la cuarta economía más rica del mundo y también una de las más libres, con un gasto público inferior al 20 por ciento del PIB. El gobierno era más pequeño que en otros países de Europa occidental y los impuestos eran ligeramente más bajos que en Estados Unidos.

Sólo en las décadas de 1970 y 1980 Suecia amplió drásticamente su gobierno con más gasto, impuestos y regulación. Es razonable decir que durante esta época Suecia avanzaba hacia el socialismo. Pero eso fue una aberración en la historia de Suecia, una aberración que no estuvo asociada con el éxito. Por el contrario, este fue el único período de la historia económica moderna en el que Suecia quedó rezagada respecto de otros países industrializados.”

Suecia: pionera de las modernas economías de mercado, ¿o de una economía socialista?

¿Los países nórdicos son países “socialistas” o tienen economías “socialistas”? Es una discusión importante y tiene que ver con la historia de ese país, el cual es pionero en el desarrollo del capitalismo, como se plantea en un artículo titulado “The evolution of the Swedish market model”, por Nima Sanandaji, Viktor Ström, Mouna Esmaeilzadeh, Saeid Esmaeilzadeh: https://doi.org/10.1111/ecaf.12573

La revista Economic Affairs es una de las primeras publicaciones de uno de los primeros think tanks en el mundo. Creado por Antony Fisher por sugerencia de Hayek, en Londres, desde entonces ha publicado una cantidad de estudios sobre políticas públicas y clásicos del liberalismo.

“Históricamente, Suecia fue pionera en muchos aspectos de una economía de mercado moderna, albergando la primera sociedad anónima conocida, las primeras notas de crédito europeas y el primer banco central. El folleto de Anders Chydenius Den nationella vinsten (La ganancia nacional) se imprimió en 1765, 11 años antes que La riqueza de las naciones de Adam Smith. Suecia fue pionera en extender a las mujeres los derechos de ejercer profesiones y poseer negocios. Hoy, Suecia y sus vecinos nórdicos muestran una combinación inusual de altos impuestos y algunas de las economías más libres del mundo. Otro rasgo característico es la confianza duradera, que facilita la inversión y la cooperación. También permite la toma de decisiones descentralizada, un rasgo característico de la gestión empresarial nórdica. La inusual cultura de alta confianza de Suecia afecta significativamente la actividad económica.”

El fin de la pobreza estaría a la vista, pero no en todo lados

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Ver que se extiende la pobreza en nuestro país es triste, y lo es más aún si vemos que es el camino inverso a lo que ocurre en el resto del planeta. Así es, en el mundo la pobreza no deja de caer y perfectamente podemos suponer que será eliminada en un futuro no tan lejano. Esto es lo que plantea Max Roser, quien ha desarrollado uno de los sitios más completos y útiles para encontrar todo tipo de datos, tanto sea de Covid como de lo que a uno se le ocurra. La página, bien conocida, se llama Our World in Data.  

Ahora Roser llega con un análisis sobre la pobreza global y con un mensaje, en definitiva, optimista. Desde la llegada del capitalismo y la Revolución Industrial la pobreza no ha cesado de caer y estamos cerca de eliminar la “extrema pobreza», aquella que se mide por un ingreso menor a 1,90 dólares por día. Roser toma como ejemplo el tan considerado caso de Suecia, y como casi toda su información se basa en gráficos de muy buen diseño, tomemos los que presenta en un artículo titulado The history of the end of poverty has just begun: https://ourworldindata.org/history-of-poverty-has-just-begun  

Esto es Suecia en 1820:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

La mayoría se encontraba en lo que hoy llamaríamos extrema pobreza. Un siglo después la situación había mejorado bastante:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Hoy Suecia no solamente ha eliminado la extrema pobreza, sino que define como pobre a quien no alcance a un ingreso de 30 dólares por día: (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Con muy buen criterio, Roser atribuye el éxito al crecimiento económico de Suecia durante ese período, un caso similar a otros países hoy ricos, y un camino que pueden seguir todos los que promuevan, o al menos no impidan, el progreso económico. Ahora bien, si trasladamos ese umbral de la pobreza a nivel global, la mayoría de la población es pobre. Pese a su notable crecimiento, casi todos los indios y los chinos aún lo son:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Pero su mensaje es positivo, esos países están siguiendo ese camino de crecimiento y si los otros lo han logrado estos también lo podrán hacer. Los verdaderos logros del capitalismo global pueden verse en la caída de todos los indicadores de pobreza:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Si esa tendencia continúa, la pobreza desaparecerá. ¿Qué es necesario para que ello ocurra? Roser señala dos requisitos: el primero es mayor crecimiento económico, la economía global debería multiplicarse por cinco. Parece utópico, pero es lo que ha ocurrido en las últimas cinco décadas. El segundo, curiosamente, es la reducción de las desigualdades. Raro argumento: ¿cuál es la relación entre uno y otro? ¿por qué la reducción de la desigualdad va a reducir la pobreza?  

Lamentablemente, nada al respecto se menciona allí. Todo proceso de progreso, como lo ha documentado el premio Nobel Angus Deaton, genera primero un aumento de la desigualdad, que posteriormente se reduce. Y no debería preocuparnos, nuestra atención ha de estar con los que están más abajo, y preguntarnos si están mejorando o no. No importa si un par de startups han generado algunos nuevos billonarios, lo importante es si los de abajo están mejorando sus oportunidades y, en este caso, sus ingresos. Eso es lo que viene ocurriendo y lo que puede seguir en ese camino.  

Por otra parte, la redistribución puede ser hacia abajo, como parece ser en nuestro país. Cada nuevo gobierno busca más redistribución y cada vez hay más pobres. Igualamos para abajo. Pero eso sí, estamos obsesionados con aquellos a los que les va bien, como si fueran la causa del aumento de la pobreza de los demás. El fin de la pobreza comenzará a recorrerse cuando dejemos de odiar a la riqueza.  

Suecia, modelo de Estado Benefactor, pero, ¿cuál?, ha cambiado mucho desde los 90s

En el debate sobre la “justicia social”, muchos tienen como ejemplo a los países nórdicos y, en especial, a Suecia. Sin embargo, tienen en mente una Suecia que no existe ya, que cambió mucho a partir de los años 90. Así lo explica Mauricio Rojas, profesor adjunto de Historia en la Universidad de Lund, quien fuera parlamentario por el Partido Liberal de Suecia desde 2002 hasta 2008 (dado el nombre poco sueco, Mauricio es de origen chileno, lo cual muestra también el grado de apertura mental que tiene ese país), en una publicación del Instituto Cato: http://www.elcato.org/crisis-europea-y-el-modelo-del-estado-de-bienestar-lecciones-de-un-modelo-evitar

“Suecia experimentó, a partir de los años 60, un crecimiento sin precedentes de su sector público. En apenas dos décadas, entre 1960 y 1980, el gasto público se duplicó, pasando del 30% del PIB al 60%. A su vez, el empleo público casi se triplicó y la carga tributaria pasó del 28 al 46% del PIB. El impuesto marginal para las rentas más altas llegó en 1979 al 87%, para estabilizarse en los años 80 en torno al 85%. Al mismo tiempo, aumentaban los subsidios de todo tipo, llegándose a situaciones donde trabajar podía implicar un detrimento económico. Este desarrollo tuvo una serie de consecuencias inevitables, particularmente manifestadas en un fuerte deterioro del incentivo a trabajar y al emprendimiento. Sin embargo, lo más sensible de este desarrollo fue la vulnerabilidad creciente de un sistema fiscal que hacía promesas cada vez más generosas a su población basado en aquello que en sueco se llama glädjekalkyl, es decir, “cálculos alegres”, basados en la premisa de que los buenos tiempos y el pleno empleo durarían eternamente. Esto creó una dinámica populista, donde gobernantes y gobernados se dejaban llevar por el sendero de las promesas fáciles, creando una ilusión de seguridad frente a la indefensión o la falta de trabajo que solo podía ser mantenida mientras las situaciones de indefensión o carencia laboral fuesen excepcionales.”

“En Suecia la ilusión populista se quebró dramáticamente a comienzos de los 90, cuando el pleno empleo, que había durado casi cinco décadas, se transformó en un alto nivel de desempleo. Este cambio fue producto, como acostumbra a ser en estos casos, de una recesión internacional que puso en evidencia las debilidades acumuladas de las viejas industrias suecas de exportación ante la presencia de nuevos competidores. Esto desencadenó un brusco aumento de la cesantía — que pasó del 2 al 12% en tres años— que llevó el gasto público a sobrepasar el 70% del PIB en 1973 mientras la recaudación fiscal caía. Ello puso en evidencia el bluff del Estado de bienestar: sus promesas de seguridad frente a eventuales situaciones de carencia o indefensión no pudieron cumplirse justamente cuando más se necesitaban. La seguridad prometida se esfumó cuando el exceso de gasto dio origen a un insostenible déficit fiscal que llegó a superar el 10% del PIB conduciendo a la caída estrepitosa del viejo y tan afamado “modelo sueco”.

A partir de entonces se abre un notable proceso de reducción del tamaño del Estado, desregulación, cooperación público-privada y privatización que ha transformado a Suecia en la economía de la UE-15 que mejor ha resistido a los problemas actuales. Así, el país que encabezó la marcha hacia la debacle del Estado de bienestar tradicional encabeza hoy el camino hacia su modernización, disminuyendo su tamaño y con ello su vulnerabilidad, rompiendo los monopolios públicos a través de la libertad de empresa y de elección ciudadana, limitando y condicionando los subsidios de todo tipo, y tratando de restablecer, mediante rebajas tributarias, los incentivos al trabajo y al emprendimiento.

Crisis de alguna manera parecidas, si bien menos severas, a la de Suecia afectaron a Alemania, Dinamarca, Finlandia u Holanda, obligando a estos países a moderar y hacer algo más dinámicos sus grandes Estados así como a alivianar su carga regulatoria (especialmente en lo referente al mercado de trabajo) y tributaria. No fueron en sí mismas reformas de suficiente calado como para poder revertir las tendencias al estancamiento anteriormente señaladas, pero les han permitido a estas sociedades enfrentar la actual situación de crisis en condiciones mucho mejores que las del sur de Europa.”

 

Suecia después del «modelo sueco», y la gran reforma menos conocida del mundo

Los alumnos leyeron el excelente trabajo de Mauricio Rojas “Suecia después del Modelo Sueco”, un trabajo muy importante para comprender la real característica de ese ‘modelo’ que atrae la aprobación y simpatía de muchos.

Mauricio Rojas

Pocos saben que, como describe Rojas, quien no solamente vivió allí por mucho tiempo sino que llegó a ser miembro electo del Parlamento Sueco, ese modelo sufrió profundos cambios. El artículo recomendado: http://www.hacer.org/pdf/Suecia.pdf

Pero aquí voy a agregar tan solo algunos comentarios que publicara la revista The Economist en Febrero de 2013, un informe especial sobre los “países nórdicos”. Algunos temas que allí aparecen:

  • Suecia ha reducido su gasto público desde un 67% del PIB en 1993 a 49% hoy (todavía alto pero son 18 puntos!)
  • La tasa marginal del impuesto a las ganancias cayó 27 puntos desde 1983 a 57%
  • La tasa de ganancias corporativas (a las empresas) es del 22% (en Argentina es 35%)
  • Su deuda pública se ha reducido de 70% del PIB en 1993 a 37% en 2010
  • El presupuesto pasó de un déficit del 11% a un superávit del 0,3% en el mismo período
  • Su economía es muy abierta el comercio internacional
  • Ha introducido un programa de vouchers para la educación, los suecos pueden ahora elegir escuelas privadas.
  • También hay vouchers para la salud
  • Suecia ocupa el puesto 20 en el índice de Libertad Económica de Heritage y el puesto 27 en el de Fraser.
  • Algunas empresas suecas son de primer nivel mundial: Sandvik, Atlas Copco, IKEA, H&M

 

Es cierto que Suecia tiene un extendido estado benefactor pero está lejos de lo que la creencia popular entiende. Ese “modelo sueco” quebró a principios de los años 90, y no en forma diferente a las grandes crisis fiscales latinoamericanas. Hoy es algo diferente.