Globalización y «tercera vía». Ferrer, como la Cepal, y una «teoría propia» que siempre nos dejó fuera del Mundo

Con los alumnos de la UFM, en un curso sobre las ideas políticas y económicas en América Latina, vemos a Mario Vargas Llosa comentar otra de las grandes ideas originales de la región. Antes vimos las de la Cepal, que también fueron originales, aunque sus propuestas dieron como resultado economías cerradas, estancamiento y alta inflación (aunque Fernando Henrique Cardoso habla de la originalidad de la copia). ‘

Ahora vemos una versión más actual de esas mismas ideas en un trabajo de Aldo Ferrer titulado “De Cristóbal Colón a Internet: América Latina y la Globalización”, donde mantiene esa visión y critica la que se denominara ‘tercera vía’, propuesta por la socialdemocracia en Europa.  Como siempre con las ideas Cepalinas, plantean una teoría ‘geográfica’, que sería existente solamente en la región, y las soluciones también serían distintas al resto del Mundo. Y así, con esas visiones, nos quedamos fuera del Mundo.

“En América Latina el desarrollo no es inherente al sistema y las políticas neoliberales causan estragos inconcebibles en los países desarrollados. Tales como, desindustrialización, desmantelamiento de pequeñas y medianas empresas, gigantesco endeudamiento externo, subordinación a los capitales especulativos, destrucción de redes de seguridad social, aumento de la pobreza y la marginalidad, y climas de inseguridad pública insoportables.

De este modo, la brecha que separa los ingresos medios de América Latina respecto del de los países avanzados tiende a crecer. Actualmente, la relación entre el ingreso per cápita de Estados Unidos y el de América Latina es de 10 a 1.

En resumen, la crisis del paradigma neoliberal en América Latina se expresa de una manera muy distinta que en los centros y la tarea por emprender es más compleja y difícil. Porque el desafío no es sólo cambiar el rumbo de una política económica –que, al fin y al cabo, debería ser un problema de coyuntura de corto plazo-, sino que se trata también nada menos que de remover los obstáculos históricos que han frenado el desarrollo de nuestros países. Provocado por su atraso crónico y su inserción asimétrica y dependiente en la globalización del orden mundial.

En resumen, el concepto de tercera vía no es aplicable a la realidad latinoamericana. Acá no tenemos que elegir entre dos rumbos distintos, más o menos eficaces, del desarrollo, el reparto del ingreso y la inserción internacional, como se plantea ahora la socialdemocracia europea. Aquí es preciso dejar atrás un legado histórico de atraso y subordinación, agravado en tiempos recientes por la estrategia neoliberal, e iniciar un sendero distinto que genere desarrollo y bienestar e inserte a América Latina en la globalización como una comunidad de naciones capaz de decidir su propio destino en el orden mundial.

Las idas de la tercera vía enriquecen las perspectivas desde las cuales deben abordarse los problemas de nuestros países, sólo que su puesta en práctica en esta región requiere decisiones de una magnitud y una complejidad desconocidas en el mundo desarrollado. La transformación del estilo de inserción de América Latina en la globalización descansa en las decisiones propias. En definitiva, la tercera vía es una visión céntrica de la globalización que no da respuestas a los formidables problemas que enfrentan nuestros países. Según el autor, habría que imitar el trabajo en equipo (por bloques regionales-internacionales), como lo hace el centro, para mejorar lo interno; para luego lanzarse a nivel mundial.”

Después de ver la ‘originalidad de la copia’ en las ideas de la Cepal, una realmente original: de Soto y la informalidad

Con los alumnos de la UFM, en un curso sobre las ideas políticas y económicas en América Latina, vemos a Mario Vargas Llosa comentar otra de las grandes ideas originales de la región. Antes vimos las de la Cepal, que también fueron originales, aunque sus propuestas dieron como resultado economías cerradas, estancamiento y alta inflación (aunque Fernando Henrique Cardoso habla de la originalidad de la copia). Estas fueron realmente originales, y abrieron la puerta a la consideración de un mundo enorme, que estaba fuera del registro de los economistas. Aquí algunos párrafos del prólogo al libro El Otro Sendero:

“Cuando se habla de economía informal se piensa inmediatamente en un problema. Esos empresarios y  vendedores cuyas industrias y negocios no están registrados, no pagan impuestos y no se rigen por las leyes, reglamentos y pactos vigentes, ¿no son, acaso, competidores desleales de las empresas y tiendas que operan en la legalidad, pagando puntualmente sus impuestos? ¿Al evadir sus obligaciones tributarias no privan al Estado de recursos necesarios para atender a las necesidades sociales y realizar urgentes obras de infraestructura?

Hernando de Soto sostiene que esta manera de encarar el asunto es totalmente errónea. Porque en países como el Perú el problema no es la economía informal sino el Estado. Aquella es, más bien, una respuesta popular espontánea y creativa ante la incapacidad estatal para satisfacer las aspiraciones elementales de los pobres. No deja de ser una paradoja que este libro, escrito por un defensor de la libertad económica, constituya una requisitoria contra la ineptitud y la naturaleza discriminatoria del Estado en el tercer mundo que en su seriedad y contundencia no tiene acaso parangón y, por ejemplo, reduce a meros desplantes retóricos buena parte de las críticas radicales o marxistas publicadas en nuestros días sobre la condición del mundo subdesarrollado.

Cuando la legalidad es un privilegio al que solo se accede mediante el poder económico y político, a las clases populares no les queda otra alternativa que la ilegalidad. Este es el origen del nacimiento de la economía informal, que Hernando de Soto documenta con pruebas incontrovertibles. Para conocer de manera práctica el ‘costo de la legalidad’ en el Perú, el Instituto Libertad y Democracia montó un ficticio taller de confecciones y tramitó, oficina tras oficina, su reconocimiento jurídico. Había decidido no pagar ningún soborno salvo en aquellas instancias en que, de no hacerlo, el trámite quedaría definitivamente interrumpido. De diez ocasiones en que los funcionarios se lo solicitaron, en dos se vio obligado a gratificarlos bajo mano. Registrar debidamente el supuesto taller demoró 289 días de gestiones que exigieron una dedicación casi exclusiva de los investigadores del Instituto empeñados en la simulación y una suma de 1.231 (computando los gastos realizados y lo dejado de ganar en ese tiempo) que significaba 32 veces el sueldo mínimo vital. La conclusión del experimento: ‘legalizar’  una pequeña industria, en estas condiciones, está fuera de las posibilidades de un hombre de recursos modestos, como comenzaron siéndolo todos los informales del Perú.”

Los Neo-malthusianos que siempre han predicho catástrofes con hambrunas, siempre se han equivocado

Hay, creo, dos razones por las cuales predomina el pesimismo en la avalancha de noticias que recibimos a diario: la primera de ellas es que las buenas noticias no generan tantos lectores como las malas, la normalidad se asume como tal, mientras que el accidente o el crimen serían la excepción; la segunda es que todo el que quiera promover algún cambio ‘revolucionario’ (no evolutivo) en la sociedad, debe antes mostrar que todo anda mal, ya que por eso se necesita el cambio.

Al respecto, una serie de autores (Matt Ridley, Steven Pinker y ahora Johan Norberg) han escrito sendos libros presentando una visión contraria, esto es, optimista, del progreso de la sociedad y el ser humano, sobre todo a partir de la llegada de la sociedad liberal y el capitalismo. Las referencias y los números son contundentes. Aquí algunos del libro  Johan Norberg, Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future:

“A medida que cayeron las tasas de mortalidad, era necesario alimentar una creciente población global. Desde 1950 a mediados de los 1980s, la población mundial se duplicó de 2.5 a 5 mil millones, y muchos neo-Malthusianos predijeron hambrunas masivas. ‘La batalla para alimentar a la humanidad está terminada’, escribió Paul Erlich en The Population Bomb en 1968. ‘En los 1970s, el mundo va a sufrir hambrunas –millones de personas se van a morir de hambre’. En  Famine 1975, William y Paul Paddock predijeron que ‘en quince años las hambrunas serán catastróficas’.”

Sin embargo, sucedió exactamente lo contrario. Justo cuando ellos decían que la batalla estaba perdida, tuvimos grandes avances, y nadie luchó con mayor empeño por la humanidad que Norman Borlaug, agrónomo de Iowa, quien estaba obsesionado con el problema del hambre global.

Luego de miles de cruzas de trigo, Borlaug pudo obtener un híbrido de alto rendimiento que era resistente a los parásitos y no era sensible a las horas de luz del día, por lo que podía crecer en climas muy diferentes. Muy importante, era una variedad enana, ya que el trigo alto gastaba mucha energía en crecer tallos no comestibles que colapsaban si crecían muy rápido. Cuando introdujo este nuevo híbrido, Borlaug también mostró a los campesinos cómo la irrigación moderna y los fertilizantes artificiales incrementaban los rendimientos. El nuevo trigo se introdujo rápidamente en todo México y, sorprendentemente, en 1963 la cosecha fue seis veces más grande que la de 1944. De la noche a la mañana, México se convirtió en un exportador neto de trigo.

“La FAO informó en 1947 que alrededor del 50% de la población mundial estaba crónicamente mal alimentada. Alrededor de esta época se introdujo el fertilizante de nitrógeno en forma extendida y muchos países de bajos y medianos ingresos comenzaron a modernizar sus sectores agrícolas. En 1969-71, la FAO estimó que 37% de la población de los países en desarrollo estaba mal alimentada, y hoy esta cifra se ha reducido al 13%.”

“Desde 1990-92, la proporción de mala alimentación crónica se ha reducido desde 23 al 13 porciento de los países de ingresos medianos y bajos. El número de gente con hambre se ha reducido en 216 millones. Como la población ha crecido en 1.900 millones en ese mismo tiempo, las estimaciones de la FAO indican que casi dos mil millones de personas se han liberado de un probable estado de hambre en los últimos 25 años.”

¿Queremos crecer y progresar? Veamos cómo hacemos para atraer a las cincuenta empresas más innovadoras

La consultora de management Boston Consulting Group, elabora y publica un interestante informe con las 50 empresas más innovadoras: https://www.bcgperspectives.com/content/interactive/innovation_growth_most_innovative_companies_interactive_guide/

No van más comentarios, éstas son:

rank Company Revenue EBIT TSR R&D
spending
1 Apple 27.9 35.7 –3.0 33.5
2 Google 13.6 14.7 46.6 24.9
3 Tesla 26.5 NA 7.9 54.5
4 Microsoft 7.8 1.0 22.7 5.8
5 Amazon 20.2 1,154.5 117.8 35.2
6 Netflix 23.2 –24.0 134.4 37.8
7 Samsung –2.7 5.5 –3.4 –4.7
8 Toyota 4.3 3.8 2.0 5.1
9 Facebook 43.8 26.3 34.1 79.5
10 IBM –11.9 –18.4 –11.4 –3.5
11 Bayer 9.7 22.0 4.3 18.0
12 Southwest Airlines 5.6 82.1 2.4 NA
13 Hewlett-Packard –7.3 –7.6 –33.3 1.6
14 BMW 14.6 3.5 12.0 3.3
15 General Electric –21.8 –51.5 27.5 0.0
16 Daimler 15.1 33.9 15.6 5.3
17 Uber NA NA NA NA
18 DuPont –28.0 –41.0 –2.7 –8.2
19 Dow Chemical –16.1 9.2 17.0 –3.0
20 BASF –5.2 –8.7 3.9 3.7
21 Airbnb NA NA NA NA
22 Under Armour 28.5 17.2 18.7 17.2
23 Gilead 31.1 41.9 8.6 20.4
24 Regeneron 45.5 49.3 32.3 NA
25 Cisco Systems 4.3 2.4 0.6 9.1
26 Pfizer –1.5 –12.4 7.1 6.9
27 General Motors –2.3 119.6 1.5 1.4
28 JPMorgan Chase –1.5 3.0 8.4 NA
29 Johnson & Johnson –5.5 –13.1 1.1 6.5
30 AXA –4.1 3.8 36.9 NA
31 Nike 5.8 7.8 31.4 NA
32 Expedia 15.8 –22.5 46.8 21.0
33 Allianz 7.4 26.6 24.6 NA
34 SpaceX NA NA NA NA
35 Xiaomi NA NA NA NA
36 Disney 7.5 15.2 12.9 NA
37 Hilton 4.9 12.5 –17.5 NA
38 Renault 10.4 46.2 56.2 20.6
39 NTT Docomo 3.3 19.3 45.2 NA
40 Intel –0.9 –8.2 –2.2 5.1
41 Marriott 4.2 12.5 –13.0 NA
42 3M –4.9 –1.1 –5.9 –1.1
43 Dell NA NA NA NA
44 Orange 2.0 –3.1 14.1 NA
45 Siemens 5.2 –3.6 –1.0 10.3
46 Huawei 37.1 33.9 NA 45.9
47 Bristol-Myers Squibb 4.3 27.4 19.3 3.2
48 Honda 9.6 –24.9 13.4 8.3
49 BT Group 5.9 11.2 20.8 –13.2
50 Procter & Gamble –8.2 –7.4 –10.0 –8.2

 

El dilema «shock o gradualismo»: Catena Zapata y una oportunidad para fijar posición sobre el tema

No conozco a Nicolás Catena Zapata, a quien entrevista La Nación con un título ya bien interesante, “Toda acción proteccionista es dañina porque invita al contagio”: http://www.lanacion.com.ar/1983716-toda-accion-proteccionista-es-danina-porque-invita-al-contagio

Ha de ser una persona más que interesante ya que combina su actividad empresarial, siendo propietario de una de las mejores bodegas argentinas, con interés académico (según la nota en la teoría de la competencia).

Pero voy a tomar sus comentarios aquí, para fijar una posición respecto al debate que se viene desarrollando en la Argentina entre economistas, en relación a la necesidad de actuar drásticamente (shock) o gradualmente. La mayoría de mis amigos economistas, a quienes respeto mucho, son partidarios del shock y señalan los inconvenientes del gradualismo que actualmente aplica el gobierno de Macri.

Le preguntan a Catena:

“-El debate de shock o gradualismo está instalado entre propios y ajenos del gobierno nacional. ¿Cree que es correcto el camino tomado hasta ahora?

-Una política de shock hubiera implicado eliminar rápidamente el déficit fiscal disminuyendo erogaciones. Mi impresión es que el Poder Ejecutivo no recibió de sus votantes un mandato tan drástico. El mandato fue gradualismo en el sinceramiento de tarifas, disminución de subsidios y achicamiento del sector público. Y eso es lo que se está haciendo. Por ello esta discusión la veo hoy como un tema, diríamos académico.”

Comparto esa opinión. Una cosa es lo deseable, otra cosa es lo posible.

Si vamos a lo deseable, mi posición es que deseo el anarco-capitalismo como utopía sobre el tipo de sociedad en la que me gustaría vivir. Una sociedad sin estado, y con muchas agencias voluntarias bridando todo tipo de servicios. Nótese que no se trataría de una sociedad así para todos, sino solamente para quienes, como yo, la prefirieran. Los socialistas, por ejemplo, podrían vivir en su propio entorno socialista, donde todo sería del estado y se expropiarían unos a otros. Digamos que cada cual podría explorar su propia utopía dentro del marco de una “mega-utopía” en la cual hay de todo y compartimos solamente el principio que cada uno es libre de salir de una utopía que no le guste, como lo planteara Robert Nozick en “Anarquía, Estado y Utopía”.

Si me preguntan si esto es posible, la respuesta es que obviamente no, pero como decía Borges, habrá un mundo futuro en el cual podrá suceder.

Ahora bien, en el debate “shock o gradualismo” es muy probable que la mejor respuesta hubiera sido el shock, ya que, si bien ocasiona un cierto costo a corto plazo, la recuperación sería más rápida. Estoy de acuerdo con eso. Es más, estoy de acuerdo también en que el gradualismo no solamente puede ser una peor solución, sino que incluso puede llegar a fracasar y hacernos regresar a todos a lo peor del populismo.

Pero incluso estando de acuerdo en que no sea lo mejor, no veo que el shock fuera posible. Como dice Catena, el mandato fue gradualismo, en buena medida por algo que muchos analistas comparten: no hubo una crisis como la hiperinflación de 1989 o el default del 2001 como para que la gente estuviera dispuesta a soportar cirugía mayor.

Para ésta, es necesario que la opinión pública, que en última instancia determina el rumbo de la sociedad (así ya lo decía David Hume), sienta que no hay otra alternativa que operar. Ese sentimiento puede provenir del sufrimiento directo que impone la crisis o debería, en ausencia de ésta, provenir de la comprensión que la gente tenga de la situación difícil, aunque no caótica, en que la economía se encuentra.

Y lo cierto es que por más que alertemos sobre el déficit fiscal y el endeudamiento, la pesada carga impositiva que ahoga la rentabilidad de la inversión o la revaluación del peso que genera el endeudamiento externo, la gente siente un cierto dolor de estómago, pero no cree que tenga apendicitis aguda.

¿Es posible que sin hacer el shock todo fracase? Sí, es posible. En tal caso se presentará la crisis que hace cambiar de lado a la opinión pública. Pero nada garantiza hacia dónde iría ese cambio. Después de la hiper fue hacia las privatizaciones y la apertura; después del default fue hacia el kirchnerismo. Creo que adónde se dirija en las actuales circunstancias, y si es que ocurre, dependerá de a quién se asigne la responsabilidad: ¿sería una crisis el resultado final de 12 años kirchneristas o producto de las medidas del actual gobierno? A medida que pasa el tiempo se diluirá en la opinión pública la primera y crecerá la segunda, pero nada está dicho.

En ese sentido, más que discutir shock o gradualismo, tal vez sería mejor discutir cuál debería ser ese camino si la situación se presenta: así la discusión entre avanzar hacia una república con una economía abierta o regresar al populismo sería el debate central, y en ese están, en general, de acuerdo, tanto gradualistas como shockeadores.

Pesca: la regulación está desde hace casi 20 años, es mucho mejor que lo actual, pero no se aplica todavía

Un interesante estudio sobre la pesca en la Argentina, por Ignacio Carciofi, recoge un tema relacionado con los derechos de propiedad en los recursos pesqueros y la asignación de cuotas individuales. El tema lo he tratado en el Cap. 15 de El Foro y el Bazar, con una visión muy cercana a la del autor, quien en su introducción señala:

“A fines de la década del 90 Argentina adoptó un modelo de manejo pesquero basado en cuotas individuales y transferibles de captura  (CITC). Desde el punto de vista de su concepción, dicho sistema de cuotas es valorado positivamente por la literatura especializada en la materia. Paradójicamente, la implementación práctica de este esquema regulatorio, describió un largo proceso de marchas y contramarchas. Las demoras en la aplicación de una regulación efectiva obligaron a la sanción de un régimen de emergencia pesquera a principios del año 2000 que dispuso una reducción severa de las capturas, especialmente de la Merluza Hubbsi o Merluza Argentina.

Transcurridos casi quince años desde la decisión inicial, recién a partir de los últimos tres años habría indicios    firmes de su implementación a  partir de la Resolución Nº1 del Consejo Federal Pesquero (CFP) de enero del 2013 que sintetiza en un texto ordenado las disposiciones previas y su lectura revela el conjunto de la arquitectura de regulación  aplicable. Esta nota se concentra en los aspectos conceptuales y argumenta que las CITCs, si son aplicadas de manera adecuada, pueden ser una herramienta           para un aprovechamiento sostenible de los recursos pesqueros.”

El trabajo está disponible aquí: http://fcece.org.ar/wp-content/uploads/2016/12/sde41.pdf?medium=EmailMarketing&Source=DualMail&Campaing=cece260117

Al respecto, parte de lo que digo en el libro:

Un sistema de cuotas transferibles consta, en primer lugar, de un límite general de captura de una determinada especie en cierta región. Esta cuota se establece según un criterio científico, para permitir la explotación, pero al mismo tiempo garantizar su preservación; es decir: la cuota total ideal sería aquella que permite la mayor captura, sin reducir las posibilidades de explotación futura. Una vez establecida, se divide la cuota y se asignan “derechos de pesca”: algo así como un derecho de propiedad sobre la pesca de una determinada cantidad. Estos derechos son necesarios para que los pescadores puedan capturar la especie, hasta el límite que su cuota particular establece; también pueden ser transferidos mediante compra, venta o alquiler. Se ha identificado ya la existencia de 121 pesquerías administradas con sistemas de cuotas transferibles (Costello et al, p. 1629), que mostraban un porcentaje igual a la mitad de “colapsadas” respecto a las que no eran administradas con estos sistemas, reflejando que no solamente permitirían una mejor protección del recurso, sino que también estarían logrando recuperar algunas, ya que las cuotas se suelen aplicar cuando es evidente el colapso.

Los precios que surgen de esas transferencias generan importante información respecto de las condiciones actuales y futuras de la especie y su valoración por los consumidores. Uno de los ejemplos más exitosos de esta política pública es Nueva Zelandia. Allí, el ministerio respectivo inicia todos los años una serie de consultas para evaluar la información relacionada con el posible stock de las especies que se han de capturar, incluyendo tanto a pescadores comerciales como a no comerciales, en particular maoríes. Las cuotas se definen como un porcentaje sobre la cuota total y, lo mismo que los derechos de emisión, pueden asignarse inicialmente en forma gratuita, reconociendo los porcentajes de captura que cada pescador alcanzara hasta el momento o vendiéndolos en subasta.

Incluso hay experiencias que muestran una combinación del sistema de cuotas transferibles con el manejo comunitario. Es el caso de The Challenger Scallop Enhancement Company, una organización autónoma y autoregulada que administra la pesquería más importante de vieiras en el país (Arbuckle 2000).

Leo Messi confirma el Teorema de Coase: gracias Leo por los goles y por ayudarnos a presentar la teoría

Hace unos días publiqué aquí parte del libro donde se analiza el famoso “Teorema de Coase” y la solución propuesta para resolver problemas de externalidades negativas a través de la definición precisa del derecho de propiedad y luego la negociación entre las partes, en tanto los costos de transacción sean menores que los beneficios de ‘internalizar’ las externalidades.

No podía sospechar entonces que apareciera un ejemplo del teorema nada menos que de la mano de Leonel Messi. Así es, la noticia cuenta que Leo compró una casa en Castelldefels, un lugar a 30 km de Barcelona al que decidió mudarse para poder vivir tranquilo (no ha de ser fácil hacerlo en el medio de una ciudad como Barcelona, donde no podría salir a la calle sin verse acosado). Aquí la nota: http://www.lanacion.com.ar/1982799-la-confesion-de-un-companero-de-lionel-messi-leo-compro-la-casa-de-su-vecino-porque-hacia-mucho-ruido

Messi junto a su familia

Parece que tenía un vecino ruidoso y que la externalidad era negativa (molesta). Nótese que eso es algo subjetivo, tal como lo es el valor, ya que también podría haber sido una externalidad positiva si, por ejemplo, el vecino hubiera puesto una música que fuera del agrado de los Messi y en los momentos y con el volumen que ellos disfruten.

Pero está claro que era negativa. El teorema de Coase dice que en cuestiones de externalidades la solución proviene de definir claramente el derecho de propiedad. En este caso, se ve que el vecino tenía el derecho a emitir esos ruidos, o que, lo que también se posible, no lo tenía pero el estado no actuaba para resolver el problema.

En la práctica, al no obtener una solución, Leo ha asumido (consciente o inconscientemente) que el vecino actuaba como si tuviera un derecho, y en la práctica lo tenía. Entonces, la solución del teorema de Coase es clara: negociar y comprar ese derecho.

Esa negociación podría haber adquirido muchas formas:

  1. Podría haberle pedido que, por favor, no hagan ruido (y tal vez lo hicieron).
  2. Podría haber ofrecido un pago a cambio del valorado silencio
  3. Los lectores seguramente podrán imaginar otras alternativas, pero siempre han de ser no violentas, fruto de un acuerdo entre las partes.
  4. O lo que finalmente ocurrió, Leo compró el derecho del vecino directamente comprando la casa

Probablemente sea ésta última la solución más cara, pero no por eso este tipo de soluciones estarían fuera del alcance de cualquiera. Hace un tiempo hicimos una investigación con marcos Hidding Ohlson en La Cava, San Isidro, para averiguar cómo resolvían los habitantes de ese barrio marginal los problemas de externalidades negativas, y en un 90% lo hacían conversando con el vecino (el otro diez era algo violento).

En fin, gracias Leo por los goles y por este ejemplo para presentar la teoría.

Optimismo vs pesimismo: no podemos tener certidumbre de los resultados, pero son mayormente positivos

Suelo leer regularmente, aunque no todo, el suplemente Ideas del diario La Nación, y suelo encontrar regularmente una visión monótona en sus artículos sobre temas sociales (no veo tanto aquellos sobre arte). Es una visión, digamos ‘políticamente correcta’ que, en buena medida, se contrapone con la línea editorial del diario, más bien liberal/conservadora. Pero claro, siempre se comenta que así es el mundo intelectual y artístico, y así se deja una mitad de la biblioteca de lado.
Por esa razón me llamó mucho la atención encontrar un artículo de Pablo Stefanoni, titulado “Optimismo vs. Pesimismo. La encrucijada global”: http://www.lanacion.com.ar/1979262-optimismo-vs-pesimismo-la-encrucijada-global
Más me llamó la atención cuando comenzó citando algunos autores que, además de, o tal vez por ser optimistas, son muy políticamente incorrectos. Por ejemplo, el profesor de Harvard, Steven Pinker. Dice Stefanoni:
“La mayoría de las personas posiblemente sonrían ante la tesis central del libro Los ángeles que llevamos dentro (2012) -del psicólogo experimental Steven Pinker- acerca de que nuestra época es menos violenta, menos cruel y más pacífica que cualquier período anterior de la existencia humana. Y posiblemente ampliaría su sonrisa al leer las respuestas de este científico en un artículo del diario El País titulado «Las paradojas del progreso: datos para el optimismo». «La gente a lo largo y ancho del mundo es más rica, goza de mayor salud, es más libre, tiene mayor educación, es más pacífica y goza de mayor igualdad que nunca antes», dice Pinker. Es cierto que, desde una perspectiva histórica, los datos están de su parte. Y más aún cuando menciona la «revolución de los derechos», la repugnancia por la violencia infligida a las minorías, las mujeres, los niños, los homosexuales y los animales a lo largo del último medio siglo. Así, respecto de la esperanza de vida, mortalidad infantil, riqueza de las personas, pobreza extrema, analfabetismo, igualdad de género, el capitalismo parecería mejor que cualquier otro sistema previo. Y esto se profundiza si consideramos en el análisis a dos gigantes demográficos: China e India. En el mismo sentido, un artículo del economista francés Nicolas Bouzou en el diario francés Le Figaro convoca a enfrentar el «chaleco de plomo depresivo, antiliberal y nacionalista». Allí envía a quienes piensan que el mundo está peor a «documentarse o tratarse la depresión». La imagen elegida por el editor para ilustrar la nota es sintomática: un robot con una sonrisa en su «rostro».”
También lo cita a Johan Norberg, aunque no su reciente último libro Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future, ya comentado en este blog. Excelente, pensé. Finalmente una visión alternativa en esta sección del diario. Pero, en definitiva, no. Empezando por la ilustración ‘pesimista’ del artículo:

¿Y ante tales noticias positivas? ¿Cuál sería la razón del pesimismo? El mismo Norberg está lejos de ser un ciego y alerta sobre los peligros del futuro. Señala que lo peor que podría ocurrir sería olvidar el enorme progreso alcanzado en estos últimos siglos a partir de las ideas del Iluminismo, la libertad individual y el progreso económico. Dice Stefanoni:
“El «maridaje» entre liberalismo y democracia no es intrínseco. Y la democracia requiere de un cierto entorno igualitario (no sólo económico) y el hecho de que los ricos no puedan decidir por encima del resto. Pero, además, el «proceso de civilización» lleva consigo la posibilidad de regresiones, incluso violentas, procesos de «descivilización», y eso es lo que hoy está sobre la mesa. Esta des-civilización puede operar, no sólo como puro colapso, sino también como descivilizaciones cotidianas. Es cierto que los populistas de derecha mienten -ya se habla de la post-verdad en relación con el fenómeno de Trump- o que gran parte de la izquierda a menudo siente nostalgia por lo que «nunca, jamás, sucedió». Y hoy, frente a la idea de que todo pasado fue mejor, aparece una defensa del capitalismo actual en el sentido de que el mundo «jamás fue tan bueno». Pero si uno de los objetivos del «proceso de la civilización» es lograr certidumbres respecto del futuro, ahí el sistema actual hizo agua.”
Comparto con el autor que han caído las utopías, pero es utópico pretender también que existe una organización social que garantice la certidumbre. Si hay algo que no conocemos es el futuro. Tal vez, donde solamente se la pueda encontrar es en el cementerio. El capitalismo es así: no garantiza certidumbre, pero muestra resultados incomparables. Había más certidumbre en el feudalismo: si nacías campesino, morirías campesino (y bastante rápido). También en el comunismo: te garantizaba una vida mediocre y pobre pero sin sobresaltos, a cambio de todas tus libertades.
No podemos tener certidumbre de los resultados (aunque en su gran mayoría son positivos) y existen amenazas, pero puede ser una de ellas pretender cambiar certidumbre por libertad.

La industria manufacturera norteamericana ya ha reaccionado, no necesita el proteccionismo de Donald Trump

Con la llegada de Donald Trump, políticos populistas de toda la región han encontrado un nuevo punto de apoyo para sus ideas, que ya no serían estupideces tercermundistas sino que son corroboradas por el centro del poder mundial, y además de la mano de un empresario.

Los empresarios, como Trump, tienden a pensar en los países como si fueran empresas, entonces les encanta eso de delinear una “estrategia” para el país, una que defina hacía dónde tiene que ir. En este sentido, muchos empresarios argentinos ven ahora con beneplácito que se ponga de moda la idea de que proteger a ciertos sectores sea parte de una estrategia “nacional”. Los argumentos pueden ser más directos o más sofisticados, pero sus fundamentos son débiles, sino erróneos.

Tomemos el caso de una columna titulada “La industria manufacturera se perfila como la garante del empleo”, publicada en La Nación (http://www.lanacion.com.ar/1979712-la-industria-manufacturera-se-perfila-como-la-garante-del-empleo) , autoría de Teddy Karagozian, presidente de TN&Platex. El artículo comienza con una frase poco feliz, será una metáfora: “el mundo está en guerra por los mercados de trabajo”. Como parte de esto, el fenómeno de Trump sería el inicio de la reversión del proceso de deslocalización de puestos de trabajo que se generara como resultado de lo que ahora llamamos ‘globalización’.

Comenta el autor: “Sobre estos fenómenos se fundamenta la decisión del gobierno de Trump para que la manufactura vuelva al territorio estadounidense pues, en algún lugar, deben fabricarse los bienes analógicos, los televisores, las computadoras, las prendas, los autos y todos estos bienes no pueden ser reemplazados por electrones ya que son bienes corpóreos, físicos. Es cierto que se harán con menos personal, pero seguirán requiriendo mucho trabajo humano para su elaboración.”

Ahora bien, ¿se justifica la política proteccionista de Trump ante tal escenario? Según el artículo, supuestamente sí. Pero, en verdad, el mismo artículo contiene la respuesta contraria:

“La realidad es que Estados Unidos en los años 70, luego de la crisis del petróleo, decidió tercerizar la producción de bienes porque no tenía energía suficiente como para consumir y producir, y era prisionero de los países árabes. Al tiempo, comenzaban los primeros indicios de protección ambiental; no existía el uso de energías alternativas al nivel de hoy y el costo del capital era muy alto. Tampoco el mundo estaba saturado de dólares.

Hoy son autosuficientes en energía, la tecnología robótica permite una alta productividad del personal, el costo del dinero es y va a seguir siendo bajo y los costos de distribución han bajado de modo significativo. Además, existe la tecnología para contaminar menos y el just in time (hoy «Revolución industrial 4.0») requiere stocks de intervención bajos y cercanos al consumidor para que los cambios de diseño sean cada vez mas rápidos en un mercado que pide novedades inmediatas.”

Este segundo párrafo nos indica que la economía norteamericana ya habría realizado los cambios necesarios para volver a ser competitiva a nivel mundial. De hecho, un informe de Boston Consulting Group: “The shifting economics of global manufacturing”, (https://www.bcgperspectives.com/content/articles/lean_manufacturing_globalization_shifting_economics_global_manufacturing/) muestra que, tomando en cuenta la productividad, los costos industriales en los Estados Unidos no están tan lejos de los de China.

Entonces, ¿para qué sirven las políticas proteccionistas de Trump? Pues para debilitar la presión competitiva que hizo que se produjeran estos cambios en primer lugar. Desde ya que el proteccionismo perjudica a los consumidores, pero, por más que parezca un beneficio inmediato para los productores, a la larga, y como tenemos ya mucha experiencia por estas regiones, los vuelve menos eficientes y menos competitivos. Todos pierden.

Barrios privados al norte de Buenos Aires: el efecto Nirvana y un estado que nunca se ocupó y ahora lo haría

Harold Demsetz, el reconocido profesor de UCLA, aunque conceptualmente parte de la Escuela de Chicago, señaló oportunamente lo que denominó “falacia de Nirvana”. Se refería a lo que ocurre generalmente en la teoría económica neoclásica cuando se compara una situación ideal contra otra que contiene todos sus limitaciones e imperfecciones. Es decir, se compara una situación paradisíaca contra una realidad, obviamente, imperfecta. Ante esto, sostenía que lo correcto era comparar una situación ideal contra otra situación ideal, y una imperfecta realidad contra otra.

Así, por ejemplo, la teoría de las fallas de mercado suele comparar una situación ideal, la competencia perfecta, contra la realidad de mercados que muestran imperfecciones inevitablemente, ya que no hay nada perfecto en este mundo, algo que Hayek señalara en su artículo “El uso del conocimiento en la sociedad”. También comparan las limitaciones que tienen los mercados para proveer de bienes públicos en forma perfecta, contra una supuesta perfección del estado para hacerlo. Así, por supuesto, esa teoría se convierte simplemente en una herramienta retórica para tratar de ganar un debate, una discusión política.

Veamos ahora una aplicación de lo señalado por Demsetz. El sábado 21 de Enero el diario La Nación publica una nota donde se analiza las preocupaciones que genera el desarrollo de una serie de barrios privados en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires, muchos de ellos cercanos o adjuntos a ríos de la zona. Se refiere a un proyecto importante de barrio que se llama Venice, que fuera frenado por la justicia porque no contaba con un estudio de impacto ambiental y que ahora fuera aprobado por presentarlo.

El terreno en el cual se desarrolla este proyecto se encuentra sobre el Río Luján y son terrenos abandonados en su momento por una empresa que desarrollaba allí un astillero para producir barcos para la Argentina y el mundo, para lo cual necesitaba de todo tipo de apoyo y subsidios de parte del gobierno nacional, hasta que finalmente cerró. El artículo está aquí: http://www.lanacion.com.ar/1977869-con-reformas-reanudan-un-proyecto-inmobiliario-en-tigre

Ahora bien, veamos la opinión, allí citada, de una experta ambientalista, Patricia Pintos, geógrafa e investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas (CIG).

«La racionalidad de ciertos sectores de la justicia, pero sobre todo de los organismos que aprueban estos emprendimientos tiende a garantizar la maquinaria realizadora del mercado inmobiliario, aún a costa de agravar con estas decisiones los efectos sobre las inundaciones, la pérdida de calidad ambiental y la privatización de paisajes»

El lenguaje ya dice mucho, ya que la frase “la máquina realizadora del mercado inmobiliario” define claramente su óptica aunque nadie entiende nada respecto a lo que quiso decir, pero que se interpreta como algo obviamente malo y perjudicial. Algo así como una máquina que te aplasta.

El efecto Nirvana se muestra ahora en lo siguiente. Se condena al mercado inmobiliario que busca aprovechar esas tierras porque eso generaría inundaciones, pérdida de calidad ambiental y privatización de paisajes”. Pero, ¿contra qué se compara esto? Cualquiera que conozca la zona sabrá que los ríos Luján y Reconquista están contaminados, que esos terrenos son nidos de ratas y que nadie se puede acercar a esas orillas para observar el paisaje.

¿Contra qué se compara ese emprendimiento privado? Aunque no se aluda a ello, contra una supuesta situación en la cual un angelical estado ha cuidado ese recurso de tal forma que ahora es el Támesis, rodeado de bosques nativos que hasta tienen hadas y elfos.

Nada de eso es lo que ocurre. Lo que hemos visto allí es la peor imagen del fracaso del estado, así que para criticar estas iniciativas habría que explicar primero porqué eso sucedió y por qué no sucedería otra vez, si todo quedara en manos del estado.