Las acciones voluntarias contra el cambio climático no son perfectas; las de los gobiernos, menos

Las acciones relacionadas con el cambio climático enfrentan un problema de difícil solución: ¿cómo poner de acuerdo a 8.000 millones de personas para reducir las emisiones? Difícil. Sin embargo, no es necesario que negocie ese número ya que los gobiernos podrían actuar como sus agentes, lo que reduce el número a algo más de doscientos. Pero como los gobiernos terminan siendo atrapados por intereses específicos (favorecer ciertas industrias, etc) no llegan a acuerdos que sean realmente efectivos.

La acción gubernamental está lejos de ser perfecta, y la acción voluntaria nunca pretendió serlo, pero puede contribuir. Así es como el cambio de costumbres y actitudes de la gente termina contribuyendo a reducir el problema y a adaptarse a la nueva situación. Esto ocurre también en el caso de los inversores, o los brokers de inversores. Algunos de ellos han firmado un compromiso de guiar inversiones por $300 billones para recudir el cambio climático a 1.5 grados. Pero ellos no son los propietarios de los activos que manejan y, en ausencia del consentimiento de éstos, las cosas se les complican.

Es lo que trata este paper “Can investors save the planet? – NZAMI and Fiduciary Duty”, por Tom Gosling,  Executive Fellow, London Business School and European Corporate Governance Institute y  Iain MacNeil; Alexander Stone Professor of Commercial Law, University of Glasgow:

https://deliverypdf.ssrn.com/delivery.php?ID=342110087101021124110086084102105006002092063023032070066031023098080088119103002117121123020058055102054117069083091014014112049055017040015004073100102112071122059053095086101069122101091076005075101083084099002024097125006022100020127086005119124&EXT=pdf&INDEX=TRUE

  • “Los administradores de activos signatarios de Net Zero Asset Manager Initiative, parte de Glasgow Financial Alliance for Net Zero, se han comprometido a invertir de acuerdo con el objetivo Race to Zero de limitar el calentamiento global a 1,5 °C con un exceso limitado o nulo.
  • Dado que un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dice que «no existe un camino creíble» hacia 1,5oC, exploramos las implicaciones para los administradores de activos, como fiduciarios, de invertir en línea con un escenario climático que ahora podría considerarse un resultado futuro improbable.
  • Evaluamos estrategias de inversión comunes «alineadas con cero neto», como la descarbonización de la cartera, la inclinación, la propiedad activa, la integración de ESG y la inversión de impacto con referencia a las consideraciones del deber fiduciario y la eficacia en el mundo real para combatir el cambio climático.
  • Descubrimos que cuanto más probable es que una estrategia genere un cambio real en las emisiones de carbono de acuerdo con el objetivo de 1,5oC, más probable es que dé lugar a preocupaciones fiduciarias. Si bien es poco probable que estas preocupaciones fiduciarias en la mayoría de los casos den lugar a una responsabilidad legal exigible, es probable que muchos administradores de activos, al aplicar un estándar esperado de deber fiduciario, concluyan que tales estrategias no son consistentes con ese deber en ausencia de un mandato explícito de autorización de los clientes. Como resultado, las estrategias que tienen más probabilidades de ser adoptadas son también las que tienen menos probabilidades de contribuir significativamente a abordar el cambio climático.
  • Establecimos formas en que los compromisos podrían reformularse para maximizar el impacto real de la iniciativa en la lucha contra el cambio climático, evitando conflictos con los deberes fiduciarios de los signatarios. La clave para esto es alinear los compromisos con un escenario climático más realista que 1,5oC con un rebasamiento limitado o nulo.”

Dos en uno: cuando se libera el mercado de electricidad aumenta el desarrollo de tecnologías ‘limpias’

Es muy atractivo cuando dos objetivos coinciden. En este caso se trata de la liberalización del mercado eléctrico y el desarrollo de tecnologías “limpias”. En este trabajo se plantea que se pueden alcanzar ambos a la vez. El paper de Matteo Romagnoli de la Universitá degli Studi de Milano-Bicocca es:

Romagnoli, Matteo, Can electricity liberalisation foster the development of radical clean-energy technologies? (December 19, 2022). FEEM Working Paper No. 44, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4307673  or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4307673

“El documento investiga el efecto de la liberalización de la electricidad en la variedad de espacio de búsqueda de patentes de energía limpia para evaluar si un mercado de electricidad más competitivo puede fomentar el desarrollo de tecnologías radicales de energía limpia. Esta idea se prueba utilizando una muestra representativa de patentes presentadas en el período 1990-2017, un conjunto de indicadores a nivel de patente y un enfoque de variable instrumental. Los resultados muestran que la liberalización de la electricidad empuja a las patentes de energía limpia a citar conocimientos de campos tecnológicos distintos al suyo. Sin embargo, la reforma no afecta significativamente el aliento general de la base de conocimiento de estas patentes. Se extraen conocimientos adicionales al observar la correlación entre la liberalización de la electricidad y un indicador de novedad en el espacio de búsqueda de patentes. Los resultados son consistentes con la afirmación de que la liberalización de la electricidad tiene un efecto positivo en el desarrollo de tecnologías radicales de energía limpia. Al mismo tiempo, al describir cómo la reforma cambia el espacio de búsqueda de patentes de energía limpia, definen este efecto con mayor precisión.”

La justicia debe defender la vida y la propiedad, y eso incluye el ambiente, pero ¿decidir políticas públicas?

Aunque muchos miran a los gobiernos para buscar soluciones de problemas ambientales, éstas se encuentran en la justicia, en las demandas que hagan aquellos que ven afectada su persona o propiedad. Es la vieja doctrina de la “responsabilidad objetiva”, que debería seguir su curso. Pero hay quienes piensan que el papel de las cortes es otro, totalmente distinto a éste, el de defender “derechos” en demandas que hagan ciudadanos a los gobiernos, para que éstos implementen políticas ambientales. Eso es algo totalmente opuesto porque tenemos derechos a la vida y la propiedad, pero no un derecho “general” por el que podamos reclamar, por ejemplo, desde Buenos Aires, que se emiten gases de invernadero en Salta, por ejemplo.

Es el tema que trata este paper: “Should courts decide climate policies? – A critical perspective on the Urgenda verdict”, Copenhagen Business School, CBS LAW Research Paper No. 22-08, por Henrik Lando, de Copenhagen Business School – CBS Law: https://ssrn.com/abstract=4252823

“El litigio climático se ha convertido en una tendencia en los últimos años. En una forma, estos litigios organizados por los ciudadanos buscan exigir a los gobiernos que establezcan metas de reducción de CO2 más ambiciosas. En el caso Urgenda holandés, que se considera un caso histórico, los demandantes prevalecieron, lo que obligó al gobierno holandés a cambiar sus políticas climáticas. Usando Urgenda como ilustración, este artículo proporciona razones para ser escépticos ante tales litigios climáticos. Una razón central del escepticismo es la falta de legitimidad democrática de los tribunales, pero este artículo se centra en otra razón, a saber, que no se puede confiar en los litigios judiciales como mecanismo para tomar buenas decisiones climáticas. Esta razón funcional para el escepticismo está bien ilustrada en el caso Urgenda, donde los tribunales enmarcaron la cuestión política de una manera que la hizo conducente a la adjudicación judicial, pero donde este encuadre era insostenible. El Tribunal Supremo se refirió a un consenso científico y político sobre la necesidad de una reducción más ambiciosa e infirió que las mayores obligaciones del Estado holandés se derivaban entonces de los principios de derechos humanos y el principio de precaución. Sin embargo, este marco no era válido, ya que no existe un consenso científico o político claro sobre el grado requerido de reducción y ni los derechos humanos ni los principios de precaución brindan un marco coherente para sopesar los costos y beneficios de las políticas climáticas alternativas. En ausencia de este marco, la Corte habría tenido que considerar las teorías que buscan sopesar los costos y beneficios de una mayor reducción, y dicha consideración de teorías alternativas no puede llevarse a cabo de manera confiable a través de los mecanismos de adjudicación legal. Por un lado, los tribunales en los juicios civiles se limitan a considerar las pruebas que presentan los litigantes. En particular, en Urgenda, no se podía esperar que el gobierno holandés cuestionara hechos o teorías con los que estaba políticamente comprometido. Además, las teorías que sopesan los costos y los beneficios son inherentemente complejas, y no se puede esperar que los jueces puedan elegir entre ellas. Por ejemplo, elegir entre diferentes prescripciones teóricas requiere una comprensión de la intrincada cuestión de la tasa adecuada de descuento a lo largo del tiempo.”

Los liberales clásicos sobre el medio ambiente y el cambio climático

¿Y qué opinan los liberales sobre cuestiones climáticas, en particular sobre el cambio climático? Obviamente no hay una visión única sino variedad. Es lo que analiza este libro comentado por: Adler, Jonathan H., Climate Liberalism: Introduction ( 2023). in CLIMATE LIBERALISM: PERSPECTIVES ON LIBERTY. PROPERTY AND POLLUTION, Palgrave Studies in Classical Liberalism (2023), Case Legal Studies Research Paper No. 2022-15, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4265089

“El cambio climático y otros problemas de contaminación a gran escala desafían la tradición intelectual liberal clásica, particularmente su énfasis en los derechos de propiedad y la autoridad descentralizada. Si bien los pensadores liberales clásicos han explicado cómo los mercados competitivos y los derechos de propiedad fomentan la eficiencia, la innovación y la utilización sostenible, se ha prestado menos atención a los desafíos ambientales más difíciles que han surgido en el siglo XXI. Este libro, Climate Liberalism: Perspectives on Liberty Property, and Pollution, busca llenar este vacío al examinar hasta qué punto los principios liberales clásicos, incluido el énfasis en los derechos de propiedad, la autoridad descentralizada y los mercados dinámicos, pueden informar los enfoques políticos para las grandes empresas. problemas de contaminación a gran escala, incluido el cambio climático. Los colaboradores representan múltiples disciplinas y perspectivas académicas. Algunos se considerarían liberales clásicos, otros no. Los capítulos consideran el papel de los derechos de propiedad y los sistemas legales de derecho consuetudinario en el control de la contaminación, la medida en que los mercados competitivos respaldados por normas legales fomentan la minimización de riesgos y la adaptación, y cómo identificar los tipos de intervenciones políticas que pueden ayudar a abordar el cambio climático de manera que son consistentes con los valores liberales. Esta introducción prepara el escenario con una descripción general de los enfoques liberales clásicos para la protección ambiental, incluidos los casos en que dichos enfoques han tenido éxito y fracaso, y una explicación de por qué es necesario evaluar el potencial de dichos enfoques para informar las políticas de control de la contaminación en general y climáticas. -cambio de política en particular.”

Cambio climático: ¿deberíamos sacrificarnos ahora por el bienestar dentro de siete generaciones?

Los problemas ambientales tienen una característica común: la llamada “tragedia de los comunes”, o la ausencia de derechos de propiedad que no genera incentivos para tomar en cuenta el uso y abuso de un determinado recurso. Ahora, con el cambio climático, se plantea que el planeta, en general, es un “commons”, la atmósfera no es de nadie y por ende nadie se preocupa demasiado. Hay quienes sostienen, como en el artículo que aquí se presenta, que los gobiernos deben actuar ahora para proteger al planeta en un futuro relativamente lejano. Esto plantea un debate: la verdad es que no sabemos cómo será la situación en el futuro pero si sigue como ahora, los futuros habitantes tendrán muchos más recursos y tecnologías para hacer frente al problema. ¿Deberían sacrificarse, por ejemplo, los pobres de hoy en aras de los más ricos y tecnológicos habitantes de dentro de siete generaciones?

Es lo que se plantea en este artículo: Stein, Gregory M., “Environmental Justice and the Tragedy of the Commons” (July 6, 2022). California Law Review Online, Vol. 13, p. 10, 2022, University of Tennessee Legal Studies Research Paper No. 438, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4155717

Que concluye así:

“La mayoría de los académicos en 1968 no pensaban en transformaciones globales masivas como el cambio climático, en el que los costos de muchas acciones son individualmente pequeños pero acumulativamente enormes y pueden posponerse en el futuro. Una vez que reconocemos que los efectos negativos a menudo se posponen durante muchos años, es esencial tener en cuenta que la tragedia de los bienes comunes puede extenderse en el tiempo y que los bienes comunes de Hardin son una ubicación temporal y no solo física. Tal vez deberíamos tomar una lección sobre la internalización de las externalidades de la Nación Oneida, en la que “[t]radición. . . requiere que los líderes y miembros de la nación consideren el impacto en las próximas siete generaciones al tomar decisiones.”

Cansada de regulaciones ambientales, una investigadora busca soluciones de libre mercado

Soluciones de mercado para problemas ambientales. Es algo de lo que venimos escuchando hace unos 30 años pero la visión predominante es que el Estado debe intervenir y regular. Chelsea Follett del programa Human Progress del Cato Institute conversa con Hanna Downey de PERC la organización, con sede en Montana que precisamente se ha dedicado esos 30 años a investigar, discutir y promover esas soluciones. https://www.humanprogress.org/hannah-downey-the-human-progress-podcast-ep-32-transcript/

 

Chelsea Follett: ¿Cómo se involucró personalmente con el ambientalismo de libre mercado y PERC, y por qué cree que el enfoque basado en el mercado es el mejor camino a seguir para los esfuerzos de conservación?

Hannah Downey: Esa es una excelente pregunta, así que creo que mi biografía se burló un poco de esto, pero en verdad, mi amor en la vida es estar al aire libre, me encanta estar en las montañas, me encanta estar en el agua, o sea… Es un tema muy personal y real para mí. Cuando no estoy en la oficina trabajando en este tipo de cosas, estoy esquiando, haciendo senderismo, cazando o lo que sea. Sólo poder salir y disfrutarlo. Entonces, realmente vengo de este intenso deseo que creo que tiene el estadounidense promedio, el ciudadano promedio del mundo de que la naturaleza es algo maravilloso y debemos preocuparnos por la conservación. Hay una razón para invertir en nuestro mundo natural. Entonces, mientras pensaba en lo que quería hacer con mi vida profesional y lo que quería estudiar, me di cuenta cada vez más de que la forma en que siempre habíamos hecho las cosas era abordar la conservación del medio ambiente desde la perspectiva de un gran gobierno. , desde una perspectiva de comando y control de a, solo necesitamos regular las cosas, debemos decirle a la gente que no haga cosas, y eso realmente no se alineaba con lo que estaba viendo en el terreno.

No estaba dirigido localmente, no estábamos viendo cooperación voluntaria, todas las cosas que ves en la vida real contribuyen a resultados sostenibles y duraderos, ese no era el marco desde el que el espacio político más amplio se acercaba a la conservación. Así que tuve la suerte de conocer PERC mientras estaba en la universidad a través de algunos proyectos de investigación que estaba haciendo, y pude aprender sobre esta forma diferente de pensar y darme cuenta de que tenemos todas estas herramientas que hemos descubierto cómo para producir pan o iPhones o lo que sea, y es como, bueno, si lo que estamos exigiendo como personas es calidad ambiental, los enfoques de mercado sorprendentes pueden llevarnos allí. Así que estoy muy, muy emocionado de haber sido parte de PERC. Comencé como asistente de investigación, ahora soy nuestro director de políticas, por lo que tengo la oportunidad única de pensar mucho sobre cómo las ideas que surgen de más de 40 años de investigación de PERC, cómo las traducimos en propuestas de políticas ambientales. ? ¿Y cómo nos involucramos en ese espacio para garantizar realmente que estamos obteniendo los incentivos correctos y liderando con el mensaje correcto para que realmente podamos lograr esos buenos resultados en el terreno?”

En cuestiones ambientales no todo son malas noticias: crecen los mamíferos salvajes en Europa

Donde todo aparece negro, también hay buenas noticias, como en temas ambientales. Our World in Data presenta un informe sobre el crecimiento de la cantidad de grandes mamíferos en Europa. El artículo se titula “Wild mammals are making a comeback in Europe thanks to conservation efforts”, de Hannah Ritchie: https://ourworldindata.org/europe-mammal-comeback

“La caza y la pérdida de hábitat llevaron a muchos grandes mamíferos en Europa al borde de la extinción. Nuevos datos nos muestran que muchas de las poblaciones de mamíferos del continente están floreciendo nuevamente.”

“El bisonte europeo es el herbívoro más grande del continente. Alguna vez fue abundante en toda la región. La evidencia arqueológica sugiere que el bisonte estaba muy extendido, extendiéndose desde Francia hasta Ucrania, hasta la punta del Mar Negro. Los primeros fósiles se remontan al período del Holoceno temprano, alrededor del 9000 a.

Las poblaciones de bisontes disminuyeron constantemente durante milenios, pero experimentaron la disminución más dramática en los últimos 500 años. La deforestación y la caza de este mamífero icónico casi lo llevaron a la extinción. Mire las antiguas pinturas rupestres y encontramos que los cazadores habían grabado bisontes junto a bisontes en carbón. Se habían extinguido en Hungría en el siglo XVI; en Ucrania en el siglo XVIII. Y a principios del siglo XX se habían extinguido por completo en la naturaleza, con solo decenas de individuos en cautiverio.

La caza excesiva del bisonte no es un caso atípico. Es parte de una larga historia. Mire el tamaño de los mamíferos a través de millones de años de historia humana y encontramos que se hacen más y más pequeños. Los humanos cazaban preferentemente a los mamíferos más grandes, a menudo hasta la extinción.

Este sigue siendo el caso hoy. Son los mamíferos más grandes los que están más amenazados por la caza.

Pero no tiene por qué ser así, y el bisonte lo demuestra. El bisonte europeo ha tenido un regreso impresionante en los últimos 50 años. Los esfuerzos de conservación exitosos han hecho que su número se recupere. A fines de 2021, había casi 10 000 de ellos.

No es el único. En todo el mundo, encontramos ejemplos de programas de conservación exitosos que han restaurado poblaciones de animales.

Aquí observo el cambio en las poblaciones de mamíferos en toda Europa. Muchas especies están regresando. Una vez al borde del abismo, animales icónicos como el bisonte europeo, el oso pardo y el alce están prosperando una vez más.”

La energía eólica es muy limpia pero en USA mueren entre 180 y 320 mil aves por año. ¿Qué se puede hacer?

La energía eólica es muy amable con el ambiente, pero tiene también sus problemas. Los molinos de viento en los Estados Unidos matan entre 180.000 y 320.000 aves por año. ¿Se puede hacer algo al respecto? En este momento funciona allí un sistema de permisos según el cual cada generador recibe un tal permiso que permite un cierto número de muertes accidentales. En un artículo titulado “Using Markets to Limit Eagle Mortality from Wind Power”, Molly Espey y Eamon Espey, de PERC tratan las ventajas de que esos permisos se puedan intercambiar en un mercado: https://www.perc.org/2022/07/26/using-markets-to-limit-eagle-mortality-from-wind-power/

Molly Espey es profesora en el Departamento de Economía de Clemson University. Eamon Espey es estudiante de maestría en ciencias de datos geoespaciales en la University of Michigan School for Environment and Sustainability.

“El sistema de permisos actual, sin embargo, utiliza un enfoque ineficiente de talla única. Los permisos tienen un costo fijo, permiten un número máximo de muertes incidentales y no son transferibles. Por el contrario, un sistema de permisos transferibles que tenga en cuenta la captura incidental marginal de águilas en los parques eólicos permitiría un mayor crecimiento del sector al tiempo que limitaría la amenaza general para las aves. Al crear efectivamente un mercado para la captura de águilas, los productores de energía eólica se verían obligados a considerar el costo marginal de matar un águila y ajustar su comportamiento en consecuencia. Básicamente, equilibrarían el costo de reducir el riesgo de matar un águila con el precio de un permiso que se requeriría si se matara un águila adicional. Tal política crearía un derecho de propiedad negociable y podría generar una conservación rentable del águila si el mercado fuera lo suficientemente competitivo y los costos de transacción fueran bajos.

 

Pasar de un sistema basado en estándares de permisos y multas intransferibles a un sistema de permisos negociables generaría varios beneficios. Como se demostró con la política de control de la contaminación, los estándares rara vez son eficientes o rentables. En el caso de la contaminación, un sistema basado en estándares trata de la misma manera diferentes fuentes con diferentes costos de reducción y diferentes impactos en sus entornos circundantes. Con la toma incidental de águilas, todos los proyectos eólicos están sujetos al mismo tipo de permiso, independientemente del riesgo particular que tenga un proyecto determinado de matar águilas, un riesgo que puede variar según la ubicación y el diseño de la turbina, entre otros factores. Por lo tanto, un proyecto que podría terminar matando incidentalmente 10 águilas por año paga las mismas tarifas de permisos que uno que toma 50 por año, disminuyendo cualquier incentivo en el margen para reducir la captura incidental.”

¿Tienen derechos los animales? Y si así fuera, ¿tienen también obligaciones como tenemos nosotros?

¿Tienen derechos los animales y otras criaturas o elementos de la naturaleza o elementos “sensibles” como ahora se los referencia? Siempre he tenido dificultad en comprender esto ya que quienes tenemos derechos, al mismo tiempo tenemos obligaciones, la principal de ellas es la de respetar el mismo derecho que tienen los demás. Entonces, ¿si afirmo que una serpiente venenosa es un ser sensible y tiene derechos, a no ser agredida, por ejemplo, estará dispuesta a respetar mi derecho a no ser agredido? Hum….

Me huele a que son más bien derechos que ciertos humanos buscan otorgar a quienes intentan de alguna manera representar. Es decir, los seres “sensibles” no tienen capacidad de defender esos derechos por sí mismos, son humanos que lo hacen. ¿Cómo podemos saber que el ser humano A o B representa mejor a esos seres sensibles si ellos mismos no nos lo hacen saber?

En fin, es que trata estos temas, pero este paper se refiere, desde otra perspectiva, por supuesto, a los distintos enfoques que compiten para asignar derechos:

Dellavalle, Sergio, Granting Rights to Nature? Considerations on Three Different Approaches to the Question (May 3, 2022). Max Planck Institute for Comparative Public Law & International Law (MPIL) Research Paper No. 2022-09, Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4099819  or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4099819

“Según el pensamiento moral, político y jurídico occidental moderno, sólo los individuos vivos pertenecientes a la especie humana tienen derechos originales. Sin embargo, recientemente se ha hecho el reclamo de que los derechos inherentes también deben reconocerse a las entidades que antes estaban excluidas de los derechos prima facia. Entre los posibles “nuevos” titulares de derechos se encuentran entidades pertenecientes al mundo natural, como animales sintientes no humanos, seres vivos en general e incluso componentes del entorno natural como biotopos y ecosistemas. La concesión de derechos a entidades naturales se ha reivindicado recurriendo a tres estrategias diferentes. La primera puede definirse como la estrategia de “derechos como intereses razonables”: de acuerdo con su supuesto central, los derechos deben otorgarse a todas las entidades de las que pueda suponerse razonablemente que tienen intereses identificables relacionados con su existencia, por ejemplo, un interés en prosperar. o no sentir dolor. La segunda estrategia argumenta que los derechos deben atribuirse a todas las entidades que se caracterizan por un valor inherente y específico derivado de ser parte de una red orgánica, de larga data y altamente compleja de interacciones mutuas dentro de una comprensión holística del mundo. La tercera estrategia, finalmente, fundamenta los derechos en la capacidad de las entidades para ejercer la agencia calificada, de modo que ser titular de derechos depende de la capacidad de desplegar acciones reflexivas encaminadas a un fin determinado. El artículo analiza las consecuencias de la aplicación de cada estrategia a todas y cada una de las dimensiones del mundo natural no humano al que se suponen atribuidos viejos o nuevos derechos. Dicho de otra manera, la primera pregunta será si los animales sintientes no humanos, los seres vivos en general o partes del entorno natural pueden considerarse titulares de derechos si adoptamos la estrategia basada en intereses. Las dos secciones siguientes abordarán la misma cuestión con referencia, respectivamente, al enfoque holístico ya la estrategia de la agencia. La sección final extrae las conclusiones de los análisis anteriores y esboza los contornos de una teoría general de la dotación de derechos a entidades no humanas de acuerdo con un enfoque basado en el reconocimiento revisado y mejorado.”

La incompetencia económica del ecologismo y la Agenda 2030

En Libre Mercado y Medio Ambiente, una página de la UFM relacionada con la Maestría en Economía Ambiental, su director, Luis I. Gómez, comenta “La incompetencia económica del ecologismo”.

https://libremercado-medioambiente.ufm.edu/2022/06/28/la-incompetencia-economica-del-ecologismo/

Así comienza:

“Europa vive desde hace más de diez años una situación económica caracterizada por los bajos niveles de crecimiento y el escaso aumento de la productividad. Muchas empresas sólo pueden sobrevivir porque los tipos de interés, históricamente bajos, les permiten refinanciarse a muy bajo coste. En el ámbito académico, ha surgido el término de empresas zombi para estas empresas porque ya deberían haber desaparecido del mercado, pero no lo hacen debido al crédito barato. En cuanto las leyes concursales vuelvan a entrar en vigor como antes de las crisis del COVID y la invasión rusa en Ucrania, asistiremos a un sinnúmero de cierres empresariales. La situación entre los autónomos y profesionales no es mejor. Para asegurar la prosperidad en el futuro, sería necesario volver a aumentar la productividad. Así, las empresas zombis que no pueden mantenerse en el mercado desaparecerían, mientras que otras seguirían desarrollándose y surgirían otras nuevas, más innovadoras y, sobre todo, más productivas. Obviar estas circunstancias de transición económica debe considerarse un descuido de alto riesgo.

¿Cuál es la posición de los ecologistas y postuladores de la Agenda 2030 sobre esas circunstancias descritas? Básicamente, luchan por un cambio hacia una economía más sostenible, sin explicar exactamente en qué consiste tal transición. A esto le suman varios conceptos que provienen más o menos de la caja de herramientas del socialismo tradicional: piden más impuestos para los ricos, quieren combatir la evasión fiscal, etc. Para todos ellos, la cuestión principal es distribuir la riqueza existente de forma diferente, pero no verán en ningún sitio que pretendan crear más riqueza para todos. No hay declaraciones concretas sobre el tema del aumento de la prosperidad. Para decirlo en pocas palabras: el plan económico ecologista no contiene ninguna política económica real. Peor: la acción económica debe estar sujeta a «reservas climáticas», condicionantes en nombre de la salvación del planeta. Se supone que todas las medidas económicas deben ser neutras desde el punto de vista climático y de la llamada “sostenibilidad”. Los ecologistas no tienen ningún interés en que crezca la prosperidad y, por tanto, tampoco en que desaparezcan las empresas llamadas zombis. Lo único que importa es que una empresa sea lo más neutral posible desde el punto de vista climático. Que sea improductiva en el proceso de transformación económica y bloquee los cambios necesarios en el tejido empresarial queda limitado a un segundo plano, considerado como “un mal menor”.”