Viejo y Nuevo proteccionismo: cambian las formas pero las intenciones son las mismas: Bastiat

Con los alumnos de International Business, SMC,  vemos ahora las nuevas y viejas variantes del proteccionismo. Para considerar las primeras, analizamos el Policy Analysis paper del Cato Institute, “Regulatory Protectionism A Hidden Threat to Free Trade” por K. William Watson y Sallie James: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/pubs/pdf/pa723.pdf

“Pese al notable éxito de la liberalización comercial, las industrias locales siguen encontrando formas de usar el poder del estado para protegerse de la competencia externa. La práctica de usar las regulaciones locales ambientales o de protección al consumidor es una forma de disfrazar políticas proteccionistas que se han vuelto un serio problema. Este proteccionismo regulatorio daña a la economía y viola compromisos comerciales.

Factores diversos se combinan para explicar el crecimiento del proteccionismo regulatorio. La globalización económica ha provisto a los norteamericanos de acceso a una amplia variedad de productos importados. Esto ha permitido a los consumidores demandar no solamente productos de alta calidad a bajo costo sino también productos que están producidos según las preferencias filosóficas o éticas de los consumidores. Al mismo tiempo, los productores locales que buscan protección de las importaciones deben encontrar otras vías ahora que el uso de tarifas y cuotas está restringido por la ley internacional y el sentido común económico. La consecuencia es una tormenta perfecta en la que los activistas sociales y los intereses comerciales específicos se combinan para promover regímenes regulatorios que injusta e innecesariamente restringen importaciones”.

Y para el proteccionismo de antaño nada mejor que Frederic Bastiat y “La petición de los fabricantes de candelas”:

Bastiat

“Ustedes están en el buen camino. Rechazan las teorías abstractas; la abundancia y el buen mercado les impresionan poco. Se preocupan sobre todo por la suerte del productor. Ustedes le quieren liberar de la competencia exterior; en una palabra, ustedes le reservan el mercado nacional al trabajo nacional.

Venimos a ofrecerles a Ustedes una maravillosa ocasión para aplicar su… ¿Cómo diríamos? ¿Su teoría? No, nada es más engañoso que la teoría. ¿Su doctrina? ¿Su sistema? ¿Su principio? Pero Ustedes no aman las doctrinas, Ustedes tienen horror a los sistemas y, en cuanto a los principios, declaran que no existen en economía social; diremos por tanto su práctica, su práctica sin teoría y sin principios.

Nosotros sufrimos la intolerable competencia de un rival extranjero colocado, por lo que parece, en unas condiciones tan superiores a las nuestras en la producción de la luz que inunda nuestro mercado nacional a un precio fabulosamente reducido; porque, inmediatamente después de que él sale, nuestras ventas cesan, todos los consumidores se vuelven a él y una rama de la industria francesa, cuyas ramificaciones son innumerables, es colocada de golpe en el estancamiento más completo. Este rival, que no es otro que el sol, nos hace una guerra tan encarnizada que sospechamos que nos ha sido suscitado por la pérfida Albión (¡buena diplomacia para los tiempos que corren!) en vista de que tiene por esta isla orgullosa consideraciones de las que se exime respecto a nosotros.

Demandamos que Ustedes tengan el agrado de hacer una ley que ordene el cierre de todas las ventanas, tragaluces, pantallas, contraventanas, póstigos, cortinas, cuarterones, claraboyas, persianas, en una palabra, de todas las aberturas, huecos, hendiduras y fisuras por las que la luz del sol tiene la costumbre de penetrar en las casa, en perjuicio de las bellas industrias con las que nos jactamos de haber dotado al país, pues sería ingratitud abandonarnos hoy en una lucha así de desigual.”

Sigue…, vale la pena leerla completa: http://bastiat.org/es/peticion.html

Comercio internacional: de ventajas absolutas, a relativas, ¿Krugman aporta en el camino a Mises?

Los alumnos de International Business and Trade, de la Maestría en Entrepreneurship del Swiss Management Center leen el apartado C, del Informe Mundial de Comercio de la OMC para el año 2008.

Lo interesante de ese apartado es que presenta una resumida (aunque para ellos no tanto) visión de la evolución de la teoría del comercio internacional. Aunque comienza tratando el tema desde una perspectiva “normativa”, esto es, ver si un comercio más libre es beneficioso, trata la teoría que es descriptiva y que señala que, precisamente, eso es lo que ocurre.

En cierta forma es curioso que se siga discutiendo sobre esto luego de más de 200 años. Cualquiera de nosotros aceptaría como beneficioso un intercambio que hiciéramos voluntariamente con un amigo o vecino. No hay mayor diferencia si el vecino o amigo se encuentra en otro país, esa circunstancia no cambia la esencia del intercambio.  Pero, por supuesto, en materia de política todo es muy diferente y la simple existencia de una frontera modifica un intercambio que busca realizar entre alguien en Río de Janeiro y San Pablo a diferencia del mismo intercambio entre uno en Porto Alegre y otro en Santa Cruz de la Sierra. 

En definitiva, el derrotero de la teoría del comercio internacional parece encontrarse todo reducido a la presentación del principio que hiciera Mises bajo el nombre de “Ley de Asociación”, es decir, las ventajas que provienen de la división del trabajo y de los intercambios. 

En una época en la cual predominaban los argumentos “mercantilistas”, quienes pensaban que el país más “fuerte” era el que poseía más oro o metales preciosos, Adam Smith se presenta para señalar esa verdad básica: que no es más rico el país que tiene más oro sino el que produce más bienes y servicios. El oro, o cualquier otra moneda, es solamente un medio de intercambio, para obtener aquellos bienes o servicios que necesitamos.  Adam Smith también presentó la teoría de las ventajas absolutas.

Dice el informe:  “Existen dos leyes de la ventaja comparativa: la “positiva”, que predice lo que cabe prever que hagan los países, y la “normativa”, que sugiere lo que deberían hacer. La versión positiva predice que, si un país puede comerciar, exportará mercancías en las que tenga una ventaja comparativa. La normativa sugiere que si un país puede comerciar, obtendrá beneficios de la especialización”.  Para el informe, las diferencias entre los países son de tecnología o en la dotación de recursos (modelo Heckscher-Ohlin). Curiosamente, aparece aquí Paul Krugman con la teoría que le permitiera luego ganar el Premio Nobel, bien diferente de sus opiniones en el New York Times:

“Dado que los modelos tradicionales sobre el comercio no parecían aptos para explicar los fenómenos que se han descripto ut supra, resultaba necesaria una “nueva” teoría sobre el comercio. El modelo de la competencia monopolística de Krugman es tal vez el enfoque más conocido, aportando una teoría sencilla y, no obstante, convincente, de las razones por las que países similares (en cuanto a la tecnología y las dotaciones) se benefician de comerciar entre sí y de que una parte importante de ese comercio pueda tener lugar en las mismas ramas de producción. En el modelo de Krugman son fundamentales dos hipótesis básicas, que pueden observarse con facilidad en el mundo real, a saber: “rendimientos crecientes a escala” y “la preferencia del consumidor por la variedad”. 

Pero incluso este modelo de Krugman ha sido superado en la dirección de Mises. Bajo el título “Novedades recientes: los beneficios de la productividad”, el informe presenta una subsección titulada “Las diferencias entre las empresas tienen importancia”, donde se consideran teorías que señalan que estas diferencias que promueven los intercambios hay que bajarlas de los países a las industrias (lo que hizo Krugman) y luego a nivel de las empresas.  Y Mises diría, por supuesto, y esto llega hasta el nivel de los individuos, es el principio básico de Adam Smith: los beneficios de la división del trabajo y los intercambios.

Ricardo y el comercio internacional: ningún país es tan pobre o ineficiente como para quedar fuera

David Ricardo tuvo un fuerte impacto en el desarrollo de la teoría económica y los alumnos de Swiss Management Center ahora tienen que leer el Capítulo 7 de su Tratado de Economía Política: “Sobre el comercio exterior”. En él aparece, tal vez, su principal contribución a la ciencia, la llamada “teoría de las ventajas comparativas”, que luego Mises extiende mucho más allá con el nombre de “ley de asociación”, para explicar los beneficios de la división del trabajo.

David Ricardo

No obstante, Murray Rothbard sostiene que Ricardo apenas le dedica unos tres párrafos a la ley, y sugiere que tal vez hayan sido puestos allí por James Mill, quien revisara el trabajo de Ricardo antes de su publicación. En fin, el mismo Rothbard comenta el principal aporte de Ricardo: http://www.miseshispano.org/2012/04/la-ley-ricardiana-de-la-ventaja-comparativa/

“Incluso los críticos más hostiles del sistema ricardiano han concedido que David Ricardo al menos hizo una contribución vital al pensamiento económico y la defensa de la libertad de comercio: la ley de la ventaja comparativa. Al destacar la gran importancia de la interacción voluntaria de la división internacional del trabajo, los librecambistas del siglo XVIII, incluyendo a Adam Smith, basaron sus doctrinas en la ley de la “ventaja absoluta”. Es decir, que los países deberían especializarse en lo que sean más eficientes y luego intercambiar esos productos, pues en ese casos se beneficiarán las personas en ambos países. Es un caso relativamente fácil de argumentar. Hace falta poca persuasión para darse cuenta de que Estados Unidos no debería dedicarse a cultivar plátanos (o, por decirlo en términos simples de microeconomía, las personas y empresas de Estados Unidos no deberían preocuparse por hacerlo), sino más bien producir otra cosa (por ejemplo, trigo, bienes manufacturados) e intercambiarla por plátanos cultivados en Honduras. A pesar de todo, hay unos pocos cultivadores de plátanos en EEUU que reclaman un arancel protector. ¿Pero qué pasa si el caso no es clarísimo y las empresas de acero y semiconductores reclaman esa protección?

La ley de la ventaja comparativa se ocupa de esos casos difíciles y es por tanto indispensable para la defensa del libre comercio. Demuestra que incluso si, por ejemplo, el País A es más eficiente que el País B produciendo ambos productos X e Y, merecerá la pena al País A especializarse en producir X, en lo que es mejor produciendo, y comprar todo el producto Y a B, aunque es mejor produciéndolo pero no tiene tan gran ventaja comparativa como fabricando el producto X. En otras palabras, cada país debería producir no solo aquello en lo que tenga una ventaja absoluta en producir, sino en lo que es mejor, o al menos en lo que no es peor, es decir, en lo que tenga una ventaja comparativa en producir.

Así que si el gobierno del País A impone un arancel proteccionista a la importaciones del producto Y y mantiene por la fuerza un sector que fabrique dicho producto, este privilegio especial dañaría a los consumidores en el País A además de dañar evidentemente a la gente en el País B. Pues el País A, así como para el resto del mundo, pierde la ventaja de especializarse en la producción de aquello en lo que es mejor, ya que muchos de sus recursos escasos se ligan obligatoria e ineficientemente a la producción del producto Y. La ley de la ventaja comparativa destaca el importante hecho de que un arancel proteccionista en el País A produce daños a los sectores eficientes y a los consumidores en ese país, así como en el País B y el resto del mundo.

Otra implicación de la ley de la ventaja comparativa es que ningún país o región de la tierra quedaría fuera de la división internacional del trabajo bajo el libre comercio. Pues la ley significa que incluso si un país está en tan mal estado que no tiene ninguna ventaja absoluta en producir nada, sigue mereciendo la pena a sus socios comerciales, los pueblos de otros países, permitirle producir aquello en lo que sea menos malo.

De esta manera, los ciudadanos de todos los países se benefician del comercio internacional. Ningún país es tan pobre o ineficiente como para quedar fuera del comercio internacional y todos se benefician de que los países se especialicen en lo que son mejores o menos malos: en otras palabras, en aquello en lo que tengan una ventaja comparativa.”

Angus Deaton: la ayuda internacional contra la pobreza socava el crecimiento y la democracia

Angus Deaton, el último premio Nobel de Economía, no es ningún libertario, pero tiene algunas opiniones notables. Por ejemplo, respecto a la ayuda internacional para combatir la pobreza dice, en su libro “The Great Escape”:

Deaton

“Uno de los hechos sorprendentes sobre la pobreza global es cuán poco haría falta para eliminarla, si pudiéramos mágicamente transferir dinero a las cuentas bancarias de los pobres del mundo. En 2008, había unos 800 millones de personas en el mundo viviendo con menos de un dólar al día. En promedio, a cada una de estas personas les falta 0,28 centavos por día; su gasto promedio diario es de 72 centavos en lugar de un dólar, que los sacaría de la pobreza. Podríamos cubrir lo que falta con menos de 220 millones de dólares por día; esto es, 28 centavos por 800 millones. Si los Estados Unidos quisieran hacer eso ahora, cada norteamericano, tendría que pagar 75 centavos por día, o un dólar si eximiéramos a los niños. Podríamos reducir esto a 50 centavos por persona por día si se sumaran los adultos de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón. Aún esto es más de lo que se necesitaría. Casi todos los pobres del mundo viven en países donde los alimentos, la vivienda y otras cosas básicas son más baratas que en los países ricos; un dólar gastado en India compra casi el equivalente de 2,5 dólares de las cosas que los pobres necesitan. Tomando esto en cuenta, tenemos la notable conclusión que la pobreza del mundo podría ser eliminada si cada norteamericano adulto donara 30 centavos por día, o si pudiéramos construir una coalición de todos los que quisieran en GB, Francia, Alemania y Japón, para poner cada uno 15 centavos por día. …

Este es un ejemplo de la visión ‘hidráulica’ de la ayuda internacional: si bombeamos agua en un lado, debe salir del otro extremo. Resolver la pobreza mundial y salvar las vidas de niños es visto como un problema de ingeniería, como arreglar las tuberías o un auto roto.

Pero el problema central de la ayuda internacional es éste: cuando las “condiciones para el desarrollo” están presentes, no se necesita ayuda. Cuando las condiciones locales son hostiles al desarrollo, la ayuda no es útil y hará daño si termina perpetuando esas condiciones. Las agencias internacionales de desarrollo se encuentran siempre en esta situación: la ayuda es efectiva solamente donde menos se la necesita, pero los donantes insisten en ayuda efectiva para los que más la necesitan…Si la pobreza no es el resultado de la falta de recursos u oportunidades, sino de pobres instituciones, mal gobierno y política tóxica, dar dinero a los países pobres –particularmente dar dinero a los gobiernos de los países pobres- es probable que termine perpetuando y prolongando la pobreza, no eliminándola. El enfoque hidráulico de la pobreza está equivocado, y resolver el tema de la pobreza no es como arreglar un auto o como sacar a un niño que se está ahogando en un estanque. …

Para entender cómo funciona la ayuda es necesario estudiar la relación entre ésta y la política. Las instituciones políticas y legales cumplen un papel central en establecer un entorno que pueda nutrir la prosperidad y el crecimiento económico. La ayuda extranjera, especialmente cuando es mucha, afecta el funcionamiento de las instituciones y su cambio. Muchas veces la política ha ahoga al crecimiento económico, y aun en el mundo anterior a la ayuda, había buenos y malos sistemas políticos. Pero el influjo de grandes cantidades de ayuda puede cambiar la política local para mal y minar las instituciones que promueven el crecimiento a largo plazo. La ayuda también socava la democracia y la participación cívica, una pérdida directa que se agrega al deterioro del crecimiento económico.”

Deaton, el Iluminismo y la salud: primero se beneficiaron los que podían pagar, luego llegó a todos

Angus Deaton, el ultimo premio Nobel en Economía, comenta sobre el impacto de las ideas en el progreso y la calidad de vida en su libro “The Great Escape”. EN el gráfico siguiente pueden verse las estimaciones de expectativa de vida de la población general en Inglaterra desde mediados del siglo XVI a mediados del siglo XIX. Hay bruscas fluctuaciones ocasionadas por plagas, viruela, peste bubónica, gripe, pero no parece haber una tendencia definida. Sí la hay en los puntos redondos que reflejan la expectativa de vida de la aristocracia. Lo que muestra es que éstos no tenían mejores expectativas de vida que la población general hasta un cierto punto en que se abre una gran brecha. ¿Qué ocurrió? EN sus palabras

Deaton

“No sabemos con seguridad porqué se abrió la brecha, pero hay muchas buenas suposiciones. Fue la época del Iluminismo Inglés, reseñado por el historiador Roy Porter como el momento en que la gente dejó de preguntarse ‘¿cómo puedo salvarme?’; una pregunta que había traído algo menos que caos en al siglo anterior, incluyendo una guerra civil, y pasó a preguntarse ¿cómo puedo ser feliz?’ La gente comenzó a buscar el logro personal, más que la virtud por la obediencia a la iglesia y a cumplir con los deberes apropiados para su lugar en la sociedad’. Se podía ahora perseguir la felicidad utilizando a la razón para desafiar la forma tradicional de hacer las cosas, y encontrando formas de mejorar la propia vida, incluyendo las posesiones materiales y la salud. Immanuel Kant definió al Iluminismo con la frase ‘Anímate a saber! Ten el coraje de utilizar tu propio entendimiento!. Durante el Iluminismo, la gente se arriesgó a desafiar el dogma aceptado y fueron más dispuestos a experimentar nuevas técnicas para hacer las cosas. Una de las formas en que la gente comenzó a utilizar su propio entendimiento fue en la medicina y en la lucha contra las enfermedades, probando nuevos tratamientos. Muchas de estas innovaciones –en esta temprana era de la globalización- llegaron desde otros países. Las nuevas medicinas y tratamientos eran, a menudo, difíciles de obtener y caros por lo que, al principio, pocos los podían pagar.”

“No hay forma de cuantificar los efectos de estas innovaciones en la mortalidad, y algunas incluso son controversiales. Sin embargo, hay una fuerte presunción de que estas innovaciones –todas el resultado de mejor conocimiento científico, y resultado de la nueva apertura a la prueba y el error- fueron responsables de una mejor salud para los nobles y la familia real hacia fines del siglo XVII. AL principio, como eran caras y no muy apreciadas, se reducían a aquellos que eran ricos o bien informados, por lo que surgieron nuevas desigualdades en la salid. Pero esas desigualdades también guiaron a las mejoras generales que estaban por llegar, a medida que las medicinas y los métodos se abarataban, y llevaron a nuevas innovaciones relacionadas que pudieron ahora cubrir a toda la población, como la vacuna contra la viruela luego de 1799 o el movimiento sanitario para limpiar las ciudades.”

El comercio internacional, la globalización y el impacto en la distribución del ingreso según la OMC

los alumnos de UCEMA vemos el Informe sobre el comercio mundial de la OMC 2008, que presenta un completo análisis de las teorías del comercio internacional, y en la sección E considera las consecuencias distributivas del comercio.

Por supuesto que todo cambio en el comercio internacional genera consecuencias distributivas, si un país se abre algunos van a ganar otros van a perder respecto a su situación anterior; si un país se cierra lo mismo. En definitiva, todo cambio en la economía tiene su impacto en la distribución del ingreso. ¿Con qué criterio vamos a evaluar si alguno de esos cambios son positivos o negativos y para quién?

Este es un tema enorme que nos lleva desde el campo de la economía hacia el de la filosofía moral. El informe de la OMC no trata este tema, aunque debería. En principio presenta ciertas teorías “descriptivas” de los efectos redistributivos. Las primeras consideraron los efectos de la apertura comercial tomando en cuenta el diferente impacto entre trabajadores muy cualificados y poco cualificados pero las teorías más modernas, que ya no analizan las ventajas comparativas entre “países” y ni siquiera entre industrias, sino entre empresas.

Dice así: “Según este método clásico quienes se benefician y quienes se perjudican a corto plazo de la reforma del comercio dependerá del sector de empleo. La “novísima” teoría del comercio impugna esa predicción. Según esta teoría, los sectores que sean exportadores e importadores netos se caracterizarán por la existencia de empresas de gran productividad en expansión y de empresas de baja productividad que se contraen. En consecuencia, según esta teoría, la reforma del comercio impulsará la creación y la destrucción de empleos en todos los sectores. Para los responsables de las políticas, esto significa que habrá una considerable redistribución de empleos en cada sector. Este puede ser un dato positivo, pues se considera en general que para los trabajadores es más difícil trasladarse de un sector a otro que una empresa otra dentro de un mismo sector.”

Ahora bien, el estudio, al igual que gran parte de los analistas de estos temas, cae en el error de considerar a la desigualdad y la pobreza como lo mismo. Por ejemplo: “La primera cuestión es la relación entre comercio y desigualdad en los países en desarrollo. Al principio se pensaba que el comercio conduciría a una disminución de la desigualdad en esos países. Esto era algo positivo, ya que contribuiría a reducir la pobreza por medio de dos mecanismos: su efecto positivo en el crecimiento y su efecto favorable en la distribución de los ingresos. Sin embargo, los estudios empíricos han demostrado que la reforma del comercio no siempre ha puesto en marcha el segundo de estos mecanismos.”

Este es un gran error. Un proceso de crecimiento económico acelerado puede inicialmente aumentar las desigualdades y al mismo tiempo reducir la pobreza. Tal es el caso de China luego de tres décadas de apertura económica y comercial. Hay cientos de millonarios ahora en ese país, las diferencias se han ampliado, antes eran todos pobres (salvo los jerarcas del Partido, por supuesto). Pero los pobres están mucho mejor que antes, pese al aumento de la desigualdad. Antes de las reformas el PBI per cápita no superaba los 150 dólares!. Hoy es de 9.800 según el FMI y $11.900 según el Banco Mundial!!!

La globalización, la fragmentación y la deslocalización de la producción según la OMC

Con los alumnos de UCEMA estamos leyendo el informe de la OMC sobre el Comercio Mundial de 2008 porque trae un buen resumen de la evolución de las teorías del comercio internacional en los últimos anos. También explica y comenta el fenómeno de la globalización, el que no es otra cosa que una mayor división internacional del trabajo gracias a una mayor movilidad de todos los recursos.

El informe señala tres causas para esta “globalización”: mejoras tecnológicas en el transporte y las comunicaciones; cambios políticos profundos que han integrado a muchos países el comercio internacional (Rusia, Europa Oriental, China, Vietnam, pero también India y otros países), y desregulaciones en los países que ya eran miembros de la OMC (antes GATT).

En la Sección D trata sobre “El Comercio, la Localización de la Producción y la Organización Industrial de las Empresas”, señalando que se dan dos fenómenos al mismo tiempo: la concentración y la fragmentación. Según este segundo, las empresas fragmentan sus procesos productivos en muy diversos países (hace poco puse un post sobre este tema y el caso del Ipod), pero al mismo tiempo ciertos procesos se aglomeran en determinados países o regiones (como la manufactura en China o la innovación en California).

Ipod

La fragmentación de los procesos productivos ha sido posible debido a la caída en los costos del comercio internacional. Algunos datos interesantes que trae el informe:

Aranceles: el tipo arancelario medio antes de la primera ronda de negociación del entonces GATT en 1947 era entre el 20 y el 30%. EN 2005 era de 3,9%.

Barreras no arancelarias: es casi imposible medirlas pero un estudio dice que habrían sido tres veces menores en los 90 que en los años 70.

Transporte: este costo es tres veces más importante que el de los aranceles. Todos ellos han caído. El marítimo gracias a los registros de libre matrícula, la mayor escala de los barcos y el uso de contenedores. Los costos del transporte aéreo disminuyeron el 92% entre 1955 y 2004, ayudado recientemente por las políticas de “cielos abiertos” de algunos países. También se redujo el tiempo: el tiempo medio de envío a los Estados Unidos cayó de 40 a 10 días. “Si se considera un costos promedio por día del 0,8% ad valorem, la utilización de medios más rápidos de transporte equivale a reducir los aranceles el 24%”.

Comunicaciones: el costo de las llamadas internacionales ha caído de un índice de 100 en 1955 a 10 en 2005. Las llamadas nacionales, por ejemplo, en Alemania, han caído de un índice de 100 en 1975 a 41 en 2005.

Y destaca los siguientes hechos: “En primer lugar, tanto la deslocalización de las mercancías como de los servicios ha aumentado fuertemente en los dos últimos decenios. En segundo término, aunque la subcontratación internacional de productos intermedios es cuantitativamente más importante que la de los servicios, la deslocalización de los servicios ha aumentado con mayor rapidez en los últimos años. En tercer lugar, la deslocalización se ha incrementado de forma sustancial tanto a través del comercio en condiciones de plena competencia como del comercio interempresarial. En cuarto lugar, estas tendencias se han generalizado en todos los sectores y tipos de insumos.” En este mundo que claramente se describe, algunos países latinoamericanos han sabido subirse al tren, otros prefieren cerrarse y dejarlo pasar.

El nuevo y el viejo proteccionismo: nada como Bastiat y la petición de los fabricantes de candelas

Con los alumnos de UCEMA vemos ahora las nuevas y viejas variantes del proteccionismo. Para considerar las primeras, analizamos el Policy Analysis paper del Cato Institute, “Regulatory Protectionism A Hidden Threat to Free Trade” por K. William Watson y Sallie James: http://object.cato.org/sites/cato.org/files/pubs/pdf/pa723.pdf

“Pese al notable éxito de la liberalización comercial, las industrias locales siguen encontrando formas de usar el poder del estado para protegerse de la competencia externa. La práctica de usar las regulaciones locales ambientales o de protección al consumidor es una forma de disfrazar políticas proteccionistas que se han vuelto un serio problema. Este proteccionismo regulatorio daña a la economía y viola compromisos comerciales.

Factores diversos se combinan para explicar el crecimiento del proteccionismo regulatorio. La globalización económica ha provisto a los norteamericanos de acceso a una amplia variedad de productos importados. Esto ha permitido a los consumidores demandar no solamente productos de alta calidad a bajo costo sino también productos que están producidos según las preferencias filosóficas o éticas de los consumidores. Al mismo tiempo, los productores locales que buscan protección de las importaciones deben encontrar otras vías ahora que el uso de tarifas y cuotas está restringido por la ley internacional y el sentido común económico. La consecuencia es una tormenta perfecta en la que los activistas sociales y los intereses comerciales específicos se combinan para promover regímenes regulatorios que injusta e innecesariamente restringen importaciones”.

Bastiat

Y para el proteccionismo de antaño nada mejor que Frederic Bastiat y “La petición de los fabricantes de candelas”:

“Ustedes están en el buen camino. Rechazan las teorías abstractas; la abundancia y el buen mercado les impresionan poco. Se preocupan sobre todo por la suerte del productor. Ustedes le quieren liberar de la competencia exterior; en una palabra, ustedes le reservan el mercado nacional al trabajo nacional.

Venimos a ofrecerles a Ustedes una maravillosa ocasión para aplicar su… ¿Cómo diríamos? ¿Su teoría? No, nada es más engañoso que la teoría. ¿Su doctrina? ¿Su sistema? ¿Su principio? Pero Ustedes no aman las doctrinas, Ustedes tienen horror a los sistemas y, en cuanto a los principios, declaran que no existen en economía social; diremos por tanto su práctica, su práctica sin teoría y sin principios.

Nosotros sufrimos la intolerable competencia de un rival extranjero colocado, por lo que parece, en unas condiciones tan superiores a las nuestras en la producción de la luz que inunda nuestro mercado nacional a un precio fabulosamente reducido; porque, inmediatamente después de que él sale, nuestras ventas cesan, todos los consumidores se vuelven a él y una rama de la industria francesa, cuyas ramificaciones son innumerables, es colocada de golpe en el estancamiento más completo. Este rival, que no es otro que el sol, nos hace una guerra tan encarnizada que sospechamos que nos ha sido suscitado por la pérfida Albión (¡buena diplomacia para los tiempos que corren!) en vista de que tiene por esta isla orgullosa consideraciones de las que se exime respecto a nosotros.

Demandamos que Ustedes tengan el agrado de hacer una ley que ordene el cierre de todas las ventanas, tragaluces, pantallas, contraventanas, póstigos, cortinas, cuarterones, claraboyas, persianas, en una palabra, de todas las aberturas, huecos, hendiduras y fisuras por las que la luz del sol tiene la costumbre de penetrar en las casa, en perjuicio de las bellas industrias con las que nos jactamos de haber dotado al país, pues sería ingratitud abandonarnos hoy en una lucha así de desigual.”

Sigue…, vale la pena leerla completa: http://bastiat.org/es/peticion.html

De las ventajas absolutas, a las relativas, y a la ley de asociación según el Informe de la OMC

Los alumnos de UCEMA leen el apartado C, del Informe Mundial de Comercio de la OMC para el año 2008. Lo interesante de ese apartado es que presenta una resumida (aunque para ellos no tanto) visión de la evolución de la teoría del comercio internacional. Aunque comienza tratando el tema desde una perspectiva “normativa”, esto es, ver si un comercio más libre es beneficioso, trata la teoría que es descriptiva y que señala que, precisamente, eso es lo que ocurre. En cierta forma es curioso que se siga discutiendo sobre esto luego de más de 200 años. Cualquiera de nosotros aceptaría como beneficios un intercambio que hiciéramos voluntariamente con un amigo o vecino. No hay mayor diferencia si el vecino o amigo se encuentra en otro país, es circunstancia no cambia la esencia del intercambio. Pero, por supuesto, en materia de política todo es muy diferente y la simple existencia de una frontera modifica un intercambio que busca realizar entre alguien en Río de Janeiro y San Pablo a diferencia del mismo intercambio entre uno en Porto Alegre y otro en Santa Cruz de la Sierra. En definitiva, el derrotero de la teoría del comercio internacional parece encontrarse todo reducido a la presentación del principio que hiciera Mises bajo el nombre de “Ley de Asociación”, es decir, las ventajas que provienen de la división del trabajo y de los intercambios. En una época en la cual predominaban los argumentos “mercantilistas” que pensaban que el país más “fuerte” era el que poseía más oro o metales preciosos, Adam Smith se presenta para señalar esa verdad básica: que no es más rico el país que tiene más oro sino el que produce más bienes y servicios. El oro, o cualquier otra moneda, es solamente un medio de intercambio, para obtener aquellos bienes o servicios que necesitamos. Adam Smith también presentó la teoría de las ventajas absolutas. Dice el informe: “Existen dos leyes de la ventaja comparativa: la “positiva”, que predice lo que cabe prever que hagan los países, y la “normativa”, que sugiere lo que deberían hacer. La versión positiva predice que, si un país puede comerciar, exportará mercancías en las que tenga una ventaja comparativa. La normativa sugiere que si un país puede comerciar, obtendrá beneficios de la especialización”. Para el informe, las diferencias entre los países son de tecnología o en la dotación de recursos (modelo Heckscher-Ohlin). Curiosamente, aparece aquí Paul Krugman son la teoría que le permitiera luego ganar el Premio Nobel, bien diferente de sus opiniones en el New York Times: “Dado que los modelos tradicionales sobre el comercio no parecían aptos para explicar los fenómenos que se han descripto ut supra, resultaba necesaria una “nueva” teoría sobre el comercio. El modelo de la competencia monopolística de Krugman es tal vez el enfoque más conocido, aportando una teoría sencilla y, no obstante, convincente, de las razones por las que países similares (en cuanto a la tecnología y las dotaciones) se benefician de comerciar entre sí y de que una parte importante de ese comercio pueda tener lugar en las mismas ramas de producción. En el modelo de Krugman son fundamentales dos hipótesis básicas, que pueden observarse con facilidad en el mundo real, a saber: “rendimientos crecientes a escala” y “la preferencia del consumidor por la variedad”. Pero incluso este modelo de Krugman ha sido superado en la dirección de Mises. Bajo el título “Novedades recientes: los beneficios de la productividad”, el informe presenta una subsección titulada “Las diferencias entre las empresas tienen importancia”, donde se consideran teorías que señalan que estas diferencias que promueven los intercambios hay que bajarlas de los países a las industrias (lo que hizo Krugman) y luego a nivel de las empresas. Y Mises diría, por supuesto, y esto llega hasta el nivel de los individuos, es el principio básico de Adam Smith: los beneficios de la división del trabajo y los intercambios.

De las ventajas absolutas a las ventajas relativas, y a la ley de asociación en el Informe de la OMC

Los alumnos de UCEMA leen el apartado C, del Informe Mundial de Comercio de la OMC para el año 2008. Lo interesante de ese apartado es que presenta una resumida (aunque para ellos no tanto) visión de la evolución de la teoría del comercio internacional. Aunque comienza tratando el tema desde una perspectiva “normativa”, esto es, ver si un comercio más libre es beneficioso, trata la teoría que es descriptiva y que señala que, precisamente, eso es lo que ocurre.

En cierta forma es curioso que se siga discutiendo sobre esto luego de más de 200 años. Cualquiera de nosotros aceptaría como beneficios un intercambio que hiciéramos voluntariamente con un amigo o vecino. No hay mayor diferencia si el vecino o amigo se encuentra en otro país, es circunstancia no cambia la esencia del intercambio.

Pero, por supuesto, en materia de política todo es muy diferente y la simple existencia de una frontera modifica un intercambio que busca realizar entre alguien en Río de Janeiro y San Pablo a diferencia del mismo intercambio entre uno en Porto Alegre y otro en Santa Cruz de la Sierra.

En definitiva, el derrotero de la teoría del comercio internacional parece encontrarse todo reducido a la presentación del principio que hiciera Mises bajo el nombre de “Ley de Asociación”, es decir, las ventajas que provienen de la división del trabajo y de los intercambios.

En una época en la cual predominaban los argumentos “mercantilistas” que pensaban que el país más “fuerte” era el que poseía más oro o metales preciosos, Adam Smith se presenta para señalar esa verdad básica: que no es más rico el país que tiene más oro sino el que produce más bienes y servicios. El oro, o cualquier otra moneda, es solamente un medio de intercambio, para obtener aquellos bienes o servicios que necesitamos.

Adam Smith también presentó la teoría de las ventajas absolutas. Dice el informe:

“Existen dos leyes de la ventaja comparativa: la “positiva”, que predice lo que cabe prever que hagan los países, y la “normativa”, que sugiere lo que deberían hacer. La versión positiva predice que, si un país puede comerciar, exportará mercancías en las que tenga una ventaja comparativa. La normativa sugiere que si un país puede comerciar, obtendrá beneficios de la especialización”.

Para el informe, las diferencias entre los países son de tecnología o en la dotación de recursos (modelo Heckscher-Ohlin). Curiosamente, aparece aquí Paul Krugman son la teoría que le permitiera luego ganar el Premio Nobel, bien diferente de sus opiniones en el New York Times: “Dado que los modelos tradicionales sobre el comercio no parecían aptos para explicar los fenómenos que se han descripto ut supra, resultaba necesaria una “nueva” teoría sobre el comercio. El modelo de la competencia monopolística de Krugman es tal vez el enfoque más conocido, aportando una teoría sencilla y, no obstante, convincente, de las razones por las que países similares (en cuanto a la tecnología y las dotaciones) se benefician de comerciar entre sí y de que una parte importante de ese comercio pueda tener lugar en las mismas ramas de producción. En el modelo de Krugman son fundamentales dos hipótesis básicas, que pueden observarse con facilidad en el mundo real, a saber: “rendimientos crecientes a escala” y “la preferencia del consumidor por la variedad”.

Pero incluso este modelo de Krugman ha sido superado en la dirección de Mises. Bajo el título “Novedades recientes: los beneficios de la productividad”, el informe presenta una subsección titulada “Las diferencias entre las empresas tienen importancia”, donde se consideran teorías que señalan que estas diferencias que promueven los intercambios hay que bajarlas de los países a las industrias (lo que hizo Krugman) y luego a nivel de las empresas.

Y Mises diría, por supuesto, y esto llega hasta el nivel de los individuos, es el principio básico de Adam Smith: los beneficios de la división del trabajo y los intercambios.