La tecnología y el cambio institucional. ¿Qué es un «network state», un estado en red?

¿Cómo impacta la tecnología en el cambio institucional? Comentarios sobre el tema pueden encontrarse en el libro The Network State, que si bien está en inglés, es de libre disposición en la web.

“La tecnología nos ha permitido iniciar nuevas empresas, nuevas comunidades y nuevas monedas. Pero, ¿podemos usarlo para comenzar nuevas ciudades, o incluso nuevos países? Este libro explica cómo construir el sucesor del estado nación, un concepto que llamamos estado red.”

https://thenetworkstate.com/

“En una oración informal:

Un estado de red es una comunidad en línea altamente alineada con una capacidad de acción colectiva que financia territorios en todo el mundo y, finalmente, obtiene el reconocimiento diplomático de los estados preexistentes.

Cuando pensamos en un estado nación, inmediatamente pensamos en las tierras, pero cuando pensamos en un estado en red, debemos pensar instantáneamente en las mentes. Es decir, si el sistema de estados nación comienza con el mapa del mundo y asigna cada pedazo de tierra a un solo estado, el sistema de estados de red comienza con los más de 7 mil millones de humanos del mundo y atrae cada mente a una o más redes.

Aquí hay una definición más compleja que amplía ese concepto y cubre de manera preventiva muchos casos extremos:

Un estado de red es una red social con una innovación moral, un sentido de conciencia nacional, un fundador reconocido, una capacidad de acción colectiva, un nivel de civismo en persona, una criptomoneda integrada, un gobierno consensuado limitado por un contrato social inteligente, un archipiélago de territorios físicos financiados colectivamente, una capital virtual y un censo en cadena que demuestra una población, ingresos y huella inmobiliaria lo suficientemente grandes como para lograr una medida de reconocimiento diplomático.

OK, eso es un bocado! Es largo porque hay muchos fenómenos de Internet que comparten algunas, pero no todas, las propiedades de un estado de red. Por ejemplo, ni Bitcoin ni Facebook ni DAO son un estado de red, porque cada uno carece de ciertas cualidades, como el reconocimiento diplomático, que son fundamentales para cualquier cosa que consideremos como la próxima versión del estado nación.”

Una historia de los intentos libertarios para escapar del control estatal: Aventureros del capitalismo

Raymond Craib es Marie Underhill Noll Professor of History en Cornell University y el autor de The Cry of the Renegade: Politics and Poetry in Interwar Chile, Cartographic Mexico: A History of State Fixations and Fugitive Landscapes, y, con Barry Maxwell, co-editor de No Gods No Masters No Peripheries: Global Anarchisms.

Escribe un libro para analizar y comentar los experimentos que hubo en la historia para escapar del control del poder estatal. Se titula Adventure Capitalism: A History of Libertarian Exit, from the Era of Decolonization to the Digital Age,

https://www.amazon.com/Adventure-Capitalism-History-Libertarian-Decolonization/dp/1629639176/ref=sr_1_1?crid=3E1N4M9SG586S&keywords=adventure+capitalism&qid=1657229083&sprefix=adventure+capitalism%2Caps%2C126&sr=8-1

La presentación:

“Imagina un paraíso capitalista. Una utopía isleña regida únicamente por las reglas del mercado e inspirada en las ficciones de Ayn Rand y Robinson Crusoe. ¿Suena exagerado? Puede que no sea. El último medio siglo está plagado de restos de tales experimentos en lo que Raymond Craib llama “salida libertaria”. A menudo descartadas como poco más que los sueños de locos y ricos caucásicos, las estrategias de salida se han probado desde el suroeste del Pacífico hasta el Caribe, desde el Mar del Norte hasta alta mar, a menudo con terribles consecuencias para los habitantes locales. Basándose en investigaciones en archivos de los EE. UU., el Reino Unido y Vanuatu, así como en archivos del FBI adquiridos a través de la Ley de Libertad de Información, Craib explora en detalle la ideología y la práctica de la salida libertaria y su lugar en las historias del capitalismo contemporáneo, la descolonización, el imperio y océanos e islas. Adventure Capitalism es una historia global que se cruza con una variedad de figuras: Fidel Castro y los hermanos Koch, segregacionistas estadounidenses y socialistas melanesios, especuladores inmobiliarios con sede en Honolulu y espías de la Brigada Especial británica, soldados de fortuna y señores ingleses, ingenieros del condado de Orange y Navegantes tonganos, agentes de la CIA y ejecutivos de noticias de CBS, y una nueva generación de tecno-utópicos y una vieja guardia de líderes golpistas hondureños. Esta no es solo una historia de nuestro tiempo, sino que, dadas las nuevas iteraciones de la salida privatizada (ciudades marítimas, ciudades privadas libres y colonización espacial), también es una historia de nuestro futuro.”

Una novela, ¿distópica? sobre un mundo donde todos recibimos un Ingreso Universal

Rachel Swirsky tiene una Maestría en Bellas Artes en ficción del Taller de escritores de Iowa y se graduó de Clarion West en 2005. Su ficción corta ha sido nominada a los premios Hugo, Locus, World Fantasy y Sturgeon. Ha ganado dos veces el Premio Nebula: por su novela de 2010, «La dama que arrancó flores rojas bajo la ventana de la reina» y su cuento de 2014, «Si fueras un dinosaurio, mi amor». Ahora se despacha con esta “distopía” sobre un mundo en el cual todos recibimos un Ingreso Universal. El libro se titula January Fifteenth, precisamente el día en que se recibe el pago anual: https://www.amazon.com/January-Fifteenth-Rachel-Swirsky-ebook/dp/B09C4FP7JX?crid=1J7ENKX6F7M4O&keywords=january+fifteenth+rachel+swirsky&qid=1655911173&s=books&sprefix=january+fi,stripbooks,93&sr=1-1&linkCode=sl1&tag=lfdigital-20&linkId=911d72475a730ed88da043953a10efdf&language=en_US&ref_=as_li_ss_tl

Así se lo presenta:

“Uno de los mejores escritores especulativos de la última década.”—John Scalzi

Quince de enero: el día en que todos los estadounidenses reciben su pago anual de Ingreso Básico Universal.

Para Hannah, una madre de mediana edad, hoy es el aniversario del día en que se llevó a sus dos hijos y huyó de su ex esposa abusiva.

Para Janelle, una joven periodista quebrada, hoy es otro día alucinante al entrevistar a los transeúntes sobre la misma política a la que alguna vez se opuso.

Para Olivia, una adinerada estudiante de primer año de la universidad, hoy es el «Día del desperdicio», cuando los niños ricos de todo el país compiten para ver quién puede despilfarrar más obscenamente el dinero del gobierno.

Para Sarah, una adolescente embarazada, hoy es el día en que viajará junto a sus hermanas-esposas para recoger los pagos que sostienen a su comunidad, y tal vez emprender un nuevo viaje por completo.

En esta novela de ciencia ficción del futuro cercano de la autora ganadora del premio Nebula, Rachel Swirsky, el 15 de enero es otro día del statu quo y otra oportunidad de lograr un cambio duradero.”

Uno de los comentarios sobre el libro:

“Normalmente, pasaría gran parte de esta revisión profundizando en las ramificaciones sociales, económicas, culturales y políticas de la Renta Básica Universal, porque uno de los peligros (lo llamo ventajas, pero soy un bicho raro) de ser un estudiante de Geografía está tomando Geografía económica, donde terminas hablando sobre los altibajos de los programas UBI en todo el mundo: dónde se han implementado, cómo se han implementado y los pros y los contras de los programas UBI de cada país. Pero… sin ofender a nadie que lea esta reseña en el futuro, pero he tenido suficiente de cualquier cosa política a partir de esta fecha después de los últimos días, así que me quedaré con la manera brillante en la que Rachel Swirsky decide explorar un Estados Unidos teórico en el futuro donde se ha implementado un programa UBI y cómo afecta la vida de cuatro mujeres diferentes de cuatro ámbitos de la vida.

Tengo que imaginar que una de las partes más difíciles para Swirsky fue elegir a las cuatro mujeres y sus antecedentes para brindarnos a los lectores un conjunto diverso de personajes para ver algunas perspectivas posibles de cómo una RBU podría afectar a las personas en los EE. UU. Está Hannah, una madre soltera que se esconde de su ex esposa acosadora y abusiva que siempre logra encontrarla en el Día de la Ganancia Inesperada; está Janelle, que solía enfurecerse contra las mismas maquinarias políticas que idearon la legislación UBI a pesar de que era evidente que estaba sesgada para (una vez más) dar a las minorías y a los pueblos marginados una flecha, pero desde entonces ha perdido toda su pasión por luchar; está Olivia, que es una universitaria adinerada que pasa el rato con otros universitarios adinerados en lo que otras personas llaman el «Día de la ganancia inesperada», pero ellos lo llaman «Día de la basura» y simplemente pasan el día gastando todo su RBU en las cosas más absurdas que pueden pensar. de; y está Sarah, una niña novia de FLDS que tiene 15 años y está muy embarazada y puede estar considerando dejar a su esposo y hermanas esposas después de que le mintieron y se llevaron a su hermano tarde una noche. En el transcurso de un día inesperado, todas estas mujeres ven cambiar sus vidas: no por el dinero que trae la RBU, sino por cómo la RBU afecta sus vidas o las vidas de las personas que las rodean.

Este libro es el tipo de pura ficción especulativa que amo, donde la antropología, la filosofía, los experimentos mentales y la prosa conmovedora se unen para crear una prosa entretenida y agradable que permanecerá en tu cerebro y te mantendrá pensando durante mucho tiempo.”

Una interesante revisión del texto:

What do YOU do on Windfall Day?

Nuevo libro de Dreirdre McCloskey con una crítica el neoinstitucionalismo de Williamson y North

Deirdre Nansen McCloskey es distinguished professor emerita of economics and of history, y professor emerita of English and of communication, en la University of Illinois at Chicago. Muchos la conocerán por su trilogía sobre las virtudes burguesas y su hipótesis para explicar el estallido de progreso en Occidente y en particular en Inglaterra y Holanda basado en un cambio de los valores morales que justificaron el papel creativo y progresista de los burgueses, comerciantes, emprendedores.

Ha salido ahora un nuevo libro de su autoría que se titula Beyond Positivism, Behaviorism, and Neoinstitutionalism in Economics, University of Chicago Press; First edition (June 30, 2022), donde discute a la Nueva Economía Institucional.

Breve introducción de su contenido:

“En Más allá del positivismo, el conductismo y el neoinstitucionalismo en la economía, Deirdre Nansen McCloskey se concentra en el molde autoritario de la economía reciente y aboga por un nuevo enfoque en el ser humano liberado. El positivismo conductista de moda en el campo desde la década de 1930 trata a las personas desde fuera. Produjo en Williamson y North un neoinstitucionalismo manipulador. McCloskey argumenta que las instituciones como causas son principalmente temporales e intermedias, no últimas. Son hechos por el hombre, según las palabras, el mito, la ética, la ideología, la historia, la identidad, el profesionalismo, el chisme, las películas, lo que te enseñó tu madre. Los humanos crean conversaciones sobre la marcha, en la economía como en el resto de la vida.

En una prosa cautivadora y erudita, McCloskey exhibe en detalle los fracasos científicos del neoinstitucionalismo. Propone una “humanómica”, una economía en la que se deje a los humanos. La humanómica mantiene la teoría, la cuantificación, la experimentación, las matemáticas, la econometría, aunque insiste en un rigor más verdadero de lo habitual. Agrega lo que se puede aprender sobre la economía de la historia, la filosofía, la literatura y todas las ciencias de los humanos. McCloskey reafirma la perdurabilidad de la “innovación probada en el mercado” frente a las imperfecciones imaginadas que debe corregir un gobierno perfecto. Con su fervor característico y su ingenio incisivo, reconstruye los cimientos de la economía.”

https://www.amazon.com/Beyond-Positivism-Behaviorism-Neoinstitutionalism-Economics/dp/0226819442/ref=sr_1_1?crid=26DSR3BH9TK4E&keywords=deirdre+mccloskey&qid=1656860503&s=books&sprefix=deirdre+%2Cstripbooks%2C186&sr=1-1

No muchos se atreven: hay quien comenta los beneficios del consumo de alcohol (moderado, por supuesto)

Va esto porque no muchos se van a animar a decirlo y ser tomados en serio. He aquí quien se anima a defender el consumo (moderado, por supuesto), de alcohol. Meredith Bragg, Director of Special Projects, Reason TV, comenta el libro de Edward Slingerland, profesor de filosofía en la Universidad de British Columbia: https://reason.com/video/2022/06/30/the-case-for-drinking/

 

«Hemos estado observando el consumo de alcohol a través de esta lente muy distorsionada», dice Edward Slingerland, autor de Drunk: How We Sipped, Danced, and Stumbled Our Way to Civilization. «Solo lo hemos estado viendo como una especie de sustancia de placer adictivo. No hemos visto ninguno de los beneficios sociales positivos».

Si bien no minimiza los peligros del uso excesivo, Slingerland presenta un caso de que el alcohol es una tecnología cultural que motivó a los humanos a crear y mantener la civilización.

«[El alcohol] nos ayuda a ser más creativos. Nos ayuda a ser más comunitarios. Nos ayuda a cooperar a gran escala. Nos ayuda a que nos sea más fácil codearnos entre nosotros en sociedades a gran escala. en el que vivimos. Así que resolvió un montón de problemas de adaptación que enfrentamos de manera única como especie debido a este extraño estilo de vida que tenemos».

El efecto del alcohol en la corteza prefrontal (PFC) del cerebro, argumenta Slingerland, nos permite ser más receptivos y creativos.”

250 años después seguimos discutiendo el origen de la Riqueza de las Naciones. Un libro recomendado por Mokyr y Acemoglu

Mark Koyama es Associate Professor of Economics en George Mason University. Jared Rubin es Professor of Economics en Chapman University. Entre los dos escribieron el libro How the World Became Rich: The Historical Origins of Economic Growth: https://www.amazon.com/How-World-Became-Rich-Historical/dp/1509540237/ref=sr_1_1?crid=3TAW2S7HYGY7H&keywords=how+the+world+became+rich+the+historical+origins+of+economic+growth&qid=1656097680&sprefix=how+the+world+became+rich%2Caps%2C297&sr=8-1

Es la misma pregunta de Adam Smith acerca del origen de la Riqueza de las Naciones, un tema que seguimos discutiendo hoy, 250 años después, cuando en buena medida, el gran Adam ya nos había dado la respuesta. Así es presentado:

“La mayoría de los humanos son significativamente más ricos que sus antepasados. La humanidad ganó casi toda su riqueza en los últimos dos siglos. ¿Cómo ha sucedido esto? ¿Cómo se enriqueció el mundo?

Mark Koyama y Jared Rubin se sumergen en las muchas teorías de por qué el crecimiento económico moderno ocurrió cuando y donde ocurrió. Discuten teorías recientemente avanzadas arraigadas en la geografía, la política, la cultura, la demografía y el colonialismo. Fragmentos de cada una de estas teorías ayudan a explicar eventos clave en el camino hacia la riqueza moderna. ¿Por qué comenzó la Revolución Industrial en la Gran Bretaña del siglo XVIII? ¿Por qué algunos países europeos, Estados Unidos y Japón se pusieron al día en el siglo XIX? ¿Por qué se tardó hasta finales del siglo XX y XXI para otros países? ¿Por qué algunos todavía no se han puesto al día?

Koyama y Rubin muestran que el pasado puede proporcionar una guía sobre cómo los países pueden escapar de la pobreza. Hay ciertos requisitos previos que todas las economías exitosas parecen tener. Pero tampoco hay panacea. El pasado de una sociedad y sus instituciones y cultura juegan un papel clave en la configuración de cómo puede o no puede desarrollarse.”

Quienes analizan este libro no es que tengan poca experiencia en este mismo tema:

“Un resumen vívido y claro como el cristal de la gran cantidad de investigación compilada en las últimas dos décadas sobre la cuestión más importante de la historia económica. Bien informado, sólidamente anclado en hechos históricos y análisis económicos, este libro es imprescindible para los estudiantes de economía.”

Joel Mokyr, Northwest University

 

“En nuestro momento actual, cuando muchos están preocupados por el futuro del crecimiento del medio ambiente y el planeta, este libro que invita a la reflexión de dos destacados académicos cuenta la historia de cómo y por qué despegó el crecimiento económico y cómo elevó enormemente el nivel de vida. , pero también aumentó la desigualdad y la miseria en el camino. Esta es una lectura obligada para cualquier persona preocupada por el futuro del crecimiento y la pobreza en nuestro planeta”.

Daron Acemoglu, MIT

Ciencia, tecnología y valores: un nuevo número de Social Philosophy and Policy

Un nuevo número de la muy interesante revista académica Social Philosophy and Policy comienza con un artículo introductorio de David Schmidtz, de quien siempre vale la pena leer lo que escribe. Se titula  SCIENCE, TECHNOLOGY, AND VALUE: https://www.cambridge.org/core/journals/social-philosophy-and-policy/article/science-technology-and-value/967104F2724B7E31FF0075A25BFAACFF

Este es el contenido del número:

 

PICKING OUR POISON: A CONDITIONAL DEFENSE OF GEOENGINEERING

Christopher Freiman

PUBLIC TRUST AND BIOTECH INNOVATION: A THEORY OF TRUSTWORTHY REGULATION OF (SCARY!) TECHNOLOGY

Clark Wolf

TWO MODELS OF INFORMED CONSENT

Lynn A. Jansen

WHAT DO EXPERTS KNOW?

Iskra Fileva

THE FOG OF DEBATE

Nathan Ballantyne

ALGORITHMIC ACCOUNTABILITY IN THE MAKING

Deborah G. Johnson

THE TECHNOLOGY OF PUBLIC SHAMING

Harrison Frye

THE VALUE OF JUSTICE-INVOLVED YOUTH: ACCOUNTABILITY THROUGH TECHNOLOGY-DRIVEN POLICIES AND PRACTICES

Sally Stevens

TECHNOLOGY AND TRANSITIONAL JUSTICE

Colleen Murphy

URBAN PLANNING AND URBAN VALUES: A JACOBSIAN ANALYSIS

Sanford Ikeda

CULTURAL VALUE AND EVOLVING TECHNOLOGIES: INSTANCES FROM MUSIC AND VISUAL ART

Daniel Asia, Robert Edward Gordon

THE PERPETUAL STRUGGLE: HOW THE COEVOLUTION OF HIERARCHY AND RESISTANCE DRIVES THE EVOLUTION OF MORALITY AND INSTITUTIONS

Allen Buchanan

THE PREHISTORIC ORIGINS OF EUROPEAN ECONOMIC INTEGRATION

George Grantham

Diversidad en la filosofía política de la Escuela Austriaca: conservadurismo y libertarianismo

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico, Escuela Austriaca, de Económicas, UBA, terminamos viendo algunos debates dentro de la misma escuela, en particular respecto a posiciones filosófico-políticas. Aquí, del libro «democracia, el dios que fracasó» de Hans Hermann Hoppe, tratando las diferencias y posibles coincidencias entre el conservadurismo y el libertarianismo, una definición del primero:

E! conservador es alguien que reconoce lo originario y natural en
las «interferencias» de lo patológico y lo defiende y sustenta frente a
lo temporáneo y anómalo. Para un conservador, en el contexto de las
humanidades, incluidas las ciencias sociales, las familias (padres, madres,
hijos, nietos) y hogares basados en la propiedad privada y en la
cooperación con los demás miembros de la comunidad, constituyen las
unidades sociales básicas y naturalmente originarias y, como tales, las
más importantes e indispensables. Por otro lado, el hogar familiar representa
también el modelo de orden social en general, pues su ordenación
jerárquica se proyecta sobre la comunidad de familias -aprendices,
sirvientes y amos; vasallos, caballeros, señores feudales e incluso reyesligadas
por un sutil y complejo sistema de relaciones de parentesco; lo
mismo sucede con la ordenación de la jerarquía social -hijos, padres,
sacerdotes, obispos, cardenales, patriarcas o papas y, en última instancia,
el Dios trascendente-o El brazo del poder secular (padres, señores
feudales y reyes) está naturalmente subordinado a la autoridad de la
instancia espiritual suprema (sacerdotes, obispos y, finalmente, Dios).
Si los conservadores o, más concretamente, los conservadores occidentales
de estirpe greco~cristiana, creen en algo, es en la familia, en
las jerarquías sociales y en los principios seculares y espirituales de la
autoridad que, basados justamente en la familia yen las relaciones de
parentesco, las trascienden

Karl Marx: valor-trabajo, plusvalía, capital. Böhm-Bawerk critica su libro, que casi nadie ha leído

Con los alumnos de la UBA Económicas vemos a Eugen von Böhm-Bawerk en una discusión central con Marx sobre la Teoría del Valor. BB lanza sus críticas a las bases teóricas de la teoría del valor-trabajo en varios escritos. Pero no deja de analizar porqué esas teorías erróneas terminaron por tener tanta aceptación. Así comienza:


“La buena suerte de Karl Marx como autor

Como autor, Marx fue un hombre de envidiable ventura. Su obra no se puede clasificar entre los libros fáciles de leer o de comprender. La mayoría de los libros de este tipo –aun aquellos con una dialéctica más asequible y una ilación matemática más liviana— habrían encontrado completamente obstaculizado el camino hacia la popularidad. Pero, contrariamente, Marx se ha transformado en el apóstol de un amplio círculo de lectores, incluyendo a aquellos que, por norma, no leen libros difíciles. Más aún, la fuerza y la claridad de su razonamiento no eran tales como para convencer a nadie. Al revés, hombres calificados como los pensadores más serios y valiosos de nuestra ciencia, por ejemplo Karl Knies, han afirmado, desde un comienzo, mediante argumentos imposibles de pasar por alto, que la enseñanza de Marx estaba repleta, de principio a fin, de toda clase de contradicciones, tanto de lógica como de hechos. Podría fácilmente haber sucedido que la obra de Marx no hubiera encontrado partidarios ni entre el público común —que no podía entender su difícil dialéctica— ni entre los especialistas, que sí la comprendían, pero captaban demasiado bien sus limitaciones. Sin embargo, en la práctica, ha sucedido lo contrario.

Tampoco ha sido perjudicial para su influencia el hecho de que la obra de Marx haya permanecido como una estructura incompleta durante su vida. Generalmente, y con razón, desconfiamos de los primeros volúmenes, no proyectados a nuevos temas. Los principios universales pueden describirse seductoramente en las «Secciones Generales» de un libro, pero sólo se pueden corroborar si realmente poseen la fuerza de convicción que les atribuye su creador cuando, en la elaboración del sistema, se confrontan con todos los hechos minuciosamente. En la historia de la ciencia, muchas veces se ha dado el caso de que un primer volumen, promisorio y respetable, no ha sido continuado en un segundo volumen simplemente porque, bajo el propio análisis investigador del autor, los nuevos principios no soportan la prueba de las situaciones concretas. Pero la obra de Karl Marx no ha sufrido estos contratiempos. La gran masa de sus seguidores, basándose en la fuerza de su primer libro, tenía una fe ciega en sus obras aún no escritas.

Circunstancias que contribuyeron al éxito de Marx

Esta confianza, por una parte, fue sometida a una severa e inusual comprobación. Marx había expresado, en su primer libro, que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo involucrado en ellas y que en virtud de esta «ley del valor» deberían intercambiarse en proporción a la cantidad de trabajo en ellas invertido; que, además, la rentabilidad o plusvalía ganada por el capitalista era el fruto de la explotación del trabajador; que, sin embargo, el monto de la plusvalía no estaba en proporción al monto total del capital invertido por el capitalista, sino sólo al monto de la parte «variable» —esto es, a aquella parte del capital pagado en sueldos y salarios—, mientras que el «capital constante», el capital empleado en la adquisición de los medios de producción, no aumentaba la plusvalía. En la vida diaria, sin embargo, la rentabilidad del capital está en proporción al capital total invertido; y, principalmente por esto, las mercancías no se intercambian de hecho en proporción a la cantidad de trabajo invertido en ellas. En este punto, por lo tanto, había una contradicción entre teoría y práctica que escasamente admitía una explicación satisfactoria. Pero esta contradicción manifiesta tampoco escapó al análisis de Marx. Con respecto a ella, el autor dice: «Esta ley (esta ley, a saber, establece que la plusvalía está en proporción sólo con la parte variable del capital) contradice claramente toda la experiencia prima facie». Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es sólo aparente y su solución requiere juntar muchos cabos sueltos, postergándose para los siguientes volúmenes de su obra. La crítica especializada pensó que podía anticiparse con relativa certeza que Marx nunca cumpliría su compromiso, ya que, como era difícil probarla, la contradicción era insoluble.

Sus argumentos, sin embargo, no produjeron ninguna impresión en el conjunto de sus seguidores. Su simple promesa excedía todas las refutaciones lógicas. La larga demora de Marx para cumplir con su promesa de resolver la paradoja La inquietud fue mayor aún cuando en el segundo volumen de la obra de Marx, que se publicó después de la muerte del maestro, no aparece ningún intento por lograr la anunciada solución (que, de acuerdo al plan completo de toda la obra, se reservaba para el tercer volumen), y tampoco existía el menor indicio sobre el rumbo que Marx tomaría en la búsqueda de una respuesta. Pero el prólogo del editor, Friedrich Engels, no sólo reafirmaba que la solución estaba en el manuscrito dejado por Marx, sino que también incluía un abierto desafío, dirigido principalmente a los seguidores de Rodbertus, para que, en la etapa previa a la aparición del tercer volumen, intentaran con sus propios recursos solucionar el siguiente problema: «cómo puede y debe ser creada una tasa promedio equitativa de rentabilidad sin contraponerse a la ley de valor, sino en virtud de ella».

Respuesta insólita a la propuesta de Engels de presolucionar la paradoja de Marx

Considero que uno de los tributos más impactantes que pudo recibir Marx como pensador fue que el desafío no lo recogió únicamente el grupo al que estaba dirigido, sino que muchísimas otras personas provenientes de diferentes círculos. No sólo los seguidores de Rodbertus, sino que hombres de la misma línea de Marx, e incluso economistas no adheridos a ninguno de estos líderes de la escuela socialista, aun los que Marx llamó probablemente «economistas comunes y corrientes», se enfrentaron en el intento de penetrar la posible trama teórica de Marx, cubierta aún por un velo de misterio. Entre 1885 (año en que apareció el segundo volumen de «El Capital» de Marx) y 1894 (publicación del tercer volumen) se desarrolló un concurso ordinario de premios en ensayo sobre «la tasa promedio de rentabilidad y su relación con la ley de valor».

De acuerdo con el punto de vista de Engels —ya fallecido al igual que Marx— planteado en su crítica a estos concursos ensayísticos, nadie logró resolver el problema ni obtener el premio.

La «solución» de Marx publicada finalmente en 1894, con 27 años de retraso

Finalmente, después de una larga demora en la conclusión del sistema de Marx, el tema ha llegado a una etapa en la cual es posible establecer una decisión definitiva. De la simple promesa de una solución, cada uno podía pensar como quisiera. Eran incomensurables los argumentos. Incluso las refutaciones acertadas frente a los intentos de solución hechos por sus opositores, aun cuando estos autores afirmaron haberlas concebido y realizado en el espíritu de la teoría de Marx, no fueron aceptadas por los partidarios de Marx, ya que éstos siempre podían apelar a la precaria conformidad del prometido original. Pero, finalmente, éste ha sido publicado y ha proporcionado, después de 30 años de lucha, un campo de discusión sólido, escrupuloso y bien definido, donde ambos bandos pueden adoptar una posición y luchar por sus ideas, en vez de, por un lado, contentarse con la esperanza de futuras revelaciones y, por el otro, pasarse de una interpretación falsa a otra, a la manera de Proteo.”

Piketty dice aportar un nuevo socialismo participativo. No es nuevo, ni es participativo, pero sí es socialismo

Paco Capella tuvo la paciencia de leer el último libro de Piketty, Capital e Ideología. (1248 páginas!).

Aquí concluye su crítica:

Frente a la posible pendiente resbaladiza que permitiría la redistribución de la riqueza al no tener límite y no saber dónde parar, Piketty asegura que “la historia muestra que, por medio de la deliberación democrática, se pueden encontrar límites a lo que es una propiedad privada razonable y lo que es una propiedad privada excesiva.” Es tan ingenuo que cree que en las democracias se delibera y se razona, y reconoce que democráticamente es posible confiscar tanta riqueza como la mayoría desee: la propiedad ya no es una protección del individuo y su libertad contra las agresiones ajenas sino el dominio exiguo sobre lo que la mayoría tenga a bien conceder al individuo minoritario.

Piketty propone un impuesto del 90% sobre el patrimonio de los más ricos: “El objetivo es hacer circular la propiedad, permitir que todo el mundo acceda a ella.” Que todo el mundo acceda a propiedad que han producido legítimamente otros, es decir que el parasitismo sea legal.

El impuesto sobre la propiedad permitiría financiar una herencia para todos de 120.000 euros a los 25 años.

Aparte de que los números quizás no salgan tan bonitos, se estaría diciendo a los jóvenes que tienen derecho a la riqueza por la cara, a cambio de nada, sin necesidad de producir ni aportar nada valioso a cambio.

Ahora la mitad de la población no posee patrimonio. Aunque uno tenga un buen diploma y un buen salario, puede que una parte importante del salario sirva para pagar toda la vida un alquiler a hijos de propietarios y carezca de medios para crear su propia empresa.

Los números redondos como “la mitad de la población” suelen tener trampa. A Piketty le parece mal que un padre deje un patrimonio a sus hijos en forma de propiedad inmobiliaria que les permita obtener rentas del alquiler. Los pobrecitos inquilinos, a pesar de tener “un buen diploma y un buen salario”, están pagando toda la vida un alquiler en lugar de comprar su propia vivienda como si estuvieran en las garras del malvado arrendador. Y además no tienen medios para crear su propia empresa, como si todo el mundo tuviera que tener su propia empresa y como si los mercados de capitales estuvieran cerrados a las buenas ideas.

Quiero una sociedad en la que todo el mundo pueda tener algunos centenares de miles de euros, y en la que algunos que crean empresas y tienen éxito tengan unos millones de euros, quizá a veces unas decenas de millones de euros. Pero, francamente, tener varios centenares o miles de millones no creo que contribuya al interés general.

Y yo quiero felicidad, amor y salud para todos y la paz en el mundo. También quiero que la gente tenga riqueza, pero tengo ciertos escrúpulos morales que me prohíben quitársela por la fuerza a unos para dársela a otros y que así la distribución sea más conforme a mis preferencias subjetivas.

Piketty es tan generoso que permite que los empresarios de éxito tengan incluso decenas de millones de euros: otros serían mucho más cicateros y querrían quitarles más o todo. Se saca los números del sombrero mágico, y le sale que cientos o millones de euros ya no contribuye a un indefinido interés general. Olvida mencionar el interés de todos aquellos que hicieron negocios o intercambiaron con estos millonarios, como clientes, trabajadores o proveedores, y se beneficiaron por ello.

Afirma que las liberalizaciones y reducciones de impuestos de la época de Reagan en los años ochenta han incrementado el número de milmillonarios pero han reducido el crecimiento y no han incrementado los salarios. Esto es esencialmente falso, y además es absurdo criticar a los milmillonarios ya que el mero hecho de serlo suele mostrar que ellos sí que han contribuido al crecimiento generando enormes cantidades de riqueza.

… la verdadera razón fue que se estancó la inversión en educación. El resultado es que hoy muchas personas van a la universidad sin los medios que necesitarían. La lección es que lo que llevará al crecimiento en el siglo XXI es, ante todo, la educación.

Obviamente no conoce la crítica contra el exceso de educación de Bryan Caplan (The Case Against Education) y no sabe cómo se (mal)gastan recursos en señalización social. No distingue la inversión privada de la pública, probablemente porque no quiere que la gente decida individualmente cuánto invertir en educación sino subsidiarla o dirigirla desde el poder central del Estado.

Respecto a la arbitrariedad del impuesto a la riqueza del 90%, Piketty nos informa, por si no nos habíamos dado cuenta, de que “Un 90% a quien tenga 1.000 millones de euros significa que le quedarán 100 millones de euros. Con 100 millones todavía uno puede tener un cierto número de proyectos en la vida.” Tal vez se cree muy gracioso después de haber propuesto la confiscación de 900 millones de euros: calderilla que la pierdes y no duele. También con 10 millones de euros uno puede tener un cierto número de proyectos en la vida, incluso con 1 millón solo. Piketty es generoso y deja a los milmillonarios que se queden un 10%. No explica a partir de qué nivel de riqueza se aplicaría este impuesto, qué pasaría con el efecto frontera (quedarse en el límite), cuándo se ejecutaría el impuesto, ni otros enojosos detalles seguramente sin importancia.

El objetivo es regresar a un nivel de concentración de la fortuna que era más o menos el de los años sesenta, setenta u ochenta en Estados Unidos y en Europa. Mi enfoque es empírico. Lo que queremos evitar es la sedimentación. Mark Zuckerberg tuvo una buena idea a los 25 años. Pero, ¿esto justifica que a los 50 o 70 años continúe decidiéndolo todo sobre una red social mundial?

Para un progresista resulta misterioso este regreso al pasado idílico en lugar de mirar hacia el futuro. No explica qué es eso de la sedimentación que quiere evitar. Sobre Mark Zuckerberg, olvida que Facebook tiene muchos más accionistas que son los que lo nombran para que dirija la empresa, quizás porque lo hace bien para obtener beneficios. Que la red social sea mundial no significa que pertenezca al mundo y que por eso pueda confiscarse la riqueza de su creador.

Si no se para el aumento de las desigualdades Piketty advierte de “una explosión de la Unión Europea, otros Brexit. O bien una toma del control por parte de movimientos xenófobos”. Según él hay que “regular el capitalismo, hacer pagar impuestos a los más ricos y tener una economía más justa”. Olvida que el capitalismo ya tiene reglas (la inviolabilidad de la propiedad, la libertad contractual y las normas generadas en los pactos contractuales), que los ricos ya pagan grandes cantidades de impuestos, y que conviene aclarar qué entiende uno por justicia si va a jugar a hacer juicios morales que van mucho más allá de su (in)competencia como economista. También asegura que “nos desatamos golpeando a los pobres de origen extranjero”, sin plantearse que es la anquilosada y empobrecedora socialdemocracia, con su constante redistribución coactiva de riqueza y la lucha por la misma, la que genera resentimientos contra los de fuera.

Piketty reconoce que es propietario (quiere decir muy rico) y lamenta que su presidente Macron “decidió exonerarme del impuesto sobre la fortuna”. Seguramente no lo hizo por él personalmente, y si Piketty quería pagarlo, como mendazmente dice, las haciendas estatales suelen aceptar todo tipo de regalos voluntarios en favor del tesoro público: como este regalo no ha sido recibido, muestra con su acción su preferencia revelada de quedarse con su fortuna. Lo que seguramente quiere no es pagarlo solamente él sino que tengan que hacerlo todos los que tienen tanto como él o más, que es muy distinto.

Cuando uno escribe un libro como El capital en el siglo XXI, del que se venden 2,5 millones de ejemplares, no significa que sea mil veces mejor que aquellos de los que se venden 2.500 ejemplares. En parte es la suerte. Y me beneficié de las ideas de colegas y del sistema educativo francés. Es una ilustración perfecta de que las rentas y la propiedad siempre tienen orígenes sociales. No lo inventamos todo nosotros solos. Desde el momento en que uno obtiene altos ingresos, se ha beneficiado de muchas otras personas. Mi experiencia ha confirmado mis convicciones.

Efectivamente Piketty no es mil veces mejor, y ha tenido mucha suerte de ponerse de moda como el economista de izquierdas del momento. Sobre que se benefició del trabajo de otros, olvida mencionar que ese trabajo ya fue pagado en su momento, que no se hizo gratis, y que las ideas son de consumo no rival. La riqueza tiene origen social en el sentido de que a menudo se consigue o se produce en equipo o mediante intercambios con otros, pero esos otros ya han sido compensados y no tienen derecho a estar reclamando más pagos de forma perpetua.

Piketty a menudo tiene una visión estática de la distribución de la riqueza para reconfigurarla a su gusto de forma más uniforme, y cuando añade un componente dinámico solo es para mirar de forma equivocada hacia atrás (todo lo hemos hecho entre todos), y olvida mirar al futuro y preguntarse qué pasará con los grandes creadores de riqueza si saben que les van a expropiar el 90% de la misma: no sabe, no contesta.

En este extracto de su libro resume sus análisis y propuestas:

… estoy convencido de que es posible superar el capitalismo y la propiedad privada y construir una sociedad justa basada en el socialismo participativo y en el federalismo social. Esto pasa principalmente por desarrollar un régimen de propiedad social y temporal que repose, por una parte, en la limitación y la distribución (entre accionistas y asalariados) de los derechos de voto y de poder en las empresas y, por otra parte, en una fiscalidad fuertemente progresiva sobre la propiedad, en una dotación universal de capital y en la circulación permanente de la riqueza. También pasa por la fiscalidad progresiva sobre la renta y por un sistema de regulación colectiva de las emisiones de carbono que contribuya a la financiación de los seguros sociales y de una renta básica, así como por la transición ecológica y un sistema educativo verdaderamente igualitario.

Quiere entrometerse en la dirección de las empresas dando derechos de voto a los trabajadores sin que estos tengan que aportar capital ni asumir los riesgos de los accionistas, y obviando la posibilidad de que los trabajadores cobren parte de su salario en acciones, o simplemente las compren con su propio dinero si así lo desean.

La fiscalidad sobre la propiedad y la renta no solo deben ser progresivas sino fuertemente progresivas, o sea machacar a impuestos a los más ricos en renta y riqueza. No importa si eso desincentiva la producción de riqueza y el ahorro hasta que no quede renta y riqueza que gravar.

Dar capital a todo el mundo suena muy bonito si se olvida que este se ha expropiado a unos para dárselo a otros, y que los receptores quizás no sean especialmente hábiles en el uso del mismo: algunos quizás lo usen productivamente mientras que muchos otros lo invertirán mal o simplemente lo consumirán.

El Estado debe disponer de recursos para seguros sociales y renta básica: nada de plantearse que los individuos podrían resolver sus propios problemas mediante asociaciones libres no parasitarias de la riqueza ajena.

El sistema educativo debe ser verdaderamente igualitario: nadie podrá ofrecer servicios de mejor calidad, y los progenitores no podrán dar mejores oportunidades a sus hijos.

La superación del capitalismo y la propiedad privada también pasa por organizar la mundialización de otra manera, con tratados de cooperación al desarrollo que giren en torno a objetivos cuantificados de justicia social, fiscal y climática, cuyo cumplimiento condicione el mantenimiento de los intercambios comerciales y de los flujos financieros. Una redefinición del marco legal como ésta exige la retirada de un cierto número de tratados en vigor, en particular los acuerdos de libre circulación de capitales puestos en marcha desde los años 1980-1990 y su sustitución por nuevas reglas basadas en la transparencia financiera, la cooperación fiscal y la democracia transnacional.

Para destrozar con éxito el capitalismo y la propiedad privada es necesario un gobierno mundial o un sistema de acuerdos de boicoteo contra quienes quieran mantener sociedades y mercados libres. El capital no debe poder moverse libremente para así poder confiscarlo más fácilmente.

Algunas de estas conclusiones pueden parecer radicales. En realidad, son una continuación del movimiento hacia el socialismo democrático que se inició a finales del siglo XIX y que ha supuesto una profunda transformación del sistema legal, social y fiscal. La fuerte reducción de las desigualdades observada a mediados del siglo XX fue posible gracias a la construcción de un Estado social basado en una relativa igualdad educativa y en un cierto número de innovaciones radicales, como la cogestión germánica y nórdica o la progresividad fiscal a la anglosajona. La revolución conservadora de la década de 1980 y la caída del comunismo interrumpieron este movimiento y contribuyeron a que el mundo entrase, a partir de los años 1980-1990, en un periodo de fe indefinida en la autorregulación de los mercados y casi de sacralización de la propiedad.

El socialismo democrático es bueno, justo y necesario: es la expresión del progreso natural, solo interrumpido por la revolución conservadora (junto con la incómoda caída del comunismo), que no tiene un pensamiento económico y social profundo sino solo “fe” y “sacralización”.

Piketty llega a afirmar que “la toma de conciencia de las limitaciones del capitalismo mundial desregulado se ha acelerado tras la crisis financiera de 2008.” Al parecer vivimos en un capitalismo puro sin interferencia estatal, o en la ley de la jungla sin ningún tipo de normas. Asegura que “el riesgo de una nueva oleada de competencia exacerbada y dumping fiscal y social es desgraciadamente real”: no está claro si acepta la competencia que no sea exacerbada; sí lo está que cree que los gobiernos que reducen impuestos y eliminan regulaciones están haciendo trampas.