Lo que hacen los innovadores capitalistas para mejorar la vida de los discapacitados, y parecen productos «bobos»

Interesante artículo de Ryan McMaken, editor en el Mises Institute, sobre lo que parecen ser productos “bobos” con que los capitalistas nos embaucan:

 

Cuando era un niño en la década de 1980, los zapatos de velcro llegaron a las tiendas con vigor. Aunque Puma comenzó a usar los sujetadores en 1968, no fue hasta la década de 1980 que los zapatos se convirtieron en algo común en la calle y en los puntos de venta.

En ese momento, muchos de nosotros nos burlamos de la idea. «¿Quién es tan perezoso que no puede atarse los cordones?» nos reímos Todos estábamos seguros de que éramos bastante superiores en nuestra disposición a atar nuestros propios cordones. Años más tarde, me di cuenta de que muchas personas de edad avanzada, y otras personas con movilidad reducida o discapacidades, como artritis severa o parálisis cerebral, a menudo llevaban zapatos abrochados con velcro. En ese momento, mi inteligencia en el patio de recreo ya no parecía tan inteligente.

Los zapatos con velcro, por supuesto, no son el único producto que podría parecernos solo para personas perezosas.

El Huffington Post se burló de los cortadores de tomate y de los «kernelers» de maíz, por nombrar solo dos ejemplos entre la gran cantidad de productos «inútiles» comercializados por capitalistas codiciosos que venderán cualquier cosa para ganar dinero.

Muchos de estos productos, sin embargo, no tienen sentido en absoluto. Si bien las tareas diarias como cortar un tomate pueden ser fáciles para aquellos de nosotros con cuerpos que funcionan normalmente, no es necesariamente el caso para todos.

En Vox el año pasado, respondiendo a las críticas de productos supuestamente inútiles como el «Sock Slider», s.s. smith [sic] escribe:

«Si no tuviera esa tonta pieza de plástico con cuerdas, no podría ponerme los calcetines», dice Emily Ladau, defensora, escritora y oradora con discapacidad del síndrome de Larsen, un trastorno esquelético congénito. Ladau, quien usa una silla de ruedas para moverse, no puede agacharse para ponerse los calcetines. Sin un «putter-onner de calcetines», como ella lo llama, se vería obligada a contar con la asistencia de un asistente de cuidado personal (PCA) para ponerse los calcetines. todas las mañanas. «Algo que la gente piensa que es una pieza de plástico tonta es una de las razones por las que no necesito un PCA cuando viajo».

El texto completo en: https://mises.org/wire/how-capitalists-%E2%80%94-unlike-environmentalists-%E2%80%94-make-life-easier-disabled

 

A pesar de las amenazas del proteccionismo al comercio internacional las cadenas globales de valor continúan cambiando

Aun con las tensiones en el comercio internacional y las amenazas de proteccionismo, un informe de McKinsey & Co, sostiene que las cadenas globales de valor continúan cambiando:

«Si bien la producción y el comercio continúan aumentando en términos absolutos, la intensidad del comercio (es decir, la proporción de la producción que se comercializa) está disminuyendo en casi todas las cadenas de valor productoras de bienes. Los flujos de servicios y datos ahora desempeñan un papel mucho más importante para vincular la economía mundial. No solo el comercio de servicios está creciendo más rápido que el comercio de bienes, sino que los servicios están creando valor mucho más allá de lo que miden las cuentas nacionales. Usando medidas alternativas, encontramos que los servicios ya constituyen más valor en el comercio global que los bienes. Además, todas las cadenas de valor globales son cada vez más intensivas en conocimiento. La mano de obra poco cualificada es cada vez menos importante como factor de producción. Contrariamente a la percepción popular, solo alrededor del 18 por ciento del comercio mundial de bienes se debe ahora al arbitraje de costos laborales. Tres factores explican estos cambios: la creciente demanda en China y el resto del mundo en desarrollo, lo que permite a estos países consumir más de lo que producen; el crecimiento de cadenas de suministro internas más integrales en esos países, lo que ha reducido su dependencia de las importaciones de bienes intermedios; y el impacto de las nuevas tecnologías. La globalización está en medio de una transformación. Sin embargo, el debate público sobre el comercio a menudo consiste en recuperar el pasado en lugar de mirar hacia el futuro. La mezcla de países, empresas y trabajadores que pueden ganar en la próxima era está cambiando. Comprender cómo está cambiando el panorama ayudará a los responsables de la formulación de políticas y los líderes empresariales a prepararse para el próximo capítulo de la globalización y las oportunidades y desafíos que presentará.

Las cadenas de valor globales están experimentando cinco cambios estructurales.

Una de las fuerzas que remodelan las cadenas de valor globales es un cambio en la geografía de la demanda global.

El aumento de las cadenas de suministro nacionales en China y otras economías emergentes también ha disminuido la intensidad del comercio mundial

Las nuevas tecnologías están cambiando los costos en las cadenas de valor globales

Dados los cambios en las cadenas de valor, las empresas deben reevaluar sus estrategias para operar a nivel mundial

El informe completo en: https://www.mckinsey.com/featured-insights/innovation-and-growth/globalization-in-transition-the-future-of-trade-and-value-chains?cid=other-eml-ttn-mip-mck&hlkid=bd7d70a957ee413ca4ebd9aa7e82d57b&hctky=1374049&hdpid=0eb31b75-7bc6-4fde-b8aa-5a0f649b16ad

El impacto de la tecnología en la energía. Innovaciones para almacenar energía, transportes públicos, reciclado e hidrógeno

El impacto de la tecnología en la energía. Un informe de McKinsey & Co:

Last week we delved into how McKinsey experts see the global energy transition unfolding in the coming decades. (In short: less oil, more efficiency.) This week, we’re looking at the related issue of sustainability. Here are just a few of the innovations that are expected to shape new technologies.
Long-term energy storage. Solar and wind power are ripe with promise, but power has to be stored for when the days are short or the wind doesn’t blow for stretches. Short-term energy storage, such as lithium-ion batteries, often isn’t enough, making long-duration energy storage an important frontier. Several innovators believe they are close to developing new technologies on that front, with one company working on storing renewable energy in molten salt.
Public electric transport. The rise of electric vehicles (EVs) for personal use isn’t really news anymore. But there’s lots of room to apply EV technology to municipal fleets. In China, 300,000 electric buses hum down city streets every day. European cities are expected to follow suit. Although eBuses have higher acquisition prices thanks to up-front battery costs, their total cost of ownership is lower because they don’t rely on pricey diesel. They also help to reduce emissions, which is great for cities.
Plastic recycling. Each year, the world generates 260 million tons of plastic waste. Only 16 percent gets recycled. The plastics industry has the opportunity to adopt a circular business model that aims to eliminate waste across sectors while creating economic, societal, and environmental benefits. One promising circular process is pyrolysis, which uses heat and the absence of oxygen to reconvert plastic waste back into liquid feedstock. The benefits are economic as much as environmental—with a recycling-based profit pool estimated at $55 billion by the next decade.
Hydrogen’s future. If we want to reduce carbon dioxide emissions by 60 percent, hydrogen should be part of the solution. Although battery-powered EVs are more fuel efficient, hydrogen-powered fuel cells can store more energy with less weight. This makes them ideal for long-haul, heavy-cargo vehicles. Hydrogen-powered fuel-cell vehicles are already on the roads in California, Germany, Japan, and South Korea—and more than ten new models are slated for release by 2020.
For more, check out McKinsey’s new Sustainability blog.

https://www.mckinsey.com/business-functions/sustainability/our-insights/sustainability-blog?hlkid=df4713c341414121ad3a89e1be829150&hctky=1374049&hdpid=795f24f3-879b-4f10-be56-be6d3fb508a4

En un mundo globalizado, normas contables homogéneas facilitan el cálculo económico, pero la diversidad de monedas lo complica

Con los alumnos de UCEMA vemos el texto de Mason & Dunung sobre Negocio Internacionales, en sus capítulos finales, 14 y 15. Aunque tratan de temas distintos, el fenómeno que se encuentra en la base de ambos es la diversidad que se encuentra en todo negocio global.

En el primero de esos capítulos se analiza el marketing internacional y la casi inevitable conclusión de que es necesario tomar en cuenta las diferencias existentes en cada país o sociedad. Claro, tomar en cuenta esas diferencias afecta las economías de escala que se pueden obtener cuando se produce y vende un bien o servicio homogéneo en todo el planeta. El extremo opuesto es, sin embargo, al cual tiende la economía moderna, no solamente a tomar en cuenta las diferencias culturales de cada sociedad sino de llevar la personalización de los bienes y servicios hasta el nivel individual. Esto es algo de lo que está produciendo el “big data”.

En el otro capítulo se considera el problema que enfrenta una empresa global para analizar sus resultados también globales. ¿Cómo se unifican los resultados que se obtienen en distintos países? Por un lado, existen una serie de normas contables que han evolucionado en el sector privado para medir los resultados bajo principios similares. Esto favorece el cálculo económico en este ámbito. Pero, lamentablemente, el sistema monetario internacional se ha modificado en relación a lo que podríamos llamar la primera globalización, la del siglo XIX. En ese entonces, si bien existían distintas monedas, existía también un patrón monetario común, o al menos bastante generalizado, que facilitaba ese cálculo. Hoy eso no existe, la empresa global lleva adelante sus tareas en un ámbito donde tiene que lidiar con una moneda diferente en cada país y los inconvenientes que se le presentan cuando los tipos de cambio se modifican.

Muchas veces, ganar o perder tiene más que ver con la evolución del valor de la moneda local que con la propia eficiencia de la empresa. Por cierto, no es que las empresas se han quedado de brazos cruzado ante estas dificultades, pero está claro que se dificulta la gestión y se distorsionan las decisiones de asignación de recursos.

Pero esto es lo que hay, y los managers globales tienen que aprender a lidiar con esto y a minimizar los costos y la incertidumbre.

Gestión global de recursos humanos y promoción de la innovación en los negocios internacionales. El conocimiento disperso

Con los alumnos de UCEMA vemos dos capítulos del libro “International Business” de Mason & Dunung donde se tratan los temas de recursos humanos e innovación. Quisiera aquí relacionar esto con un artículo clásico de la economía. Se trata de “El Uso del Conocimiento en la Sociedad” de Friedrich A. Hayek, donde el autor sostiene que el principal tema que la economía debe resolver es el de la generación y uso de un conocimiento que nadie posee en su totalidad sino que se encuentra disperso entre todos los participantes en el mercado. Esta información es transmitida esencialmente por el sistema de precios: http://www.hacer.org/pdf/Hayek03.pdf

Este análisis parece aplicarse al funcionamiento de los mercados, pero en verdad se extiende a todo tipo de situación en la cual el conocimiento sea limitado y disperso. Y esto ocurre también en el caso de los recursos humanos y la innovación dentro de las organizaciones, sobre todo ahora que están globalizadas. El problema, similar al planteado por Hayek en su famoso artículo, es conocer dónde están los recursos humanos necesarios para una determinada tarea, y dónde también la capacidad de innovación.

La fertilidad de una teoría económica se muestra cuando luego aparece explicando fenómenos sociales y económicos que aparecen como nuevos y necesitan ser comprendidos. La idea esencial de Hayek aparece, por ejemplo, en una serie de textos publicados por la consultora internacional de management McKinsey & Co. Por ejemplo, este trabajo titulado: ¿Conoces dónde están tus expertos? (traducción al castellano aquí: http://www.factorhuma.org/attachments_secure/article/8341/expertise.pdf

Esos expertos, a su vez, tienen un conocimiento específico y es imposible que se pueda saber quién tiene qué conocimiento y dónde está dentro de una gran organización. Ese problema puede ser resuelto generando un “mercado interno” de conocimientos de forma tal que esa información se “revele”, se “conozca” en ese mercado. Es lo que se comenta en el artículo “Making a market in knowledge”: http://www.mckinsey.com/insights/strategy/making_a_market_in_knowledge

Y en cuanto a las capacidades de los recursos humanos, “Making a market in talent: http://www.mckinsey.com/insights/organization/making_a_market_in_talent

Y si no es el conocimiento que se encuentra “dentro” de la organización, se puede buscar ese conocimiento que se encuentra disperso “fuera”. ¿Pero dónde? Aquí es donde los mercados de conocimiento e innovación permiten alcanzarlo. “Mercados” de innovación son organizados de forma tal que se pueda acceder a quienes tengan la innovación pero no sabemos en verdad dónde están.

Por ejemplo, ¿necesitas alguna innovación? La organización puede conseguirla en estos “mercados”:

Innocentive: http://www.innocentive.com/ ;

NineSigma: http://www.ninesigma.com/ ,

IdeaStorm: http://www.ideastorm.com/

¿Es necesario algún software?

TopCoder: http://www.topcoder.com/

¿Necesito que diseñen mi producto?

Threadless: http://www.threadless.com/

Todos ellos ejemplos en la gestión global de recursos humanos e innovación confirmando la visión que presentara Hayek en su famoso artículo.

La elaboración de una estrategia empresaria internacional y el concepto de entrepreneur y, sobre todo, de intrapreneur

Desde hace años que se espera un premio Nobel en Economía para quienes desarrollaron el concepto de emprendedor y analizaron la función empresarial en la economía. Pero William Baumol murió e Israel Kirzner no está figurando entre los candidatos. No obstante en tema es suficientemente importante como para que con los alumnos de UCEMA veamos unos capítulos de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.

El papel del emprendedor es fundamental para comprender la competencia en los mercados…., pero no cuando se mezcla con la política

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca)  vemos una figura olvidada en los modelos de equilibrio general, el empresario, en un artículo de Israel Kirzner que lleva ese título. Así introduce el tema:

“La función empresarial en el mercado es difícil de comprender. Lo demuestra la eliminación virtual de dicho papel en las exposiciones más recientes de las teorías de los precios, así como en los múltiples y cuidadosos intentos de autores anteriores para definir al empresario y distinguir su papel del capitalista o el empleado dirigente. Estos intentos reflejan el deseo de identificar con precisión algo cuya presencia se siente indudablemente pero que, superficialmente, sólo se presta a una definición vaga. A mi modo de ver, es posible aferrar ese elemento esquivo de la empresarialidad de una manera satisfactoria.

Además, creo que es de la mayor importancia conseguirlo para comprender el proceso del mercado. Una de las distinciones entre la teoría del mercado aquí definida y la que predomina en los textos sobre teoría de los precios hoy en día es que esta última carece de una apreciación adecuada de la naturaleza y función de la empresarialidad en el sistema del mercado.

Un esquema preliminar de mi posición sobre la naturaleza de la empresarialidad puede resultar útil. Afirmo que en toda acción humana está presente un elemento que, aunque es crucial para la actividad economizante en general, no se puede analizar en términos de economía, maximización o con criterios de eficiencia. Voy a calificar este elemento, por razones de las que daré cuenta, como elemento empresarial. Afirmo además que el papel empresarial en el mercado se puede comprender de la mejor manera por analogía con lo que he denominado elemento empresarial en la acción individual humana.

La distribución de recursos a través de las fuerzas impersonales del mercado se compara frecuentemente con la toma de decisiones del individuo. Es esto lo que da una base a la analogía que he utilizado. De la misma forma que los criterios de eficiencia, por sí mismos, no bastan para comprender la acción individual humana, dado que un factor crucial para la emergencia de una actividad individual economizante es el elemento empresarial «extraeconómico», tampoco la función distribuidora del proceso mercadológico se puede comprender únicamente en términos de la interacción de actividades individuales maximizadoras. Un mercado que conste exclusivamente de individuos que actúan economizando y maximizando no da lugar al proceso mercadológico que queremos comprender. Para que surja el proceso de mercado se requiere, además, un elemento que, en sí mismo, no resulta comprensible dentro de los limites conceptuales estrechos de la conducta economizante. Entiendo que este elemento de mercado es la empresarialidad: ésta ocupa precisamente la misma relación lógica con los elementos «economizantes» del mercado que en la acción individual corresponde a los elementos empresariales en relación con los aspectos de eficiencia en la toma de decisiones.”

En los negocios internacionales, exportar e importar, financiar las exportaciones, y participar de las cadenas globales de valor

Con los alumnos de ‘International Business’, SMC, vemos el capítulo 9 del libro de Mason & Dunung.

Allí se plantean algunas decisiones básicas para los negocios internacionales, en particular sobre exportar, importar y las cadenas globales de valor.

En cuanto a lo primero tenemos dos alternativas básicas, una aproximación contractual o una «propietaria». Tiene que ver con lo siguiente: en la primera se trata simplemente de una venta a un comprador que se encuentra en otro país, no hay mayor diferencia en la operación que no sea por las barreras y trámites que la hacen diferente de una venta interna. También puede ser que se tenga un agente en el exterior. De nuevo, nada diferente a tener un agente en el interior, salvo las mismas razones antes expresadas. La aproximación «propietaria» involucra ya «derechos de propiedad» e incluye el otorgamiento de licencias para producir, que involucran derechos de propiedad intelectual sobre los bienes producidos, ya sean marcas o patentes; luego pueden ser asociaciones de joint-ventures, la adquisición de una empresa en otro país o la apertura de una subsidiaria directa. Obviamente lo primero es lo más sencillo e involucra menor inversión y compromiso, pero las segundas tienen más control de las operaciones.

Luego está el tema de cómo pueden financiarse esas operaciones, en particular las exportaciones. Porque está claro que si se vende a plazo será más atractivo para el comprador. Esta financiación se puede obtener en el sistema bancario o en el mercado de capitales, pero en países como Argentina, donde esos mercados son muy pequeños e inestables, esto se hace mucho más difícil. Otros países tienen agencias gubernamentales que financian a tasas de interés subsidiadas, y acá se ha hecho algo al respecto pero mejor olvidarse. El gasto público no está como para agregar un peso más de gasto.

Finalmente está el tema de las cadenas globales de producción. Si se ofrecen las condiciones adecuadas se pueden atraer inversiones para formar parte de estas cadenas, pero se requiere estabilidad en las reglas de juego. Mucho más allá parece que las propias empresas locales comiencen a pensar en términos de cadenas de valor globales. En estos momentos, apenas pueden manejar las cadenas locales, como para andar pensando en globalizarlas.

En fin, son distintos caminos para salir al mundo, habrá que ver cuál es el más apropiado.

Estrategias, expansión global y evaluación internacional de oportunidades. El error cae para todos, grandes y chicos

Con los alumnos de ‘International Business’, SMC, vemos el capítulo 8 del libro de Mason & Dunung.

Muchos alumnos se preocupan por el peso y la influencia de las grandes empresas en la economía. Por supuesto que hay que preocuparse, pero cuando se trata de sus relaciones y vínculos con la política y el estado, ya que ahí pueden buscar algún tipo de favor o privilegio. Pero no es lo mismo en el mercado, donde los consumidores tienen en cuenta la calidad y el precio de los productos y servicios. Allí no es necesario “sobornar” a funcionarios sino “seducir” a los clientes. En el libro de Carpenter Mason and Sanjyot P. Dunung (2011), International Business, se presenta un caso de “grandes” y “multinacionales” que pierden con más pequeños y locales, e incluso luego éstos tienen éxito en otros mercados:

“La cadena minorista JCPenney entró en Chile en 1995 abriendo dos locales. La francesa Carrefour ingresó en 1998. Ninguna de ellas lo hizo a través de una alianza con una empresa minorista local. Ambas se vieron forzadas a cerrar sus operaciones chilenas debido a las pérdidas ocasionadas. Un análisis de la Universidad Adolfo Ibañez explicó las razones detrás de estos fracasos: los administradores de estas empresas no lograron conectarse con el mercado local, ni comprendieron las variables que afectan a los negocios en Chile. Específicamente, el mercado minorista chileno era avanzado, y también era muy competitivo. Los nuevos ingresantes (JCPenney y Carrefour) no llegaron a comprender que los principales minoristas existentes tenían sus propios bancos y ofrecían servicios bancarios en sus locales minoristas, lo cual era una de las principales razones de su rentabilidad. Los recién llegados asumían que la rentabilidad en este sector se basaba solamente en las ventas minoristas. No vieron la importancia de los vínculos bancarios. Otro error típico que las compañías cometieron es asumir que un nuevo mercado no tiene competencia porque los competidores tradicionales no estaban en él.

Pero continuemos con el ejemplo y veamos cómo los minoristas chilenos ingresaron en un mercado nuevo para ellos: Perú. Estos minoristas eran exitosos en su propio mercado pero querían expandirse más allá de sus fronteras para obtener clientes en nuevos mercados. Eligieron Perú.

El mercado minorista peruano no era muy desarrollado, y no se ofrecía crédito a sus clientes. Los chilenos entraron en el mercado a través de una asociación con firmas peruanas, e introdujeron el concepto de tarjetas de crédito, que era una innovación en el poco desarrollado mercado peruano. Ingresar con un socio local los ayudó porque eliminó la hostilidad y facilitó el proceso de inversión. La oferta de tarjetas de crédito distinguió a los minoristas chilenos y les dio una ventaja sobre la oferta local.”

Un estudio de CEPAL llega a las mismas conclusiones: “Las empresas chilenas de comercio minorista han logrado construir sólidas ventajas competitivas. Estas se sustentan en un modelo de negocios que aprovecha las sinergias obtenidas de la operación conjunta de una serie de actividades relacionadas. El desarrollo de esta fórmula de comercio minorista integrado surgió directamente de la intensa competencia en un mercado chileno que, por su tamaño limitado, hacía muy difícil ser rentable en un solo segmento de la industria del comercio minorista. La clave del éxito ha sido la combinación de las mejores prácticas de los líderes internacionales con el conocimiento local, una oferta diversificada que incluye servicios bancarios y la capacidad de supervivencia en un mercado altamente competitivo. En este contexto, las compañías de comercio minorista han visto en la expansión internacional la mejor opción para iniciar una trayectoria de crecimiento sustentable”: http://www.cepal.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/revista/noticias/articuloCEPAL/4/27644/P27644.xml&xsl=/revista/tpl/p39f.xsl&base=/tpl/top-bottom.xslt

Milton Friedman desafía: el objetivo de los empresarios es ganar dinero; John Mackey, de Whole Foods, lo discute

Los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I leyeron a Milton Friedman: “La responsabilidad social de los empresarios es incrementar sus ganancias”.

El artículo, publicado en la revisa del New York Times es claramente desafiante, típico de Friedman. Con un título agresivo busca llamar la atención de los lectores. Así lo comenta una alumna:

“Friedman hace hincapié en su rechazo a la responsabilidad social de la empresa. Friedman establece que no puede hablarse estrictamente sobre RSE ya que, quienes adquieren responsabilidades son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son las personas y no una corporación artificial. Quienes deben ser responsables son los empresarios, dueños, o quienes representan a las compañías, es decir, los ejecutivos corporativos. Ahora bien, ¿en qué consiste esa responsabilidad?”

“El ejecutivo corporativo es también una persona en su propio derecho y, como tal, puede que tenga muchas otras responsabilidades que reconozca o asuma de forma voluntaria: para con su familia, su conciencia, sus sentimientos de caridad, su iglesia, sus clubes, su ciudad, su país. Puede que se sienta obligado por dichas responsabilidades a dedicar parte de sus ingresos a causas que considera respetables, a rechazar trabajar para ciertas corporaciones, e incluso a abandonar su trabajo, por ejemplo, para incorporarse al ejército de su país. Si lo deseamos, podemos referirnos a algunas de estas responsabilidades como “responsabilidades sociales”. Sin embargo, en este sentido el ejecutivo corporativo está actuando como principal y no como agente; está gastando dinero, tiempo o energía, y no el dinero de sus empleadores o el tiempo o la energía que por contrato se comprometido a dedicar a los objetivos de los mismos.”

El tema es tan sensible que muchos no llegan a ver los argumentos de Friedman. No digo estar de acuerdo, sino simplemente entenderlo. Lo mismo debe haber sucedido con muchos de sus lectores.

Pero los alumnos no leen solamente esto, sino también un muy interesante debate organizado por la Reason Foundation donde John Mackey, fundador y presidente de Whole Foods, la exitosa cadena de supermercados naturistas sostiene:

“Estoy muy en desacuerdo. Soy un empresario y un libertario del libre mercado, pero creo que la empresa inteligente debe crear valor para todos sus socios. Desde la perspectiva del inversor, el fin de los negocios es maximizar las ganancias. Pero no es el fin de otros stakeholders –clientes, empleados, proveedores y la comunidad. Cada uno de estos grupos definirá el objetivo de la firma en términos de sus propias necesidades y deseos, y cada perspectiva es válida y legítima.

Mi argumento no debería interpretarse como hostil hacia las ganancias. Creo que conozco algo sobre cómo crear valor para los accionistas. Cuando co-fundé Whole Food Markets hace 27 años comenzamos con $45.000 de capital, tuvimos ventas por $250.000 en nuestro primer año. En los últimos doce meses hemos tenido ventas por más de $4.600 millones, ganancias netas de más de $160 millones y una capitalización de mercado superior a los $8.000 millones

Pero no hemos logrado ese tremendo aumento en el valor de los accionistas haciendo que el valor de las acciones sea nuestro objetivo principal. En mi matrimonio, la felicidad de mi mujer es un fin en sí mismo, no solamente un medio para mi propia felicidad; el amor me lleva a poner la felicidad de mi mujer en primer lugar, pero al hacerlo soy feliz también yo. Igualmente, los negocios más exitosos ponen al cliente en primer lugar, antes que los inversores. En una empresa centrada en las ganancias la felicidad de los clientes es simplemente un medio para un fin: maximizar las ganancias. En una empresa centrada en los clientes, su felicidad es un fin en sí mismo, y será buscado con mayor interés, pasión y empatía de lo que puede hacerlo una empresa centrada en las ganancias.”