¿La brecha promueve la participación política? ¿El odio al rival motiva a los votantes?

¿La llamada brecha promueve la participación política? Parece que sí, que odiar al candidato rival lleva a mayor participación, al menos en Estados Unidos. Supongo que quienes están enojados o desencantados con el Sistema político predominante tal vez tengan una reacción opuesta. No sería la situación en Estados Unidos. Es lo que se comenta en este artículo “ The Effects of Polarized Evaluations on Political Participation: Does Hating the Other Side Motivate Voters?” porChloe Ahn y Diana C Mutz, Department of Political Science and Annenberg School for Communication, University of Pennsylvania; Public Opinion Quarterly, Volume 87, Issue 2, Summer 2023, Pages 243–266, https://doi.org/10.1093/poq/nfad012

´Este estudio examina si la creciente polarización en los juicios partidistas de los estadounidenses tiene implicaciones positivas para la participación política. Basándonos en datos de encuestas transversales y de panel, encontramos evidencia de que los juicios polarizados están relacionados con la intención de votar antes de las elecciones, así como con la participación de votantes autoinformada después de las elecciones. Las evaluaciones polarizadas también predicen una mayor información sobre la participación en actividades de campaña más allá de la votación. La polarización en las evaluaciones de los candidatos siempre tiene más impacto que la polarización afectiva. Sin embargo, nuestros resultados sugieren que la polarización en las valoraciones tanto de partidos como de candidatos incluye un componente expresivo que no necesariamente se traduce en acción política. Aproximadamente entre un cuarto y un tercio del cambio real en la participación puede atribuirse potencialmente a la polarización en las evaluaciones de los candidatos presidenciales republicanos y demócratas.”

Fukuyama y una solución a la «brecha»: es para USA pero ¿se aplicará también a otros países?

Seguramente muchos conocerán a Francis Fukuyama, quien es Senior Fellow, Center for Democracy, Development and the Rule of La wen Stanford University. En su momento se hizo Famoso por el libro El fin de la Historia. Fukuyama está preocupado por lo que aquí llamaríamos la “brecha”, y escribe un artículo en Persuasion sobre el tema, con el título “Paths to Depolarization” en Substack.com, que así comienza:

“La polarización, la marcada división de la sociedad estadounidense entre rojo y azul, es la mayor debilidad de los Estados Unidos como país en la actualidad. Enfrentamos muchos desafíos en la actualidad, sobre la inflación, la desigualdad racial y de género, el crimen, el uso de drogas, el cambio climático, la inmigración y similares, y todos estos problemas se vuelven más difíciles, si no imposibles, de resolver si los estadounidenses fundamentalmente no confían unos en otros y buscar bloquear cualquier solución ofrecida por el otro lado. Esta debilidad la entienden bien enemigos como Vladimir Putin de Rusia, quien ha hecho todo lo posible para ampliar esas divisiones y ha actuado geopolíticamente en un momento en que pensaba que Estados Unidos era demasiado débil y egoísta para responder de manera efectiva.

Muchas personas han reconocido la centralidad de la polarización y han ofrecido soluciones sobre cómo salir de ella. Entre estos están: cambios institucionales, especialmente a nuestras leyes electorales, que reestructurarían los incentivos bajo los cuales operan los políticos; el crecimiento de un tercer partido centrista que toma el terreno medio de las alas extremas de los dos existentes; y movimientos de base para generar moderación y comprensión de abajo hacia arriba. Todos estos serán componentes importantes de la despolarización, pero ninguno de ellos será suficiente por sí solo o se producirá lo suficientemente pronto como para resolver el problema.

El camino para salir de la polarización debe ser político, dada la naturaleza de nuestro sistema democrático: es decir, una elección de realineación en la que un partido gana decisivamente el control de ambas cámaras del Congreso y la presidencia y se mantiene en el poder a través de dos o tres ciclos electorales. Estos realineamientos son raros, pero junto con los otros caminos sugeridos pueden estar al alcance en los próximos años si una de las dos partes juega bien sus cartas.”