Respuestas institucionales a posibles consecuencias del cambio climático: ¿planificación o policentrismo?

Aunque poco sabemos todavía del cambio climático y sus consecuencias, no está de más considerar la mejor forma de hacer frente a esas circunstancias. Ante condiciones de cambio climático una de las reacciones que la gente puede tener es la de migrar, trasladarse a otro lado. ¿Dentro de qué esquema institucional se manejaría mejor ese desplazamiento de personas? Lo plantean en este artículo, parte del F. A. Hayek Program del Mercatus Center: “Adapting to Climate Change through Migration”, por Justus Gretus Enninga y Nathan Goodman: https://www.mercatus.org/hayekprogram/research/working-papers/adapting-climate-change-through-migration

“¿Qué pasaría si tu ciudad natal se convirtiera en el desierto del Sahara? ¿Te gustaría mudarte?

Según un estudio, para el año 2070, el 19 por ciento de la superficie de la Tierra serán zonas calientes inhabitables similares al Sahara. Estas futuras zonas calientes estarán en su mayoría en el Sudoeste Global: África occidental, central y oriental, América del Sur y el Sudeste Asiático, muchas de las cuales son regiones pobladas. Es comprensible que miles o incluso cientos de miles de personas elijan mudarse a regiones más frías si el cambio climático hace que sus países de origen sean demasiado cálidos para sustentar la vida.

La migración es una de las formas en que las personas se adaptarán al cambio climático. Esta estrategia solo será tan efectiva como las instituciones que gestionan la migración en los países receptores.

En este artículo, los investigadores Justus Enninga y Nathan Goodman comparan diferentes respuestas institucionales a la migración inducida por el cambio climático. Específicamente, comparan los esfuerzos para gestionar la migración por parte de instituciones monocéntricas (gobiernos nacionales centralizados) y sistemas policéntricos (mercados, comunidades y gobierno local).

Los autores encuentran que los sistemas policéntricos permiten una mejor adaptación al gestionar la migración, particularmente la migración inducida por el cambio climático. En los sistemas policéntricos, los tomadores de decisiones están más cerca de los problemas y desafíos inmediatos que se presentan en las comunidades que acogen a los migrantes desplazados. Esta cercanía facilita la agilidad, la experimentación y la adaptación en función de las necesidades de los migrantes y de los actores locales.

Enninga y Goodman alientan a las instituciones legales a permitir que los sistemas policéntricos (mercados locales, comunidades y gobiernos) tengan un espacio sustancial para trabajar libremente en el desafío de recibir y asimilar a los migrantes desplazados por el cambio climático.”

Vincent Ostrom sobre el federalismo, la dispersión del poder y los órdenes policéntricos

Con los alumnos de la materia Public Choice, vemos a Vincent Ostrom, quien fuera profesor de ciencias políticas y también marido de Elinor Ostrom, la única mujer galardonada con el premio Nobel en Economía, sobre un tema en el cual se especializara: el federalismo. Aquí, de su artículo “Consideraciones Constitucionales con particular referencia a los Sistemas Federales”, Revista Libertas IV: 7 (Octubre 1987):

“Madison (sin fecha: 337-338) resumió los principios constitucionales que se aplican a un sistema republicano de gobierno:

«Al constituir un gobierno que ha de ser administrado por hombres que regirán los destinos de otros hombres, la gran dificultad reside en que debemos darle la posibilidad de controlar a los gobernados y, en segundo lugar, obligarlo a controlarse a sí mismo. No hay duda de que el principal control depende del pueblo, pero la experiencia ha enseñado a los hombres la necesidad de tomar precauciones auxiliares.

Esta política de suplir, por medio de intereses opuestos y rivales, la falta de mejores motivos, podría rastrearse a lo largo de todo el manejo de los asuntos humanos, tanto públicos como privados. Tal política puede observarse particularmente en las distribuciones subordinadas del poder, cuyo objetivo consiste siempre en dividir y disponer los diversos cargos de manera que cada uno de ellos pueda controlar a los demás; en otras palabras, que los intereses privados de cada individuo vigilen y controlen los derechos públicos. Estas prudentes disposiciones son requisitos importantes para la distribución de los supremos poderes del Estado».

Los intereses opuestos y rivales de Madison se basan en el mismo presupuesto enunciado por Montesquieu (1966: Libro XI) cuando afirma que el poder debe ser usado para controlar al poder.

De acuerdo con esta concepción, ningún individuo o grupo de individuos gobierna la sociedad. Por el contrario, el gobierno depende de la concurrencia de diversos grupos que toman las decisiones. Pueden establecerse normas, y éstas pueden ser puestas en vigor, pero nadie ejerce privilegios ilimitados. Todo el mundo tiene acceso a prerrogativas que pueden utilizarse para recusar el inadecuado ejercicio de la autoridad por parte de cualquier funcionario o grupo de funcionarios. Este sistema, organizado sobre la base de intereses opuestos y rivales, depende decisivamente del conocimiento compartido que pueda tener el pueblo acerca de los estándares de valor fundamentales que se utilizan para establecer distinciones esenciales respecto del adecuado ejercicio de las funciones gubernamentales. Cuando surgen conflictos, las diversas estructuras de decisión proveen múltiples remedios para solucionarlos y transformarlos en relaciones mutuamente fecundas y productivas. La estructuración de esos intereses opuestos y rivales puede ser el preludio de un estancamiento o de un desacuerdo insuperable, a menos que se utilicen métodos de resolución de conflictos destinados a crear o restablecer comunidades de relaciones mutuamente fecundas. La implantación de un gobierno de este tipo debe tener necesariamente un alto costo. La utilización de intereses opuestos y rivales como principio básico de organización implica la aparición de altos niveles de conflicto; la retórica asociada con éstos dará una engañosa idea de desorden. Sin embargo, el conflicto se va diluyendo cuando los individuos se esfuerzan por encontrar los remedios que están disponibles en las diversas estructuras de decisión. Proporcionalmente, mucho tiempo y esfuerzo se dedicarán a la deliberación y a la toma de decisiones pública. El secreto será difícil de lograr incluso en áreas esenciales relacionadas con la seguridad nacional. El ejercicio de las prerrogativas de la función pública estará sujeto al escrutinio de la ciudadanía. Los procesos de gobierno deberán subordinarse a la dirección y al control de aquellos que se comprometen a ajustarse a los estándares de comportamiento y desempeño inherentes a un sistema de gobierno constitucional. La ciudadanía podría considerarse, entonces, como una suerte de unión compartida de asociaciones cívicas moralmente obligadas a defender y respetar los estándares de corrección, justicia y libertad en comunidades de relaciones mutuamente productivas. Los métodos basados en las Eidgenossenschaften podrían considerarse entonces como una alternativa de los métodos de Herrschaft, donde la Herrschaft es monopolizada por un centro único de autoridad o soberanía.”