Casi treinta años y el Mercosur no llega a firmar un tratado de libre comercio con la Unión Europea

Con los alumnos de la materia Empresas y Negocios Internacionales de UCEMA, vemos un documento oficial sobre el tratado UE-Mercosur. Es de Julio de 2019 y no parece haberse avanzado mucho desde entonces, pero vale la pena ver las posibilidades que presenta:

Es el acuerdo más amplio y ambicioso alcanzado por ambos bloques en toda su historia, creando un mercado de bienes y servicios de 800 millones de consumidores que se beneficiarán de una oferta más diversa y de mayor calidad a precios más competitivos.

Es parte de la inserción inteligente de la Argentina en el mundo. El crecimiento y desarrollo sostenible no se puede lograr en soledad, sólo es posible con más y mejor integración internacional y más y mejor comercio. En el pasado, la desconexión de la Argentina con el mundo sólo significó retraso económico para nuestro país.

El acuerdo con la UE se inscribe en el marco de otros diálogos y negociaciones en curso que buscan también abrir nuevos mercados para nuestros productos, posicionando a su vez al Mercosur como una plataforma que se proyecte hacia la región y hacia el resto del mundo. La agenda de negociaciones incluye, además de este acuerdo, a EFTA1, Canadá, Singapur y Corea del Sur, así como la profundización de los vínculos con América Latina.

Las negociaciones para alcanzar un acuerdo de asociación entre el Mercosur y la Unión Europea han tomado mucho tiempo. Más de 20 años: se inició el diálogo en el año 1995, se alcanzó el mandato negociador de la Comisión Europea en 1999 y la primera ronda en el año 2000. Fue un objetivo compartido por los todos los gobiernos de los Estados Partes del Mercosur desde ese momento hasta ahora. Sin embargo, es entendible la persistencia de nuestros gobiernos.

La UE es un mercado inmenso con 500 millones de habitantes que representa el 20% de la economía mundial, es el primer inversor con un stock que supera el 30% de las inversiones globales e importa el 17% del total de las compras mundiales de bienes y servicios.

Un debate sobre los faros que en verdad es un debate acerca del papel del Estado en la sociedad

Con los alumnos de la materia Historia del Pensamiento Econ]omico y Social, vemos a Samuelson y a Coase en un debate central. Es sobre los faros, pero en verdad sobre los bienes públicos y el papel del Estado.

En cuanto a la provisión de bienes públicos, la respuesta casi inmediata es que deben ser provistos por el Estado, ya que el mercado sería incapaz de hacerlo. El caso típico, presentado por distintos economistas, es el de un faro, en relación con el cual la imposibilidad de excluir a quien no pague, una vez que la luz es emitida, daría como resultado una conducta de free rider, que trataría  de evitar el pago, dado que es imposible evitar que vea la señal de todas formas. El ejemplo aparece en John Stuart Mill, Henry Sidgwick y Alfred C. Pigou, con ese mismo argumento de la “no exclusión”, y reaparece en Paul Samuelson con otro adicional, según el cual no tendría sentido excluir a los que no pagan, ya que no hay congestionamiento en el servicio; es decir, no hay ningún costo extra, si un barco más observa la señal del faro para guiarse. En este caso no solamente sería improbable que el sector privado proveyera los faros, sino que, de poder hacerlo, no sería conveniente, ya que cada barco desincentivado para navegar por dichas aguas debido al pago del peaje por los servicios del faro, representaría una pérdida económica social

Conocida es la respuesta de Coase (1974) a este ejemplo, después de estudiar la historia de los faros en Inglaterra y demostrando que durante varios siglos fueron financiados y administrados por los dueños de barcos y emprendedores privados. Durante varios siglos, en Gran Bretaña, los faros fueron construidos y mantenidos por Trinity House (Inglaterra y Gales), los Comisionados de Faros del Norte (Escocia) y los Comisionados de Faros en Irlanda, cuyo presupuesto provenía del Fondo General de Faros, formado a su vez por los cargos que pagaban los armadores de buques. Esto en cuanto se refiere a los faros que ayudaban a la navegación general, ya que los faros de tipo “local” eran financiados por los puertos, que recuperaban los gastos en que incurrían mediante los cargos que hacían a quienes los utilizaban.

 

Escenarios para el año 2050: ¿con todo lo que pasó y pasa, es posible decir algo ?

Con los alumnos de UCEMA, vemos un informe de Deutsche Post donde se plantean diferentes escenarios para la economía global en el año 2050: http://www.dpdhl.com/en/media_relations/press_releases/2012/the_world_in_2050.html

Y sí, hay gente que tiene que estar pensando en el 2050, mientras muchos apenas sabemos lo que va a pasar el año que viene. La falta de una moneda sólida en el mundo y de crecientes endeudamientos en los principales países del planeta debería alertarnos ya que habrá turbulencias. La crisis del 2008 quedó atrás pero nada se ha hecho para evitar la próxima. Las políticas monetarias de los bancos centrales “generan” los ciclos económicos de auge y caída, no los suavizan. Sin embargo, nada de esto se menciona en el análisis del futuro de este reporte. Tampoco hay nada en relación a una generalización del populismo en los países ricos, eso que representa Donald Trump y que encontramos en Europa tanto en versiones de izquierda como de derecha. ¿Y cuáles son los escenarios que encuentran?

Escenario 1: Una economía sin control, con colapso a la vista. Pero curiosamente a ese destino se llegaría por “un materialismo y consumo sin límites, alimentado por el paradigma del crecimiento cuantitativo y el rechazo el desarrollo sustentable.” EL comercio mundial ha florecido por la eliminación de las barreras comerciales, Asia es el centro de la economía y una super-red de transpote global asegura rápidos intercambios entre los centros de consumo. Pero el cambio climático lleva a desastres naturales.

Escenario 2: Mega-eficiencia y mega-ciudades. Un mundo en el que las ciudades son los grandes motores del progreso y el estado nacional queda en un segundo plano. Las ciudades se benefician del crecimiento “verde”. Para superar problemas como la congestión y las emisiones se han convertido en campeonas de la colaboración. Los consumidores cambiaron sus hábitos, los productos ya no tanto se compran sino que se alquilan.

Escenario 3: Estilos personalizados. La individualización y el consumo personalizado se han extendido por doquier. Los consumidores pueden diseñar y crear sus propios productos, con impresoras 3D. Esto se complementa con una infraestructura energética descentralizada.

Escenario 4: Proteccionismo paralizante. A partir de las crisis económicas, el nacionalismo excesivo y las barreras proteccionistas, la globalización se ha revertido. El desarrollo tecnológico es lento. Los altos precios de la energía y la escasez de su oferta llevan a conflictos internacionales sobre los recursos.

Escenario 5: Resistencia global, adaptación local. Describe un mundo caracterizado por un alto nivel de consumo gracias a la producción automatizada y barata. Pero el acelerado cambio climático y las frecuentes catástrofes naturales quiebran las cadenas de suministro global y se producen constantes fallas en la oferta. El paradigma económico cambia de la maximización de la eficiencia a la mitigación de la vulnerabilidad. Esto lleva a duplicar sistemas para superar esos inconvenientes aunque la eficiencia termina sacrificada.

En fin, puede ser que alguno o más de uno de los escenarios descriptos se produzca: el auge de las ciudades, la personalización del consumo. Pero tal vez el escenario más importante será el que determinará las políticas fiscales y monetarias de los gobiernos ya que si hay una amenaza en el planeta actualmente es que tienen las manos libres para hacer lo que quieran, sin mayores controles y lo que quieren suele ser gastar y emitir. Todo, por supuesto, con los mejores argumentos acerca del impulso de la “demanda agregada” y las terribles amenazas de la deflación.

Tal vez haya que incorporar un escenario que describa el colapso del estado benefactor, o el auge del populismo, o el derrumbre del comercio por el proteccionismo, o una combinación de todas, hundido en un mar de deuda y emisión monetaria. ¿Y después?

Ronald Coase, las externalidades y el nacimiento del análisis económico del derecho (Law & Economics)

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social, UCEMA, vemos uno de los artículos más citados aunque no podamos decir que forma parte del «mainstream» de la economía, ya que pocos economistas toman nota o hacen caso de sus conclusiones: «El Problema del Costo Social», de Ronald Coase.

Coase fue Premio Nobel de Economía 1991. Comenzó su carrera académica como Profesor en la London School of Economics en Gran Bretaña y en las Universidades de Buffalo y Virginia en Estados Unidos. Desde 1964 se desempeñó en la Universidad de Chicago, específicamente en la Escuela de Derecho, de la cual fue Profesor Emérito en la cátedra Clifton R. Musser.

1. El problema a examinar

Este trabajo se refiere a las actividades de una empresa que tienen efectos perjudiciales en otras. El ejemplo más común es el del humo de una fábrica que provoca efectos nocivos en los que ocupan las propiedades vecinas. El análisis económico de tal situación se ha realizado usualmente en términos de una divergencia entre el producto privado y social de la fábrica, siguiendo el tratamiento de Pigou en The Economics of Welfare. La conclusión a la que parece haber conducido este tipo de análisis a la mayoría de los economistas es que sería deseable responsabilizar al dueño de la fábrica por el daño causado a los afectados por el humo, o, alternativamente, fijar un impuesto variable al propietario de la fábrica según la cantidad de humo producido, equivalente en términos monetarios al daño que causa, o, finalmente, excluir a las fábricas de los distritos residenciales (y presumiblemente de otras zonas en las que el humo tendría efectos perjudiciales).

Mi opinión es que los cursos de acción sugeridos son inadecuados porque llevan a resultados que no son necesariamente deseables.”

Y Concluye:

Si los factores productivos son considerados como derechos, se hace más fácil comprender que el derecho a hacer algo que tenga un efecto dañino (tal como la creación de humo, ruido, olor, etc.) es también un factor de producción. Así como podemos usar un pedazo de tierra de forma tal que evite que alguien cruce por ella, o estacione su auto, o construya su casa, también podemos usarla de forma tal que le neguemos a ese alguien un panorama, o la quietud, o el aire puro. El costo de ejercitar un derecho (de usar un factor de producción) es siempre la pérdida que sufre la otra parte como consecuencia del ejercicio de ese derecho: la incapacidad para cruzar la tierra, estacionar el auto, construir una casa, disfrutar de un paisaje, tener paz y quietud, o respirar aire puro.

Sería deseable que las únicas acciones desarrolladas fueran aquellas en que lo que se ganase tuviere un mayor valor que lo que se perdiese. Pero al elegir entre ordenamientos sociales, en el contexto en el que las decisiones individuales son tomadas, debemos tener en mente que un cambio del sistema existente que conduzca a un mejoramiento en algunas decisiones puede muy bien conducir a un empeoramiento de otras. Además, debemos considerar los costos involucrados en operar los distintos ordenamientos sociales (ya sea el funcionamiento de un mercado o de un departamento de Gobierno), como también los costos que demandará la adopción de un nuevo sistema. Al diseñar y elegir entre ordenamientos sociales debemos considerar el efecto total. Este es el cambio de enfoque que estoy proponiendo.

Los pasos para expandir una startup tecnológica en América Latina sin contratiempos

Con los alumnos de la materia Empresas y Negocios Internacionales vemos un informe de Endeavor sobre los pasos para la expansión de una startup tecnológica en América Latina  (Soft Landing en América Latina). En este caso, se refieren a la importancia de tener como socio a un Venture Capitalist (VC):

“Sin duda, tener un VC local en la tabla de capitalización es una gran estrategia al ingresar a un nuevo mercado. Al adquirir acciones en la compañía, el VC hará todo lo posible para facilitar la entrada al mercado. Los principales puntos de apalancamiento son una red local sin rival y expertise en matices culturales, ambos prerrequisitos para lograr operaciones exitosas.

Por otro lado, un fondo regional también puede ser un aliado importante al expandirse. Dado que la industria de VC en Latinoamérica aún es incipiente, hay pocos fondos muy especializados en comparación con Silicon Valley, por ejemplo, donde el tamaño del mercado de capitales ha llevado a cierto grado de especialización. Como se halló en investigaciones previas llevadas a cabo por Endeavor, muchos emprendedores en subsectores como agtech, insurtech, o traveltech especifican que la mayor dificultad que enfrentan al levantar capital es que los inversionistas locales no tienen un conocimiento profundo del mercado. Las firmas especializadas de VC a nivel regional, o incluso firmas más grandes con inversiones previas en la industria específica, pueden ofrecer una mejor guía para los emprendedores.

Además, aunque VCs locales en el mercado de destino puede proveer una red de contactos clave, incluyendo los aliados operativos y clientes potenciales para la compañía que esté buscando expandirse internacionalmente, las firmas de inversión de VC con alcance regional tienen, sin duda, una red más amplia de contactos. Esto es importante al planear con anticipación, si es que la compañía está buscando expandirse hacia otras geografías en el futuro, o incluso como guía al evaluar cuáles serán los siguientes pasos y cuáles mercados hacen mayor sentido.

Al levantar capital, muchas compañías incluyen en sus rondas de financiamiento una combinación de firmas de VC en diferentes áreas de expertise. Así como se recomienda que los cofundadores de la misma compañía no dupliquen las mismas habilidades, las compañías buscan fondos con distintas perspectivas, tales como el expertise específico en ciertos subsectores, o que tengan redes en una región o país particular. Por eso, una combinación de firmas locales y regionales siempre resulta beneficiosa. Finalmente, hay muchos fondos locales que invierten internacionalmente, así que las líneas entre local y regional siempre están borrosas. Con frecuencia, es más importante encontrar un fondo cuyos incentivos estén alineados con los de la compañía.”

Hayek-Keynes y los ciclos económicos: un debate que marca toda la teoría económica

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico y Social de UCEMA, vemos el debate “Hayek-Keynes” sobre las crisis y el ciclo económico. Comenzamos con el capítulo 22 de la Teoría General de Keynes, titulado “Notas sobre el ciclo económico” y luego vemos también un artículo de Hayek. Aquí van algunos párrafos que explican la visión de Keynes y otros donde hace referencia a la discusión, aunque en ningún momento menciona con quién está discutiendo, pero se puede inferir con quién.

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“…encontraremos que las fluctuaciones en la propensión a consumir, en la curva de preferencia por la liquidez y en la eficacia marginal del capital han desempeñado su parte (en los ciclos). Pero sugiero que el carácter esencial del ciclo económico y, especialmente, la regularidad de la secuencia de tiempo y de la duración que justifica el que lo llamemos ciclo, se debe sobre todo a cómo fluctúa la eficacia marginal del capital.”

“Las últimas etapas del auge se caracterizan por las esperanzas optimistas respecto al rendimiento futuro de los bienes de capital, lo bastante fuertes para equilibrar su abundancia creciente y sus costos ascendentes de producción y, probablemente también, un alta en la tasa de interés. Es propio de los mercados de inversión organizados que, cuando el desencanto se cierne sobre uno demasiado optimista y con demanda sobrecargada, se derrumben con fuerza violenta, y aún catastrófica bajo la influencia de compradores altamente ignorantes de lo que compran y de los especuladores, que están más interesados en las previsiones acerca del próximo desplazamiento de la opinión del mercado, que en una estimación razonable del futuro rendimiento de los bienes de capital.”….

“De este modo, con mercados organizados y sujetos a las influencias actuales, la estimación que hace el mercado de la eficacia marginal del capital puede sufrir fluctuaciones tan enormemente amplias que no quepa neutralizarlas lo bastante por fluctuaciones correspondientes en la tasa de interés. Además, como hemos visto antes, los movimientos consiguientes en el mercado de valores pueden deprimir la propensión a consumir precisamente cuando es más necesaria. Por tanto, en condiciones de laissez-faire, quizá sea improbable evitar las fluctuaciones amplias en la ocupación sin un cambio trascendental en la psicología de la inversión, cambio que no hay razón para esperar que ocurra. En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares.”

Hasta allí, una muy breve exposición de su análisis y propuesta de solución. Ahora breves párrafos sobre el debate. Así comienza la sección inmediata al párrafo anterior:

“Puede parecer que el análisis precedente está de acuerdo con el punto de vista de quienes sostienen que la sobreinversión es la característica del auge, que el único remedio posible para la siguiente depresión es el evadirla, y que, si bien, por las razones dadas antes, ésta no puede impedirse por medio de una baja tasa de interés, el auge puede evitarse por otra alta. Ciertamente tiene fuerza el argumento de que una alta tasa de interés es mucho más efectiva contra un auge que otra baja contra una depresión.

Pero inferir estas conclusiones de lo anterior llevaría a una mala interpretación de mi análisis; y a mi modo de ver, supondría un error. Porque el término sobreinversión es ambiguo. Se puede referir a las inversiones que se destinan a desanimar las previsiones que las incitaron o para las cuales no hay lugar en circunstancias de intensa desocupación; o puede indicar un estado de cosas en el que cada clase de bienes de capital sea tan abundante que no haya inversión nueva que prometa aun en condiciones de ocupación plena, ganar en el curso de su duración más que su costo de reposición. Es solamente en el último estado de cosas donde hay sobreinversión, estrictamente hablando, en el sentido de que cualquier inversión posterior será sólo un puro desperdicio de recursos:….

…’El remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge. El remedio correcto para el ciclo económico no puede encontrarse en evitar los auges y conservarlos así en semi-depresiones permanentes sino en evitar las depresiones y conservarnos de este modo en un cuasi-auge continuo.”

“El auge que está destinado a terminar en depresión se produce, en consecuencia, por la combinación de dos cosas: una tasa de interés que, con previsiones correctas, sería demasiado alta para la ocupación plena, y una situación desacertada de previsiones que, mientras dura, impide que esta tasa sea un obstáculo real. El auge es una situación tal que el exceso de optimismo triunfa sobre una tasa de interés cuya altura excesiva se comprendería si se juzga con serenidad.”

Hay quienes dicen que la Inteligencia Artificial nunca podrá igualar la creatividad de los humanos. ¿Será así?

Más sobre el intenso debate vinculado con la Inteligencia Artificial. Aquí una opinión señalando que nunca podrá igualar la creatividad humana, en particular en el arte. ¿y porqué sería así? En fin, está en este artículo “Why AI Will Never Rival Human Creativity: Predictive mechanisms preclude the originality needed for true art”, por WILLIAM DERESIEWICZ, autor de varios libros como Excellent Sheep, The Death of the Artist, A Jane Austen Education y The End of Solitude: Selected Essays on Culture and Society. https://www.persuasion.community/p/why-ai-will-never-rival-human-creativity?utm_source=%2Fsearch%2Fderesiewicz%2520wiliam&utm_medium=reader2

“La IA podría dejar a los artistas fuera del negocio. Sin embargo, no los reemplazará. No hará, no puede, hacer buen arte, gran arte: verdadero arte. Es decir, arte original. Esto es, lo sé, una predicción peligrosa (“predicción peligrosa”: una redundancia). Pero a diferencia de los expertos en tecnología y los expertos, en su gloriosa presunción ignorante, tengo una idea de lo que es el arte y cómo se crea.

La IA opera tomando decisiones de alta probabilidad: la siguiente palabra más probable, en el caso de los textos escritos. Los artistas —pintores y escultores, novelistas y poetas, cineastas, compositores, coreógrafos— hacen lo contrario. Toman decisiones de baja probabilidad. Toman decisiones que son inesperadas, extrañas, que parecen errores. A veces son errores, reconocidos, en retrospectiva, como felices accidentes. Eso es la originalidad, por definición: una elección de baja probabilidad, una elección que nunca se ha hecho.”

Marketing global: Mason & Dunung Cap. 14 y la homogeneización de las preferencias

Existe un temor o preocupación general de que la extensión de la globalización va a generar un mundo monótono, donde se perderá la diversidad cultural y todo será estilo McDonalds.

Sin embargo, cuando vemos con los alumnos de UCEMA el texto de Mason & Dunung, Capítulos 14 de International Business, lo que se encuentra es algo bien diferente: las grandes empresas internacionales en vez de homogeneizar al mundo realizan grandes esfuerzos para adaptarse a las culturas locales. Es decir, cuando se trata de aprender marketing internacional, se trata fundamentalmente de cómo adaptarse a las preferencias locales. Esto no es nada nuevo en realidad. Ya sabemos que el emprendedor tiene éxito cuando logra captar cuáles son esas preferencias, y nada es distinto cuando se trata de negocios internacionales. M&D presentan algunos ejemplos básicos:

  • Kentucky Fried Chicken tuvo éxito en China cuando se adaptó a las condiciones locales, incluyendo la fuerte preferencia por la comida local, así que en lugar de ofrecer ensalada de repollo, ofrece brotes de bambú y loto. También sirve un sándwich de pollo en el mismo estilo que se sirve el famoso pato pequinés. También ofrece una sopa de cerdo y pickles para el desayuno.
  • Dice el texto: “Algunos productos, como Coca Cola o el café de Starbucks necesitan pocas, o ninguna modificación. Pero incluso estas empresas crean variaciones de productos para adaptarse a los gustos locales. Por ejemplo, Starbucks introdujo un frapuccino de té verde en China, que ha sido muy exitoso.
  • Ni qué hablar de la atención que las empresas internacionales tienen que prestar al lenguaje local: Clairol tuvo que cambiar el nombre de su peine para hacer rulos “Mist Stick” en Alemania porque descubrió que allí es el lunfardo de “bosta”. La alemana Volkswagen tuvo que cambiar el nombre de su modelo Jetta por Bora en la Argentina ya que estaba muy cerca del vocablo lunfardo “yeta”, que significa mala suerte.
  • Tomar en cuenta las diferencias culturales es algo permanente. Dice el texto que Procter & Gamble “utilizó una técnica de focus groups e investigación dentro de los hogares en Alemania para comprender cómo los consumidores usaban los productos. Ya saben que porque un cierto producto se venda bien en un mercado, no lo será en otros. Por ejemplo, las toallas de papel “Bounty” se venden bien en los Estados Unidos, pero su lanzamiento solo fue exitoso en dos de los 12 mercados europeos en los que fueron lanzadas. ¿Por qué? P&G descubrió que el concepto de toalla de papel da la idea de desperdicio en los alemanes y, por lo tanto, no las compran.”

El tema más general de la influencia del comercio y los negocios en la cultura fue claramente desarrollado por Tyler Cowen en su libro “In Praise of Commercial Culture”: http://www.amazon.com/Praise-Commercial-Culture-Tyler-Cowen/dp/0674001885/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1414888660&sr=1-1&keywords=in+praise+of+commercial+culture

Así lo describe Amazon:

¿Una economía de mercado alienta o desalienta la música, literatura o las artes visuales? Dañan la creatividad las fuerzas económicas de la oferta y la demanda?… El economista Tyler Cowen sostiene que la economía capitalista es un marco institucional vital pero poco apreciado en el apoyo a la pluralidad cultural y artística, ya que provee un continuo flujo de nuevas creaciones, apoya tanto la cultura sofisticada como la popular, ayuda a los consumidores y a los artistas a refinar sus gustos y brinda homenaje al pasado capturando, reproduciendo y diseminando el arte.

“Una exitosa cultura refinada usualmente surge de una saludable y próspera cultura popular. Shakespeare y Mozart eran muy populares en su tiempo. La posterior música de Beethoven, menos accesible, fue posible en parte por esta anterior popularidad. Hoy, la demanda de los consumidores asegura que pueda encontrarse tanto grabaciones de archivo de blues, una amplia gama de actuales y pasadas sinfonías, y los top 40 de esta semana. La alta y la baja cultura se complementan.”

“La filosofía del optimismo cultural de Cowen se enfrenta a muchas variedades del pesimismo cultura que se encuentran en conservadores, neo-conservadores, la Escuela de Frankfurt y algunas versiones de lo “políticamente correcto” y movimientos multiculturales, como también algunas figuras históricas como Platón o Rousseau. Muestra que cuando la cultura contemporánea florece, parece degenerar, dada la extendida aceptación del pesimismo.”

¿Los recursos se acaban? Descubrieron en Noruega un yacimiento de fosfato que cubriría el consumo de los próximos 100 años

Una idea bastante común, presentada como una crítica al capitalismo, es que éste promueve el consumo masivo de recursos, los que seguramente se agotarán. Julian Simon, quien fuera profesor de economía de la Universidad de Maryland, hizo una apuesta a Paul Ehrlich en 1980 asegurando que éste se equivocaba, pues los recursos aumentan gracias a la empresarialidad que no para de buscarlos y descubrir nuevos materiales o usos. Simon ganó la apuesta.

Ahora viene esta noticia: ‘Great news’: EU hails discovery of massive phosphate rock deposit in Norway, por (curiosamente) Frédéric Simon publicada en Euractiv: https://www.euractiv.com/section/energy-environment/news/great-news-eu-hails-discovery-of-massive-phosphate-rock-deposit-in-norway/

“Un enorme depósito subterráneo de roca de fosfato de alto grado en Noruega, presentado como el más grande del mundo, es lo suficientemente grande como para satisfacer la demanda mundial de fertilizantes, paneles solares y baterías de automóviles eléctricos durante los próximos 100 años, según la empresa que explota el recurso.

La roca fosfórica es un elemento esencial utilizado en la producción de fósforo para la industria de los fertilizantes y se incluyó en la propuesta de marzo de la Comisión Europea para una Ley de Materias Primas Críticas.

Se estima que el depósito noruego tiene un valor de al menos 70 mil millones de toneladas, que está justo por debajo de los 71 mil millones de toneladas de reservas mundiales probadas según lo evaluado por el Servicio Geológico de EE. UU. en 2021.

Con mucho, los depósitos de roca de fosfato más grandes del mundo, alrededor de 50 mil millones de toneladas, se encuentran en la región del Sáhara Occidental de Marruecos. Los siguientes más grandes se encuentran en China (3.200 millones de toneladas), Egipto (2.800 millones de toneladas) y Argelia (2.200 millones de toneladas), según estimaciones estadounidenses.

“Ahora, cuando encuentras algo de esa magnitud en Europa, que es más grande que todas las otras fuentes que conocemos, es significativo”, dijo Michael Wurmser, fundador de Norge Mining, la compañía detrás del descubrimiento.”

Sobre la banalización del Holocausto

En una reunión realizada ayer en la Universidad Di Tella para discutir propuestas para el sistema educativo presenté un ejemplo que buscaba mostrar que nos conformamos con la existencia de ciertas normas que buscan controlar el contenido de la educación si es que simplemente no las cumplimos.

El ejemplo hizo mención al Holocausto de una forma que banaliza ese dramático acontecimiento, por lo que pido las disculpas correspondientes y agradezco a quienes me lo señalaran.