Hay quienes nos miran desde afuera y nos dicen: Argentina debería dolarizar, paper del Cato Institute

En el medio de toda esta discusión respecto a la dolarización en Argentina, vale considerar una visión desde afuera como la que nos presentan Daniel Raisbeck y Gabriela Calderón de Burgos en esta introducción a un Briefing Paper sobre el tema que publica el Cato Institute. Se titula “Why Argentina should dollarize”: https://www.cato.org/blog/why-argentina-should-dollarize

Así comienza:

“Por primera vez desde 1991, Argentina sufre tasas de inflación anual superiores al 100 por ciento. Mientras los votantes se preparan para acudir a las urnas el 13 de agosto, fecha de las primarias presidenciales para todos los partidos, la mayoría piensa, independientemente de la ideología, que la inflación es el problema más apremiante del país. Mientras tanto, una minoría significativa, el 29 por ciento según una encuesta, ahora considera que la mejor manera de abordar la inflación es deshacerse del peso argentino por completo y adoptar el dólar estadounidense como moneda oficial. Tienen toda la razón.

Como explicamos en un nuevo documento informativo publicado hoy, la dolarización funciona porque priva a la clase dominante local de todo control sobre la moneda nacional. Esto protege el poder adquisitivo de la gente común de los excesos de políticos crónicamente derrochadores y, a menudo, serviles, o simplemente incompetentes, de los banqueros centrales. Junto con Perú, una economía semidolarizada, los tres países totalmente dolarizados de América Latina—Panamá, Ecuador y El Salvador—han tenido los niveles de inflación más bajos de la región durante los últimos 20 años (y mucho más en el caso de Panamá). A diferencia de muchos países de la región, el trío dolarizado no vio una inflación de dos dígitos después de la pandemia de Covid-19. Steve Hanke, economista de la Universidad Johns Hopkins, lo expresa bien: la dolarización equivale a instituir el estado de derecho en la esfera monetaria.

La dolarización a menudo se compara con el sistema de convertibilidad que Argentina implementó en la década de 1990, un régimen monetario que consiste en que el Banco Central mantiene una convertibilidad ilimitada entre su moneda y la que está vinculada a un tipo de cambio fijo. Ese sistema finalmente se vino abajo porque se desvió de seguir las reglas ortodoxas. Pero debido a que la dolarización simplemente reemplaza una moneda local por una extranjera, no depende de la promesa de la clase política de cumplir con un determinado conjunto de reglas y ha resultado mucho más difícil de deshacer. Como explicamos en nuestro informe de política, esto no implica la cesión de la política monetaria de un país a los Estados Unidos.

El paper está en: https://www.cato.org/briefing-paper/argentina-should-dollarize-pronto

Lecciones de la dolarización en América Latina: cerrando el Banco Central y libre elección de moneda

Ya comenté antes el libro de Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky sobre dolarización. Ahora publican un paper titulado “Lessons from Dollarization in Latin America in the 21st Century”, por Nicolas Cachanosky; The University of Texas at El Paso; American Institute for Economic Research; UCEMA Friedman-Hayek Center for the Study of a Free Society; Emilio Ocampo, UCEMA y Alexander William Salter; Texas Tech University – Rawls College of Business; American Institute for Economic Research

Cachanosky, Nicolas and Ocampo, Emilio and Salter, Alexander William, Lessons from Dollarization in Latin America in the 21st Century (January 5, 2023). Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=4318258  or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.4318258

“Este artículo analiza la dolarización del siglo XXI en América Latina. Hacemos hincapié en que la dolarización es una reforma compleja que se puede implementar de muchas maneras diferentes. Extraemos tres lecciones importantes de estas experiencias: (1) mantener el banco central después de la dolarización es una vulnerabilidad institucional innecesaria que facilita la desdolarización compulsiva, (2) la opinión pública ofrece la defensa más importante de la dolarización contra los intentos populistas de revertirla, y ( 3) incluso si la dolarización no se respalda con reformas estructurales (o dichas reformas se revierten), sigue siendo superior al contrafactual de ninguna reforma con inflación persistente, alta y volátil.”

Mises sobre lo que es una moneda sana para cuando discutimos cómo hacer para tener una

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca de UCEMA, vemos el artículo de Mises “Reconstrucción Monetaria”, donde comienza explicando el concepto de moneda sana. ¿Qué es una moneda sana? Aunque nadie dice que no deba serlo ya nadie persigue ese objetivo, que se relaciona con libertades civiles básicas. Así comienza:

“El principio de una moneda sana que guió las doctrinas y políticas monetarias del siglo XIX fue un producto de la economía política clásica. Constituyó una parte esencial del programa liberal, tal como lo desarrolló la filosofía social del siglo XVIII y lo difundieron los partidos políticos más influyentes de Europa y América durante el siglo siguiente.

La doctrina liberal ve en la economía de mercado el mejor, inclusive el único sistema posible de organización económica de la sociedad. La propiedad privada de los factores de la producción tiende a transferir el control de ésta a manos de quienes se hallan mejor capacitados para la tarea, y, de esta suerte, a procurar a todos los miembros de la sociedad la satisfacción más completa posible de sus necesidades. Ella atribuye a los consumidores el poder de elegir a aquellos proveedores que los abastezcan más barato de los artículos que solicitan con mayor urgencia y en esa forma sujeta a los empresarios y a los propietarios de los factores productivos, es decir, a los capitalistas y terratenientes, a la soberanía del público consumidor. Ella hace que las naciones y sus ciudadanos sean libres y proporciona sustento abundante para una población cada vez más numerosa.

Como sistema de cooperación pacífica con arreglo a la división del trabajo, la economía de mercado no podría funcionar sin una institución que garantizara a sus miembros que estarán protegidos en contra de los malhechores de adentro y de los enemigos de afuera. La agresión violenta únicamente puede frustrarse mediante la resistencia y la represión armadas. La sociedad necesita un aparato defensivo, un estado, un gobierno, una fuerza policíaca. Su funcionamiento sin tropiezos ha de salvaguardarse mediante el apresto incesante a repeler a los agresores. Mas entonces surge un nuevo peligro. ¿Cómo es posible mantener bajo control a aquellos a quienes se confía la dirección del aparato gubernamental, a fin de que no volteen sus armas contra aquellos a quienes deben servir? El problema político esencial estriba en cómo impedir que los gobernantes se conviertan en déspotas y esclavicen a los ciudadanos. La defensa de la libertad individual en contra de los abusos de los gobiernos tiránicos constituye el tema esencial de la historia de la civilización occidental. El rasgo característico de occidente se encuentra en el afán de sus pueblos por ser libres, preocupación que es desconocida de los orientales. Todas las maravillosas proezas de la civilización occidental son otros tantos frutos que han crecido en el árbol de la libertad.

Es imposible asir el significado de la idea de la moneda sana si no se hace uno cargo de que se concibió como un instrumento destinado a proteger las libertades civiles contra las invasiones despóticas por parte de los gobiernos. Ideológicamente pertenece a la misma categoría que las constituciones políticas y las declaraciones de derechos. La exigencia de garantías constitucionales y de declaraciones de derechos representó una reacción contra los regímenes arbitrarios y la inobservancia por los reyes de las costumbres tradicionales. El postulado de una moneda sana se esgrimió como respuesta a la práctica de los príncipes de rebajar la ley de la moneda acuñada. Más tarde se elaboró y perfeccionó con cuidado en la época que, como resultado de su experiencia con la Moneda Continental de las Colonias Norteamericanas, con el papel-moneda de la Revolución Francesa y con el período de restricción en Inglaterra, había aprendido lo que un gobierno puede hacer al sistema monetario de una nación.”