El ocaso de las jerarquías: no hay monopolio del conocimiento y la sabiduría en la dirección

Si tomamos una perspectiva de muy largo plazo, las sociedades avanzan hacia mayores grados de libertad económica. Algo similar estaría sucediendo en las organizaciones, donde la visión jerárquica poco a poco da lugar a un mayor grado de descentralización, bajo nombres tales como “empowerment”. Esto dicen Tyler Cowen y David Parker en un interesante artículo titulado: “Los mercados en las empresas: un enfoque gerencial”.

«A partir de la Revolución Industrial las empresas crecieron y se desarrollaron en gran medida sobre una base funcional. Algunos departamentos se encargaban directamente de la atención de los consumidores o de los proveedores (por ejemplo, los de ventas o los de compras), mientras que otros proveían servicios internos dentro de la organización (como los de finanzas, tecnología de la información [TI] y personal). Alfred Sloan introdujo una estructura adecuada para este funcionalismo en General Motors en la década del veinte.  Sloan consideraba que los administradores debían determinar la estrategia de la empresa, diseñar su estructura y elegir sus sistemas de control. La organización debería ser controlada de arriba hacia abajo mediante una estructura funcional que conformaría una jerarquía administrativa clásica, o una pirámide de control. Los administradores principales deberían ejercer firmemente el control de la estrategia y de las operaciones, y con este fin el flujo de la información debería realizarse principalmente de arriba hacia abajo. Tendrían que planificar y controlar sus empresas de una manera similar a aquella en que los commisars soviéticos de la década del ’20 planificaban y controlaban sus imperios. En los niveles inferiores de la organización, los administradores locales tendrían que dirigir cada una de las plantas y ser responsables, principalmente, de las cuestiones operativas.

El apogeo de “la autoridad y el control”

Las modernas corporaciones, con su énfasis sobre “la autoridad y el control”, son sistemas de planificación y cuando las empresas llegan a ser demasiado grandes como para que un estrato administrativo pueda ejercer un control efectivo sobre ellas, se las fracciona en divisiones y subdivisiones. No obstante esto, los que ocupan los más altos puestos directivos, a los que podría llamarse “los estrategas”, mantienen el control sobre toda la estrategia empresarial. Resulta significativo el hecho de que esta corporación planificada, monolítica, alcanzara su apogeo entre las décadas del ’20 y del ’70, un período en el cual los empresarios estadounidenses y europeos dominaban los mercados mundiales con la ayuda de los carteles, las estructuras de mercado oligopólicas, los derechos arancelarios y una relativa escasez de competencia global. Por entonces también se puso de moda la “planificación económica” en el nivel macroeconómico.

Sin embargo, a partir de la década del ’60 surgieron en los Estados Unidos y en Europa occidental presiones en favor de una mayor competencia, y el cambio se hizo inevitable. Al principio los administradores (con el apoyo de los teóricos en administración empresarial y de los consultores) intentaron refinar el proceso y la estructura de control. Para ello desarrollaron innovaciones tales como “la administración mediante objetivos” y favorecieron matrices estereotípicas de estructura organizativa. (2) Raras veces fue cuestionada en su totalidad la concepción de autoridad, control y planificación estratégica centralizada.

Hoy, sin embargo, la empresa concebida por Sloan se encuentra en retroceso, ya que se ha demostrado que es demasiado onerosa en lo que respecta a los costos administrativos y excesivamente lenta e inflexible como para adaptarse a los rápidos cambios del mercado. Algunas compañías muy exitosas (como Canon, Intel, 3M y ABB) han desechado la idea de que los administradores de primer nivel tienen el monopolio de la sabiduría y de que los trabajadores deben ponerla en práctica. En las grandes empresas organizadas jerárquicamente, estructuradas en torno a funciones especializadas, el grueso de los empleados a menudo tenían muy poco contacto directo con los consumidores externos y con el mercado. En organizaciones como ésas el crecimiento llegaba hasta el punto en que había muy pocas conexiones efectivas entre la organización y el mercado, y a los empleados no les resultaba sencillo ver una relación directa entre la actuación de la empresa en el mercado y sus empleos y salarios. En consecuencia, no es sorprendente que se haya perdido la ventaja competitiva. Una organización exitosa necesita un flujo constante de señales de mercado que llegue a todas partes, y no sólo de arriba hacia abajo, para poder dar las respuestas apropiadas. Si se le niega este tipo de información la empresa deja de aprender o, al menos, aprende a tontas y a locas.

La generación y uso del conocimiento disperso en los recursos humanos e innovación en empresas

Con los alumnos de UCEMA vemos dos capítulos del libro “International Business” de Mason & Dunung donde se tratan los temas de recursos humanos e innovación. Quisiera aquí relacionar esto con un artículo clásico de la economía. Se trata de “El Uso del Conocimiento en la Sociedad” de Friedrich A. Hayek, donde el autor sostiene que el principal tema que la economía debe resolver es el de la generación y uso de un conocimiento que nadie posee en su totalidad sino que se encuentra disperso entre todos los participantes en el mercado. Esta información es transmitida esencialmente por el sistema de precios: http://www.hacer.org/pdf/Hayek03.pdf

Este análisis parece aplicarse al funcionamiento de los mercados, pero en verdad se extiende a todo tipo de situación en la cual el conocimiento sea limitado y disperso. Y esto ocurre también en el caso de los recursos humanos y la innovación dentro de las organizaciones, sobre todo ahora que están globalizadas. El problema, similar al planteado por Hayek en su famoso artículo, es conocer dónde están los recursos humanos necesarios para una determinada tarea, y dónde también la capacidad de innovación.

La fertilidad de una teoría económica se muestra cuando luego aparece explicando fenómenos sociales y económicos que aparecen como nuevos y necesitan ser comprendidos. La idea esencial de Hayek aparece, por ejemplo, en una serie de textos publicados por la consultora internacional de management McKinsey & Co. Por ejemplo, este trabajo titulado: ¿Conoces dónde están tus expertos? (traducción al castellano aquí: http://www.factorhuma.org/attachments_secure/article/8341/expertise.pdf

Esos expertos, a su vez, tienen un conocimiento específico y es imposible que se pueda saber quién tiene qué conocimiento y dónde está dentro de una gran organización. Ese problema puede ser resuelto generando un “mercado interno” de conocimientos de forma tal que esa información se “revele”, se “conozca” en ese mercado. Es lo que se comenta en el artículo “Making a market in knowledge”: http://www.mckinsey.com/insights/strategy/making_a_market_in_knowledge

Y en cuanto a las capacidades de los recursos humanos, “Making a market in talent: http://www.mckinsey.com/insights/organization/making_a_market_in_talent

Y si no es el conocimiento que se encuentra “dentro” de la organización, se puede buscar ese conocimiento que se encuentra disperso “fuera”. ¿Pero dónde? Aquí es donde los mercados de conocimiento e innovación permiten alcanzarlo. “Mercados” de innovación son organizados de forma tal que se pueda acceder a quienes tengan la innovación pero no sabemos en verdad dónde están.

Por ejemplo, ¿necesitas alguna innovación? La organización puede conseguirla en estos “mercados”:

Innocentive: http://www.innocentive.com/ ;

NineSigma: http://www.ninesigma.com/ ,

IdeaStorm: http://www.ideastorm.com/

¿Es necesario algún software?

TopCoder: http://www.topcoder.com/

¿Necesito que diseñen mi producto?

Threadless: http://www.threadless.com/

Todos ellos ejemplos en la gestión global de recursos humanos e innovación confirmando la visión que presentara Hayek en su famoso artículo.

Kirzner y/o Baumol no recibieron el Premio Nobel este año por su análisis de la función empresarial

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II (Escuela Austriaca)  vemos una figura olvidada en los modelos de equilibrio general, el empresario, en un artículo de Israel Kirzner que lleva ese título. Así introduce el tema:

“La función empresarial en el mercado es difícil de comprender. Lo demuestra la eliminación virtual de dicho papel en las exposiciones más recientes de las teorías de los precios, así como en los múltiples y cuidadosos intentos de autores anteriores para definir al empresario y distinguir su papel del capitalista o el empleado dirigente. Estos intentos reflejan el deseo de identificar con precisión algo cuya presencia se siente indudablemente pero que, superficialmente, sólo se presta a una definición vaga. A mi modo de ver, es posible aferrar ese elemento esquivo de la empresarialidad de una manera satisfactoria.

Además, creo que es de la mayor importancia conseguirlo para comprender el proceso del mercado. Una de las distinciones entre la teoría del mercado aquí definida y la que predomina en los textos sobre teoría de los precios hoy en día es que esta última carece de una apreciación adecuada de la naturaleza y función de la empresarialidad en el sistema del mercado.

Un esquema preliminar de mi posición sobre la naturaleza de la empresarialidad puede resultar útil. Afirmo que en toda acción humana está presente un elemento que, aunque es crucial para la actividad economizante en general, no se puede analizar en términos de economía, maximización o con criterios de eficiencia. Voy a calificar este elemento, por razones de las que daré cuenta, como elemento empresarial. Afirmo además que el papel empresarial en el mercado se puede comprender de la mejor manera por analogía con lo que he denominado elemento empresarial en la acción individual humana.

La distribución de recursos a través de las fuerzas impersonales del mercado se compara frecuentemente con la toma de decisiones del individuo. Es esto lo que da una base a la analogía que he utilizado. De la misma forma que los criterios de eficiencia, por sí mismos, no bastan para comprender la acción individual humana, dado que un factor crucial para la emergencia de una actividad individual economizante es el elemento empresarial «extraeconómico», tampoco la función distribuidora del proceso mercadológico se puede comprender únicamente en términos de la interacción de actividades individuales maximizadoras. Un mercado que conste exclusivamente de individuos que actúan economizando y maximizando no da lugar al proceso mercadológico que queremos comprender. Para que surja el proceso de mercado se requiere, además, un elemento que, en sí mismo, no resulta comprensible dentro de los limites conceptuales estrechos de la conducta economizante. Entiendo que este elemento de mercado es la empresarialidad: ésta ocupa precisamente la misma relación lógica con los elementos «economizantes» del mercado que en la acción individual corresponde a los elementos empresariales en relación con los aspectos de eficiencia en la toma de decisiones.”

De la Economía Austriaca a la Administración basada en el Mercado, Market-based Management

En modelos de equilibrio donde no hay lugar para el emprendedor, parecía que la economía tenía poco para decir a la administración. Sin embargo, esto ha cambiado en las últimas décadas. El trabajo Jerry Ellig que veremos ahora, “De la economía austríaca a la administración basada en el mercado” es uno de esos casos. Van sus primeros párrafos:

“Los economistas austríacos han adquirido cierto renombre por su crítica de la planificación centralizada. En una economía es imposible realizar una planificación central eficiente porque los planificadores jamás podrían movilizar el conocimiento pertinente para llevar a cabo la toma de decisiones aunque tuviesen los incentivos correctos (véase Lavoie, 1985; Boettke, 1990). La validez de esta crítica ha quedado confirmada por el fracaso del comunismo, el socialismo y el estado benefactor. Puede considerarse que el colapso de los regímenes comunistas y la reducción del estado benefactor representan lo que es para Hayek (1990) una evolución desde sistemas de reglas sociales menos satisfactorios a otros más satisfactorios.”

“En el ámbito empresarial se observa una evolución de características similares. Desde el surgimiento de la gran empresa hasta mediados del siglo XX el paradigma dominante en la administración fue una combinación de jerarquía autoritaria y Administración Científica. En las grandes compañías, la coordinación estaba a cargo de jerarquías administrativas cuyo control tenía un alcance bien definido; de hecho, una alta posición en el esquema organizativo se homologaba con el ascenso en la carrera administrativa (Chandler, 1977). En la base de la jerarquía se encontraban los trabajadores manuales, quienes recibían instrucciones detalladas acerca del modo de desempeñar su tarea por parte de gerentes y expertos en eficiencia que eran los que conocían la “verdadera ciencia” del trabajo (Taylor, 1911).”

“Sin embargo, en los últimos cincuenta años surgieron una gran variedad de teorías y prácticas que cuestionan el paradigma autoritario de la administración. Términos tales como “Teoría Y”, “Teoría Z”, “liberación administrativa”, “habilitación” y “intraempresariado” han empezado a formar parte del vocabulario de muchos ejecutivos (véase Argyris, 1964; Ouchi, 1981; Peters, 1992; Pinchot y Pinchot, 1993).”

Estas ideas, si bien muy diferentes entre sí, representan el abandono del paradigma autoritario para incursionar en algo más coherente con un orden espontáneo. Aunque no han dedicado mucho tiempo a los asuntos relacionados con la organización interna, la crítica hecha por los austríacos a la planificación central ha permitido comprender mejor los trastornos que experimenta actualmente la organización empresarial (Ellig y Lavoie, de próxima aparición). Una organización de cierta magnitud enfrenta, al igual que una sociedad, su propio “problema de conocimiento” en lo que respecta a las actividades de planificación y coordinación. Para hacerla eficiente, sus directivos deben movilizar un conocimiento que se encuentra disperso en las mentes de muchas personas, en forma tácita y a menudo subjetiva (Nonaka, 1991). Estas características del conocimiento hacen imposible llevar a los ejecutivos o los analistas todos los conocimientos pertinentes para un procesamiento y una toma de decisiones racionales. Por eso, las organizaciones deben movilizar a sus directivos hacia los lugares donde se encuentra el conocimiento, en lugar de movilizar el conocimiento hacia donde ellos están (Jensen y Meckling, 1992). La experiencia reciente demuestra que las organizaciones que se manejan mejor con respecto a esto gozan de una ventaja comparativa sobre sus competidoras.”

Argyris, Chris, Integrating the Individual and the Organization, Transaction Publishers, 1990 (1964).

Boettke, Peter J., The Political Economy of Soviet Socialism, Kluwer Academic Publishers, Boston, 1990.

Chandler, Alfred D., The Visible Hand, Harvard University Press, Cambridge, MA, 1977.

Ellig, Jerry y Lavoie, Don, “Governments, Firms, and the Impossibility of Central Planning”. En: Paul Foss (comp.), Economic Approaches to Organizations: An Introduction, Norwegian University Press, Oslo; de próxima aparición.

Hayek, Friedrich A, The Fatal Conceit, University of Chicago Press, Chicago, 1990.

Jensen, Michael C. y Meckling, William H., “Specific and General Knowledge, and Organizational Structure”. En: Lars Wilkjander (comp.), Contract Economics, Blackwell, Londres, 1992.

Nonaka, Ikujiro, “The Knowledge-Creating Company”, Harvard Business Review (noviembre-diciembre de 1991): 96-104.

Ouchi, William, Theory Z, Addison-Wesley, Reading, 1981.

Peters, Tom, Liberation Management, Ballantine, New York, 1992.

Pinchot, Gifford y Elizabeth, The End of Bureaucracy and the Rise of the Intelligent Organization, Berrett-Koehler, San Francisco, 1993.

Estrategia y función empresarial: el papel de los entrepreneurs e intrapreneurs en los negocios

Con los alumnos de UCEMA estamos viendo unos capítulos de Mason & Dunung, International Business, donde aparece el tema del emprendedor. Es interesante que esto coincida con el otorgamiento del premio Nobel de Economía a  Angus Deaton, aunque éste no se ha dedicado a estudiar la “función empresarial” sino la conducta de los consumidores. En verdad, también eran candidatos a ese premio los economistas William Baumol e Israel Kirzner, quienes sí se han dedicado a estudiar al emprendedor. Aquí va un breve comentario sobre temas que tratara Kirzner:

“Es importante en este punto que veamos cuál es la función del emprendedor, y la diferencia que esta función tiene con la del capitalista. En muchos casos ambas funciones son cumplidas por la misma persona, pero es necesario comprender que estamos hablando de dos cosas distintas, ya que muchas veces sucede que alguien tiene una “idea” brillante y es otro el que pone el capital para llevarla adelante. La función empresarial es la primera.

En tal sentido, la función del empresa no es la de “economizar” como lo hace cualquier participante del mercado en el modelo de equilibrio. En ese caso, toda la actividad económica es la de asignar recursos escasos a fines múltiples, y todo lo que se requiere es la capacidad de hacerlo en la forma más “eficiente” posible. Pero esto parece más una cuestión de ingenieros que de emprendedores.

Sin duda que hace falta desarrollar los métodos más eficientes posibles y ésta será una tarea de todo emprendedor, pero su contribución principal no es ésa, para eso contrata a un buen ingeniero, su función es la “creatividad”, es la tarea de identificar los fines y los medios. Una vez que éstos se conocen, entra en acción el ingeniero para lograr la eficiencia. El consumidor tiene unos fines dados para su consumo y trata de gastar su ingreso de la forma más eficiente posible; el propietario de recursos trata de obtener de ellos el mejor resultado.

La función empresarial, como tal, no demanda del emprendedor que tenga medios sino que reconozca las oportunidades: los productores pueden haber vendido a precios inferiores a los que podrían haber obtenido o los mismos recursos utilizados podrían haberlo sido en forma distinta para obtener productos que los consumidores necesitan en forma más urgente o intensa. Los compradores pueden haber pagado precios más altos de los que se podrían obtener.

Esto significa que hay dos tipos de funciones empresariales, las que se relacionan con al funcionamiento del mercado como fue explicado antes: una es la empresarial pura; otra es la maximizadora. Pueden estar en la misma persona o ser algunas personas empresarios puros y otros maximizadores. Los maximizadores son aquellos que conociendo las discrepancias que existen en el mercado debido al cambio de las variables subyacentes, buscan aprovecharlas en forma eficiente; los empresarios puros son los que “descubren” esas diferencias y las hacen evidentes. Como se dijera, estas funciones pueden estar presentes en la misma persona, o en personas diferentes, o en la misma persona pero en proporciones muy distintas: existe aquél que tiene ideas geniales pero luego es incapaz de llevarlas a la práctica en forma eficiente al tiempo que existe quien no es creativo pero es ordenado y sabe cómo organizar los procesos necesario para llevar adelante el emprendimiento.

Todo emprendedor deberá preguntarse cuál es su principal característica, de la misma forma que deberá evaluar las fortalezas y debilidades que tengan quienes colaboren para determinar en qué grado poseen una u otra de las características mencionadas.

También implica esto una diferencia entre un “productor” y un “emprendedor”. Puede haber muchos “productores” que no necesariamente desarrollan una “función empresarial” ya que no están innovando, no están alertas a los cambios en el mercado, se limitan simplemente a recibir los cambios que han generado los emprendedores y responder a ellos en la forma más eficiente posible. El emprendedor es el motor del mercado, es el que detecta los cambios e inicia el camino: el productor, como tal, no necesariamente cumple esa función sino la de continuar por el camino que ya ha sido trazado.

Cuando los chicos les ganan a los grandes: el caso de las cadenas minoristas latinoamericanas

Con los alumnos de UCEMA vemos los Capítulos 8 y 9 de Mason & Dunung, “International Business”. Muchos alumnos se preocupan por el peso y la influencia de las grandes empresas en la economía. Por supuesto que hay que preocuparse, pero cuando se trata de sus relaciones y vínculos con la política y el estado, ya que ahí pueden buscar algún tipo de favor o privilegio. Pero no es lo mismo en el mercado, donde los consumidores tienen en cuenta la calidad y el precio de los productos y servicios. Allí no es necesario “sobornar” a funcionarios sino “seducir” a los clientes. En el libro de Carpenter Mason and Sanjyot P. Dunung (2011), International Business, se presenta un caso de “grandes” y “multinacionales” que pierden con más pequeños y locales, e incluso luego éstos tienen éxito en otros mercados:

“La cadena minorista JCPenney entró en Chile en 1995 abriendo dos locales. La francesa Carrefour ingresó en 1998. Ninguna de ellas lo hizo a través de una alianza con una empresa minorista local. Ambas se vieron forzadas a cerrar sus operaciones chilenas debido a las pérdidas ocasionadas. Un análisis de la Universidad Adolfo Ibañez explicó las razones detrás de estos fracasos: los administradores de estas empresas no lograron conectarse con el mercado local, ni comprendieron las variables que afectan a los negocios en Chile. Específicamente, el mercado minorista chileno era avanzado, y también era muy competitivo. Los nuevos ingresantes (JCPenney y Carrefour) no llegaron a comprender que los principales minoristas existentes tenían sus propios bancos y ofrecían servicios bancarios en sus locales minoristas, lo cual era una de las principales razones de su rentabilidad. Los recién llegados asumían que la rentabilidad en este sector se basaba solamente en las ventas minoristas. No vieron la importancia de los vínculos bancarios. Otro error típico que las compañías cometieron es asumir que un nuevo mercado no tiene competencia porque los competidores tradicionales no estaban en él.

Pero continuemos con el ejemplo y veamos cómo los minoristas chilenos ingresaron en un mercado nuevo para ellos: Perú. Estos minoristas eran exitosos en su propio mercado pero querían expandirse más allá de sus fronteras para obtener clientes en nuevos mercados. Eligieron Perú.

El mercado minorista peruano no era muy desarrollado, y no se ofrecía crédito a sus clientes. Los chilenos entraron en el mercado a través de una asociación con firmas peruanas, e introdujeron el concepto de tarjetas de crédito, que era una innovación en el poco desarrollado mercado peruano. Ingresar con un socio local los ayudó porque eliminó la hostilidad y facilitó el proceso de inversión. La oferta de tarjetas de crédito distinguió a los minoristas chilenos y les dio una ventaja sobre la oferta local.”

Un estudio de CEPAL llega a las mismas conclusiones: “Las empresas chilenas de comercio minorista han logrado construir sólidas ventajas competitivas. Estas se sustentan en un modelo de negocios que aprovecha las sinergias obtenidas de la operación conjunta de una serie de actividades relacionadas. El desarrollo de esta fórmula de comercio minorista integrado surgió directamente de la intensa competencia en un mercado chileno que, por su tamaño limitado, hacía muy difícil ser rentable en un solo segmento de la industria del comercio minorista. La clave del éxito ha sido la combinación de las mejores prácticas de los líderes internacionales con el conocimiento local, una oferta diversificada que incluye servicios bancarios y la capacidad de supervivencia en un mercado altamente competitivo. En este contexto, las compañías de comercio minorista han visto en la expansión internacional la mejor opción para iniciar una trayectoria de crecimiento sustentable”: http://www.cepal.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/revista/noticias/articuloCEPAL/4/27644/P27644.xml&xsl=/revista/tpl/p39f.xsl&base=/tpl/top-bottom.xslt

Según Forbes, estas son las empresas minoristas latinoamericanas más valiosas, la mayoría de Brasil, luego México y Chile:

20. AREZZO. La cadena de tiendas departamentales de Brasil está valuada en 124 millones de dólares.

19. PONTO FRIO. Especializada en mercancías, electrodomésticos y servicios, esta línea de Brasil vale unos 147 millones.

18. PÄO DE ACUCAR. La cadena de tiendas de autoservicio de Brasil está valuada en 147 millones de dólares.

17. HAVAIANAS. Estas tiendas departamentales brasileñas tienen un valor estimado de 159 millones.

16. TOTTUS. En 160 millones de dólares valoran el precio de esta cadena chilena de tiendas de autoservicio.

15. SUBURBIA. Esta línea de tiendas departamentales mexicana está valuada en unos 173 millones.

14. ÉXITO. La popular tienda online colombiana vale unos 246 millones de dólares.

13. HERING. Con 261 millones de dólares como valor estimado, se posiciona esta línea de tiendas departamentales de Brasil.

12. EXTRA. Con origen en Brasil, estas tiendas de conveniencia se estima que valen 263 millones de billetes verdes.

11. SUPERAMA. Esta línea de tiendas de autoservicio mexicana es valorada en 319 millones de dólares.

10. LOJAS AMERICANAS. La cadena de tiendas de conveniencia brasileña tiene un valor estimado de 320 millones.

9. RENNER. Estas tiendas departamentales brasileñas están valuadas en 357 millones de dólares.

8. ELEKTRA. La mexicana especializada en mercancías, electrodomésticos y servicios vale unos 366 millones de dólares.

7. HOMECENTER SODIMAC. Chilenos dedicados al mejoramiento del hogar, su valor se calcula en 381 millones de billetes verdes.

6. CASAS BAHÍA. Estiman en 420 millones de dólares a esta firma brasileña dedicada a los muebles para el hogar.

5. LIVERPOOL. Desde México, la línea de tiendas departamentales es valuada en 485 millones de billetes verdes.

4. FALABELLA. Estas tiendas departamentales chilenas son estimadas en unos 547 millones de dólares.

3. BODEGA AURRERA. Valuada en 1,016 millones de dólares, esta línea de tiendas de conveniencia tiene su origen en México.

2. OXXO. Esta mexicana cadena de tiendas de conveniencia tiene un valor estimado en 2,615 millones de dólares.

1. NATURA. Originaria de Brasil, esta comercializadora de productos de belleza y cuidado personal está valuada en unos 3,156 millones de dólares.

Del control de alquileres a la «sharing economy»: si no la matan, la innovación emprendedora cambia todo

Después de Río de Janeiro, Buenos Aires es la ciudad con más viviendas ofrecidas por alojamiento compartido en América Latina. Esto es otro ejemplo de lo que ahora llamamos “sharing economy”, en la cual la gente intercambia propiedad o servicios de todo tipo a través de sitios especiales, tal como, en este caso, www.airbnb.com . El artículo en La Nación acá: http://www.lanacion.com.ar/1822298-buenos-aires-una-de-las-ciudades-con-mayor-oferta-de-alojamiento-compartido-de-america-latina

Es notable como la creatividad emprendedora modifica el uso y disposición de la propiedad, reduciendo costos de transacción para permitir todo tipo de intercambios. No va a falta mucho para que los hoteles se quejen de “competencia desleal”, pero, al menos en este aspecto, estamos por ahora a años luz de lo que fue el pasado, cuando se controlaron los alquileres y se destruyó el mercado condenando a muchos a no poder acceder a una vivienda.

En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las consideramos con los alumnos de la UBA en Derecho. Su tercera conferencia se tituló “Intervencionismo” y trata ahora sobre el alquileres, que perjudicó y limitó el funcionamiento del mercado inmobiliario en la Argentina por décadas. Mises comenta:

“Deseo referirme, en pocas palabras, a otro ejemplo que es el control de los alquileres. Si el gobierno controla los alquileres, una de las consecuencias es que la gente que, de otra forma, se hubiera mudado de departamentos más grandes a departamentos más pequeños cuando hubieran cambiado las condiciones familiares, ahora no lo hará. Por ejemplo, padres cuyos hijos dejaron el hogar cuando llegaron a los veinte y tantos años, porque se casaron o fueron a vivir a otra ciudad por trabajo. Dichos padres solían cambiar su departamento y tomar otra más pequeño o más barato. Esta necesidad desapareció cuando se impusieron controles a los alquileres.

En Viena, Austria, a principios de los años veinte, cuando el control de alquileres era muy firme, el monto de dinero que un propietario recibía como renta por un departamento promedio, equivalía a dos boletos de tranvía. Pueden imaginar que la gente no tenía incentivo alguno en cambiar sus departamentos. Y, por otra parte, no había construcción de casas nuevas. Condiciones similares prevalecían en los EEUU después de la Segunda Guerra Mundial y continúan en muchas ciudades aún hoy en día.

Una de las razones por la cual muchas ciudades en los EEUU están en tan graves dificultades financieras es que tienen control de alquileres y, como consecuencia, una escasez de viviendas. Así que el gobierno ha gastado billones en la construcción de nuevas casas. Pero, ¿por qué hay tal escasez de viviendas? La escasez de viviendas se desarrolló por las mismas razones que produjeron la escasez de leche cuando la misma tuvo controles de precio. Esto significa: cuando el gobierno interfiere en el mercado es más y más llevado hacia el socialismo.

Y esta es la respuesta a aquella gente que dice: ‘No somos socialistas, no queremos que el gobierno controle todo. Pero ¿por qué no debería el gobierno interferir un poquito en el mercado? ¿Por qué no debería el gobierno eliminar algunas cosas que nos gustan? Esta gente habla de la política de ‘mitad del camino’ Lo que no ven es que una interferencia aislada, que significa la interferencia con solamente una pequeña parte del sistema económico, provoca una situación que el propio gobierno – y la gente que pide una intervención gubernamental – se dan cuenta que es peor que las condiciones que deseaban abolir. La gente que pide por un control de los alquileres se enfurecen cuando se dan cuenta que hay escasez de departamentos, escasez de viviendas. Pero esta escasez de viviendas fue creada precisamente por la interferencia del gobierno, por la imposición de alquileres debajo del nivel que la gente debería haber pagado en un mercado libre.”

Cuando se distorsionan los precios, se distorsiona el cálculo económico y todo el Sistema de mercado

En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las consideramos con los alumnos de la UBA en Derecho. Su segunda conferencia se tituló “Socialismo” y trata ese tema. Mises comenta:

“Cuando se llega al momento de elegir entre el socialismo y el capitalismo como sistema económico, el problema es algo diferente. Los autores del socialismo nunca sospecharon que la industria moderna, y que todas las operaciones del negocio moderno, están basados sobre el cálculo. Los ingenieros no son, de ninguna manera, los únicos que hacen planes sobre la base de cálculos; los empresarios también deben hacerlos. Y los cálculos de los empresarios están basados sobre el hecho que, en la economía de mercado, los precios de las cosas, expresados en dinero, informan no sólo al consumidor, sino que también proveen al empresario de información vital sobre los factores de producción, siendo la principal función del mercado no meramente determinar el costo de la última parte del proceso de producción y transferencia de los bienes a las manos del consumidor, sino también el costo de los pasos previos que llevan a esa última etapa. Todo el sistema de mercado está ligado por el hecho que existe una división del trabajo, mentalmente calculada, entre los varios empresarios que compiten unos con otros pujando por los factores de producción – las materias primas, las maquinarias, los instrumentos – y por el factor humano de la producción, la remuneración pagada por el trabajo.

Esta especie de cálculo hecho por el empresario. No puede efectuarse en ausencia de los precios provistos por el mercado. En el mismo momento en que se decide abolir el mercado – que es lo que los socialistas querrían hacer – se convierten en inútiles todas las computaciones y todos los cálculos de los ingenieros y de los técnicos. Los tecnólogos pueden producir una gran cantidad de proyectos los cuales, desde el punto de vista de las ciencias naturales, son todos igualmente factibles, pero se requiere disponer de los cálculos del empresario, basados sobre el mercado, para determinar con claridad cuál de los proyectos es más ventajoso desde un punto de vista económico.

El problema que tratamos aquí es el tema fundamental del cálculo económico capitalista en oposición al socialismo. El hecho es que el cálculo económico, y como consecuencia toda la planificación tecnológica, es posible solamente si hay precios expresados en dinero, no sólo de los bienes de consumo, sino también de los factores de producción.

Esto significa que debe existir un mercado para materias primas, uno para bienes semi-terminados, otro para herramientas y maquinarias Así como para todo tipo de trabajos y servicios brindados por las personas.

Cuando este hecho fue descubierto, los socialistas no sabían como responder. Por 150 años habían dicho: ‘Todos los males en el mundo provienen del hecho que hay mercados y precios de mercado. Deseamos abolir el mercado y con él, desde luego, la economía de mercado, y substituirla por un sistema sin precios y sin mercados’ Deseaban abolir lo que Marx llamaba ‘característica de commodity’ de los precios y del trabajo. Cuando enfrentaron este nuevo problema, los autores socialistas, no teniendo respuesta alguna, finalmente dijeron: ‘No aboliremos el mercado totalmente, fingiremos que existe un mercado, jugaremos al mercado como los niños juegan a la escuela’. Pero todos saben que cuando los niños juegan a la escuela no aprenden nada. Es sólo un ejercicio, un juego, y se puede ‘jugar’ a muchas cosas.”

 

Mises en Buenos Aires: las grandes empresas producen para las masas. ¿Cómo competir con ellas?

En Junio de 1959, Ludwig von Mises dictó seis conferencias en Buenos Aires. Éstas fueron luego publicadas y las estaremos considerando con los alumnos de la UBA en Derecho. Comienza con una exposición sobre el Capitalismo. Algunos párrafos:

Este es el principio fundamental del capitalismo tal como existe hoy en todos aquellos países en los cuales existe un altamente desarrollado sistema de producción masiva. Las Grandes Empresas, el objetivo de los más fanáticos ataques de los así llamados izquierdistas, producen casi exclusivamente para satisfacer las necesidades de las masas.

Las empresas que producen artículos de lujo solamente para los ricos nunca alcanzan la magnitud de las grandes empresas. Y hoy, son los trabajadores de las grandes fábricas los principales consumidores de los productos hechos en dichas fábricas. Esta es la diferencia fundamental entre los principios capitalistas de producción y los principios feudales de las épocas anteriores.

Cuando las personas suponen, o alegan, que hay una diferencia entre los productores y los consumidores de los productos de las grandes empresas, están gravemente equivocados. En las tiendas por departamento en los EEUU puede oírse la consigna ‘el cliente siempre tiene razón’ Y este cliente es la misma persona que produce en las fábricas esas cosas que son vendidas en la tienda por departamentos. Las personas que piensan que el poder de las grandes empresas es enorme, también están equivocadas, ya que las grandes empresas dependen totalmente de la voluntad de los que compran sus productos: la más grande de las empresas pierde su poder y su influencia cuando pierde sus clientes.

Cincuenta o sesenta años atrás se decía en casi todos los países capitalistas que los ferrocarriles eran demasiado grandes y demasiado poderosos; que tenían un monopolio; que era imposible competir con ellos. Se alegaba que, en el campo del transporte, el capitalismo ya había alcanzado una etapa en la que se había destruido a sí mismo, ya que había eliminado a los competidores. Lo que la gente pasaba por alto era el hecho que el poder de los ferrocarriles dependía de su habilidad en servir a la gente mejor que cualquier otro método de transporte. Desde ya habría sido ridículo competir con uno de estos grandes ferrocarriles construyendo otro ferrocarril paralelo a la antigua línea, ya que esta antigua línea era suficiente para dar servicio a las necesidades existentes. Pero muy pronto vinieron otros competidores. La libertad para competir no significa que se puede tener éxito simplemente imitando o copiando con exactitud lo que algún otro ha hecho. La libertad de prensa no significas que se tiene el derecho de copiar lo que otra persona ha escrito y así obtener el éxito que esta otra persona ha ganado merecidamente en razón de sus logros. Significa que se tiene el derecho de escribir algo diferente. La libertad para competir respecto a los ferrocarriles significa, por ejemplo, inventar algo, hacer algo, que sea un desafío a los ferrocarriles y los ponga en una precaria situación competitiva. En los EEUU la competencia a los ferrocarriles – en la forma de ómnibus, automóviles, camiones y aviones – causó grandes problemas a los ferrocarriles y los derrotó casi totalmente, en lo que a transporte de pasajeros se refiere. El desarrollo del capitalismo consiste en que cada uno tenga el derecho de servir a su cliente mejor y / o más barato. Y este método, este principio, en un comparativamente corto período de tiempo, ha transformado el mundo entero. Ha hecho posible un crecimiento – sin precedentes – en la población mundial, sin precedentes.

 

La competencia como proceso de descubrimiento: La necesitamos porque no conocemos los hechos

Con los alumnos de Microeconomía de OMMA-Madrid vemos el significado de la competencia leyendo el artículo de Hayek “La competencia como proceso de descubrimiento”:

Hayek

“Es difícil defender a los economistas del cargo de haber discutido la competencia, por cerca de 40 o 50 años, basándose en conjeturas que si reflejaran la verdad del mundo real harían que la competencia fuera algo sin interés e inútil. Si alguien conociera efectivamente todo lo concerniente a aquello que la teoría económica llama datos, la competencia sería, en realidad, un método inútil para asegurar un ajuste a estos hechos. No es sorprendente, por tanto, que algunos se hayan visto inducidos a concluir que podemos prescindir totalmente del mercado, o que los resultados de éste sólo deberían usarse como un primer paso para garantizar una producción de bienes y servicios que podamos manejar, corregir o redistribuir del modo que queramos. Otros, cuya idea de la competencia pareciera derivar únicamente de los textos modernos, han concluido, naturalmente, que ésta no existe.

Contra esto es útil recordar que dondequiera que se pueda justificar racionalmente el uso de la competencia, ello será sólo sobre la base de que no conocemos anticipadamente los hechos que determinan las acciones de los competidores. Ya sea en los deportes como en los exámenes, y no menos en la adjudicación de contratos gubernamentales o de premios a la poesía, sería obviamente inútil organizar competencias si supiéramos de antemano quién será el ganador. Como se indica en el título de la conferencia, propongo que la competencia sea considerada como un procedimiento para descubrir hechos que, de no recurrir a ella, serían desconocidos para todos o, por lo menos, no serían utilizados.

Esto puede parecer tan obvio e indiscutible a primera vista como para que no merezca ninguna atención. No obstante, de la formulación explícita del aparente axioma anterior se siguen de inmediato algunas interesantes consecuencias, las que no son tan obvias. Una de ellas es que la competencia es valiosa sólo porque, y en tanto, sus resultados son imprevisibles y diferentes, en general, de aquellos que alguien pudiera haber perseguido deliberadamente. Y, aún más, que los efectos generalmente provechosos de la competencia deben incluir el desilusionar o derrotar algunas expectativas o intenciones particulares.

En estrecha conexión con esto hay una interesante consecuencia metodológica, la que es de gran utilidad para explicar el descrédito en que ha caído el enfoque microeconómico de la teoría. A pesar de que esta teoría, a mi juicio, pareciera ser la única capaz de explicar el papel de la competencia, ya no es comprendida ni siquiera por algunos supuestos economistas. Por consiguiente, vale la pena decir inicialmente algunas palabras acerca de la peculiaridad metodológica de la teoría de la competencia, cualquiera ésta sea, puesto que ella ha hecho que sus conclusiones resulten sospechosas para muchos de los que aplican habitualmente una prueba sobre-simplificada para decidir qué es lo que están dispuestos a aceptar como algo científico.

La consecuencia necesaria de la razón por la que utilizamos la competencia es que en aquellos casos en que es relevante nunca puede demostrarse la validez empírica de la teoría. Podemos someterla a pruebas en modelos conceptuales y podríamos examinarla en situaciones reales, creadas artificialmente, donde los hechos que deberían ser descubiertos por la competencia son ya conocidos por el observador. Pero en tales casos ello no tiene ningún valor práctico, de modo que llevar a cabo el experimento no justificaría su costo. Si no podemos conocer los hechos que esperamos descubrir por medio de la competencia, nunca podremos comprobar cuán efectiva ha sido ésta para descubrir aquellos hechos que podrían revelarse.