Cuando los demagogos y populistas contaminan a todo el sistema institucional

Dan Bernhardt, Stefan Krasa & Mehdi Shadmehr, de las universidades de Illinois, Warwick y North Carolina at Chapel Hill tratan un tema que, para quienes vivimos de esta forma ya por décadas parece ser la reinvención de la pólvora. El paper se titula “Demagogues and the Fragility of Democracy”, publicado por el Quantitative and Analytical Political Economy Research Centre de la Universidad de Warwick: https://econpapers.repec.org/RePEc:wrk:wqapec:05

El punto central es que los líderes políticos demagogos y populistas terminarían “contaminando” a los que en principio no lo son en tanto y en cuanto los votantes son miopes y prefieren las promesas de corto plazo a las instituciones de largo plazo. En sus palabras:

“Nuestro artículo estudia la tensión destacada por Hamilton entre los representantes magnánimos y con visión de futuro que protegen los intereses a largo plazo de los votantes y los demagogos que buscan cargos públicos y satisfacen los deseos a corto plazo de los votantes.1 Caracterizamos los resultados a largo plazo de la democracia en un país poblado por una mayoría miope. Los demagogos y los votantes miopes han sido considerados durante mucho tiempo vicios interrelacionados de los gobiernos republicanos. Por ejemplo, “La [creencia] de Madison sobre la democracia se basaba en [una] sobre el ser humano: el hombre, por naturaleza, prefería seguir su pasión antes que su razón; invariablemente eligió intereses a corto plazo sobre intereses a largo plazo” (Middlekauff (2007), p. 678). De hecho, los investigadores definen a los demagogos por esta característica. Según Guiso et al. (2018), los partidos liderados por demagogos “abogan por políticas a corto plazo mientras ocultan sus costos a largo plazo”.2 Lo que no se comprende bien es cómo los demagogos distorsionan el comportamiento de los partidos con visión de futuro y cómo un país democrático surge confrontación a largo plazo entre demagogos egoístas y partidos socialmente benévolos, pero pragmáticos.”

“Investigamos la susceptibilidad de la democracia a los demagogos, estudiando las tensiones entre los representantes que protegen los intereses a largo plazo de los votantes y los demagogos que satisfacen los deseos a corto plazo de los votantes. Los partidos proponen consumo e inversión. Los votantes basan sus elecciones en el consumo del período actual y en los choques de valencia. Las economías más jóvenes/más pobres y los votantes económicamente desfavorecidos se sienten atraídos por las políticas de demagogia de desinversión, lo que obliga a los representantes con visión de futuro a imitarlos. Esta competencia electoral puede destruir la democracia: si el capital cae por debajo de un nivel crítico, se produce una espiral mortal con la caída de los stocks de capital a partir de entonces. Identificamos cuándo el desarrollo económico mitiga este riesgo y caracterizamos cómo el riesgo de espiral de muerte disminuye a medida que el capital crece.”