Un amigo, poeta y ensayista, experto en Don Quijote, escribe una Constitución liberal para Chile

por Graf Eric Clifford

La Constitución chilena de 2022

«Y en el discurso de su plática vinieron a tratar en esto que llaman razón de estado y modos de gobierno, enmendando este abuso y condenando aquel, reformando una costumbre y desterrando otra, haciéndose cada uno de los tres un nuevo legislador, un Licurgo moderno o un Solón flamante, y de tal manera renovaron la república, que no pareció sino que la habían puesto en una fragua y sacado otra de la que pusieron».

—Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha (2.1)

Gustavo Doré, Don Quijote (2.51)

Dirán que es absurdo que un tejano se dedique a escribir constituciones para latinoamericanos. Mi mejor justificación es que últimamente no veo oportunidad de hacerlo entre los anglos. No quisiera decir con eso que no haya graves problemas constitucionales en lugares como Nueva Zelanda o California, solo que los ciudadanos de esos lugares no se han atrevido a desatar una crisis constitucional con tantas posibilidades como la de Chile.

Mi segunda justificación le será más curiosa al lector común. Me he jubilado del mundo académico y paso los días en un pueblo de Texas cuyo nombre quedará en el olvido por el momento. Hay cierta ironía en el hecho de que solo ahora me creo autor, mayormente poeta, pero también ensayista y no del todo mediocre. Incluso tengo ganas de escribir novelas. De hecho, hace poco estaba a punto de terminar mi primera novela y contemplaba su edición antes de iniciar su publicación, cuando de repente me enteré de que antes de pasarme al más estimado de todos todavía me faltaba experimentar con un solo género más.

Una constitución es un tipo de texto sobre cuyo estilo, contenido e importe he meditado mucho en los últimos años y desde muchas perspectivas. Después de las elecciones de 2020 en mi país, como una especie de consuelo, me puse a estudiar y escribir sobre El federalista de Alexander Hamilton, James Madison y John Jay, La democracia en América de Alexis de Tocqueville, El rey y la educación del rey de Juan de Mariana y «Nuestro pobre individualismo» de Jorge Luis Borges, además de un manojo de libros secundarios sobre el tema, todos escritos por profesores de las mayores universidades de Occidente (Friedrich Hayek y Russell Hardin en particular). Para ser franco, aunque todos estos textos son densos, me parecen eficientes en el sentido de que unos cinco o seis de ellos te pueden llevar al grano. Al reflexionar sobre el asunto, diría que el libro del vizconde de Tocqueville sigue siendo la meditación más sofisticada acerca de los objetivos, las funciones y los límites de una buena constitución, en el contexto de la modernidad al igual que la actualidad.

¿En qué consiste el éxito constitucional? Desde luego que yo no lo sé, pero mi impresión es que una constitución facilita la coordinación social entre los bloques de ciudadanos que podrían causar el mayor daño al pueblo. Incluso hay cierta paradoja en el hecho de que para incentivar una constitución que pueda persistir nos haga falta la existencia de un conflicto que les parezca a todos los involucrados casi imposible de resolver sin violencia. Aquí el corolario importante es que la mayoría de nosotros tiene que querer evitar la violencia.

Para precisar, la clave del éxito constitucional parece ser localizar el conflicto fundamental de una sociedad y luego estructurar una especie de combate político en su entorno. Con un poco de suerte y con unos frenos procesales —éstos mayormente diseñados para conseguirnos el tiempo necesario para resolver nuestros problemas a través de cualquier otro mecanismo diferente a la guerra, es decir, recurriendo al arte, el deporte, el diálogo, el comercio, el festival, la religión e incluso el sistema jurídico— quizás así sea posible evitar el apocalipsis civil. Para ser más sofisticado, la cuestión, en mi opinión, es la siguiente: ¿Cómo reconocer lo que Tucídides llama la estásis (στάσις) y luego sublimarla para que no resulte en la destrucción de la sociedad?

¿Tal acercamiento al problema constitucional refleja una cosmovisión racional y empírica o más bien pragmática y concesiva? Otra vez, no lo sé. Ya habrá notado el lector que soy adepto apasionado de esa especie de incertidumbre instada por Michel de Montaigne a lo largo de sus ensayos. No obstante, creo que el «dogma de Montaigne» —esa idea específica y común de que cualquier riqueza poseída por uno se habrá conseguido a coste del empobrecimiento de otro— es un error bien grave. Mis propios amigos libertarios, con quienes estoy de acuerdo en mucho, instintivamente me culpan por mi devoción a Montaigne. En parte, tienen razón.

Los libertarios me han enseñado que, aunque parezca imposible a primera vista, la verdad es que con tal de que un intercambio de bienes entre dos comerciantes sea voluntario, si al principio del caso es que 1 + 1 = 2, el resultado será que 1 + 1 > 2. Es decir, los dos participantes saldrán con más de lo que originalmente tenían. Incluso si yo te doy un dulce verde y tú me das a cambio un dulce rojo, nuestras propias felicidades serán ese suplemento de algo que podrá ser nada más que el mero cumplimiento de nuestros deseos. No obstante, tal cumplimiento funda la estabilidad social que al final hay que considerar entre los mayores bienes públicos. Y con bastante frecuencia, los respectivos usos de sus respectivas ganancias seguirán amplificando y multiplicando el valor del intercambio original.

La verdad es que puede haber trampa aquí. Por ejemplo, si solo yo sé que mi dulce es venenoso, te puedo perjudicar al darte el dulce rojo a cambio del verde. Así que querremos ciertas reglas y un sistema jurídico, y aspiraremos a mandar que no se oculte la información necesaria para que sea honesta la transacción. De todos modos, después del intercambio voluntario y decente, el resultado de 1 + 1 no será solo 2, sino 2 + X. Estoy convencido de que tienen razón mis amigos libertarios acerca de esa misteriosa X que siempre tendrá cierto valor difícil de cuantificar. A la vez, he de admitir que algo igual de misterioso me señala que muchas de las demás ideas de Montaigne siguen siendo útiles y valerosas. Afirmar, cuestionar y debatir en el verdadero espíritu del gran ensayista de Burdeos no tiene por qué llevarnos inevitablemente a abrazar el punto ciego de su «dogma»; incluso nos puede liberar de ello. Es más. La experiencia reciente en mi propio país ha dejado en claro que el éxito económico por sí solo no es suficiente para evitar la disolución social. La famosa teoría del «doux commerce» de Montesquieu no puede ser el único objetivo del buen gobierno, ni siquiera en EEUU, el supuesto corazón del capitalismo.

Hay errores en la constitución que hemos compuesto para Chile. Como somos seres humanos no podría ser de otra manera. Por ejemplo, hemos calculado que los objetivos principales de Chile deberían ser: (1) redistribuir los derechos al subsuelo, (2) evitar la corrupción de la policía, y (3) mantener suficientemente asimétrico el sistema de votación para promover la estásis saludable (véase artículos 1.1.2, 1.1.11, 1.4.2 y 1.4.15). La verdad es que hay muchos más y que puede haber unos que no hayamos anticipado. He escrito «hemos compuesto» y «somos seres humanos» porque al final no soy yo el único responsable del documento. He consultado con varios amigos que han preferido mantenerse anónimos y he robado descaradamente las ideas de escritores antiguos como Tucídides y Platón y también de escritores modernos como Karl Marx y Juan Bautista Alberdi. De ellos deriva mis hincapiés en la estásis, el sacrificio, el capital de inversionistas extranjeros y el «ser genérico», aunque claro está que no siempre aparecen estas ideas en el sentido de lo que tenían en mente esos teóricos.

Como soy ex académico del campo de la literatura del Siglo de Oro español, a todos aquellos que estén contemplando el tema constitucional me siento obligado a implorar que atiendan a Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, los siguientes capítulos de la segunda parte en particular: DQ 2.1 (¿cómo se reforman las repúblicas?), DQ 2.8 (¿el poder ejecutivo es una hipóstasis?), DQ 2.17 (¿el estado debería controlar la emisión de las monedas?), DQ 2.23 y DQ 2.45 (¿es el robo del subsuelo el legado del imperio español?), DQ 2.51 (¿las constituciones tienen que ser perfectas?) y DQ 2.71 (¿es injusto el mercado de labor?).

¡Ojo! Como género, la novela no suele ofrecernos respuestas claras a estas preguntas, pero sí señala su importancia y nos urge su resolución dialógica. De hecho, a toda diferencia de una constitución cuya misión es otorgar potencias y establecer orden social, la novela es una forma literaria que promueve la coordinación espontánea y extrajurídica de la vida, coordinación sin la cual una constitución jamás sería posible.

Mencioné a los angloparlantes. Insisto en que una gran lección de la experiencia política reciente en la «angloesfera» ha sido que, por necesario que sea, el gobierno es el mayor enemigo de la libertad. Hemos visto que el objetivo del gobierno es mentirnos y dividirnos, distorsionando la verdad, tanto la social como la científica. La tragedia es que la condición humana solicita todo eso. Al ser inevitable el gobierno, la solución a su tendencia de volverse en tiranía es establecer y mantener un máximo de federalismo, lo que Hayek llamaba el principio de la «subsidiariedad».

La subsidiariedad exige que los problemas sociales se aborden de abajo hacia arriba, en lugar de arriba hacia abajo, eso es, lo más cercano posible a la necesidad de su resolución. Donde las familias, los vecindarios, las iglesias o los grupos comunitarios puedan abordar un problema, deberían hacerlo. Donde no pueden, los gobiernos municipales o estatales deben intervenir. Empero seamos optimistas. No siempre, pero en la mayoría de los casos, los individuos, las familias y las asociaciones locales son fuentes de sabiduría social más eficaces que los políticos. Ergo hay que dividir las potencias tanto horizontal como verticalmente.

¿Qué competencias tengo yo para construir constituciones? Ningunas. Pero estimado lector, ¿quién de verdad pudiera reclamar tal competencia? Al final, creo que da igual de dónde venga una constitución. He estudiado toda la historia del mundo hispano desde el Cono Sur al Río Bravo y desde Miami hasta Covadonga. Conozco su literatura y su cultura. Soy adepto de los toros y del fútbol a la vez. Y soy partidario de Villareal precisamente porque cualquier club de fútbol hispano que se apropia una canción de los Beatles para su himno ya me ha ganado el corazón. Vamos: ¡Sí podéis! Y por favor, aprovechad la oportunidad para aclarar la confusión sempiterna entre las banderas de Texas y Chile (véase el artículo 1.1.7). Si un tejano es capaz de admitir que un francés ha entendido su país mejor que nadie y todo gracias a haber leído al mayor novelista de todos los tiempos (compárense DQ 2.12–14 y La democracia en América 2.3.18), entonces la buena gente de Chile puede hacerle caso a un loco obsesionado con liberar el subsuelo de los políticos y ponerlo en manos de gente infinitamente más productiva.

En fin, aunque esperamos que los chilenos adopten la siguiente constitución —que lejos de ser como «El Ladrillo» anterior es ahora corto, legible y divertido— en el interín y para que los chilenos puedan tranquilamente considerar las ventajas de ella, abogaríamos por el mando temporal de la siempre mesurada doña Cayetana Álvarez de Toledo, XV marquesa de Casa Fuerte, quien es cada vez más española que argentina. Así el actual período de transición podría llamarse «El Marquesado», que a toda diferencia de la tiranía de «El Principado» debería resultar en la mayor gloria de la República de Chile. Esperemos que la locura chilena que creó y aprobó la más exitosa constitución jamás vista en el mundo hispano, esa misma locura que ahora ha acabado con el legado de los «Chicago Boys», pueda volver a liderar no solo a Latinoamérica sino al resto del mundo, así recuperando para todos los países esa sanidad fiscal y esa harmonía social que nos faltan más que nunca. ¿Cómo se reforma una república? Pues, sin miedo y reformándola.

Vale,

ECG, 11/15/22

ENLACE A LA CONSTITUCIÓN CHILENA DE 2022

No podés ser populista y ambientalista a la vez: controlaron el precio del gas y generaron daños por millones de dólares

El populismo quiere ahora presentarse como amistoso con el ambiente, pero eso contradice sus políticas de controles de precios que estimulan el consumo de energía. El mayor daño ambiental es analizado por Alexander Hill, del Departamento de Economía de Arizona State University:  Hill, Alexander, The Environmental Consequences of Price Regulation: Lessons from the U.S. Natural Gas Market. Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4200066  or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4200066

“La regulación de precios puede generar grandes distorsiones en los resultados, en particular consecuencias ambientales no deseadas. Este documento utiliza la imposición de un precio máximo de gas natural en boca de pozo de EE. UU. de 1954 a 1989 como marco para estimar estos impactos ambientales. Utilizando un enfoque basado en microdatos para estimar el consumo contrafactual de gas natural y combustible para calefacción residencial entre 1960 y 2000, este documento muestra que el precio máximo provocó un daño ambiental promedio de $5600 millones anuales. Esta cantidad más que duplica las estimaciones previas del costo del precio máximo. Las pérdidas fueron más altas en el noreste y el Atlántico medio y alcanzaron su punto máximo entre 1967 y 1980 con $ 8 mil millones anuales. (JEL Q48, L51, Q51) palabras clave: pérdida de bienestar, precio techo, gas natural, medio ambiente”

¿Deberían las revistas académicas (y la investigación científica) ser guardianes de la justicia social?

¿Deberían las revistas académicas designarse guardianes de la justicia social? Es la pregunta que plantea y responde Jonathan Rauch, Senior Fellow, Brookings Instituttion, en un artículo publicado por la Foundation for Individual Rights and Expression (FIRE). Se titula “ Nature Human Misbehavior: politicized science is neither science nor progress”: https://www.thefire.org/nature-human-misbehavior-politicized-science-is-neither-science-nor-progress/

“Nature Human Behaviour, un miembro respetado del grupo Springer, así lo cree. “La ciencia ha sido cómplice durante demasiado tiempo en la perpetuación de las desigualdades estructurales y la discriminación en la sociedad”, declaran los editores en un manifiesto reciente. “Con esta guía, damos un paso para contrarrestar esto”.

Los editores nos aseguran que “promover el conocimiento y la comprensión es un bien público fundamental”. Bueno. Dicen que la investigación debe evitar dañar a los individuos que estudia; No es una propuesta controvertida. Pero luego, en un movimiento que merece ser muy controvertido, amplían su definición de daño inaceptable para incluir consecuencias sociales negativas para los grupos estudiados.

Los investigadores deberían «minimizar tanto como sea posible… los riesgos de daño a los grupos estudiados en la esfera pública», dicen (cursivas mías). “La investigación puede, sin darse cuenta, estigmatizar a individuos o grupos humanos”, agregan (nuevamente, cursivas mías). “Puede ser discriminatorio, racista, sexista, capacitista u homofóbico. Puede proporcionar una justificación para socavar los derechos humanos de grupos específicos, simplemente por sus características sociales”.

Las frases que puse en cursiva hacen mucho trabajo. Un investigador podría no tener un hueso discriminatorio en su cuerpo, y podría tener un cuidado exquisito para evitar sesgar su investigación. Su evidencia puede ser sólida, sus métodos sólidos y sus conclusiones realmente verdaderas. No obstante, los editores pueden rechazar su artículo, solicitar revisiones o incluso retractarse y repudiarlo si creen que “socava la dignidad o los derechos de grupos específicos; asume que un grupo humano es superior o inferior a otro simplemente por una característica social; incluye discurso de odio o imágenes denigrantes; o promueve perspectivas privilegiadas y excluyentes”.”

Así se gestó lo que ahora llamamos «Silicon Valley»: el progreso que cambió buena parte de nuestras vidas

 

Mucho de lo que estamos usando al momento de leer esto comenzó en el famoso Silicon Valley. ¿Cómo fue realmente ese comienzo”? ¿Cómo se formó ese polo de conocimiento, capital y emprendedores para dar origen a ese fenómeno? En un artículo, que es parte de la serie Human Progress, del Cato Institute, se cuenta la historia: https://www.humanprogress.org/centers-of-progress-pt-40-san-francisco-digital-revolution/

Chelsea Follett es managing editor de HumanProgress.org y policy analyst en el Center for Global Liberty and Prosperity del Cato Institute.

Parece que comenzó así:

“El mayor reclamo de fama de San Francisco y Silicon Valley se produjo con el surgimiento de una tecnología digital más conveniente y poderosa. En 1956, el inventor William Shockley (1910–1989) se mudó de la costa este a Mountain View, una ciudad en la bahía de San Francisco ubicada a unas 40 millas al sur de San Francisco, para vivir más cerca de su madre enferma. Ella todavía vivía en la casa de su infancia de Palo Alto. Ese año ganó el Premio Nobel de física junto con el ingeniero John Bardeen (1908-1991) y el físico Walter Houser Brattain (1902-1987). El premio los honró por coinventar el primer semiconductor funcional casi una década antes, en 1947, en Bell Laboratories en Nueva Jersey.

Después de mudarse a California, Shockley fundó Shockley Semiconductor Laboratory, la primera compañía en fabricar transistores y procesadores de computadora con silicio; las versiones anteriores usaban germanio, que no puede soportar altas temperaturas. Su trabajo proporcionó la base para muchos otros desarrollos electrónicos. También en 1956, los laboratorios de IBM en San José inventaron la unidad de disco duro. Ese mismo año, Harry Huskey (1916–2017), profesor de la Universidad de California, Berkeley, a unas 14 millas de San Francisco, diseñó la primera computadora digital de Bendix, o G-15.

Shockley tenía una personalidad abrasiva y luego se convirtió en una figura controvertida debido a sus puntos de vista marginales vocales relacionados con la eugenesia y la esterilización masiva. En 1957, ocho de los empleados de Shockley dejaron desacuerdos con Shockley para iniciar su propia empresa junto con el inversor Sherman Fairchild (1896-1971). Lo llamaron Fairchild Semiconductors. Shockley los llamó “los ocho traidores”. En la década de 1960, Fairchild Semiconductors fabricó muchos de los componentes informáticos para el programa espacial Apolo dirigido desde Houston, nuestro anterior Centro de Progreso. En 1968, dos de los «Ocho traidores», Gordon Moore (n. 1929) y Robert Noyce (1927-1990), el último de los cuales se ganó el apodo de «el alcalde de Silicon Valley», dejaron Fairchild para iniciar una nueva empresa en Santa Clara, a unas 50 millas al sureste de San Francisco. Lo llamaron Intel. Moore sigue siendo conocido como el creador de la Ley de Moore. Fue él quien predijo en 1965 que el poder de procesamiento de las computadoras se duplicaría cada 18 meses.”

Un tema que quedó sepultado pero ha de resucitar: las privatizaciones. Un enfoque desde India

Bueno, nadie habla sobre privatizaciones en Argentina, y tal vez tampoco en otros países de América Latina. Sin embargo, las empresas estatales siguen siendo ineficientes y perdiendo millones de dólares. Veamos entonces el tema desde una región que está muy lejos de la nuestra en un artículo sobre la privatización de empresas en la India.

El paper es parte de INTERNATIONAL MONETARY FUND RESEARCH PAPER SERIES,Vol. 16, No. 42: Sep 13, 2022, y se titula “India’s State-Owned Enterprises” y los autores son Ruchir Agarwal, Elif C. Arbatli, Lesley Fisher, Xuehui Han: https://ssrn.com/abstract=4216335

“Las privatizaciones exitosas conducen a empresas más eficientes, contribuyen a la salud de las finanzas públicas y pueden tener efectos macroeconómicos positivos al generar una mayor productividad agregada para la economía a través de una asignación más eficiente de los recursos (Estrin y Pelletier 2018; Estrin y otros 2009; Megginson y Netter 2001) . La experiencia internacional destaca la importancia de los requisitos previos clave para cosechar estos beneficios: un plan de privatización a mediano plazo, un marco regulatorio sólido, mercados competitivos y una redistribución equitativa de las rentas de la privatización. o Un plan de privatización a mediano plazo puede ayudar al gobierno a planificar e implementar la privatización sin problemas porque el proceso de privatización toma tiempo y requiere recursos (tanto habilidades como fondos). o Un marco regulatorio sólido puede: (1) garantizar un alto grado de gobernabilidad y transparencia en el proceso de privatización; (2) atraer la participación del sector privado; y (3) garantizar la implementación efectiva del marco (Foster y Rana 2020). o Los mercados competitivos pueden garantizar que las empresas operen de acuerdo con principios comerciales sólidos y respondan a incentivos, lo que conduce a una entrega eficiente de productos/servicios de alta calidad y evita productos/servicios inasequibles debido a la búsqueda de rentas por parte de nuevos propietarios. o La redistribución equitativa de las rentas de privatización puede evitar la pérdida de apoyo a la privatización debido a los aumentos de tarifas y la oposición de los trabajadores afectados. Los trabajadores afectados pueden ser compensados ​​a través de diferentes canales (por ejemplo, red de seguridad social, seguro de desempleo y otras medidas del mercado laboral). Otros factores relacionados han jugado un papel positivo en las privatizaciones exitosas. Por ejemplo, en los países de Europa Occidental, el vigoroso desarrollo del mercado financiero durante las últimas dos décadas del siglo XX acompañó la privatización (Bortolotti y Milella, 2006). En Europa Central y Oriental, la estrategia de transición incluyó el desarrollo del sector privado (Hanousek et al., 2008). Finalmente, en los países africanos, la privatización tuvo efectos positivos solo cuando estuvo acompañada de una mejor regulación y una mayor competencia (Nellis, 2008).”

 

Tecnosocialismo: más sobre si ahora sería posible planificar la economía con computación e Inteligencia Artificial

Más sobre el tema del socialismo, ahora un tema que ya he presentado aquí a través de otros papers: si ha cambiado la viabilidad de la planificación económica con las nuevas tecnologías en computación y la Inteligencia Artificial. El tema lo tratan Boettke, Peter J. y Candela, Rosolino, “On the Feasibility of Technosocialism” (September 15, 2022). Journal of Economic Behavior & Organization, forthcoming. , Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=

“Los avances tecnológicos asociados con el poder de cómputo y la perspectiva de la inteligencia artificial han renovado el interés sobre la viabilidad económica del socialismo. La cuestión de tal factibilidad gira en torno a si el problema del cálculo económico ha cambiado o no de manera fundamental. A pesar de la perspectiva de lo que King y Petty (2021) denominan “tecnosocialismo”, argumentamos que los avances tecnológicos en computación no pueden reemplazar el proceso de descubrimiento competitivo que tiene lugar en el contexto del mercado. Lo hacemos situando el caso del tecnosocialismo en el contexto del debate del cálculo socialista. Entendido en estos términos, el tecnosocialismo representa una reafirmación del caso del socialismo de mercado, que enmarcó incorrectamente la “solución” al cálculo económico bajo el socialismo como una de datos informáticos, en lugar del descubrimiento de conocimiento específico del contexto que solo emerge a través del intercambio de datos. derechos de propiedad. Por lo tanto, los argumentos presentados por Ludwig von Mises y F.A. Hayek, y más tarde por Israel Kirzner y Don Lavoie, con respecto a la imposibilidad del cálculo económico bajo el socialismo siguen siendo igualmente relevantes hoy.”

¿Llegará el momento en que «mi amigo sea un robot»? El impacto de la Inteligencia Artificial en los valores

No podemos negar el impacto de la tecnología en los valores que predominan en la sociedad, y eso parece ser lo que también ocurrirá con la Inteligencia Artificial. Pero, ¿cómo será ese impacto? No se puede acceder todavía a todo el texto pero es el tema de un artículo que publicará la revista AI and Society, con un artículo que se titula “AI and society: a virtue ethics approach”, por Mirko Farina, Petr Zhdanov, Artur Karimov & Andrea Lavazza. AI and Society:1-14 (forthcoming)

Éste es el tema:

“Los avances en inteligencia artificial y robótica cambiarán muchos aspectos de nuestras vidas, incluidos nuestros valores. Si las tendencias continúan como se espera, muchas industrias se automatizarán en un futuro cercano, lo que cuestionará si aún podemos valorar el sentido de identidad y seguridad que alguna vez nos brindaron nuestras ocupaciones. Del mismo modo, la llegada de los robots sociales impulsados ​​por IA parece estar cambiando el significado de numerosos valores de larga data asociados con las relaciones interpersonales, como la amistad. Además, la creciente dependencia de actores e instituciones poderosas en la IA para tomar decisiones que pueden afectar la forma en que las personas viven sus vidas puede tener un impacto significativo en la privacidad y, al mismo tiempo, plantear problemas sobre la transparencia algorítmica y el control humano. En este documento, que se basa en trabajos anteriores y los amplía, veremos cómo el despliegue de la tecnología de inteligencia artificial puede conducir a cambios en la identidad, la seguridad y otros valores cruciales. Discutiremos qué desafíos podemos enfrentar en el proceso, mientras reflexionamos críticamente sobre si tales cambios pueden ser deseables. Finalmente, basándonos en una serie de consideraciones que subyacen a la ética de la virtud, formularemos un conjunto de sugerencias preliminares que, esperamos, puedan usarse para guiar con más cuidado el despliegue futuro de las tecnologías de IA para el florecimiento humano; es decir, para el bien social y moral.”

 

Parece que la demanda de redistribución por los pobres depende de su aceptación de lo que ganan los más ricos

Detrás de las preferencias por redistribuir ingresos se encuentra la percepción que tengan los más pobres respecto a la justificación de la mayor riqueza de los más ricos, y las preferencias por la redistribución de ingresos están más relacionadas con la aceptación de la riqueza por parte de los pobres que por la intención de los ricos de ayudar a los pobres. El artículo que trata el tema es de Grimalda, Gianluca; Farina, Francesco; Conte, Anna; Schmidt, Ulrich (2022) : Why do preferences for redistribution differ across countries? An experimental analysis, Kiel Working Paper, No. 2230, Kiel Institute for the World Economy (IfW Kiel), Kiel This Version is available at: http://hdl.handle.net/10419/262731

“Proporcionamos una prueba experimental de teorías para explicar las diferencias en las preferencias de redistribución entre países. Involucramos a participantes en situaciones estandarizadas de redistribución en cuatro países occidentales, variando la relevancia del interés propio y la incertidumbre sobre las ganancias iniciales. La demanda de redistribución es, en promedio, más baja en EE. UU. e Italia que en Noruega y Alemania, independientemente de si el interés propio es relevante. Cuando el interés propio es importante, las diferencias entre países están impulsadas por una mayor proporción de participantes que ganan (o esperan ganar) ingresos por debajo de la media y se comportan como «libertarios» (permitiendo así que los ricos mantengan sus ingresos) en EE. UU. e Italia que en Estados Unidos. Alemania y Noruega. Aquellos que ganan (o esperan ganar) por encima de la mediana se comportan de manera similar en todos los países. Este resultado sugiere que las diferencias internacionales en la redistribución dependen más de cómo los pobres aceptan la legitimidad de los ricos para obtener altos ingresos que de la solidaridad de los ricos hacia los pobres. Los estadounidenses e italianos tienen un exceso de confianza significativamente mayor que los noruegos y los alemanes, lo que reduce aún más su demanda de redistribución en condiciones de incertidumbre. Encontramos apoyo para la hipótesis de la «Perspectiva de Movilidad Ascendente» en todos los países. Contrariamente a nuestras hipótesis, los estadounidenses no premian el mérito individual más que los demás, particularmente cuando está en juego el interés propio. La razón es que la suerte se considera tan importante como el mérito para que los ricos tengan derecho a obtener ingresos elevados. Este resultado sugiere revisar las narrativas comunes sobre cómo se relacionan la meritocracia y la tolerancia a la desigualdad.”

Todo cambió con la pandemia: el trabajo online desde casa cambió el estilo de vida

De una u otra forma, todos hemos sido impactados en nuestra relación laboral por la pandemia. ¿Cuáles son las consecuencias y los cambios que afectarán el trabajo de ahora en más? Es el tema que tratan en un paper titulado “WORKING FROM HOME AROUND THE WORLD” Cevat Giray Aksoy European Bank for Reconstruction and Development Broadgate, Jose Maria Barrero Instituto Tecnologico Autonomo de Mexico, Nicholas Bloom Stanford University Department of Economics Steven J. Davis Booth School of Business The University of Chicago, Mathias Dolls ifo Institute y Pablo Zarate Princeton University  Department of Economics: Working Paper 30446 http://www.nber.org/papers/w30446

“La pandemia de COVID-19 catalizó una aceptación grande y duradera del trabajo desde el hogar, lo que trajo cambios importantes en el estilo de vida de millones de trabajadores, una lucha para adaptar las prácticas gerenciales y de personal, desafíos operativos importantes para las organizaciones que adoptan arreglos de trabajo híbridos o totalmente remotos, la redirección de el gasto de los trabajadores fuera de los centros de las ciudades, la disminución de los valores inmobiliarios urbanos y la emigración de algunas ciudades. Las consecuencias económicas y sociales más amplias se desarrollarán durante muchos años. En cuanto a cómo la pandemia catalizó el gran cambio a la FMH y por qué no sucedió antes y de manera más gradual, presentamos una explicación en tres partes: primero, la pandemia obligó a un experimento social masivo en la FMH. En segundo lugar, esa experimentación generó un tremendo flujo de nueva información sobre la FMH y modificó en gran medida las percepciones sobre su practicidad y eficacia. En tercer lugar, a la luz de esta nueva información y el cambio en las percepciones, las personas y las organizaciones volvieron a optimizar, eligiendo mucho más trabajo desde casa que antes de la pandemia. Encontramos un fuerte apoyo para esta explicación de tres partes cuando observamos a personas en los 27 países cubiertos por nuestra encuesta. Específicamente, la cantidad de días completos de trabajo desde casa por semana que los empleadores planifican después de la pandemia aumenta considerablemente con las evaluaciones de los empleados sobre las sorpresas de productividad durante la pandemia. Aprovechando la variación entre países, también encontramos evidencia de que los bloqueos gubernamentales más prolongados y más estrictos durante la pandemia llevaron a niveles más altos de WFH a mediados de 2021 y principios de 2022 y niveles más altos planificados de WFH después de que termine la pandemia. Aunque se encuentran dispersos en muchos documentos (incluido este), ahora hay mucha evidencia de que la pandemia también estimuló otros desarrollos que ayudaron a impulsar un cambio duradero hacia la FMH: nuevas 32 inversiones en el hogar y dentro de organizaciones que facilitan la FMH, aprender haciendo en el modo WFH, avances en productos y tecnologías que respaldan WFH, una aceptación social mucho mayor de WFH y preocupaciones persistentes sobre infecciones que llevan a algunas personas a preferir el trabajo remoto. El auge de Internet, el surgimiento de la nube y los avances en video bidireccional antes de la pandemia crearon las condiciones que hicieron posible un gran cambio hacia la WFH. Por lo tanto, la historia completa de cómo la pandemia condujo a un cambio grande y duradero hacia el trabajo remoto tiene muchos elementos.

También desarrollamos evidencia de que el cambio a la WFH beneficia a los trabajadores. La razón es simple: la mayoría de los trabajadores valoran la oportunidad de trabajar desde casa parte de la semana, y algunos la valoran mucho. Es fácil ver por qué. WFH ahorra en costos de tiempo y dinero de desplazamientos y aseo personal, ofrece una mayor flexibilidad en la gestión del tiempo y amplía la libertad personal. Pocas personas podían trabajar desde casa antes de la pandemia. Muchos pueden hacerlo ahora. Esta expansión dramática en los conjuntos de opciones beneficia a millones de trabajadores y sus familias. Las mujeres, las personas que viven con niños, los trabajadores con viajes más largos al trabajo y los trabajadores con un alto nivel educativo tienden a valorar más la oportunidad de trabajar desde casa. Eso no significa que todos se beneficien. A algunas personas no les gusta el trabajo remoto y extrañan las interacciones diarias con sus compañeros de trabajo. Con el tiempo, las personas que se sientan así gravitarán hacia organizaciones que se adhieran a los arreglos de trabajo previos a la pandemia. Otra preocupación es que los trabajadores más jóvenes, en particular, perderán valiosas oportunidades de tutoría, trabajo en red y aprendizaje en el trabajo. Consideramos que esta preocupación es seria, pero tenemos antecedentes difusos sobre si se materializará y en qué medida. Las empresas tienen fuertes incentivos para desarrollar prácticas que faciliten las inversiones en capital humano. Los trabajadores individuales que valoran esas oportunidades de inversión tienen fuertes incentivos para buscar empresas que las brinden. Si los trabajadores mayores y más ricos se van a los suburbios, suburbios y ciudades de consumo ricas en servicios, la caída resultante en las rentas de las tierras urbanas facilitará que los trabajadores jóvenes vivan y se beneficien de las oportunidades de creación de redes que ofrecen las principales ciudades. Muchos observadores también expresan su preocupación por lo que significa el auge del trabajo remoto para el ritmo de la innovación. En este sentido, enfatizamos que el alcance de los efectos indirectos positivos de la aglomeración en el espacio virtual se está expandiendo, incluso cuando el cambio a la WFH disminuye los efectos indirectos de la aglomeración en el espacio físico. Queda por ver cómo estas fuerzas compensatorias afectarán el ritmo general de la innovación, pero presentamos varias razones para el optimismo. Las implicaciones para las ciudades son más preocupantes. El cambio a la WFH reduce la base impositiva en áreas urbanas densas y aumenta la elasticidad de la base impositiva local con respecto a la calidad de T justifica tanto la esperanza como la aprensión. equipamientos urbanos y gobernanza local. En el lado esperanzador, intensifican estos incentivos de desarrollo para los bienes públicos locales. Las ciudades ofrecen una combinación atractiva de impuestos y ciudades que responden con una gestión eficiente y políticas sólidas más ahora que antes de la pandemia. En el lado aprensivo, las desventajas de una gobernanza deficiente a nivel de ciudad también beneficiarán económica y socialmente más ahora que antes de la pandemia. En las ciudades mal gobernadas, en particular, la mayor elasticidad de la base imponible aumenta el riesgo de una espiral descendente en los ingresos fiscales, los servicios urbanos, los trabajadores y los residentes.”

Vamos mal pero el futuro va a ser extraordinario; otra vez sobre el optimismo…. respecto a la tecnología

Más sobre el optimismo respecto al futuro y a la tecnología en un artículo publicado por Big Think con el título “Techno-optimism and the rule-of-threes: why the world will soon enter an era of mass flourishing”: https://bigthink.com/the-future/mass-flourishing-mark-mills/

Los puntos principales:

  • Las tecnologías maduras en los ámbitos de la información, las máquinas y los materiales están allanando el camino hacia una explosión en el progreso y la productividad humanos.
  • En este extracto del libro The Cloud Revolution, Mark Mills describe cómo las historias de «éxito de la noche a la mañana» como el iPhone se basan en realidad en tecnologías anteriores, que a menudo tardaron décadas en desarrollarse.
  • En última instancia, las revoluciones tecnológicas del tipo que estamos experimentando ahora traen mayor riqueza per cápita, mejor salud y bienestar, y más comodidades y ocio.