La planificación económica en el socialismo: Lenin y Mises y el problema del cálculo económico

Con los alumnos de la UBA Económicas, Historia del Pensamiento Económico I, vemos a Lenin sobre la planificación económica en el socialismo en un artículo de 1919 titulado “La política y la economía en la dictadura del proletariado”, y luego un artículo de Mises de un año después sobre la planificación y el cálculo económico en el socialismo.

Dice Lenin:
El trabajo está mancomunado en Rusia a la manera comunista por cuanto, primero, está abolida la propiedad privada sobre los medios de producción y, segundo, porque el Poder proletario del Estado organiza en escala nacional la gran producción en las tierras y empresas estatales, distribuye la mano de obra entre las diferentes ramas de la economía y entre las empresas, distribuye entre los trabajadores inmensas cantidades de artículos de consumo pertenecientes al Estado.

Dice Mises:

Las tentativas de los bolcheviques rusos de hacer del Socialismo algo de la vida real y no un simple programa de partido, no se han enfrentado con el problema del cálculo económico bajo el Socialismo porque las Repúblicas Soviéticas existen en un mundo que crea precios en dinero para todos los medios de producción. Los gobernantes de las Repúblicas Soviéticas basan en esos precios los cálculos de acuerdo a los cuales toman sus decisiones. Si no fuera por esos precios, sus acciones carecerían de objetivos y de planificación. Sólo pueden calcular, llevar libros de contaduría y hacer planes si tienen como referencia ese sistema de precios. Su posición es la misma que la del estado y de las municipalidades socialistas de otros países: no ha surgido aún para ellos el problema del cálculo económico socialista.

Las empresas estatales y municipales calculan en base a los precios de los medios de producción y de bienes de consumo que crea el mercado. Pero sería precipitado deducir que porque existen empresas estatales y municipales, es posible el cálculo económico socialista.

Sabemos que las empresas socialistas de un solo rubro deproducción resultan únicamente porque reciben ayuda de su entorno no socialista. El estado y las municipalidades pueden mantener sus empresas propias porque los impuestos pagados por las empresas capitalistas cubren sus pérdidas. En la misma forma, Rusia ya se habría derrumbado si no hubiera sido apoyada financieramente por los países capitalistas. Pero mucho más importante que esta ayuda material prestada por la economía capitalista a las empresas socialistas es la asistencia mental. Sin las bases para el cálculo que el Capitalismo pone a disposición del Socialismo bajo la forma de precios de mercado, las empresas socialistas no podrían mantenerse, ni siquiera en rubros únicos de producción o en países individuales.

Los escritores socialistas podrán seguir publicando libros acerca de la decadencia del Capitalismo y el advenimiento del milenio socialista; podrán describir los males del Capitalismo en tonos dramáticos y compararlos con tentadores informes de las bendiciones de una sociedad socialista. Sus escritos podrán  seguir impresionando a los insensatos, pero todo eso no cambiará el destino de la idea socialista. El intento de reformar al mundo en tal sentido podría destruir la civilización, pero nunca lograría establecer una comunidad socialista que resultara exitosa.

¿Puede haber tal cosa como mercados «nocivos»? El comercio internacional de armas

¿Puede haber tal cosa como mercados “nocivos”? En este trabajo “NOXIOUS GOVERNMENT MARKETS: EVIDENCE FROM THE INTERNATIONAL ARMS TRADE”,  YAHYA ALSHAMY, CHRISTOPHER  J. COYNE de George Mason University y ATHAN  GOODMAN de New York University lo tratan, analizando el comercio internacional de armas. Department of Economics Working Paper No. 22 08 Electronic copy available at: https://ssrn.com/abstract=3988444

Comentan:

“Cuando los economistas analizan los mercados, por lo general se refieren a los intercambios entre particulares y empresas. Sin embargo, los funcionarios del gobierno también participan en el intercambio de mercado. Para llevar a cabo sus negocios, por ejemplo, operaciones mundanas, provisión de bienes públicos, aplicación de leyes, guerras, etc., los funcionarios gubernamentales necesitan recursos. Mientras que algunos de estos recursos serán producidos internamente por el gobierno o requisados ​​por la fuerza, otros se compran en mercados donde el gobierno asume el papel de comprador del lado de la demanda. Por ejemplo, los gobiernos tienden a ser los únicos compradores de artículos militares específicos. Por el contrario, los funcionarios gubernamentales también suelen actuar del lado de la oferta de un mercado. Si bien muchos servicios gubernamentales se brindan sin cargo en el punto de servicio, los funcionarios gubernamentales venden una variedad de bienes, servicios y recursos. Los ejemplos incluyen subastas de derechos mineros en tierras federales, subastas de propiedad incautada a través del decomiso de activos civiles y la venta de derechos del espectro electromagnético por parte de la FCC. En algunos mercados gubernamentales, los funcionarios gubernamentales actúan como compradores y vendedores; el comercio internacional de armas es un ejemplo. Los mercados gubernamentales difieren de los mercados del sector privado porque los funcionarios gubernamentales operan bajo diferentes instituciones y enfrentan diferentes restricciones que las partes privadas (Buchanan 1954; Wagner y Yazigi 2014; Wagner 2016). A diferencia de los particulares típicos, los funcionarios del gobierno están legalmente facultados para coaccionar a terceros. Los funcionarios del gobierno no suelen ser demandantes residuales del gobierno que representan o los resultados de las políticas que votan y aplican. En el caso de los gobiernos democráticos, se supone que los funcionarios representan a un electorado disperso, y se supone que se retroalimenta a través de elecciones periódicas. Las características institucionales de la acción gubernamental tienen implicaciones para los mercados gubernamentales, incluidos sus aspectos morales.”

La confianza en el Estado y los gobiernos durante y después de la pandemia. Primero confianza, después desobediencia

Creo que todos hemos visto el impacto de la pandemia en la confianza que la población tiene hacia el Estado. Primero fue una demanda fuerte para que hiciera algo, pero al poco tiempo comenzó la desconfianza y la desobediencia a las cuarentenas y aislamientos, que algunos llevaron hasta la misma vacunación.

En un trabajo publicado como parte de Tulane Economics Working Paper Series,  por James Alm, titulado “Trust, the Pandemic, and Public Policies” Working Paper 2203 February 2022, precisamente trata ese tema

 

“¿Cuál es el papel de la confianza en el diseño de políticas públicas, especialmente durante la actual pandemia? En este artículo examino investigaciones recientes que demuestran los efectos cruciales de la confianza. Esta investigación sugiere, creo, dos conclusiones principales. Primero, hay mucha evidencia emergente de que la confianza, y especialmente la confianza en el gobierno, es un factor importante en la configuración de la efectividad de las políticas públicas. En particular, cuando la confianza en el gobierno es débil, muchas políticas gubernamentales no logran sus objetivos porque la gente simplemente no sigue las leyes, reglamentos y directivas del gobierno. En segundo lugar, también hay mucha evidencia emergente de que la confianza no es fija, dada e inmutable, sino que está determinada principalmente por la historia, la cultura y las instituciones de un país, como se creía alguna vez. En cambio, la evidencia reciente indica que la confianza puede variar significativamente, incluso en períodos cortos de tiempo. De hecho, cada vez hay más investigaciones que indican que la confianza en el gobierno puede verse afectada de manera sistemática por intervenciones políticas sistemáticas. Estas conclusiones sugieren que hay formas de salir de nuestro desierto actual, incluso si estas estrategias no serán ni fáciles ni rápidas.”

http://d.repec.org/n?u=RePEc:tul:wpaper:2203&r=&r=soc

Si los impuestos son un robo, ¿la evasión está moralmente justificada?

Este es tema que siempre sale en las discusiones sobre el papel del estado en la sociedad y que hemos escuchado bastante estos últimos tiempos, sobre todo desde al planteo de Javier Milei respecto a que los impuestos son un robo, una afirmación que tiene muchos antecedentes “libertarios”.

Y si los impuestos fueran un robo al ser impuestos por medio de la violencia, entonces la evasión de impuestos estaría moralmente justificada. Por supuesto, todo esto lleva a discutir la justificación de la misma existencia de una agencia con el monopolio de la fuera como es el estado.

  • En un paper reciente, Philipp Bagus, de Universidad Rey Juan Carlos; Walter E. Block de Loyola University New Orleans; Marian Eabrasu, de EM Normandie Business School; David Howden, de Saint Louis University – Madrid Campus y Jeremie Rostan, tratan ese tema. Se titula, precisamente “The Ethics of Tax Evasion”; September 2011, Business and Society Review 116(3) September 2011 10.1111/j.1467-8594.2011.00390.x

Su resumen:

“Un amplio y creciente consenso considera que la tributación es fundamentalmente de naturaleza coercitiva. Independientemente de la magnitud del impuesto o de los agentes que lo ejerzan, este elemento coercitivo fundamental permanece. En consecuencia, la evasión fiscal debe ser tratada como un esfuerzo por convertir este comportamiento coercitivo en transacciones voluntarias. Al alterar las condiciones de pago y recepción de bienes y servicios, la tributación oculta las preferencias tanto de los consumidores como de los productores. Los críticos de la evasión de impuestos han dejado sin respuesta la pregunta de cómo la sociedad asignará eficientemente sus escasos recursos bajo señales de preferencia falsificadas coercitivamente. Aceptando que las preferencias se señalan mejor de manera voluntaria y directamente a través de los participantes del mercado, argumentamos que la evasión de impuestos debe resultar en una mayor eficiencia económica, así como también permitir el restablecimiento del derecho de un individuo a contratar libremente.”

Böhm-Bawerk y una, o varias, contradicciones no resueltas del sistema económico marxista

Con los alumnos de la materia Escuela Austriaca, de UCEMA, vemos partes de un ensayo de Eugen von Boehm-Bawerk, con el título: “Una Contradicción no Resuelta en el Sistema Económico Marxista”. El título lo dice todo. En este trabajo muestra de una vez y para siempre la inconsistencia de la teoría del valor-trabajo.

marx-bio

“Como autor, Marx fue un hombre de envidiable ventura. Su obra no se puede clasificar entre los libros fáciles de leer o de comprender. La mayoría de los libros de este tipo –aun aquellos con una dialéctica más asequible y una ilación matemática más liviana— habrían encontrado completamente obstaculizado el camino hacia la popularidad. Pero, contrariamente, Marx se ha transformado en el apóstol de un amplio círculo de lectores, incluyendo a aquellos que, por norma, no leen libros difíciles. Más aún, la fuerza y la claridad de su razonamiento no eran tales como para convencer a nadie. Al revés, hombres calificados como los pensadores más serios y valiosos de nuestra ciencia, por ejemplo Karl Knies, han afirmado, desde un comienzo, mediante argumentos imposibles de pasar por alto, que la enseñanza de Marx estaba repleta, de principio a fin, de toda clase de contradicciones, tanto de lógica como de hechos. Podría fácilmente haber sucedido que la obra de Marx no hubiera encontrado partidarios ni entre el público común —que no podía entender su difícil dialéctica— ni entre los especialistas, que sí la comprendían, pero captaban demasiado bien sus limitaciones. Sin embargo, en la práctica, ha sucedido lo contrario.

Tampoco ha sido perjudicial para su influencia el hecho de que la obra de Marx haya permanecido como una estructura incompleta durante su vida. Generalmente, y con razón, desconfiamos de los primeros volúmenes, no proyectados a nuevos sistemas. Los principios universales pueden describirse seductoramente en las «Secciones Generales» de un libro, pero sólo se pueden corroborar si realmente poseen la fuerza de convicción que les atribuye su creador cuando, en la elaboración del sistema, se confrontan con todos los hechos minuciosamente. En la historia de la ciencia, muchas veces se ha dado el caso de que un primer volumen, promisorio y respetable, no ha sido continuado en un segundo volumen simplemente porque, bajo el propio análisis investigador del autor, los nuevos principios no soportan la prueba de las situaciones concretas. Pero la obra de Karl Marx no ha sufrido estos contratiempos. La gran masa de sus seguidores, basándose en la fuerza de su primer libro, tenía una fe ciega en sus obras aún no escritas.

Esta confianza, por una parte, fue sometida a una severa e inusual comprobación. Marx había expresado, en su primer libro, que todo el valor de las mercancías se basaba en el trabajo involucrado en ellas y que en virtud de esta «ley del valor» deberían intercambiarse en proporción a la cantidad de trabajo en ellas invertido; que, además, la rentabilidad o plusvalía ganada por el capitalista era el fruto de la explotación del trabajador; que, sin embargo, el monto de la plusvalía no estaba en proporción al monto total del capital invertido por el capitalista, sino sólo al monto de la parte «variable» —esto es, a aquella parte del capital pagado en sueldos y salarios—, mientras que el «capital constante», el capital empleado en la adquisición de los medios de producción, no aumentaba la plusvalía. En la vida diaria, sin embargo, la rentabilidad del capital está en proporción al capital total invertido; y, principalmente por esto, las mercancías no se intercambian de hecho en proporción a la cantidad de trabajo invertido en ellas. En este punto, por lo tanto, había una contradicción entre teoría y práctica que escasamente admitía una explicación satisfactoria. Pero esta contradicción manifiesta tampoco escapó al análisis de Marx. Con respecto a ella, el autor dice: «Esta ley (esta ley, a saber, establece que la plusvalía está en proporción sólo con la parte variable del capital) contradice claramente toda la experiencia prima facie». Pero al mismo tiempo declara que la contradicción es sólo aparente y su solución requiere juntar muchos cabos sueltos, postergándose para los siguientes volúmenes de su obra. La crítica especializada pensó que podía anticiparse con relativa certeza que Marx nunca cumpliría su compromiso, ya que, como era difícil probarla, la contradicción era insoluble.

Sus argumentos, sin embargo, no produjeron ninguna impresión en el conjunto de sus seguidores. Su simple promesa excedía todas las refutaciones lógicas.

Contradicen al Papa Francisco: las políticas sociales anulan la confianza interpersonal y la religiosidad

En un paper que es parte de los Working Papers de la Utrecht School of Economics, Y. Grift, Annette van der Berg y Tina Dulam exploran un tema interesante, más aun si está relacionado con América Latina. Se titula “Economic hardship, institutions and subjective well-being in Latin America”, y plantea un análisis sobre la relación entre el bienestar subjetivo y los problemas económicos, pero lo interesante es que muestra que el Estado benefactor desplaza otras instituciones que ayudan a la gente en momentos de necesidad, tales como la confianza en los demás, la religiosidad. Esto plantean:

“Usamos la ola 2016-17 de la encuesta del Barómetro de las Américas de LAPOP para investigar la relación entre las dificultades económicas y el bienestar subjetivo (BS) para América Latina. Además, analizamos si el efecto negativo de las dificultades económicas en SWB puede mitigarse con recursos inmateriales en lugar de recursos materiales. De manera análoga a Reeskens y Vandecasteele (2017) con respecto a Europa, comparamos el impacto de la confianza social, la religiosidad y la confianza en la política de las instituciones con el impacto de los gastos del estado de bienestar en América Latina. Nuestros resultados también muestran que las dificultades económicas tienen un efecto negativo en el bienestar subjetivo. A diferencia de los hallazgos para Europa, el efecto negativo de las dificultades económicas puede fortalecerse o atenuarse según el grado de religiosidad y confiabilidad de la comunidad. No se encontró el efecto moderador de la confianza en la política. Con respecto a la influencia moderadora del gasto del estado de bienestar, nuestros hallazgos están parcialmente en línea con los resultados para Europa. En Europa, un estado de bienestar social más grande suprime las instituciones informales, los contactos sociales y la confianza en la política, mientras que en América Latina un estado de bienestar social más grande anula la confianza interpersonal (como representante de los contactos sociales) y la religiosidad. Por lo tanto, también encontramos evidencia para la hipótesis del desplazamiento, a saber, que en estados de bienestar más generosos uno depende menos de sus recursos inmateriales para encontrar la felicidad.”

 

https://econpapers.repec.org/scripts/redir.pf?u=https%3A%2F%2Fdspace.library.uu.nl%2Fbitstream%2Fhandle%2F1874%2F415232%2FREBO_USE_WP_21_06.pdf;h=repec:use:tkiwps:2106

Cuando hubo una gran crisis, la gente prefiere más Estado, ¿pese a que éste la haya creado?

ZSOKA KOCZAN, del FMI y el European Bank for Reconstruction and Development (EBRD), junto a ALEXANDER PLEKHANOV, European Bank for Reconstruction and Development (EBRD), publican un paper que en verdad es preocupante. Se titula: «Scarred for Life? Recession Experiences, Beliefs and the State», EBRD Working Paper No. 261. Resulta que la gente que ha pasado por una seria crisis económica tiene mayor preferencia por la intervención del Estado en la economía y la redistribución de ingresos. Bueno, y ¿qué sucede si es precisamente esa intervención del Estado la que genera las crisis? Esto es así en particular en muchos países latinoamericanos, y la Argentina el principal. Y es cierto, la gente parece que luego de un incendio no llama al bombero sino al incendiario.

El paper en: https://ssrn.com/abstract=3973403

Y su resumen:

“Este artículo intenta explicar el hecho estilizado de que el apoyo a un mayor papel del Estado en la economía generalmente aumenta en respuesta a grandes shocks económicos. Estos efectos persisten en el tiempo y son sorprendentemente consistentes en tres grandes encuestas que cubren una geografía excepcionalmente amplia. En primer lugar, analizamos las experiencias durante la crisis de la COVID-19 mediante una encuesta a más de 39 000 adultos en 14 economías, así como durante la crisis financiera mundial mediante una encuesta representativa que abarca 34 economías. Aprovechando la variación entre las experiencias individuales durante estas crisis, encontramos que el apoyo a la propiedad estatal y la redistribución del ingreso es significativamente mayor entre las personas que sufrieron pérdidas de empleo y, en menor medida, entre aquellos que experimentaron un shock de ingresos. Aquellos que solo experimentaron un shock de ingresos tienen relativamente más probabilidades de apoyar los beneficios para los trabajadores pobres, mientras que aquellos que experimentaron pérdidas de empleo favorecen los beneficios de desempleo. Como complemento a este análisis y con el fin de rastrear los efectos a largo plazo de las experiencias de crisis, nos basamos en seis oleadas de las Encuestas de Valor Mundial que abarcan más de 100 economías. Aquí explotamos las diferencias en la exposición a las crisis a lo largo de la vida por país y año de nacimiento y año de la encuesta, y mostramos que las personas que vivieron una recesión importante durante la edad adulta expresan una mayor preferencia por la propiedad estatal y la redistribución del ingreso.”

Alemania decidió dejar de utilizar la energía nuclear. ¿Es una decisión correcta? Parece que no

Los dogmas y lo “políticamente correcto” no llevan a tomar buenas decisiones. Por ejemplo, Alemania ha decidido “desnuclearlizar” su energía. ¿Es una decisión que mejora el ambiente?

Aquí tres autores publican un artículo bien interesante cuestionando esa decisión. Se trata de
The Private and External Costs of Germany’s Nuclear Phase-Out; Stephen Jarvis, Olivier Deschenes, and Akshaya Jha; NBER Working Paper No. 26598. December 2019.

https://www.nber.org/papers/w26598

Esto dice su resumen:

“Muchos países han eliminado la producción de electricidad nuclear en respuesta a las preocupaciones sobre los desechos nucleares y el riesgo de accidentes nucleares. Este documento examina el impacto del cierre de aproximadamente la mitad de la capacidad de producción nuclear en Alemania después del accidente de Fukushima en 2011. Utilizamos datos por hora sobre las operaciones de la central eléctrica y un nuevo marco de aprendizaje automático para estimar cómo las plantas habrían operado de manera diferente si la fase -out no había ocurrido. Encontramos que la producción de electricidad nuclear perdida debido a la eliminación fue reemplazada principalmente por la producción de carbón y las importaciones netas de electricidad. El costo social de este cambio de nuclear a carbón es de aproximadamente 12 mil millones de dólares por año. Más del 70% de este costo proviene del mayor riesgo de mortalidad asociado con la exposición a la contaminación del aire local emitida al quemar combustibles fósiles. Incluso las estimaciones más grandes de la reducción en los costos asociados con el riesgo de accidente nuclear y la eliminación de desechos debido a la eliminación son mucho más pequeñas que 12 mil millones de dólares.”

Alberdi critica a Rosas por algo que hacen ahora: financiar el gasto con deuda y emisión

Con los alumnos de la UBA Derecho vemos a Alberdi en Sistema Económico y Rentístico referirse al financiamiento del gasto público con deuda y a la “falsa” amortización que realizaba Rosas con la emisión de moneda:

“La amortización dejó de ser una verdad desde que Rosas, nombrado dictador por la provincia de su mando, tuvo que contraer todo el producto de la renta pública al sostén de su gobierno carísimo y violento. La parte de renta de la Nación no se aplicó más a la amortización de la deuda de fondos públicos de Buenos Aires, pero no por eso dejó de quedar allí aplicada a otros servicios de la administración de Buenos Aires; de modo que el cambio del sistema de amortización tuvo por resultado el aumento de la deuda de Buenos Aires, sin producir igual efecto en la obligación, cualquiera que sea, de las provincias hacia Buenos Aires.

Como la amortización es el aliento de la deuda pública, y Rosas vió que sin el auxilio del crédito (fondos públicos y papel moneda) no le quedaba medio rentístico de gobierno, pues las aduanas eran inconciliables con las guerras extranjeras que tenía que alimentar para defensa del continente americano, Rosas puso en alto la amortización, y la hizo desempeñar un gran papel en el sistema de sus finanzas o rentas. Rosas amortizó con más actividad que todos sus predecesores, y debía de ser así; pues explotó el crédito de la provincia hasta dejarle una deuda más pesada que su dictadura. «La deuda pública ha quedado en una tercera parte (decían sus periódicos); los fondos públicos emitidos en su origen al precio corriente del 60 %, se hallan al 96; y la confianza en el crédito público es tan grande, que el Estado no puede emplear los fondos destinados a la amortización por falta de vendedores»,

El menor examen hubiera bastado para descubrir el dolo insolente de estos manejos; pero el. examen era crimen que costaba la cabeza, y el de las rentas, base de toda la dictadura de Rosas, hubiera sido calificado de traición a. la patria. Eso era mantener el crédito a punta de bayoneta; finanzas muy fáciles a veces, pero tan útiles al país como el saqueo y el pillaje.

Amortizar con verdad, era distraer rentas que no bastaban a los usos del despotismo. Convenía emplear una amortización sin rentas, una amortización fingida, que sólo sirviese para infundir confianza en los papeles de crédito del gobierno, que se emitían con una actividad febril y voraz. Las finanzas de Rosas dieron fácilmente con el remedio. En vez de amortizar con el producto efectivo de las rentas públicas, como quería la ley de Rivadavia que se aparentaba observar, se amortizaba con papel moneda emitido a este fin. Comprando papel de fondos públicos con papel moneda, se compraba una deuda con otra, no se amortizaba la deuda del Estado. Ese artificio indigno de un gobierno leal tenía estos resultados: en la amortización de los fondos públicos, se daba por una deuda hipotecaria una deuda sin gravamen; por una deuda con rentas de 4 y 6 por ciento un papel moneda sin interés alguno. Había en esto una ganancia para el Estado, es verdad; pero es la ganancia estéril de la defraudación obtenida a expensas de la moral pública y de la riqueza del país. He ahí la razón porque los. tenedores de fondos públicos no acudían a cambiar sus cédulas con rentas y con hipotecas, por un papel moneda sin valor ni ganancia.

Traer en abono de los efectos de tal sistema que los fondos públicos estaban a la par, era usar de otro artificio doloso para alucinar al público aletargado por el terror. Cuando los fondos se emitieron en 1821 y en años posteriores al mínimum de un 60, se entendía de pesos fuertes, moneda de ese tiempo. Corriendo a 96 en 1850, lejos de hallarse a la par, habían decaído a la décima parte del valor con que fueron emitidos, siendo constante que veinte pesos de papel moneda hacían un peso fuerte.

Las finanzas de engaño que Rosas hizo prevalecer por el terror, y de las cuales hizo su más poderoso resorte de despotismo, de corrupción y de empobrecimiento del pueblo de su mando, han continuado inapercibidas al favor del hábito en manos de sus sucesores en el poder, que en vez de disminuir la deuda pública con rentas acrecentadas por la libertad, por la industria y por la paz en la política, la han aumentado por nuevas y colosales emisiones de papel moneda. En sólo seis meses del sitio que terminó por la compra del jefe de la escuadra nacional, se han emitido cincuenta millones de papel moneda en Buenos Aires, aumentando en otros tales su deuda pública.”

La planificación económica: Lenin la sostiene y Mises la critica, el cálculo económico es imposible

Con los alumnos de UCEMA, Historia del Pensamiento Económico y Social, vemos a Lenin sobre la planificación económica en el socialismo en un artículo de 1919 titulado “La política y la economía en la dictadura del proletariado”, y luego un artículo de Mises de un año después sobre la planificación y el cálculo económico en el socialismo.

Dice Lenin:
El trabajo está mancomunado en Rusia a la manera comunista por cuanto, primero, está abolida la propiedad privada sobre los medios de producción y, segundo, porque el Poder proletario del Estado organiza en escala nacional la gran producción en las tierras y empresas estatales, distribuye la mano de obra entre las diferentes ramas de la economía y entre las empresas, distribuye entre los trabajadores inmensas cantidades de artículos de consumo pertenecientes al Estado.

Dice Mises:

Las tentativas de los bolcheviques rusos de hacer del Socialismo algo de la vida real y no un simple programa de partido, no se han enfrentado con el problema del cálculo económico bajo el Socialismo porque las Repúblicas Soviéticas existen en un mundo que crea precios en dinero para todos los medios de producción. Los gobernantes de las Repúblicas Soviéticas basan en esos precios los cálculos de acuerdo a los cuales toman sus decisiones. Si no fuera por esos precios, sus acciones carecerían de objetivos y de planificación. Sólo pueden calcular, llevar libros de contaduría y hacer planes si tienen como referencia ese sistema de precios. Su posición es la misma que la del estado y de las municipalidades socialistas de otros países: no ha surgido aún para ellos el problema del cálculo económico socialista.

Las empresas estatales y municipales calculan en base a los precios de los medios de producción y de bienes de consumo que crea el mercado. Pero sería precipitado deducir que porque existen empresas estatales y municipales, es posible el cálculo económico socialista.

Sabemos que las empresas socialistas de un solo rubro deproducción resultan únicamente porque reciben ayuda de su entorno no socialista. El estado y las municipalidades pueden mantener sus empresas propias porque los impuestos pagados por las empresas capitalistas cubren sus pérdidas. En la misma forma, Rusia ya se habría derrumbado si no hubiera sido apoyada financieramente por los países capitalistas. Pero mucho más importante que esta ayuda material prestada por la economía capitalista a las empresas socialistas es la asistencia mental. Sin las bases para el cálculo que el Capitalismo pone a disposición del Socialismo bajo la forma de precios de mercado, las empresas socialistas no podrían mantenerse, ni siquiera en rubros únicos de producción o en países individuales.

Los escritores socialistas podrán seguir publicando libros acerca de la decadencia del Capitalismo y el advenimiento del milenio socialista; podrán describir los males del Capitalismo en tonos dramáticos y compararlos con tentadores informes de las bendiciones de una sociedad socialista. Sus escritos podrán  seguir impresionando a los insensatos, pero todo eso no cambiará el destino de la idea socialista. El intento de reformar al mundo en tal sentido podría destruir la civilización, pero nunca lograría establecer una comunidad socialista que resultara exitosa.