Globalización: gran caída de los costos por aranceles, barreras, transporte y telecomunicaciones

Con los alumnos del Swiss Management Center estamos leyendo el informe de la OMC sobre el Comercio Mundial de 2008 porque trae un buen resumen de la evolución de las teorías del comercio internacional en los últimos años. También explica y comenta el fenómeno de la globalización, el que no es otra cosa que una mayor división internacional del trabajo gracias a una mayor movilidad de todos los recursos.

El informe señala tres causas para esta “globalización”: mejoras tecnológicas en el transporte y las comunicaciones; cambios políticos profundos que han integrado a muchos países el comercio internacional (Rusia, Europa Oriental, China, Vietnam, pero también India y otros países), y desregulaciones en los países que ya eran miembros de la OMC (antes GATT).

En la Sección D trata sobre “El Comercio, la Localización de la Producción y la Organización Industrial de las Empresas”, señalando que se dan dos fenómenos al mismo tiempo: la concentración y la fragmentación. Según este segundo, las empresas fragmentan sus procesos productivos en muy diversos países (hace poco puse un post sobre este tema y el caso del Iphone), pero al mismo tiempo ciertos procesos se aglomeran en determinados países o regiones (como la manufactura en China o la innovación en California).

La fragmentación de los procesos productivos ha sido posible debido a la caída en los costos del comercio internacional. Algunos datos interesantes que trae el informe:

Aranceles: el tipo arancelario medio antes de la primera ronda de negociación del entonces GATT en 1947 era entre el 20 y el 30%. En 2005 era de 3,9%.

Barreras no arancelarias: es casi imposible medirlas pero un estudio dice que habrían sido tres veces menores en los 90 que en los años 70.

Transporte: este costo es tres veces más importante que el de los aranceles. Todos ellos han caído. El marítimo gracias a los registros de libre matrícula, la mayor escala de los barcos y el uso de contenedores. Los costos del transporte aéreo disminuyeron el 92% entre 1955 y 2004, ayudado recientemente por las políticas de “cielos abiertos” de algunos países. También se redujo el tiempo: el tiempo medio de envío a los Estados Unidos cayó de 40 a 10 días. “Si se considera un costos promedio por día del 0,8% ad valorem, la utilización de medios más rápidos de transporte equivale a reducir los aranceles el 24%”.

Comunicaciones: el costo de las llamadas internacionales ha caído de un índice de 100 en 1955 a 10 en 2005. Las llamadas nacionales, por ejemplo, en Alemania, han caído de un índice de 100 en 1975 a 41 en 2005.

Y destaca los siguientes hechos: “En primer lugar, tanto la deslocalización de las mercancías como de los servicios ha aumentado fuertemente en los dos últimos decenios. En segundo término, aunque la subcontratación internacional de productos intermedios es cuantitativamente más importante que la de los servicios, la deslocalización de los servicios ha aumentado con mayor rapidez en los últimos años. En tercer lugar, la deslocalización se ha incrementado de forma sustancial tanto a través del comercio en condiciones de plena competencia como del comercio interempresarial. En cuarto lugar, estas tendencias se han generalizado en todos los sectores y tipos de insumos.” En este mundo que claramente se describe, algunos países latinoamericanos han sabido subirse al tren, otros prefieren cerrarse y dejarlo pasar.

Mi primer viaje con UBER: el futuro está cerca, pueden resistirlo pero va a llegar tarde o temprano

Estoy en San José de Costa Rica. Como es usual, para dar un par de conferencias. Me viene a buscar al hotel uno de los jóvenes que dirigen el capítulo local de Students for Liberty para ir a una radio. Uno de sus compañeros iba a buscarnos pero está atascado en el tráfico de la ciudad, tenemos que ir por nuestra cuenta.

Uber

Perfectamente podríamos ir en alguno de los taxis que esperan fuera del hotel, pero Steven (así se llama mi amigo), propone en cambio utilizar los servicios recientemente inaugurados de Uber que cuestan, además, un 25% del costo del taxi en el hotel. Abre su aplicación y se fija primero si hay algún auto de Uber dando vueltas por la zona y cuánto podría tardar en llegar hasta donde estamos. Cuando encuentra uno, realiza su pedido, ingresa la dirección del hotel y a la que queremos llegar. En tres minutos el auto llegará a buscarnos. Podemos ver en el mapa de la aplicación por dónde está y cómo está avanzando hasta nuestro hotel.

Como la señal se demora unos segundos aunque lo muestra a una cuadra Steven me dice que salgamos y apenas afuera del hotel para un auto con las luces de baliza. Steven tiene los datos del auto, el número de su patente y el nombre del conductor. No podemos equivocarnos.

Subimos y nos saludamos, no hay mucho más que decir, él ya sabe adónde vamos. Nos da la bienvenida y nos ofrece pastillas o caramelos. Steven tiene también, antes de subirnos, una estimación del costo del viaje. Le pregunto cómo se determina luego la tarifa y me explica que se toma en cuenta la distancia y el tiempo. También pregunto cómo se resuelve el viejo problema del taxi que lleva a un pasajero que desconoce la ciudad a dar vueltas por allí antes de dejarlo en el destino.

En primer lugar, uno puede ver el mapa en la app y seguir el rumbo del auto. Es más, nos marca el camino más directo, aunque puede ser que el conductor sugiera ir por otro si es que el más directo está más atascado. Esto, en verdad, se puede hacer con cualquier taxi gracias a otras apps como Google maps, Here y otras.

Pero hay una gran diferencia con los taxis normales. Cuando termine el viaje y nos bajemos, la app de Uber nos pide que califiquemos al conductor, y ellos solamente aceptan a los que tengan 4 o 5 estrellas. El incentivo para dar un buen servicio y para dejar al cliente satisfecho es enorme. La disciplina que eso ejerce es fundamental y no se encuentra en los taxis comunes. Y cada vez tenemos más poder como consumidores, ya conocemos el poder de nuestra opinión en otros servicios tales como EBay, Mercadolibre, TripAdvisor y otros por los que los proveedores tienen que ser calificados.

También el conductor nos calificará a nosotros, lo cual también nos impone disciplina, ya que una mala reputación significa que podemos ser rechazados en el futuro.

Nos bajamos y no hay que sacar dinero, ni siquiera una tarjeta de crédito. Uber nos cobrará en la tarjeta que podemos elegir, e incluso podemos pagar con Paypal. ¿Aceptarán el Bitcoin en el futuro?

Nuestro conductor, como muchos otros, es un emprendedor que aprovecha sus momentos libres para obtener algún ingreso adicional En este caso, nos cuenta que tiene un emprendimiento para producir  vegetales por hidroponía, con lo cual además del viaje tenemos una conversación interesante.

Por supuesto que los taxistas tradicionales de San José están que trinan y han tratado de todas formas de frenar esta competencia. Pero los consumidores sabemos que es lo mejor para nosotros. En verdad, da la sensación que están planteando una batalla perdida. Mucho mejor, para ellos mismos, sería que organizaran sus propias apps y que ofrecieran servicios incluso mejores que los de Uber. Estaríamos todos agradecidos.

Mises en Buenos Aires: las grandes empresas producen para las masas. ¿Cómo competir con ellas?

En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las estaremos considerando con los alumnos de la UBA en Derecho. Comienza con una exposición sobre el Capitalismo. Algunos párrafos:

Este es el principio fundamental del capitalismo tal como existe hoy en todos aquellos países en los cuales existe un altamente desarrollado sistema de producción masiva. Las Grandes Empresas, el objetivo de los más fanáticos ataques de los así llamados izquierdistas, producen casi exclusivamente para satisfacer las necesidades de las masas.

Las empresas que producen artículos de lujo solamente para los ricos nunca alcanzan la magnitud de las grandes empresas. Y hoy, son los trabajadores de las grandes fábricas los principales consumidores de los productos hechos en dichas fábricas. Esta es la diferencia fundamental entre los principios capitalistas de producción y los principios feudales de las épocas anteriores.

Cuando las personas suponen, o alegan, que hay una diferencia entre los productores y los consumidores de los productos de las grandes empresas, están gravemente equivocados. En las tiendas por departamento en los EEUU puede oírse la consigna ‘el cliente siempre tiene razón’ Y este cliente es la misma persona que produce en las fábricas esas cosas que son vendidas en la tienda por departamentos. Las personas que piensan que el poder de las grandes empresas es enorme, también están equivocadas, ya que las grandes empresas dependen totalmente de la voluntad de los que compran sus productos: la más grande de las empresas pierde su poder y su influencia cuando pierde sus clientes.

Cincuenta o sesenta años atrás se decía en casi todos los países capitalistas que los ferrocarriles eran demasiado grandes y demasiado poderosos; que tenían un monopolio; que era imposible competir con ellos. Se alegaba que, en el campo del transporte, el capitalismo ya había alcanzado una etapa en la que se había destruido a sí mismo, ya que había eliminado a los competidores. Lo que la gente pasaba por alto era el hecho que el poder de los ferrocarriles dependía de su habilidad en servir a la gente mejor que cualquier otro método de transporte. Desde ya habría sido ridículo competir con uno de estos grandes ferrocarriles construyendo otro ferrocarril paralelo a la antigua línea, ya que esta antigua línea era suficiente para dar servicio a las necesidades existentes. Pero muy pronto vinieron otros competidores. La libertad para competir no significa que se puede tener éxito simplemente imitando o copiando con exactitud lo que algún otro ha hecho. La libertad de prensa no significas que se tiene el derecho de copiar lo que otra persona ha escrito y así obtener el éxito que esta otra persona ha ganado merecidamente en razón de sus logros. Significa que se tiene el derecho de escribir algo diferente. La libertad para competir respecto a los ferrocarriles significa, por ejemplo, inventar algo, hacer algo, que sea un desafío a los ferrocarriles y los ponga en una precaria situación competitiva. En los EEUU la competencia a los ferrocarriles – en la forma de ómnibus, automóviles, camiones y aviones – causó grandes problemas a los ferrocarriles y los derrotó casi totalmente, en lo que a transporte de pasajeros se refiere. El desarrollo del capitalismo consiste en que cada uno tenga el derecho de servir a su cliente mejor y / o más barato. Y este método, este principio, en un comparativamente corto período de tiempo, ha transformado el mundo entero. Ha hecho posible un crecimiento – sin precedentes – en la población mundial, sin precedentes.