¿La economía estudia a la sociedad en su conjunto, la acción individual o la interacción entre las personas?

Toda acción es individual, por supuesto, por esa razón siempre hemos enfatizado al principio del individualismo metodológico en la economía, es decir, comenzar a analizar la acción individual, luego en todo caso agregar y analizar el conjunto. Es el tema que plantean  Moore, Sarah y Wagner, Richard E, del Departamento de Economía de George Mason University en un paper titulado “Individualism vs. Holism in Economic Theory: Deconstructing an Incoherent Dichotomy” (July 3, 2022). GMU Working Paper in Economics No. 22-26, 2022, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4152660 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4152660

“Se nos ha pedido que examinemos la dicotomía individualismo-holismo dentro de la economía. Proseguimos este examen explorando los contornos de varias dicotomías que se repiten a lo largo de los debates resultantes sobre el método. La dicotomía primaria se refiere a si la sociedad es propiamente un objeto de análisis o, por el contrario, debe reducirse a los individuos que constituyen esas sociedades. No hay duda de que una sociedad se desvanecería si todos sus miembros individuales murieran. Esta proposición aritmética, sin embargo, no resuelve la disputa sobre el holismo y el individualismo. Una vez que se reconoce que la interacción entre los individuos y no los actos solitarios de elección es el modo primario de conducta humana, la atención analítica debe dirigirse más hacia la interacción; que elección. La polaridad individuo-sociedad es más confusa que esclarecedora, y este artículo busca la claridad al explorar algunas implicaciones que surgen del reconocimiento de que, si bien solo los individuos pueden llevar a cabo acciones, la sociedad es un objeto real de todos modos.”

Hayek sobre los intelectuales y el socialismo, y porqué muchos intelectuales fracasan al abrazarlo

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos dos textos de Hayek sobre los intelectuales y las ideas. Por un lado, «Individualismo, verdadero y falso»y por otro el titulado «Los intelectuales y el socialismo», que va más allá para discutir el papel que juegan las ideas en la sociedad. Así comienza:

En todos los países democráticos, y en los Estados Unidos más que en otras partes, prevalece la firme creencia de que la influencia de los intelectuales en la política es insignificante. Esto es sin duda cierto acerca del poder de los intelectuales para influir con sus opiniones peculiares sobre las decisiones del momento en la medida en
que puede modificar en el voto popular en cuestiones sobre las que difieren de la
visión actual de las masas. Sin embargo, de alguna manera durante períodos de cierta duración, probablemente nunca han ejercido una influencia tan grande como lo hacen hoy en esos países. Este poder lo ejercen por dar forma a la opinión pública.
A la luz de la historia reciente es un poco curioso que este decisivo poder de los
distribuidores profesionales de ideas de segunda mano no sea más generalmente reconocido. El desarrollo político del mundo occidental durante los últimos cien años proporciona la más clara demostración. El Socialismo nunca y en ninguna
parte ha sido un movimiento de la clase obrera. De ninguna manera es una solución obvia para los obvios males que los intereses de esa clase necesariamente exigirían. Es una construcción de teóricos, que se derivan de ciertas tendencias del pensamiento abstracto con el que durante un largo tiempo sólo los intelectuales estaban
familiarizados, y que requirió grandes esfuerzos por los intelectuales antes de que la clase obrera pudiera ser persuadida para que lo adoptaran como su programa.

 

Individualismo y colectivismo: no las categorías políticas sino el fundamento cultural de nuestras sociedades

  • Individualismo y colectivismo 

Estas dos categorías parecen tener un claro contenido político/filosófico, pero no en este caso, si bien los conceptos tienen sus derivaciones claras en esos campos. Su contenido tiene más que ver con el desarrollado por Geert Hofstede, quien lo incluyera entre sus indicadores para analizar las diferencias culturales entre distintas sociedades.  

Ahora, Brett Pelham, de Montgomery College; Curtis Hardin, de Brooklin College; Damian Myrray, de Tulane University; Mitsuru Shimizu de Southern Illinois University Edwardsville y Jodeph Vandello de University of South Florida, han buscado ampliar el análisis de esos conceptos y desarrollar un índice que evalúe la inclinación en uno u otro sentido en gran cantidad de países. Estos son sus argumentos:  

“En las últimas décadas, la investigación psicológica sobre la cultura se ha multiplicado. Uno de los temas culturales más analizados ha sido el individualismo frente al colectivismo. Una orientación cultural individualista enfatiza las propiedades estables, los derechos y las motivaciones de la persona individual. Por el contrario, una orientación colectivista enfatiza a las personas en relación con los demás. Mientras que las culturas individualistas tienen que ver con el “yo” y el “mí”, las culturas colectivistas tienen que ver con el “nosotros” (Markus y Kitayama, 1991; Triandis, 1989). En culturas individualistas, las personas presumiblemente basan sus identidades en gran medida en sus propios rasgos estables de personalidad, habilidades y estado o logros personales. Los ejemplos son ser extrovertido, creativo, rico o sin hogar. Por el contrario, en las culturas colectivas, presumiblemente, las personas basan sus identidades en gran medida en sus roles y posiciones en grupos sociales importantes. Algunos ejemplos son los grupos familiares, las afiliaciones religiosas y las afiliaciones étnicas. Una autoconstrucción individualista típica es «soy precoz». Una autoconstrucción colectivista típica es «Somos presbiterianos».” 

Los aspectos culturales son de fundamental importancia porque determinan, en última instancia, la estructura institucional de las sociedades, de ahí su importancia para nuestros temas.  

Muy bien, los autores elaboran el Global Collectivism Index (GCI), presentado en un artículo que se titula “A truly global, non-WEIRD examination of collectivism: The Global Collectivism Index (GCI)”, que se publica en Current Research in Ecological and Social Psychology, Volume 3, 2022, 100030.  https://doi.org/10.1016/j.cresp.2021.100030  

El GCI se elabora con seis indicadores específicos: tasa total de fertilidad (la cantidad de hijos que se espera una mujer tendrá en su vida); condiciones de vida (cantidad de gente viviendo sola o en familia, etc.); estabilidad en el matrimonio; religiosidad; transporte colectivo; sesgos en favor del grupo y empresarialidad. Como siempre, se podrán discutir la conveniencia de cada uno de ellos. Para mayor referencia ver el artículo.  

Los países más “colectivistas” son africanos, con Somalia en el primer lugar. Los países más individualistas son los siguientes (de menos a más individualistas):  

179  Japan  -1.18 
180  Netherlands  -1.29 
181  Finland  -1.30 
182  Norway  -1.33 
183  Luxembourg  -1.34 
184  Germany  -1.35 
185  Estonia  -1.37 
186  Denmark  -1.37 
187  Sweden  -1.43 
188  Monaco  -1.85 

 

¿Cómo están los países de América al respecto?  

38  Guatemala  0.79 
42  Paraguay  0.74 
47  Honduras  0.72 
64  Nicaragua  0.56 
67  Bolivia  0.52 
68  Haiti  0.51 
79  Guyana  0.32 
80  Belize  0.31 
82  Peru  0.29 
88  Ecuador  0.23 
89  Antigua and Barbuda  0.21 
93  Colombia  0.15 
99  El Salvador  0.10 
101  Mexico  0.09 
104  Panama  0.05 
107  Bahamas, The  -0.02 
108  Grenada  -0.02 
109  Dominican Republic  -0.03 
111  Venezuela  -0.06 
112  Brazil  -0.06 
113  Jamaica  -0.08 
119  Chile  -0.14 
124  St. Vincent and the Grenadines  -0.19 
125  St. Lucia  -0.23 
126  Suriname  -0.24 
127  Costa Rica  -0.25 
130  Barbados  -0.29 
131  Dominica  -0.29 
134  Trinidad and Tobago  -0.37 
135  Argentina  -0.37 
143  Uruguay  -0.55 
159  Cuba  -0.80 
161  Puerto Rico*  -0.86 
164  Aruba*  -0.93 
168  Canada  -1.10 
178  United States  -1.18 

 

Los datos dan tema para interesantes discusiones. Que aparezcan como los más “individualistas” Estados Unidos y Canadá no parece ser una sorpresa, pero ¿Cuba? De nuevo, recordemos que no estamos hablando de colectivismo en términos políticos, pero pareciera ser que el colectivismo político en Cuba dio como resultado individualismo cultural en su población. En fin, a sacar sus propias conclusiones 

Hayek y el individualismo: verdadero y falso

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II, Escuela Austriaca, de la UBA, estamos viendo la filosofía política de algunos de los autores de esta escuela. En este caso, Hayek en “Individualismo: verdadero y falso”, que tiene que ver con lo siguiente:  

“El verdadero individualismo, que es el que procuraré defender comenzó su desarrollo moderno con John Locke, y particularmente con Bernard Mandeville y David Hume, y alcanzó verdadera relevancia por primera vez en el trabajo de Josiah Tucker, Adam Ferguson y Adam Smith y también en la labor de su gran contemporáneo Edmund Burke, el hombre a quien Smith describió como la única persona que conoció con un pensamiento igual al suyo en materias económicas, sin que hubiera comunicación previa alguna entre ambos. 

En mi opinión, el individualismo fue representado en su forma más perfecta durante el siglo XIX en el trabajo de dos de sus grandes historiadores y filósofos políticos: Alexis de Tocqueville y Lord Acton. Pienso que estos dos hombres han tenido más éxito en desarrollar lo mejor de la filosofía política de los pensadores escoceses, de Burke y de los Whigs ingleses, que cualquiera de los otros escritores que conozco; en cambio, los economistas del siglo XIX, o por lo menos los seguidores de Bentham o filósofos radicales, se vieron cada vez más influenciados por otro tipo de individualismo de distinto origen. Esta segunda corriente de pensamientos, absolutamente diferente, también conocida como individualismo, está representada principalmente por pensadores franceses y europeos, un hecho que se debe –a mi entender– al papel predominante que tiene el racionalismo cartesiano en su composición.1  

Los representantes más sobresalientes de esta tradición son los enciclopedistas, Rousseau y los fisiócratas; y, por razones que debemos considerar de inmediato, este individualismo racionalista tiende siempre a un desarrollo opuesto al señalado, específicamente hacia el socialismo o colectivismo. Debido a que sólo el primer tipo de individualismo es coherente, exijo que se le dé el nombre de tal; en cuanto al segundo tipo, probablemente debe ser considerado como una fuente del socialismo moderno, tan importante como las teorías colectivistas propiamente tales.31 

 

  1. Tanto el término “individualismo” como “socialismo” son una creación original de los seguidores de Saint-Simon, fundadores del socialismo moderno. Crearon primero el término individualismo para describir la sociedad competitiva, a la cual se oponían, e inventaron el término socialismo para describir la sociedad centralmente planificada en la que toda actividad era dirigida bajo el mismo principio que se aplicaba dentro de una sola industria. Respecto de los orígenes de estos términos, ver el artículo del mismo autor “The Counter-Revolution of Science” Economica, VIII (New Ser., 1941), p. 146. 2 R. BissetLife of Edmund Burke (2ª ed., 1800). II. 429. Cf. También W. C. Dunn, “Adam Smith and Edmund BurkeComplimentary Contemporaries”, Southern Economic Journal (University of North Carolina) Vol. VII,  3 (enero, 1941).  

Historia del pensamiento. Friedrich Hayek sobre el individualismo verdadero y falso

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II, Escuela Austriaca, de la UBA, estamos viendo la filosofía política de algunos de los autores de esta escuela. En este caso, Hayek en “Individualismo: verdadero y falso”, que tiene que ver con lo siguiente:  

“El verdadero individualismo, que es el que procuraré defender comenzó su desarrollo moderno con John Locke, y particularmente con Bernard Mandeville y David Hume, y alcanzó verdadera relevancia por primera vez en el trabajo de Josiah Tucker, Adam Ferguson y Adam Smith y también en la labor de su gran contemporáneo Edmund Burke, el hombre a quien Smith describió como la única persona que conoció con un pensamiento igual al suyo en materias económicas, sin que hubiera comunicación previa alguna entre ambos. 

En mi opinión, el individualismo fue representado en su forma más perfecta durante el siglo XIX en el trabajo de dos de sus grandes historiadores y filósofos políticos: Alexis de Tocqueville y Lord Acton. Pienso que estos dos hombres han tenido más éxito en desarrollar lo mejor de la filosofía política de los pensadores escoceses, de Burke y de los Whigs ingleses, que cualquiera de los otros escritores que conozco; en cambio, los economistas del siglo XIX, o por lo menos los seguidores de Bentham o filósofos radicales, se vieron cada vez más influenciados por otro tipo de individualismo de distinto origen. Esta segunda corriente de pensamientos, absolutamente diferente, también conocida como individualismo, está representada principalmente por pensadores franceses y europeos, un hecho que se debe –a mi entender– al papel predominante que tiene el racionalismo cartesiano en su composición.1  

Los representantes más sobresalientes de esta tradición son los enciclopedistas, Rousseau y los fisiócratas; y, por razones que debemos considerar de inmediato, este individualismo racionalista tiende siempre a un desarrollo opuesto al señalado, específicamente hacia el socialismo o colectivismo. Debido a que sólo el primer tipo de individualismo es coherente, exijo que se le dé el nombre de tal; en cuanto al segundo tipo, probablemente debe ser considerado como una fuente del socialismo moderno, tan importante como las teorías colectivistas propiamente tales.31 

 

  1. Tanto el término “individualismo” como “socialismo” son una creación original de los seguidores de Saint-Simon, fundadores del socialismo moderno. Crearon primero el término individualismo para describir la sociedad competitiva, a la cual se oponían, e inventaron el término socialismo para describir la sociedad centralmente planificada en la que toda actividad era dirigida bajo el mismo principio que se aplicaba dentro de una sola industria. Respecto de los orígenes de estos términos, ver el artículo del mismo autor “The Counter-Revolution of Science” Economica, VIII (New Ser., 1941), p. 146. 2 R. BissetLife of Edmund Burke (2ª ed., 1800). II. 429. Cf. También W. C. Dunn, “Adam Smith and Edmund BurkeComplimentary Contemporaries”, Southern Economic Journal (University of North Carolina) Vol. VII,  3 (enero, 1941).  

Un mensaje para la próxima mayoría…, o la de siempre: ¿qué sentido tiene forzar a otros?

Las próximas elecciones traerán una nueva mayoría. O tal vez la misma de siempre. Herbert Auberon (1838-1906), quien estudió en Oxford y fue miembro del Parlamento inglés, escribió un libro “The Voluntaryist Creed” en el cual se dirige a esa mayoría:

Herbert

“Apelamos a ustedes a que se liberen de todos esos muchos sistemas de fuerza Estatal, que han vuelto imposible la verdadera vida feliz de las naciones hoy día. Ese incesante esfuerzo de forzar a otros, cada vez tras ese nuevo objeto que es prometido por este u otro grupo de políticos; este incesante esfuerzo de poner cadenas en las manos de los otros, está frenando el verdadero progreso, está impidiendo la paz y la amistad, y la hermandad, y está convirtiendo a los hombres de una misma nación, quienes deberían trabajar juntos y contentos en pos de objetivos comunes, en sus propios grupos, en su propia forma, en enemigos, quienes viven conspirando y amenazando, y mucha veces odiándose unos a otros.”

“¿Qué bien, qué felicidad, que progreso permanente y verdadero puede resultar de miserable, innatural y desnacionalizante confrontación? ¿Por qué desearías forzar a otros, porqué buscarías tener poder –ese amargo y malvado fin que ha sido desde siempre, y hoy, el pesar y la desgracia del mundo- sobre tus propios compañeros y compañeras? ¿Por qué desearías tomar de cada hombre y mujer su propia voluntad e inteligencia, su libertad de elegir, su propia auto-dirección, sus derechos inalienables; por qué desearías que ellos fueran meros instrumentos para tu propia ventaja e interés; porqué desearías forzarlos a servir y seguir tus opiniones en lugar de las suyas propias, porqué les negarías su espíritu –que tanto sufre con cualquier restricción- y los tratarías como si fueran una página en blanco sobre la cual puedes escribir tus propios deseos y voluntades, de cualquier tipo que sean? ¿Quién te ha dado el derecho, de donde pretendes haberlo recibido, de degradar a otros hombres y mujeres de su verdadero estatus de seres humanos, tomando de ellos a tu voluntad, su consciencia, su inteligencia –en pocas palabras, toda la mejor y más elevada parte de su naturaleza-, volviéndolos simplemente cáscaras vacías, meras sombras de verdaderos hombres y mujeres, meras piezas en el juego que estás tan ansioso de jugar, y todo ello porque simplemente son más numerosos y fuertes que ellos, para tratarlos como si no pertenecerían a sí mismos sino a ti? ¿Puedes acaso creer que pueda surgir algún bien degradando moral y espiritualmente a tus co-ciudadanos? ¿Qué forma de sociedad feliz y segura y permanente puedes esperar construir con tal lamentable plan, sujetando a otros, o siendo ustedes a su vez sujetados por otros?”

 

Eduardo Galeano escribió sobre los «fueguitos». Visión individualista, como la de Jorge Luis Borges

Este fin de semana sucedió algo curioso: en un cumpleaños y en un casamiento citaron un breve texto de Eduardo Galeano titulado “Un mar de fueguitos”. Seguramente, por la reciente muerte del autor. Pero no dejó de asombrarme el claro contenido “individualista” que presenta esa lectura. Va completa:

“Un hombre del pueblo de Negua, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

-El mundo es eso – reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.”

Es conocida la posición izquierdista de Galeano, pero el texto citado poco tiene que ver con esas posiciones, las que usualmente analizan a la sociedad en su conjunto, ya sea en términos de clases o de naciones, etc. Aquí hay una clara referencia al sujeto individual, a sus características únicas.

Al respecto, tal vez sea apropiado, entonces, traer a consideración a Jorge Luis Borges sobre este tema. Algunas citas:

Borges

…creo que si cada uno de nosotros pensara en ser un hombre ético, y tratara de serlo, ya habríamos hecho mucho; ya que al fin de todo, la suma de las conductas depende de cada individuo. Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, Reencuentro: Diálogos Inéditos (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1999, p. 157.

No creo que una determinada forma de gobierno sea una especie de panacea. Les damos demasiada importancia a las formas de gobierno, y lo que es más importante son los individuos. Jorge Luis Borges, en Verónica Abdala, Carlos Polimeni, Borges para Principiantes (Buenos Aires: Era Naciente SRL, 1999), p. 108.

…la muchedumbre es una entidad ficticia, lo que realmente existe es cada individuo. Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1985, p. 36.

El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción, lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 36.

Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos; se añadirá que no son capaces de explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha contra ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes. Jorge Luis Borges, “Nuestro pobre individualismo”, Obras Completas II (Emecé Editores; Barcelona, 1996), p. 37.

Para terminar, ¿sería desacertado suponer –de acuerdo con todo lo conversado- que usted hace un culto del individualismo por encima de todo lo que haga a la vida comunitaria o política?

Claro, yo creo que sólo existen los individuos: todo lo demás, las nacionalidades y las clases sociales son meras comodidades intelectuales. Revista Siete Días. Buenos Aires, 23 de Abril de 1973, año VI, nº 310, págs. 55 a 59; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)

¿Cuántas Argentinas hay? ¿Más de una? Muchas, tantas como individuos. Los países son falsos, los individuos quizás no lo sean –si es que el individuo es el mismo al cabo de muchos años. Revista Ambiente, Buenos Aires, Febrero de 1984. Espacio Editora, págs. 27 a 32; en Mateo, Fernando, El Otro Borges (Buenos Aires: Editorial Equis, 1997)

Yo creo en el hombre sobre todo si está solo, consigo. Decir “especie humana” es una abstracción. Yo creo que todos los individuos son distintos entre sí. Tienen la obligación y el derecho de serlo. Además, la gente, cada persona cambia a cada momento. Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 63.

Las masas son una entidad abstracta y posiblemente irreal. Suponer la existencia de la masa es como suponer que todas las personas cuyo nombre empieza con la letra “b” forman una sociedad. Pilar Bravo & Mario Paoletti, Borges Verbal, (Buenos Aires: Emecé Editores, 1999), p. 126.

Para leer un libro sobre el individualismo: http://store.cato.org/individualism-reader-digital

 

Individualismo y masculinidad (?)

Estuvimos viendo la relación entre ciertos valores e ideas y la calidad de las instituciones, tomando en cuenta el análisis comparative de Geert Hofstede. Aquí van otras dos de sus categorías.

 

Individualismo, Recordemos su definición: se refiere a cuánto están los individuos integrados en grupos. Por un lado hay sociedades donde se espera que los individuos se arreglen por sí mismos y con sus familias, mientras que otros se encuentran integrados en grupos muy Fuertes y cohesivos, que los protege a cambio de su lealtad.

 

 

País Individualismo Posición ICI País Individualismo Posición ICI
Guatemala

6

108

Suiza

68

3

Ecuador

8

151

Noruega

69

8

Panamá

11

55

Suiza alemana

69

Venezuela

12

182

Irlanda

70

12

Colombia

13

83

Letonia

70

42

Indonesia

14

105

France

71

25

Paquistán

14

154

Suecia

71

5

Costa Rica

15

46

Bélgica francesa

72

Perú

16

64

Canadá francés

73

Trinidad &  Tobago

16

71

Dinamarca

74

2

Taiwán

17

21

Bélgica

75

17

Corea del Sur

18

29

Italia

76

59

El Salvador

19

94

Bélgica holandesa

78

África Occidental

20

Nueva Zelanda

79

4

Bangladesh

20

143

Canadá

80

7

China

20

122

Hungría

80

47

Singapur

20

23

Holanda

80

10

Tailandia

20

80

Gran Bretaña

89

9

Vietnam

20

138

Australia

90

6

Chile

23

22

Estados Unidos

91

11

 

Los países con mayor calidad institucional son los que tienen un índice mayor de individualismo, tal el caso de los que aparecen en la columna de la derecha. Veamos lo que el informe dice respecto a los Estados Unidos, por ejemplo: “Los Estados Unidos, con un índice de 91 en esta dimensión, es una sociedad altamente individualista. Esto se traduce en una sociedad poco estructurada en la que la expectativa es que la gente se preocupe de sí mismos y sus familias. También hay un alto grado de movilidad geográfica y la mayoría de los estadounidenses están acostumbrados a hacer negocios, o interactuar, con extraños. Por lo tanto, no son tímidos para acercarse a sus posibles contrapartes para obtener o buscar información. En el mundo de los negocios, se espera que los empleados tengan confianza en sí mismos y muestren iniciativa. También, dentro del mundo laboral basado en intercambios, las decisiones de contratación y promoción se basan en el mérito o la evidencia sobre lo que realizado o lo que puede realizarse[1]”.

En el otro extremo, respecto de Guatemala: “Con un índice de 6, Guatemala tiene el menor en términos de individualismo, es la cultura más colectivista del mundo. Como los guatemaltecos son un pueblo muy colectivista, pertenecer a un grupo inclusivo y alinearse con la opinión de ese grupo es muy importante. Combinado con altos índices de Distancia al Poder, esto significa que los grupos tienen fuertes identidades. La comunicación es indirecta y la armonía del grupo tiene que mantenerse, se evitan los conflictos abiertos. La relación tiene una base moral y esto es siempre tiene prioridad sobre el cumplimiento de las tareas. Debe invertirse tiempo inicialmente para establecer una relación de confianza. A menudo se encuentra nepotismo. La retroalimentación es siempre indirecta, también en el ámbito de los negocios[2]”.


 

[2] http://geert-hofstede.com/guatemala.html

La otra variable es la «masculinidad», que no se refiere al sexo. Su definición es: los
valores masculinos parecen diferir entre sociedades más de lo que difieren los
femeninos. Los primeros son aquellos que enfatizan una conducta decisoria y
competitiva mientras que los valores femeninos enfatizan la modestia y la
bondad. En los países “femeninos” las mujeres y los hombres comparten esos
valores de modestia y bondad, mientras que en los “masculinos” hay más diferencia
porque los hombres son más decisorios y competitivos.

Masculinidad: Esta variable presenta una compleja relación con la calidad institucional. Por un lado se encuentran países como Suecia, Noruega, Dinamarca e incluso Costa Rica y Chile, todos ellos en destacadas posiciones en el ICI, pero entre los opuestos también encontramos a Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Suiza. ¿Qué significa esto? Veamos lo que los autores dicen respecto a algunos de estos países. En relación a Suecia, el país con menores diferencias entre uno y otro sexo (aclaremos que son diferencias de valores no de trato): “un índice bajo (femenino) en esta dimensión significa que los valores dominantes en la sociedad son la bondad hacia otros y la calidad de vida. Una sociedad femenina es una donde la calidad de vida es signo de éxito y destacarse de los demás no es admirable”[1].

Respecto a Eslovaquia, en la posición más “masculina”, dice: “Con 100, Eslovaquia es una sociedad masculina – muy orientada y motivada por el éxito. Es importante ser considerado exitoso y alcanzar sus objetivos. Los símbolos de estatus como autos, imponentes casas, ropas, etc., juegan un papel importante. La gente trabaja duro para lograr un alto nivel de vida y poder ‘mostrar sus logros’. Se necesitan largas horas de trabajo y dedicación para lograr esto”[2].

No parece haber tampoco una evidente relación entre masculinidad/feminidad y la calidad de las instituciones políticas o económicas.

 

País Masculinidad Posición ICI País Masculinidad Posición ICI
Suecia

5

5

Estados Unidos

62

11

Noruega

8

8

Ecuador

63

151

Letonia

9

42

Colombia

64

83

Holanda

14

10

Filipinas

64

99

Dinamarca

16

2

Polonia

64

39

Lituania

19

30

China

66

122

Eslovenia

19

44

Alemania

66

13

Costa Rica

21

46

Gran Bretaña

66

9

Finlandia

26

1

Irlanda

68

12

Chile

28

22

Jamaica

68

76

Estonia

30

20

México

69

88

Portugal

31

31

Italia

70

59

Tailandia

34

80

Suiza

70

3

Rusia

36

140

Suiza (Alemana)

72

Guatemala

37

108

Venezuela

73

182

Surinam

37

113

Austria

79

16

Uruguay

38

41

Sudáfrica (blanca)

83

Corea del Sur

39

29

Hungría

88

47

Bulgaria

40

61

Japón

95

19

Croacia

40

78

Eslovaquia

110

40