Una reforma electoral que hace más competitiva la elección de diputados, senadores y gobernador

A veces algún cambio en el sistema político se produce, y a veces parece que para mejorarlo. Siempre es difícil esto porque quienes tienen que votar y aprobar un cambio son aquellos que fueron electos con el sistema vigente y temen que un cambio los deje afuera. Pero a veces se da, tal es el caso de Alaska, que ha ido a un sistema donde hay cuatro finalistas y los votantes los ordenan en un ranking. Se comenta en este artículo de Cato at Liberty, “Evaluating Alaska’s First Run with Final Four Voting”, por Walter Olson, quien es senior fellow at the Cato Institute’s Robert A. Levy Center for Constitutional Studies: https://www.cato.org/blog/evaluating-alaskas-first-run-final-four-voting

“He escrito antes sobre el nuevo sistema electoral Final Four de Alaska (una primaria universal a partir de la cual avanzan cuatro candidatos, y la elección general emplea la votación por orden de preferencia). Es probable que el problema permanezca en las noticias ya que Nevada y quizás otros estados puedan seguir con sus propias versiones, en su mayoría expresadas como Final Five en lugar de Four.

Ahora, el miembro del R Street Institute, Ryan Williamson, ha escrito una evaluación de cómo funcionó el plan de Alaska en su período de prueba el año pasado. Resumen: funcionó bien.

“Una revisión de la evidencia inicial encontró que las carreras en el estado se volvieron más civilizadas y competitivas en general”, escribe Williamson. Aunque el cambio de procedimiento fue grande, “causó poca interrupción en la composición del gobierno… Es importante destacar que los habitantes de Alaska vieron el proceso favorablemente, describiéndolo en gran medida como ‘simple’ a pesar de algunos argumentos en contrario”.

Un objetivo clave de las reformas era aumentar la competencia electoral, y eso parece haber sucedido. En particular, menos candidatos se postularon sin oposición y menos contiendas se decidieron de manera efectiva en primarias partidarias de baja participación en las que solo podría participar entre el 10 y el 20 por ciento de los votantes de un distrito. “El 60 por ciento de los habitantes de Alaska informaron que las elecciones de 2022 fueron más competitivas que otras elecciones recientes”. Si bien las contiendas animadas y de alto perfil para el Senado y la Cámara de Representantes de los EE. UU. atrajeron la mayor parte de la atención nacional, las contiendas estatales pueden ser, de alguna manera, la medida más reveladora: “En comparación con los cinco ciclos electorales anteriores, 2022 marca el nivel más alto de competencia para el estado de Alaska. escaños legislativos”. Aun así, a los titulares en general les fue bien. Y contrariamente a lo que se dice sobre un supuesto plan para “arreglar las elecciones” a favor de los demócratas, “a los republicanos de Alaska en general les fue bien con el enfoque de los cuatro primeros… La evidencia muestra que los republicanos no vieron ningún cambio en su capacidad para traducir su apoyo en escaños

¿Acaso soy egresado y profesor en la mejor Universidad de América Latina? ¿Cómo lo medimos?

Cada universidad que obtiene una buena evaluación la disfruta, por supuesto, y la divulga. No hay nada de nuevo en eso. Ahora le toca el turno a la mía, la Universidad de Buenos Aires que según un ranking es la primera en toda América Latina. La primer “categoría” en la que se destaca es Antropología, pero no está mal Derecho, aunque no aparece Económicas en el comunicado.

¿Son creíbles estas mediciones? O más aún, ¿es posible medir la calidad de una universidad? Últimamente han aparecido muchos de estos rankings. En este caso se basa en ciertos indicadores que se explican abajo. En otros se toma el promedio de remuneración que obtienen sus egresados al salir al mercado laboral. En un mercado normal tendríamos también al precio como señal que envía información sobre la valoración de los que pagan, pero no es el caso de al UBA que es gratuita. Más informalmente tenemos a la reputación: todos sabemos, más o menos, qué significa estudiar en Harvard, Stanford, Oxford o Cambridge.

Si bien la UBA ha obtenido un muy buen resultado en este ranking, podríamos preguntarnos: ¿está su reputación en una posición similar?,¿obtienen sus egresados remuneraciones correspondientes a ese nivel? ¿cuánto estarían dispuestos a pagar sus alumnos por la educación que allí reciben?

En fin, un tema bien complejo. Aquí va el comunicado:

“LA UBA EN LA ELITE DE UNIVERSIDADES A NIVEL GLOBAL

Según el Ranking Mundial de Universidades por Temática QS 2016, la Universidad de Buenos Aires se posiciona en la elite de instituciones superiores a nivel mundial, en 24 de las 30 áreas relevadas.

Se evaluaron más de 3400 universidades a nivel global, generando un ranking de 971 Instituciones educativas en el que las 200 primeras son consideradas de elite.

La Universidad de Buenos Aires se destaca por su excelente desempeño en más del 80 por ciento de sus áreas de aprendizaje y 13 de las 30 categorías evaluadas se ubican en el top 100: Antropología (39º); Ingeniería Mineral y Minera (41º); Lenguas Modernas (32º); Estudios Políticos e Internacionales (51-100); Arquitectura y Construcción (51-100); Ciencias Ambientales (51-100); Historia (51-100); Derecho (51-100); Lingüística (51-100); Sociología (51-100); Filosofía (51-100); Agricultura y Ciencias Forestales (51-100); y Arte y Diseño (39º).

La UBA es la primera universidad argentina y latinoamericana que figura en el Ranking Global QS 2015 (124º), seguida por la Universidad de San Pablo (143º), la Universidad Nacional Autónoma de México (160º), la Pontificia Universidad Católica de Chile (170º) y la Universidad Estatal de Campinas (195º), convirtiéndose éstas en las únicas dentro de la elite global.

Asimismo, dentro del ámbito nacional y según el Ranking Global QS 2015, la Universidad de Buenos Aires lidera las posiciones. La segunda casa de estudios argentina que aparece es la Universidad Austral (309º), seguida por la UCA (350º).

El Ranking QS evalúa los campos disciplinarios más sobresalientes e influyentes de la Educación Superior de todo el mundo, con el objetivo de brindar a la comunidad académica un informe detallado de cada universidad. Elaborado anualmente, se sustenta sobre cuatro pilares: investigación, calidad de la enseñanza, reputación empresarial e internacionalización. Para ello, el estudio se basa en el análisis de seis indicadores: reputación académica, reputación entre los empresarios, ratio de estudiantes por profesor, citaciones por facultad y la proporción de alumnos y profesores internacionales.

Este Ranking se encuentra entre los más prestigiosos junto con el de Shanghái, donde la UBA es la única universidad argentina en el Top 151 y la mejor rankeada de las instituciones de habla hispana, lo cual consolida una tendencia positiva de crecimiento sostenido.”

Link del ranking: http://www.topuniversities.com/subject-rankings/2016