Durísima crítica a las políticas restrictivas impuestas en la pandemia y el rol de los economistas

Durísima crítica a las políticas restrictivas implementadas por los gobiernos ante la pandemia del COVID y el rol que cumplieron los economistas. El artículo es parte de la Discussion Paper Series del Institute of Labor Economics (IZA), IZA DP No. 15294. Los autores son Gigi Foster, de la University of New South Wales y Paul Frijters LSE, MBS College Saudi Arabia and IZA. Se titula “Hiding the Elephant:  The Tragedy of COVID Policy and Its Economist Apologists”: https://docs.iza.org/dp15294.pdf

Se refiere principalmente a Australia, pero con referencia al resto del mundo. Así comienzan sus conclusiones:

“En este documento, hemos documentado cómo los bloqueos promulgados en Australia y en otros lugares fueron una respuesta política desproporcionada y en gran medida ineficaz al COVID-19. Estas políticas iban en contra de los consejos contenidos explícita e implícitamente en los libros de texto, modelos, códigos de ética y consenso científico predominantes de las décadas anteriores, posiblemente violando los códigos de Nuremberg que exigen una visión razonada de que la cura no es peor que la enfermedad. Hemos documentado cómo, al principio, algunos de los principales economistas de las burocracias estatales y la academia en varios países ya habían calculado que el daño esperado de las políticas superaría con creces cualquier estimación razonable de lo que podría evitarse con los bloqueos, con este consejo a menudo enterrado por gobiernos o, como mínimo, ignorados.”

 

 

Es tiempo de socialismo: Don Broudreaux comenta, y critica, el último libro de Pikkety

Thomas Pikkety es la estrella en el firmamento académico económico marxista. Su libro Capital en el Siglo XXI fue aclamado por muchos, pero tal vez no leído por todos ellos. Ahora publca un libro con sus artículos para el diario Le Monde (esto quiere decir que hay un interés en difundir las ideas…, y también que éstas sean rentables?, lo cual sería paradójico). El libro se llama Time for Socialism y es comentado por Donald Bourdreaux, profesor de economía en la Universidad de George Mason.

Interesantes sus comentarios, entre los que vemos:

“En el universo de Piketty, las herramientas, las empresas y los procesos económicos que son necesarios para la prosperidad moderna simplemente se materializan, como de la nada. Sobre la formación y operación de los bienes y servicios de capital el lector no obtiene información más allá del supuesto hecho de que, por encima de cierto nivel, la riqueza —es decir, el valor del capital— “tiende a crecer mecánicamente”.3 Una implicación de esta misteriosa realidad es que, debido a que el valor del capital depende del valor de lo que produce, la producción total generada por el capital también tiende a crecer mecánicamente. En el universo de Piketty, entonces, los bienes y servicios de capital no son causados ​​ni afectados por el espíritu empresarial, la asunción de riesgos y las elecciones de inversión privada de los individuos. Las instituciones económicas y sociales, por lo tanto, casi no tienen impacto en la creación de riqueza. Lo mismo ocurre con las políticas económicas y fiscales. La investigación de Adam Smith de 1776 sobre cómo las instituciones y las normas causan la riqueza de las naciones4 —la investigación de Smith sobre cómo las diferentes instituciones y normas causan las diferencias en la riqueza de las naciones— debe ser para Piketty un proyecto totalmente estéril e inexplicable.”

https://www.econlib.org/library/columns/y2022/boudreauxpikettysocialism.html

El socialismo ha fracasado en cada ocasión que tuvo: ¿por qué hay todavía quienes lo buscan?

Cuando los alumnos de las materias sobre historia del pensamiento leen a Marx, Lenin o Trotsky, se preguntan en todos los casos, porqué es que estas ideas siguen teniendo atractivo para algunos. En una interesante entrevista, Marian Tupy trata el tema con Kristian Niemetz, donde abordan todos los aspectos de la historia del socialismo, su implementación y su fracaso. https://www.humanprogress.org/dr-kristian-niemietz-the-human-progress-podcast-ep-26-transcript/

Entre otras muchas cosas que comentan:

“Entonces, ¿cuál fue el período de comprensión de que el socialismo no iba a ser la ola del futuro?

Kristian Niemietz: Desafortunadamente, nunca hubo una comprensión generalizada de eso. Hubo una comprensión en algún momento de la guerra fría de que el socialismo del Bloque del Este no era el camino a seguir. Pero para entonces, los socialistas occidentales ya se habían distanciado con bastante éxito de eso, pero en los años 60, el socialismo soviético del bloque oriental ya estaba muy en sí mismo, había pasado de moda. Ese fue el apogeo del tercermundismo donde idealizaron los regímenes en China, Vietnam y Cuba, en lugar de decir que la Unión Soviética es la estrella de carga del futuro. Cuándo exactamente había sucedido eso. Y sí… no sé, difiere un poco de un lugar a otro. Había… En los años 50, creo que todavía había economistas occidentales que pensaban que la economía soviética… De hecho, le estaba yendo muy bien, se estaba poniendo al día con Occidente, y eventualmente se pondrían al día por completo. De alguna manera había pasado de moda porque la gente se había dado cuenta de que era malo en otros aspectos. Y por la represión y todo eso. Pero creo que la economía como tal todavía tenía una reputación bastante alta… Una reputación bastante buena.

Kristian Niemietz: Lo que debe haber cambiado es que dondequiera que haya una economía como esa, la gente huía, ese era el gran problema. Entonces, el mundo de Berlín no se trataba solo de… No es que todos disfrutaran de la mayor libertad que tenía en Alemania Occidental, aunque eso fue un factor. Pero hubo gente que escapó hasta 1961, muchos de ellos, me imagino que eran bastante apolíticos. No necesariamente les importaba mucho si podían leer docenas de periódicos o si solo podían consumir información controlada por el estado, pero era más, claramente tenían un nivel de vida materialmente más alto en Occidente. Y no quiero descartar que no hay absolutamente nada de malo en valorar un mejor nivel de vida.”

Un poco de sensatez: alguien que piensa que para reducir la informalidad hay que bajar el gasto y los impuestos

Tenemos muchos lazos con Italia y también muchas cosas en común. Entre otras, elevado gasto público, endeudamiento y economía informal. Maria Ferrara, Elisabetta Marzano y Monica Varlese de la Universidad de Nápoles, publican un artículo titulado “Fiscal Consolidation Plans with Underground Economy”, en el cual señalan un camino que parece interesante. Al menos alguien que dice que en vez de introducir más controles, lo que hay que hacer es bajar el gasto y los impuestos. Esto dicen:

“La literatura sobre consolidación fiscal a menudo pasa por alto que hay economías con un sector clandestino considerable y que la mayor parte del tiempo se contabiliza en las estadísticas del PIB. Esto produce efectos no despreciables sobre los multiplicadores fiscales. Este documento explora un plan de consolidación fiscal que también exige una reducción del tamaño del sector subterráneo. El análisis se refiere a la economía italiana que, entre los países europeos, es la segunda en mayor deuda pública y tiene una de las mayores dimensiones de evasión fiscal. Los resultados muestran que es posible reducir tanto la deuda pública como la evasión fiscal mediante un recorte temporal del gasto público asociado a una reducción permanente de las tasas impositivas. En este contexto opera una reasignación de recursos del sector subterráneo al mercado.

CESifo Working Papers: https://econpapers.repec.org/scripts/redir.pf?u=https%3A%2F%2Fwww.cesifo.org%2FDocDL%2Fcesifo1_wp9622.pdf;h=repec:ces:ceswps:_9622

Walter Eucken: padre del ordoliberalismo, en la primera reunión de la Mont Pelerin Society

Walter Eucken es considerado uno de los padres fundadores del “ordoliberalismo”. También fue miembro fundador de la Mont Pelerin Society. Stefan Kolev y Karen Horn publican un artículo donde presentan y traducen la presentación original de Eucken en la primera reunión de la MPS. El artículo:

Kolev, Stefan; Horn, Karen (2022) : Walter Eucken on competitive order at the founding meeting of the Mont Pèlerin Society 1947, Freiburger Diskussionspapiere zur Ordnungsökonomik, No. 22/03, Albert-Ludwigs-Universität Freiburg, Institut für Allgemeine Wirtschaftsforschung, Abteilung für Wirtschaftspolitik und Ordnungsökonomik, Freiburg i. Br.

Disponible en: http://hdl.handle.net/10419/251522

Su presentación:

“Este artículo proporciona, después de una introducción contextualizadora, la primera traducción de la presentación de Walter Eucken durante la primera sesión de la reunión de fundación de la Sociedad Mont Pèlerin, del 1 al 10 de abril de 1947. Eucken fue el único académico radicado en Alemania que asistió a la conferencia y ya tomó parte activa en su preparación, especialmente a través de su extenso intercambio con Friedrich A. Hayek y Wilhelm Röpke. Si bien Eucken participó en varias sesiones posteriores, su intervención en la sesión “’Libre’ empresa y orden competitivo” es de particular interés con respecto a la economía política de la Escuela de Friburgo. Revela fuertes paralelismos con el programa de investigación contemporáneo de Hayek y la Escuela del “Old Chicago”.”

La planificación económica en el socialismo: Lenin y Mises y el problema del cálculo económico

Con los alumnos de la UBA Económicas, Historia del Pensamiento Económico I, vemos a Lenin sobre la planificación económica en el socialismo en un artículo de 1919 titulado “La política y la economía en la dictadura del proletariado”, y luego un artículo de Mises de un año después sobre la planificación y el cálculo económico en el socialismo.

Dice Lenin:
El trabajo está mancomunado en Rusia a la manera comunista por cuanto, primero, está abolida la propiedad privada sobre los medios de producción y, segundo, porque el Poder proletario del Estado organiza en escala nacional la gran producción en las tierras y empresas estatales, distribuye la mano de obra entre las diferentes ramas de la economía y entre las empresas, distribuye entre los trabajadores inmensas cantidades de artículos de consumo pertenecientes al Estado.

Dice Mises:

Las tentativas de los bolcheviques rusos de hacer del Socialismo algo de la vida real y no un simple programa de partido, no se han enfrentado con el problema del cálculo económico bajo el Socialismo porque las Repúblicas Soviéticas existen en un mundo que crea precios en dinero para todos los medios de producción. Los gobernantes de las Repúblicas Soviéticas basan en esos precios los cálculos de acuerdo a los cuales toman sus decisiones. Si no fuera por esos precios, sus acciones carecerían de objetivos y de planificación. Sólo pueden calcular, llevar libros de contaduría y hacer planes si tienen como referencia ese sistema de precios. Su posición es la misma que la del estado y de las municipalidades socialistas de otros países: no ha surgido aún para ellos el problema del cálculo económico socialista.

Las empresas estatales y municipales calculan en base a los precios de los medios de producción y de bienes de consumo que crea el mercado. Pero sería precipitado deducir que porque existen empresas estatales y municipales, es posible el cálculo económico socialista.

Sabemos que las empresas socialistas de un solo rubro deproducción resultan únicamente porque reciben ayuda de su entorno no socialista. El estado y las municipalidades pueden mantener sus empresas propias porque los impuestos pagados por las empresas capitalistas cubren sus pérdidas. En la misma forma, Rusia ya se habría derrumbado si no hubiera sido apoyada financieramente por los países capitalistas. Pero mucho más importante que esta ayuda material prestada por la economía capitalista a las empresas socialistas es la asistencia mental. Sin las bases para el cálculo que el Capitalismo pone a disposición del Socialismo bajo la forma de precios de mercado, las empresas socialistas no podrían mantenerse, ni siquiera en rubros únicos de producción o en países individuales.

Los escritores socialistas podrán seguir publicando libros acerca de la decadencia del Capitalismo y el advenimiento del milenio socialista; podrán describir los males del Capitalismo en tonos dramáticos y compararlos con tentadores informes de las bendiciones de una sociedad socialista. Sus escritos podrán  seguir impresionando a los insensatos, pero todo eso no cambiará el destino de la idea socialista. El intento de reformar al mundo en tal sentido podría destruir la civilización, pero nunca lograría establecer una comunidad socialista que resultara exitosa.

¿Puede haber tal cosa como mercados «nocivos»? El comercio internacional de armas

¿Puede haber tal cosa como mercados “nocivos”? En este trabajo “NOXIOUS GOVERNMENT MARKETS: EVIDENCE FROM THE INTERNATIONAL ARMS TRADE”,  YAHYA ALSHAMY, CHRISTOPHER  J. COYNE de George Mason University y ATHAN  GOODMAN de New York University lo tratan, analizando el comercio internacional de armas. Department of Economics Working Paper No. 22 08 Electronic copy available at: https://ssrn.com/abstract=3988444

Comentan:

“Cuando los economistas analizan los mercados, por lo general se refieren a los intercambios entre particulares y empresas. Sin embargo, los funcionarios del gobierno también participan en el intercambio de mercado. Para llevar a cabo sus negocios, por ejemplo, operaciones mundanas, provisión de bienes públicos, aplicación de leyes, guerras, etc., los funcionarios gubernamentales necesitan recursos. Mientras que algunos de estos recursos serán producidos internamente por el gobierno o requisados ​​por la fuerza, otros se compran en mercados donde el gobierno asume el papel de comprador del lado de la demanda. Por ejemplo, los gobiernos tienden a ser los únicos compradores de artículos militares específicos. Por el contrario, los funcionarios gubernamentales también suelen actuar del lado de la oferta de un mercado. Si bien muchos servicios gubernamentales se brindan sin cargo en el punto de servicio, los funcionarios gubernamentales venden una variedad de bienes, servicios y recursos. Los ejemplos incluyen subastas de derechos mineros en tierras federales, subastas de propiedad incautada a través del decomiso de activos civiles y la venta de derechos del espectro electromagnético por parte de la FCC. En algunos mercados gubernamentales, los funcionarios gubernamentales actúan como compradores y vendedores; el comercio internacional de armas es un ejemplo. Los mercados gubernamentales difieren de los mercados del sector privado porque los funcionarios gubernamentales operan bajo diferentes instituciones y enfrentan diferentes restricciones que las partes privadas (Buchanan 1954; Wagner y Yazigi 2014; Wagner 2016). A diferencia de los particulares típicos, los funcionarios del gobierno están legalmente facultados para coaccionar a terceros. Los funcionarios del gobierno no suelen ser demandantes residuales del gobierno que representan o los resultados de las políticas que votan y aplican. En el caso de los gobiernos democráticos, se supone que los funcionarios representan a un electorado disperso, y se supone que se retroalimenta a través de elecciones periódicas. Las características institucionales de la acción gubernamental tienen implicaciones para los mercados gubernamentales, incluidos sus aspectos morales.”

La confianza en el Estado y los gobiernos durante y después de la pandemia. Primero confianza, después desobediencia

Creo que todos hemos visto el impacto de la pandemia en la confianza que la población tiene hacia el Estado. Primero fue una demanda fuerte para que hiciera algo, pero al poco tiempo comenzó la desconfianza y la desobediencia a las cuarentenas y aislamientos, que algunos llevaron hasta la misma vacunación.

En un trabajo publicado como parte de Tulane Economics Working Paper Series,  por James Alm, titulado “Trust, the Pandemic, and Public Policies” Working Paper 2203 February 2022, precisamente trata ese tema

 

“¿Cuál es el papel de la confianza en el diseño de políticas públicas, especialmente durante la actual pandemia? En este artículo examino investigaciones recientes que demuestran los efectos cruciales de la confianza. Esta investigación sugiere, creo, dos conclusiones principales. Primero, hay mucha evidencia emergente de que la confianza, y especialmente la confianza en el gobierno, es un factor importante en la configuración de la efectividad de las políticas públicas. En particular, cuando la confianza en el gobierno es débil, muchas políticas gubernamentales no logran sus objetivos porque la gente simplemente no sigue las leyes, reglamentos y directivas del gobierno. En segundo lugar, también hay mucha evidencia emergente de que la confianza no es fija, dada e inmutable, sino que está determinada principalmente por la historia, la cultura y las instituciones de un país, como se creía alguna vez. En cambio, la evidencia reciente indica que la confianza puede variar significativamente, incluso en períodos cortos de tiempo. De hecho, cada vez hay más investigaciones que indican que la confianza en el gobierno puede verse afectada de manera sistemática por intervenciones políticas sistemáticas. Estas conclusiones sugieren que hay formas de salir de nuestro desierto actual, incluso si estas estrategias no serán ni fáciles ni rápidas.”

http://d.repec.org/n?u=RePEc:tul:wpaper:2203&r=&r=soc

Si los impuestos son un robo, ¿la evasión está moralmente justificada?

Este es tema que siempre sale en las discusiones sobre el papel del estado en la sociedad y que hemos escuchado bastante estos últimos tiempos, sobre todo desde al planteo de Javier Milei respecto a que los impuestos son un robo, una afirmación que tiene muchos antecedentes “libertarios”.

Y si los impuestos fueran un robo al ser impuestos por medio de la violencia, entonces la evasión de impuestos estaría moralmente justificada. Por supuesto, todo esto lleva a discutir la justificación de la misma existencia de una agencia con el monopolio de la fuera como es el estado.

  • En un paper reciente, Philipp Bagus, de Universidad Rey Juan Carlos; Walter E. Block de Loyola University New Orleans; Marian Eabrasu, de EM Normandie Business School; David Howden, de Saint Louis University – Madrid Campus y Jeremie Rostan, tratan ese tema. Se titula, precisamente “The Ethics of Tax Evasion”; September 2011, Business and Society Review 116(3) September 2011 10.1111/j.1467-8594.2011.00390.x

Su resumen:

“Un amplio y creciente consenso considera que la tributación es fundamentalmente de naturaleza coercitiva. Independientemente de la magnitud del impuesto o de los agentes que lo ejerzan, este elemento coercitivo fundamental permanece. En consecuencia, la evasión fiscal debe ser tratada como un esfuerzo por convertir este comportamiento coercitivo en transacciones voluntarias. Al alterar las condiciones de pago y recepción de bienes y servicios, la tributación oculta las preferencias tanto de los consumidores como de los productores. Los críticos de la evasión de impuestos han dejado sin respuesta la pregunta de cómo la sociedad asignará eficientemente sus escasos recursos bajo señales de preferencia falsificadas coercitivamente. Aceptando que las preferencias se señalan mejor de manera voluntaria y directamente a través de los participantes del mercado, argumentamos que la evasión de impuestos debe resultar en una mayor eficiencia económica, así como también permitir el restablecimiento del derecho de un individuo a contratar libremente.”

Böhm-Bawerk y una, o varias, contradicciones no resueltas del sistema económico marxista

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos partes de un ensayo de Eugen von Boehm-Bawerk, con el título: “Una Contradicción no Resuelta en el Sistema Económico Marxista”. El título lo dice todo. En este trabajo muestra de una vez y para siempre la inconsistencia de la teoría del valor-trabajo.

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“Como autor, Marx fue un hombre de envidiable ventura. Su obra no se puede clasificar entre los libros fáciles de leer o de comprender. La mayoría de los libros de este tipo –aun aquellos con una dialéctica más asequible y una ilación matemática más liviana— habrían encontrado completamente obstaculizado el camino hacia la popularidad. Pero, contrariamente, Marx se ha transformado en el apóstol de un amplio círculo de lectores, incluyendo a aquellos que, por norma, no leen libros difíciles. Más aún, la fuerza y la claridad de su razonamiento no eran tales como para convencer a nadie. Al revés, hombres calificados como los pensadores más serios y valiosos de nuestra ciencia, por ejemplo Karl Knies, han afirmado, desde un comienzo, mediante argumentos imposibles de pasar por alto, que la enseñanza de Marx estaba repleta, de principio a fin, de toda clase de contradicciones, tanto de lógica como de hechos. Podría fácilmente haber sucedido que la obra de Marx no hubiera encontrado partidarios ni entre el público común —que no podía entender su difícil dialéctica— ni entre los especialistas, que sí la comprendían, pero captaban demasiado bien sus limitaciones. Sin embargo, en la práctica, ha sucedido lo contrario.

Tampoco ha sido perjudicial para su influencia el hecho de que la obra de Marx haya permanecido como una estructura incompleta durante su vida. Generalmente, y con razón, desconfiamos de los primeros volúmenes, no proyectados a nuevos sistemas. Los principios universales pueden describirse seductoramente en las «Secciones Generales» de un libro, pero sólo se pueden corroborar si realmente poseen la fuerza de convicción que les atribuye su creador cuando, en la elaboración del sistema, se confrontan con todos los hechos minuciosamente. En la historia de la ciencia, muchas veces se ha dado el caso de que un primer volumen, promisorio y respetable, no ha sido continuado en un segundo volumen simplemente porque, bajo el propio análisis investigador del autor, los nuevos principios no soportan la prueba de las situaciones concretas. Pero la obra de Karl Marx no ha sufrido estos contratiempos. La gran masa de sus seguidores, basándose en la fuerza de su primer libro, tenía una fe ciega en sus obras aún no escritas.

Esta confianza, por una parte, fue sometida a una severa e inusual comprobación. Marx había expresado, en su primer libro, que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo involucrado en ellas y que en virtud de esta «ley del valor» deberían intercambiarse en proporción a la cantidad de trabajo en ellas invertido; que, además, la rentabilidad o plusvalía ganada por el capitalista era el fruto de la explotación del trabajador; que, sin embargo, el monto de la plusvalía no estaba en proporción al monto total del capital invertido por el capitalista, sino sólo al monto de la parte «variable» —esto es, a aquella parte del capital pagado en sueldos y salarios—, mientras que el «capital constante», el capital empleado en la adquisición de los medios de producción, no aumentaba la plusvalía. En la vida diaria, sin embargo, la rentabilidad del capital está en proporción al capital total invertido; y, principalmente por esto, las mercancías no se intercambian de hecho en proporción a la cantidad de trabajo invertido en ellas. En este punto, por lo tanto, había una contradicción entre teoría y práctica que escasamente admitía una explicación satisfactoria. Pero esta contradicción manifiesta tampoco escapó al análisis de Marx. Con respecto a ella, el autor dice: «Esta ley (esta ley, a saber, establece que la plusvalía está en proporción sólo con la parte variable del capital) contradice claramente toda la experiencia prima facie». Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es sólo aparente y su solución requiere juntar muchos cabos sueltos, postergándose para los siguientes volúmenes de su obra. La crítica especializada pensó que podía anticiparse con relativa certeza que Marx nunca cumpliría su compromiso, ya que, como era difícil probarla, la contradicción era insoluble.

Sus argumentos, sin embargo, no produjeron ninguna impresión en el conjunto de sus seguidores. Su simple promesa excedía todas las refutaciones lógicas.