El impacto de la inmigración en la cultura, y de allí en las instituciones

Uno de los primeros aportes al estudio de las diferencias culturales en los países, que luego diera pie a investigaciones acerca de su impacto en los negocios, o en las instituciones, ha sido el trabajo de Geert Hofstede. En base a eso Tomáš Evan, de la Czech Technical University in Prague y Vladimír Holý de Prague University of Economics and Business presentan los resultados de su investigación en un paper titulado “Cultural Diversity and Its Impact on Governance”.

En base a las categorías desarrolladas por Hofstede, los autores consideran el impacto que tienen los inmigrantes en la cultura local, y en la propia, y en qué manera esto influye en las instituciones. Las conclusiones son intuitivas, obviamente esa influencia corre en los dos sentidos. Así lo presentan:

“El impacto de esos cambios es mayor de lo que sugeriría el tamaño de la población nacida en el extranjero. Claramente, toda la población reacciona ante los recién llegados de una manera que provoca interacción y crea cambios significativos en la cultura del país anfitrión. No podemos, sin embargo, precisar en qué medida los cambios se deben a la presencia directa de población extranjera y en qué medida los cambios en la cultura del país de acogida se deben a la interacción de la población mayoritaria, o más bien de ambas culturas. La naturaleza de los datos sugiere que la reacción de la población mayoritaria supera el cambio derivado de la mera presencia de la población nacida en el extranjero.”

 

“Hay tres caminos para disminuir la diversidad cultural. La asimilación cultural es la preferida naturalmente por la cultura mayoritaria creando una sociedad donde todos los valores e instituciones importantes están unificados y las personas de diferentes razas, etnias, incluso religiones, culturalmente distintas al principio, son finalmente poseedores de la misma cultura. La segunda opción es la divergencia cultural donde, en la medida de sus números y habilidades en campos particulares, cada grupo cultural distinto aporta algunos valores propios a la cultura en constante cambio. A estas instituciones mestizas se les ha llamado melting pot. Finalmente, existe el concepto teórico de pluralismo cultural, o ensalada cultural, donde cada cultura convive en su propio espacio junto a otra, permaneciendo ambas claramente identificables. Si bien es probable que exista cierto nivel de integración económica (lenguaje común, normas sociales rudimentarias), la diversidad cultural disminuye muy lentamente, si es que lo hace. Incluso desde el punto de vista de una gran minoría vocal, esta no es una buena solución para la diversidad cultural. problema. Muchas de las cuestiones negativas (ver más abajo), como la mala distribución de los bienes públicos, son problemáticas en este caso. Las dos primeras opciones significan renunciar a gran parte de la identidad cultural, mientras que la segunda no elimina ninguna de las luchas, de hecho, llevaría a la balcanización de la sociedad.”

https://arxiv.org/abs/2112.11563v1

Don’t look up: no mires para arriba que los ambientalistas están generando un problema peor

Los ambientalistas han ideologizado la cuestión del cambio climático, echando todas las culpas al “capitalismo” y las grandes empresas. Y con todo ese discurso lo que han logrado es agravar el problema y desviar la atención de su verdadera solución. En este artículo, Maarten Boudry, filósofo de las ciencias en la Universidad de Ghent, analiza las posiciones de los ambientalistas. Haciendo referencia a la película de Netflix Don’t look up, el artículo se titula “Why Environmentalists Pose a Bigger Obstacle to Effective Climate Policy than Denialists”: https://quillette.com/2022/01/27/why-environmentalists-pose-a-bigger-obstacle-to-effective-climate-policy-than-denialists/

“Esta es la verdadera «verdad incómoda» para el movimiento climático: el principal obstáculo para una acción climática efectiva durante las últimas dos décadas no han sido los negacionistas climáticos que se niegan a enfrentar la realidad del problema, sino los ambientalistas que incesantemente demonizaron y sabotearon nuestro fuente más importante de energía concentrada, independiente del clima, distribuible y sin emisiones de carbono (que también resulta ser la más segura y menos contaminante).

La oposición a la energía nuclear no es la única forma en que los ecologistas de la corriente principal, con las mejores intenciones, han dañado la causa de la acción climática. Aunque el antinuclearismo es el error más importante, se puede contar una historia similar sobre la tecnología OGM (que tiene una variedad de beneficios para el clima), la captura y el almacenamiento de carbono (CCS) y las soluciones climáticas basadas en el mercado, como la fijación de precios del carbono. Al descartar tales soluciones como «reparaciones tecnológicas» y promover soluciones de «menos es más» y «lo pequeño es hermoso», irónicamente, los ambientalistas han subestimado la verdadera magnitud de nuestro desafío climático.”

 

Países menos corruptos, más liberales, logran mayor vacunación contra Covid, sin imponerla obligatoriamente

Interesante: según Artyom Jelnov de la Universidad Ariel, de Israel y Pavel Jelnov, de la Universidad de Liebniz, la corrupción afecta no solamente la provisión de vacunas contra el Covid-19, sino también su demanda.

En un trabajo publicado titulado “Vaccination Policy and Trust”, GLO Discussion Paper, No. 1003, Global Labor Organization (GLO), Essen; http://hdl.handle.net/10419/248118, concluyen:

“Estudiamos la relación entre confianza y vacunación. Mostramos teóricamente que las tasas de vacunación son más altas en países con gobiernos más transparentes y responsables. El mecanismo que genera este resultado es la menor probabilidad de que un gobierno transparente y responsable promueva una vacuna insegura. La evidencia empírica apoya este resultado. Encontramos que los países percibidos como menos corruptos y más liberales experimentan tasas de vacunación más altas. Además, es menos probable que adopten una política de vacunación obligatoria. Una unidad del Índice de Percepción de la Corrupción (en una escala de 0 a 10) está asociada con una tasa de vacunación superior en un punto porcentual (pp) pero con una probabilidad de vacunación obligatoria inferior en 10 pp. Además, los datos de Google Trends muestran que el interés público en la corrupción está correlacionado con el interés en la vacunación. La idea de nuestro análisis es que la corrupción afecta no solo la oferta sino también la demanda de servicios públicos.”

¿Qué piensan los chinos? No ya los dirigentes, ¿hay gente más o menos «liberal» o no les interesa ser libres?

¿Qué piensan los chinos? El tema no es menor, dado el creciente papel que tiene ese país en el mundo, y ya se sabe bastante lo que piensa su gobierno y cuáles son sus objetivos, pero, ¿qué piensa la gente? En un país donde no hay democracia, elecciones, encuestas, etc, esto es mucho más difícil de conocer.

Ahora, el Center on China’s Economy and Institutions de la Universidad de Stanford ha publicado un breve reporte titulado: “Is there a political “left” or “right” in China? Charting China’s Ideological Spectrum”. Interesante, pero las conclusiones muestran una situación que no ha de ser muy diferente de la que podamos encontrar en otros países: aquellos sectores de la población vinculados con el progreso económico de China se inclinan más por ideas relacionadas con la libertad, mientras que quienes no se inclinan por el autoritarismo o paternalismo. Como muestra la imagen:

La mayoría se encuentra, todavía, en el espectro autoritario-paternalista, pero en muchas circunstancias lo que importa es lo que piensan las elites, y éstas parecen ser más “liberales” política y económicamente. ¿Podrán cambiar el rumbo del país? ¿O aceptarán el autoritarismo en tanto les permita progresar económicamente?

Artículo en Clarín: Corrupción e instituciones

Corrupción e instituciones (clarin.com)

La última edición del índice de Percepción de la Corrupción que elabora Transparencia Internacional no trajo buenas noticias para Argentina. Nuestro país obtuvo una calificación de 38/100, cuatro puntos menos que el año anterior y esto llevó a que cayera 18 posiciones hasta el puesto 96. Estamos junto a Brasil, Indonesia, Lesoto, Serbia y Turquía.

Antes, se solía comentar en tono negativo y se hubiera dicho “estamos más abajo que Kosovo, Etiopía o Tanzania. Lo que tal vez nunca pensamos es que en esos países deben estar diciendo… “estamos cerca de Argentina”. Como si por alguna razón nuestro destino tuviera que ser una mejor posición.

Y es difícil que eso ocurra. Puede ser que temporalmente tengamos algún gobierno menos corrupto y eso nos permita mejorar algunas posiciones: por ejemplo, en 2019 llegamos a tener 45 puntos, en 2015 tuvimos 32. Se ve que ése es nuestro rango. Si queremos mejorar algo más que eso ya no será cuestión solamente de cambiar de gobierno. No hace falta querer compararnos con países que están lejanos, geográfica y culturalmente, hace falta solamente mirar a Uruguay, que tiene 73 puntos y se ubica en el puesto 18; o a Chile, que tiene 67 y está en el puesto 27, pese a ser un país que ha estado convulsionado en los últimos años y espera inaugurar un gobierno claramente diferente al anterior.

Para alcanzar a estos países, no ya a Dinamarca, Finlandia o Nueva Zelanda, hace falta algo más: reformas de tipo institucional. Precisamente, el índice de Transparencia Internacional es uno de los que tomamos en cuenta para la elaboración del índice de Calidad Institucional (ICI), publicado por la Red Liberal de América Latina (Relial) y en nuestro país la Fundación Libertad y Progreso. Y existe una clara correlación entre uno índice y el otro. Los tres primeros países del índice de Transparencia Internacional son también los tres primeros en el ICI y vienen ocupando esas posiciones desde que comenzáramos a publica el índice hace unos 15 años.

Esta correlación no es mera coincidencia. Instituciones significa límites al poder, y estos límites implican controles que reducen la posibilidad de corrupción. Cuando el poder está dividido y hay agencias que son claramente independientes del poder de turno, el control es mayor y la corrupción es menor. Esto se aplica especialmente a la justicia. Aquél que quiera y busque obtener un privilegio se vería obligado a corromper a un buen número de personas en distintas posiciones, quienes se controlan entre sí. Esto lo hace más difícil y costoso.

Por otro lado, el nivel de corrupción tiene que ver también con el grado de regulación de la economía. No estoy hablando del tamaño del Estado, ya que países que están en esos primeros puestos tienen estados grandes en relación a su PIB, sino al exceso regulatorio, que no aparece medido en el PIB. Es éste el que da pie a la corrupción. Ejemplo: si para poner un casino o un bingo simplemente necesito una habilitación como la de un kiosco, hay que registrarse, pagar la tasa correspondiente y listo; pero si para hacerlo hay que cumplir cuarenta regulaciones, cada una de ellas tiene un costo (o un precio que permite saltar esa valla) y es una oportunidad para quien tiene que poner el gancho lo haga valer.

Esto significa que, si realmente queremos avanzar en la reducción de la corrupción en el camino de nuestros vecinos, tenemos que cambiar a los gobernantes, por supuesto, garantizar la independencia de la justicia y de agencias como el Banco Central o la Anses, por ejemplo, pero también tenemos que sacarles ese poder de decidir que le da cada una de las regulaciones vigentes, que son muchas. Sin ese poder, no hay que coimear a nadie.

Federalismo, división de poderes, límites a la deuda o embargo de bienes estatales en Brasil

  • Descentralización y federalismo en Brasil
     

La división de poderes es uno de los elementos centrales de la calidad institucional y esta puede ser, digamos, horizontal (entre los distintos poderes a cierto nivel de gobierno: ejecutivo, legislativo y judicial) o vertical (entre los distintos niveles de gobierno: nacional, provincial o estadual y municipal).  

Brasil es un país federal, y estamos viendo en estos momentos una puja que, con algunos bemoles, es un caso del control de poder que una división puede generar, aunque no lo logre en todos los casos. El gobierno nacional ha generado un Régimen de Recuperación Fiscal (RRF) por el que ayudará a los gobiernos estaduales en el pago de sus deudas si estos implementan un plan de reformas, que debe incluir no crear nuevos cargos, ni conceder aumentos, ni aumentar los gastos, y debe privatizar empresas bajo su órbita y otras medidas para reducir sus gastos.  El gobierno nacional ha vetado la propuesta del estado de Rio de Janeiro pese a que el Consejo de Supervisión del RRF la hubiera aprobado, en base a opiniones técnicas del Tesoro Nacional y de la Procuraduría General de la Hacienda Nacional. El Consejo de Supervisión del RFF está formado por miembros del gobierno nacional, del gobierno de Rio y del Tribunal de Cuentas de la Unión.  

No parece sorprendente que el plan de ajuste presentado por el gobierno de Rio de Janeiro contemplara aumentos de los sueldos de sus empleados y pospusiera el ajuste hasta 2030, el último del programa. El Tesoro señala que no hay ajuste del gasto.  

En fin, son intentos de un gobierno nacional de presionar a un gobierno estadual para que realice reformas que, aparentemente, éste no quiere realizar. Estamos de nuevo en la cuestión de cómo se impone la disciplina en un estado que no quiere tenerla: en este caso viene desde arriba, pero también podría ser que la reclamaran los votantes y, por último, que la imponga en mercado: en Diciembre de 2020 el Estado Federal pagó una deuda de 4,7 billones de reales al BNP Paribas.  

Autores de Public Choice han sugerido reformas institucionales para hacer frente a este problema, tales como la prohibición de tomar endeudamiento o la posibilidad de embargo de los bienes del Estado. Es decir, o que no pueda tomar deuda con ese banco o que luego se haga cargo de que le embarguen sus bienes.  

https://oglobo.globo.com/rio/governo-federal-veta-entrada-do-rio-no-regime-de-recuperacao-fiscal-25356980  

Abusos de poder en toda América Latina: Nicaragua, Cuba, Venezuela

 

  • Abusos de poder en toda América Latina 

Human Rights Watch llama la atención, en su último informe, sobre el retroceso de libertades fundamentales en América Latina. El informe pone la mira en Nicaragua: “De cara a los comicios, el Gobierno de Daniel Ortega detuvo y procesó arbitrariamente a críticos y opositores, incluyendo a siete candidatos presidenciales, y mantuvo a muchos de ellos incomunicados en condiciones abusivas durante semanas o meses. Estas detenciones se suman a las más de 100 personas percibidas como críticas que permanecen encarceladas arbitrariamente en el contexto de la crisis de derechos humanos que inició en 2018“ 

“HRW también señala lo ocurrido en Cuba, donde el Gobierno respondió a las protestas pacíficas de sus ciudadanos con procesos penales abusivos. Más de 1.000 personas fueron arrestadas sin pruebas de haber cometido algún delito. La organización también condena los maltratos físicos y la persecución que ha llevado al exilio, entre otros, a artistas que han sido críticos con el régimen cubano.” 

Sobre Venezuela sostiene: “La misión electoral independiente de la Unión Europea, que observó las elecciones regionales de noviembre, informó que algunos opositores políticos seguían inhabilitados de forma arbitraria para postularse a cargos públicos, que hubo un acceso desigual a los medios de comunicación, y que la falta de independencia judicial y de respeto al Estado de derecho habían afectado la transparencia e imparcialidad de las elecciones” https://www.hrw.org/world-report/2022  

Milei, vouchers y la educación estatal: artículo en La Nación

Artículo en La Nación: https://www.lanacion.com.ar/opinion/milei-vouchers-y-educacion-estatal-nid25012022/

MILEI, VOUCHERS Y LA EDUCACIÓN ESTATAL

Martín Krause

 

Si hay algo que está claro es que Javier Milei no necesita a nadie que salga en su defensa, tanto sea por su carácter como por la solidez de sus ideas, estén los demás de acuerdo con ellas o no. En un reciente reportaje es criticado en un punto específico: la educación pública. El tema es tan interesante que merecer dedicarle algo más de espacio.

La discusión sobre este tema suele convertirse cae en una típica discusión basada en chicanas, tan común entre nosotros, presentando como a Milei como un ogro sin sensibilidad social, quien no dudaría en dejar a todos los niños pobres en la calle. Equivalente a eso sería pedir a quienes lo critican que saquen la billetera y muestren cuán dispuestos están a financiar la educación de los pobres, siguiendo ese común dicho en inglés «put your money where your mouth is». De otra forma es hacer beneficencia con el dinero de los demás, lo que no parece tener mucho sustento moral. No nos abre las «puertas del Cielo», ni a nosotros ni a los funcionarios del Ministerio de Educación.

Milei plantea dos escenarios diferentes: uno, ideal, donde no habría Estado y todo se financiaría voluntariamente; otro, con un Estado pequeño, que llama «minarquista». La idea de una sociedad sin Estado puede parecer estrafalaria para algunos y no digna de la menor atención cuando la dice Milei, pero no sé si dirían lo mismo cuando la decía nada menos que Jorge Luis Borges:

“…para mí el Estado es el enemigo común ahora; yo querría –eso lo he dicho muchas veces- un mínimo de Estado y un máximo de individuo. Pero, quizá sea preciso esperar… no sé si algunos decenios o algunos siglos –lo cual históricamente no es nada-, aunque yo, ciertamente no llegaré a ese mundo sin Estados. Para eso se necesitaría una humanidad ética, y además, una humanidad intelectualmente más fuerte de lo que es ahora, de lo que somos nosotros; ya que, sin duda, somos muy inmorales y muy poco inteligentes comparados con esos hombres del porvenir, por eso estoy de acuerdo con la frase: “Yo creo dogmáticamente en el progreso”. Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 220.) “Creo que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos.», Jorge Luis Borges, “El Informe de Brodie”, Obras Completas II (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 399.

En el escenario con un Estado pequeño, o para llegar a ese Estado pequeño, Milei plantea una solución conocida como «vouchers”, o vales, la cual tampoco es algo “extraterrestre». Se la puede encontrar en países tan «políticamente correctos” como Suecia, Dinamarca, Holanda o la República Checa, donde quienes reciben esos vales pueden luego usarlos para pagar la escuela, pública o privada, que elijan. En Suecia están vigentes desde 1993, cuando se estableció que todos los gobiernos locales debían financiar las escuelas que eligieran los padres, sujetos a limitaciones de espacio, asignando un presupuesto por alumno del 85% del costo de las escuelas públicas. Pueden elegir entre cualquier escuela pública o privada que participe del sistema, incluyendo en estas últimas a empresas con fines de lucro (Björklund, Anders, Melissa A. Clark, Per-Anders Edin, Peter Fredriksson, and Alan B. Krueger. 2005. The Market comes to Education in Sweden: An Evaluation of Sweden’s Surprising School Reforms New York: Russell Sage Foundation.). En caso de exceso de demanda, en las escuelas públicas se da prioridad a los alumnos vecinos; en las escuelas privadas se toma como base el orden de inscripción, con la excepción de Estocolmo, donde en las escuelas secundarias se admite con base en el desempeño. En 2016/17 el 20% de las escuelas primarias eran “independientes”. También el 32% de las escuelas secundarias. Dos empresas que administran escuelas de este tipo cotizan en la bolsa de Estocolmo.

Pero estos son vouchers financiados con impuestos. Los que propone Milei son «vouchers privados», es decir, financiados con aportes voluntarios particulares. La idea tampoco es tan extraña y la conocemos aquí y en todo el mundo como «becas”, que otorgan personas o empresas para que otros puedan estudiar. No es nada más que eso.

Claro, quedan varios temas a discutir. Por ejemplo, si el dinero alcanzaría para cubrir los gastos, que claramente serían menores porque ahora todos los establecimientos educativos, públicos y privados, estarían sometidos a la competencia, y recibirían sus fondos no del Ministerio, sino de su capacidad para convencer a padres y estudiantes sobre las ventajas de ese establecimiento en particular. Maestros y directivos podrían fijarse sus propios salarios, sin depender de un funcionario o un sindicato.

Si el monto de las becas es suficiente también tiene que ver si son «deducibles” de los impuestos que actualmente pagan los contribuyentes. ¿Acaso serían pocos los que optarían por ellos si tienen la opción entre pagar, por ejemplo, ganancias o bienes personales, o darle ese dinero como una beca a estudiantes pobres? Es su dinero, sólo que ahora tienen la posibilidad de elegir su destino, aunque todavía no la de liberarse de la imposición.

Ya en 1994, propusimos junto con Alberto Benegas Lynch (h) una reforma completa en ese sentido (El derecho de enseñar y aprender, Revista Libertas 20, 1994), convirtiendo a los actuales maestros y directivos en propietarios de las escuelas, pero ahora llamados a competir. Y no solamente en cuanto al precio o los servicios, sino fundamentalmente en cuanto a los contenidos, ya que no existiría ningún curriculum mínimo o máximo que adoctrine a los niños desde temprano y cada escuela sería libre de elegirlo, como también su metodología de enseñanza. En esa competencia podríamos ver cuál es mejor, cuál más adecuado para los tiempos modernos o para las preferencias de los padres y estudiantes.

En ese otro escenario borgiano, ya no habría Estado o impuestos y la educación se ofrecería al igual que hoy ocurre con tantos otros servicios, y con los avances de la tecnología moderna vaya a saber cómo serían, pero seguramente con mucha variedad: presenciales, virtuales, híbridos, con contenido religioso o no, con énfasis en los idiomas o la tecnología o el arte y la creatividad o la producción.

Mientras tanto, educación estatal es lo que tenemos (ya que toda la educación es “pública”, es decir, para el “público”, también la que llamamos “privada”). Es cara y no es buena, ha sido cooptada por los sindicatos en su beneficio, no el de los niños. No está mal, entonces, tener ideas osadas.

 

 

El fin de la pobreza estaría a la vista, pero no en todo lados

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Ver que se extiende la pobreza en nuestro país es triste, y lo es más aún si vemos que es el camino inverso a lo que ocurre en el resto del planeta. Así es, en el mundo la pobreza no deja de caer y perfectamente podemos suponer que será eliminada en un futuro no tan lejano. Esto es lo que plantea Max Roser, quien ha desarrollado uno de los sitios más completos y útiles para encontrar todo tipo de datos, tanto sea de Covid como de lo que a uno se le ocurra. La página, bien conocida, se llama Our World in Data.  

Ahora Roser llega con un análisis sobre la pobreza global y con un mensaje, en definitiva, optimista. Desde la llegada del capitalismo y la Revolución Industrial la pobreza no ha cesado de caer y estamos cerca de eliminar la “extrema pobreza», aquella que se mide por un ingreso menor a 1,90 dólares por día. Roser toma como ejemplo el tan considerado caso de Suecia, y como casi toda su información se basa en gráficos de muy buen diseño, tomemos los que presenta en un artículo titulado The history of the end of poverty has just begun: https://ourworldindata.org/history-of-poverty-has-just-begun  

Esto es Suecia en 1820:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

La mayoría se encontraba en lo que hoy llamaríamos extrema pobreza. Un siglo después la situación había mejorado bastante:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Hoy Suecia no solamente ha eliminado la extrema pobreza, sino que define como pobre a quien no alcance a un ingreso de 30 dólares por día: (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Con muy buen criterio, Roser atribuye el éxito al crecimiento económico de Suecia durante ese período, un caso similar a otros países hoy ricos, y un camino que pueden seguir todos los que promuevan, o al menos no impidan, el progreso económico. Ahora bien, si trasladamos ese umbral de la pobreza a nivel global, la mayoría de la población es pobre. Pese a su notable crecimiento, casi todos los indios y los chinos aún lo son:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Pero su mensaje es positivo, esos países están siguiendo ese camino de crecimiento y si los otros lo han logrado estos también lo podrán hacer. Los verdaderos logros del capitalismo global pueden verse en la caída de todos los indicadores de pobreza:  (ver gráfico en el link)

https://www.dataclave.com.ar/opinion/el-fin-de-la-pobreza_a61e7529e7cc5881e5995a9c2

Si esa tendencia continúa, la pobreza desaparecerá. ¿Qué es necesario para que ello ocurra? Roser señala dos requisitos: el primero es mayor crecimiento económico, la economía global debería multiplicarse por cinco. Parece utópico, pero es lo que ha ocurrido en las últimas cinco décadas. El segundo, curiosamente, es la reducción de las desigualdades. Raro argumento: ¿cuál es la relación entre uno y otro? ¿por qué la reducción de la desigualdad va a reducir la pobreza?  

Lamentablemente, nada al respecto se menciona allí. Todo proceso de progreso, como lo ha documentado el premio Nobel Angus Deaton, genera primero un aumento de la desigualdad, que posteriormente se reduce. Y no debería preocuparnos, nuestra atención ha de estar con los que están más abajo, y preguntarnos si están mejorando o no. No importa si un par de startups han generado algunos nuevos billonarios, lo importante es si los de abajo están mejorando sus oportunidades y, en este caso, sus ingresos. Eso es lo que viene ocurriendo y lo que puede seguir en ese camino.  

Por otra parte, la redistribución puede ser hacia abajo, como parece ser en nuestro país. Cada nuevo gobierno busca más redistribución y cada vez hay más pobres. Igualamos para abajo. Pero eso sí, estamos obsesionados con aquellos a los que les va bien, como si fueran la causa del aumento de la pobreza de los demás. El fin de la pobreza comenzará a recorrerse cuando dejemos de odiar a la riqueza.  

Individualismo y colectivismo: no las categorías políticas sino el fundamento cultural de nuestras sociedades

  • Individualismo y colectivismo 

Estas dos categorías parecen tener un claro contenido político/filosófico, pero no en este caso, si bien los conceptos tienen sus derivaciones claras en esos campos. Su contenido tiene más que ver con el desarrollado por Geert Hofstede, quien lo incluyera entre sus indicadores para analizar las diferencias culturales entre distintas sociedades.  

Ahora, Brett Pelham, de Montgomery College; Curtis Hardin, de Brooklin College; Damian Myrray, de Tulane University; Mitsuru Shimizu de Southern Illinois University Edwardsville y Jodeph Vandello de University of South Florida, han buscado ampliar el análisis de esos conceptos y desarrollar un índice que evalúe la inclinación en uno u otro sentido en gran cantidad de países. Estos son sus argumentos:  

“En las últimas décadas, la investigación psicológica sobre la cultura se ha multiplicado. Uno de los temas culturales más analizados ha sido el individualismo frente al colectivismo. Una orientación cultural individualista enfatiza las propiedades estables, los derechos y las motivaciones de la persona individual. Por el contrario, una orientación colectivista enfatiza a las personas en relación con los demás. Mientras que las culturas individualistas tienen que ver con el “yo” y el “mí”, las culturas colectivistas tienen que ver con el “nosotros” (Markus y Kitayama, 1991; Triandis, 1989). En culturas individualistas, las personas presumiblemente basan sus identidades en gran medida en sus propios rasgos estables de personalidad, habilidades y estado o logros personales. Los ejemplos son ser extrovertido, creativo, rico o sin hogar. Por el contrario, en las culturas colectivas, presumiblemente, las personas basan sus identidades en gran medida en sus roles y posiciones en grupos sociales importantes. Algunos ejemplos son los grupos familiares, las afiliaciones religiosas y las afiliaciones étnicas. Una autoconstrucción individualista típica es «soy precoz». Una autoconstrucción colectivista típica es «Somos presbiterianos».” 

Los aspectos culturales son de fundamental importancia porque determinan, en última instancia, la estructura institucional de las sociedades, de ahí su importancia para nuestros temas.  

Muy bien, los autores elaboran el Global Collectivism Index (GCI), presentado en un artículo que se titula “A truly global, non-WEIRD examination of collectivism: The Global Collectivism Index (GCI)”, que se publica en Current Research in Ecological and Social Psychology, Volume 3, 2022, 100030.  https://doi.org/10.1016/j.cresp.2021.100030  

El GCI se elabora con seis indicadores específicos: tasa total de fertilidad (la cantidad de hijos que se espera una mujer tendrá en su vida); condiciones de vida (cantidad de gente viviendo sola o en familia, etc.); estabilidad en el matrimonio; religiosidad; transporte colectivo; sesgos en favor del grupo y empresarialidad. Como siempre, se podrán discutir la conveniencia de cada uno de ellos. Para mayor referencia ver el artículo.  

Los países más “colectivistas” son africanos, con Somalia en el primer lugar. Los países más individualistas son los siguientes (de menos a más individualistas):  

179  Japan  -1.18 
180  Netherlands  -1.29 
181  Finland  -1.30 
182  Norway  -1.33 
183  Luxembourg  -1.34 
184  Germany  -1.35 
185  Estonia  -1.37 
186  Denmark  -1.37 
187  Sweden  -1.43 
188  Monaco  -1.85 

 

¿Cómo están los países de América al respecto?  

38  Guatemala  0.79 
42  Paraguay  0.74 
47  Honduras  0.72 
64  Nicaragua  0.56 
67  Bolivia  0.52 
68  Haiti  0.51 
79  Guyana  0.32 
80  Belize  0.31 
82  Peru  0.29 
88  Ecuador  0.23 
89  Antigua and Barbuda  0.21 
93  Colombia  0.15 
99  El Salvador  0.10 
101  Mexico  0.09 
104  Panama  0.05 
107  Bahamas, The  -0.02 
108  Grenada  -0.02 
109  Dominican Republic  -0.03 
111  Venezuela  -0.06 
112  Brazil  -0.06 
113  Jamaica  -0.08 
119  Chile  -0.14 
124  St. Vincent and the Grenadines  -0.19 
125  St. Lucia  -0.23 
126  Suriname  -0.24 
127  Costa Rica  -0.25 
130  Barbados  -0.29 
131  Dominica  -0.29 
134  Trinidad and Tobago  -0.37 
135  Argentina  -0.37 
143  Uruguay  -0.55 
159  Cuba  -0.80 
161  Puerto Rico*  -0.86 
164  Aruba*  -0.93 
168  Canada  -1.10 
178  United States  -1.18 

 

Los datos dan tema para interesantes discusiones. Que aparezcan como los más “individualistas” Estados Unidos y Canadá no parece ser una sorpresa, pero ¿Cuba? De nuevo, recordemos que no estamos hablando de colectivismo en términos políticos, pero pareciera ser que el colectivismo político en Cuba dio como resultado individualismo cultural en su población. En fin, a sacar sus propias conclusiones