Más que una «valija inteligente», los que son inteligentes son los emprendedores que la crearon

Con los alumnos de UCEMA analizamos casos exitosos de empresarios argentinos que desarrollan negocios Internacionales. En este caso, Ezequiel González Sutil analiza a Bluesmart, los creadores de la “valija inteligente”. Aquí algunos párrafos de su trabajo:

“En las últimas décadas, se han dado procesos de cambio impulsados por la innovación tecnológica y la globalización en un contexto de suma complejidad.

En este sentido, Bluesmart decidió utilizar los avances tecnológicos para mejorar la experiencia de los viajeros. Las valijas han experimentado muy poca innovación desde su creación en la década de 1970.

Mediante la combinación de tecnología moderna con un diseño novedoso, la empresa desarrolló una maleta que no puede perderse, carga todos tus dispositivos y se pesa a sí mismo. La valija de mano de BlueSmart fue creada para ser la próxima evolución de la experiencia de viaje.”

“Bluesmart creó la primera valija inteligente del mundo con talento argentino distribuido por el mundo.

Todo nació en un café en Nueva York en marzo de 2014. Dos completos desconocidos se reunieron por un amigo en común. Entre café y café, una anécdota de Saez-Gil con una maleta perdida como protagonista principal terminó convirtiéndose en la base de un nuevo emprendimiento. Saez Gil y Pierucci comenzaron a dibujar las ideas que se les ocurrían en una servilleta del bar en el que estaban. Querían crear una valija conectada, que sea el complemento ideal para cualquier viajero frecuente.

Diego Saez-Gil, creador de apps como WeHostels y Tomás Pierucci, también emprendedor, pasaron de tomar un café informal a convertirse en dos de los fundadores de Bluesmart, junto a Alejo Valenti, Martín Diz y Brian Chen .

Las características de la valija no son ordinarias. Los emprendedores crearon una maleta del tipo carry on que puede ser controlada desde cualquier smartphone, tiene una batería incorporada para cargar el celular, conexión Bluetooth, permite el bloqueo del candado de la valija de forma remota y cuenta con la posibilidad de seguir la locación de la maleta desde cualquier parte.

Tras una inversión inicial de US$ 150.000 para la creación de sus prototipos, decidieron buscar financiamiento a través de la plataforma colectiva Indiegogo. La empresa creció principalmente basado en el crowdfunding 2.0. Este método de financiamiento permite validar la necesidad del mercado y obtener retroalimentación de los clientes futuros durante el desarrollo del producto. Su meta de US$ 50.000 fue superada y recaudaron más de US$ 2 millones por parte de 10.000 personas que decidieron invertir en el producto. “Teníamos una expectativa muy grande pero no pensamos que íbamos a tener tanta colaboración. Yo estaba en Hong Kong y Diego en Nueva York y no lo podíamos creer” , rememora Pierucci.

Seguidamente Bluesmart fue seleccionada por Y Combinator, la aceleradora de startups tecnológicos más prestigiosa del mundo, generando que la empresa se mude a Silicon Valley, California, con el objetivo de formar parte de su plan. Junto a DemocracyOS, la plataforma de votación online, fueron las dos empresas argentinas que formaron parte de la última camada de la aceleradora para su programa de mentorship e inversiones. Además, el emprendimiento fue elegido dentro del Top 3 de su camada y logró inversiones por más de 12 millones de dólares.

Entendieron que para poder crear una valija de este tipo iban a tener que contar con dos fábricas: una de electrónicos, situada primero en San Francisco y luego también en Argentina, y otra que arme el producto, con base en Hong Kong y Shenzhen. Sin embargo, lo más difícil no era su producción, sino que ambas empresas trabajen en conjunto, una práctica que no es común para estas fábricas. En el caso de Nueva York, la empresa decidió mantener oficinas de trabajo.”

Entrepreneurship: Globant, una marca global de TI, que nació en un pub del centro de Buenos Aires

Con los alumnos de UCEMA analizamos casos exitosos de empresarios argentinos que desarrollan negocios Internacionales. En este caso, Nicolás Kolliker Frers analiza el caso de Globant. Aquí algunos párrafos de su trabajo:

“El proyecto Globant arrancó en un bar irlandés del Microcentro de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Allí se juntaban regularmente cuatro amigos y colegas nacidos en La Plata.

Martin Migoya, Nestor Nocetti y Martín Umaran se habían conocido en la Universidad Nacional de la Plata mientras que Guibert Englebienne estudió en UNICEN en Tandil y era el único ingeniero en sistemas (Migoya y Nocetti eran ingenieros electrónicos  y Umaran era ingeniero mecánico).

Después de la universidad, todos ellos trabajaron en distintas compañías de ingeniería de una forma u otra, y al mismo tiempo trabajaron en juntos en un ambicioso proyecto de TI en Venezuela que término consolidando su amistad y transformando la infraestructura de TI de Venezuela. Además de trabajar en Venezuela y Argentina, los cuatro habían trabajado en Brasil, Chile, México, el Reino Unido y los Estados Unidos, construyendo una perspectiva internacional de TI.”

“Sin embargo, Globant no quería competir directamente con las empresas offshore Indias únicamente en precio. Ellos sentían que esta oportunidad de arbitraje salarial podría desaparecer en cualquier momento debido a la volatilidad e incertidumbre de la Argentina con respecto a la relación entre la inflación y los tipos de cambio.”

Globant fue un éxito en la búsqueda de nuevos clientes a través de referencias de clientes anteriores y excolegas. En tan sólo un año, la compañía tenía 70 empleados y las ventas alcanzaron los U$S 3 millones. Su primera gran oportunidad llegó cuando Lastminute.com, un sitio de viajes de alto perfil con sede en el Reino Unido, contrató a Globant para ayudar a construir sus sistemas basados en código abierto a través de referencias. Lastminute.com ofrecía plazas de avión y habitaciones de hotel en un corto plazo a los consumidores a precios reducidos. Con la ayuda de Globant, el sitio se expandió para ofrecer alquiler de coches y regalos. Globant no tenía el equipo para hacer el trabajo, pero sabían de la tecnología, y salieron a contratar a las personas adecuadas. Los fundadores se turnaron para volar a Inglaterra para quedarse unos meses cada uno durante más de un año. Para esto fue importante que los fundadores tengan pasaportes europeos.

De 2004 a 2005, los ingresos anuales de Globant se duplicaron de U$S3 millones a U$S6 millones. En 2005, más del 90% de esos U$S6 millones correspondían a clientes en el extranjero. Ese año, los clientes destacados incluían no sólo a Lastminute.com del Reino Unido, sino también a Coca-Cola de los Estados Unidos y Grupo Santander de España. En 2005, los fundadores de Globant fueron seleccionados como “high impact entrepreneurs” de Endeavor Global (un prestigioso honor dentro de los países en desarrollo) que allanaron el camino para  la llegada de fondos de capital. Al ser elegido «emprendedores Endeavor» en 2005, Globant levantó U$S 2 millones de FS Partners, una empresa de fondo de capital argentino.

Luego vino el “Outsourcing 2.0″ en el que se hacía foco en la escalabilidad para mejorar los márgenes e impacto en los negocios de los clientes. En el desarrollo de software, Globant trabajó para aprovechar las soluciones de código abierto y aplicar metodologías ágiles para llegar al mercado más rápido, aprender de los usuarios, y adaptarse con frecuencia. Al crecer su experiencia, Globant poseía cada vez más piezas de su propia codificación que podrían ser readaptados para otros clientes, ahorrando horas de programación.”

“La gran oportunidad de Globant se produjo cuando Google lo seleccionó como la primera empresa a la que externalizan desarrollo de software. Los fundadores siempre habían visto el valor de poder atraer a algunos clientes “soñados», con un crecimiento prometedor.

Google era exactamente ese cliente “soñado”. «A veces hemos tenido que hacer un trabajo que no necesariamente queríamos hacer con el fin de trabajar para un cliente con el que realmente queríamos trabajar «, explico Migoya. Cuando empezaron a trabajar juntos, Globant trabajó en el sistema de publicidad online de Google AdWords. A continuación, tuvo la oportunidad para trabajar en el desarrollo y prueba de la interfaz de programación de aplicaciones (API) para «Google Checkout», su sistema de transacciones de comercio electrónico. La misión principal de Globant era encontrar security holes. A su vez Google también trabajó con Globant en proyectos como YouTube.com.”

“Globant fue financiado por inversores privados hasta 2014, cuando finalmente se hizo pública. Después de un largo análisis por parte de los inversores de Globant, principalmente Riverwood Capital, la compañía decidió listarse para hacer una IPO (Initial Public Offer) en la bolsa de Nueva York (NYSE) donde obtuvo destacables resultados en las cotizaciones e inversiones del público.”

Dependencia del camino: ¿queda el Mercado atrapado en estándares tecnológicos obsoletos?

Luego de analizar la posibilidad de cooperación voluntaria que permita resolver los problemas llamados «fallas de mercado», el Capítulo 7 de El Foro y el Bazar analiza las posibles soluciones voluntarias para cada una de esas fallas. Aquí, brevemente considerado el problema que plantean los estándares tecnológicos y lo que se denomina «dependencia del camino», esto es, cuando el Mercado supuestamente queda atrapado en un estándar tecnológico porque hay altos costos de cambiarlo:

En cuanto a las afirmaciones respecto a la dependencia de eventos pasados que terminarían encerrando al mercado en soluciones no óptimas, es necesario tener en cuenta las “externalidades de red” que aumentan el valor de un producto o servicio, en tanto en cuanto es utilizado por un número creciente de personas. Tal vez fuera más eficiente utilizar un idioma como el esperanto para los intercambios internacionales, pero el que ha ocupado ese lugar es el inglés, lo que le otorga ahora un valor adicional para aprenderlo, no porque sea “técnicamente” un idioma superior, sino porque es generalmente utilizado. Si voy a “comprar” un idioma, o cursos para aprenderlo, su valor no depende de criterios técnicos, sino de los servicios que me va a brindar, que son mayores si se utiliza en todo el mundo y mucho mayores de los que me permitiría el esperanto.

No obstante, la misma historia evolutiva de los idiomas nos muestra que no hay una “dependencia del camino” que termine condenándonos a una solución inferior, no óptima. No siempre fue el inglés el idioma para las transacciones internacionales: antes lo fue el francés y antes aún el latín.

Otros ejemplos (Liebowitz y Margolis 2002) incluyen el caso de los estándares VHS y Beta para videos. Sony comenzó a vender equipos con el estándar Betamax en 1975, que tenían una capacidad de grabación por una hora; JVC estaba desarrollando el estándar VHS. Para imponer ese estándar en el mercado, Sony propuso a las otras compañías compartir esa tecnología, pero luego de algunas negociaciones esto no prosperó. El formato de Beta ofrecía ciertas ventajas para la edición y los efectos especiales, pero el VHS permitía mayor tiempo de grabación y, aunque no fuera de la misma calidad, en dos horas una familia podía grabar una película entera de la televisión, por ejemplo, mientras estaba ausente. En última instancia, se enfrentaron en el mercado dos productos con características destacadas diferentes: un tamaño menor, en el caso de Beta, o un tiempo de grabación mayor, en el caso de VHS. El veredicto del mercado fue favorable al segundo, que en poco tiempo se extendió entre los consumidores.

Sin embargo, Beta no desapareció: las características antes mencionadas le dieron una ventaja comparativa y fue seleccionado para la actividad de grabación profesional, donde se impuso. Esto muestra que había, en verdad, dos demandas y no una, y el mercado respondió ofreciendo a cada uno lo que más necesitaba, pero en ningún caso se observa una “dependencia del camino” de la que no se puede salir. De hecho, los consumidores ya no utilizan más la tecnología de video, reemplazada por el DVD. ¿Seguirá Blueray después? Los consumidores decidirán.

Una historia similar es la de los sistemas operativos de las computadoras, donde se mencionaba que Macintosh era superior a DOS e incluso a las primeras versiones de Windows, pero los usuarios eligieron al segundo y los diseñadores profesionales al primero.

Algo para aprender: Irlanda salió de la crisis del 2008 y es un centro de inversiones tecnológicas

El Instituto Libertad y Desarrollo, de Chile, publica “Economía Internacional al Instante” que en su Nº 847 presenta un informe sobre Irlanda, el cual resulta de interés para países latinoamericanos que han de realizar reformas para poner sus economías en orden: http://www.lyd.org/lyd/EII/EII847Irlanda04032016.pdf

Al respecto, dice el Informe:

Irlanda no se vio tan afectada como otros países durante la crisis de 2008. Sorprendentemente sólo se mantuvo en recesión durante dos años, para luego dar cabida a una rápida y sostenida recuperación que se mantiene hasta hoy en día. En 2014 el tigre celta sorprendió con un crecimiento de 5,2%, el cual se explica principalmente por un crecimiento de 11% en la inversión ese mismo año. Sin embargo, la desaceleración mundial y la no tan auspiciosa recuperación de la Zona Euro explican la disminución en el crecimiento con respecto a 2014, obteniendo un 3,4% el año 2015. Bajo los factores anteriormente mencionados, se mantiene una proyección en torno al 3,2% para el año 2016, la cual sigue siendo una tasa de crecimiento elevada para la Zona Euro.

En cuanto a consumo privado, no hubo crecimiento por seis años seguidos, en 2014 comienza una leve recuperación, para luego fortalecerse 2015, con una expectativa de 2% y proyecciones en torno al 2% para 2016. La demanda interna junto a la inversión ha contribuido para mejorar el crecimiento del PIB desde 2013. Para la demanda interna se espera una leve desaceleración de las cifras en 2015 y 2016, con un crecimiento en torno al 3% y 2,5%, respectivamente.

La inversión total sufrió una importantísima caída desde la crisis. En 2006 alcanzaba niveles por sobre el 30% del PIB. Cinco años después, en 2011, esta cifra no superaba el 17,7%, habiendo sufrido una de las mayores caídas de inversión privada desde la Gran Depresión. El año 2014 la inversión alcanzó el 20,3% del PIB, y se espera que para los años 2015 y 2016 se encumbre hacia 20,8% y 21,6%, según cifras del FMI, lo cual apoya las expectativas positivas de crecimiento.

Irlanda ha logrado enfrentar las consecuencias de la crisis con perseverancia y buenas políticas públicas. El costo para el gobierno del Primer Ministro, Enda Kenny, fue altísimo, puesto que debió impulsar un importante recorte de sueldos en el sector público y aumentar la deuda pública del país seis veces para rescatar al sistema financiero. En la actualidad la ciudadanía y los inversionistas han recuperado la confianza en la conducción política y económica del país.

Quizás el aspecto más paradigmático en esta materia sea el nuevo impulso que se ha llevado adelante en materia de inversión tecnológica. Lo que partió como un incentivo tributario al ahorro, se ha trasformado ahora en un motor del crecimiento. Empresas como Google, Apple o Microsoft tienen sus oficinas centrales para Europa ubicadas en Irlanda, lo que se ha traducido en un aumento del 65% del volumen de negocios de las empresas irlandesas durante 2014, y lo más destacable de todo, un 70% de las pymes también lo ha hecho. La inversión tecnológica en Irlanda desde EE.UU. es cinco veces mayor al promedio de otros países europeos.

El aumento de la presencia de la industria tecnológica tiene dos motivos. Por una parte, la claridad de las reglas del juego y una institucionalidad confiable, sumado a una tasa efectiva de impuestos del 11,8%. En segundo lugar, la alta calidad del capital humano disponible, con amplias brechas de capacidad debido al desempleo que generó la crisis. De esta forma, Irlanda es hoy el segundo mayor exportador de software del mundo, y aloja nueve de las diez farmacéuticas más grandes. El país está catalogado dentro de los mejores lugares para hacer negocios del mundo.”

Roubini contra la revolución tecnológica. ¿Luddita? Henry Hazlitt le responde desde 1946

Nouriel Roubini es un reconocido economista de la Universidad de Nueva York, quien tuviera una alta exposición en todas las discusiones sobre la crisis de 2008. Increíblemente se descuelga ahora con un artículo “luddita” (artesanos ingleses que protestaban contra las maquinarias a comienzos del siglo XIX), llamando la atención sobre el desempleo que generaría la actual revolución tecnológica: http://www.lanacion.com.ar/1758936-una-revolucion-que-podria-dejar-muchos-excluidos Un tema bastante increíble, dadas las veces que los economistas han demostrado su absoluta falsedad. Dice:

“A los ejecutivos e innovadores tecnológicos se los ve muy optimistas estos días: las nuevas tecnologías de fabricación generan un entusiasmo febril por lo que algunos ven como una tercera revolución industrial. En los años venideros, las mejoras tecnológicas en robótica y automatización aumentarán la productividad y la eficiencia, con importantes beneficios económicos para las empresas. Pero a menos que se implementen políticas adecuadas para estimular la creación de empleo, no está claro que la demanda de mano de obra siga creciendo a la par del progreso de la tecnología.”

Sí, parece que no lo tiene claro, aunque propone la siempre popular dedicación estatal a la educación, algo siempre políticamente correcto. Concluye:

“En nuestra incipiente búsqueda de soluciones inteligentes a los desafíos de la tercera revolución industrial, se destaca un tema recurrente: hay que canalizar las ventajas de la tecnología a una base de población más amplia que la que las disfrutó hasta ahora. Y eso exige hacer hincapié en la educación. Para que la prosperidad alcance a más gente, los trabajadores necesitarán las habilidades que demanda la participación en el nuevo mundo de la economía digital. Y tal vez no sea suficiente, en cuyo caso habrá que dar subsidios permanentes a los que vean sus puestos de trabajo eliminados por el software y las máquinas. En esto debemos prestar mucha atención a las lecciones del pasado.”

Eso es, hay que prestar atención a las lecciones del pasado. Es lo que Roubini debería hacer. Aquí va una de ellas, de parte de Henry Hazlitt, en su famoso libro “La Economía en una Lección” (1946):

“Constituye uno de los errores económicos más corrientes la creencia de que las máquinas, en definitiva, crean desempleo. Mil veces destruido, ha resurgido siempre de sus propias cenizas con mayor fuerza y vigor. Cada vez que se produce un prolongado desempleo en masa, las máquinas vuelven a ser el blanco de todas las iras. Sobre este sofisma descansan todavía muchas prácticas sindicales que el público tolera, sea porque en el fondo considera que los sindicatos tienen razón, sea porque se halla demasiado confuso para poder apreciar claramente las causas de su error.

La creencia de que las máquinas provocan desempleo, cuando es sostenida con alguna consistencia lógica, llega a descabelladas conclusiones. Bajo tal supuesto, no sólo debe estarse causando desempleo hoy en día con cada perfeccionamiento técnico, sino que el hombre primitivo debió empezar a producirlo con sus primeros esfuerzos por liberarse de la necesidad y de la fatiga inútiles.

Si fuese realmente cierto que la introducción de la maquinaria es causa de creciente desempleo y miseria, las deducciones lógicas serían revolucionarias, no sólo en el aspecto técnico, sino también en lo que se refiere a nuestro concepto global de la civilización. No sólo tendríamos que considerar calamitoso todo futuro progreso técnico, sino que deberíamos contemplar con igual horror los progresos técnicos alcanzados en el pasado.

Diariamente cada uno de nosotros se esfuerza en reducir en lo posible el trabajo que un determinado fin exige; todos procuramos simplificar nuestro trabajo y economizar los medios necesarios para alcanzar el objetivo deseado. Cualquier empresario, grande o pequeño, ansía constantemente conseguir realizar sus particulares objetivos con mayor economía y eficacia; es decir, ahorrando esfuerzo. Todo obrero inteligente procura reducir el esfuerzo que le exige la tarea encomendada. Los más ambiciosos entre nosotros tratan incansablemente de aumentar los resultados que puedan obtenerse en un número determinado de horas. Si obrasen con lógica y consecuencia, los tecnófobos deberían desechar todo este progreso e ingenio, no ya por inútil, sino por perjudicial. ¿Para qué transportar mercancías entre Nueva York y Chicago por ferrocarril cuando podrían emplearse muchísimos más hombres, por ejemplo, si las llevasen a hombros? Teorías tan falsas como la señalada se articulan de manera lógica, pero causan gran perjuicio por el mero hecho de ser mantenidas.”

Tratemos, por consiguiente, de ver con exactitud lo que realmente sucede cuando se introducen en la producción máquinas y perfeccionamientos técnicos. Los detalles variarán en cada caso, según sean las condiciones particulares que prevalezcan en una industria o período determinados. Pero tomaremos un ejemplo que comprenda las circunstancias más generales. Supongamos que un fabricante de telas tiene conocimiento de la existencia de una máquina capaz de confeccionar abrigos de caballero y señora, empleando tan sólo la mitad de la mano de obra que anteriormente se precisaba. Instala la maquinaria y despide a la mitad del personal.

Parece a primera vista que ha habido una evidente disminución de ocupación. Ahora bien, la propia máquina requirió mano de obra para ser fabricada; así, pues, como primera compensación aparece un trabajo que de otra forma no hubiese existido. El fabricante, sin embargo, sólo decide adoptar la maquinaria, si con ella consigue hacer mejores trajes por la mitad de traba]o, o el mismo tipo de traje a un costo menor. Suponiendo lo segundo, no es posible admitir que el trabajo invertido en la construcción de la maquinaria fuese tan considerable, en cuanto a volumen de salarios, como el que espera economizar a la larga el fabricante de telas al adoptar la maquinaria; de lo contrario no habría economía y la maquinaria no sería adquirida.

Vemos, por consiguiente, que todavía existe aparentemente una pérdida global de empleo, atribuible a la maquinaria. Sin embargo, debemos siempre tener presente la posibilidad real y efectiva de que el resultado final de la introducción de la maquinaria representa, a la larga, un aumento global de empleo, porque al adoptar la maquinaria, es tan sólo a largo plazo cuando el fabricante de telas espera, ordinariamente, ahorrar dinero, y puede se precisen varios años para que la maquinaria «se pague a sí misma».

Cuando el coste de la máquina ha quedado compensado por las economías que facilita, el fabricante de telas ve aumentar su beneficio (supondremos que se limita a vender sus abrigos al mismo precio que sus competidores, sin esforzarse por abaratarlos). En este punto puede parecer que se ha producido una pérdida neta de empleo, siendo el fabricante, el capitalista, el único beneficiario. Ahora bien, en estos beneficios extras radica precisamente el origen de subsiguientes ganancias sociales. El fabricante ha de emplear su beneficio extraordinario en una de estas tres formas y posiblemente empleará parte de aquél en las tres: 1) ampliación de sus instalaciones, con adquisición de nuevas máquinas para hacer un mayor número de abrigos; 2) inversión en cualquier otra industria, y 3) incremento de su propio consumo. Cualquiera de estas tres posibilidades ha de producir demanda de trabajo.

En otras palabras, como resultado de sus economías, el fabricante obtiene un beneficio que no tenía antes. Cada dólar ahorrado en salarios directos, por haber podido disminuir el importe de sus nóminas, ha de ir a parar indirectamente a los obreros que construyen la nueva máquina, a los trabajadores de otras industrias o a aquellos que intervienen en la construcción de una nueva casa o automóvil para el fabricante o en la confección de joyas y pieles para su esposa. En cualquier caso (a menos que sea un obtuso acaparador) proporciona indirectamente tantos empleos como directamente dejó de facilitar.

Pero no termina aquí la cosa. Si nuestro emprendedor industrial realiza grandes economías con respecto a sus competidores, o éstos imitarán su ejemplo o aquél empezará a ampliar sus negocios a expensas de aquéllos, con lo que se proporcionará, por lo tanto, más trabajo a los productores de las máquinas. Competencia y producción comenzarán entonces a reducir el precio de los abrigos. Ya no habrá tan grandes beneficios para los que adopten las nuevas máquinas; irán reduciéndose, al tiempo que desaparecen para aquellos fabricantes que todavía no hayan adquirido maquinaria. Las economías, en otras palabras, serán transferidas a los compradores de abrigos, es decir, a los consumidores.

Ahora bien, como los abrigos son más baratos, los comprará más gente, y aunque requiera menos mano de obra la confección de un mismo número de abrigos, éstos se producirán en mayor cantidad que antes. Si la demanda de abrigos es de las que los economistas llaman «elásticas», es decir, si un descenso en el precio determina una mayor cantidad de dinero invertida en abrigos, puede que en su confección se precisen todavía más operarios que los que eran necesarios antes de la aparición de las nuevas máquinas. Ya hemos visto que fue esto lo ocurrido realmente en el caso de las medias y otros productos textiles.

Pero el nuevo empleo no depende de la elasticidad de la demanda del producto particular de que se trate. Supongamos que aunque el precio de los abrigos quedase reducido casi a la mitad—descendiesen, por ejemplo, de 5 a 30 dólares—, no se vendiese ningún abrigo adicional. El resultado sería que al tiempo que los consumidores seguirían proveyéndose de nuevos abrigos en igual medida que antes, cada comprador dispondría ahora de 20 dólares con los que previamente no contaba. Gastará, por consiguiente, estos 20 dólares en cualquier otra cosa proporcionando así más empleos en otros sectores de la producción.

En resumen, las máquinas, los perfeccionamientos técnicos, las economías y la eficiencia, en definitiva, no dejan sin trabajo a los hombres.

Teorías sobre el cambio institucional y el impacto de la tecnología

He agregado al capítulo sobre Cambio Institucional las distintas teorías que buscan explicar porqué ciertas sociedades tienen instituciones de calidad y otras no. El tema lo había desarrollado primero en el Índice de Calidad Institucional 2013, y las teorías consideradas fueron:

1. Que es la geografía la que determina el progreso y no las instituciones

2. Que es la geografía la que determina las instituciones y, por ende, el progreso

3. Que es el conocimiento técnico y los incentivos politicos los que lo explican

4. Que es el tamaño de la jurisdicción (más pequeñas mejores instituciones y más progreso)

5. Que es la existencia de recursos naturales (muchas veces al revés, una maldición)

6. Que es el origen legal (common law o derecho continental codificado)

Para luego llegar a la que me interesa que es el papel de las ideas y valores.

Pero ahora agrego una más que está en Buena medida relacionada con esta última: la innovación tecnológica.

Se ha hecho más que evidente en estos últimos tiempos el impacto que tiene la tecnología en la vida diaria, y el aceleramiento de cambio tecnológico impulsado por la globalización y un mayor grado de apertura hacia los mercados. Y esos cambios tecnológicos no solamente cambian nuestra vida diaria, en buena medida cambian también la sociedad en la que vivimos, por lo que no sería desacertado señalar a ese cambio tecnológico como una de las causas del cambio institucional. Recientes cambios en países árabes fueron impulsados en buena medida por las redes sociales, como vimos en el capítulo sobre los límites al oportunismo político.

La teoría entonces tendría esta forma:

Innovación tecnológica
Cambio institucional
Progreso

 

 

 

Tomemos, por ejemplo, el caso del Bitcoin. Es el resultado de una innovación tecnológica que ha permitido crear esta cripto-moneda que, de ser aceptada en forma generalizada y si no fuera ahogada por la persecución estatal, bien podría modificar la institucionalidad monetaria para siempre. Aunque, de todas formas, la innovación tecnológica, y particularmente en este caso, no deja de ser una “idea”, por lo que el siguiente paso será considerar el papel que éstas cumplen en el cambio institucional.

La lucha por mejores salarios o por aprender nuevas tecnologías

Cuando hablamos sobre el poder de negociación de los trabajadores, muchos aceptaron el argumento que los salarios están determinados por la demanda y oferta de trabajo, pero así y todo manifestaron que la huelga era el único, o tal vez el más importante, medio que poseen para mejorar su situación: https://bazar.ufm.edu/sobre-el-poder-de-negociacion-de-los-trabajadores/

Luddismo

El punto planteado allí fue que un aumento “artificial” del salario por sobre el que determinan esa oferta y demanda genera una caída de la cantidad de trabajo demandada y un aumento de la cantidad ofrecida. Los empleadores contratan menos trabajadores porque no pueden hacer frente a esos mayores costos y, por el otro lado, hay trabajadores que ahora se suman al mercado ante el atractivo de un salario mayor. Esta diferencia se convierte en desempleo: hay menos puestos de trabajo disponibles de los que los trabajadores quisieran tener.

¿Es la huelga lo único que puede hacer el trabajador para aumentar su salario? En realidad lo mejor que puede hacer es desarrollar algún tipo de habilidad que sea muy difícil de encontrar en el mercado. En ese sentido, lo que debe hacer es “diferenciarse” del resto de los trabajadores más que homogeneizarse con ellos. Mejora sus perspectivas de empleo y de remuneración.

Pensemos en Messi, un trabajador del fútbol, si podemos llamarlo así. ¿Por qué gana mucho más dinero que un barrendero? Pues solemos decirlo cuando lo vemos jugar: es único, no hay otro como él. ¿Cuántos pueden jugar como Messi? Tal vez nadie. ¿Cuántos pueden hacer el trabajo de barrendero? Muchos, cientos, miles. Esto quiere decir que uno enfrenta poca competencia, otros enfrentan mucha.

Por supuesto que aquí entra en juego la educación, la que nos ayuda a diferenciarnos, a acceder a mercados donde los pretendientes de un empleo son menos, pero no es solo eso: son habilidades de todo tipo. Las mismas habilidades de Messi no son fruto de la educación, como no suelen serlo las de muchos artesanos, torneros, carpinteros, etc. Incluso sucede con los abogados: laboralistas seguramente hay muchos, cualquiera puede mandar un telegrama ante un despido; pero abogados especializados en contratos financieros hay muy pocos, y son altamente remunerados.

Los trabajos más simples, además, tienden a ser reemplazados por máquinas. En esta nota de la Revista La Nación se comenta sobre el creciente uso de la inteligencia artificial y los robots para realizar muchas tareas: http://www.lanacion.com.ar/1682807-agentes-virtuales

Comenta:

“Gartner Research, empresa consultora y de investigación de tecnologías, pronosticó para 2015 que el 50% de las actividades de búsqueda de los usuarios en canales digitales será conducido por agentes virtuales y que en 2020 -faltan sólo seis años-, los clientes se autoadministrarán en un 85 %, sin interactuar con un ser humano.”

“Los gurús de la informática están trabajando hace rato sobre este tema sosteniendo que es mejor liberar a los operadores de actividades reiterativas, tediosas y mecánicas, que son las que generan una alta rotación en los call-centers, para que puedan ocuparse de cuestiones más complejas, como revisar un tema de facturación, etcétera.”

“La Argentina no queda fuera de las predicciones, ya que algunas empresas e instituciones públicas y privadas ya emplearon full time a agentes virtuales o bots, así como se los denomina. De esta manera, hoy podemos interactuar con el simpático Luigi, de Fiat; con Mariana, la asesora de la UCA; Sofía, de Telefónica/Movistar, que tiene toda la onda, o con Esperanza, que se ocupa de asistir a personas con discapacidad en la Municipalidad de San Isidro. ¿Qué tienen en común todos ellos? Están programados para ser corteses, mantener conversaciones, pero por sobre todo, brindar la información que se les pide los 365 días, durante las 24 horas.”

Y termina:

“Ya fueron presentados autos sin conductores y hay conciertos de robots que despiertan pasión entre los japoneses, los Z-Machines, que sin alma compiten con más brazos. El guitarrista tiene 78 dedos y maneja 12 púas. Y el público aplaude envuelto en una atmósfera artificial. ¿Qué harán los humanos si todas las tareas, aunque sea las que nos disgustan, fueran reemplazadas por robots? Estaríamos condenados al ocio permanente. Y a la pérdida de empleos.”

“El sociólogo Javier de Rivera compara estos tiempos con los de la Revolución Industrial, con la diferencia que esta vez los afectados serán los trabajadores vinculados a áreas de servicios, como la información, comunicación y atención al cliente. «Se recurre a las máquinas para reducir trabajo y ahorrar costos, así como el tener que lidiar con los trabajadores, que podrán ser sustituidos por sistemas automatizados.»

A principios del siglo XIX surgió en Inglaterra un movimiento de protesta contra las máquinas, llamados “luddistas”, quienes tomaron su nombre de un ficticio capitán Ned Ludd y se dedicaron a destruir las máquinas. Ahora hay un movimiento “neo-luddista”, que busca hacer lo mismo contra la tecnología moderna, como en este caso, aunque sus miembros varían desde quienes resisten algunas tecnologías por considerar que atentan contra la vida en comunidad hasta otros, como Unabomber, dispuestos usar la violencia contra la tecnología.

Poco van a ganar los trabajadores resistiendo a la tecnología, más les conviene conocerla y aprenderla.