Venditio (1695): Locke sabía más sobre precios y mercados, que muchos funcionarios de hoy (II)

Este ensayo de John Locke es muy poco conocido y no creo que esté traducido al castellano. Es del año 1695 y resulta notable ver su profundo conocimiento del funcionamiento del mercado. Va la segunda parte:

Locke 2

Venditio (1695) Segunda parte

“Para tener una visión más completa de este tema, supongamos que un mercader de Danzig envía dos barcos cargados de granos, uno de los cuales va a Dunkirk, donde hay casi una hambruna por la falta de grano, y vende allí su trigo por S20 la fanega, mientras que el otro barco vende el suyo en Ostende por solo S5. ¿Aquí se preguntará si no es opresión e injusticia hacer ventaja de la necesidad en Dunkirk vendiéndoles el mismo producto a S20 que vende a un cuarto de ese precio a tan solo 20 millas? Respondo que no, porque vende al precio de mercado del lugar donde está, pero no vende allí más caro a Tomás de lo que vendería a Ricardo. Y si allí vendiera por menos de lo que podría obtener, simplemente entregaría su ganancia en manos de otros hombres, quienes comprándole debajo del precio de mercado lo venderían de nuevo a otros al precio completo que pueden obtener. Además, como no puede haber otra medida de la ganancia del comerciante que el precio de mercado que obtiene, si hubiera cualquier otra medida, digamos 5 o 10 porciento de ganancia justificable, no habría comercio en el mundo, y la humanidad se vería privada de la oferta de productos extranjeros mutuamente necesarios para la vida. Porque el comprador, que no conoce cuánto costó al mercader comprar el producto y llevarlo hasta allí, no podría obligarse a darle la ganancia del 5 o 10 porciento, no puede tener otra regla que comprar tan barato como pueda, que se vuelve a menudo en pérdida directa para el comerciante cuando el mercado está malo, si no tiene la libertad de vender tan caro como pueda cuando llega a un mercado bueno. Esta obligación de cierta pérdida a menudo, sin ninguna certidumbre de su recuperación, dará rápidamente fin a la comercialización. La medida que es justa tanto para comprador como vendedor es que si uno debería comprar tan barato como pueda en el mercado, el otro debería vender tan caro como pudiera, cada uno dirigiendo su empresa y tomando su riesgo, que dado el perpetuo cambio de las necesidades de dinero y de productos en comprador y vendedor se convierte en un resultado igual y justo.

Pero como aquél que vende su grano en un mercado presionado por el hambre al precio más alto que puede obtener no comete injusticia a las reglas normales del intercambio, si se lo lleva de allí a menos que le den más de lo que son capaces, o explota tanto su necesidad presente que no les deja medios de subsistencia para adelante, ofende la regla común de la caridad hacia los hombres, y si alguno muere en virtud de esa extorsión, no hay duda que es culpable de homicidio. Porque si bien toda la ganancia del vendedor surge de la ventaja que aprovecha de la necesidad o deseo, no debe hacer uso de esa necesidad para destruirlo y enriquecerse de forma que otro perezca. Está muy lejos de ser permitido ganar de esa forma, que debería tomar alguna pérdida y asumirla para salvar a otros de la muerte.

Dunkirk es el mercado donde el mercader inglés ha llevado su grano, y en virtud de su necesidad, resulta bueno, y allí puede venderlo obteniendo el precio de mercado, por S20. Pero si un habitante de Dunkirk fuera en ese momento a Inglaterra a comprar grano y no se le vendiera al precio de mercado, pero, dada la necesidad de su país, pagara S10 cuando le vendes a otros por S5, sería extorsión.

Un barco en altamar tiene un ancla más y se encuentra con otro que ha perdido todos los suyos. ¿Cuál debería ser aquí el precio justo para vender el ancla al barco en problemas? A esto respondo, el mismo precio al que le venderías un ancla a un barco que no estuviera en apuros. Porque ese es el precio de mercado por el cual uno lo entregaría a cualquiera que no estuviera en esa condición y en absoluta necesidad. Y en este caso, el capitán del barco debe estimar el largo de su viaje, la temporada y los mares que navegará, y que riesgo asume si se desprende de su ancla, que puestos juntos pueden justificar que no se desprenda a ningún precio, pero si lo haría, no debe tomar más de un barco en apuros que de cualquier otro. Y aquí vemos, el precio que le costó el ancla, que es el precio de mercado en otro lugar, no forma parte de la medida del precio por el que normalmente vende en altamar. Y, por leso digo ‘el lugar donde se vende la cosa’: la medida de evaluar cualquier cosa en venta es el precio de mercado donde se vende. Por lo que resulta evidente que algo puede legalmente venderse por 10, 20, o cien por ciento, y diez veces más en un lugar de lo que es el precio de mercado en otro tal vez no muy lejos.

Estos son mis extemporáneos pensamientos sobre esta materia?”

 

Para los pesimistas: no seremos perfectos pero estamos viviendo el período más moral de la historia

Michael Shermer es columnista mensual de la revista Scientific American, profesor adjunto en Claremont Graduate University y Chapman University y autor del libro recientemente publicado “The Moral Arc: How Science and Reason lead Humanity toward Truth, Justice and Freedom”. El Cato Policy Report publica algunos extractos: http://www.cato.org/policy-report/januaryfebruary-2015/science-reason-moral-progress

Para Shermer estamos viviendo el período más moral de la historia. Algunas de las mejoras que destaca son las siguientes, clasificadas por áreas:

“- Gobernanza: la expansión de la democracia liberal y el declive de teocracias y autocracias

  • Economía: derechos de propiedad más amplios y libertad para comerciar bienes y servicios con otros sin restricciones opresivas
  • Derechos: a la vida, la propiedad, el matrimonio, la reproducción, el voto, de expresión, de culto, de reunión, de protesta, de autonomía y la búsqueda de la felicidad
  • Prosperidad: la explosión de la riqueza y la creciente prosperidad de más gente en muchos lugares distintos, y la reducción de la pobreza ya que el porcentaje de pobres en el mundo es el más bajo de la historia de la humanidad
  • Salud y longevidad: más gente en más lugares vive más tiempo, y vidas más saludables que en cualquier otro momento del pasado.
  • Guerra: un menor porcentaje de la población muere como resultado de conflictos violentos hoy que en cualquier otro momento desde el origen de nuestra especie
  • Esclavitud: ha sido declarada ilegal en todo el mundo y se practica en unos pocos lugares bajo forma de esclavitud sexual y laboral, formas que se busca eliminar.
  • Homicidio: las tasas han caído abruptamente de 100 asesinatos por cada 100.000 habitantes en la Edad Media a menos de 1 en la actualidad, en los países industriales de Occidente; la probabilidad de morir violentamente es la más baja de la historia
  • Violaciones y ataques sexuales: tienden a reducirse, aunque son muy prevalentes. Son ilegales en todos los países de Occidente y perseguidos en forma creciente.
  • Control judicial: la tortura y la pena de muerte han sido casi universalmente derogadas por los estados, y donde todavía son legales, se usan menos frecuentemente.
  • Igualdad ante la justicia: los ciudadanos son tratados más igualmente bajo la ley que en cualquier otro momento de la historia
  • Civilidad: la gente es más amable, más civilizada, y menos violenta que en cualquier otro momento anterior.

Concluye:

“Por siglos, el atraso moral describía mejor a nuestra especie, y cientos de millones de personas sufrieron en consecuencia. Pero entonces algo sucedió hace unos 500 años, la Revolución Científica alumbró la Era de la Razón y el Iluminismo, y esto cambió todo. En lugar de adivinar la verdad de la autoridad de algún viejo libro sagrado o tratado filosófico, la gente comenzó a explorar el libro de la naturaleza por su cuenta. En lugar de sacrificios humanos para calmar la ira de los dioses del clima, los naturalistas midieron las temperaturas, la presión barométrica y los vientos para crear las ciencias meteorológicas. Y en lugar de una pequeña elite que mantenía el poder manteniendo como analfabetos a la mayor parte de la población, a través de la ciencia y la educación la gente pudo ver por sí misma el poder y la corrupción que los sometía y comenzaron a liberarse de esas cadenas y a demandar derechos.”

Decisiones morales y sicología evolutiva: no llegamos al mundo como una página en blanco

Nora Bär publica un artículo en La Nación titulado “Decisiones morales: revelan sus engranajes cerebrales”: http://www.lanacion.com.ar/1712212-decisiones-morales-revelan-sus-engranajes-cerebrales

Se presenta como una novedad pensar que nuestras valoraciones morales pueden tener algún tipo de sustento cerebral y no que sean totalmente fruto de nuestra formación. Por ejemplo, dice:

“Nuestra civilización ubica a la moral en el pináculo de las creaciones culturales humanas y la atribuye casi por completo a la educación. Sin embargo, dos nuevos trabajos científicos que acaban de publicarse en Scientific Reports, del grupo Nature, y en el Journal of the American Medical Association (JAMA Neurology) sugieren que nuestro juicio moral depende de una variedad de otros procesos que a su vez tienen sustento biológico y pueden estar afectados tanto por experiencias psicoafectivas tempranas como por lesiones neurológicas.”

No es algo nuevo. Toda un área conocida como psicología evolutiva considera este tema y cuestiona el supuesto tradicional de que llegamos al mundo como una “hoja en blanco” y luego vamos formando nuestra conducta con lo que recibimos a través de nuestros sentidos.

Trato este tema en el Capítulo 6 del libro que se llama “¿Es posible la cooperación?” donde comento, entre otros, el trabajo de Cosmides & Tooby. En forma muy simple, digamos que nuestro cerebro no llega vacío a este mundo, sino que ya llega con algún “programa”. Y que no es solamente que lleguemos con el sistema operativo “Windows” o “Linux”, si no que traemos algo más. Siguiendo con el ejemplo, llegamos ya con Office, y estos “programas” son el fruto de largos procesos evolutivos.

Algunos párrafos del libro:

“La psicología evolutiva busca explicar la conducta de los seres humanos como resultado de largos procesos evolutivos donde han resultado seleccionadas ciertas características por medio de la selección natural que favorecen la supervivencia y la reproducción. Barkow, Cosmides y Tooby (1992) concluyen que existe un conjunto de supuestos e inferencias sobre los seres humanos, sus mentes y su interacción, a lo que denominan el Modelo Estándar de las Ciencias Sociales (MECS) que ha aislado a las ciencias sociales de las ciencias biológicas. Y si bien ciertos supuestos de ese modelo serían correctos, sus defectos explicarían ciertos problemas crónicos que se encuentran en las ciencias sociales. Según el MECS el ser humano nace como una “página en blanco” y la mente se estructura por el proceso de aprendizaje de las condiciones físicas y sociales del entorno. Los individuos “aprenden” su lenguaje, su cultura, a caminar.”

“Pero los avances de disciplinas tales como la biología evolutiva, las ciencias del conocimiento, la antropología social y biológica o la neurobiología permitirían derribar esta barrera y desarrollar un nuevo modelo que denominan “Modelo Causal Integrado” (MCI) cuyos elementos central incluyen sostener que la mente humana consiste en un conjunto de mecanismos para el procesamiento de información que residen en el sistema nervioso y que estos mecanismos y el “software” que los produce serían el resultado de la selección natural en entornos ancestrales. Muchos de estos mecanismos se especializaron en producir conductas que resuelven problemas de adaptación tales como la selección de parejas, la adquisición de lenguaje, las relaciones familiares y la cooperación. Estos mecanismos generan algo del contenido de la cultura humana, incluyendo ciertas conductas y representaciones lingüísticas. El contenido generado de esta forma está disponible para luego ser adoptado o modificado por los mecanismos psicológicos presentes en otros miembros de la población, los que también proveen información intencionalmente o no. Esto dispara ciertos procesos que explicarían la generalización de las normas en la sociedad.”

“Uno de los prominentes economistas que vinculara las teorías evolutivas a la economía y los mercados ha sido F. A. von Hayek, quien retomara por un lado, los desarrollos de los filósofos escoceses, en particular Bernard de Mandeville, David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith quienes enfatizaran el carácter de orden espontáneo del mercado y su carácter evolutivo; por otro los aportes de Carl Menger, en particular el carácter evolutivo y espontáneo del dinero. Hayek sostiene que la evolución genética es demasiado lenta como para explicar el rápido desarrollo de la civilización, por lo que nuevas prácticas se extienden a través de la imitación y la adquisición de hábitos en un largo proceso en el que ciertas respuestas innatas son reemplazadas por normas aprendidas.”

En verdad, en la misma página de La Nación, un artículo de Facundo Manes, rector de la Universidad Favaloro plantea este tema: http://www.lanacion.com.ar/1712213-un-tema-cientifico-prioritario-para-la-sociedad

“Teorías evolutivas sugieren que la moralidad humana sería el producto de un rango de mecanismos cognitivos específicos diseñados por la selección natural para resolver problemas de cooperación que estaban presentes ya en las épocas de nuestros ancestros. Estos problemas incluyen altruismo, cooperación, mutualismo y resolución de conflictos. En los últimos años se ha producido un gran cuerpo de evidencia científica que desafía las visiones establecidas de la relación estrecha entre moralidad y racionalidad. En diversos experimentos se han documentado influencias inconscientes en el juicio moral con escaso contenido consciente. Tanto en estudios de neuroimágenes en voluntarios como en pacientes con lesión frontal se relacionó la respuesta a dilemas morales de manera no utilitaria con áreas cerebrales relacionadas con la emoción. Otros estudios mostraron que las razones que la gente aduce para justificar juicios morales son frecuentemente razonamientos realizados a posteriori de la decisión moral.”

Pero la conclusión de Bär plantea un tema peligroso. Si la moral no es fruto de nuestras decisiones o del entorno familiar, etc, que nos rodea, no podríamos atribuir responsabilidad a los comportamientos inmorales. Comentando sobre experimentos con jóvenes que vivieran “institucionalizados”, comenta: “Sin embargo, estos tests detectan daños muy sutiles en el juicio moral, que plantean dilemas incluso en el plano legal. ¿Habría que desarrollar herramientas más sensibles para evaluar la aptitud? ¿Se puede culpabilizar a adolescentes que tienen retraso madurativo en estas áreas? Sin duda, a la luz de estos conocimientos, habrá que dar éstas y otras discusiones.”